El texto proporcionado describe las características de los olivares intensivos, que se caracterizan por la generalización del olivo de un solo pie en comparación con el olivar tradicional. Esta opción permite mayores rendimientos al incrementar el área de frutificación y reduce los costos de recolección al facilitar el trabajo de las maquinarias. Además, el regadío es imprescindible en este tipo de explotación, y el consumo de fertilizantes y otros insumos se incrementa notablemente. El cultivo superintensivo puede superar la barrera de los 2.500 pies por hectárea, y el coste de los plantones y la adquisición de maquinaria específica son inversiones más costosas en este sistema. Otras características incluyen el aumento del consumo de agua, la necesidad de ocupar terrenos con pendiente nula o muy baja, la dependencia de tecnologías al alcance exclusivo de grandes empresas, entre otros aspectos. Este modelo recibe críticas agronómicas y económicas, ya que cuestiona la viabilidad de los olivares menos intensivos y genera incertidumbres de rentabilidad debido a las fuertes inversiones y la vida útil más corta de las plantaciones.
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