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están los armadores y los comerciantes, que con eso ya habría de sobra, pero también lo está la escuela y el instituto, y “Luna Verde” y la radio y...

están los armadores y los comerciantes, que con eso ya habría de sobra, pero también lo está la escuela y el instituto, y “Luna Verde” y la radio y hasta don Miguel, que en la última misa, que sigue estando más que concurrida, en lugar de hacer transmigrar a las almas, ¡hablaba directamente de transformarlas! —O sea, que perdemos por goleada. —El ocho a cuatro que te pronostico no está tan mal, Marta, no está tan mal. Cuando todo pase, haremos el recuento de bajas, y haremos eso que se llama una oposición constructiva, y habrá que confiar en que el tiempo ponga en su sitio al experimento de Esperanza. Borja, ante todo, era un pragmático, como si supiera que en la alta escuela de sicarios plenipotenciarios solo se licencian los que lo son. * El momento había llegado. Joaquín escuchaba la introducción que de su candidatura y de él mismo estaba haciendo Víctor, moderador también de este encuentro. La suerte le había reservado la última plaza en la realización de la exposición inicial de cada candidato que luego daría paso al debate. Joaquín pensaba que los parlamentos de los dos candidatos, poco, muy poco habían aportado hasta el momento. Énfasis en la grave situación de Pueblo Verde derivada de la crisis de la gambinarda, que tras haber dado algún respiro había vuelto con fuerza y todavía mayor énfasis en la necesidad de experiencia para gobernar esa más que difícil situación. Sin embargo, en el momento de las soluciones todo era bastante viejo. De una parte la posibilidad de que la marca generada por la gambinarda se extendiera a otras especies que se podían pescar con mayor fiabilidad y que, en su venta, podrían beneficiarse de algo así como un sello pesquero de Pueblo Verde. Por ese lado la solución era insistir en más de lo mismo: la pesca. Del otro lado también aparecía el sello de Pueblo Verde a partir de la comercialización de objetos de artesanía que el aislamiento de Pueblo Verde había convertido en singulares; seguía siendo más de lo mismo, si uno era más pesca el otro era más comercio. La coincidencia absoluta entre los dos candidatos vino con la exigencia de incrementar el fondo para crisis de Pueblo Verde, derivado de la condición “insular” que el Estado tenía de la población. Era el postre, más ayudas y total bienvenida a vivir subvencionado. Más pesca, más comercio y más subvenciones, ni una sola idea realmente nueva. Joaquín pensó que al menos el sí iba a decir algo distinto. Miró a la platea ocupada por cerca de doscientas personas. Ernesto había cerrado el anfiteatro: su estómago había sufrido demasiado en el anterior debate. Joaquín respiró hondo y se dijo que antes de desgranar su propuesta iba a decir algo. Algo que nunca antes había dicho en público y que era algo así como la suma de sus reflexiones, primero en la carrera, luego en su paso por el sector financiero, y siempre en su permanente observación de la economía. Era docente por una profunda vocación, pero también era economista y eso iba con él. Víctor finalmente le cedió el turno de palabra, y tras el obligado “buenas tardes”, inició su intervención. —La actividad económica ocupa una posición en nuestras vidas claramente preeminente, hasta el punto de que ya nadie discute la justificación de la misma ni el motivo de su existencia. Parece, por tanto, que la actividad económica se justifica por sí misma, sin más. Sin embargo, no es así, la justificación de la actividad económica se deriva de que resulta el vehículo para el enriquecimiento, para la obtención del beneficio, y éste parece ser el fin último de todo lo que sucede en el plano económico. Nosotros no discutimos en absoluto la necesidad de que se obtengan beneficios; al contrario, una economía que no genere beneficios morirá o será eternamente subvencionada, y esto es algo especialmente rechazable. Alguna que otra tos entre la asistencia revelaba que parte de la misma empezaba a pensar que Joaquín había confundido el debate con su aula. Todo lo que había dicho era bastante obvio. Sin embargo, Joaquín había necesitado esta introducción para llegar al lugar que quería. —Nuestra candidatura considera que la cohesión social es todavía más importante que el enriquecimiento, y por eso pensamos que el objetivo de la actividad económica es la generación de cohesión social, y eso quiere decir, de forma central, la reducción de la desigualdad, que a su vez quiere decir que la igualdad de oportunidades sea un hecho tan real como lo es ahora la existencia de una flagrante desigualdad. Por supuesto, no defendemos que la igualdad absoluta sea un objetivo ni tan siquiera un bien deseable, pero sí defendemos que el enriquecimiento ilimitado resulta socialmente inaceptable. Todo lo que voy a exponer a continuación tiene como punto de partida lo que acabo de decir. Debemos generar actividad económica en Pueblo Verde, y lo vamos a hacer, pero esa actividad debe servir para cohesionar a nuestra comunidad. De la crisis saldremos juntos como juntos hemos entrado en ella, y saldremos habiendo reducido nuestras desigualdades. Resultaría intolerable que una crisis de esta magnitud solo sirviera para que algunos —siempre unos pocos— salieran de ella más ricos, mientras que crece el número de pobres. Las toses se cortaron de raíz. Lo que acababa de decir Joaquín ya no era tan obvio, y esta vez había citado directamente a Pueblo Verde, y ahora, por fuerza tenía que aterrizar en él lo que acababa de decir. Joaquín prosiguió, lo que había dicho le había liberado absolutamente. Una radiante sonrisa apareció en su rostro. —El futuro de Pueblo Verde es el turismo sostenible y de calidad, y me propongo demostrar por qué será así. ¿El turismo? ¡Si Pueblo Verde carecía de cualquier equipamiento turístico digno de tal nombre! Y lo pasaba realmente mal para acoger al modesto alud de visitantes que cada elección general le proporcionaba. La mitad de la sala pensó eso, y la otra mitad estaba muy pero que muy expectante. —Pueblo Verde está aislado, sí, pero justamente ese aislamiento lo ha rodeado de unos parajes naturales prácticamente intactos, que además se encuentran protegidos por la legislación. Desde la escuela, y con el apoyo de mis alumnos, iniciamos una investigación dirigida a las personas que visitaban Pueblo Verde por cualquier motivo. Debo decir que es una investigación modesta, apenas un par de centenares de personas, que no resistiría la prueba del rigor estadístico. Sin embargo creemos que las reiteraciones en las respuestas son algo más que significativas. Éstos son los datos: —El cincuenta por ciento de los visitantes no había salido de Pueblo Verde, el otro cincuenta sí lo había hecho, y lo que había alcanzado a ver le había resultado absolutamente estimulante por su belleza y por la paz que le transmitía. El setenta y cinco de los que habían salido respondieron afirmativamente a la pregunta de si volverían a Pueblo Verde solo para disfrutar de su entorno natural. Un quince por ciento se lo pensarían, y solo un diez por ciento contestó negativamente. El cien por cien de los que sí salieron, el cien por cien —y esto también creemos que es especialmente relevante— manifestaron más o menos con las mismas palabras que no entendían como Pueblo Verde carecía de equipamientos turísticos para explotar ese recurso natural tan abundante. Debo agradecer, y lo hago públicamente, a todos mis alumnos su esfuerzo, su dedicación y en suma su entusiasmo en la realización de la investigación, ya que literalmente hubo que “pescar” al vuelo a cada visitante, uno a uno. Joaquín espero a que su audiencia encajara lo que acababa de decir y prosiguió con fuerza. —Pueblo Verde tiene más recursos, muchos más que la gambinarda, y están aquí, a nuestro alcance, como a menudo sucede. Solo hay que levantar la vista para verlos, hacer eso y dejar de una vez de hablar de recursos escasos por los que hay que pelear. El turismo será la nueva industria de Pueblo Verde, estamos convencidos, y éste es el plan que proponemos a sus ciudadanos. bajo directos e indirectos que se perderán si la crisis de la gambinarda persiste. Sabemos exactamente el número de equipamientos turísticos que debemos generar para compensar esa pérdida. Sabemos también el número de visitantes que debemos atraer, y lo hemos considerado todo teniendo en cuenta que tan al sur el clima se vuelve demasiado duro durante parte del año. Nuestro estudio nos dice que la cifra de visitantes necesaria está perfectamente a nuestro alcance, otras regiones turísticas obtienen cifras muy, muy superiores, pero eso no nos debe preocupar, porque apostamos por el turismo sostenible, y eso quiere decir turismo respetuoso con el medio ambiente y de calidad. Algunos codazos entre los asistentes significaban que ahora entendían por qué pasados los primeros momentos de la acampada, Joaquín casi des

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