Naturaleza y cultura aparecen identificadas en la configuración del edificio como dos ejes de referencia antitéticos que polarizan y ordenan, al ti...
Naturaleza y cultura aparecen identificadas en la configuración del edificio como dos ejes de referencia antitéticos que polarizan y ordenan, al tiempo que lo definen y lo significan, el universo de la casa. Desde el extremo fronterizo con el ámbito social hasta el opuesto en donde están los animales, una serie de espacios jerárquicamente organizados se suceden, reproduciendo en su ordenamiento una manera de concebir el espacio de la familia; un mundo en el que están representados lo natural, por un lado, y lo social, por el otro; y entre ambos, la familia aparece como una entidad diferenciada de uno y otro ámbito, pero que, al mismo tiempo, participa de ambos, si bien se puede fácilmente observar en la disposición arquitectónica la expresión de un mayor distanciamiento con la esfera animal que con la social.
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