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¿Qué pasó con la pistola con la que Hitler se disparó? ¿De qué tipo era y cuánto valdría ahora?

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Aprendiendo a Aprender

Se cree generalmente que fue con su arma personal, una Walther PPK del 7,65 Browning. PPK significa Polizeipistole Kriminal porque era la pistola reglamentaria de la "policía criminal" (por oposición a la policía política.) Algún autor ha comentado que pudo ser una PP. Son fáciles de confundir, la PPK era una versión corta o "chata" de la anterior Walther PP (Polizeipistole) de 1929. Como curiosidad, la PPK es también "la pistola del James Bond original."

Que se sepa, no tenía nada de especial: era una pistola de producción en serie y yo al menos nunca he tenido noticia de que en ningún sitio se conserve el número de serie. Así que incluso aunque la tuvieras en las manos no tendrías manera de confirmar si es la de Hitler o cualquier otra.

Ni tú, ni el de la casa de subastas. Así que "no valdría nada en especial" porque no hay "nada en especial" que vender. Una PPK del periodo en buen estado y con emblema nazi puede salir en subasta por unos 7.000€ y pico, pero simplemente porque "tienen un aura" y ya van quedando pocas. (No confundir con las versiones de posguerra, que de esas hay a cascoporro.)

Esta Walther PPK de Hermann Goering bañada en oro con cachas de marfil y demás cosas estrafalarias como le gustaban a él se subastó en 2016 por 400.000 dólares. Fue el arma que portaba cuando se rindió, entregándosela a un soldado estadounidense que resultó ser judío ortodoxo. Esas cosas de la vida y tal.

Esta otra también así estrafalaria fue un regalo personal de Fritz Walther a Adolf Hitler. A diferencia de Goering, Hitler sería lo que sería pero tenía un cierto sentido práctico o buen gusto o como quieras llamarlo y no la usaba, optando por armas de serie como la que te conté arriba. Parece ser que esta la encontraron en un armario de su apartamento de Munich y en 1987 se subastó por 114.000 dólares (unos 275.000 de ahora.)

Otto Günsche mencionó años después que un tal Gerhard Welzin, ayudante del jefe de las Juventudes Hitlerianas Artur Axmann, fue quien recogió la pistola del suicidio y otra, una Walther 8 del 6,35 que también fue de Hitler.

A partir de ahí se pierde la pista. Dicen que este Welzin fue capturado en el propio Berlín por los soviéticos y murió en la URSS. Esto no está confirmado pero si es así, y aún las llevaba encima, se las incautarían al tomarlo prisionero. O no, porque muchos se cambiaban a ropa civil y tiraban sus armas a la primera alcantarilla para intentar pasar desapercibidos. O sí, pero al tal Welzin no le pareció prudente decirle a los soviéticos: "¡Hey, tovarishchi! ¿Sabéis que soy un nazi medio-importantillo y esta es la pipa con que se suicidó mi Führer?"

Un soldado soviético sentado en el sofá donde Hitler y Eva Braun se eliminaron.

Y "hasta ahí llegamos." Cuando se habla de esto de los últimos días del III Reich, hay que tener siempre en cuenta que aquello era un caos total. La autoridad nazi había desaparecido. Los aliados aún estaban reorganizándose y ubicándose para establecer la suya tras las batallas finales. Durante varias semanas, la prioridad tanto para los aliados occidentales como para los soviéticos era asegurar el territorio, procesar millones de prisioneros, encontrarle algo de comer al pueblo para que no se murieran de hambre del todo, extraer rápidamente los secretos tecnológicos y ver qué pasaba con eso de los Werwolf antes de establecer un nuevo orden.

Ya no te digo en Berlín, una ciudad enorme, tras la brutal batalla. Aquello estaba arrasado. Había sargentos soviéticos con más mando que coroneles en su zona, simplemente porque ahí estaba ese sargento y no un coronel. Y cada uno hacía lo suyo acorde a su saber y entender, que podían ser muy variables. Costó semanas restaurar un orden razonable en toda la ciudad. Los nazis destruyeron toneladas de archivos y registros antes de convertirse en socialdemócratas de toda la vida que nada vieron ni sospecharon. Los soviéticos no podían saber de antemano con qué iban a encontrarse y establecieron los suyos por partes y a distintos ritmos.

En esas condiciones, a menos que hubieran encontrado la pistola en el sofá con una nota manuscrita por Hitler en persona diciendo "con esta que tiene el nº de serie xxxxx me voy a matar", no hay ná que hacer.

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