No obstante la operatividad que en muchos casos ostenta el estructuralismo genético, el método de lectura sociológica propuesto por Lucien Goldmann...
No obstante la operatividad que en muchos casos ostenta el estructuralismo genético, el método de lectura sociológica propuesto por Lucien Goldmann tiene una deficiencia (que la referencia incluso superficial a A Ilustre Casa de Ramires no puede dejar de sugerir) susceptible de poner en causa una faceta de su aplicación; nos referimos al problema de la existencia de un intermediario, responsable material de la creación. Incluso reconociendo que las motivaciones colectivas ejercen sobre el escritor una coacción difícil de frenar, incluso admitiendo que el principio de la homología estructural hace inviable una lectura meridiana de las infraestructuras que subyacen en el texto, la verdad es que toda creación se concretiza transponiendo (independientemente de cualquier preconcepto psicologista) el tamiz de la individualidad creadora; y es esta individualidad creadora la que interpreta, en un registro predominantemente estético, una visión colectivizada del mundo. Efectivamente no se puede negar que, como observa Zéraffa a propósito de la creación novelesca y aceptando la categoría de mediación sugerida por Goldmann, «un novelista es realmente sociólogo cuando traduce un objeto social que él mismo experimenta, y (aquí está lo esencial) cuyo código supo descifrar»; y eso sucede invariablemente a costa de «una fuerte conciencia de los imperativos técnicos y estéticos de que dependerá la transcripción de su visión de sí mismo y de los otros» 47.
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