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Pareciera que cuando un supervisor acumula ventajas que más tarde o más temprano serán entendidas como cualidades personales, mas se sentirá recono...

Pareciera que cuando un supervisor acumula ventajas que más tarde o más temprano serán entendidas como cualidades personales, mas se sentirá reconocido por los pares y los agentes subalternos, y fortalecerá de es modo el respeto de los otros y el ejercicio de su autoridad. En general, en el caso de las supervisoras entrevistadas el tránsito por la universidad, así como la posibilidad de articular acciones conjuntas es vista como un diferencial importante la hora de sustentar su legitimidad y su prestigio. Acerca del desencanto Aquellos dispositivos propios del programa institucional que durante la constitución de los sistemas educativos garantizaban la posibilidad de reducir la incertidumbre y posibilitaban una identidad profesional estable y duradera, han perdido su eficacia simbólica. Para Dubet el primero de esos desencantos esta vinculado a la disciplina, que actualmente pareciera limitarse a una función de control social. Inclusive, para el autor, cuando actualmente se revaloriza la disciplina y la necesidad de lograr un orden, la primera es reducida a un medio de resistencia contra la crisis. En este escenario la disciplina debe ser percibida como justa tanto para quienes la implementan como para aquellos sobre los que se la ejerce. La autoridad debe ser permanentemente justificada o bien estar sustentada por un carisma personal. En tanto que el programa institucional ligaba disciplina y subjetivación, las dos lógicas se separan dejando en el centro de la escena una lógica solo de relación, sólo de reconocimiento ajeno, que a priori aparece como contradictoria con la disciplina. El programa institucional supone que los actores están motivados, porque su personalidad esta construida en torno a vocaciones y valores. Cuanto más se separan el actor y el sistema, mas se diferencia el individuo social y el sujeto, más problemática resulta la índole de la motivación. En los actuales discursos pedagógicos motivar a los alumnos, a los docentes, a los directivos aparece como una cuestión central, sin embargo para motivar a los demás es necesario motivarse a uno mismo, de comprometer la personalidad y las convicciones propias, pero los actores educativos insisten en que su trabajo es cada vez mas agotador, (intensificación del trabajo), porque los actores ya no entran a las instituciones por las motivaciones tradicionales. Ehrenberg sostiene que actualmente la depresión reemplaza a la neurosis ya que los individuos deben motivarse solos, la depresión se convertiría así en la enfermedad de la libertad. El desencantamiento del mundo priva a las instituciones de los consuelos que hacían soportable la experiencia de los actores y erosiona el sentido de la misma. La idea de responsabilidad reemplaza a la de mandato que suele tener rasgos de lo inapelable y lo divino (Puiggrós y Dussel, 1999). Las relaciones entre supervisores y directores incluyen una dimensión relativa a la autoridad, sin embargo, cabe aclarar, que no todas las formas de autoridad son iguales, ni tienen los mismos efectos. No es lo mismo entender a la autoridad como un mandato incuestionable que como un acto responsable, particular, que debe justificarse de manera cotidiana, dejando un espacio para que el otro se enriquezca en esa interacción. El rol trasciende lo explicitado en la normativa, ésta ya no define a un rol determinado, sino que lo desborda. El idioma de la moral y del control es reemplazado aquí por el diálogo. En este caso, el testimonio de las supervisoras pondría de manifiesto la tensión existente entre las lógicas más objetivas e impersonales de la organización – que sirven de marco a su actividad- y una posición menos corporativista y singular de la experiencia de trabajo. La dimensión humana estaría imponiéndose a la dimensión técnica del trabajo. También estarían denunciando una renuncia por parte de los directores de ejercer su rol prescripto y derivar o “elevar” las responsabilidades a las instancias de la supervisión, expresiones tal vez de una apatía profunda respecto a las propuestas de los supervisores. A veces los conflictos no se resuelven sólo a la manera tradicional, en el seno de los organismos competentes, y toman estado público. Tal fue la situación desarrollada en la ciudad de Olavarría que frente a la expulsión de un grupo de alumnas que habrían cometido una falta grave en la Escuela Normal de la ciudad de Olavarría. La Inspectora Jefe S no avaló la expulsión de las alumnas y en una nota concedida a El Popular, el diario de mayor tirada olavarriense, duda de la capacidad de los directivos para desempeñarse en ese rol. Por su parte en el mismo medio los directores de la escuela involucrada publican una solicitada en contra de la inspectora. La amenaza siempre latente, de llevar los conflictos a los medios esta presente en las entrevistas realizadas a los directores que fueron entrevistados para este trabajo, como se ejemplifica en el siguiente relato: “Conozco una directora de muchos años de servicio, que estuvo, hace un tiempo enferma y está con licencia. Me la encontré el otro día por la calle y ella se dio el lujo de decirle a los supervisores de Psicología, tanto como a nuestra inspectora, palabras muy crudas y muy terribles. Venían con la historia de que tenía que tomar un alumno que ya no lo quería en la institución, por qué había aconsejado otra escuela...¡No! Ella no se los tomó, y les dijo: “Y ustedes no me van a obligar, porque... yo llamo a Crónica...” les dijo “…y les expongo el caso y lo van a tener en las puertas de su casa” o sea que se dio el lujo, también de amenazarlas y no le dijeron nada. Y no lo hicieron porque es una persona que todos la conocen como que es” medio loquita”...Bueno, entonces, es como que les hizo frente y ¡pará!” Los inspectores vinieron con un montón de cosas que ella, como ya es una “zorra vieja, y se conoce un montón de cosas, no pudieron imponerle nada” (Directora G). La efectividad de la estrategia de “llamar a los medios”, podría inferirse, parafraseando a Sennet, que radica en un sentimiento de vergüenza que se genera cuando los adultos no pueden controlar las condiciones en los que son vistos, cuando se los expone a situaciones de visibilidad para las que aun no están preparados (2003:124, 125) y que además estaría erosionando su legitimidad profesional. Por otro lado no resulta extraño ya que los medios masivos de comunicación de alguna manera establecen una agenda prioritaria de temas, estimulan la generosidad y despiertan la sensibilidad del público. Frente a hechos altamente mediatizados la gente responde con actos de adhesión o solidaridad, según sean presentados, a uno u otro actor involucrado en el conflicto. Atentados terroristas e inundaciones son casos testigos de esa actitud altruista; sin negar, por supuesto, que también existen movimientos de asistencia social voluntaria menos impactantes que la solidaridad inducida por los medios. Una solidaridad instantánea y eficaz. Los medios no

Esta pregunta también está en el material:

TFLACSO-03-2010MAM
259 pag.

Gestão Escolar, Gestão Não Escola e Curriculo. Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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