La demanda mundial de energía eléctrica sigue en aumento, lo que plantea un desafío crítico en términos de eficiencia energética en dispositivos electrónicos. La miniaturización constante de los componentes ha llevado a una mayor densidad de energía y a problemas de disipación de calor en circuitos integrados. Esto no solo reduce la vida útil de los dispositivos, sino que también conlleva un mayor consumo de energía para mantenerlos funcionando dentro de los límites térmicos seguros. Para abordar este desafío, los ingenieros electrónicos están investigando materiales avanzados que presenten una mejor conductividad térmica y eléctrica. Además, se están explorando nuevas arquitecturas de diseño que optimicen la eficiencia energética al reducir las pérdidas de energía durante la conversión y el transporte.