Logo Studenta

su honor es el de morir con el fusil o el tomahawk en la mano, de acuerdo con las convicciones de cada uno, sea de piel blanca o roja. Uncas, ven a...

su honor es el de morir con el fusil o el tomahawk en la mano, de acuerdo con las convicciones de cada uno, sea de piel blanca o roja. Uncas, ven aquí, muchacho; y deja que los cuervos se sacien con el cuerpo del mingo. Sé bien, después de verlo tantas veces, que tienen un gusto particular por la carne de un oneida, y es propio que dejemos que el ave siga el curso de su naturaleza. ¡Hugh! exclamó el joven mohicano, levantándose de repente y mirando fijamente hacia adelante, haciendo que el cuervo se asustara y fuera en busca de otro alimento. ¿De qué se trata, muchacho? preguntó en voz baja el explorador, mientras se agachaba y adoptaba la actitud de una pantera a punto de atacar. Quiera Dios que sea un franchute rezagado, o que esté buscando objetos de valor entre los cuerpos. ¡El «mata-ciervos» tendrá oportunidad de ponerse a prueba hoy! Sin mediar palabra, Uncas saltó del lugar y se dirigió a un arbusto, del cual extrajo un trozo de material del velo de Cora, agitándolo triunfante. Sus movimientos y sus gritos llevaron a los demás a su lado inmediatamente. ¡Mi hija! dijo Munro, hablando deprisa y muy nervioso. Encuentra a mi hija! Uncas lo intentará respondió escueta, aunque sinceramente, el joven indio. Esta simple pero noble garantía no pareció calmar al padre, que cogió el trozo de tela con fuerza mientras sus ojos recorrían con temor los arbustos, como si el deseo de averiguar la verdad y el miedo a saberla formaran un solo impulso en su interior. No hay muertos por aquí dijo Heyward; no parece que la tormenta haya arrasado esta zona. Es verdad; está más claro que el cielo sobre nuestras cabezas contestó el explorador, impasible; pero ella, o aquéllos que la han secuestrado, han atravesado la maleza; ya que recuerdo la prenda que la muchacha llevaba puesta para ocultar un rostro que a todos agradaba. Uncas, tienes razón; la de cabellos oscuros ha estado aquí y ha huido, como un venado asustado, bosque adentro. Todo el que hubiera podido escapar a la muerte lo hubiera hecho también. Busquemos las señales que haya podido dejar; a los ojos de un rodio, incluso un diminuto colibrí deja algún rastro que seguir. El joven mohicano se puso en marcha nada más oír la sugerencia, y el explorador apenas había dicho la última palabra cuando el indio lanzó un grito de triunfo desde el margen boscoso. Al llegar allí, los inquietos componentes restantes del grupo se encontraron con otra porción del velo ondeando en la rama más baja de un arbusto. Con tranquilidad dijo el explorador, indicándole a Heyward con su carabina que no se precipitara. Conocemos bien nuestro trabajo, y el rastro debe seguirse cuidadosamente. Un paso en falso puede echar a perder horas enteras de rastreo. No obstante, hasta aquí todo parece claro. ¡Que Dios le bendiga, buen hombre! exclamó Munro. ¿Hacia dónde, pues, han huido? ¿Dónde están mis niñas? El camino que hayan podido tomar depende de muchos factores. Si se han ido solas, es probable que estén moviéndose en círculo, sin rumbo fijo, pudiendo estar a dieciocho kilómetros de distancia; pero si los hurones, o cualquier otra tribu de indios franceses las tienen retenidas, podrían estar en las fronteras canadienses. De todos modos, eso no es lo importante apostilló el explorador, al ver la expresión desesperada de los rostros de sus interlocutores. ¡Si los mohicanos y yo estamos a este extremo del rastro, pueden estar seguros de que daremos con el otro, aunque esté a cien leguas de aquí! ¡Con cuidado, Uncas! ¡Muestras la impaciencia propia de un colono blanco; te olvidas de que los pies ligeros dejan huellas poco profundas! Hugh! exclamó Chingachgook, quien se había ocupado en examinar una abertura hecha a través de la madreselva que circundaba al bosque, la cual había sido hecha a propósito. El indio se levantó y señaló hacia ella con repugnancia, como aquél que hubiera descubierto una serpiente. He aquí la evidente huella de un hombre gritó Heyward, inclinándose sobre el lugar. Ha estado caminando por la orilla del lago y su marca está clara. Las muchachas han sido raptadas. Mejor eso que morirse de hambre en el bosque recalcó el explorador. Además, así dejarán más rastro. Apostaría cincuenta pieles de castor contra otros tantos fulminantes que los mohicanos y yo entraremos en sus tiendas de campaña antes de que pase un mes! Sigue con ello, Uncas, intenta seguir las huellas de mocasín, ya que son claramente de mocasín y no de zapato. El joven mohicano se agachó sobre el terreno y apartó unas cuantas hojas secas del lugar para estudiar la superficie; cosa que hizo con la diligencia propia de un contable que no se fiara de las cantidades aparecidas sobre una factura. Poco después, se levantó satisfecho de su escrutinio. Bien muchacho, ¿qué es lo que has averiguado? ¿Puedes sacar algo en claro de todo ello? exigió saber el ansioso explorador. ¡Le Renard Subtil! ¡Ja! ¡Otra vez ese diablo malnacido! Su pillaje no tendrá fin hasta que el «mata-ciervos» le haga rendir cuentas. Muy a pesar suyo, Heyward reconoció la verdad de lo dicho, aunque también dejó lugar para la esperanza al decir: Un mocasín es igual que cualquier otro, puede haber un error. ¿Un mocasín como cualquier otro? Es como decir que un pie es igual que cualquier otro; pero sabemos que unos son largos, otros cortos; unos anchos, otros estrechos; algunos son altos de empeine, otros son bajos; unos pisan hacia dentro, otros hacia afuera. Un mocasín es tan distinto a otro como lo son dos libros diferentes, aunque los que no sepan leer uno tampoco puedan hacerlo con el otro. Todo ha de ser así en la vida, ya que cada cual entiende de lo suyo. Déjame verlo, Uncas; si dos personas pueden opinar sobre un libro, también puede hacerse lo mismo respecto a las huellas de mocasín el explorador se inclinó para comprobarlo y añadió al momento : Tienes razón, muchacho, aquí aparece la marca del parche que tantas veces observamos durante la anterior persecución. Además, el bribón tiende a beber siempre que le dan oportunidad para ello; un indio borracho pisa más hacia afuera al andar de lo que lo haría cualquier otro indio, al igual que cualquier hombre ebrio, sea de piel blanca o roja. ¡También coinciden la longitud y la envergadura! Míralas, sagamore, tú mismo las mediste más de una vez cuando íbamos detrás de los bellacos desde las cataratas de Glenn hasta el manantial de salud. Chingachgook le complació; y tras llevar a cabo su breve examen de las huellas, se levantó y, con firmeza serena, pronunció una sola palabra: Magua. Bien, ya está claro; por aquí han pasado la de cabellos oscuros y Magua. ¿Y qué hay de Alice? preguntó Heyward. De ella aún no tenemos pistas le contestó el explorador, mirando hacia los lados, en dirección a los árboles, los arbustos y por todo el suelo. ¿Qué tenemos allí? Uncas, tráeme aquello que se ve colgando de ese arbusto espinoso. Cuando el indio se lo trajo, el explorador lo recibió con alegría; y sosteniéndolo en alto, se rio para sus adentros con satisfacción. ¡Es el instrumento musical del cantante! Ahora tenemos un rastro que podría seguir hasta un sacerdote dijo. Uncas, busca las huellas de un zapato lo bastante largo como para soportar un metro noventa de carne y hueso desproporcionados. Empiezo a pensar que el hombre aún puede valer para algo, desde que dejó de vociferar y asumió un oficio mejor. Al menos, ha permanecido fiel a su deber dijo Heyward; además, Cora y Alice tendrán un amigo cerca. Claro apostilló Ojo de halcón, apoyándose sobre su carabina y adoptando un gesto de disgusto, les cantará de vez en cuando! Pero ¿podrá cazarles un gamo para comer, guiarse por el musgo de los árboles, o cortarle el cuello a un hurón? Si no es así, el primer ruiseñor con el que se encuentre será más listo que él. ¿Y bien, muchacho, hay alguna señal que confirme nuestra sospecha? Aquí hay algo que parece la huella de un zapato; ¿puede tratarse de

Esta pregunta también está en el material:

El_ultimo_mohicano-James_Fenimore_Cooper
401 pag.

Literatura e Ensino de Literatura Universidad Bolivariana de VenezuelaUniversidad Bolivariana de Venezuela

Todavía no tenemos respuestas

Todavía no tenemos respuestas aquí, ¡sé el primero!

Haz preguntas y ayuda a otros estudiantes

✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Más contenidos de este tema