¿Cómo sería una realidad en la que las mujeres siempre hubieran dominado al hombre? ¿Y una en la que los dos sexos hubieran estado siempre...

La 2a realidad que quieres ver ya existió, ha existido y seguirá existiendo en el modo de vida “natural” de la humanidad, antes de la invención de la agricultura.

En las sociedades cazadoras-recolectoras, la contribución económica de hombres y mujeres es más o menos igual. Las mujeres salen todos los días a recolectar frutos, raíces y verduras comestibles; y ponen la comida en la mesa la mayor parte del tiempo. Por su parte los hombres salen a cazar casi todos los días… y regresan a casa con las manos vacías la mayor parte del tiempo. ¡Matar un animal no es tan fácil! (Y cuando la humanidad llega a un sitio donde sí es fácil matar animales, casi siempre vienen extinciones en masa - como cuando los humanos llegaron a Nueva Zelanda o al continente americano). Pero cada ciertos días logran atrapar un animal grande, traerlo de vuelta, y toda la tribu se da entonces un mega-festín de carne que satisface sus necesidades nutricionales.

A menos que una tribu viva en un sitio donde haya quinoa, frijol, soya o amaranto (que por su cantidad de proteínas permiten vivir bien con una dieta puramente vegetariana) *necesitas* comer carne para tener un aporte proteínico en la dieta, por lo que la contribución de ambos sexos es igualmente necesaria. Además, las mujeres cuidan de los niños y ancianos. Hasta donde he leído textos de antropología, estas sociedades son muy egalitarias entre los sexos tanto para la toma de decisiones como para repartir los frutos del trabajo. Incluso para acceder al poder, el anciano más sabio (por lo general una mujer, hasta entre ellos por lo general viven más años) compite con el mejor guerrero/cazador (por lo general un hombre joven) en igualdad de condiciones.

El desastre vino con la llegada de la agricultura, cuando el aporte económico del hombre se multiplicó varias veces hasta ser uno o 2 órdenes de magnitud mayor al que hacían las mujeres. Esto “liberó” a las mujeres de las actividades económicas y les permitió dedicarse a criar hijos a tiempo completo, y también les permitió embarazarse y tener más hijos más seguido. Gracias a ello las comunidades agrícolas pudieron incrementar su población muy rápido con la ventaja económica y militar que eso les daba… y al mismo tiempo, el aprecio por la mujer bajó en estas sociedades hasta ser vistas como poco más que un instrumento para la reproducción, como vemos en las actitudes de la mayoría de sociedades agrícolas clásicas cuyos textos han llegado a nuestros días. Desde ahí ha sido un largo camino cuesta arriba, favorecido en los últimos siglos por la llegada de la industrialización: nuevamente una mujer podía competir en aporte económico con el trabajo del hombre, lo que les permitió independencia económica y social, y más acceso al poder político. Vaya, ya casi regresamos a como éramos hace 10 mil años.