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Arcaz Pozo (2015) ha estudiado a fondo el tratamiento de la Travesía de amor por parte de Medrano, comentando hasta cinco sonetos diferentes. Antes...

Arcaz Pozo (2015) ha estudiado a fondo el tratamiento de la Travesía de amor por parte de Medrano, comentando hasta cinco sonetos diferentes. Antes de entrar en estos tratamientos, conviene recordar que Medrano compuso precisamente una traducción libre de la Oda I 5 de Horacio en su Ode XV, que pasamos a citar y a comentar (texto en Alonso 1988: 246-247): ODE XV (II, iv) ¿Quién es, oh Pirra, el moço delicado que en ámbares vañado, y entre flores, oy goza tus amores? ¿Para quién ‘as trençado tus rubias hebras con senzillo aseo? 5 ¡Ay, quántas vezes, ay, tu fee y su hado ya llorará mudado! y admirará al Egeo, con vientos negros áspero en la fiera tormenta, nuevo, el que te cree y te adora 10 por hecha de oro, ahora; el que siempre te espera de otro cuydado agena, y siempre amable, no advertido deel viento mentiroso que le spira amoroso: 15 aquél –¡oh miserable! – a quien tu faz de nuevo resplandece. que se trata de una traducción renacentista típica (interpretatio), acertada en líneas generales, aunque no literal, y que refleja el espíritu del original, introduciendo una moderada amplificación cuantitativa, así como pequeñas omisiones y errores. Pasando a los tratamientos originales de Medrano del tópico de la Travesía de amor, se detecta que la influencia de Horacio sobre Medrano es también patente en sus sonetos que desarrollan el tópico. Esto se hace evidente, por ejemplo, en el soneto XIV de la edición de Dámaso Alonso (1988: 209): SONETO XIV (I, xvi) Suelta la carta y brújula el piloto, cansado de luchar con agua y viento; açota de la nave el mar hambriento este costado, abierto, y aquél, roto. Deel impio marinero, ya devoto, 5 embuelto en vozes sube el sentimiento al çielo, que despreçia, malcontento, deel pasajero humilde el casto voto. Embiste el casco en un escollo duro, y al más dichoso, en una tabla asido, 10 escupe el mar en las arenas, muerto. Yo lucho con la ausençia, y, sostenido de mi esperança, ¿llegaré seguro, Flora, a tus ojos? ¡Muera yo en tal puerto! Si en una primera parte se presenta la pintura objetiva de la desazón del marinero zarandeado por la tormenta y víctima del naufragio (vv. 1-10), la conclusión del soneto, expresada en el terceto, nos muestra al sujeto lírico atormentado por sus cuitas de amor, causadas por la ausencia de la amada (vv. 11-14). También el poeta se halla embarcado en una travesía cuyo venturoso final son los ojos de la amada, a los que califica de puerto y en los que encuentra una muerte metafórica. El detalle de los ojos de la amada como puerto o destino de la travesía amorosa ya lo habíamos documentado en Fernando de Herrera (Soneto XCIIX de Versos de F. de H.). Ahora bien, como señala Arcaz (2015: 54), lo más destacable en este poema es la articulación temática o argumental. Aunque la fuente clásica del soneto es difícil de determinar, lo cierto es que el texto sigue la estructura que habitualmente Horacio emplea para dar cabida a experiencias subjetivas, que encuentran acomodo en los últimos versos de la composición, como corolario a la pintura objetiva que recoge la primera parte del poema. Este procedimiento se documenta, por ejemplo, en la Oda II 16 de Horacio, Otium divos rogat in patenti, que fue traducida libremente por Medrano en su Ode XXIV (Alonso 1988: 291-293), lo que pudo contribuir a que el poeta sevillano aprendiera o practicara el procedimiento estructural comentado. Sobresalen entre los sonetos dedicados a la Travesía de amor los dos dedicados a Amarilis: XLIII y XLIV. El primero enlaza verosímilmente, como apunta Arcaz (2015: 56), con la elegía II 26 de Propercio. En ella se recoge la pesadilla del sujeto lírico sobre el viaje en barco de su amada Cintia: sueña el poeta que su barco naufraga y que es salvada, en el último momento, por un delfín, cuando él estaba a punto de lanzarse al mar en su rescate. La anécdota sirve a Propercio para declarar su amor por Cintia, precisando que, si es necesario, morirá junto a ella durante la travesía (II 26, 43-44; 58-59: certe isdem nudi pariter iactabimur oris: / me licet unda ferat, te modo terra tegat… / quod mihi ponenda tuo sit corpore uita, / exitus hic nobis non inhonestus erit). La misma idea sirve a Medrano como conclusión de su soneto, en el que se refiere a la necesidad de mantener la calma frente a las circunstancias adversas de la vida. La conexión de Medrano con Propercio se hace palmaria en el verso “que un’ola nos sepulte muertos” (13), donde resuenan las palabras del poeta latino a Cintia. Texto en Alonso 1988: 299: SONETO XLIII (III, vii) Otra vez, oh Amarili, el proceloso ivierno ensaña el mar y ciega el día; otra vez, flaca y rota nave mía, el cielo experimentas envidioso. Él se ostenta en tu daño, poderoso 5 (y ¿un cielo santo iras tamañas cría?). ¡Oh, cómo no te basta la osadía!: piloto as menester sabio y no ocioso. ¿Tememos? No, Amarili, aunque veamos o embestir el baxel en los más yertos 10 escollos, o sorberlo ya el abismo. ¿Qué temeré? Si juntos assí estamos, que un’ola misma nos sepulte muertos; o salvos nos dé al templo un voto mismo. En el otro soneto a Amarilis, el XLIV, dedicado a Francisco de Rioja, el peligro se halla más bien en encallar en “mal seguros golfos, y apartados”, que metaforizan la renuntiatio amoris. Texto en Alonso 1988: 304: SONETO XLIV (III, viii) Al Licenciado Francisco de Rioja La violencia, Leucido, de los hados (¿en qué los ofendí?) lleva mi vida (llévate, oh Amarilis) ofrecida a malseguros golfos, y apartados. ¿Cómo, pues, yo, de afanes y cuydados 5 vatido, miro el mar con tan erguida frente y muda paciencia, no vencida deestos escollos yertos y callados? Cedo a la fuerça, cuerdo, y cedo al día, la esperança alargando; y si no engaña 10 su arte al sabio, Amarilis será mía. Assí deel pece es dueño, quando siente fuerças en él mayores que en la caña, si le da cuerda, el pescador prudente. El objetivo del poeta es conseguir finalmente los favores de Amarilis gracias a la virtud de la paciencia. Resuenan en el texto, como ha visto Arcaz (2015: 58), los consejos del Ovidio amatorio, a quien parecen además referirse los versos 10 y 11 (“y si no engaña / su arte al sabio”). El ejemplo piscatorio incluido en versos 12-14, aunque no tomado directamente de Ovidio, es similar a los aducidos por el sulmonense en muchos pasajes de su Ars. Adjuntamos una Tabla-resumen que recoge los submotivos del tópico tratados por Medrano: Francisco de Medrano Referencia Submotivos Doble naturaleza de Afrodita-Venus Aplicación sexual de remar / navegar La amada o el amor como el mar Tempestad del amor Arribada a puerto Ofrenda votiva Aspectos morales Aspectos físicos Ode XV X 14-15 viento mentiroso / que le spira amoroso X 17 tu faz… resplandeçe X 8-10 9-10 fiera / tormenta 18 tormenta X 19-20 19 tabla votiva Soneto XIV X 3 mar hambiriento X 1-11 X 11 en las arenas muerto 14 Muera yo en tal puerto X 8 el casto voto Soneto XLIII X 1-2 el proceloso / ivierno ensaña el mar X 14 o salvos nos de al templo un voto mismo.

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