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La conceptualización de la OMS (2002) apoya la noción de que la violencia que va más allá del instinto de supervivencia que supone la agresividad, ...

La conceptualización de la OMS (2002) apoya la noción de que la violencia que va más allá del instinto de supervivencia que supone la agresividad, ya que la define como: El uso deliberado de la fuerza física o del poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. (OMS, 2002, p. 3) La causa de la violencia no se puede explicar por un solo factor, es resultado de la acción recíproca y compleja entre factores individuales, relacionales, sociales, culturales y ambientales (OMS, 2002); por esta razón entender cómo se interrelacionan estos elementos será clave para prevenirla (Tuvilla, 2004) y superar este gran obstáculo para el desarrollo social del individuo y de su vida en colectividad (Pantoja, 2005). Asimismo, toda acción preventiva de la violencia que persiga alcanzar resultados duraderos debe fundarse en una perspectiva ecológica que sea a la vez global y sistemática; de modo que sería conveniente comenzar en la familia, continuar en los centros docentes y apoyarse en el ámbito socio-comunitario (Tuvilla, 2004). Este mismo autor, establece cuatro niveles de identificación y prevención de la violencia que exponemos en la Tabla 1: Tabla 1 Niveles del modelo ecológico (basado en Tuvilla, 2004) Niveles múltiples de identificación y prevención de la violencia Individual - Primer nivel del modelo ecológico. - Factores biológicos e historia personal que influyen en el comportamiento. Centra su atención en las características del individuo que aumentan las posibilidades de ser víctima o agresor: impulsividad, bajo nivel educativo, abuso substancias, comportamiento agresivo, maltratos, etc. Las estrategias de este nivel se centran en fomentar actitudes y actitudes saludables en los individuos, y modificar aquellas que implican violencia. Programas: acción tutorial, educación emocional, desarrollo de la competencia social y programas específicos. Relacional - Segundo nivel del modelo ecológico. - Indaga el modo en que las relaciones sociales cercanas aumentan el riesgo de ser agresor o víctima. Elementos: compañeros, miembros de la familia, etc. Las estrategias relacionales buscan influir en los tipos de relación entre víctimas y agresores y se centran en problemas intrafamiliares y en las influencias de los compañeros. Programas: mediación y mediación entre iguales, aprendizaje cooperativo, antibullying, escuelas de padres, terapias familiares, etc. Comunitario - Tercer nivel del modelo ecológico Examina los contextos de la comunidad en que se dan las relaciones sociales: escuela, lugar de trabajo, vecindario, etc., para identificar las características que se asocian a ser víctima o agresor. Las estrategias comunitarias buscan concienciar a la población sobre la problemática promoviendo acciones comunitarias y ayudando a las víctimas. Programas: actividades extraescolares, programas de dinamización socio-comunitaria, comunidades de aprendizaje, etc. Social - Cuarto nivel del modelo ecológico Examina los factores sociales más generales que determinan las tasas de violencia como la aceptación de la violencia, brechas entre segmentos de la sociedad, tensiones entre grupos, etc. Las estrategias de sensibilización y formación de la sociedad se aplican a través de campañas de concienciación en los medios de comunicación, control de los contenidos televisivos y desarrollo de programas específicos. Después de hacer referencia a los elementos a tener en cuenta para prevenir la violencia, continuaremos precisando el concepto de violencia escolar. 1.1.4. Definición de violencia escolar Constituye violencia escolar cualquier tipo de agresión dirigida hacia alumnos, profesores o propiedades que se dé en instalaciones escolares o en los alrededores del centro (Albaladejo, 2011). Se manifiesta con la aparición reiterada de conflictos entre los alumnos en los cuales se produce un maltrato por abuso de poder de un estudiante o un grupo sobre otros individuos que se convierten en víctimas (Felip, 2013). En estas situaciones la violencia se da cuando una persona se ve insultada, físicamente agredida, socialmente excluida o aislada, acosada, amenazada o atemorizada por otro u otros que realizan sobre las víctimas estos comportamientos y actitudes llegando a causar indefensión psicológica (Félix, Soriano, Godoy, y Martínez, 2008 citado en Pérez Fuentes et al., 2011). Este daño se suele producir aprovechando una superioridad física o numérica y puede ser físico o psíquico, ya que puede ir directamente contra la persona, sus pertenencias o su dignidad (Marina & Bernabeu, 2007). La violencia en las escuelas puede estar asociada a problemas de la estructura del centro, a la violencia externa del contexto o a una violencia anti-escuela que hace que los alumnos vean la Institución como un elemento que les impide desarrollar su propia identidad (Departament d'Ensenyament, 2000 citado en Felip, 2013). Estas causas de la violencia escolar indican que las conductas violentas pueden originarse entre alumnos, profesores, padres y demás responsables de las instalaciones físicas de escuelas e institutos. Durante los últimos años ha aumentado la tendencia a relacionar el clima de convivencia con el nivel de violencia que se vive en las aulas, de tal forma que frecuentemente se vincula la violencia escolar con la falta de disciplina del alumnado o bien con las dificultades del profesorado para ejercer autoridad. Sin embargo, estos no son los únicos factores causantes, es necesaria una visión más amplia y considerar otros agentes, tales como las condiciones organizativas y culturales del centro, los recursos o el clima social de aula (Conde, 2012; León Campos, 2013). Por otro lado, se ha detectado que en centros en los cuales los alumnos perciben que viven buenas relaciones interpersonales, en un ambiente comunicativo y de confianza, se obtienen mayores niveles de éxito académico. Esta percepción nace de la promoción de las relaciones positivas del grupo, la participación de toda la comunidad educativa, el fomento del desarrollo social y emocional y la aplicación de estrategias para favorecer los procesos de aprendizaje (Nieto, 2003; Pérez Pérez, 2007; Selfridge, 2004). Podemos deducir, por lo tanto, que la reducción de las resoluciones negativas de los conflictos podría ser un elemento que promueva el aumento del nivel académico (Caurín, Marco, & Martínez, 2009). Para contrarrestar los factores de riesgo que incitan a la violencia se procurará crear un ambiente seguro que favorezca el respeto, la comunicación y la responsabilidad mutua (Tuvilla, 2004). Desarrollar esta cultura en el contexto de aprendizaje será clave porque el enseñante colectivo es el elemento de mayor influencia en el clima de convivencia (Onetto, 2009). Penner y Wallin (2012) defienden: A vision of schools in which the purpose is promoting positive social behaviors and engaging students requires warm, caring school and classroom environments within which students can flourish. Preparing today’s students for tomorrow’s world requires that educators take a serious look at how discipline is handled with a focus on keeping students in school and preparing them with the skills and knowledge necessary to become positive, contributing members of society.1 (p.7) Cuando se alude a la violencia escolar no puede pasar por alto el creciente fenómeno del acoso escolar. Por esta razón, dedicamos un apartado a definir el término y explicar sus causas. 1.1.5. Definición de acoso escolar El término acoso escolar o bullying, se define como la agresión o el abuso reiterado e intencionado físico, verbal y/o emocional que un individuo o un grupo ejerce sobre una víctima en particular mediante acciones negativas de forma repetitiva en el tiempo, cuyas consecuencias suelen ser el aislamiento y la exclusión social de la víctima (Pérez Fuentes et al., 2011). Esta víctima tiene dificultades para defenderse por sí misma y los agresores ejercen sobre ella un poder inapropiado porque no son capaces de aprender nuevos comportamientos socialmente aceptados (Guimaràes & Prat, 2008). Así pues

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Educação Física e Competência Social
613 pag.

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La conceptualización de la OMS (2002) apoya la noción de que la violencia va más allá del instinto de supervivencia que supone la agresividad, ya que la define como "el uso deliberado de la fuerza física o del poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones" (OMS, 2002, p. 3). La causa de la violencia no se puede explicar por un solo factor, es resultado de la acción recíproca y compleja entre factores individuales, relacionales, sociales, culturales y ambientales (OMS, 2002). Por esta razón, entender cómo se interrelacionan estos elementos será clave para prevenirla (Tuvilla, 2004) y superar este gran obstáculo para el desarrollo social del individuo y de su vida en colectividad (Pantoja, 2005). Asimismo, toda acción preventiva de la violencia que persiga alcanzar resultados duraderos debe fundarse en una perspectiva ecológica que sea a la vez global y sistemática; de modo que sería conveniente comenzar en la familia, continuar en los centros docentes y apoyarse en el ámbito socio-comunitario (Tuvilla, 2004). Este mismo autor, establece cuatro niveles de identificación y prevención de la violencia que exponemos en la Tabla 1: Tabla 1 Niveles del modelo ecológico (basado en Tuvilla, 2004) Niveles múltiples de identificación y prevención de la violencia Individual - Primer nivel del modelo ecológico. - Factores biológicos e historia personal que influyen en el comportamiento. Centra su atención en las características del individuo que aumentan las posibilidades de ser víctima o agresor: impulsividad, bajo nivel educativo, abuso substancias, comportamiento agresivo, maltratos, etc. Las estrategias de este nivel se centran en fomentar actitudes y actitudes saludables en los individuos, y modificar aquellas que implican violencia. Programas: acción tutorial, educación emocional, desarrollo de la competencia social y programas específicos. Relacional - Segundo nivel del modelo ecológico. - Indaga el modo en que las relaciones sociales cercanas aumentan el riesgo de ser agresor o víctima. Elementos: compañeros, miembros de la familia, etc. Las estrategias relacionales buscan influir en los tipos de relación entre víctimas y agresores y se centran en problemas intrafamiliares y en las influencias de los compañeros. Programas: mediación y mediación entre iguales, aprendizaje cooperativo, antibullying, escuelas de padres, terapias familiares, etc. Comunitario - Tercer nivel del modelo ecológico. Examina los contextos de la comunidad en que se dan las relaciones sociales: escuela, lugar de trabajo, vecindario, etc., para identificar las características que se asocian a ser víctima o agresor. Las estrategias comunitarias buscan concienciar a la población sobre la problemática promoviendo acciones comunitarias y ayudando a las víctimas. Programas: actividades extraescolares, programas de dinamización socio-comunitaria, comunidades de aprendizaje, etc. Social - Cuarto nivel del modelo ecológico. Examina los factores sociales más generales que determinan las tasas de violencia como la aceptación de la violencia, brechas entre segmentos de la sociedad, tensiones entre grupos, etc. Las estrategias de sensibilización y formación de la sociedad se aplican a través de campañas de concienciación en los medios de comunicación, control de los contenidos televisivos y desarrollo de programas específicos. Después de hacer referencia a los elementos a tener en cuenta para prevenir la violencia, continuaremos precisando el concepto de violencia escolar. 1.1.4. Definición de violencia escolar Constituye violencia escolar cualquier tipo de agresión dirigida hacia alumnos, profesores o propiedades que se dé en instalaciones escolares o en los alrededores del centro (Albaladejo, 2011). Se manifiesta con la aparición reiterada de conflictos entre los alumnos en los cuales se produce un maltrato por abuso de poder de un estudiante o un grupo sobre otros individuos que se convierten en víctimas (Felip, 2013). En estas situaciones la violencia se da cuando una persona se ve insultada, físicamente agredida, socialmente excluida o aislada, acosada, amenazada o atemorizada por otro u otros que realizan sobre las víctimas estos comportamientos y actitudes llegando a causar indefensión psicológica (Félix, Soriano, Godoy, y Martínez, 2008 citado en Pérez Fuentes et al., 2011). Este daño se suele producir aprovechando una superioridad física o numérica y puede ser físico o psíquico, ya que puede ir directamente contra la persona, sus pertenencias o su dignidad (Marina & Bernabeu, 2007). La violencia en las escuelas puede estar asociada a problemas de la estructura del centro, a la violencia externa del contexto o a una violencia anti-escuela que hace que los alumnos vean la Institución como un elemento que les impide desarrollar su propia identidad (Departament d'Ensenyament, 2000 citado en Felip, 2013). Estas causas de la violencia escolar indican que las conductas violentas pueden originarse entre alumnos, profesores, padres y demás responsables de las instalaciones físicas de escuelas e institutos. Durante los últimos años ha aumentado la tendencia a relacionar el clima de convivencia con el nivel de violencia que se vive en las aulas, de tal forma que frecuentemente se vincula la violencia escolar con la falta de disciplina del alumnado o bien con las dificultades del profesorado para ejercer autoridad. Sin embargo, estos no son los únicos factores causantes, es necesaria una visión más amplia y considerar otros agentes, tales como las condiciones organizativas y culturales del centro, los recursos o el clima social de aula (Conde, 2012; León Campos, 2013). Por otro lado, se ha detectado que en centros en los cuales los alumnos perciben que viven buenas relaciones interpersonales, en un ambiente comunicativo y de confianza, se obtienen mayores niveles de éxito académico. Esta percepción nace de la promoción de las relaciones positivas del grupo, la participación de toda la comunidad educativa, el fomento del desarrollo social y emocional y la aplicación de estrategias para favorecer los procesos de aprendizaje (Nieto, 2003; Pérez Pérez, 2007; Selfridge, 2004). Podemos deducir, por lo tanto, que la reducción de las resoluciones negativas de los conflictos podría ser un elemento que promueva el aumento del nivel académico (Caurín, Marco, & Martínez, 2009). Para contrarrestar los factores de riesgo que incitan a la violencia se procurará crear un ambiente seguro que favorezca el respeto, la comunicación y la responsabilidad mutua (Tuvilla, 2004). Desarrollar esta cultura en el contexto de aprendizaje será clave porque el enseñante colectivo es el elemento de mayor influencia en el clima de convivencia (Onetto, 2009). Penner y Wallin (2012) defienden: A vision of schools in which the purpose is promoting positive social behaviors and engaging students requires warm, caring school and classroom environments within which students can flourish. Preparing today’s students for tomorrow’s world requires that educators take a serious look at how discipline is handled with a focus on keeping students in school and preparing them with the skills and knowledge necessary to become positive, contributing members of society.1 (p.7) Cuando se alude a la violencia escolar no puede pasar por alto el creciente fenómeno del acoso escolar. Por esta razón, dedicamos un apartado a definir el término y explicar sus causas. 1.1.5. Definición de acoso escolar El término acoso escolar o bullying, se define como la agresión o el abuso reiterado e intencionado físico, verbal y/o emocional que un individuo o un grupo ejerce sobre una víctima en particular mediante acciones negativas de forma repetitiva en el tiempo, cuyas consecuencias suelen ser el aislamiento y la exclusión social de la víctima (Pérez Fuentes et al., 2011). Esta víctima tiene dificultades para defenderse por sí misma y los agresores ejercen sobre ella un poder inapropiado porque no son capaces de aprender nuevos comportamientos socialmente aceptados (Guimaràes & Prat, 2008). Así pues, la violencia escolar y el acoso escolar son fenómenos que requieren atención y medidas preventivas para garantizar un entorno educativo seguro y saludable.

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