Comparte el éxito. Nadie quiere cambiar si no piensa que la nueva fórmula triunfará. De modo que siempre que logres algo, por poco que sea, compártelo con tu equipo como prueba de que la estrategia de la empresa está cosechando sus frutos. Diseña un mensaje estratégico sencillo Para muchos líderes, ayudar a entender un cambio estratégico a su equipo y, al mismo tiempo, insuflarles la suficiente motivación para que lo acepten supone un gran reto. Por eso, elaborar y repetir un mensaje conciso y orientado a la acción puede ser de gran ayuda; si lo diseñas y transmites bien, inspirarás a tu equipo y les permitirás ser flexibles y asumir riesgos. Un mensaje potente facilita la elección de recursos cuando estos compiten entre sí y es muy útil para tomar decisiones. Así, cuando alguien del equipo se enfrente a una disyuntiva, debe poder contrastar sus opciones con el mensaje estratégico y dar con una solución alineada con los objetivos de la empresa. La gestión de tu empresa Incorpora de forma adecuada al personal que trabaja en remoto Cuando llega alguien nuevo a la empresa, tu objetivo es ayudarle a sentirse como en casa. Pero ¿cómo lograrlo si las interacciones contigo y el resto del equipo son solo virtuales? No te preocupes, tenemos algunos consejos para ti en este sentido: Prepáralo todo con antelación. Es decir, organiza la logística antes de la fecha de incorporación y asegúrate de que el nuevo personal sabe desde el primer día a quién dirigirse si tiene alguna duda. Lo ideal en estos casos es remitirle a algún colega a quien pueda dirigir todas sus preguntas. Fomenta las relaciones personales en la empresa. Como no puedes confiar en que en virtual surjan las mismas relaciones espontáneas que en la oficina, facilita tanto como puedas las interacciones personales entre las nuevas incorporaciones y el resto de la plantilla. Y no olvides presentarles a sus colegas de otros departamentos. Explícales la cultura organizacional y el funcionamiento de la empresa. Hazles saber cuáles son las reglas no escritas, si las hay, el nivel de formalidad al que funciona la empresa, si existe un código de vestimenta o cierta «etiqueta virtual» en las videollamadas, así como cuáles son las normas de comunicación y los horarios laborales. Todo resultará más fácil si la persona recién llegada no tiene que averiguar por su cuenta estas cuestiones. Valora tu capacidad para asumir cambios Cualquier líder debe tener buena disposición para aceptar un panorama empresarial repleto de cambios, con lo que esto supone para sí y para la compañía. Hacerte las siguientes tres preguntas te ayudará a afrontar este tipo de retos: ¿Eres capaz de ver oportunidades donde los demás no las ven? Lo habitual es que los cambios generen oportunidades. Así que deja de competir con tus rivales y reformula las reglas del juego con el fin de descubrir nuevas posibilidades para el negocio. ¿Tus clientes pueden apañárselas sin ti? Las necesidades y preferencias de la clientela evolucionan de forma constante. Si tus productos o servicios no les resultan indispensables, es probable que dejen de acudir a ti. ¿Aprendes a la misma velocidad que cambia el mundo? Como líder, no puedes permitirte dejar de aprender nunca. Halla nuevas formas de evolucionar y muéstrate humilde si no cuentas siempre con respuesta para todo. Construye un relato estratégico Es habitual que en el diseño de una nueva estrategia aparezcan opciones que no resultan más interesantes o creativas que las que sigue en la actualidad la empresa. Si te debates entre distintas estrategias, lo más probable es que te estés tomando demasiado a pecho el proceso de planificación. En estos casos es mejor renunciar a una excesiva racionalidad y limitarse a construir un relato sobre el futuro, que sea inspirador y que plantee que tu empresa alcance sus objetivos. Deja que todo el mundo participe en el proceso y cuente su historia; así el relato pertenecerá al equipo. A continuación, pon en marcha esa estrategia respondiendo a lo siguiente: ¿qué debería hacer para que esto, que es solo un relato, se haga realidad? Promueve tus próximos descubrimientos Cualquier líder empresarial puede aprender mucho de la forma en que los diseñadores de éxito resuelven los problemas e innovan de manera constante. Por ejemplo, suelen dar con ideas originales en los lugares más cotidianos. Las siguientes son cuatro buenas maneras de captar valor a partir de situaciones normales y corrientes: Sométete a un interrogatorio. Y no te conformes con preguntarte obviedades; sé capaz de mirar más allá y no temas replantearte las bases de tu negocio o producto. Cuida a tus clientes. Atender a la clientela no solo implica ofrecer un gran servicio; debes conocerla todo lo posible: sumérgete en la vida de las personas a las que quieres satisfacer. Busca conexiones. Halla formas de unir conceptos, personas y productos. Muchos grandes avances se basan en la recombinación de antiguas ideas. Ponte en marcha. Empieza a trabajar en tu idea lo antes posible: construye un prototipo y pruébalo sin mayor dilación. Es la única forma de saber si has dado con algo prometedor. Descarta otras buenas ideas Para generar buenas ideas tienes que haber pensado antes en otras que no sean tan buenas. Y para que las buenas tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial, sin duda tendrás que hacer una criba, pero no solo de las malas ideas, también de algunas buenas. Y es que centrarte en muchas líneas de trabajo distintas implica repartir los recursos, pero para que una buena idea llegue al mercado necesitas prestarle toda tu atención y dedicar la totalidad de los recursos a desarrollarla. Por tanto, aprende a tomar decisiones difíciles y descarta las ideas que, siendo buenas, no son lo sean lo suficiente. Para implantar cualquier cambio, implica siempre al personal de atención al público Hasta los mejores cambios estratégicos pueden fracasar si el personal que atiende a la clientela no los aplica del todo bien. Hay líderes que dedican mucho tiempo y esfuerzo a este propósito. Nuestra recomendación es que, la próxima vez que pongas en marcha un cambio importante en tu empresa, no restrinjas su desarrollo a un puñado de ejecutivos. Al contrario, involucra a la mayor cantidad de personal posible, y sobre todo a quienes interactúan con los clientes; cuenta