La primera vez que surge un estudio empírico que correlaciona funciones ejecutivas y TEA fue en 1991, de la mano de Ozonoff et al [13]. En sus trab...
La primera vez que surge un estudio empírico que correlaciona funciones ejecutivas y TEA fue en 1991, de la mano de Ozonoff et al [13]. En sus trabajos demuestran que las medidas ejecutivas son iguales o más eficaces que las pruebas en teoría de la mente para discriminar grupos de sujetos autistas de grupos de sujetos control; sin embargo, cuando revisamos los estudios de función ejecutiva en autismo, emerge una imagen general algo borrosa, que no es suficientemente clara, y una de las razones de ello se debe a que una gran parte de los estudios se ha realizado con niños y adolescentes con distintas edades y CI por debajo del rango normal. Por el contrario, los estudios con muestras de adultos han utilizado sujetos con CI dentro del rango normal o superior. Otra de las razones se debe a los también distintos grupos de control utilizados, que no siempre son los más apropiados para comparar con personas con autismo.
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