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Luego, señalaremos las diferencias entre este modelo básico y las sucesiones secundarias de las otras zonas climáticas tratadas en este manual., además de señalar que muchas veces las condiciones en las fincas de la región no son favorables para el desarrollo de una sucesión secundaria. Condiciones favorables para el desarrollo de una sucesión incluyen la presencia de un banco de semillas de especies leñosas en el suelo, tocones y sistemas radiculares que pueden rebrotar, fuentes cercanas de semillas - árboles remanentes del bosque, o parches de bosque, un suelo no degradado y la ausencia de perturbaciones adicionales del sitio como los incendios y la entrada del ganado. La intuición nos dice que es más probable encontrar tales condiciones en áreas pequeñas y que han tenido poco o ningún uso agropecuario. Muchas veces las condiciones no serán favorables, y de todas maneras, los agricultores pueden estar extrayendo productos de los bosques secundarios para uso en la finca o la venta. Volveremos al punto de las condiciones al final de la presente discusión. Las primeras tres etapas de la sucesión secundaria bajo condiciones favorables en la zona de bosque lluvioso tropical son las de: ➭ las especies herbáceas y arbustivas, etapa que dura hasta tal vez dos años después de que se termine de utilizar el terreno ➭ las especies arbóreas heliófitas efímeras, hasta 10-20 años, a veces más. Ejemplos de estas especies son Cecropia, Heliocarpus, Ochroma y Trema ➭ las especies arbóreas heliófitas durables, hasta 50-150 años, depende de la duración de vida. Ejemplos de estas especies son Apeiba, Ceiba, Magnolia, Simarouba, Swietenia, Vochysia. En cuanto a la producción maderable, las especies arbóreas utilizables o potencialmente utilizables de las sucesiones secundarias son principalmente heliófitas de crecimiento rápido. Mientras que algunas de ellas son de muy alto valor, la mayoría son de valor mediano o bajo y pueden no tener aceptación en los mercados actuales. mente reemplazarían a las especies heliófitas durables. A diferencia de las especies intolerantes a sombra, las especies esciófitas no están adaptadas por lo general a la rápida colonización de sitios abiertos y no necesariamente aparecen al inicio de la sucesión. Su colonización a veces es más bien lenta y depende en muchos casos de la presencia de vegetación pionera, que provee un ambiente adecuado para la diseminación de semillas y su germinación, pues a menudo no sobreviven en condiciones de luz directa. Si un árbol alcanza tamaño aprovechable en 20-30 años, sin embargo, es muy probable que colonizó el bosque temprano en su desarrollo. Los árboles aprovechables de los bosques secundarios de edades entre 10 y 50 años, forman rodales aproximadamente coetáneos y por lo tanto, los rodales pueden ser manejados bajo un enfoque silvicultural parecido a los que se aplican a las plantaciones forestales. En realidad, la presencia de árboles en el sitio al cesar las actividades agropecuarias, ya sean del bosque original, frutales sembrados por el agricultor, o heliófitas efímeras colonizadoras, puede determinar en gran medida las posibilidades de colonización por un gran número de especies diseminadas por vertebrados, no larga. La diseminación por el viento es un factor clave en un paisaje donde los vertebrados que diseminan semillas son escasos o no entran a los potreros abandonados. Las primeras décadas de la sucesión pueden caracterizarse por la presencia prolongada de esta comunidad inicial. Las especies nuevas podrán alcanzar el dosel superior solamente cuando, después de varias décadas, comiencen a morir algunos individuos de la comunidad original. Esta sucesión entonces, es caracterizada por una comunidad inicial que facilita la diseminación de semillas por vertebrados, pero inhibe el crecimiento y la supervivencia de las especies así diseminadas. Para bosques secos secundarios al igual que en los lluviosos, las posibilidades de aprovechamiento de productos maderables dependen de la colonización rápida del sitio por especies valiosas. Afortunadamente, algunas especies valiosas sí llegan temprano en la sucesión - las especies de Tabebuia, Calycophyllum candidissimum, Cordia alliodora y, si hay árboles madres cerca, hasta Cedrela y Swietenia. Nótese de que todas estas especies tienen semillas diseminadas por viento. Otras especies son utilizables pero no tienen mercado actual, y a veces es posible gestionar nuevas oportunidades de venta de productos. Para describir la sucesión secundaria del bosque montano podemos usar el ejemplo de la Cordillera de Talamanca, Costa Rica (ver 16c), aunque habría que estudiar el papel de la vegetación pionera en la facilitación de la colonización por especies arbóreas diseminadas por vertebrados, tales como los robles y encinos dominantes, que a veces colonizan rápidamente. Para terminar, ¿qué podemos decir de esas extensiones de terreno, probablemente grandes, donde las condiciones no son favorables para la sucesión secundaria? Muchos terrenos han sido degradados por el uso agropecuario y cuando se trata de potreros, las áreas abandonadas pueden ser grandes. La degradación del suelo puede hacer que una sucesión sea lenta, al menos al inicio, lo que quiere decir que el crecimiento de los árboles de interés comercial será también lento. Si el suelo está muy degradado, tal vez haya que ser más activo en el fomento de la restauración del bosque. En las zonas húmedas tropicales no hay especies adaptadas a estas condiciones (ni siquiera las leguminosas fijadoras de nitrógeno) que puedan crecer bien en el suelo degradado y contribuir a mejorarlo. Para facilitar la colonización de las especies forestales se necesita un mejoramiento del suelo, pero no hay planta pionera que lo haga. En este caso, la restauración del bosque se logrará solo a través de un manejo intensivo, probablemente con árboles plantados. Las áreas abandonadas grandes son otro desafío. La colonización de tales áreas suele ser más rápida cerca de las fuentes de semilla o alrededor de árboles presentes en el sistema agropecuario y que atraen a agentes de diseminación de semillas. En lugar de la cobertura completa que rápidamente se establece en áreas pequeñas, en áreas grandes el bosque secundario avanza a partir de estos focos de colonización inicial. En los pinares donde se ha aplicado el manejo por fuego durante muchos años, la resistencia al fuego de varias especies de pino, o de sus semillas, hace que los mismos pinos sigan recolonizando después de los incendios. Tanto en el bosque lluvioso como en el bosque seco, la escasez de agentes animales de diseminación hace que por muchas décadas, el bosque secundario sea dominado mayormente por especies diseminadas por viento. Algunos ejemplos de tales especies para el bosque seco son Cordia alliodora, Swietenia humilis, Luehea candida y Cochlospermum vitifolium; para el bosque lluvioso, son ejemplos el mismo Cordia alliodora, Goethalsia sp, Jacaranda sp, Luehea seemannii, y Vochysia ferruginea. En condiciones que no son favorables para el desarrollo, las posibilidades de manejo se ven limitadas por las reducciones de la productividad, la velocidad de extensión de la cobertura del sitio, y los mecanismos de diseminación de semillas donde la importancia del viento determina cuáles especies comerciales se van a encontrar. Los huracanes pueden tener un efecto catastrófico en los ecosistemas de Mesoamérica, aproximadamente desde el Río San Juan que delimita la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, a través de Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. Los huracanes son una perturbación natural que afecta tanto los bosques naturales, primarios o secundarios, como los plantados, a la cual los ecosistemas se adaptan para tener una rápida recuperación. A pesar de esta capacidad de recuperación, la destrucción ocasionada puede restar a los bosques mucho de su potencial productivo. Esto sucedió en el atlántico sur nicaragüense a causa del huracán Juana, que en 1989 destruyó una alta proporción de los árboles potencialmente maderables y de la futura cosecha en esa zona. La frecuencia de huracanes varía desde cada cien años aproximadamente en la costa nicaragüense, hasta tal vez cada dos décadas en la costa norte de Honduras

Esta pregunta también está en el material:

Manejo del Bosque Natural
46 pag.

Administração Universidad San Carlos de GuatemalaUniversidad San Carlos de Guatemala

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