Uno de los problemas comunes a la mayoría de los neo-evolucionistas es que, a la semejanza de los antiguos evolucioncitas, ellos asumen la existenc...
Uno de los problemas comunes a la mayoría de los neo-evolucionistas es que, a la semejanza de los antiguos evolucioncitas, ellos asumen la existencia “objetiva” de estos sistemas, cuya complejidad puede ser “realmente” descubierta, descrita, etc., ignorando que los sistemas son construidos en nuestra imaginación, en un intento abstracto de representar parte de la realidad que queremos comprender. Los sistemas no existen como tal, son constructos culturales creados por nuestros modelos mentales (Bawden 1999; Röling 2000). El mayor indicador de eso es el hecho de que solamente ahora estos científicos perciben estos “sistemas”. Antes, con sus modelos mentales culturalmente moldeados por la visión lineal y reduccionista propuesta por la ciencia moderna en los siglos XVI y XVII, muchos de estos mismos científicos no aceptaban la existencia “objetiva” de estos sistemas complejos, no-lineales. Ellos continúan ignorando que la realidad es lo que nuestro método de observación nos permite percibir, y que éste deriva de nuestros modelos mentales.
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