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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
 
REFLEXIONES EN TORNO A LA NOCIÓN DE CULTURA Y SUS 
IMPLICACIONES EN LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE “LO NARCO” EN 
MÉXICO. UNA PERSPECTIVA DESDE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. 
 
TESIS 
Que para obtener el título de 
LICENCIADO EN CIENCIA POLÍTICA Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 
 
PRESENTA: 
Julio César Hernández Hernández 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
Mtro. Pablo Ulises Sánchez Nieto 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CIUDAD DE MÉXICO, 2017 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
A MIS PADRES: 
Inés Hernández Cantera y Nicasio Hernández Lozano. 
Gracias por las clases de ortografía, la letra cursiva, 
y por educarme con el ejemplo de Benito Juárez. 
Gracias por enseñarme la importancia del trabajo y la humildad. 
Mi educación es producto de su esfuerzo. 
 
 
Al Doctor Juan Carlos León. (QEPD) 
Profesor, asesor y ejemplo profesional. 
Gracias por invitarme a iniciar mi labor profesional bajo su guía. 
 
 
A Melissa. 
 Gracias por ser mi compañera de vida. 
 
 
 
 
 
 
III 
 
ÍNDICE TEMÁTICO 
 
INTRODUCCIÓN 4 
CAPÍTULO I. MARCO INSTITUCIONAL DE LA CULTURA. ENTIDADES 
DE GOBIERNO RELACIONADAS Y EL CONCEPTO DE CULTURA 9 
La cultura en el ámbito internacional y nacional. 10 
Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: las funciones de la SEP 
y la creación de la Secretaría de Cultura. 16 
La vinculación de educación y cultura en la Secretaría de Educación Pública. 23 
La visión no oficial de la cultura 27 
Políticas públicas enfocadas al sector cultural. 30 
La articulación de la cultura después de la Revolución Mexicana: Del Estado 
benefactor al Estado regulador. 35 
CAPÍTULO II. MANIFESTACIONES EN TORNO A “LO NARCO” 43 
Transgresión y desviación 44 
Breve historia del tráfico de estupefacientes en México. 47 
Posición prohibicionista 50 
La “narcocultura o cultura del narcotráfico”. 51 
Transición de lo rural a lo urbano. 54 
Proyección masiva en los medios de comunicación. 56 
Música: de los corridos al movimiento alterado. 56 
Cinematografía: el “cine de narcos” 62 
Televisión: “narcoseries” 68 
Jesús Malverde: ícono representativo del desapego a las normas. 71 
 
CAPÍTULO III. LA FALTA DE VINCULOS EN LA RELACIÓN GOBIERNO- 
CIUDADANÍA. 75 
La libertad de expresión en la transición democrática 76 
La guerra contra el narcotráfico y la censura de los narcocorridos 79 
Marco institucional de la libertad de expresión. 83 
Instituciones de la administración pública encargadas de la supervisión en 
los medios de comunicación. 86 
El debate sobre #NoANarcoSeries 89 
La transición del estado natural a la sociedad civil y política. 93 
El respeto a las leyes: el amor a la patria y el patriotismo de la Constitución. 96 
El concepto de justicia de Rawls 99 
Configuración del Estado Moderno: crisis e ingobernabilidad. 102 
El ciudadano como agente central en la sociedad global 109 
 
CONCLUSIONES 116 
BIBLIOGRAFÍA CXXII 
 
4 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La tesis que se presenta a continuación tiene por objetivo abordar la 
manifestación social de “lo narco”, generalmente conocida como “narco cultura”. 
La información que se expone a lo largo de la investigación abarca aspectos de 
la realidad social de México. Como problema de índole social se hace mención 
del tráfico de estupefacientes y la “cultura” derivada de la transmisión de una 
serie de anti valores y actitudes relacionadas con la actividad ilegal. En el ámbito 
político se expone la problemática surgida a partir de la declaración de la “guerra 
contra el narcotráfico” durante la gestión del presidente Felipe Calderón y las 
repercusiones en el replanteamiento en la relación ciudadanía-gobierno, además 
de la perspectiva sobre el respeto a las leyes. En aspectos económicos se hace 
referencia al devenir de las políticas económicas del gobierno mexicano y las 
repercusiones sociales que tuvieron en la población, sobre todo a partir de la 
adopción de las políticas neoliberales y la entrada al mundo de la globalización, 
a la par del aumento de relevancia de los medios masivos de comunicación y las 
industrias culturales. 
La motivación para abordar la problemática de lo narco surgió a partir de una 
plática con el doctor Juan Carlos León sobre la presencia la “cultura narca” como 
él solía llamarle. En aquella ocasión le comenté que yo ya había estudiado un 
tema relacionado durante el cuarto semestre de la carrera en la materia de 
Ciencia Política con el profesor Javier Oliva, en el cual, junto con otro compañero 
habíamos analizado la prohibición de los narcocorridos en el estado de Sinaloa 
y los resultados contraproducentes de la censura. 
Fue así que la primera sugerencia del doctor León para iniciar esta investigación 
fue analizar el documental “Narco Cultura” de Shaul Schwarz y la película “El 
Infierno” de Luis Estrada, para conocer las múltiples implicaciones del fenómeno. 
Consecuente a lo anterior, surgieron las dudas que le dan sentido a este trabajo 
de investigación: En primera instancia, ¿qué es la “narco cultura”? ¿Pueden ser 
consideradas este tipo de expresiones como una manifestación cultural? ¿Por 
qué este tipo de manifestaciones son atractivas en un sector de la población? Y 
finalmente ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno frente a esta problemática? 
5 
 
La hipótesis que se presenta en esta tesis es el planteamiento de que las 
manifestaciones de lo narco se insertan como un fenómeno social, que no 
cultural, en el entendido de que las expresiones culturales tienen como una de 
sus finalidades el transmitir valores que permitan la existencia de una sociedad, 
mientras que las manifestaciones de lo narco enaltecen actitudes contrarias a la 
visión tradicional de la cultura. En este orden de ideas, la posible respuesta al 
por qué las distorsiones culturales son atractivas en determinado sector de la 
sociedad sería la de suponer que las autoridades no cuentan con la legitimidad 
necesaria de parte de la población hacia al aparato normativo que constituye al 
Estado. 
Es necesario aclarar que al elegir a las expresiones en torno a lo narco como 
tema de tesis hubo opiniones de algunos profesores que consideraron que el 
tópico no era adecuado para el área de la Administración Pública, sin embargo, 
gracias al enfoque y a la guía del asesor fue viable desarrollar la investigación 
de forma que es posible demostrar la relevancia del presente trabajo como una 
fuente de información que permite conocer las características del fenómeno en 
la relación entre gobierno y ciudadanía. 
La relevancia de estudiar el fenómeno de lo narco estriba en el hecho de que 
representa una serie de expresiones que contienen como principal característica 
la transgresión en diversos ámbitos: hacia las costumbres, las normas de 
convivencia, las autoridades y las leyes. Por lo que al estudiarlo como un 
fenómeno social nos permitiría tener conocimiento de su génesis, así como su 
desarrollo, las causas de su masificación y los factores que han permitido su 
consolidación como una expresión alterna a la cultura oficial y popular. 
Generalmente al hacer una revisión de la literatura sobre el tema la mayoría de 
los trabajos se enfocan en haceruna descripción de las expresiones de lo narco, 
por lo que en este trabajo se pretende presentar al lector la contraparte de las 
manifestaciones de lo narco: las relacionadas con los ámbitos de gobierno. 
Para abordar el tema se toma como primer referente el concepto de cultura, 
puesto que la “narco cultura” se considera como una expresión alterna al ámbito 
del concepto tradicional, de manera que se acude en primera instancia a la 
construcción del término en función de su relevancia para la vida social y las 
6 
 
acciones emprendidas por el gobierno para atenderlo desde la impartición de la 
educación. Con respecto a las fuentes para estudiar el fenómeno, se aclara que 
a decir de Luis Astorga, ante la imposibilidad de conocer de primera mano el 
objeto de estudio mediante los métodos tradicionales debido a los peligros que 
esto representa, es viable recurrir a lo que él considera la “mitología del 
narcotraficante”, esto es, a las manifestaciones alrededor de la problemática. 
Las implicaciones del tema de estudio con el área de la Administración Pública 
se explican en el sentido de que las actitudes de lo narco significan una afrenta 
a las condiciones que representa el Estado de Derecho en una sociedad 
democrática. Sus manifestaciones dan cuenta de una serie de actitudes y 
expresiones que contradicen las normas básicas de convivencia social. Es en 
este sentido que se abordan las cuestiones educativas y culturales 
contempladas en la Constitución Política, las entidades de la Administración 
Pública encargadas de atender dichos rubros, así como la responsabilidad de 
las dependencias de Gobierno con respecto a la vigilancia de los contenidos 
emitidos en los medios de comunicación, además de los procesos políticos que 
tuvieron repercusiones negativas en la apreciación de los ciudadanos con 
respecto a las autoridades. 
La utilidad social de la presente tesis es la de presentar los aspectos que 
regularmente no se exponen cuando se aborda el tema de lo narco desde 
disciplinas diferentes a la Administración Pública, esto es, hacer del 
conocimiento del lector la relevancia en la vida pública de las cuestiones a las 
cuales hace afrenta lo narco, tales como el respeto a las leyes, el reconocimiento 
de las autoridades, la legitimidad, el concepto de justicia, y las cualidades de la 
condición de ciudadano. 
Es así que para el primer capítulo se describe el marco institucional sobre el 
ámbito de la cultura, a nivel internacional en primera instancia y después 
ahondando en el ámbito nacional. Se aclara que a pesar de las múltiples 
connotaciones que puede tener la palabra “cultura” se retoman aquellas que son 
utilizadas en diversos ámbitos, tanto legales así como las comprendidas en el 
área de la sociología y la antropología, todo esto desde una perspectiva 
multidisciplinaria que permita tener un panorama amplio del concepto; sin olvidar 
que dada el área de inscripción de este trabajo se suma la visión gubernamental 
7 
 
sobre dicho rubro. Se exponen las obligaciones estatales con respecto a dicho 
ámbito estipuladas en la Carta Magna, así como en las leyes y dependencias 
que tuvieron a su cargo la vinculación de educación y la cultura, en primera 
instancia: la Secretaría de Educación Pública y posteriormente la Secretaría de 
Cultura. 
La relevancia de José Vasconcelos al mando de la SEP se aborda como el inicio 
de la configuración de las políticas públicas posteriores a la Revolución de 1910, 
que habrían de tener un impulso gubernamental durante el periodo de bonanza 
económica del “milagro mexicano” y que ya para la década de los setentas 
comenzaría a inclinarse a las políticas de privatización que derivaron en la 
aplicación del neoliberalismo económico y la entrada a la globalización. 
En el segundo capítulo se presenta la información recopilada sobre la “narco 
cultura” desde la visión de los estudiosos del tema, partiendo de una breve 
reseña sobre la historia del tráfico de estupefacientes en nuestro país, sus 
inicios, la visión prohibicionista de Estados Unidos y la consecuente replicación 
en el marco legal nacional. En este sentido, se toma como contexto la transición 
social y económica de las comunidades rurales hacia las zonas urbanas durante 
el “milagro mexicano”. Se refiere la relevancia de los medios de comunicación 
en este trance y la forma en que las costumbres traídas de las serranía se 
empezaron a masificar por la exposición a través de la radio, la cinematografía, 
y en tiempos recientes a través de las plataformas de transmisión vía internet. 
Se describen algunas de las manifestaciones más relevantes de la “mitología”, 
como lo son la música, las producciones cinematográficas y las series de 
televisión, así como un análisis sobre la figura de Jesús Malverde, ícono religioso 
relacionado al submundo del narco que sirve como referencia del desapego a 
las normas y las autoridades. 
En el tercer y último capítulo se describen las manifestaciones de un sector de 
la sociedad que dio pie al debate público entre la libertad de expresión y la 
censura de contenidos con temática de violencia en los medios masivos de 
comunicación, partiendo desde las primeras iniciativas gubernamentales en la 
década de los ochentas, después con el incremento en la creación y exposición 
8 
 
de productos en la misma tesitura, hasta las manifestaciones de posturas 
públicas en contra de tales expresiones. 
Con respecto a la libertad de expresión como derecho, se hace una reseña sobre 
el ámbito institucional contemplado en la Constitución Política, así como en las 
dependencias gubernamentales encargadas de supervisar los medios de 
comunicación. Con respecto a estas últimas se exponen los debates legislativos 
y los reclamos en el ámbito empresarial sobre la exigencia de hacer respetar el 
marco legal sobre los contenidos expuestos en los medios masivos. 
Una vez presentado un esquema amplio sobre las diversas implicaciones de la 
problemática abordada, se presenta un repaso obligatorio de la obra de John 
Locke sobre la transición de la sociedad del estado natural hacia la sociedad 
civil, exponiendo la relevancia del Estado como figura de autoridad entre la 
población y el Gobierno, reconociendo a las leyes como las normas necesarias 
para una convivencia pacífica. Posteriormente se refieren los tipos de vínculos 
necesarios para lograr el reconocimiento de dichas leyes por parte de los 
ciudadanos, así como las consecuencias resultantes cuando dichos lazos no han 
sido procurados. 
Se retoma el concepto de justicia de John Rawls para ejemplificar la manera en 
que debería existir el respeto, identificación y vinculación entre las leyes y la 
ciudadanía, de la misma manera en que Alexis de Tocqueville refirió en su 
estudio sobre la democracia en Norteamérica y la relación entre la población y 
las personas delegadas para redactar las leyes que serían justas para todos. 
Con todas las referencias anteriores, me ubico finalmente en el contexto 
mexicano para reseñar los periodos posteriores a la bonanza económica que 
derivaron en devaluaciones económicas y en consecuencia en el incremento de 
manifestaciones de descontento contra el Gobierno, lo que Luis Aguilar y Omar 
Guerrero denominaron como ingobernabilidad, finalizando el capítulo con la 
interrogativa sobre la existencia del ciudadano en la sociedad mexicana más allá 
de la pertenencia a una zona geográfica específica, sino como un agente 
primordial para convertirse en partícipe de la vida pública, en un contexto 
inmerso de influencias externas derivadas de la globalización. 
 
9 
 
 
CAPÍTULO I. MARCO INSTITUCIONAL DE LA CULTURA. ENTIDADES DE 
GOBIERNO RELACIONADAS Y EL CONCEPTO DE CULTURA 
 
La información presentada en este primer capítulo comprende convenios 
internacionales firmados por el gobierno mexicano así como el entramado 
institucional referente al ámbito de la cultura,de manera que se busca ofrecer al 
lector la información necesaria respecto a los aspectos jurídicos para abordar el 
rubro desde la perspectiva de la administración pública. 
Las dudas que se pretenden despejar son las referentes al marco institucional 
sobre la cultura, cuáles son las instituciones encargadas de este rubro y cuáles 
son sus funciones. Además, conocer a partir de cuándo se consideró relevante 
asumir la rectoría de la cultura en el ámbito gubernamental y cómo fue el proceso 
histórico que derivó en la creación de la Secretaría de Educación Pública como 
la rectora de las primeras políticas públicas vinculantes entre educación y cultura. 
Para ampliar el panorama del ámbito en cuestión, se consideró necesario incluir 
a los partícipes de la cultura con la intención de servir como contrapeso a la 
visión gubernamental. De esta manera, se busca ampliar la información 
presentada y despejar el cuestionamiento sobre si existe una sola concepción 
sobre la cultura, cuál es la relevancia de la intervención gubernamental en el 
rubro y finalmente cómo ha sido el manejo del sector cultural en diferentes 
momentos históricos en relación a la situación económica y social del país, 
abarcando desde el periodo posterior a la Revolución de 1910 hasta la 
implementación de las políticas económicas neoliberales en la década de los 
ochentas. 
 
 
 
 
 
10 
 
La cultura en el ámbito internacional y nacional. 
 
El concepto de cultura puede tener múltiples connotaciones de acuerdo al área 
en el cuál se haga referencia. Puesto que el presente trabajo de investigación 
obedece al ámbito de las ciencias sociales, y en específico al de la 
administración pública, es necesario delinear la interpretación sobre la que se 
habrá de desarrollar el tema en un primer acercamiento desde al ámbito legal. 
Se presenta un recuento de los ámbitos comprendidos en los diversos tratados 
que ha firmado nuestro país en los cuales reconoce los conceptos de cultura 
manifestados en dichos acuerdos. Siguiendo con la jerarquía jurídica, a 
continuación se presentan las leyes donde se aborda la cultura como una 
garantía contemplada en la Constitución Política. 
Como primera referencia en el ámbito internacional tenemos la experiencia 
francesa en el ámbito de los derechos humanos, ya que surgió como respuesta 
a la transición política que puso fin al Estado feudal y dio inicio a la República. 
Fue en este contexto que surgió la Declaración de los derechos del Hombre y de 
los Ciudadanos, considerada como una expresión de la voluntad del pueblo 
francés para garantizar la igualdad de derechos a todos pero también como un 
mecanismo para inhibir las acciones que causaran perjuicio a la sociedad. 
Posteriormente, tuvo lugar la constitución de la Organización de las Naciones 
Unidas en abril de 1945 al término de la Segunda Guerra Mundial como resultado 
del acuerdo común entre los países integrantes para conformar una entidad 
internacional promotora de la paz y que sirviera como intermediario entre las 
naciones para evitar posibles conflictos que derivaran en guerras. 
Una de las primeras acciones de la ONU tuvo lugar el 10 de diciembre de 1948 
cuando la Comisión de Derechos Humanos dio a conocer la Declaración 
Universal de Derechos Humanos. 
Dicho documento contempla como parte de los derechos humanos el derecho a 
la cultura. El artículo 22 de la Declaración Universal de Derechos Humanos 
determina: 
“Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la 
seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la 
11 
 
cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos 
de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y 
culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su 
personalidad.” 
En el mismo documento, el artículo 27 contempla el derecho a participar en la 
vida cultural de la comunidad: 
“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural 
de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso 
científico y en los beneficios que de él resulten.” 1 
A la par de la ONU nació la Organización de las Naciones Unidas para la 
Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) como un organismo también de corte 
internacional y dependiente de las Naciones Unidas. Esta institución surgió de la 
necesidad de enfocarse a dichos rubros de forma específica bajo el argumento 
de que los acuerdos políticos y económicos no eran suficientes para mantener 
la paz entre los países, por lo que se consideró acudir a la solidaridad en términos 
morales e intelectuales. 2 
En el año de 1982 este organismo realizó en México la Conferencia Mundial 
sobre las Políticas Culturales, de donde fue posible acordar sobre una 
conceptualización: 
“...la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los 
rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos 
que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, 
además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos 
fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y 
las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar 
sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente 
humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de 
ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella 
el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como 
un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca 
 
1 Declaración Universal de Derechos Humanos. (1948) ONU 
2 Fuente: UNESCO 
12 
 
incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo 
trascienden.”3 
 
Además de las dos anteriores, Carlos J. Villaseñor señala otros tratados 
internacionales vinculados al ámbito de la cultura de los cuales México ha sido 
partícipe, sobresaliendo los siguientes (Villaseñor, 2009, p. 36): 
1. Tratado para la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para 
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), publicado en el Diario Oficial de 
la Federación del 22 de junio de 1946. 
2. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 
publicado en el Diario Oficial de la Federación del 12 de mayo de 1981. En este 
Pacto son tres los artículos más relevantes sobre cuestiones culturales: 
 Artículo 1: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En 
virtud de este derecho establecen libremente su condición política y 
proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. 
 Artículo 3: Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a 
asegurar a los hombres y a las mujeres igual título a gozar de todos los 
derechos económicos, sociales y culturales enunciados en el presente 
Pacto. 
 Artículo 15: Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el 
derecho de toda persona a: 1. Participar en la vida cultural; 2. Entre las 
medidas que los Estados Partes en el presente Pacto deberán adoptar 
para asegurar el pleno ejercicio de este derecho, figurarán las necesarias 
para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de la 
cultura. 
 
3. Convención Sobre los Derechos del Niño, publicada en el Diario Oficial de la 
Federación del 25 de enero de 1991. Sobre los infantes, el artículo 31, fracción 
indica: “Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a 
 
3 Declaración de México sobre las políticas culturales. (1982) 
13 
 
participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades 
apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, 
recreativa y de esparcimiento.”4 
4. El documento de la UNESCO “Nuestra Diversidad Creativa”, como referenciapara la elaboración de políticas culturales tomando en cuenta la existencia de 
diversidad entre las poblaciones. 
5. Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. 
 
El mismo Villaseñor señala que al asumirse México como un país partícipe 
en todos los tratados, documentos y convenciones de corte internacional se creó 
el compromiso de legislar sobre la materia de manera local como muestra de la 
responsabilidad adquirida. Es en este sentido que podemos entender el contexto 
nacional, donde la cultura es asumida como un derecho para todos y se 
encuentra contemplada en los artículos tercero y cuarto de la Constitución 
Política de los Estados Unidos Mexicanos. 
Para Carlos Lara G. (2009) el desarrollo del derecho a la cultura en México se 
derivó de un proceso de cuatro etapas donde los artículos referidos pasaron por 
modificaciones y adecuaciones (p. 10-11): 
Primera etapa. El reconocimiento en la Constitución de 1917 al derecho a la 
educación plasmado en el artículo tercero: 
“Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado –
Federación, Estados, Distrito Federal y Municipios–, impartirá educación 
preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación 
preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y 
la media superior serán obligatorias.” 
En el apartado segundo del mismo artículo, se establece el criterio con el que 
debe ser impartida dicha educación: 
 
4 Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos 
(ACNUDH) 
14 
 
“II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los 
resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus 
efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.” 
Continuando en el mismo artículo, los apartados a, b y c exponen el sentido en 
que deberán ser atendidas las cuestiones culturales por medio de la educación 
impartida por el Estado: 
a) Será democrático, considerando a la democracia no solamente 
como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema 
de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y 
cultural del pueblo; 
b) Será nacional, en cuanto –sin hostilidades ni exclusivismos– 
atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al 
aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra 
independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia 
económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura; 
c) Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el 
aprecio y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la 
integridad de la familia, la convicción del interés general de la 
sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, 
evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de 
individuos, (…)” 
 
Segunda etapa. La modificación en 1978 del artículo 3ro Fracción XVII sobre la 
difusión de la cultura en Universidades e Instituciones de Educación Superior: 
Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las 
que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de 
gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y 
difundir la cultura de acuerdo con los principios de este artículo (…). 
 
15 
 
Tercera etapa. La adecuación en 1993 del artículo 3 Fracción V sobre la difusión 
de la cultura por parte del Estado: 
Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media 
superior, señaladas en el primer párrafo, el Estado promoverá y atenderá 
todos los tipos y modalidades educativos –incluyendo la educación inicial 
y a la educación superior necesarios para el desarrollo de la nación, 
apoyará la investigación científica y tecnológica, y alentará el 
fortalecimiento y difusión de nuestra cultura. 
Cuarta etapa. Reconocimiento del derecho al acceso a la cultura en el artículo 
4to en el año 2009. 
Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los 
bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de 
sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la difusión 
y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus 
manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley 
establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier 
manifestación cultural. 
 
A decir de Lara (2009) México se anticipó a las legislaciones de otros países al 
enmarcar el rubro de la cultura en la Constitución Política de 1917, vinculándola 
con la educación. En palabras de este mismo autor, la reforma constitucional de 
1993 del artículo tercero que derivó en el reconocimiento del derecho a la cultura 
no debe ser entendida como una concesión del Estado, ni como un permiso para 
ejercer tal derecho, sino que el derecho a la cultura debe ser entendido como 
un derecho social. 
Por último, para cerrar con el marco normativo respecto a la cultura, es 
obligatorio retomar la referencia sobre la definición del concepto cultura para la 
Real Academia Española: 
1. f. cultivo. 
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio 
crítico. 
16 
 
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de 
desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. 
 
Con todo lo anterior, es posible hacer un resumen sobre el concepto de cultura 
que habrá de servir de guía para el desarrollo de este trabajo de investigación. 
En primera instancia, se reconoce a la cultura como la serie de características 
que identifican a una sociedad, posible de apreciar en las artes, formas de vida, 
valores, tradiciones y creencias. Se reconoce también a la cultura como un 
derecho contemplado en tratados internacionales en los cuales México es 
partícipe y también como una garantía contenida en la Constitución Política. En 
el caso de nuestro país, la cultura se vinculó históricamente con la educación 
mediante Secretaria de Educación Pública, dependencia que tuvo como 
obligación cimentar en la población la convivencia humana, la búsqueda del 
interés general y evitar condiciones de privilegios. Finalmente, en tiempos más 
recientes y a partir de adecuaciones constitucionales se reconoce a nuestro país 
como un territorio con diversidad cultural. 
 
Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: las funciones de la 
SEP y la creación de la Secretaría de Cultura. 
 
Ubicados en el ámbito nacional, la publicación de la LOAPF significó la 
determinación por parte del Ejecutivo de dar mayor orden y certidumbre a las 
instituciones que en adelante abordarían temas específicos. En este sentido, la 
necesidad de contemplar esta ley como parte del presente trabajo estriba en el 
hecho de que a partir de su promulgación quedarían delimitadas las funciones 
de la Secretaría de Educación Pública con respecto al ámbito de la cultura, que 
posteriormente serían transferidas a la Secretaría de Cultura, la cual también es 
abordada en este apartado. 
La finalidad de presentar el recuento de las obligaciones de la SEP con respecto 
al rubro cultural descrito en los artículos de la LOAPF es la de tener pleno 
conocimiento sobre las responsabilidades que le fueron conferidas para atender 
dicho ámbito, para que posteriormente, con esta información sea posible hacer 
17 
 
un análisis donde se pueda vislumbrar el alcance de sus obligaciones con 
respecto a la existencia de la manifestación cultural de lo narco. 
El 29 de diciembre de 1976 durante la presidencia de José López Portillo, fue 
expedida la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, donde 
quedaron determinadas las funciones de todas las secretarías de Estado. Con 
respecto a la cultura, la dependenciaencargada de ese ámbito había sido desde 
su creación en 1921 la Secretaría de Educación Pública. 
Las obligaciones de la Secretaría de Educación Pública con respecto al ámbito 
cultural se describían en el artículo 38 de dicha ley de la cual se mencionan 
algunas de sus fracciones con los rubros más relevantes: 
A la Secretaría de Educación Pública corresponde el despacho de los 
siguientes asuntos: 
II.- Organizar y desarrollar la educación artística que se imparta en las 
escuelas e institutos oficiales, incorporados o reconocidos para la 
enseñanza y difusión de las bellas artes y de las artes populares; 
VII.- Organizar, administrar y enriquecer sistemáticamente las bibliotecas 
generales o especializadas que sostenga la propia Secretaría o que 
formen parte de sus dependencias; 
IX.- Patrocinar la realización de congresos, asambleas y reuniones, 
eventos, competencias y concursos de carácter científico, técnico, 
cultural, educativo y artístico; 
X.- Fomentar las relaciones de orden cultural con los países 
extranjeros, con la colaboración de la Secretaría de Relaciones 
Exteriores; 
XVII.- Organizar misiones culturales;5 
 
5 Las misiones culturales se originaron en 1923, siendo Secretario de Educación Pública José Vasconselos. 
Consistían en una serie de actividades encaminadas a mejorar las condiciones sociales y económicas en 
las comunidades rurales por medio de talleres donde se impartía capacitación en oficios y actividades 
adecuadas a las necesidades propias del lugar en cuestión. Estas misiones eran el resultado de un 
diagnóstico previo en cada región y su duración era de tres semanas. Se llamaron “misiones” como 
referencia a la actividad de adoctrinamiento de los religiosos españoles a su llegada a América cuya misión 
era inducir a los nativos en la religión católica. (Lujambio, 2009) 
18 
 
XVIII.- Formular el catálogo del patrimonio histórico nacional; 
XIX.- Formular y manejar el catálogo de los monumentos nacionales; 
XX.- Organizar, sostener y administrar museos históricos, arqueológicos 
y artísticos, pinacotecas y galerías, a efecto de cuidar la integridad, 
mantenimiento y conservación de tesoros históricos y artísticos del 
patrimonio cultural del país; 
XXI.- Conservar, proteger y mantener los monumentos arqueológicos, 
históricos y artísticos que conforman el patrimonio cultural de la Nación, 
atendiendo las disposiciones legales en la materia; 
XXII.- Organizar exposiciones artísticas, ferias, certámenes, concursos, 
audiciones, representaciones teatrales y exhibiciones cinematográficas 
de interés cultural; 
XXVIII.- Orientar las actividades artísticas, culturales, recreativas y 
deportivas que realice el sector público federal; 
XXIX.- Establecer los criterios educativos y culturales en la producción 
cinematográfica, de radio y televisión y en la industria editorial; 
XXX Bis. Promover la producción cinematográfica, de radio y televisión y 
de la industria editorial, con apego a lo dispuesto por el artículo 3o. 
constitucional cuando se trate de cuestiones educativas; dirigir y coordinar 
la administración de las estaciones radiodifusoras y televisoras 
pertenecientes al Ejecutivo Federal, con exclusión de las que dependan 
de otras Secretarías de Estado.6 
 
La SEP fue la dependencia federal encargada de diseñar las políticas 
educativas. Le correspondían también, además, crear programas y políticas 
encaminadas a atender el rubro de cultura, de manera que fuera posible 
concretar lo estipulado en la Constitución Política y en la LOAPF. 
 
 
6 Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. 
19 
 
Con respecto a las cuestiones culturales que habría de atender, el artículo 16 de 
su Ley Orgánica dictaba lo siguiente: 
 La educación que imparta el Estado en cualquiera de sus grados y 
tipos, sujetándose a las normas de la Constitución, será socialista. 
Sus bases generales son las siguientes: 
 l.- Fomentará el íntegro desarrollo cultural de los educandos 
dentro de la convivencia social, preferentemente en los aspectos 
físico, intelectual, moral, estético, cívico, militar, económico, social 
y de capacitación para el trabajo útil en beneficio colectivo; 
 ll.- En armonía con la Constitución y dentro de los principios y 
normas de la misma, especialmente los relativos a organización 
social, económica y política del país tenderá a formar y a afirmar 
en los educandos, conceptos y sentimientos de solidaridad y 
preeminencia de los intereses colectivos respecto de los 
privados o individuales con el propósito de disminuir las 
desigualdades económica y social: 
 lll.- Tenderá a proporcionar a los educandos, conocimientos y 
aptitudes para el trabajo en beneficio común; 
 
María del Carmen Pardo apunta que como consecuencia de la creación de la 
Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, se dio pie a la delegación de 
funciones, fundamentando la facultad de crear órganos administrativos 
desconcentrados con el objetivo de atender un rubro específico por cada 
dependencia. (Pardo, 1986, p. 47) 
En este sentido, la SEP contó con organismos encargados de llevar a cabo las 
políticas públicas orientadas al ámbito cultural, sin embargo, para fines de este 
trabajo de investigación se considerarán como fundamentales tres de ellos, dos 
descentralizados y uno desconcentrado: 
20 
 
 Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): Creado en 1939 
como organismo descentralizado7 de la SEP. Es la entidad encargada del 
patrimonio cultural. 8 
 Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA): Su misión es la de “preservar y 
difundir el patrimonio artístico nacional, promover la creación de las artes 
e impulsar la educación e investigación artísticas con la participación de 
los tres niveles de gobierno y de la sociedad para mejorar la calidad de 
vida de los mexicanos”.9 
 Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA): Creado en 
1988 como organismo desconcentrado10, jerárquicamente subordinado, 
con autonomía técnica y administrativa. Su objetivo fue: “coordinar las 
políticas, organismos y dependencias tanto de carácter cultural como 
artístico (…) tiene labores de promoción, apoyo y patrocinio de los eventos 
que propicien el arte y la cultura.” 11 
 
Cabe señalar que en el caso del CONACULTA, hubo una modificación en su 
configuración durante el transcurso de la elaboración de esta tesis. Como 
contexto, se debe tener en cuenta que en las elecciones federales de 2006 el 
Partido Revolucionario Institucional retornó a la Presidencia de la República. 
Enrique Peña Nieto fue nombrado Jefe del Ejecutivo Federal y desde el inicio de 
su mandato comenzaron una serie de modificaciones en la administración 
pública nacional. Uno de ellas fue la ascensión del CONACULTA como 
Secretaría de Cultura el 17 de diciembre de 2015, de manera que las 
obligaciones que anteriormente fueron encargadas a la Secretaría de Educación 
 
7 Serna y Ríos (2009) consideran que deben entenderse como organismos descentralizados a las 
entidades creadas para atender actividades de forma más eficiente que si lo atendiera el gobierno central. 
Cuentan con una personalidad jurídica (esto implica que tiene derechos y obligaciones diferentes a los del 
Estado), patrimonio propios (bienes físicos y créditos), autonomía técnica (organización administrativa 
adecuada a sus actividades) y autonomía orgánica (según lo dicte su ley orgánica). (p. 3-4) 
8 Fuente: Instituto Nacional de Antropología e Historia 
9 Fuente: instituto Nacional de Bellas Artes 
10 La diferencia entre los organismos descentralizados y los desconcentrados es que éstos últimos no 
cuentan con personalidad jurídica ni con patrimonio propio. En este sentido, entendemos como 
organismos desconcentrados aquellos a losque se les han delegado funciones pero que permanecen 
sujetos jerárquicamente a una entidad superior. En el caso del CONACULTA, éste cuenta con autonomía 
técnica y administrativa pero está subordinado directamente a la SEP. María del Carmen Pardo (1986) se 
refiere al proceso de desconcentración como “ceder sin conceder”. (p. 44) 
11 Fuente: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes 
21 
 
fueron depositadas en la de Cultura, esto no significó la completa separación de 
los ámbitos de educación y cultura, sino que fue presentada como una transición 
administrativa necesaria para darle mayor atención al sector cultura. 
Como titular de la Secretaría de Cultura fue designado Rafael Tovar y de Teresa. 
La nueva dependencia necesitaría de adecuaciones en cuestiones 
administrativas, una de ellas sería la redacción de su Reglamento Interno, cuyo 
anteproyecto se dio a conocer el 30 de abril de 2016. En este documento previo, 
el Secretario anticipó algunas de las acciones que se habrían de implementar: 
(Gámez, 2016, p. 14) 
 
 Incluir la participación de creadores mediante un consejo consultivo que 
habrá de reunirse con el titular de la Secretaría y en mesas de trabajo con 
promotores culturales y funcionarios con la finalidad de que el trabajo 
conjunto derive en la definición de la política cultural. 
 Se estima la creación de dos subsecretarías, una para atender los temas 
artísticos sustantivos y los estímulos a la creatividad, y otra encargada del 
fomento del libro y lectura, además de las dependencias relacionadas con 
el patrimonio cultural. 
 Las dependencias que dependerían directamente de la Secretaría de 
Cultura serían: El Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), 
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Instituto Nacional de 
Antropología e Historia (INAH), Instituto Mexicano de Cinematografía 
(IMCINE), Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR), Instituto 
Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y el Instituto Nacional de Estudios 
Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). 
 Las facultades jurídicas del INAH y el INBA estarían bajo la 
responsabilidad de la SC por corresponderle como competencia 
originaria. 
 Los institutos ya no estarán en facultad de definir su propia agenda de 
trabajo, quedarían inscritas en un solo marco denominado como política 
cultural nacional. 
 Se vincularía al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas con la Dirección 
de Culturas Populares. 
22 
 
 Creación de una Dirección de Fomento del Libro y Lectura. 
 La Dirección General de Administración pasaría a ser la Oficialía Mayor. 
 Creación de una Dirección de Innovación Tecnológica para implementar 
herramientas digitales en las plataformas de la Secretaría 
 
La nueva Secretaría de Cultura presentó varios inconvenientes desde el inicio 
de su creación. Dos de los más importantes fueron los relacionados con la 
cuestión del presupuesto asignado a dicha dependencia, ya que la situación 
económica del país en ese momento estuvo marcada por una severa crisis en 
cuanto al precio del dólar y a las expectativas de crecimiento con base a los 
precios del petróleo; aunado al hecho de que la nueva dependencia significaría 
hacer uso de recursos adicionales, contradiciendo lo dicho por el mismo gobierno 
respecto a la necesidad de implementar recortes presupuestales en diversos 
ámbitos. 
Sobre la primera cuestión, la Secretaría de Cultura contó con más de 15 mil 
millones de pesos en el año posterior a su creación, y sobre la segunda, declaró 
al diario Reforma que uno de los compromisos de la nueva dependencia era no 
representar un mayor cargo al erario ni implicar la creación de más plazas de 
trabajo de las que ya se contaba. 12 
En contraparte, algunos de los aspectos positivos de la creación de la SC serían 
la gestión del presupuesto de forma directa con la Secretaría de Hacienda y 
contar con las atribuciones, ahora como Secretaría, necesarias para la 
conducción de la política cultural a nivel nacional. 
Desafortunadamente, el primer titular de la nueva dependencia falleció el 10 de 
diciembre de 2016. En su lugar fue designada María Cristina García Cepeda. 
 
 
 
12 En entrevista con el mismo medio, Tovar y de Teresa dijo no aventurarse a dar una fecha estimada 
para el resultado final del Reglamento interno, sin embargo dio como fecha tentativa dos meses a partir 
de la publicación de la nota periodística, esto sería en el mes de julio del 2016. 
23 
 
La vinculación de educación y cultura en la Secretaría de Educación 
Pública. 
 
Durante la presidencia de Porfirio Díaz, las decisiones de gobierno eran 
asesoradas por el grupo denominado como Los científicos, conformado por un 
grupo de intelectuales seguidores del Positivismo de Augusto Comte. El 
conocimiento científico fue asumido como el emblema de las políticas públicas 
del gobierno del General Díaz. Empero, la reacción a esta filosofía se manifestó 
en la creación de El Ateneo de la Juventud Mexicana, un grupo antagónico 
preocupado por impulsar las artes y la cultura, integrado por un grupo de jóvenes 
entre los cuales se encontraba José Vasconcelos, quien después de la expulsión 
de Díaz al término de la Revolución ocuparía un lugar relevante en el ámbito de 
la educación. 
De acuerdo a la Constitución de 1917 promulgada por Venustiano Carranza, la 
educación tendría que ser garantizada por el Estado, tendría un carácter laico y 
sería obligatoria; sin embargo, a pesar de su estipulación en la Carta Magna, no 
existía una institución que abarcara semejante tarea en todo el territorio nacional, 
de ahí que surgiera la necesidad de crear un organismo con atribuciones de 
orden federal para atender lo estipulado en el artículo tercero del nuevo decreto. 
La proclamación de la nueva Constitución buscó recoger las demandas por las 
cuales se había iniciado el movimiento armado de 1910 en contra del presidente 
Porfirio Díaz. Su dimisión y la llegada de Francisco I. Madero a la presidencia 
parecía significar el triunfo de los ideales revolucionarios, sin embargo, se 
presentaron una serie de conflictos internos entre las facciones que habían 
participado en la revuelta civil. 
Cada uno de los bandos encabezados por un caudillo intentó asumir la 
presidencia por la vía de las armas. El sector marcial tuvo un papel activo en este 
sentido pues eran sus representantes los que buscaban continuar con la 
tradición histórica de tener un gobierno representado por un militar. Estas 
batallas intestinas crearon un clima de constante incertidumbre hasta la llegada 
de Álvaro Obregón a la presidencia, respaldado por un grupo de 
incondicionales. 
24 
 
Durante el gobierno de Obregón fue creada la Secretaría de Educación 
Pública, que habría de sustituir a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas 
Artes que hasta entonces había sido la encargada de atender la educación y los 
asuntos culturales. La SEP fue creada mediante el decreto publicado en el Diario 
Oficial de la Federación el 3 de octubre de 1921 y para ocupar el puesto de 
Secretario de educación fue designado José Vasconcelos, abogado de profesión 
y quien ya se había desempeñado anteriormente como rector de la Universidad 
Nacional de México. 13 
El panorama al que se tuvo que enfrentar Vasconcelos fue el de una sociedad 
constituida en su mayoría por sectores de población en pobreza. Esta condición 
marginal no solamente era a consecuencia del periodo bélico de 1910, 
recordemos que la historia de México como nación independiente de España se 
desarrolló por diversos conflictos armados tanto internos (liberales-
conservadores) como con potencias extranjeras (Estados Unidos, Francia, 
Inglaterra, España). Estos periodos constantes de lucha impidieron que los 
gobiernos en turno tuvieran suficiente capacidad para resolver los muchos 
problemas que debían seratendidos en el país, entre ellos la educación y la 
cultura. Si bien es cierto que existía una dependencia encargada de atenderlas, 
las condiciones económicas de las arcas de los gobierno en su mayor parte se 
destinaban a procurar el sostenimiento del presidente en turno. 
A pesar del triunfo de la Revolución, la sociedad mexicana seguía presentando 
graves problemas sociales. María Amparo Casar (2010) señala al respecto: 
“Aquella sociedad era predominantemente rural, la esperanza de vida era 
de menos de la mitad de la de hoy, el analfabetismo afectaba a más de 
tres cuartas partes de la población, los servicios públicos prácticamente 
no existían, la clase media era muy reducida, las vías para conectar el 
territorio nacional estaban apenas desarrolladas, la actividad industrial se 
concentraba en escasos sectores. Era una sociedad poco integrada 
física, económica y culturalmente.” (p. 227) 
 
13 La Universidad Nacional obtendría el reconocimiento jurídico de la Autonomía mediante la expedición 
de su Ley Orgánica el 26 de julio de 1929, durante la presidencia de Emilio Portes Gil, convirtiéndose así 
en la Universidad Nacional Autónoma de México. (Portilla, 2006, p. 5) 
25 
 
La falta de integración cultural sería una de las preocupaciones de Vasconcelos, 
que al ver la fragmentación social se ocupó en idear la creación de un sentido 
que habría de dar una sola identidad a todos los mexicanos sin importar las 
diferencias existentes entre ellos. En este sentido fue que concibió la idea de 
fomentar una sola identidad cultural nacional. 
De acuerdo a Betzabé Arreola (2009), fue necesario implementar tres acciones 
fundamentales para buscar disminuir la fragmentación existente: 
1. Fomentar la educación para que la población mayoritariamente 
analfabeta pudieran convertirse en ciudadanos. 
2. Formalizar la reforma agraria para que la población rural y campesina 
se convirtieran en propietarios. 
3. La creación de una sola cultura nacional que sirviera como lazo 
unificador. (p. 8) 
 
La conformación de la cultura nacional tendría que estar basada en tres aspectos 
propios de nuestro país: la raza, el idioma y las tradiciones. (Arreola, p.7) En 
este sentido, Arreola asume que el trabajo de Vasconcelos se basó en dos 
premisas: la reivindicación de nuestra propia cultura mediante el reconocimiento 
del pasado histórico indígena y el mestizaje; y segunda, la creación del 
nacionalismo como mecanismo ideológico defensivo ante amenazas extranjeras. 
14 
A partir de esta configuración nacionalista el sentido de identidad cultural 
buscaba alejarse de las influencias culturales extranjeras reconociendo el 
pasado indígena y el mestizaje como una cualidad inmanente distintiva de 
cualquier otra cultura. 
Para Vasconcelos, esta idea de identidad nacional sería la que permitiría lograr 
la homogeneidad de la sociedad fragmentada. En este orden de ideas cobra 
sentido lo estimado por Carlos Thiebaut sobre el hecho de que la esfera cultural 
 
14 En este sentido, el nacionalismo sería en la memoria colectiva un mecanismo de defensa reaccionario 
creado a partir de las experiencias de invasiones extranjeras, la pérdida de territorio por el Tratado de 
Guadalupe-Hidalgo y la influencia europea durante el gobierno de Porfirio Díaz. 
26 
 
se pretendía homogeneizar “o porque su relativa homogeneidad (…) podía ser 
supuesta o impuesta con la configuración de un orden político determinado, 
y en concreto en el seno de los Estados.” (Thiebaut, 1998, p. 184) 
Además de la desunión, otro de los mayores problemas sociales al término de la 
Revolución fue el analfabetismo. Solamente un pequeño grupo de personas 
contaban con educación, de manera que la búsqueda de identidad nacional tuvo 
que ser creada con un sentido popular para así poder abarcar al sector de la 
población que era mayoritario. 
 
El sentido humanista del proyecto contempló la invitación por parte de 
Vasconcelos a los muralistas mexicanos (Rivera, Orozco, Siqueiros) para hacer 
uso de las paredes de los edificios públicos para plasmar sus obras. El objetivo 
era impartir educación utilizando la cultura como un medio, haciendo uso de una 
manifestación cultural que podía ser admirada e interpretada por cualquier 
persona: 
“…había que promover la enseñanza del civismo y el patriotismo en la 
población rural e indígena, e impulsar vínculos de solidaridad que 
afirmaran una “cultura nacional” mestiza; mediante una unidad étnica, 
lingüística y cultural. (Vasconcelos) Buscaba que toda la población 
formara parte de la aristocracia espiritual que luego habría de 
denominarse raza cósmica; de ahí que la cultura no debía 
proletarizarse, sino que el proletariado debía culturizarse.” (Arreola, 
2009, p. 7) 
 
La presencia de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública 
significó un esfuerzo titánico por atender a la población bajo las condiciones 
sociales y económicas en las que se encontraban. Desde luego durante el tiempo 
de su gestión no fue posible abarcar en su totalidad a la población, sin embargo, 
representó el modelo a seguir en las administraciones posteriores: “el sueño de 
todas las Secretarías de Educación Pública, sobre todo a partir de la Revolución 
Mexicana, ha sido siempre la integración de una cultura nacional unificada 
que facilite la gobernabilidad del país. (Giménez, 2007, p. 243) 
27 
 
Con respecto a la visión de Vasconcelos sobre unificar al pueblo de México bajo 
una sola visión cultural, es preciso señalar que a la distancia esta tarea luce 
bastante compleja considerando la multiculturalidad que caracteriza a nuestro 
país; sin embargo, el objetivo del primer secretario de educación obedeció a un 
momento histórico en específico en el cual se tornaba necesario hacer uso de 
las herramientas disponibles para articular desde el ámbito gubernamental la 
necesidad de unir a la población. 
Si bien es cierto que la idea de conglomerar las múltiples representaciones 
culturales existentes bajo una sola cosmovisión trajo consigo a la postre diversas 
manifestaciones en contra por minimizar la singularidad de otras, es preciso 
reconocer que la valoración de todas las manifestaciones culturales fueron 
reconocidas conforme nuestro país se involucró en temas de corte internacional, 
como se puede apreciar en los tratados firmados que ya se hicieron mención al 
principio de este capítulo. 
 
La visión no oficial de la cultura 
 
Las políticas gubernamentales concebidas desde la SEP tuvieron como principal 
fundamento la visión particular de Vasconcelos y las acciones emprendidas 
desde la secretaría estuvieron encaminadas a disminuir el analfabetismo 
haciendo uso de la cultura como un medio para poder llegar a un mayor número 
de población. 
Como se menciona en la LOAPF, la SEP tenía entre sus obligaciones promover 
la educación artística, de las cuales reconoce principalmente dos de ellas: las 
bellas artes y las artes populares. De acuerdo a lo descrito, su labor consistiría 
en difundir a la par dos vertientes culturales que podrían ser consideradas como 
distantes, pues mientras las primeras hacen referencia a la “alta cultura”, 
relacionada con los altos estratos sociales y por lo tanto limitadas a un pequeño 
sector, las segundas harían referencia a las manifestaciones populares 
identificadas con un mayor número de población. 
Desde luego, la visión oficialista no sería la única existente con respecto al 
ámbito de la cultura. Fuera del ámbito gubernamental es posible acudir a visiones 
28 
 
alternas, no oficialistas, que nos permiten tener una perspectiva diferente sobre 
las cuestiones culturales. Es así que para dar cabida a una versión diferente 
sobre el tema en cuestión, se acude a dos representantes de la literatura 
mexicana. 
Sobre el concepto de cultura,el filósofo italiano Antonio Gramsci se refiere a ella 
como el 
“ejercicio del pensamiento, adquisición de ideas generales, hábitos que 
deben conectar causas y efectos. Para mí todos son ya cultos, porque 
todos piensan, todos conectan causas y efectos. Pero lo son 
empíricamente, primordialmente, no orgánicamente.” (Gramsci citado por 
Córdova, 2014) 
Si bien es cierto que de acuerdo a lo anterior todos los hombres podrían ser 
considerados como cultos por el uso de sus facultades básicas, el autor señala 
también que lo serán en diferentes niveles, lo que significa que algunos podrán 
crear cultura de forma esporádica de acuerdo a su experiencia y capacidad 
cognoscitiva, y habrán otros que serán capaces de trascender: los 
intelectuales. 
Es el mismo Gramsci quien considera a los intelectuales como aquellos que por 
formar parte de la sociedad que retratan en sus obras se convierten en 
“organizadores de la cultura”, llevando a cabo una labor social sin habérselo 
propuesto, sin ocupar un puesto en la burocracia y sin ser parte de la 
estructura formal del poder. (Córdova, 2014). En este sentido, podemos 
considerar a Octavio Paz15 y a Juan Rulfo como dos intelectuales creadores y 
organizadores de la cultura mexicana, lo que Carlos Lara denomina como “la 
comunidad cultural de la sociedad civil organizada.” (La Jornada Zacatecas, 
noviembre 27, 2014) y Giménez (2007) reconoce como actores culturales. 
Para Paz (1993) la cultura es la “creación y participación común de los valores” 
(p. 29). Para el autor los valores son el reflejo de la cultura mexicana. En su obra 
 
15 Se toma como referencia a Octavio Paz como agente separado de la visión gubernamental a cuenta del 
contenido de su obra a pesar de que no es de nadie desconocido que en sus últimos años de vida el premio 
Nobel mantuvo una cercanía con el gobierno priista; sin embargo, la relevancia de su trabajo estriba en 
su aportación como contrapeso a la visión oficial considerando el año de publicación de su obra (1950). 
29 
 
El laberinto de la soledad, el escritor analiza e interpreta los acontecimientos 
históricos a partir de la Conquista española hasta el año 1950 -año de 
publicación de su texto- que derivaron en la formación de la cultura mexicana. 
En los ensayos contenidos en su obra describe una serie de actitudes y 
costumbres que pretenden crear una idea sobre lo que es “el ser mexicano”: 
 No rajarse ni abrirse -el estoicismo como la capacidad de soportar dolor 
sin pronunciar ninguna queja-. 
 Desconfianza hacia los extraños y al mismo tiempo una creencia ferviente 
hacia la religión impuesta por los colonizadores foráneos; 
 Presencia de actitudes machistas a la par de los juegos de palabras con 
connotaciones homosexuales en los albures; menosprecio por las 
mujeres a la par de una sublime adoración hacia la virgen de Guadalupe. 
 Uso de palabras ofensivas, las groserías como “la poesía al alcance de 
todos”. En especial de la palabra “chingar” como sinónimo de éxito y/o 
agresión (aspiración a ser un “chingón”, imponerse a los demás) 
En la descripción que hace el autor, se pueden observar una serie de 
contradicciones en la cultura mexicana, cuestiones que el poeta interpreta como 
una ambivalencia propia del origen de las dos culturas que le dieron origen. Paz 
considera que para entender la cultura mexicana es preciso considerar a la 
Conquista como un hecho histórico trascendental, no solamente por el mestizaje 
sino por todas las consecuencias culturales que se derivaron después de la caída 
de Tenochtitlan. Algunas de estas repercusiones se tornaron en actitudes 
negativas como la desconfianza, el disimulo y la ironía, rasgos de un pueblo 
derrotado que a decir del autor se perpetuaron en el carácter de la mayoría 
durante el periodo Colonial y que no se lograron superar aún después de la 
Independencia de España. 
En el mismo ámbito literario, Juan Rulfo describe otras características de la 
cultura mexicana en su obra El Llano en llamas. Por la fecha de su publicación 
(1945) la mayoría de sus historias remiten al contexto social de la Revolución y 
permiten comprobar la relevancia que tuvo el movimiento armado en la cultura 
mexicana. 
30 
 
En sus cuentos, Rulfo (2013) relata la decepción de los campesinos al recibir 
terrenos imposibles de sembrar después de haber luchado en los campos de 
batalla por la tierra y la liberta. Escribe también sobre los que nacen, viven y 
mueren en condición de pobreza; hace una descripción de los diferentes tipos 
de hombres existentes en la época: “alzados” los que se levantaban en armas 
contra el gobierno, “agachados” los que prefirieron seguir padeciendo y 
“federales” los que luchaban contra los dos primeros. Otro tema que aborda el 
escritor es el de la necesidad de algunos campesinos de emigrar a los Estados 
Unidos para poder sobrevivir ante la falta de oportunidades en su propio país. 
A manera de crítica, exhibe también los excesos de la clase política mexicana 
caracterizada por su opulencia, la demagogia, el abuso de autoridad, el manejo 
de un lenguaje exageradamente adornado y confuso y la recurrente necesidad 
de congregar “acarreados” en los eventos políticos. El engaño es otro tema que 
se puede apreciar en sus historias, utilizado como un mecanismo para abusar 
de la confianza de las personas y obtener un beneficio personal sin tener en 
cuenta el bienestar común. 
Ambos autores describen en sus respectivos textos fragmentos de lo que podría 
constituir un esfuerzo por conceptualizar a la cultura mexicana. La tarea resulta 
difícil si consideramos que el territorio nacional es tan basto que cada una de sus 
regiones cuenta con características propias que pueden no ser compartidas en 
otros lugares, lo que pone en evidencia la búsqueda de homogeneizar la cultura 
en la visión de Vasconcelos. Sobre esta situación Alfonso Herrera (2009) opina: 
“no se debe perder de vista la abrumadora realidad de que en México no 
hay una sola cultura, sino una multiplicidad de ellas en contacto, a veces 
ignoradas, rechazadas, idealizadas o en confrontación. (p. 48) 
 
Políticas públicas enfocadas al sector cultural. 
 
La cultura como concepto puede ser interpretada de diversas formas de acuerdo 
a la disciplina que la aborde, en nuestro caso, al tratarse de un trabajo de 
investigación desde la administración pública, es preciso aclarar que su 
significado será entendido desde el ámbito de las ciencias sociales, en primer 
31 
 
término como una concepción simbólica, 16 como la de “pautas de significados 
compartidos y relativamente estabilizados, es decir, como el universo de 
significados, informaciones y creencias que dan sentido a nuestras acciones y a 
los cuales recurrimos para entender el mundo.” (Gimenez, 2007, p. 229) 
La decisión de limitarse a esta interpretación de la cultura obedece al hecho de 
que el objeto de estudio que se desarrolla en esta tesis – la cultura del 
narcotráfico- se desarrolla precisamente en el ámbito de lo simbólico. Aunque en 
primera instancia esta situación pareciera contradictoria por tratarse de un 
trabajo elaborado desde el ámbito de la administración pública y no desde la 
sociología, la relevancia de asumir esta concepción se debe a que a partir de 
ella se intenta comprender una problemática situada en el imaginario colectivo, 
visible en diversas manifestaciones culturales (música, cinematografía, literatura, 
por mencionar algunos). 
Como ya se expuso, la cultura como derecho humano es reconocida por los 
tratados internacionales así como en nuestra Constitución Política. Desde su 
creación, la Secretaría de Educación Pública fue designada como la encargada 
de abordar ese ámbito a partir de la impartición de la educación, dando inicio así 
a la política cultural y educativa gubernamental del Estado posrevolucionario 
(Arreola,2009, p. 4). 
Antes de ahondar en las políticas culturales, es necesario aclarar el concepto de 
política pública. Para León, Garduño y Gutiérrez (2006), las políticas públicas se 
entienden como los instrumentos diseñados a partir de la interacción de varios 
agentes en el ámbito público: 
Las políticas públicas, entendidas desde una perspectiva instrumental se 
orientan a comprender y a operacionalizar el complejo proceso de toma 
de decisiones, entender la maquinaria integrada por los actores 
gubernamentales, los actores políticos y las diversas sociedades de 
públicos, los actores extrainstitucionales representados por los 
medios y la opinión pública interactúan con el objetivo de moldear y 
 
16 De acuerdo a Giménez (2007) esta interpretación fue introducida al ámbito de las ciencias sociales 
primeramente por Clifford Geertz en 1973 y posteriormente replanteada por John B. Thompson en 
1993. 
32 
 
producir acciones públicas vinculatorias en la búsqueda de la siempre 
presente necesidad de materializar el bien común. (p. 330) 
 
Si las políticas públicas tienen como objetivo incidir en la construcción del bien 
común, podemos entender a las políticas culturales como las acciones de 
gobierno que enfocados en un solo ámbito de la vida social –la cultura- habrán 
de intervenir también en la búsqueda del bienestar comunitario. Alfonso Herrera 
(2009) denomina a esta labor como la gestión gubernamental de la cultura o 
políticas públicas de cultura (p. 43 y 47). Para fines de este trabajo haremos 
referencia a las intervenciones gubernamentales en el ámbito cultural como 
políticas culturales. 
Históricamente, la concepción de las políticas culturales tendrían su origen en 
Francia, como la forma en que los gobiernos (monarquía o república) hicieron 
suya la obligación de proteger el patrimonio artístico y también la de alentar su 
avance con el objetivo de crear una “mística nacional”. Para Dijan, las políticas 
culturales fueron “el origen de una idea de responsabilidad, política, jurídica y 
administrativa de los poderes públicos en el campo de las artes y de la 
creación”. (Dijan, 1997, citado por Nivón, 2006, p. 1) 
Durante el Siglo de las luces en Europa (siglo XVIII) la cultura había sido 
concebida como un medio para que los individuos salieran de la oscuridad en la 
que habían vivido en la Edad Media y pudieran ver la luz de la verdad y el 
conocimiento. 
De Acuerdo a María Julia Ochoa (2012) la concepción de la cultura de la 
Ilustración europea fue una evidente influencia en la concepción de las políticas 
culturales de los países de América Latina durante el siglo XIX (p. 1223), lo que 
se vio reflejado en la creación de cuatro instituciones consideradas como 
obligadas en todo país que pretendiera considerarse “culturalmente 
organizado”: biblioteca nacional, museo nacional, teatro nacional y archivo 
nacional (Harvey p. 25, 1990, citado por Ochoa, 2012). 
Prueba de lo anterior, es la consideración que hace Eduardo Nivón al afirmar 
que las políticas culturales fueron creadas a la par del Estado Moderno. En el 
33 
 
caso de México la muestra de esta situación fue la creación en 1824 del Museo 
Nacional, aunque hace una aclaración: “Es evidente que muchas de las acciones 
de corte administrativo que se realizaron en algún campo de la cultura, las más 
de las veces, no implicaban la existencia de una institución centralizada que 
manifestara una idea de política cultural clara y definida”. (Nivón, 2007, p. 47) 
A pesar de que en su sentido original la cultura y el conocimiento habrían de 
tener un sentido libertador, en América Latina la cultura fue un instrumento para 
lograr la conformación de una población hegemónica. (Najenson, p. 12, 1982, 
citado por Ochoa, 2012 p. 1223) 
En México, la cultura fue uno de los ámbitos que fueron minimizados 
probablemente porque los gobiernos ocupaban buena parte de las arcas 
públicas para solventar deudas y mantener al ejército como medida de 
prevención ante posibles invasiones, siempre latentes teniendo en cuenta el 
historial de conflictos internos y externos a partir del inicio de la vida 
independiente de España. 
Para comprender de mejor manera las funciones de las políticas culturales, 
conviene hacer dos distinciones sobre ellas. La primera, de acuerdo a su 
tipología y posteriormente por su finalidad: 
Tipos de políticas culturales según Michel Bassand: 
1) Reglamentarias: referentes a la creación de leyes y reglamentos que 
dicten la forma en que se desarrollarán las acciones culturales. Teixeira 
Coelho se refiere a este rubro como los “procedimientos tipificados en 
relación con los demás agentes, que rigen las relaciones entre los 
diversos sujetos y objetos culturales”. (Coelho, p. 380, 1997 citado por 
Herrera, 2009) 
2) “Voluntaristas”, construcción de recintos culturales (museos, 
bibliotecas) y gestión de eventos culturales (conciertos, obras de teatro). 
3) Persuasivas o publicitarias: aquellas que buscan difundir las 
acciones emprendidas y los resultados obtenidos. 
34 
 
4) De Subvenciones: otorgamiento de recursos económicos a los actores 
culturales.17 
5) De estímulos: apoyos económicos otorgados a través de reglas o 
condiciones establecidas por las instituciones otorgantes. Se enfocan a 
ámbitos como la investigación o la creación. (Bassand, p. 64, 1990, citado 
por Giménez, 2007) 
 
De acuerdo a Gilberto Giménez (2007) las Políticas culturales por finalidades 
pueden ser: 
1) Carismáticas. Cuando ofrecen apoyos a actores reconocidos en el 
ámbito cultural. Si los gobiernos se limitan únicamente a ofrecer apoyo 
económico se suele llamar a esta acción como un mecenazgo. 
2) Democratización de la cultura. Tiene como objetivo ofrecer a los 
actores culturales las facilidades para mostrar su obra a un público más 
amplio. 
3) Democracia cultural. En consecuencia con las dos primeras, la 
democracia cultural tiene como finalidad incentivar la creatividad y 
expresión de todos los grupos sociales poniendo énfasis en los grupos 
minoritarios. (p. 240-241) 
Para John Street (1997), las políticas culturales coinciden con las políticas 
públicas en cuanto a la intervención de varios actores, de acuerdo a este autor 
“una política cultural resulta siempre de la interacción compleja de tres factores: 
1. las instituciones culturales existentes 
2. los procesos de política cultural y 
3. las ideologías políticas sobre la función de la cultura (Street, 1997, citado 
por Giménez, 2007, p. 242) 
 
 
 
17 De acuerdo a Giménez (2007) este tipo de políticas culturales son las más frecuentes por la facilidad 
que implica ejercer los recursos otorgados a los creadores, promotores, difusores, etc. 
35 
 
La articulación de la cultura después de la Revolución Mexicana: Del 
Estado benefactor al Estado regulador. 
 
Después de la creación de la SEP y del inicio de la política cultural por parte del 
gobierno basada en los conceptos de la Revolución y aglomerados por José 
Vasconcelos, las políticas culturales fueron consecuentes con las etapas que el 
país atravesó. Los momentos políticos y económicos tuvieron repercusiones en 
los ámbitos sociales y por tanto también en las cuestiones culturales. 
 
Uno de los objetivos principales del Partido heredero del movimiento armado de 
1910 fue el de lograr la estabilidad política, y una vez que eso se lograra 
comenzar a repetir el mismo patrón en todos los demás ámbitos de la vida 
nacional. Los gobiernos posteriores a la creación de la SEP dieron continuidad 
al proyecto original adecuando algunos conceptos de acuerdo al contexto en el 
que se encontraba el país. 
 
México experimentó un periodo de bonanza económica a partir de la década de 
los cuarentas hasta finales de la década de los setentas conocido como “el 
milagro mexicano”.Durante esta etapa las políticas públicas emprendidas por el 
gobierno dieron pie al denominado Estado benefactor. En este contexto, la 
cultura tuvo un papel importante para el proyecto de nación de los gobernantes. 
Luis Felipe Crespo considera que “Para el Estado benefactor, la cultura forma 
parte de la estrategia de control: por lo tanto, se destinan presupuestos 
importantes para tal efecto.” (Crespo, 2003, p. 31) 
 
La designación de presupuesto se vio reflejada en la construcción de centros de 
cultura donde se impartían diversas manualidades, se incentivó la creación de 
grupos de baile para divulgar los bailes típicos regionales y se comenzaron a 
impartir clases de música. La visión de la cultura durante este periodo fue la de 
considerar a cada uno de los mexicanos como representante y portador de la 
cultura mexicana, entendida entonces como el conglomerado de toda la cultura 
popular. 
A parir de la década de los cincuentas, el país ingresó a otra etapa de carácter 
social y económico: la urbanización. El aumento de actividades económicas en 
36 
 
las ciudades permitió la conformación de un sector con mayor capacidad 
económica de adquirir bienes y servicios. Como consecuencia de esta nueva 
conformación de la sociedad, las personas dejaron de ser consideradas como 
portadoras y creadores de la cultura, se convirtieron en consumidores: 
audiencias durante el auge de la radio, y televidentes a partir de la entrada de la 
televisión. 
 
Debido al manejo ineficiente de los ingresos nacionales, el crecimiento 
económico dejó de ser sostenible. Las primeras muestras de declive económico 
se presentaron en la década de los setentas con la devaluación de la moneda 
nacional. Crespo (2003) denomina la etapa siguiente, la que inicia en la década 
de los ochenta y hasta la fecha como la del Neoliberalismo y la rentabilidad 
cultural (p. 33) 
 
La década de los ochentas fue considerada como la década perdida ya que se 
vivieron las consecuencias de las crisis económicas que se habían 
experimentado en la década anterior. Durante este periodo tuvo lugar el proceso 
de privatización. Las empresas que anteriormente habían sido propiedad del 
gobierno mexicano fueron puestas a la venta y convertidas en empresas 
privadas. La idea de reducir la intervención al mínimo en las actividades 
económicas iba de la mano de la importación de la visión económica del 
neoliberalismo de Margaret Thatcher y Donald Reagan. 
 
Algunas de las consecuencias en el ámbito de la cultural en el contexto del 
neoliberalismo fueron, según Crespo (2003): 
 
 Los recintos culturales importantes se privatizaron o se obligaron a 
quebrar para después ser vendidos. 
 Se conformaron empresas que hicieron de la cultura un fenómeno 
lucrativo, la mayor de ellas: OCESA. 
 Las industrias culturales tuvieron el contexto ideal para obtener grandes 
beneficios (disqueras, radiodifusoras, televisoras, y empresas de 
espectáculos). 
37 
 
 La cultura dejó de ser un ámbito relevante en los proyectos de gobierno 
para convertirse en un negocio lucrativo para las empresas privadas. 
 Las actividades culturales que no representaban ganancias para el 
Estado fueron marginadas en programas de menor relevancia. 
 La visión de lo mexicano y lo tradicional dejó de ser relevante en las 
políticas culturales. 
 Se crearon políticas culturales enfocadas a un sector definido ya como 
consumidor. (p. 33-34) 
 
 
De acuerdo a la doctrina económica del neoliberalismo, las artes y la cultura 
fueron consideradas como mercancías. De manera que al haber 
consumidores que demandaban dichas mercancías, era lógico que hubieran 
ofertantes que dieran respuesta a la demanda productos culturales. Para 
Giménez (2007) Esta idea de mercado, creada en principio en Inglaterra, tuvo 
como consecuencia la disminución en la calidad de los contenidos en los medios 
de comunicación, ya que los dueños buscaron obtener mayores ganancias en el 
menor tiempo posible creando e importando programas con contenidos pobres 
pero que les permitieran obtener ganancias rápidas. (p. 244) 
 
Nuestro país no estuvo exento de experimentar este proceso, con la diferencia 
de que en países como Inglaterra la televisión y la radio en algún momento 
tuvieron programas con contenidos culturales importantes, mientras que en 
México tanto la radio como la televisión fueron utilizados desde un principio como 
agentes de ventas y generadores de ganancias para sus dueños. 
 
A la par de la desincorporación de las actividades culturales por parte del Estado, 
la concepción de la cultura como mercancía en el contexto del neoliberalismo 
provocó modificaciones en la forma de abordar el tema desde las políticas 
culturales. Si la cultura era una mercancía, el Estado ya no tendría por qué estar 
obligado a ser el proveedor, sino que en su papel de regulador se limitaría a 
observar que los ofertantes privados ofrecieran el producto a la población que 
tuviera los recursos económicos para obtenerlos. 
 
38 
 
Dada la relevancia que tienen las industrias culturales en el tema central de esta 
tesis, es necesario ahondar un poco en el concepto. En la economía clásica, 
Para Adam Smith tanto como para David Ricardo “la cultura vendría a ser el 
dominio esencial del trabajo no productivo debido a que el gasto en las 
artes no contribuye ni aporta a la riqueza de una nación” (Puente, 2007, p. 
19) En una posición similar, Karl Marx describió a las artes como una actividad 
incapaz de producir alguna plusvalía, por lo tanto, tendría que ser considerada 
como improductiva en el sistema capitalista e insignificante en términos 
económicos. 
 
El término “industria cultural” fue utilizado en 1940 por Theodor W. Adorno y 
Max Horkheimer, ambos representantes de la escuela de Frankfurt. De acuerdo 
a estos autores “el proceso de industrialización habría de derivar en una 
degradación de la cultura en industria del entretenimiento, en una desublimación 
del arte” (Puente, p. 21) de manera que el término “industria cultural” sería 
utilizado para analizar los contenidos de los medios masivos de comunicación 
(televisión, cine y radio) y su repercusión en la población. Visto de esta forma, el 
vocablo comprendería la relación entre el ámbito de la Economía y la cultura. 
 
Los avances tecnológicos logrados en las décadas de los ochentas y noventas 
fueron un factor que permitió el impulso de las industrias culturales gracias a que 
fue posible aumentar la proyección y producción de los productos en el marco 
de la economía liberal y globalizada. 
 
La UNESCO se pronunció sobre el tema en 1982 en el texto “Industrias 
culturales: el futuro de la cultura en juego”: 
 
Se estima, en general, que existe una “industria cultural” cuando los 
bienes y los servicios culturales se producen, reproducen, conservan y 
difunden según criterios industriales y comerciales, es decir, en serie y 
aplicando una estrategia de tipo económico, en vez de perseguir una 
finalidad de desarrollo cultural” (concepto de la UNESCO citado por 
Puente, 2007, p. 25) 
 
39 
 
Posteriormente la definición fue ampliada para denominarlas como “industrias 
creativas” abarcando actividades como la publicidad y el diseño gráfico. A la 
fecha en que se redacta este trabajo la redefinición del concepto es: “Aquellos 
sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción 
o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, 
servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”. 18 
Stella Puente (2007) menciona el caso singular de Estados Unidos, donde el 
término para referirse a las industrias culturales es el de “industrias del 
entretenimiento”, lo que les permite abarcar una amplia gama de actividades que 
van desde las deportivas hasta las apuestas. (p. 25) 
En suma, la transición del Estado que dejó de ser conductor

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