¿Había 7 u 8 especies humanas que conocemos hace 300.000 años. ¿Cuáles podrían ser las razones para que sólo haya una hoy en día?

Los humanos tienen un par de ventajas sobre nuestros primos extintos.

1. Éramos grandes pero no demasiado grandes: los humanos en términos de altura y peso están en la mitad superior de la manada. No éramos tanques completos como los Neandertales, pero tampoco somos enanos. Y sí sé que los Neandertales eran más bajos que nosotros. Siendo tan grandes como somos no éramos físicamente fáciles de manejar, pero no éramos tan grandes como para requerir una cantidad insana de calorías para existir.
2. Estamos hechos para la resistencia: Contrariamente a la creencia popular, los humanos están construidos para caminar/correr hasta el infinito. Nuestras largas piernas y poderosos glúteos, cuádriceps y tendones nos hacen ideales para movernos constantemente. Añadan a esto nuestras excelentes formas de regulación de la temperatura en forma de sudor y falta de pelo corporal grueso, y tendrán una receta para un depredador que puede durar más que cualquier otro animal. Perseguimos a los depredadores, elegimos un objetivo, y luego lo caminamos hasta que se derrumba. Para nuestros primos, esto significaba que una vez que un grupo de humanos te encontraba, no podías huir, y estabas demasiado débil o cansado para luchar. Esto también significaba que los humanos podían moverse de su ubicación muy rápidamente y sin esfuerzo. Los humanos no estaban atados a sus casas y así podían espejear y proliferar el mundo mucho más eficazmente que nuestros primos.
3. Nuestra habilidad para lanzar: esto puede parecer trivial, pero ningún otro simio puede lanzar como nosotros. Podrías alinear a un gorila y a cualquier persona promedio y pedirles que lancen una pelota de béisbol, el humano promedio puede lanzarla más rápido. Lo que esto significaba para nuestros antiguos antepasados es que podíamos matar desde lejos y no arriesgar nuestros cuerpos. Nuestras tácticas de caza hacían que nuestras cacerías fueran muy seguras, y así el fracaso no era una caja torácica destrozada, era una costilla de tus compañeros. Nuestro deseo de matar desde más lejos en el centro de nuestra forma de matar, es por lo que inventamos los arcos y las armas.
4. Somos los más listos: esto habla por sí mismo, lo que no pudimos hacer con nuestro músculo, con nuestro neumático que no pudimos pensar. Matamos a los mamuts no lanzándoles lanzas, sino ahuyentándolos de los acantilados o lanzándoles piedras.

Todos estos factores nos hacían casi invencibles.