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Se plantea que el maestro sea consciente de las acciones que realiza; además este saber no se reduce solamente al conocimiento disciplinar de la as...

Se plantea que el maestro sea consciente de las acciones que realiza; además este saber no se reduce solamente al conocimiento disciplinar de la asignatura que enseña, sino que envuelve también el análisis y la transformación que ejecuta tanto en la práctica pedagógica como en el contexto inmediato. A continuación abordo la concepción de saber pedagógico que desarrolla Franco (2010), según el cual ―El saber pedagógico (o la pedagogía que es lo mismo) reflexiona acerca del contexto socio histórico y, por ende, de los retos y los problemas de la educación que se rinda en una sociedad concreta‖ (p. 152). Lo anterior significa que el saber pedagógico permite al maestro racionalizar el mundo cotidiano, las prácticas sociales y los diversos procesos educativos; un saber con el cual el maestro puede transformar su práctica pedagógica y la vida de sus estudiantes, dado que todo lo que enseña en el aula se puede relacionar con lo que se vive fuera de ella; es un saber que va más allá de los límites escolares. En palabras de Tezanos (2006), citada por Franco (2010), se plantea que el saber pedagógico es ―La relación pedagógica entendida como toda relación social que tiene como finalidad la formación de sujetos, mediada por los procesos de apropiación de la cultura‖ (p. 155). Por esto, este saber pedagógico puede considerarse como una reflexión crítica o una transformación de la práctica pedagógica; esta renovación solo es posible gracias al trabajo realizado por el maestro en la cotidianidad, en la reflexión que se genera en el aula de clase y en el saber que va acumulando. Para Franco (2010), el saber pedagógico se cuestiona por los obstáculos de la educación en la sociedad donde se encuentra inmerso el maestro. Esta tarea le permite pensar tanto en las problemáticas del mundo cotidiano —en las prácticas sociales— como en los hechos que se presentan en los procesos educativos dentro de la institución. Lo anterior favorece la acumulación y creación del saber pedagógico y la transformación de la práctica pedagógica. Luego de definir el saber pedagógico desde Franco (2010), como un saber que trasciende las barreras escolares, en esa misma línea Castaño (2012) afirma que: Tras someter a evaluación, a autoexamen la praxis docente, se construye un saber pedagógico alternativo, apropiado y crítico y un hacer docente distante en algún grado del saber epistemológico de la pedagogía. A este proceso de construcción de saber hacer pedagogía, o saber educar bien, se constituye en el saber pedagógico del docente. Por lo cual, Castaño (2012) alude al saber pedagógico como "Un saber profesional práctico que tiene que ver con la formación de saber hacer pedagogía". Por ende, este saber es individual y propio de cada maestro en relación con lo que vivencia a diario en el aula de clase; lo construye desde el trabajo cotidiano y según las necesidades del contexto donde desarrolla su labor. Para Castaño (2012), el saber pedagógico se construye desde la práctica de cada maestro; allí entra en relación con los demás saberes que posee, entre ellos el disciplinar. Por tanto, se considera la enseñanza como una actividad reflexiva que se ve reflejada en el saber pedagógico; a su vez, este se ve inmerso en la práctica pedagógica. Para Castaño (2012): "El saber pedagógico (…) es un discurso que se instaura no solo por la síntesis de otros saberes, sino a propósito de las prácticas de formación e instrucción de otros, es decir, que los conocimientos disciplinarios se transforman en objetos de enseñanza al ser procesados didácticamente, sistematizados y registrados". En efecto, según Castaño (2012), el saber pedagógico no se relaciona solamente con la didáctica de la disciplina, sino que también se vincula con la formación del maestro, lo que implica reflexionar sobre preguntas del tipo para qué, cómo y por qué. Sin embargo, no basta que el maestro piense sobre su práctica pedagógica; para que se produzca el saber pedagógico, debe haber una sistematización y un registro de los nuevos saberes. En consonancia con la idea de que el saber pedagógico involucra además del saber disciplinar otros aspectos del maestro, Díaz (2001), citado por Díaz (2006), plantea que El saber pedagógico son los conocimientos, construidos de manera formal e informal por los docentes; valores, ideologías, actitudes, prácticas; es decir, creaciones del docente, en un contexto histórico cultural, que son producto de las interacciones personales e institucionales, que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y permanecen en la vida del docente. Transforma; a su vez, esa transformación aporta a la sociedad. En palabras de Flores (2013), el saber pedagógico es una síntesis entre las bases que aportan las ciencias y teorías de la educación y la experiencia en el desempeño docente con fuerte carga ética y valórica pues converge a la intencionalidad educativa que aspira a ser. Por consiguiente, se construye a través de la reflexión de la práctica pedagógica del maestro y a partir de la experiencia educativa. El saber pedagógico también es considerado como un elemento de la identidad profesional de los maestros, y por ende tiene unas características fundamentales. Flores (2013) enuncia cinco de estas: La primera es darle sentido y significado a la práctica pedagógica de los maestros; a partir de la construcción del saber pedagógico se logra redireccionar y justificar las nuevas acciones emprendidas en la práctica. La segunda es constituirse como un saber disciplinario, lo que implica que el maestro debe tener en investigación según la realidad educativa, con el fin de problematizar, evaluar y transformar el contexto. Además, debe haber apropiación de los diversos saberes que se dan en su contexto, en los cuales se incluyen el saber sobre las normas políticas, las problemáticas sociales, la herencia cultural, la idea de ser humano y sociedad que desea formar. Otra de las herramientas que debe poseer el maestro es la capacidad de tomar decisiones y proponer posibles soluciones a los problemas del aula; el maestro asume un papel activo en la transformación de la realidad escolar, por lo cual debe verse como un agente de cambio. En conclusión, para Flores (2013) existe una estrecha relación entre el saber pedagógico y el deseo de formar un determinado proyecto de persona y de sociedad. Este deber ser que idealiza el maestro tiene que estar en concordancia con la realidad del contexto educativo, para lograr una verdadera transformación tanto de la práctica pedagógica como de la sociedad. Otro de los autores que desarrolla el concepto de saber pedagógico es Barragán (2015), quien realiza un exhaustivo análisis filosófico del saber práctico. Desde este enfoque, el investigador define este saber como "Una disposición humana en la que se reconoce y critica la tradición, se dialoga con ella y con las otras personas, con lo cual se van borrando los prejuicios que determinan las actuaciones propias y extrañas". El saber práctico siempre se enfoca en lo que sucede día a día, no es algo acabado y preexistente; siempre se da a partir de las mismas acciones. Barragán (2015) aclara que, si bien el saber práctico es retomado del campo de la filosofía, este saber se traslada a todos los campos de las ciencias sociales y de la educación. Además, el saber práctico es primordial para los diferentes estudios porque legitima el saber que proviene de las diversas prácticas humanas. Este saber tiene una característica particular, y es que debe ser phrónesis, lo que significa que todas las acciones emprendidas deben ser buenas y estar mediadas por la prudencia y la búsqueda de un ser humano virtuoso, de donde se desprende que el saber pedagógico del maestro debe responder a estas características. De acuerdo con lo anterior, para un maestro que asume una actitud reflexiva frente a su práctica pedagógica, según Barragán (2015), sus preocupaciones se emparentan más con el saber práctico que con los resultados o metas exigidos institucionalmente. A través de sus acciones prudentes buscará tanto el bien como la felicidad de los sujetos que se encuentran en el espacio escolar; para lograr esto debe realizar una revisión crítica del currículo, dado que este alberga ideologías vacías del pasado y tecnicismos obsoletos. El saber práctico o saber pedagógico solo es posible construirlo cuando el maestro asume una posición activa en su profesión. En la misma línea, otro autor que define el saber pedagógico es Zambrano (2006).

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Liliana_Del_Valle_2017 (1)
343 pag.

Pedagogia Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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