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que suponía el desarrollo del hábito de consumo dentro de la población y el de la especialización del trabajo, con la consiguiente renuncia al idea...

que suponía el desarrollo del hábito de consumo dentro de la población y el de la especialización del trabajo, con la consiguiente renuncia al ideal autárquico de la autosubsistencia. Respecto de la estabilidad de las fronteras, los espacios económicos de la región se habían terminado de configurar desde la costa, a partir de la década de 1780 y, en la primera mitad del siglo XIX. Los circuitos comerciales andinos fueron perdiendo conexiones directas e indirectas con Valparaíso en la medida que las economías nacionales peruana y boliviana fueron estructurándose y madurando como tales: “Debe insistirse en que la mantención de ellos en las primeras décadas de ese siglo fue también parte de las estrategias comerciales británicas interesadas en un amplio mercado andino con centro en Valparaíso” (Cavieres & Contreras, 2005: 199). 82 Por su parte, respecto de la organización económica: “proteccionistas en términos doctrinarios, liberales en términos prácticos, las autoridades chilenas fueron eficaces en mirar hacia el Pacífico y atraer los beneficios del libre comercio atlántico” (Cavieres & Contreras, 2005: 199). De esta manera, la política económica que desarrolló el Estado tenía características mercantilistas y jurídico existente y ello hacía cada vez más urgente y ostensible la necesidad de modernización del correspondiente marco institucional sobre la materia. Así, los años 1850 vieron la promulgación de la Ley de Sociedades Anónimas en 1854 y de la importante Ley de Bancos en 1860. Además, en septiembre de 1852, el Congreso autorizó al Presidente de la República para el estudio de una reforma profunda a toda la legislación económica existente y a su nueva codificación lo cual vino a concretarse sólo el 25 de noviembre de 1865 con la promulgación de Código Comercial que vino definitivamente a reemplazar a la anteriormente mencionada Ordenanza de Bilbao” (Cavieres & Contreras, 2005: 196). 82 Cuestión no menor para nuestra problemática que abordaremos en el apartado siguiente. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 274 nacionalistas.83 Sin una orientación ideológica clara, esta disposición daba cuenta de la nueva correlación de fuerzas (Cariola & Sunkel, 1999), orientándose hacia un manejo más bien pragmático. La política arancelaria no significó nunca una traba para el comercio exterior, al tiempo que constituía la principal entrada de ingresos ordinarios del Estado. “Altas barreras aduaneras, restricciones a la salida de metales preciosos y disposiciones protectoras de la producción interna, muestran que se estaba lejos de la concepción liberal (…) Además de pretender proteger la producción nacional, la conocida ley de 1811 estimulaba el desarrollo de la marina mercante a rebajar los derechos de los productos que se comerciasen en naves construidas en el país o en el extranjero pero de dueños chilenos” (Villalobos & Sagredo, 1987: 10).84 83 “El decreto de liberación del intercambio de 1811, promulgado en 1813 bajo el título ‘Apertura i fomento del comercio i navegación’, abrió al comercio los puertos mayores de Chile –Coquimbo, Valparaíso, Talcahuano y Valdivia-, estableció una tarifa general a la importación de mercaderías del 30 por 100, así como prohibiciones y protección especial para la mayor parte de los intereses que podrían ser afectados por la libre importación” (Cariola & Sunkel, 1999: 29). 84 Este constituye un tema importante al tratar de hacer la mirada retrospectiva con la orientación normativa que dominó la institucionalidad económica durante el período colonial. En este sentido, si bien se está en presencia de aplicación de medidas liberalizadoras del comercio, no hay razón suficiente para hablar de una orientación liberal. De modo tal que la matriz normativa desde la cual se piensa la política económica sigue manteniendo fuertes resabios tradicionales, los cuales se mantendrán hasta bien entrado el siglo XIX: “En esa actitud pesaban todavía las categorías éticas de la Colonia, basadas en el concepto de bien común y la política intervencionista del absolutismo monárquico. Era difícil sustituir el bien general en la vida social, que posponía el interés particular, por un egoísmo individualista que supuestamente beneficiaba a todos. Resultaba más claro y directo fijar tasas y aranceles en el quehacer interno, controlar el tráfico externo, limitar la salida de metales preciosos, proteger a la marina mercante y favorecer a la producción con la internación libre de herramientas y maquinarias o la imposición de reducidos derechos sobre ellas. Esas medidas parecían más seguras, por el momento, que esperar la autorregulación del mercado” (Villalobos y Sagredo, 1987: 15-16). Comentario: consideraría la eliminación de la cita dentro de este pie de página, y conservaría algo de su sentido original. Dinámicas del Capitalismo en Chile 275 III. FORMACIÓN DE UN MERCADO ÚNICO DE CARÁCTER COLONIAL O LOS AVATARES DE LA CONFIGURACIÓN DEL CAMPO ECONÓMICO NACIONAL Generalmente se tiende a pensar que la extensión de un mercado depende de elementos como la unidad político administrativa y la población que ésta alberga. Sin embargo, Carmagnani (2001) plantea que para el caso de Chile son factores secundarios, aún cuando la unidad administrativa, política y legislativa del Chile histórico (de Copiapó hasta el Bío-Bío) fue una condición favorable. Por su parte, la población incide en la formación de un mercado a partir del poder de compra de ésta (cuyo indicador es el ingreso per cápita), sin embargo, para el caso de Chile el efectivo crecimiento demográfico incide no tanto por su poder de compra como por la capacidad de producción que ésta implicó. Según Adam Smith existe una estrecha relación entre la división del trabajo y la extensión de un mercado, de tal modo que mientras mayor sea la extensión del mercado, mayor será la división del trabajo (para ello solo baste recordar el memorable ejemplo de los alfileres). Del mismo modo, si existe mayor desarrollo de nuevos sectores productivos o sectores productivos pre-existentes, indica que el mercado se extiende, “Tenemos entonces que un indicador de la formación progresiva de un mercado es justamente la evolución de la especialización productiva de cada región (…) en efecto, la especialización conlleva necesariamente un aumento de los intercambios regionales e inter-regionales, en la medida en que estos favorecen el desarrollo de sectores más productivos y frenan los sectores competitivos de la economía vecina (…) los condena al estancamiento” (Carmagnani, 2001: 308). Y esto es lo que observa Carmagnani para el caso de Chile: una evolución positiva de la especialización productiva en cada región hacia fines del siglo XVII. Sin embargo, la importancia de los sectores productivos en cada región en el primer tercio del siglo XIX no tiene la misma textura que un siglo atrás: se observa, entonces, una evolución que transformó las tres economías regionales en economías complementarias (Carmagnani, 2001). Sin embargo, antes de abordar directamente la formación del mercado colonial unitario, parece pertinente entregar algunos elementos que permitan caracterizar cada uno de estos mercados regionales, a fin de perfilar a partir de ellos su vinculación y articulación posterior. Revista Il Quattrocento, Número 4, Diciembre de 2010 276 III.1 La Serena: sociedad señorial y modernización capitalista El espacio económico que se constituye en torno a la ciudad de La Serena corresponde, en gran medida a lo que hoy se conoce como Norte Chico. En términos socio-económicos, lo que parece constituir la característica fundamental hacia fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX es la presencia de elementos tanto tradicionales como modernos. En efecto, al menos esa es la impresión que queda al revisar dos de los estudios más relevantes a este respecto, como son los realizados por Mario Góngora (1970) y Marcelo Carmagnani (1963). Ahora, si bien es cierto que tal planteamiento no constituye ninguna novedad en términos sociológicos, lo importante, en este caso, es determinar cuales elementos corresponden a lo que se denomina como ‘tradicional’ y cuales corresponden a lo ‘moderno’ (para el caso, lo ‘moderno’ lo identificamos con la presencia de componentes económicos propiamente capitalistas). A comienzos del siglo XVIII, para Góngora, la zona del Norte Chico era bastante diferente del resto del país toda vez que aún se encontraba presente la institución de la encomienda, que en algunos casos podía ascender sin problemas a 80 o 90 indios tributarios, además de la existencia de estancieros y trapicheros poderosos, la utilización de mano de obra esclava y conformación de la fortuna local: minas de plata, fundiciones, molinos de cobre, viñas, etc. Lo cual le otorgaba un alto grado

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Revista Il Quattrocento
316 pag.

Antropologia Econômica Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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