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¿Está de acuerdo o en desacuerdo con quienes dicen que los gobiernos y las élites están utilizando la pandemia para convencer a las personas de que...

...renuncien a sus derechos y libertades?

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Materiales y Apuntes

Fíjese usted que en un tipo desconfiado y hasta paranoide como yo las "casualidades" para los demás para mi son causalidades. Así somos los desconfiados, solemos ver mentiras donde la mayoría ve verdades. Y de los políticos uno siempre puede esperar lo peor.

Recordará el inquiriente que desde el año pasado había un clima social global de lo más encendido, protestas en torno a los recortes presupuestales para salud y educación, las radicales reformas pensionales, los impuestos, las reformas laborales. Todas medidas de lo más impopular, de esas que hacen salir a la gente a la calle masiva y furiosamente a quemarlo todo, o, a desempolvar guillotinas. El fenómeno se presenció desde la idílica "libre" mercader Chile, atravesando por los Andes hasta Bolivia y subiendo la cordillera dirección norte hasta Colombia, otro tanto cruzando a la Argentina y de ahí atravesando el charco hasta Francia, pasando a Rusia y luego China. Otro tanto en Estados Unidos con las terribles divisiones políticas y el clima polarizado. El mundo estaba (del pretérito imperfecto valga aclarar) que ardía y de ahí pasó a esta calma chicha y desesperada, casi complaciente y temerosa de vejestorio, o acaso de borreguillos.

Y mientras nos han ido enjaulando, paulatinamente también y con perdón del léxico brutal, nos han ido también metiendo primero los dedos en la boca y luego en el culo. La deuda social se disparó, los gobiernos solicitaron préstamos billonarios a los solicitos Banco Mundial y FMI, y éstos por supuesto los concedieron (cabe recordar que estas mismas instituciones han sido las que han pedido acabar con los sistemas pensionales y disminuir el gasto público).

Ojo que suenan de nuevo además los ecos del 2008. El "rescate" financiero, platica de la clase media para ayudar a la gran empresa, los bancos y todo la gente que hace "grande" los países. Es decir, socialismo, pero a la inversa.

Añadamosle a este dulce strudel de gripe "borreguil" cómo los "Estados de excepción" se han ido decretando a lo largo y ancho del mundo. Y habrá que recordar que en dichos momentos donde la democracia yace adormilada o "agripada" las leyes excepcionales se pueden añadir a las agendas legislativas prácticamente sin veeduria de los congresos. Y ¡oh sorpresa! Todas las medidas impopulares que hace 5 meses hubieran causado un caos avasallador, hoy pasaron con toda la gente encerradita con el hashtag #Quedateencasa.

No se ustedes, a mi esto me suena muy pavloviano, muy dictadura, pero no del proletariado ¡faltaba más! Dictadura del mercado y la banca en connivencia con los políticos que aprovecharon esta "casualidad" que casi suena ahora como la aparición de una virgen posmoderna que llega justo cuando las cosas se le ponen feas a los políticos y la funcionalidad de las políticas de mercado. Una virgen que llega no con mantos medievales sino en estilettos y látex como una dominatrix y apacigua a la muchedumbre para facilitar la inserción de los deditos y luego la mano en la cavidad rectal de la humanidad.

Me recordé de las estrategias para manipular expuestas en el texto "Armas silenciosas para guerras tranquilas" en especial los puntos 3 y 4:

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

Esto también está previsto en el texto de Naomi Klein "Doctrina del shock". Aprovecha un desastre social y cuando la gente esté en su punto emocional más vulnerable, ahí se imponen medidas draconianas impedidas de toda protesta ciudadana, de todo descontento expresado. Tienen la justificación perfecta. Un jaque precioso. Ojalá no sea el mate.

Señoras y señores, esto es un nuevo 9/11 y una nueva crisis del 2008, un paquetote lindo y depravado de robo y empobrecimiento en nombre de esas cosas bonitas de las que se habla tanto, democracia, libre mercado, felicidad, libertad…

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