Como se revisó, la experiencia de ser hombre desde el modelo dominante lleva implícita la noción de “normalidad”, y por tanto, esta masculinidad y ...

Como se revisó, la experiencia de ser hombre desde el modelo dominante lleva implícita la noción de “normalidad”, y por tanto, esta masculinidad y sus encarnaciones en la vida de los hombres y sus prácticas no constituyen un problema, quedan incuestionadas y silenciadas por “normales” –excepción hecha con algunos varones no heterosexuales o los que rompen con los mandatos dominantes de género, quienes son problematizados y anormalizados-; estas definiciones impregnan todos los ámbitos de la salud, incluyendo el de la salud mental (Bonino, 1998).