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¿Por qué la Biblia dice que todos somos iguales, pero al mismo tiempo discrimina a los homosexuales?

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Apuntes Prácticos

En ningún lado de la Biblia se discrimina a los homosexuales. De verdad, en ninguno. Lo que dice es que el sexo homosexual es un pecado, nada más.
De la misma forma como declara el sexo extra-marital un pecado, incluso si es con autorización y conocimiento de la pareja, y algún lector con intenciones ulteriores podría decir que eso es una contradicción porque “dice que todos somos iguales, pero discrimina a los swingers”.
No es así: declara que ambas formas de sexualidad son un pecado, y que si quieres vivir en la forma de vida que las religiones que toman a la biblia como la palabra revelada de Dios consideran la ideal, debes abstenerte de esas formas de sexualidad. Incluso si el sexo homosexual o el sexo extra-marital voluntario es lo que más te atrae o lo que más disfrutas.

El asunto de la homosexualidad es más interesante de lo que parece a primera vista. En el Antiguo Testamento leemos que el sexo homosexual entre hombres es considerado en la categoría de pecados más grave de todas (“abominación”, la traducen normalmente). Y como en el antiguo Israel no había distinción entre el derecho civil y el canónico sino que vivían en una monarquía teocrática, los pecados eran castigados penalmente - y el castigo que tocaba para el sexo homosexual era la pena de muerte, al igual que para la idolatría o la necromancia. ¿Por qué? ¡Porque dice Dios! No da un “por qué” en ningún lado, así que solo se pueden hacer suposiciones sobre las razones.

Interesantemente, la interpretación rabínica tradicional del mandamiento al respecto es que el sexo homosexual entre hombres está prohibido, pero no el sexo entre mujeres, que cae en una categoría de pecado inferior (“rebeldía”) al igual que el decir groserías, el “tomar prestado” las cosas (y otras formas de hurto temporal) y, en algunas interpretaciones rabíncas (posición minoritaria, de hecho) el sexo premarital. En el verso pertinente dice “maldito el varón que se acueste con varón como quien se acuesta con mujer” pero nunca jamás dice por ningún lado “maldita la mujer que se acueste con mujer…”.
En cambio, en la condena a la zoofilia sí dice explícitamente “maldito el varón que se una a una bestia (…) maldita la mujer que se ayunte a un animal”. Y la pena para el bestialismo también se dá de manera simétrica para no dejar lugar a dudas: “al varón y a la bestia matarás, a la mujer y al animal matarás, juntos morirán, de tu mano morirán”.

En el Talmud de Babilonia hay incluso una discusión sobre si una mujer lesbiana que ha tenido sexo innumerables veces con mujeres pero no ha estado nunca jamás con un hombre puede casarse con un levita o un sacerdote (los cohen son una sub-tribu dentro de la tribu de Leví, los descendientes de Aarón el hermano de Moisés). Los sacerdotes no pueden casarse más que con mujeres vírgenes, incluso no pueden casarse con sus propias ex-esposas tras un divorcio, pero extrañamente sí pueden casarse con sus cuñadas tras ellas enviudar sin haber tenido hijos varones… y los rabinos acabaron concluyendo que sí, que para propósitos religiosos “sexo” es “pene en vagina” y nada más por lo que estas mujeres son técnicamente vírgenes.

Y en el Nuevo Testamento, Jesús nunca dijo nada al respecto pero en las epístolas paulinas (consideradas canónicas por todas las ramas de la cristinadad hoy día) leemos que la pecaminosidad del sexo homosexual es de los pocos mandamientos explícitamente refrendados (al igual que la prohibición de comer sangre). Algunos otros mandamientos del Tanaj son explícitamente derogados en el Nuevo Testamento (como la prohibición de comer carnes no kosher) y de todos los demás sólo se da la indicación ambigua y nada precisa que la muerte de Jesús, en una especie de sacrificio pascual último, libra a los humanos del “yugo de la ley”, así que la “ley” ya no aplica… por lo que desde hace 2 mil años diversos grupos cristianos debaten incesantemente sobre cuáles de esos 613 mandamientos aún aplican y cuáles ya no, y por qué.
En las epístolas paulinas, empero, se considera igualmente pecaminoso el sexo homosexual para hombres como para mujeres.

Técnicamente, un buen cristiano debe “amar al pecador pero odiar al pecado”. Pero hacer esto es extraordinariamente difícil, así que muchísimos cristianos caen en el camino facilón de tener actitudes discriminatorias hacia la gente que consideran **pecadores** y de esa manera se alejan del pecado — especialmente del pecado que les atrae de una forma u otra (como la vida de “fiesta loca”), o de aquel que quisieran que hubiera una consecuencia negativa inmediata para poder justificarse mentalmente en su rechazo a esa forma de vida. Así que verás a muchos cristianos, de todas denominaciones, teniendo actitudes abiertamente hostiles hacia bebedores, gente gay, gente que se droga, gente que se ha hecho abortos, etc. como una manera de proteger sus propias creencias.

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GEYSE CRUZ

O que a Bíblia fala sobre o homossexualismo é muito claro. Ela diz:
“Não tenha relações sexuais com um homem, assim como se costuma ter com uma mulher.” — Levítico 18:22.

A Bíblia diz: “Honrai a homens de toda sorte”, ou, como diz a Bíblia Fácil de Ler: “Respeitem todas as pessoas.” (1 Pedro 2:17) Assim, os cristãos não são homofóbicos, ou seja, não odeiam os homossexuais. Eles são bondosos com todas as pessoas, incluindo os gays. — Mateus 7:12.
Se alguém perguntar: “Você não
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