¿Por qué los romanos utilizaron una ejecución tan brutal como la crucifixión?

La crucifixión, que no inventaron los romanos por cierto, era la pena capital que se imponía principalmente a los rebeldes. Así, fueron condenados a este fatal castigo a los judíos que causaron revueltas en tiempo de los Flavios, así como a los hombres de Espartaco, esclavos que se levantaron en armas, entre otros.

Tenía dos fines: el primero era procurar una muerte tormentosa, lenta y humillante, para disuadir a cualquier otro a rebelarse contra el Estado. El segundo era que, simplemente, se trataba de una pena muy vistosa. Los romanos podían tender cruces a lo largo de una carretera según el número de rebeldes capturados, y allá colgados desde lo alto de los postes no pasaban desapercibidos para nadie. Misma fórmula que se utilizaría en otras sociedades cuando clavaban cabezas de reos decapitados en picas a la entrada de las ciudades, por ejemplo.

Estos condenados no eran simplemente arrojados a las fieras en la arena porque la gente estaba ya bastante desensibilizada ante esos procedimientos y dichos eventos eran motivo de gozo y risas de todos modos. Lo que el Estado deseaba era que el público se sobrecogiera al ver las muertes atroces en la cruz y que lo presenciara con miedo y solemnidad.

Cabe mencionar que el uso de clavos era más bien raro, y por lo general tal tormento lo aplicaban a rebeldes prominentes de las provincias. Lo normal era que simplemente los amarraran a un poste, y perecieran ya fuese por septicemia (los azotaban previamente), por pérdida de sangre o simplemente por inanición, ya que llegaban a durar días ahí. Las crucifixiones, pese al nombre, no siempre se realizaban en una cruz, al menos no en forma de T. A veces podía ser un simple tronco vertical en donde los brazos eran amarrados por encima de la cabeza; en otras ocasiones se realizaba con cruces en forma de X o de Y. Los cristianos también aseguran que a Pedro lo crucificaron de cabeza, aunque no hay fuentes fiables que lo corroboren.