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sobre la sal, que posteriormente sería una de las causas de la Revolución francesa. Mientras tanto, su perspicacia científica se dirigía al ensayo ...

sobre la sal, que posteriormente sería una de las causas de la Revolución francesa. Mientras tanto, su perspicacia científica se dirigía al ensayo de los minerales de las aguas de fuentes naturales. El trabajo le dio a Lavoisier un amplio campo para refinar las rigurosas técnicas analíticas que sellarían su reputación de arrastrar a la química fuera de la era de la alquimia. Invirtió parte de la fortuna que hizo como fermier général* en la construcción de los mejores instrumentos que pudo. Al medir de manera muy precisa la densidad ligeramente distinta de diversas aguas, pudo decir cuánta sal contenían. Pero no le gustaba demasiado la rutina de los días pasados al sol y bajo la lluvia y de las noches alojado en posadas baratas. Prefería las comodidades del laboratorio, y trabajó duro para conseguirlas. Mientras Priestley experimentaba con el dióxido de carbono, Lavoisier, que ahora se hallaba situado más felizmente en París y acababa de ser elegido miembro de la Academia Francesa de Ciencias, dirigió sus habilidades de medición a las reacciones de combustión. Encontró que el diamante, el azufre y el fósforo, cuando se quemaban al aire ganaban peso si los gases producidos se introducían en los cálculos. Lo mismo ocurría en la escala más lenta de la corrosión metálica. En 1773 ofreció una comunicación importante a la Academia, registrando adecuadamente por primera vez que la transformación de cobre y hierro en cardenillo y orín venía acompañada asimismo con un aumento del peso. Explicaba estas observaciones sugiriendo que las sustancias tenían que absorber algo del aire. En octubre del año siguiente, Lavoisier y sus colegas académicos invitaron a Joseph Priestley a una cena en París y supieron de los últimos experimentos de Priestley, en los que había calentado óxido mercúrico (conocido como escoria roja de mercurio) hasta que liberó «una nueva especie de aire», dejando atrás sólo mercurio líquido puro. El mes anterior, Lavoisier había recibido correspondencia de Carl Scheele, en Suecia, que había hecho el mismo experimento un poco antes. Scheele era un tipo excepcionalmente modesto que nunca buscó reconocimiento académico y que sólo asistió a una reunión de la Real Academia Sueca de Ciencias. No dejó tras él ningún retrato fidedigno, de modo que incluso su estatua en un parque de Estocolmo es una fantasía griega y no un retrato genuino; y, lo peor de todo, no se apresuró a publicar su trabajo. Priestley, mientras tanto, se encontraba en un embrollo teórico sobre lo que había encontrado. Esto dejaba el campo libre para Lavoisier, que repitió el trabajo de los dos hombres y realizó más experimentos por su cuenta antes de bautizar en 1777 al gas como oxígeno, que significa generador de ácido. El interés científico de Priestley era principalmente por los gases del aire, mientras que el de Lavoisier era por las aguas. Y, como la mayoría de científicos suecos, Scheele se interesaba por los minerales de la tierra. Al converger en este elemento vital desde cada uno de los tres estados de la materia, gas, líquido y sólido, apenas sorprende que los tres científicos tuvieran dificultad a la hora de comparar sus notas. Sin embargo, las nubes de confusión acabarían por disiparse para revelar la importancia generalizada del elemento en toda la naturaleza. Es justo atribuir el descubrimiento del oxígeno gas a Scheele y Priestley, pero fue Lavoisier quien unió el elemento recién descubierto al resto de la química al demostrar su centralidad en el agua, los ácidos y las sales. Once años antes, en 1766, Henry Cavendish, un hombre de riquezas y excentricidad parejas a las de un Getty,* había descubierto el hidrógeno, o «aire inflamable», al hacer reaccionar metales con ácidos en su laboratorio privado de Londres. A partir de entonces se divertía preparando explosiones al encender mezclas del gas con aire. El líquido que se condensaba con estas explosiones era simplemente agua. De esta manera, Cavendish confirmó que el agua no era un elemento porque podía crearse a partir de otros ingredientes fundamentales, a saber, el hidrógeno y algo que había en el aire. Lavoisier pudo repetir los experimentos de Cavendish en el verano de 1783 en una espléndida balanza de demostración, utilizando hidrógeno puro y lo que entonces ya sabía que era oxígeno puro en el verano de 1783. Un aparato del tipo que usó se conserva en el Museo de Artes y Oficios de París. Incluso hoy, el magnífico latón trabajado y los elegantes recipientes de vidrio soplado sugieren la precisión del método de Lavoisier. Dos gasómetros enormes que contenían los gases fueron primero pesados, antes de que se dejara que los gases se mezclaran en una enorme cubeta de cristal. Unos cables que penetraban en la cubeta produjeron una chispa que encendió el nitrógeno. El único residuo fueron unos pocos gramos de agua, lo que demostraba de manera concluyente que el agua estaba constituida únicamente por estos dos gases. Aquel mismo verano, los hermanos Montgolfier se elevaron en el primer globo de aire caliente. Lavoisier vio inmediatamente que si se pudiera producir en gran cantidad y económicamente el ultraligero hidrógeno a partir del agua, habría una demanda para éste en la aerostación. Recuerdo que realicé la misma demostración en una representación química que organicé en mi instituto. El acontecimiento se anunció como Explo ‘76. La reacción hidrógenooxígeno no era el evento más vistoso ni el más maloliente del programa, pero produjo ciertamente la explosión más fuerte cuando encendí el globo que contenía los dos gases mediante una cerilla encendida atada al final de un palo largo. De hecho, la astucia del informe era nuestra estima de la exactitud con la que los gases habían sido introducidos en la proporción correcta de dos a uno. Una fracción de segundo más tarde, una fina niebla pendía en el espacio silencioso en el que había estado el globo. Los acontecimientos Explo, me enteré posteriormente, continuaron durante unos veinte años después de que abandoné

Esta pregunta también está en el material:

La Tabla Periodica La curiosa historia de los elementos
722 pag.

Biologia Universidad Nacional Autónoma De MéxicoUniversidad Nacional Autónoma De México

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¡Vaya! Parece que has copiado un texto extenso sobre la historia de la química. ¿En qué puedo ayudarte específicamente con este contenido?

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