En este marco es donde se legitima el discurso en torno a la calidad de la enseñanza en España. Un discurso que hay que abordar desde el credencial...
En este marco es donde se legitima el discurso en torno a la calidad de la enseñanza en España. Un discurso que hay que abordar desde el credencialismo, que considera la escuela únicamente como un lugar donde adquirir títulos que luego serán utilizados por los individuos y los grupos como un instrumento legítimo –es decir, aceptado- en la pugna por las ventajas relativas en la vida adulta, especialmente en la esfera ocupacional. Por tanto, la escuela es considerada como una simple “caja” negra, cuyo interior carece de interés analizar, dado que el credencialismo considera la escuela, exclusivamente, como un mecanismo de distribución. No obstante, “tuvo y tiene la virtud de señalar que la sociedad no se divide simplemente en grandes clases sociales, sino en multitud de pequeños y grandes colectivos que pugnan entre sí, a lo que debe añadirse las pugnas interindividuales, y que la educación es un instrumento en esta lucha de todos contra todos” (Fernández Enguita, 1989: 52).
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