Niego profundamente defender una idea sin dudar; porque yo, siendo hombre, puedo fallar. Aún así, tengo ideas que defendería porque forman mi existencia; pero si he de dudarlas, que así sea.
La más suave: la democracia no debería ser universal.
Entiendo que el objetivo de la democracia es buscar el bien mayor para todos y que todos nos veamos como uno sólo; capaces de dialogar nuestros conflictos y resolverlos. Todos juntos.
El problema con la democracia es que depende de la calidad de las ideas de sus individuos. Considerando que tenemos un bajísimo índice de educación; la democracia, en algunos países, no es el mejor medio de soberanía.
La democracia es una excelente respuesta ante una autocracia déspota; que sólo busca el bien de su gobernante y desecha su pueblo. Pero esa respuesta está llena de muchos individuos ignorantes; al igual que su gobernante, y así nos sometemos a otra dictadura: la dictadura de las masas de ignorantes.
Se puede solucionar, claro, aumentando el índice de educación; pero, ¿qué dictador ignorante, qué falso político, quiere un pueblo más inteligente que él?
Otra más: sugiero que la autocrácia soberana; que se controla y regula a través de las leyes, es lo óptimo en sociedades de alta educación. Su figura, el buen líder, siempre busca el bien mayor de su pueblo a través de su progreso.
Solucionaría el problema de la dictadura de las masas ignorantes; también, habría una dirección y que seguiríamos por nuestro bien.
El problema es que nosotros, las personas, podemos equivocarnos. Y cuando lo hacemos, lo hacemos a lo grande.
Intenté solucionarlo instaurando una soberanía de las leyes, tal como quiso un pensador del Ilustrismo, pero notando que las leyes son un reflejo de la interacción entre individuos y el contrato social; es suponible que las leyes, en si, pueden estar erradas.
Para eso, estoy solucionándolo con algo que llamo utilitarismo dialéctico; para que me sigan:
Nosotros estamos diseñados para crear. Y tenemos necesidades para sobrevivir. Creamos, en gran parte, para satisfacer nuestras necesidades: así, aparecío la primera reforma agraria cuando nuestros ancestros se cansaron de ser nómadas, recolectores-cazadores. Y cuando nuestras necesidades fueron saciadas; empezamos a crear para asegurar nuestra supervivencia y evitar el dolor.
Nos armamos para la guerra para proteger a la paz; buscamos entender el dolor y el placer para alejarnos lo que más podamos del primero, buscamos el progreso porque este nos da la sensación de seguridad; evitar todo el dolor posible, y la garantía de satisfacer nuestras necesidades más fácil.
Por lo tanto, nuestro diseño sugiere que nuestras acciones deben ser encaminadas para el progreso sí y sólo si este progreso satisface nuestras necesidades y nos aleja del dolor.
Es importante que nos aleje del dolor porque el placer que tenemos de evitar la pérdida de 5 dólares es mayor al placer que tenemos de ganar 5 dólares. Digo placer para que se hagan una comparación; porque evitar el dolor es la ausencia del placer; por tanto, es una razón propia.
Todo esto, sugiere que nuestra forma de gobernanza no está equivocada, o al menos no es errónea, sino como tomamos las decisiones para un pueblo es lo que está equivocado.
Aún así, incluso este sistema, el utilitarismo dialéctico, lo encuentro lleno de problemas; principalmente en la parte sobre cómo evitamos el dolor.
Toda idea está llena de vicios y virtudes. Toda. Es nuestra responsabilidad, como pensadores, encontrar lo mejor de cada idea y hacerla grandioza; para que sea digna de ser compartida.
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Direitos Humanos e Direitos Humanos Fundamentais
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