La autorregulación permite que TFG y FSR se mantengan constantes a pesar de los cambios en la presión sanguínea arterial de entre 80 y 180 mmHg, me...
La autorregulación permite que TFG y FSR se mantengan constantes a pesar de los cambios en la presión sanguínea arterial de entre 80 y 180 mmHg, mediante sistemas como el de la renina-angiotensina II que produce caída de la TFG y el FSR para mantenerlos constantes.
Medicina • Instituto Universitario de Ciencias de la Salud de la Fundación BarcelóInstituto Universitario de Ciencias de la Salud de la Fundación Barceló
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