Que yo, hombre blanco, heterosexual, sin problemas económicos, europeo, sano y con seres queridos en condiciones parecidas, diga que la vida es perfecta sería para darme de bofetadas sin parar hasta que se me caiga la cara de vergüenza. El mundo es un lugar lleno de dolor y miseria. Lo mínimo, por vergüenza, es conocerlo y reconocerlo.
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