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Según Castro (2004: 272-273) no se encuentra en las obras de Foucault una exposición detallada del concepto de práctica que utiliza a lo largo de t...

Según Castro (2004: 272-273) no se encuentra en las obras de Foucault una exposición detallada del concepto de práctica que utiliza a lo largo de todas sus obras, sino que es necesario reconstruirlo a partir de ellas. Foucault presenta la distinción entre prácticas discursivas y no discursivas cuando introduce el concepto de dispositivo al querer extender el dominio de las prácticas del orden del saber al del poder. “El dispositivo como objeto de análisis discursivas. Su materialismo discursivo es afectado por la teoría del “juego de lenguaje” de Wittgeinstein al ser entendido como una totalidad que incluye tanto elementos lingüísticos como extralingüísticos, tanto palabras como acciones. Todas las acciones son socialmente construidas y significadas, el significado de una acción depende de una configuración discursiva. A partir de Wittgeinstein se ha tornada borrosa la separación entre uso y significado, pragmática y semántica ya que el significado tanto de una acción como de una palabra es enteramente dependiente de su contexto (Laclau; Mouffe, 1993: 114 – 116). Por ello la importancia a lo largo de nuestra investigación de analizar las fuentes en relación con el contexto histórico y social específico. El significado es también producto de la pragmática. Para ellos toda práctica es parte de una formación discursiva y producto de prácticas articulatorias. “Una estructura discursiva (…) es una práctica articulatoria que constituye y organiza las relaciones sociales” (Laclau; Mouffe, 2006: 133). Esta indistinción entre discursos y prácticas se sostiene en que, por un lado, “todo objeto se constituye como objeto de discurso en la medida en que ningún objeto se da al margen de toda superficie discursiva de emergencia”. Por otro lado, toda distinción entre lo que usualmente se denominan aspectos lingüísticos y prácticos (de acción) de una práctica social, o bien son distinciones incorrectas, o bien deben tener lugar como diferenciaciones internas a la producción social de sentido, que se estructura bajo la forma de totalidades discursivas (Laclau; Mouffe, 2006: 144-145). El materialismo discursivo en estos autores se sostiene en la imposibilidad de separar objetos, instituciones y rituales, de discursos; estos son construidos discursivamente y son producto de un devenir histórico y social determinado. La materialidad discursiva para ellos presenta dos importantes consecuencias: La primera, que la materialidad del discurso no puede encontrar el momento de su unidad en la experiencia o la conciencia de un sujeto fundante, ya que el discurso tiene una existencia objetiva y no subjetiva; por el contrario, diversas posiciones de sujeto aparecen dispersas en el interior de una formación discursiva. La segunda consecuencia es que la práctica de la articulación como fijación/dislocación de un sistema de diferencias tampoco puede consistir en meros fenómenos lingüísticos, sino que debe atravesar todo el espesor material de instituciones, rituales, prácticas de diverso orden, a través de las cuales una formación discursiva se estructura (Laclau; Mouffe, 2006: 148, la cursiva es de los autores). Las diferentes posiciones subjetivas para analizar la formación de los profesores de educación física y cómo ellos se identificaban en forma precaria con ellas fue clave, pudiendo un mismo sujeto establecer polos de identificación con más de una formación discursiva, ya sea normalista, universitaria, académica, profesional, pedagógica, médica, eugénica, entre otras, con sus ambivalencias, contradicciones y ambigüedades, lo que marcaría la circulación de sentidos y las porosidades en cada una de ellas. Las formaciones discursivas están caracterizadas por la dispersión y la contingencia que implican una fijación precaria de elementos (entendidos como diferencias que no se articulan discursivamente) en momentos (entendidos como posiciones diferenciales que aparecen articulados en el interior de un discurso). Los modos de relación de sus elementos son contingentes ya que su fijación nunca es completa y, por lo tanto, ninguna formación discursiva es una totalidad suturada. “La transición de los elementos a los momentos nunca se realiza totalmente. Se crea así una tierra de nadie que hace posible la práctica articulatoria” (Laclau; Mouffe, 2006: 150). No desconocemos que existan diferencias teóricas y epistemológicas entre ambas perspectivas, la foucaultiana y el análisis de discurso, pero creemos que, no obstante, aspectos de una y otra imprimen una peculiar y fermental mirada sobre los elementos que se entretejen en los discursos y para el abordaje historiográfico de la educación y la enseñanza del cuerpo y la educación física. Lejos de adoptar la metodología de trabajo del análisis de discurso o el arqueológico y genealógico, se establece, a lo largo de la investigación, una afectación teórica de estas y una búsqueda de articular aspectos de una y otra perspectiva para enriquecer el abordaje analítico. El concepto de discurso es un término complejo y polisémico que ha atravesado el campo de las ciencias sociales y humanas a partir del giro lingüístico (Laclau y Mouffe, 2006), por su parte, tanto el análisis de discurso como la perspectiva foucaultiana han sido afectadas por este y ambos reconocen algunos autores comunes, como, por ejemplo, Althusser. En el aporte teórico del análisis del discurso francés (Pêcheux, 1990: 55) este es entendido como estructura y acontecimiento, en tanto la estructura es abierta por la inclusión del acontecimiento a los avatares del sentido-sinsentido. Para esto propone la descripción e interpretación de los discursos dando importancia a los gestos de descripción de las materialidades discursivas y a los espacios de interpretación que ellas abren. Por ello estas materialidades son entendidas como una división discursiva entre dos espacios: el de la manipulación de significaciones estabilizadas, normativizadas por una higiene pedagógica del pensamiento, y el de transformaciones de sentido, escapando a cualquier norma establecida a priori, de un trabajo del sentido sobre el sentido, tomadas en el relanzar indefinido de las interpretaciones (Pêcheux, 1990: 5133). Por esto el énfasis en nuestra investigación es puesto tanto en el rastreo de las redes de sentido que configuran la formación del profesor de educación física, así como en sus fracturas y resignificaciones. Estas dos dimensiones forman parte de las diversas discursividades encontradas en tanto están determinadas por el acontecimiento: “el punto de encuentro de una actualidad y una memoria” (Pêcheux, 1990: 17). El historiador resignifica desde el momento actual una mirada sobre 33 Todas las citas de este autor de aquí en más han sido traducidas por nosotros. el pasado y en el choque de estos dos aspectos se configura el análisis discursivo: la determinación histórica y lingüística. Desde esta perspectiva influida por el lacanianismo, lo propio de la lengua es la inestabilidad del signo, o sea, la primacía del significante sobre el significado34. En este sentido, es pertinente señalar que: “todo enunciado, toda secuencia de enunciados es, pues, lingüísticamente

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