A Juan Ramón Jiménez se le conoce como el Padre Espiritual de la generación del 27. Jiménez fue un poeta español, considerado uno de los más importantes del siglo XX. Su obra, caracterizada por su intimismo y su búsqueda de la perfección formal, tuvo una gran influencia en los poetas de la generación del 27.
Jiménez fue un mentor y guía para muchos de los poetas del 27. Los reunió en su casa de Moguer, donde conversaban, leían sus poemas y compartían ideas. Jiménez también influyó en la obra de los poetas del 27 a través de su propia poesía. Su libro Platero y yo, publicado en 1914, fue una de las obras más influyentes de la generación.
Otros poetas que se consideran padres espirituales de la generación del 27 son Antonio Machado, Miguel de Unamuno y Ramón Gómez de la Serna. Sin embargo, Jiménez es el que se considera con mayor frecuencia como el padre espiritual de la generación.
Los poetas de la generación del 27 se reunían en la tertulia de la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde conversaban, leían sus poemas y compartían ideas. La Residencia de Estudiantes fue un lugar importante para el desarrollo de la generación del 27, y Jiménez fue una figura clave en la tertulia.
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