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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES REFLEXIONES EN TORNO A LA NOCIÓN DE CULTURA Y SUS IMPLICACIONES EN LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE “LO NARCO” EN MÉXICO. UNA PERSPECTIVA DESDE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. TESIS Que para obtener el título de LICENCIADO EN CIENCIA POLÍTICA Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA PRESENTA: Julio César Hernández Hernández DIRECTOR DE TESIS: Mtro. Pablo Ulises Sánchez Nieto CIUDAD UNIVERSITARIA, CIUDAD DE MÉXICO, 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A MIS PADRES: Inés Hernández Cantera y Nicasio Hernández Lozano. Gracias por las clases de ortografía, la letra cursiva, y por educarme con el ejemplo de Benito Juárez. Gracias por enseñarme la importancia del trabajo y la humildad. Mi educación es producto de su esfuerzo. Al Doctor Juan Carlos León. (QEPD) Profesor, asesor y ejemplo profesional. Gracias por invitarme a iniciar mi labor profesional bajo su guía. A Melissa. Gracias por ser mi compañera de vida. III ÍNDICE TEMÁTICO INTRODUCCIÓN 4 CAPÍTULO I. MARCO INSTITUCIONAL DE LA CULTURA. ENTIDADES DE GOBIERNO RELACIONADAS Y EL CONCEPTO DE CULTURA 9 La cultura en el ámbito internacional y nacional. 10 Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: las funciones de la SEP y la creación de la Secretaría de Cultura. 16 La vinculación de educación y cultura en la Secretaría de Educación Pública. 23 La visión no oficial de la cultura 27 Políticas públicas enfocadas al sector cultural. 30 La articulación de la cultura después de la Revolución Mexicana: Del Estado benefactor al Estado regulador. 35 CAPÍTULO II. MANIFESTACIONES EN TORNO A “LO NARCO” 43 Transgresión y desviación 44 Breve historia del tráfico de estupefacientes en México. 47 Posición prohibicionista 50 La “narcocultura o cultura del narcotráfico”. 51 Transición de lo rural a lo urbano. 54 Proyección masiva en los medios de comunicación. 56 Música: de los corridos al movimiento alterado. 56 Cinematografía: el “cine de narcos” 62 Televisión: “narcoseries” 68 Jesús Malverde: ícono representativo del desapego a las normas. 71 CAPÍTULO III. LA FALTA DE VINCULOS EN LA RELACIÓN GOBIERNO- CIUDADANÍA. 75 La libertad de expresión en la transición democrática 76 La guerra contra el narcotráfico y la censura de los narcocorridos 79 Marco institucional de la libertad de expresión. 83 Instituciones de la administración pública encargadas de la supervisión en los medios de comunicación. 86 El debate sobre #NoANarcoSeries 89 La transición del estado natural a la sociedad civil y política. 93 El respeto a las leyes: el amor a la patria y el patriotismo de la Constitución. 96 El concepto de justicia de Rawls 99 Configuración del Estado Moderno: crisis e ingobernabilidad. 102 El ciudadano como agente central en la sociedad global 109 CONCLUSIONES 116 BIBLIOGRAFÍA CXXII 4 INTRODUCCIÓN La tesis que se presenta a continuación tiene por objetivo abordar la manifestación social de “lo narco”, generalmente conocida como “narco cultura”. La información que se expone a lo largo de la investigación abarca aspectos de la realidad social de México. Como problema de índole social se hace mención del tráfico de estupefacientes y la “cultura” derivada de la transmisión de una serie de anti valores y actitudes relacionadas con la actividad ilegal. En el ámbito político se expone la problemática surgida a partir de la declaración de la “guerra contra el narcotráfico” durante la gestión del presidente Felipe Calderón y las repercusiones en el replanteamiento en la relación ciudadanía-gobierno, además de la perspectiva sobre el respeto a las leyes. En aspectos económicos se hace referencia al devenir de las políticas económicas del gobierno mexicano y las repercusiones sociales que tuvieron en la población, sobre todo a partir de la adopción de las políticas neoliberales y la entrada al mundo de la globalización, a la par del aumento de relevancia de los medios masivos de comunicación y las industrias culturales. La motivación para abordar la problemática de lo narco surgió a partir de una plática con el doctor Juan Carlos León sobre la presencia la “cultura narca” como él solía llamarle. En aquella ocasión le comenté que yo ya había estudiado un tema relacionado durante el cuarto semestre de la carrera en la materia de Ciencia Política con el profesor Javier Oliva, en el cual, junto con otro compañero habíamos analizado la prohibición de los narcocorridos en el estado de Sinaloa y los resultados contraproducentes de la censura. Fue así que la primera sugerencia del doctor León para iniciar esta investigación fue analizar el documental “Narco Cultura” de Shaul Schwarz y la película “El Infierno” de Luis Estrada, para conocer las múltiples implicaciones del fenómeno. Consecuente a lo anterior, surgieron las dudas que le dan sentido a este trabajo de investigación: En primera instancia, ¿qué es la “narco cultura”? ¿Pueden ser consideradas este tipo de expresiones como una manifestación cultural? ¿Por qué este tipo de manifestaciones son atractivas en un sector de la población? Y finalmente ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno frente a esta problemática? 5 La hipótesis que se presenta en esta tesis es el planteamiento de que las manifestaciones de lo narco se insertan como un fenómeno social, que no cultural, en el entendido de que las expresiones culturales tienen como una de sus finalidades el transmitir valores que permitan la existencia de una sociedad, mientras que las manifestaciones de lo narco enaltecen actitudes contrarias a la visión tradicional de la cultura. En este orden de ideas, la posible respuesta al por qué las distorsiones culturales son atractivas en determinado sector de la sociedad sería la de suponer que las autoridades no cuentan con la legitimidad necesaria de parte de la población hacia al aparato normativo que constituye al Estado. Es necesario aclarar que al elegir a las expresiones en torno a lo narco como tema de tesis hubo opiniones de algunos profesores que consideraron que el tópico no era adecuado para el área de la Administración Pública, sin embargo, gracias al enfoque y a la guía del asesor fue viable desarrollar la investigación de forma que es posible demostrar la relevancia del presente trabajo como una fuente de información que permite conocer las características del fenómeno en la relación entre gobierno y ciudadanía. La relevancia de estudiar el fenómeno de lo narco estriba en el hecho de que representa una serie de expresiones que contienen como principal característica la transgresión en diversos ámbitos: hacia las costumbres, las normas de convivencia, las autoridades y las leyes. Por lo que al estudiarlo como un fenómeno social nos permitiría tener conocimiento de su génesis, así como su desarrollo, las causas de su masificación y los factores que han permitido su consolidación como una expresión alterna a la cultura oficial y popular. Generalmente al hacer una revisión de la literatura sobre el tema la mayoría de los trabajos se enfocan en haceruna descripción de las expresiones de lo narco, por lo que en este trabajo se pretende presentar al lector la contraparte de las manifestaciones de lo narco: las relacionadas con los ámbitos de gobierno. Para abordar el tema se toma como primer referente el concepto de cultura, puesto que la “narco cultura” se considera como una expresión alterna al ámbito del concepto tradicional, de manera que se acude en primera instancia a la construcción del término en función de su relevancia para la vida social y las 6 acciones emprendidas por el gobierno para atenderlo desde la impartición de la educación. Con respecto a las fuentes para estudiar el fenómeno, se aclara que a decir de Luis Astorga, ante la imposibilidad de conocer de primera mano el objeto de estudio mediante los métodos tradicionales debido a los peligros que esto representa, es viable recurrir a lo que él considera la “mitología del narcotraficante”, esto es, a las manifestaciones alrededor de la problemática. Las implicaciones del tema de estudio con el área de la Administración Pública se explican en el sentido de que las actitudes de lo narco significan una afrenta a las condiciones que representa el Estado de Derecho en una sociedad democrática. Sus manifestaciones dan cuenta de una serie de actitudes y expresiones que contradicen las normas básicas de convivencia social. Es en este sentido que se abordan las cuestiones educativas y culturales contempladas en la Constitución Política, las entidades de la Administración Pública encargadas de atender dichos rubros, así como la responsabilidad de las dependencias de Gobierno con respecto a la vigilancia de los contenidos emitidos en los medios de comunicación, además de los procesos políticos que tuvieron repercusiones negativas en la apreciación de los ciudadanos con respecto a las autoridades. La utilidad social de la presente tesis es la de presentar los aspectos que regularmente no se exponen cuando se aborda el tema de lo narco desde disciplinas diferentes a la Administración Pública, esto es, hacer del conocimiento del lector la relevancia en la vida pública de las cuestiones a las cuales hace afrenta lo narco, tales como el respeto a las leyes, el reconocimiento de las autoridades, la legitimidad, el concepto de justicia, y las cualidades de la condición de ciudadano. Es así que para el primer capítulo se describe el marco institucional sobre el ámbito de la cultura, a nivel internacional en primera instancia y después ahondando en el ámbito nacional. Se aclara que a pesar de las múltiples connotaciones que puede tener la palabra “cultura” se retoman aquellas que son utilizadas en diversos ámbitos, tanto legales así como las comprendidas en el área de la sociología y la antropología, todo esto desde una perspectiva multidisciplinaria que permita tener un panorama amplio del concepto; sin olvidar que dada el área de inscripción de este trabajo se suma la visión gubernamental 7 sobre dicho rubro. Se exponen las obligaciones estatales con respecto a dicho ámbito estipuladas en la Carta Magna, así como en las leyes y dependencias que tuvieron a su cargo la vinculación de educación y la cultura, en primera instancia: la Secretaría de Educación Pública y posteriormente la Secretaría de Cultura. La relevancia de José Vasconcelos al mando de la SEP se aborda como el inicio de la configuración de las políticas públicas posteriores a la Revolución de 1910, que habrían de tener un impulso gubernamental durante el periodo de bonanza económica del “milagro mexicano” y que ya para la década de los setentas comenzaría a inclinarse a las políticas de privatización que derivaron en la aplicación del neoliberalismo económico y la entrada a la globalización. En el segundo capítulo se presenta la información recopilada sobre la “narco cultura” desde la visión de los estudiosos del tema, partiendo de una breve reseña sobre la historia del tráfico de estupefacientes en nuestro país, sus inicios, la visión prohibicionista de Estados Unidos y la consecuente replicación en el marco legal nacional. En este sentido, se toma como contexto la transición social y económica de las comunidades rurales hacia las zonas urbanas durante el “milagro mexicano”. Se refiere la relevancia de los medios de comunicación en este trance y la forma en que las costumbres traídas de las serranía se empezaron a masificar por la exposición a través de la radio, la cinematografía, y en tiempos recientes a través de las plataformas de transmisión vía internet. Se describen algunas de las manifestaciones más relevantes de la “mitología”, como lo son la música, las producciones cinematográficas y las series de televisión, así como un análisis sobre la figura de Jesús Malverde, ícono religioso relacionado al submundo del narco que sirve como referencia del desapego a las normas y las autoridades. En el tercer y último capítulo se describen las manifestaciones de un sector de la sociedad que dio pie al debate público entre la libertad de expresión y la censura de contenidos con temática de violencia en los medios masivos de comunicación, partiendo desde las primeras iniciativas gubernamentales en la década de los ochentas, después con el incremento en la creación y exposición 8 de productos en la misma tesitura, hasta las manifestaciones de posturas públicas en contra de tales expresiones. Con respecto a la libertad de expresión como derecho, se hace una reseña sobre el ámbito institucional contemplado en la Constitución Política, así como en las dependencias gubernamentales encargadas de supervisar los medios de comunicación. Con respecto a estas últimas se exponen los debates legislativos y los reclamos en el ámbito empresarial sobre la exigencia de hacer respetar el marco legal sobre los contenidos expuestos en los medios masivos. Una vez presentado un esquema amplio sobre las diversas implicaciones de la problemática abordada, se presenta un repaso obligatorio de la obra de John Locke sobre la transición de la sociedad del estado natural hacia la sociedad civil, exponiendo la relevancia del Estado como figura de autoridad entre la población y el Gobierno, reconociendo a las leyes como las normas necesarias para una convivencia pacífica. Posteriormente se refieren los tipos de vínculos necesarios para lograr el reconocimiento de dichas leyes por parte de los ciudadanos, así como las consecuencias resultantes cuando dichos lazos no han sido procurados. Se retoma el concepto de justicia de John Rawls para ejemplificar la manera en que debería existir el respeto, identificación y vinculación entre las leyes y la ciudadanía, de la misma manera en que Alexis de Tocqueville refirió en su estudio sobre la democracia en Norteamérica y la relación entre la población y las personas delegadas para redactar las leyes que serían justas para todos. Con todas las referencias anteriores, me ubico finalmente en el contexto mexicano para reseñar los periodos posteriores a la bonanza económica que derivaron en devaluaciones económicas y en consecuencia en el incremento de manifestaciones de descontento contra el Gobierno, lo que Luis Aguilar y Omar Guerrero denominaron como ingobernabilidad, finalizando el capítulo con la interrogativa sobre la existencia del ciudadano en la sociedad mexicana más allá de la pertenencia a una zona geográfica específica, sino como un agente primordial para convertirse en partícipe de la vida pública, en un contexto inmerso de influencias externas derivadas de la globalización. 9 CAPÍTULO I. MARCO INSTITUCIONAL DE LA CULTURA. ENTIDADES DE GOBIERNO RELACIONADAS Y EL CONCEPTO DE CULTURA La información presentada en este primer capítulo comprende convenios internacionales firmados por el gobierno mexicano así como el entramado institucional referente al ámbito de la cultura,de manera que se busca ofrecer al lector la información necesaria respecto a los aspectos jurídicos para abordar el rubro desde la perspectiva de la administración pública. Las dudas que se pretenden despejar son las referentes al marco institucional sobre la cultura, cuáles son las instituciones encargadas de este rubro y cuáles son sus funciones. Además, conocer a partir de cuándo se consideró relevante asumir la rectoría de la cultura en el ámbito gubernamental y cómo fue el proceso histórico que derivó en la creación de la Secretaría de Educación Pública como la rectora de las primeras políticas públicas vinculantes entre educación y cultura. Para ampliar el panorama del ámbito en cuestión, se consideró necesario incluir a los partícipes de la cultura con la intención de servir como contrapeso a la visión gubernamental. De esta manera, se busca ampliar la información presentada y despejar el cuestionamiento sobre si existe una sola concepción sobre la cultura, cuál es la relevancia de la intervención gubernamental en el rubro y finalmente cómo ha sido el manejo del sector cultural en diferentes momentos históricos en relación a la situación económica y social del país, abarcando desde el periodo posterior a la Revolución de 1910 hasta la implementación de las políticas económicas neoliberales en la década de los ochentas. 10 La cultura en el ámbito internacional y nacional. El concepto de cultura puede tener múltiples connotaciones de acuerdo al área en el cuál se haga referencia. Puesto que el presente trabajo de investigación obedece al ámbito de las ciencias sociales, y en específico al de la administración pública, es necesario delinear la interpretación sobre la que se habrá de desarrollar el tema en un primer acercamiento desde al ámbito legal. Se presenta un recuento de los ámbitos comprendidos en los diversos tratados que ha firmado nuestro país en los cuales reconoce los conceptos de cultura manifestados en dichos acuerdos. Siguiendo con la jerarquía jurídica, a continuación se presentan las leyes donde se aborda la cultura como una garantía contemplada en la Constitución Política. Como primera referencia en el ámbito internacional tenemos la experiencia francesa en el ámbito de los derechos humanos, ya que surgió como respuesta a la transición política que puso fin al Estado feudal y dio inicio a la República. Fue en este contexto que surgió la Declaración de los derechos del Hombre y de los Ciudadanos, considerada como una expresión de la voluntad del pueblo francés para garantizar la igualdad de derechos a todos pero también como un mecanismo para inhibir las acciones que causaran perjuicio a la sociedad. Posteriormente, tuvo lugar la constitución de la Organización de las Naciones Unidas en abril de 1945 al término de la Segunda Guerra Mundial como resultado del acuerdo común entre los países integrantes para conformar una entidad internacional promotora de la paz y que sirviera como intermediario entre las naciones para evitar posibles conflictos que derivaran en guerras. Una de las primeras acciones de la ONU tuvo lugar el 10 de diciembre de 1948 cuando la Comisión de Derechos Humanos dio a conocer la Declaración Universal de Derechos Humanos. Dicho documento contempla como parte de los derechos humanos el derecho a la cultura. El artículo 22 de la Declaración Universal de Derechos Humanos determina: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la 11 cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.” En el mismo documento, el artículo 27 contempla el derecho a participar en la vida cultural de la comunidad: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.” 1 A la par de la ONU nació la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) como un organismo también de corte internacional y dependiente de las Naciones Unidas. Esta institución surgió de la necesidad de enfocarse a dichos rubros de forma específica bajo el argumento de que los acuerdos políticos y económicos no eran suficientes para mantener la paz entre los países, por lo que se consideró acudir a la solidaridad en términos morales e intelectuales. 2 En el año de 1982 este organismo realizó en México la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, de donde fue posible acordar sobre una conceptualización: “...la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca 1 Declaración Universal de Derechos Humanos. (1948) ONU 2 Fuente: UNESCO 12 incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.”3 Además de las dos anteriores, Carlos J. Villaseñor señala otros tratados internacionales vinculados al ámbito de la cultura de los cuales México ha sido partícipe, sobresaliendo los siguientes (Villaseñor, 2009, p. 36): 1. Tratado para la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), publicado en el Diario Oficial de la Federación del 22 de junio de 1946. 2. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, publicado en el Diario Oficial de la Federación del 12 de mayo de 1981. En este Pacto son tres los artículos más relevantes sobre cuestiones culturales: Artículo 1: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. Artículo 3: Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a asegurar a los hombres y a las mujeres igual título a gozar de todos los derechos económicos, sociales y culturales enunciados en el presente Pacto. Artículo 15: Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a: 1. Participar en la vida cultural; 2. Entre las medidas que los Estados Partes en el presente Pacto deberán adoptar para asegurar el pleno ejercicio de este derecho, figurarán las necesarias para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de la cultura. 3. Convención Sobre los Derechos del Niño, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 25 de enero de 1991. Sobre los infantes, el artículo 31, fracción indica: “Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a 3 Declaración de México sobre las políticas culturales. (1982) 13 participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento.”4 4. El documento de la UNESCO “Nuestra Diversidad Creativa”, como referenciapara la elaboración de políticas culturales tomando en cuenta la existencia de diversidad entre las poblaciones. 5. Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. El mismo Villaseñor señala que al asumirse México como un país partícipe en todos los tratados, documentos y convenciones de corte internacional se creó el compromiso de legislar sobre la materia de manera local como muestra de la responsabilidad adquirida. Es en este sentido que podemos entender el contexto nacional, donde la cultura es asumida como un derecho para todos y se encuentra contemplada en los artículos tercero y cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Para Carlos Lara G. (2009) el desarrollo del derecho a la cultura en México se derivó de un proceso de cuatro etapas donde los artículos referidos pasaron por modificaciones y adecuaciones (p. 10-11): Primera etapa. El reconocimiento en la Constitución de 1917 al derecho a la educación plasmado en el artículo tercero: “Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado – Federación, Estados, Distrito Federal y Municipios–, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.” En el apartado segundo del mismo artículo, se establece el criterio con el que debe ser impartida dicha educación: 4 Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) 14 “II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.” Continuando en el mismo artículo, los apartados a, b y c exponen el sentido en que deberán ser atendidas las cuestiones culturales por medio de la educación impartida por el Estado: a) Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; b) Será nacional, en cuanto –sin hostilidades ni exclusivismos– atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura; c) Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el aprecio y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos, (…)” Segunda etapa. La modificación en 1978 del artículo 3ro Fracción XVII sobre la difusión de la cultura en Universidades e Instituciones de Educación Superior: Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios de este artículo (…). 15 Tercera etapa. La adecuación en 1993 del artículo 3 Fracción V sobre la difusión de la cultura por parte del Estado: Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, señaladas en el primer párrafo, el Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos –incluyendo la educación inicial y a la educación superior necesarios para el desarrollo de la nación, apoyará la investigación científica y tecnológica, y alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura. Cuarta etapa. Reconocimiento del derecho al acceso a la cultura en el artículo 4to en el año 2009. Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural. A decir de Lara (2009) México se anticipó a las legislaciones de otros países al enmarcar el rubro de la cultura en la Constitución Política de 1917, vinculándola con la educación. En palabras de este mismo autor, la reforma constitucional de 1993 del artículo tercero que derivó en el reconocimiento del derecho a la cultura no debe ser entendida como una concesión del Estado, ni como un permiso para ejercer tal derecho, sino que el derecho a la cultura debe ser entendido como un derecho social. Por último, para cerrar con el marco normativo respecto a la cultura, es obligatorio retomar la referencia sobre la definición del concepto cultura para la Real Academia Española: 1. f. cultivo. 2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. 16 3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. Con todo lo anterior, es posible hacer un resumen sobre el concepto de cultura que habrá de servir de guía para el desarrollo de este trabajo de investigación. En primera instancia, se reconoce a la cultura como la serie de características que identifican a una sociedad, posible de apreciar en las artes, formas de vida, valores, tradiciones y creencias. Se reconoce también a la cultura como un derecho contemplado en tratados internacionales en los cuales México es partícipe y también como una garantía contenida en la Constitución Política. En el caso de nuestro país, la cultura se vinculó históricamente con la educación mediante Secretaria de Educación Pública, dependencia que tuvo como obligación cimentar en la población la convivencia humana, la búsqueda del interés general y evitar condiciones de privilegios. Finalmente, en tiempos más recientes y a partir de adecuaciones constitucionales se reconoce a nuestro país como un territorio con diversidad cultural. Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: las funciones de la SEP y la creación de la Secretaría de Cultura. Ubicados en el ámbito nacional, la publicación de la LOAPF significó la determinación por parte del Ejecutivo de dar mayor orden y certidumbre a las instituciones que en adelante abordarían temas específicos. En este sentido, la necesidad de contemplar esta ley como parte del presente trabajo estriba en el hecho de que a partir de su promulgación quedarían delimitadas las funciones de la Secretaría de Educación Pública con respecto al ámbito de la cultura, que posteriormente serían transferidas a la Secretaría de Cultura, la cual también es abordada en este apartado. La finalidad de presentar el recuento de las obligaciones de la SEP con respecto al rubro cultural descrito en los artículos de la LOAPF es la de tener pleno conocimiento sobre las responsabilidades que le fueron conferidas para atender dicho ámbito, para que posteriormente, con esta información sea posible hacer 17 un análisis donde se pueda vislumbrar el alcance de sus obligaciones con respecto a la existencia de la manifestación cultural de lo narco. El 29 de diciembre de 1976 durante la presidencia de José López Portillo, fue expedida la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, donde quedaron determinadas las funciones de todas las secretarías de Estado. Con respecto a la cultura, la dependenciaencargada de ese ámbito había sido desde su creación en 1921 la Secretaría de Educación Pública. Las obligaciones de la Secretaría de Educación Pública con respecto al ámbito cultural se describían en el artículo 38 de dicha ley de la cual se mencionan algunas de sus fracciones con los rubros más relevantes: A la Secretaría de Educación Pública corresponde el despacho de los siguientes asuntos: II.- Organizar y desarrollar la educación artística que se imparta en las escuelas e institutos oficiales, incorporados o reconocidos para la enseñanza y difusión de las bellas artes y de las artes populares; VII.- Organizar, administrar y enriquecer sistemáticamente las bibliotecas generales o especializadas que sostenga la propia Secretaría o que formen parte de sus dependencias; IX.- Patrocinar la realización de congresos, asambleas y reuniones, eventos, competencias y concursos de carácter científico, técnico, cultural, educativo y artístico; X.- Fomentar las relaciones de orden cultural con los países extranjeros, con la colaboración de la Secretaría de Relaciones Exteriores; XVII.- Organizar misiones culturales;5 5 Las misiones culturales se originaron en 1923, siendo Secretario de Educación Pública José Vasconselos. Consistían en una serie de actividades encaminadas a mejorar las condiciones sociales y económicas en las comunidades rurales por medio de talleres donde se impartía capacitación en oficios y actividades adecuadas a las necesidades propias del lugar en cuestión. Estas misiones eran el resultado de un diagnóstico previo en cada región y su duración era de tres semanas. Se llamaron “misiones” como referencia a la actividad de adoctrinamiento de los religiosos españoles a su llegada a América cuya misión era inducir a los nativos en la religión católica. (Lujambio, 2009) 18 XVIII.- Formular el catálogo del patrimonio histórico nacional; XIX.- Formular y manejar el catálogo de los monumentos nacionales; XX.- Organizar, sostener y administrar museos históricos, arqueológicos y artísticos, pinacotecas y galerías, a efecto de cuidar la integridad, mantenimiento y conservación de tesoros históricos y artísticos del patrimonio cultural del país; XXI.- Conservar, proteger y mantener los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos que conforman el patrimonio cultural de la Nación, atendiendo las disposiciones legales en la materia; XXII.- Organizar exposiciones artísticas, ferias, certámenes, concursos, audiciones, representaciones teatrales y exhibiciones cinematográficas de interés cultural; XXVIII.- Orientar las actividades artísticas, culturales, recreativas y deportivas que realice el sector público federal; XXIX.- Establecer los criterios educativos y culturales en la producción cinematográfica, de radio y televisión y en la industria editorial; XXX Bis. Promover la producción cinematográfica, de radio y televisión y de la industria editorial, con apego a lo dispuesto por el artículo 3o. constitucional cuando se trate de cuestiones educativas; dirigir y coordinar la administración de las estaciones radiodifusoras y televisoras pertenecientes al Ejecutivo Federal, con exclusión de las que dependan de otras Secretarías de Estado.6 La SEP fue la dependencia federal encargada de diseñar las políticas educativas. Le correspondían también, además, crear programas y políticas encaminadas a atender el rubro de cultura, de manera que fuera posible concretar lo estipulado en la Constitución Política y en la LOAPF. 6 Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. 19 Con respecto a las cuestiones culturales que habría de atender, el artículo 16 de su Ley Orgánica dictaba lo siguiente: La educación que imparta el Estado en cualquiera de sus grados y tipos, sujetándose a las normas de la Constitución, será socialista. Sus bases generales son las siguientes: l.- Fomentará el íntegro desarrollo cultural de los educandos dentro de la convivencia social, preferentemente en los aspectos físico, intelectual, moral, estético, cívico, militar, económico, social y de capacitación para el trabajo útil en beneficio colectivo; ll.- En armonía con la Constitución y dentro de los principios y normas de la misma, especialmente los relativos a organización social, económica y política del país tenderá a formar y a afirmar en los educandos, conceptos y sentimientos de solidaridad y preeminencia de los intereses colectivos respecto de los privados o individuales con el propósito de disminuir las desigualdades económica y social: lll.- Tenderá a proporcionar a los educandos, conocimientos y aptitudes para el trabajo en beneficio común; María del Carmen Pardo apunta que como consecuencia de la creación de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, se dio pie a la delegación de funciones, fundamentando la facultad de crear órganos administrativos desconcentrados con el objetivo de atender un rubro específico por cada dependencia. (Pardo, 1986, p. 47) En este sentido, la SEP contó con organismos encargados de llevar a cabo las políticas públicas orientadas al ámbito cultural, sin embargo, para fines de este trabajo de investigación se considerarán como fundamentales tres de ellos, dos descentralizados y uno desconcentrado: 20 Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): Creado en 1939 como organismo descentralizado7 de la SEP. Es la entidad encargada del patrimonio cultural. 8 Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA): Su misión es la de “preservar y difundir el patrimonio artístico nacional, promover la creación de las artes e impulsar la educación e investigación artísticas con la participación de los tres niveles de gobierno y de la sociedad para mejorar la calidad de vida de los mexicanos”.9 Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA): Creado en 1988 como organismo desconcentrado10, jerárquicamente subordinado, con autonomía técnica y administrativa. Su objetivo fue: “coordinar las políticas, organismos y dependencias tanto de carácter cultural como artístico (…) tiene labores de promoción, apoyo y patrocinio de los eventos que propicien el arte y la cultura.” 11 Cabe señalar que en el caso del CONACULTA, hubo una modificación en su configuración durante el transcurso de la elaboración de esta tesis. Como contexto, se debe tener en cuenta que en las elecciones federales de 2006 el Partido Revolucionario Institucional retornó a la Presidencia de la República. Enrique Peña Nieto fue nombrado Jefe del Ejecutivo Federal y desde el inicio de su mandato comenzaron una serie de modificaciones en la administración pública nacional. Uno de ellas fue la ascensión del CONACULTA como Secretaría de Cultura el 17 de diciembre de 2015, de manera que las obligaciones que anteriormente fueron encargadas a la Secretaría de Educación 7 Serna y Ríos (2009) consideran que deben entenderse como organismos descentralizados a las entidades creadas para atender actividades de forma más eficiente que si lo atendiera el gobierno central. Cuentan con una personalidad jurídica (esto implica que tiene derechos y obligaciones diferentes a los del Estado), patrimonio propios (bienes físicos y créditos), autonomía técnica (organización administrativa adecuada a sus actividades) y autonomía orgánica (según lo dicte su ley orgánica). (p. 3-4) 8 Fuente: Instituto Nacional de Antropología e Historia 9 Fuente: instituto Nacional de Bellas Artes 10 La diferencia entre los organismos descentralizados y los desconcentrados es que éstos últimos no cuentan con personalidad jurídica ni con patrimonio propio. En este sentido, entendemos como organismos desconcentrados aquellos a losque se les han delegado funciones pero que permanecen sujetos jerárquicamente a una entidad superior. En el caso del CONACULTA, éste cuenta con autonomía técnica y administrativa pero está subordinado directamente a la SEP. María del Carmen Pardo (1986) se refiere al proceso de desconcentración como “ceder sin conceder”. (p. 44) 11 Fuente: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes 21 fueron depositadas en la de Cultura, esto no significó la completa separación de los ámbitos de educación y cultura, sino que fue presentada como una transición administrativa necesaria para darle mayor atención al sector cultura. Como titular de la Secretaría de Cultura fue designado Rafael Tovar y de Teresa. La nueva dependencia necesitaría de adecuaciones en cuestiones administrativas, una de ellas sería la redacción de su Reglamento Interno, cuyo anteproyecto se dio a conocer el 30 de abril de 2016. En este documento previo, el Secretario anticipó algunas de las acciones que se habrían de implementar: (Gámez, 2016, p. 14) Incluir la participación de creadores mediante un consejo consultivo que habrá de reunirse con el titular de la Secretaría y en mesas de trabajo con promotores culturales y funcionarios con la finalidad de que el trabajo conjunto derive en la definición de la política cultural. Se estima la creación de dos subsecretarías, una para atender los temas artísticos sustantivos y los estímulos a la creatividad, y otra encargada del fomento del libro y lectura, además de las dependencias relacionadas con el patrimonio cultural. Las dependencias que dependerían directamente de la Secretaría de Cultura serían: El Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR), Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). Las facultades jurídicas del INAH y el INBA estarían bajo la responsabilidad de la SC por corresponderle como competencia originaria. Los institutos ya no estarán en facultad de definir su propia agenda de trabajo, quedarían inscritas en un solo marco denominado como política cultural nacional. Se vincularía al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas con la Dirección de Culturas Populares. 22 Creación de una Dirección de Fomento del Libro y Lectura. La Dirección General de Administración pasaría a ser la Oficialía Mayor. Creación de una Dirección de Innovación Tecnológica para implementar herramientas digitales en las plataformas de la Secretaría La nueva Secretaría de Cultura presentó varios inconvenientes desde el inicio de su creación. Dos de los más importantes fueron los relacionados con la cuestión del presupuesto asignado a dicha dependencia, ya que la situación económica del país en ese momento estuvo marcada por una severa crisis en cuanto al precio del dólar y a las expectativas de crecimiento con base a los precios del petróleo; aunado al hecho de que la nueva dependencia significaría hacer uso de recursos adicionales, contradiciendo lo dicho por el mismo gobierno respecto a la necesidad de implementar recortes presupuestales en diversos ámbitos. Sobre la primera cuestión, la Secretaría de Cultura contó con más de 15 mil millones de pesos en el año posterior a su creación, y sobre la segunda, declaró al diario Reforma que uno de los compromisos de la nueva dependencia era no representar un mayor cargo al erario ni implicar la creación de más plazas de trabajo de las que ya se contaba. 12 En contraparte, algunos de los aspectos positivos de la creación de la SC serían la gestión del presupuesto de forma directa con la Secretaría de Hacienda y contar con las atribuciones, ahora como Secretaría, necesarias para la conducción de la política cultural a nivel nacional. Desafortunadamente, el primer titular de la nueva dependencia falleció el 10 de diciembre de 2016. En su lugar fue designada María Cristina García Cepeda. 12 En entrevista con el mismo medio, Tovar y de Teresa dijo no aventurarse a dar una fecha estimada para el resultado final del Reglamento interno, sin embargo dio como fecha tentativa dos meses a partir de la publicación de la nota periodística, esto sería en el mes de julio del 2016. 23 La vinculación de educación y cultura en la Secretaría de Educación Pública. Durante la presidencia de Porfirio Díaz, las decisiones de gobierno eran asesoradas por el grupo denominado como Los científicos, conformado por un grupo de intelectuales seguidores del Positivismo de Augusto Comte. El conocimiento científico fue asumido como el emblema de las políticas públicas del gobierno del General Díaz. Empero, la reacción a esta filosofía se manifestó en la creación de El Ateneo de la Juventud Mexicana, un grupo antagónico preocupado por impulsar las artes y la cultura, integrado por un grupo de jóvenes entre los cuales se encontraba José Vasconcelos, quien después de la expulsión de Díaz al término de la Revolución ocuparía un lugar relevante en el ámbito de la educación. De acuerdo a la Constitución de 1917 promulgada por Venustiano Carranza, la educación tendría que ser garantizada por el Estado, tendría un carácter laico y sería obligatoria; sin embargo, a pesar de su estipulación en la Carta Magna, no existía una institución que abarcara semejante tarea en todo el territorio nacional, de ahí que surgiera la necesidad de crear un organismo con atribuciones de orden federal para atender lo estipulado en el artículo tercero del nuevo decreto. La proclamación de la nueva Constitución buscó recoger las demandas por las cuales se había iniciado el movimiento armado de 1910 en contra del presidente Porfirio Díaz. Su dimisión y la llegada de Francisco I. Madero a la presidencia parecía significar el triunfo de los ideales revolucionarios, sin embargo, se presentaron una serie de conflictos internos entre las facciones que habían participado en la revuelta civil. Cada uno de los bandos encabezados por un caudillo intentó asumir la presidencia por la vía de las armas. El sector marcial tuvo un papel activo en este sentido pues eran sus representantes los que buscaban continuar con la tradición histórica de tener un gobierno representado por un militar. Estas batallas intestinas crearon un clima de constante incertidumbre hasta la llegada de Álvaro Obregón a la presidencia, respaldado por un grupo de incondicionales. 24 Durante el gobierno de Obregón fue creada la Secretaría de Educación Pública, que habría de sustituir a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes que hasta entonces había sido la encargada de atender la educación y los asuntos culturales. La SEP fue creada mediante el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 3 de octubre de 1921 y para ocupar el puesto de Secretario de educación fue designado José Vasconcelos, abogado de profesión y quien ya se había desempeñado anteriormente como rector de la Universidad Nacional de México. 13 El panorama al que se tuvo que enfrentar Vasconcelos fue el de una sociedad constituida en su mayoría por sectores de población en pobreza. Esta condición marginal no solamente era a consecuencia del periodo bélico de 1910, recordemos que la historia de México como nación independiente de España se desarrolló por diversos conflictos armados tanto internos (liberales- conservadores) como con potencias extranjeras (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España). Estos periodos constantes de lucha impidieron que los gobiernos en turno tuvieran suficiente capacidad para resolver los muchos problemas que debían seratendidos en el país, entre ellos la educación y la cultura. Si bien es cierto que existía una dependencia encargada de atenderlas, las condiciones económicas de las arcas de los gobierno en su mayor parte se destinaban a procurar el sostenimiento del presidente en turno. A pesar del triunfo de la Revolución, la sociedad mexicana seguía presentando graves problemas sociales. María Amparo Casar (2010) señala al respecto: “Aquella sociedad era predominantemente rural, la esperanza de vida era de menos de la mitad de la de hoy, el analfabetismo afectaba a más de tres cuartas partes de la población, los servicios públicos prácticamente no existían, la clase media era muy reducida, las vías para conectar el territorio nacional estaban apenas desarrolladas, la actividad industrial se concentraba en escasos sectores. Era una sociedad poco integrada física, económica y culturalmente.” (p. 227) 13 La Universidad Nacional obtendría el reconocimiento jurídico de la Autonomía mediante la expedición de su Ley Orgánica el 26 de julio de 1929, durante la presidencia de Emilio Portes Gil, convirtiéndose así en la Universidad Nacional Autónoma de México. (Portilla, 2006, p. 5) 25 La falta de integración cultural sería una de las preocupaciones de Vasconcelos, que al ver la fragmentación social se ocupó en idear la creación de un sentido que habría de dar una sola identidad a todos los mexicanos sin importar las diferencias existentes entre ellos. En este sentido fue que concibió la idea de fomentar una sola identidad cultural nacional. De acuerdo a Betzabé Arreola (2009), fue necesario implementar tres acciones fundamentales para buscar disminuir la fragmentación existente: 1. Fomentar la educación para que la población mayoritariamente analfabeta pudieran convertirse en ciudadanos. 2. Formalizar la reforma agraria para que la población rural y campesina se convirtieran en propietarios. 3. La creación de una sola cultura nacional que sirviera como lazo unificador. (p. 8) La conformación de la cultura nacional tendría que estar basada en tres aspectos propios de nuestro país: la raza, el idioma y las tradiciones. (Arreola, p.7) En este sentido, Arreola asume que el trabajo de Vasconcelos se basó en dos premisas: la reivindicación de nuestra propia cultura mediante el reconocimiento del pasado histórico indígena y el mestizaje; y segunda, la creación del nacionalismo como mecanismo ideológico defensivo ante amenazas extranjeras. 14 A partir de esta configuración nacionalista el sentido de identidad cultural buscaba alejarse de las influencias culturales extranjeras reconociendo el pasado indígena y el mestizaje como una cualidad inmanente distintiva de cualquier otra cultura. Para Vasconcelos, esta idea de identidad nacional sería la que permitiría lograr la homogeneidad de la sociedad fragmentada. En este orden de ideas cobra sentido lo estimado por Carlos Thiebaut sobre el hecho de que la esfera cultural 14 En este sentido, el nacionalismo sería en la memoria colectiva un mecanismo de defensa reaccionario creado a partir de las experiencias de invasiones extranjeras, la pérdida de territorio por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo y la influencia europea durante el gobierno de Porfirio Díaz. 26 se pretendía homogeneizar “o porque su relativa homogeneidad (…) podía ser supuesta o impuesta con la configuración de un orden político determinado, y en concreto en el seno de los Estados.” (Thiebaut, 1998, p. 184) Además de la desunión, otro de los mayores problemas sociales al término de la Revolución fue el analfabetismo. Solamente un pequeño grupo de personas contaban con educación, de manera que la búsqueda de identidad nacional tuvo que ser creada con un sentido popular para así poder abarcar al sector de la población que era mayoritario. El sentido humanista del proyecto contempló la invitación por parte de Vasconcelos a los muralistas mexicanos (Rivera, Orozco, Siqueiros) para hacer uso de las paredes de los edificios públicos para plasmar sus obras. El objetivo era impartir educación utilizando la cultura como un medio, haciendo uso de una manifestación cultural que podía ser admirada e interpretada por cualquier persona: “…había que promover la enseñanza del civismo y el patriotismo en la población rural e indígena, e impulsar vínculos de solidaridad que afirmaran una “cultura nacional” mestiza; mediante una unidad étnica, lingüística y cultural. (Vasconcelos) Buscaba que toda la población formara parte de la aristocracia espiritual que luego habría de denominarse raza cósmica; de ahí que la cultura no debía proletarizarse, sino que el proletariado debía culturizarse.” (Arreola, 2009, p. 7) La presencia de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública significó un esfuerzo titánico por atender a la población bajo las condiciones sociales y económicas en las que se encontraban. Desde luego durante el tiempo de su gestión no fue posible abarcar en su totalidad a la población, sin embargo, representó el modelo a seguir en las administraciones posteriores: “el sueño de todas las Secretarías de Educación Pública, sobre todo a partir de la Revolución Mexicana, ha sido siempre la integración de una cultura nacional unificada que facilite la gobernabilidad del país. (Giménez, 2007, p. 243) 27 Con respecto a la visión de Vasconcelos sobre unificar al pueblo de México bajo una sola visión cultural, es preciso señalar que a la distancia esta tarea luce bastante compleja considerando la multiculturalidad que caracteriza a nuestro país; sin embargo, el objetivo del primer secretario de educación obedeció a un momento histórico en específico en el cual se tornaba necesario hacer uso de las herramientas disponibles para articular desde el ámbito gubernamental la necesidad de unir a la población. Si bien es cierto que la idea de conglomerar las múltiples representaciones culturales existentes bajo una sola cosmovisión trajo consigo a la postre diversas manifestaciones en contra por minimizar la singularidad de otras, es preciso reconocer que la valoración de todas las manifestaciones culturales fueron reconocidas conforme nuestro país se involucró en temas de corte internacional, como se puede apreciar en los tratados firmados que ya se hicieron mención al principio de este capítulo. La visión no oficial de la cultura Las políticas gubernamentales concebidas desde la SEP tuvieron como principal fundamento la visión particular de Vasconcelos y las acciones emprendidas desde la secretaría estuvieron encaminadas a disminuir el analfabetismo haciendo uso de la cultura como un medio para poder llegar a un mayor número de población. Como se menciona en la LOAPF, la SEP tenía entre sus obligaciones promover la educación artística, de las cuales reconoce principalmente dos de ellas: las bellas artes y las artes populares. De acuerdo a lo descrito, su labor consistiría en difundir a la par dos vertientes culturales que podrían ser consideradas como distantes, pues mientras las primeras hacen referencia a la “alta cultura”, relacionada con los altos estratos sociales y por lo tanto limitadas a un pequeño sector, las segundas harían referencia a las manifestaciones populares identificadas con un mayor número de población. Desde luego, la visión oficialista no sería la única existente con respecto al ámbito de la cultura. Fuera del ámbito gubernamental es posible acudir a visiones 28 alternas, no oficialistas, que nos permiten tener una perspectiva diferente sobre las cuestiones culturales. Es así que para dar cabida a una versión diferente sobre el tema en cuestión, se acude a dos representantes de la literatura mexicana. Sobre el concepto de cultura,el filósofo italiano Antonio Gramsci se refiere a ella como el “ejercicio del pensamiento, adquisición de ideas generales, hábitos que deben conectar causas y efectos. Para mí todos son ya cultos, porque todos piensan, todos conectan causas y efectos. Pero lo son empíricamente, primordialmente, no orgánicamente.” (Gramsci citado por Córdova, 2014) Si bien es cierto que de acuerdo a lo anterior todos los hombres podrían ser considerados como cultos por el uso de sus facultades básicas, el autor señala también que lo serán en diferentes niveles, lo que significa que algunos podrán crear cultura de forma esporádica de acuerdo a su experiencia y capacidad cognoscitiva, y habrán otros que serán capaces de trascender: los intelectuales. Es el mismo Gramsci quien considera a los intelectuales como aquellos que por formar parte de la sociedad que retratan en sus obras se convierten en “organizadores de la cultura”, llevando a cabo una labor social sin habérselo propuesto, sin ocupar un puesto en la burocracia y sin ser parte de la estructura formal del poder. (Córdova, 2014). En este sentido, podemos considerar a Octavio Paz15 y a Juan Rulfo como dos intelectuales creadores y organizadores de la cultura mexicana, lo que Carlos Lara denomina como “la comunidad cultural de la sociedad civil organizada.” (La Jornada Zacatecas, noviembre 27, 2014) y Giménez (2007) reconoce como actores culturales. Para Paz (1993) la cultura es la “creación y participación común de los valores” (p. 29). Para el autor los valores son el reflejo de la cultura mexicana. En su obra 15 Se toma como referencia a Octavio Paz como agente separado de la visión gubernamental a cuenta del contenido de su obra a pesar de que no es de nadie desconocido que en sus últimos años de vida el premio Nobel mantuvo una cercanía con el gobierno priista; sin embargo, la relevancia de su trabajo estriba en su aportación como contrapeso a la visión oficial considerando el año de publicación de su obra (1950). 29 El laberinto de la soledad, el escritor analiza e interpreta los acontecimientos históricos a partir de la Conquista española hasta el año 1950 -año de publicación de su texto- que derivaron en la formación de la cultura mexicana. En los ensayos contenidos en su obra describe una serie de actitudes y costumbres que pretenden crear una idea sobre lo que es “el ser mexicano”: No rajarse ni abrirse -el estoicismo como la capacidad de soportar dolor sin pronunciar ninguna queja-. Desconfianza hacia los extraños y al mismo tiempo una creencia ferviente hacia la religión impuesta por los colonizadores foráneos; Presencia de actitudes machistas a la par de los juegos de palabras con connotaciones homosexuales en los albures; menosprecio por las mujeres a la par de una sublime adoración hacia la virgen de Guadalupe. Uso de palabras ofensivas, las groserías como “la poesía al alcance de todos”. En especial de la palabra “chingar” como sinónimo de éxito y/o agresión (aspiración a ser un “chingón”, imponerse a los demás) En la descripción que hace el autor, se pueden observar una serie de contradicciones en la cultura mexicana, cuestiones que el poeta interpreta como una ambivalencia propia del origen de las dos culturas que le dieron origen. Paz considera que para entender la cultura mexicana es preciso considerar a la Conquista como un hecho histórico trascendental, no solamente por el mestizaje sino por todas las consecuencias culturales que se derivaron después de la caída de Tenochtitlan. Algunas de estas repercusiones se tornaron en actitudes negativas como la desconfianza, el disimulo y la ironía, rasgos de un pueblo derrotado que a decir del autor se perpetuaron en el carácter de la mayoría durante el periodo Colonial y que no se lograron superar aún después de la Independencia de España. En el mismo ámbito literario, Juan Rulfo describe otras características de la cultura mexicana en su obra El Llano en llamas. Por la fecha de su publicación (1945) la mayoría de sus historias remiten al contexto social de la Revolución y permiten comprobar la relevancia que tuvo el movimiento armado en la cultura mexicana. 30 En sus cuentos, Rulfo (2013) relata la decepción de los campesinos al recibir terrenos imposibles de sembrar después de haber luchado en los campos de batalla por la tierra y la liberta. Escribe también sobre los que nacen, viven y mueren en condición de pobreza; hace una descripción de los diferentes tipos de hombres existentes en la época: “alzados” los que se levantaban en armas contra el gobierno, “agachados” los que prefirieron seguir padeciendo y “federales” los que luchaban contra los dos primeros. Otro tema que aborda el escritor es el de la necesidad de algunos campesinos de emigrar a los Estados Unidos para poder sobrevivir ante la falta de oportunidades en su propio país. A manera de crítica, exhibe también los excesos de la clase política mexicana caracterizada por su opulencia, la demagogia, el abuso de autoridad, el manejo de un lenguaje exageradamente adornado y confuso y la recurrente necesidad de congregar “acarreados” en los eventos políticos. El engaño es otro tema que se puede apreciar en sus historias, utilizado como un mecanismo para abusar de la confianza de las personas y obtener un beneficio personal sin tener en cuenta el bienestar común. Ambos autores describen en sus respectivos textos fragmentos de lo que podría constituir un esfuerzo por conceptualizar a la cultura mexicana. La tarea resulta difícil si consideramos que el territorio nacional es tan basto que cada una de sus regiones cuenta con características propias que pueden no ser compartidas en otros lugares, lo que pone en evidencia la búsqueda de homogeneizar la cultura en la visión de Vasconcelos. Sobre esta situación Alfonso Herrera (2009) opina: “no se debe perder de vista la abrumadora realidad de que en México no hay una sola cultura, sino una multiplicidad de ellas en contacto, a veces ignoradas, rechazadas, idealizadas o en confrontación. (p. 48) Políticas públicas enfocadas al sector cultural. La cultura como concepto puede ser interpretada de diversas formas de acuerdo a la disciplina que la aborde, en nuestro caso, al tratarse de un trabajo de investigación desde la administración pública, es preciso aclarar que su significado será entendido desde el ámbito de las ciencias sociales, en primer 31 término como una concepción simbólica, 16 como la de “pautas de significados compartidos y relativamente estabilizados, es decir, como el universo de significados, informaciones y creencias que dan sentido a nuestras acciones y a los cuales recurrimos para entender el mundo.” (Gimenez, 2007, p. 229) La decisión de limitarse a esta interpretación de la cultura obedece al hecho de que el objeto de estudio que se desarrolla en esta tesis – la cultura del narcotráfico- se desarrolla precisamente en el ámbito de lo simbólico. Aunque en primera instancia esta situación pareciera contradictoria por tratarse de un trabajo elaborado desde el ámbito de la administración pública y no desde la sociología, la relevancia de asumir esta concepción se debe a que a partir de ella se intenta comprender una problemática situada en el imaginario colectivo, visible en diversas manifestaciones culturales (música, cinematografía, literatura, por mencionar algunos). Como ya se expuso, la cultura como derecho humano es reconocida por los tratados internacionales así como en nuestra Constitución Política. Desde su creación, la Secretaría de Educación Pública fue designada como la encargada de abordar ese ámbito a partir de la impartición de la educación, dando inicio así a la política cultural y educativa gubernamental del Estado posrevolucionario (Arreola,2009, p. 4). Antes de ahondar en las políticas culturales, es necesario aclarar el concepto de política pública. Para León, Garduño y Gutiérrez (2006), las políticas públicas se entienden como los instrumentos diseñados a partir de la interacción de varios agentes en el ámbito público: Las políticas públicas, entendidas desde una perspectiva instrumental se orientan a comprender y a operacionalizar el complejo proceso de toma de decisiones, entender la maquinaria integrada por los actores gubernamentales, los actores políticos y las diversas sociedades de públicos, los actores extrainstitucionales representados por los medios y la opinión pública interactúan con el objetivo de moldear y 16 De acuerdo a Giménez (2007) esta interpretación fue introducida al ámbito de las ciencias sociales primeramente por Clifford Geertz en 1973 y posteriormente replanteada por John B. Thompson en 1993. 32 producir acciones públicas vinculatorias en la búsqueda de la siempre presente necesidad de materializar el bien común. (p. 330) Si las políticas públicas tienen como objetivo incidir en la construcción del bien común, podemos entender a las políticas culturales como las acciones de gobierno que enfocados en un solo ámbito de la vida social –la cultura- habrán de intervenir también en la búsqueda del bienestar comunitario. Alfonso Herrera (2009) denomina a esta labor como la gestión gubernamental de la cultura o políticas públicas de cultura (p. 43 y 47). Para fines de este trabajo haremos referencia a las intervenciones gubernamentales en el ámbito cultural como políticas culturales. Históricamente, la concepción de las políticas culturales tendrían su origen en Francia, como la forma en que los gobiernos (monarquía o república) hicieron suya la obligación de proteger el patrimonio artístico y también la de alentar su avance con el objetivo de crear una “mística nacional”. Para Dijan, las políticas culturales fueron “el origen de una idea de responsabilidad, política, jurídica y administrativa de los poderes públicos en el campo de las artes y de la creación”. (Dijan, 1997, citado por Nivón, 2006, p. 1) Durante el Siglo de las luces en Europa (siglo XVIII) la cultura había sido concebida como un medio para que los individuos salieran de la oscuridad en la que habían vivido en la Edad Media y pudieran ver la luz de la verdad y el conocimiento. De Acuerdo a María Julia Ochoa (2012) la concepción de la cultura de la Ilustración europea fue una evidente influencia en la concepción de las políticas culturales de los países de América Latina durante el siglo XIX (p. 1223), lo que se vio reflejado en la creación de cuatro instituciones consideradas como obligadas en todo país que pretendiera considerarse “culturalmente organizado”: biblioteca nacional, museo nacional, teatro nacional y archivo nacional (Harvey p. 25, 1990, citado por Ochoa, 2012). Prueba de lo anterior, es la consideración que hace Eduardo Nivón al afirmar que las políticas culturales fueron creadas a la par del Estado Moderno. En el 33 caso de México la muestra de esta situación fue la creación en 1824 del Museo Nacional, aunque hace una aclaración: “Es evidente que muchas de las acciones de corte administrativo que se realizaron en algún campo de la cultura, las más de las veces, no implicaban la existencia de una institución centralizada que manifestara una idea de política cultural clara y definida”. (Nivón, 2007, p. 47) A pesar de que en su sentido original la cultura y el conocimiento habrían de tener un sentido libertador, en América Latina la cultura fue un instrumento para lograr la conformación de una población hegemónica. (Najenson, p. 12, 1982, citado por Ochoa, 2012 p. 1223) En México, la cultura fue uno de los ámbitos que fueron minimizados probablemente porque los gobiernos ocupaban buena parte de las arcas públicas para solventar deudas y mantener al ejército como medida de prevención ante posibles invasiones, siempre latentes teniendo en cuenta el historial de conflictos internos y externos a partir del inicio de la vida independiente de España. Para comprender de mejor manera las funciones de las políticas culturales, conviene hacer dos distinciones sobre ellas. La primera, de acuerdo a su tipología y posteriormente por su finalidad: Tipos de políticas culturales según Michel Bassand: 1) Reglamentarias: referentes a la creación de leyes y reglamentos que dicten la forma en que se desarrollarán las acciones culturales. Teixeira Coelho se refiere a este rubro como los “procedimientos tipificados en relación con los demás agentes, que rigen las relaciones entre los diversos sujetos y objetos culturales”. (Coelho, p. 380, 1997 citado por Herrera, 2009) 2) “Voluntaristas”, construcción de recintos culturales (museos, bibliotecas) y gestión de eventos culturales (conciertos, obras de teatro). 3) Persuasivas o publicitarias: aquellas que buscan difundir las acciones emprendidas y los resultados obtenidos. 34 4) De Subvenciones: otorgamiento de recursos económicos a los actores culturales.17 5) De estímulos: apoyos económicos otorgados a través de reglas o condiciones establecidas por las instituciones otorgantes. Se enfocan a ámbitos como la investigación o la creación. (Bassand, p. 64, 1990, citado por Giménez, 2007) De acuerdo a Gilberto Giménez (2007) las Políticas culturales por finalidades pueden ser: 1) Carismáticas. Cuando ofrecen apoyos a actores reconocidos en el ámbito cultural. Si los gobiernos se limitan únicamente a ofrecer apoyo económico se suele llamar a esta acción como un mecenazgo. 2) Democratización de la cultura. Tiene como objetivo ofrecer a los actores culturales las facilidades para mostrar su obra a un público más amplio. 3) Democracia cultural. En consecuencia con las dos primeras, la democracia cultural tiene como finalidad incentivar la creatividad y expresión de todos los grupos sociales poniendo énfasis en los grupos minoritarios. (p. 240-241) Para John Street (1997), las políticas culturales coinciden con las políticas públicas en cuanto a la intervención de varios actores, de acuerdo a este autor “una política cultural resulta siempre de la interacción compleja de tres factores: 1. las instituciones culturales existentes 2. los procesos de política cultural y 3. las ideologías políticas sobre la función de la cultura (Street, 1997, citado por Giménez, 2007, p. 242) 17 De acuerdo a Giménez (2007) este tipo de políticas culturales son las más frecuentes por la facilidad que implica ejercer los recursos otorgados a los creadores, promotores, difusores, etc. 35 La articulación de la cultura después de la Revolución Mexicana: Del Estado benefactor al Estado regulador. Después de la creación de la SEP y del inicio de la política cultural por parte del gobierno basada en los conceptos de la Revolución y aglomerados por José Vasconcelos, las políticas culturales fueron consecuentes con las etapas que el país atravesó. Los momentos políticos y económicos tuvieron repercusiones en los ámbitos sociales y por tanto también en las cuestiones culturales. Uno de los objetivos principales del Partido heredero del movimiento armado de 1910 fue el de lograr la estabilidad política, y una vez que eso se lograra comenzar a repetir el mismo patrón en todos los demás ámbitos de la vida nacional. Los gobiernos posteriores a la creación de la SEP dieron continuidad al proyecto original adecuando algunos conceptos de acuerdo al contexto en el que se encontraba el país. México experimentó un periodo de bonanza económica a partir de la década de los cuarentas hasta finales de la década de los setentas conocido como “el milagro mexicano”.Durante esta etapa las políticas públicas emprendidas por el gobierno dieron pie al denominado Estado benefactor. En este contexto, la cultura tuvo un papel importante para el proyecto de nación de los gobernantes. Luis Felipe Crespo considera que “Para el Estado benefactor, la cultura forma parte de la estrategia de control: por lo tanto, se destinan presupuestos importantes para tal efecto.” (Crespo, 2003, p. 31) La designación de presupuesto se vio reflejada en la construcción de centros de cultura donde se impartían diversas manualidades, se incentivó la creación de grupos de baile para divulgar los bailes típicos regionales y se comenzaron a impartir clases de música. La visión de la cultura durante este periodo fue la de considerar a cada uno de los mexicanos como representante y portador de la cultura mexicana, entendida entonces como el conglomerado de toda la cultura popular. A parir de la década de los cincuentas, el país ingresó a otra etapa de carácter social y económico: la urbanización. El aumento de actividades económicas en 36 las ciudades permitió la conformación de un sector con mayor capacidad económica de adquirir bienes y servicios. Como consecuencia de esta nueva conformación de la sociedad, las personas dejaron de ser consideradas como portadoras y creadores de la cultura, se convirtieron en consumidores: audiencias durante el auge de la radio, y televidentes a partir de la entrada de la televisión. Debido al manejo ineficiente de los ingresos nacionales, el crecimiento económico dejó de ser sostenible. Las primeras muestras de declive económico se presentaron en la década de los setentas con la devaluación de la moneda nacional. Crespo (2003) denomina la etapa siguiente, la que inicia en la década de los ochenta y hasta la fecha como la del Neoliberalismo y la rentabilidad cultural (p. 33) La década de los ochentas fue considerada como la década perdida ya que se vivieron las consecuencias de las crisis económicas que se habían experimentado en la década anterior. Durante este periodo tuvo lugar el proceso de privatización. Las empresas que anteriormente habían sido propiedad del gobierno mexicano fueron puestas a la venta y convertidas en empresas privadas. La idea de reducir la intervención al mínimo en las actividades económicas iba de la mano de la importación de la visión económica del neoliberalismo de Margaret Thatcher y Donald Reagan. Algunas de las consecuencias en el ámbito de la cultural en el contexto del neoliberalismo fueron, según Crespo (2003): Los recintos culturales importantes se privatizaron o se obligaron a quebrar para después ser vendidos. Se conformaron empresas que hicieron de la cultura un fenómeno lucrativo, la mayor de ellas: OCESA. Las industrias culturales tuvieron el contexto ideal para obtener grandes beneficios (disqueras, radiodifusoras, televisoras, y empresas de espectáculos). 37 La cultura dejó de ser un ámbito relevante en los proyectos de gobierno para convertirse en un negocio lucrativo para las empresas privadas. Las actividades culturales que no representaban ganancias para el Estado fueron marginadas en programas de menor relevancia. La visión de lo mexicano y lo tradicional dejó de ser relevante en las políticas culturales. Se crearon políticas culturales enfocadas a un sector definido ya como consumidor. (p. 33-34) De acuerdo a la doctrina económica del neoliberalismo, las artes y la cultura fueron consideradas como mercancías. De manera que al haber consumidores que demandaban dichas mercancías, era lógico que hubieran ofertantes que dieran respuesta a la demanda productos culturales. Para Giménez (2007) Esta idea de mercado, creada en principio en Inglaterra, tuvo como consecuencia la disminución en la calidad de los contenidos en los medios de comunicación, ya que los dueños buscaron obtener mayores ganancias en el menor tiempo posible creando e importando programas con contenidos pobres pero que les permitieran obtener ganancias rápidas. (p. 244) Nuestro país no estuvo exento de experimentar este proceso, con la diferencia de que en países como Inglaterra la televisión y la radio en algún momento tuvieron programas con contenidos culturales importantes, mientras que en México tanto la radio como la televisión fueron utilizados desde un principio como agentes de ventas y generadores de ganancias para sus dueños. A la par de la desincorporación de las actividades culturales por parte del Estado, la concepción de la cultura como mercancía en el contexto del neoliberalismo provocó modificaciones en la forma de abordar el tema desde las políticas culturales. Si la cultura era una mercancía, el Estado ya no tendría por qué estar obligado a ser el proveedor, sino que en su papel de regulador se limitaría a observar que los ofertantes privados ofrecieran el producto a la población que tuviera los recursos económicos para obtenerlos. 38 Dada la relevancia que tienen las industrias culturales en el tema central de esta tesis, es necesario ahondar un poco en el concepto. En la economía clásica, Para Adam Smith tanto como para David Ricardo “la cultura vendría a ser el dominio esencial del trabajo no productivo debido a que el gasto en las artes no contribuye ni aporta a la riqueza de una nación” (Puente, 2007, p. 19) En una posición similar, Karl Marx describió a las artes como una actividad incapaz de producir alguna plusvalía, por lo tanto, tendría que ser considerada como improductiva en el sistema capitalista e insignificante en términos económicos. El término “industria cultural” fue utilizado en 1940 por Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, ambos representantes de la escuela de Frankfurt. De acuerdo a estos autores “el proceso de industrialización habría de derivar en una degradación de la cultura en industria del entretenimiento, en una desublimación del arte” (Puente, p. 21) de manera que el término “industria cultural” sería utilizado para analizar los contenidos de los medios masivos de comunicación (televisión, cine y radio) y su repercusión en la población. Visto de esta forma, el vocablo comprendería la relación entre el ámbito de la Economía y la cultura. Los avances tecnológicos logrados en las décadas de los ochentas y noventas fueron un factor que permitió el impulso de las industrias culturales gracias a que fue posible aumentar la proyección y producción de los productos en el marco de la economía liberal y globalizada. La UNESCO se pronunció sobre el tema en 1982 en el texto “Industrias culturales: el futuro de la cultura en juego”: Se estima, en general, que existe una “industria cultural” cuando los bienes y los servicios culturales se producen, reproducen, conservan y difunden según criterios industriales y comerciales, es decir, en serie y aplicando una estrategia de tipo económico, en vez de perseguir una finalidad de desarrollo cultural” (concepto de la UNESCO citado por Puente, 2007, p. 25) 39 Posteriormente la definición fue ampliada para denominarlas como “industrias creativas” abarcando actividades como la publicidad y el diseño gráfico. A la fecha en que se redacta este trabajo la redefinición del concepto es: “Aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”. 18 Stella Puente (2007) menciona el caso singular de Estados Unidos, donde el término para referirse a las industrias culturales es el de “industrias del entretenimiento”, lo que les permite abarcar una amplia gama de actividades que van desde las deportivas hasta las apuestas. (p. 25) En suma, la transición del Estado que dejó de ser conductor
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