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Regeneración N 1 [3 Epoca Año I -01 Febrero 1906-Mexico] - Nora Salinas Sandoval

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aoolon:
Si rabia.
AÑO I.—3a BPOCA.
SBORBTARIO DE REDACCIÓN!
ANTONIO I. VlLLAfcREAL.
OFICINAS: 1752 S. 18th. St. —SAINT LOUIS, MO., E. U. A.—Febrero lo de 1906.
Administrador:
Enrique Flores Magon
TOMO IV.-No 1.
NUESTRAS ESPERANZAS
j % ? "Lqtfé
tro verbo no cae cómo un' lá'tigcj
sobre las espaldas de los proter
vos. La persecución que sttffi
mos nos puso en condición de n<
poder publicar : el periódico; pe
ro estamos nuevamente en nue
tro puesto de combate. 'Caí-noi
con uuestra bandera firmement?
afianzada y hoy la enarbolaine
una ves más como un airón di
guerra contra la tiranía y la es
plotación. El crimen debe pr<j
parar las' megillas para recibii
el cauterio de nuestras frases. I
REGENERACIÓN vuelve a I.
lucha con el mismo vigor que a*
tes. Para: los oprimidos tendm
palabras de aliento y hará qwp
reviva en sus pechos la esperai-
za. Paira los verdugos del pui-
blo tendrá el vocablo acerado qtfe
lastime, que haga sangrar, qje
haga que el mal se encabrite ¡y
ruja. No tememos los puños <f>
lodados de los eunucos que nos i-
£¿íénas!Qii porque penetramos U-
rilmente,hasta donde"Tse_agazapln
sus amos para disfrutar del diie-
ro arrancado al pueblo; no tene-
mos Ia3 persecusiones de los lact-
yos, porque esas persecusiones
redundan en beneficio de la cau
de lá libertad.' Esto pudimos bt
servarlo en lá ultima pérsecució
que tuvo por efecto indignar á ti
das las conciencias honradas. L
tiranía creyó aniquilarnos y nc
asestó un golpe terrible. Todo
oro que roba al pueblo lo puso '
servicio de su cólera, sin contad
con que los robustos brazos d•_
nuestros correligionarios habría*
de levantarnos. El orgullo per-
dió á Porfirio Díaz y sólo logre
exhibirse. La prensa mexicana
dando una muestra de solidari-
dad, clamó contra la persecución.
La prensa extranjera, compren
diendo que se trataba de una ven
ganza política no tuvo inconve-
niente en descubrir al Dictador,
Por eso decimos queda, causa .ha
ganado. - Cada golpe de la tiranía
sirve para provocar explosiones
de indignación.
En cuanto á nosotros, aquí es-
tamos para llevar á cabo nues-
tros propósitos de libertad y. de
justicia. Una vez más protesta-
mos ante la nación nuestra fideli-
dad á los principios que sostene-
mos, principios que no mueren
en las cárceles ni desfallecen an-
te la miseria.
Mientras REGENERACIÓN
ha permanecido en silencio, no he-
mos dejado de trabajar por la cau-
sa. La tarea que nos hemos im-
puesto de organizar el Partido
Liberal ha absorbido nuestro
tiempo después de nuestra estan-
cia en la cárcel de esta ciudad.
Para el triunfo de nuestros idea-
les consideramos necesaria la or-
ganización del Partido, y hemos
visto con júbilo que nuestros co-
rreligionarios han respondido al
llamamiento que hicimos á la na-
ción en el Manifiesto expedido el
28 de Septiembre de 1QO5. Cada
dia nuevos adeptos se inscriben
como miembros efectivos del Par-
tido Liberal y esa actividad de-
mocrática nos hace abrigar las
más risueñas esperanzas! Ya no
es posible considerar -muerto al
Partido que á través de nuestra
historia, ha hecho caminar hacia
adelante á la sociedad detenida en
BU camino por las dictaduras de
los histriones que, fingiendo be-
neficiar al pueblo, no saben otra
cosa que comprometer a la Patria
como López de Santa Ana y Por-
firio Díaz. El Partido Liberal no
ha muertt. El medio abyecto
que el Dictador ha formado para
tar; las1; 'Virtudes1-/cxWclaüanas
ó consiguió adormecer loé es-
píritus enérgicos sin aniquilar-
los', y de ahí que las huestes liber-
tarias se fortalezcan dia por dia
á despecho del despotismo" y á
despecho también déla insolenta-
da clerecía que soñaba con la
muerte de la virilidad del pueblo.
A las filas, liberales vienen to-
dos los hombres de buena volun-
tad. Todos los que consideran
que es ultrajante para la digni-
dad humana la condición de sier-
vo á que está reducido el ciuda-
dano; todos los que han compren-
dido que la miseria es el resulta-
do de la tiranía, de la explotación
del fraile y del rico avaro; todos
los que se dan cuentadelcontras-
te odioso que presentan unos cuan-
tos encumbrados acaparadores
de la riqueza pública y la indi-
gencia lamentable de los que tie-
nen que trabajar para comer; to-
dos los que consideran injusto
on'p, lo? hombreé fuertes de la na-
ción sean arrancados del trabajo
para envilecerlos en los cuarte-
les; todos los que ven que la ila-
ción pasa rápidamente á poder de
extranjeros soberbios que pagan
la hospitalidad que se les brinda
con el maltrato á los trabajado-
res nuestros hermanos; todos los
que ven el aumento incesante de
la deuda pública que ño ha bene-
ficiado más que á los bolsillos de
nuestros gobernantes y sus favo-
ritos; todos los que observan que
para medrar es preciso estar
bien con la autoridad, con el frai-
le y con el señor feudal que no ha
perdido en nuestra infortunada
Patria los privilegios que en todas
partes claudican; todos los que
saben que es inútil pedir justicia
sin llevar en las manos unas mo-
nedas para tener gratos á los
mercaderes de la judicatura; to-
dos los que recuerdan que los
hombres que hoy ocupan los
puestos públicos tienen una his-
toria de tinieblas; todos los que
aben que de degradación en de-
gradación y de envilecimiento en
_ vilecimiento iremos descen-
iendo política y socialmente has-
llegar á la esclavitud extranje-
a, ya que no tuvimos fuerzas pa-
deshacernos de la esclavitud
iméstica, todos los hombres
orados, en una palabra, ven
mo única salvación, la unión de
os I03 que quieren ser libres
un Partido poderoso que cuen-
con los elementos necesarios
ira poner un dique á los des-
damientos de la tiranía.
1 movimiento de organización
Partido Liberal está iniciado
[o podrá ser" detenido. La vic-
es indefectible, tiene que ve-
niiSal conjuro de las voluntades
hoi|-adas, mientras la autocracia
mafcha á su ocaso entre las mal-
dicones del pueblo que hizo es-
cla\p.
•1. Li (.organización no podrá ser
detc úda, en' efecto; pero hay que
apr< jurarla. El movimiento es-
tá d do; no se necesita más que
bueia voluntad. Si todos los ciu-
dadanos que leen REGENERA-
CIÓN y aprueban nuestros ata-
que? á todo lo que estorba el
bienestar de los mexicanos se de-
cidie-an á inscribirse como
mierbros del Partido Liberal,
bienjpronto triunfaría la causa
de te libertad.
Eicitamos, pues, á todos los
bueips liberales á que envíen sus
adbtsíones á la Junta, sin que se
sobiecojande pueriles temores.
Con [a organización del Partido
Libífal debe borrarse para aiem*
pre \w miedo que ataca á mu-
chas personas cuando se les ha-
bla de asuntos de trascendencia.
Que cada ciudadano firme su ad
hesión con la seguridad que des
de el momento que ha ingresado
al Partido Liberal ya no está ais-
lado, sino que con él están todos
BUS hermanos en ideales y en as-
piraciones. De hoy en adelante
debe temerse, 110 el estar inscrito
como miembro del Partido Libe-
ral, sino el- permanecer aislado,
porque en los hombres aislados
es en quienes se ceba la injusticia.
Los ciudadanos aislados caerán
como hojas arranchas por uña
mano bruiál cududo fa'iiranía ten-
ga necesidad de sangre para re-
frescar selas fauces ó de oro para
dilapidarlo en las orgías orienta-
les á que se entregan los explota-
dores del pueblo.
Al reanudar nuestros traba-
jos periodísticos, lo hacemos lie
nos.de esperanza por el triunfo
de la causa. Por nuestra parte
no escasearán para el deseado
triunfo ni la buena voluntad que
se requiere ni la actividad que nos
proponemos emplear. Una vez más
protestamos no retroceder ante
los obstáculos que nos oponga la
tiranía, y sólo esperamos para a-
breviar el trabajo el auxilió eficaz
de todos los que tienen á honra el
llamarse, liberales. Si contamos
con ese auxilio, la Dictadura que
se ha convertido en amo cruel y
despótico, tendrá que humillarse
porque la fuerza está enel pueblo
que tiene la justicia y para quien
será la redención.
1 • - ~ — «i»
"ElColmillo Publico."
EB el mejor semanario independíen-
le de caricaturas, que trata con abso-
luta Imparcialidad los asuntos políti
eos de México.
Recomendamos á loa liberales esta
importante publicación, que por au vi'
rilidad y acierto se ha colocado entre
las primeras de la prensa indepen-
diente. El precio de subscripción, de-
masiado bajo para el mérito del perió-
dico, es como sigue:
Por un semestre 13.29.
Toda correspondencia deberá diri-
girse al Administrador, Sr. Federico
Pérez Fernández. San Ildefonso N9 i
México, D. F
»9« •» *
DE UN JUEZ.
Graves informaciones hemosre-
cibido respecto á la conducta re-
probada que como funcionario pú-
blico, observa el Lie. Varonio Flo-
res, Juez de la. Instancia de San
Carlos, Tamaulipas.
La justicia en manos de ese hom-
bre es puñal traidor que desgarra
la Ley. Los vedaos de San Car-
los, Burgos y demás poblaciones
dependientes del Distrito judicial
donde impera el capricho del Lie.
Flores, están intranquilos porque
saben que sus derechos pueden ser
hollados en cualquier momento, y
lo que es más doloroso, saben tam-
bién que nada lograrán si recurren
á las autoridades superiores en de-
manda de amparo y protecoión.
Últimamente se han registrado
hechos escandalosos que reclaman
un castigo ejemplar para ese mal
funcionario; pero que á la postre
le valdrán un ascenso en la Judica-
tura. El actual Gobierno prodiga
premios á la maldad •
El último de Septiembre próxi-
mo pasado se suscitó un escándalo
de trágicas consecuencias en la po-
bladón de Burgos, vecina de San
Carlos. El Fresidente Municipal
con el fin de aprehender á unos
ebrios, penetró á una cantina, atre-
pellando á toáoslos que allí se en-
costraban. Cogió prisionero aj
Sr. Lauro E. Martínez y le arreba-
tó la pistola qne portaba. Poco des-
pués se oyó una detonación y cayó
herido el gendarme GumetindoZú**
fiiga que acompañaba si Alcalde.
El Presidente Municipal disparó
entonces su pistola con certera
puntería sobre un hermano del Sr.
Lauro |í. Martínez que murió po-
co después. El gendarme falleció
tambiéu. Es público que el Pre-
sidente Municipal fue el matador
del her aano de Lauro quien á su
vez hatiía herido al gendarme. El
Sr. Lauro Martínez estaba desar-
mado y ninguna responsabilidad
tuvo en los acontecimieutas narra-
dos. Sin embargo, se quiere que a-
parezca,como culpable de ambos
homicidios y se le ha retenido en
prisión desde la fecha en que fue
aprehendido. Odios personales de
individuos revestidos de autoridad
rugeu al derredor del señor Mar-
tínez y nada difícil será que se
le condene, á pesar de su inocen-
cia. En este caso y en el que á
continuación narramos se ha podi-
do notar una estrecha unión ó fu-
nesta complicidad entre el Juez de
San Carlos y el Alcalde de Burgos.
Rivalidades por cuestión de in-
tereses, habían creado una sorda
enemistad entre el Sr. Máximo
Palacios Cavazos, vecino de Burgos
y el citado Alcalde de esta misma
población. No hace mucho se en-
contraba el Sr. Palacios en su pe-
qUeña1 propiedad rural consagrado
a sus labores cuotidianas, cuando
fue asaltado por una cuadrilla de
asesinos capitaneada por el herma-
no del Alcalde. Los salteadores
hicieron fuego sobre el Sr. Palacios
hiriéndolo gravemente; pero por
fortuna no falleció y pudo acusar
á los bandidos. Cualquiera cree-
rí<» .onr.¿l quejoso fue atendido y
que á.ningún castigo se haría a-
creedor por el hecho de pedir jus-
ticia. Sin embargo, el Sr. Pala-
cios, herido y todo, fue conducido
preso á la cárcel de San Carlos
donde actualmente se encuentra.
Ni una vez se le ha llamado al
Juzgado de Letras ni se le ha co-
municado el motivo de su deten-
ción. El Juez Flores conoce la
verdad de estos acontecimientos,
pero no castigará á los culpables ni
hará justicia á la víctima. La in-
famante solidaridad que lo une al
Alcalde de Burgos, lo obligará en
este asunto, como en otros runchos,
á ejercer funciones de cómplice y
de verdugo.
La Justicia ha desaparecido de
los Tribunales, cediendo el puesto
á la iniquidad y la violencia.
E5 EL SERVO.
Tan deformado está el espíritu na-
cional, que ante la bancarrota del
carácter se ocurre preguntar: ya se
acabaron los hombres? ¿Descende-
mos de aquellas almas bravias que
derribaron tronos y decapitaron dés-
potas?
Muchos que parecen hombres pa-
lidecen cuando oyen hablar del Go-
bierno. Para esos pobres de espí-
ritu el Gobierno es un padrastro fe-
roz encargado de sembrar el pavor
entre los párvulos. No negamos
qtie nuestro Gobierno sea un pa-
drastro; pero los padrastos no asus-
tan á los hombres. Para los pa-
drastos debe haber puños vigorosos
que los sometan.
En teoría, el Gobierno no debe
ser un padrastro, sino un servidor
sumiso del pueblo, y es necesario
que los^ciudadanos tengan la con-
ciencia de que son los amos de los
gobernantes para no permitir ultra-
jes. Y que no valga la disculpa tan
manoseada de que el Gobierno es
más fuerte que nosotros; el Gobier-
no tiene la fuerza que los ciudada-
nos le quieran dar y no más. El
Gobierno no es el amo de los pue-
blos, sino el sirviente asalariado
que puede ser despedido cuando ya
no convenga tenerlo. Es vergon-
zoso que los pueblos se dejen opri-
mir por sus sirvientes; es ultrajen-
te para la dignidad del hombre la
soberbia de los mandatarios. El
hombre más humilde tiene el dere-
cho de ser respetado y atendido por
el Gobierno que es su servidor, y
tiene también el derecho el hombre
más humilde de exigir estrecha
cuenta de su comportamiento á los
hombres que desempeñan las fun-
ciones publicas.
Pero muchos que parecen hom-
bres no lo consideran así. Consi-
deran que el Gobierno es el amo ab-
soluto,nseñor de vidas y haciendas á
quien hay que someterse, y esa su-
misión ha servido á nuestro des-
potismo para acrecentar su orgullo.
Ese orgullo, sin einbaj/gp, puede
ser humillado por nosotros si no9
hacemos el propósito de ser hom-
bres, de no permitir más ultrajes &
nuestra dignidad, convencidos de
que el Gobierno que se extralimita
es'un siervo Insolente á quien debe-
mos castigar.
Convencidos de que la fuerza re-
side en el pueblo y no en el despo-
tismo, podremos humillar á la inso-
lentada Dictadura. ¡Hagámoslo!
raza muere.
Ante el número siempre crecien-
te de vencidos de la vida que pulu-
lan en los campos como en las ciu-
dades; ante la multitud de lisiados
y de enfermos que arrastran sus
existencias lastimosas sin más es-
peranza que la muerte para la libe-
ración de sus penas, el ánimo se
contrista y se pregunta ¿qué será
de nosotros si no se pone remedio
á esa onda fatal que nos inunda?
Luchar en beneficio de la raza
es santo y es honrado. Impidamos
que nuevos vencidos vengan á en-
grosar las filas diezmadas de nues-
tro pueblo.
No es difícil averiguar de dónde
arrancan su origen las turbas ma-
cilentas que inyectan la muerte en
el organismo social.. El origen es
tá en la injusticia del medio en
que nacemos, crecemos y mori-
mos los mexicanos. El origen
de nuestra decadencia fisiológi-
ca está en la tiranía., La inmen-
sa mayoría de nuestros compatrio-
tas está condenada á desaparecer
por la fatiga, por el hambre, por el
maltrato. Las agotantes labores á
que'están sugetos los trabajadores
para obtener el miserable salario
que no les alcanza para comer, los
debilitan y debilitan á la raza, por-
que esos hombres tienen hijos, hi-
jos nacidos en la miseria de padres
agotados á fuerza de trabajo y de
injusticia. Las largas labores dan
á la tuberculosis ejércitos compac-
tos encargados de propagar la de
bilidad y la muerte. ¿Y quiénes se
aprovechan de las largas labores de
lospobres? ¿Es la sociedad? ¿Es
la Patria? Redunda en bien gene-
ral el sacrificio de las fuerzas del
pueblo?
'¡SorfúnÓS cuántos adinerados los
que engordan mientros el pueblo
marcha taciturno, camino de la tu-
berculosis y la muerte! ¡Son nues-
tros gobernantes los que colman los
arcones mientras las multitudes i-
rredentas agonizan lentamente en
los talleres, en las fábricas, en las
minas, en los campos, minadas has-
ta la médulapor la fatiga, pobres
de sangre y de espíritu!
La Patria necesita hijos fuertes,
y la tiranía procura la degenera-
ción de la raza. La inmensa ma-
yoría de niños no asiste á las es-
cuelas. Cómo ir á estudiar si es
necesario emplear la débil fuerza
del niño para aumentar con unos
cuartos más el miserable jornal del
padre? Y el niño marcha á la la-
bor á deformar su cuerpo con el es-
fuerzo prematuro, á impedir su des-
arrollo mental y físico en beneficio
de los que explotan la miseria de
los hombres. Cuando esos niños
no llegan á los veinte años con los
brazos rotos, llevan un fardo de a-
gotamiento que los hace impoten-
tes para la lucha feroz por la exis-
tencia. Qué puede esperar la ra-
za de esos seres reblandecidos por
hacer la riqueza agena? Qué pue-
de esperar la nación de las inteli-
gencias extranguladas por la mise-
ria y por la injusticia?
y las mujeres, esos ángeles qne em-
bellecen la existencia del hombre,
dejan fríos los hogares, porque
también las fuerzas femeninas son
necesarias para aumentar el capi-
tal de los ricos, insaciable devora-
dor de fuerza, de juventud, de sa-
via nnev» y fresca, y allá van loa mu-
jeres del pueblo á dejar su salud al
lado de las máquinas inconscientes
y crueles, durante muchas horas,
durante largos días, durante enor-
mes años, hasta que la tisis las sor-
prende un día en plena juventud,
en plena gracia, para arrojarlas á la
legión de vencidos que habitan las
covachas y los hospitales, mientras
los proceres y los tiranos celebran
sus orgías en los palacios fabrica-
dos con el sudor del pueblo.
¿Qué hacer para evitar la catás-
trofe de la raza? Trabajar menos y
comer más. Esa es la salvación, y
á ella deben tender los esfuerzos de
los hombres que hasta aquí han
prodigado su energ-ía, han aniqui-
lado su salud, han matado su por-
venii dando sus fuerzas en cambio
I de un jornal que 110 basta ni para
jcubnise sus carnes.
Continuar trabajando de diez á
quince horas diarias, es trabajar
por la extinción de la raza. Bien
sabemos que eso no les importa ni
á nuestro Gobierno ni á la insolen-
tada plutocracia que nos domina,
pues para ellos el pueblo es una
máquina de hacer dinero; pero si
nos interesa y mucho á los que nos
preocupamos por el porvenir de la
raza mexicana tan flagelada en la
época de los Virreyes como en la
época de Porfirio Díaz.
Al encomendero de la Nueva Es-
paña lo han sustituido en ferocidad
y en barbarie los contados señores
que son dueños de la tierra en
nuestra Patria. Casi todos esos
modernos señores feudales poseen
tierras en las cuales podrían vivir
á sus anchas naciones que Contasen
con muchos millones de habitantes,
y en parte de esas tierras sufren
nuestros hermanos la más cruel es-
clavitud: El hacendado es el en-
comendero moderno que aplica tor-
mento, que abre las carnes de los
esclavos, también modernos, al gol-
pe de la tralla. ¿Qué diferencia
hay entre la esclavitud de los tira-
bajadores de hoy á la que sufrieron
nuestros antepasados bajo la do-
minación de los Reyes de España?
Y lanzamos vivas al César ein pensar
que es nuestro verdugol
No hay que consentir en que la
raza se debilite más. Hay que
comprender que naufragamos co-
mo nación y como raza. Nuestra
barca es juguete de olas agrias y
hostiles que amenazan tragarla, y
que la tragarán si no despertamos,
si no abrírnoslos ojos ante el vór-
tice que tenemos delance.
El que trabaja, tiene derecho á
ser feliz y á comer bien; esto deben
entenderlo los trabajadores. Es i-
nicuo que la mujer se prostituya
por hambre; es inicuo que el hom-
bre acosado por la miseria caiga
ba?o las garras de los gendarmes
por haber infringido la ley en bus-
ca de alimentos para él y para sus
hijos. Que dejen de ser, el hom-
bre, carne de presidio y de cuartel,
y la mujer, objeto de placer para
los ricos avaros. Que no se mar-
che al trabajo para dejar entre las
uñas de los ricos señores el derecho
que todos los que trabajan tienen
a la felicidad, sino para encontrar
la felicidad misma por medio del
esfuerzo metódico y sano. Con-
quistemos, en suma, el bienestar
general, y la raza se salvará de la
muerte segura á que esté condena-
da 6Í no se modifica el medio ab-
yecto actual, por uno de libertad y
de justicia.
I !
RRGKNICRACION
- < • • • • < • -
El soldado no asesinara al pueblo.
Tanto ac ha hablado del Poder
do la Dictadura como entidad mi-
litnr, del efectivo de su Ejército
aumentado considerablemente en
loa últimos años, de sus bien dis-
ciplinadas Reservas; del urina-
mentó admirable y los recursos
UÜ todo genero con que cuenta
para mantenernos indefinidamen-
te sometidos; tal profusión de es-
tadísticas y contundentes estu-
dios de alta crítica militar se han
lanzado á ln publicidad para coli-
veucer al pueblo que uo debe
pensar en su emancipación, que
en verdad muy pocos espíritus
loaran substraerse a la idea do-
minante que aplasta los anhelos
de libertad 6 invade de fatalismo
y espanto .i la conciencia nacio-
nal. Se cree que la Dictadura es
omnipotente y por lo misino, es-
téril cualquier esfuerzo que se
haga para derribarla; que somos
una raza de siervos fatalmente
condenados á la befa ó al marti-
rio al ultraje si obedecemos, al
degolladero si nos rebelamos
Y optamos por la obediencia, ta-
citurnos, medrosos, consterna-
dos. Seis lustros de opresión
nos han enseñado con elocuencia
sangrienta que el patíbulo se al-
za para los defensores.de la liber-
tad; que á acero muere quien es-
grime el acero redentor. Con-
vencidos de nuestra impotencia,
soportamos todas las afretítas y
de oprobio en oprobio hemos des-
cendido al medio infamante en
que nos asfixiamos.
¿Pero es realmente invencible
la Dictadura ó los que tal creen
han sido víctimas de una mistifi-
cación? El pueblo unido, aguí
goneado por la desesperación, su
madas sus energías en una as-
piración suprema de libertad, re
suelto á sembrar sacrificios para
levantar una hermosa floración
de derechos, ¿será incapaz de ob-
tener el triunfo?
Los turiferarios de la tiranía
optarán por la negativa y citarán
en apoyo de su opinión la fuerzs
efectiva del Ejército y sus bri-
llantes condiciones, los sabioa
preparativos llevados á cabo en
los últimos años, el acopio enor-
me de pertrechos de guerra, él
estado "floreciente" del erario y
los servicios que al Gobierno
prestarán, ett un caso dado, las
ventajosas vías de comunicación
que en la actualidad existen. La
rápida movilización de tropas
ahogará en su cuna cualquier
movimiento que se inicie.
La idea que tienen de su pro-
pio poderío, ensoberbece á nues-
tros opresores y los hace mirar
con desprecio infinito los intere-
ses de sus gobernados. Saben
que se han impuesto por la fuer-
za y que la fuerza los sostendrá:
poco les importa que estremeci-
mientos de indignación agiten á
los espíritus cansados de sufrir
No piensan que su torpe actitud
pueda provocar conmociones po-
pulares ni consideran que es in-
vo que protesta contra la injusti-
cia, el peón que no BO deja explo-
tar de señores influyentes en el
¡obierno, el padre de familia cti-
a hija sen codicinda por algún
poderoso, todos loa hombres hu-
mildes y de honor están expues-
tos & engrosar lutí h'lto del Ifijíír--
cito. En nuestra Patria no se
respetan las garantías individua-
les1 subsiste una organización vi-
ciada de castas odiosas, de pri-
Jlegiados y explotados1 los prt-
meros pertenecen al grupo do-
minante que go¿a de todas las in-
uniuidades; los segundos consti-
tuyen la masa gris, abrumada de
obligaciones y sin ningún dere-
cho, la multitud de ilotas que cu-
bre sus carnes con andrajos y
sostiene el insolente boato de la
Dictadura, padece hambre cróni-
ca y satisface la glotonería de mi-
llares de histriones que culminan
en la política. Los individuos de
tropa son parte de la casta explo-
tada, de la gleba condenada á la
servidumbre y al ultraje. Su en-
trada al Ejército no los redime,
empeora su condición: en vez de
amos que los flagelen con el láti-
go, tienen jefes que los maltra-
tan á puntapiés y les despeda-
zan las carnes á'sablazpa. Su nal'
seria sigue siendo la misma con
la agravante deperder por com-
pleto la libertad.
¿Serán estos los soldados que
defiendan ala Dictadura,que ase-
monto por los que áobtwaü estar «m<
ourgudoo tío proteger Atoaos loa ni o-
xlcunod, |
Ya homoB dloho CBÍO. poro hoy lo
ropotlmou porque no faltuu perladloos
pngndas por el Gobierno quo oulunv
nten A loa ynquln ntrlbuyóniloloa ilo-
toctoBquo no tfomui. yy lavnnUron
prlmornmonto OH uon do protontil
contra el dottpojo do "tío propMudoii
do quo oo loa biso viotlmn». Ahora
vlvtuioii rebollón mira no der eaoln-
vondo 0lof»i»rlo Mollnn y loa doman
honoquonoros do Yucatán, ó ni monou
para no ñor nsofiinartoH A muiRro frln
l Q b o d ' l ¿ b | L I d l
EL NERÓN DEL
CIENTIFICISMO February' lst, 1006.Subsotíption ratea:i Per atmum $ 2. oo gold.
io
sinen á las multitudes cuando
reclamen sus derechos? No; el
domable el empuje de las
tudes hostiles.
multi-
¡Su Ejército los salvará, ese e-
jército que á todas horas llaman
fiel," con- necia;ipuerilidadhCon-
fían en el Ejército y con esa con-
fianza alimentan el germen de su
propia destrucción.
La Dictadura ha pretendido
organizarse militarmente; pero
no ha sabido hacerlo. No ha i-
dentificado sus intereses con los
intereses del Ejército. Los jefes
militares, cierto es que gozan de
privilegios ilimitados y hasta de
franquicias criminales y tal vez
por conveniencia defiendan la
bandera del despotismo. Pero
la tropa no está e iguales condi
ciones: tiene más motivos que e
pueblo mismo para anhelar que
cambie radicalmente el actual es-
tado de cosas.
El soldado era un oprimido an
tes de ingresar al Ejército y en
el cuartel sigue sufriendo una o
presión más brutal todavía. ^ An
tes tenía siquiera derecho á lo1
deleites del hogar; en el cuarte
es un paria sin familia y sin afee
tos. La disciplina militar lo aislí
de los seres que amaba y á fuer
za de opresiones le embota
sentimiento.
Jamás podrá existir solidan
dad entre la víctima y el vict
mario. Al soldado se le priv
arbitrariamente de la relativa li
bertad de que disfrutaba y natu
ral es que ese acto lo indigne,
La Dictadura lo mantiene prisio
ñero y lógico es bue anhele el a
niquilamiento del Poder que 1<
subyuga. ,
Las causas que su bstraen a u
hombre del campo 6 el taller y l
arrojan á las infectas cuadra
del cuartel, generalmente son la¡
mismas: venganzas cobardes di
los caciques. El ciudadano alti
soldado es hijo del pueblo y con
el pueblo estará el día de las rei-
vindicaciones. Al pueblo lo une
el grillete de la miseria y el do-
lor, y su arma la usará para des-
pedazar ese grillete y para casti-
gar á sus verdugos.
Solo los mercenarios permane-
cerán fieles ala Dictadura; pero
los mercenarios no afrontan el
sacrificio ni alientan el valor. Son
os heraldos de la derrota, los
:orceles espantados prestos á
mprender la fuga.
La fuerza de la Dictadura es
cticia. De nada le servirán sus
añones, sus arsenales y vias de
omunicaejón faltándole el princi-
>al elemento: ers'oldado.' No re-
istirá los primeros embates del
ueblo enfurecido, de la plebe ¡
esesperada que sabe ser heroica
n los momentos trágicos.
Han sido víctimas de una mis-
tificación quienes creen en la ar-
mipotencia de la tiranía. Si hasta
la fecha ha subsistido, débese á la
ípatía del pueblo y no á que fuer-
as poderosas tengan asegurada la
estabilidad de la paz de plomo que
pesa sobre la República como enor-
me losa funeraria, y que no cuenta
con otro soporte que las nucas irre-
dentas de multitudes que aun no
imprenden plenamente sus dere-
:hos.
Pero esta situación de abatí-
miente cívico no puede prolongar-
se indefinidamente: ya el pueblo
sacude su indiferentismo y se ini-
cia en las actividades políticas.
Es tiempo de que la Dictadura
despierte de su sueño de grandeza
y prepare la retirada si no quiere
que la^tíatástrofé ̂ la * sorprenda- ..en
plena orgía de opresión y la arroje
al torbellino iracundo de las ven-
an zas populares.
por ol Qobovnudo^ I?Ab«l, Ma
ostAu on HU derecho. Qunndo la tira-
ntn so oxtromn, los hombros dignos
00 robolán; cuando el Gobierno dejn
do sor ol protootor do la ooolodnd quo
ha protoBtudo dofondor, ln. Ooolodnd
tiouo, up ol dorooho, sino ol í.y*bor de
rolHilivrso pnnv nnlvar «uo ItítereaoB,
pura no perder su honor. Lon 'huilón
Yuquis, un cumplimiento do'iui dobor
do bonibreo dlguou que no éabon so-
portar yugoH. so hnn robolndoy vlvon
la vida del robolde, nzaroaa, puro no-
blemente viril. Loa yaquis, pues, cum-
plen ooa un deber, el de ser dignos^
No todos los hombros puodoil reoig-
nnreo A sor oaclnvoa. Los yaquis uo
son do los quo lumen ln moho dol ver-
dugo, y de ello hnn dado buena prue-
ba on lo» lnrgos nflos quo llovau do
ostnr rebelados ooutru la hijuíitioin
La guorrn on Sonora no os mAs que
01 rosultndo dol cboquo ontreln rapa-
oldnd dolos bandoleros que ródenn al
ülotndor y los doreohos de lop Indios,
y tendí la una fácil soluo'óu si abdejaso
A osos raros representantes do 1A viri-
lidad ol libro gouo de los torrónos con
los que se han enriquecido Ramón
Oorrnl, Rafael IzAbal, Lule E. Torres
y tal vozol Dictador mismo, torrónos
que oran de los indiOB antes quo 'lux-
topeo empanase el cielo de la Patria.
Oon la terminación de esa guerra
infame contra el derecho de una raza,
so conseguirá el desagravio de la jus-
ticia y el desvanecimiento de los pe-
ligros exteriores que amenazan á la
naolóa, en virtud do que por el estad-
de guerra en que se ecouentr,»< el Es-
tado útí Sonora, Jos que quieran apro-
piarse' de nuestro pala encuentran
pretextos más ó menos fuertes para
intervenir en nuestros asuntos inte-
riores. Mucho se habla en esta na-
c'ón de la debilidad del Gobierno me-
xicano para sofocar la inaurrecc ón
de los yaquis; se oritioa acerbamente
el heoho do que tropas fuertes y dis-
ciplinadas sean vencidas por los in
dios mal armados, mal alimentados y
oa»i desnudos, y, sobre todo, se clama
porque el Gobierno de los Estados U-
mdos intervenga en los asuntos de
Sonora para que haya mayores garan-
tías para los ciudadanos americanos
que van á explotar las riquezas de
nuestra Patria. En la prensa de esta
nac ón y la de Méxloo, ha sido publi-
cado un telegrama (echado en Oinci-
nnati, Ohio, el 16 dol pasado Enero,
en el que s« expresa que los miem-
bros de la JuntH Direotiva'de la Com-
pañía
vaai'
Olegario Molina, el odiado opre-
sor del pueblo yucateco, aparece
reelecto para un lluevo período de
Gobierno.
Y sin embargo, en Yucatán no
hubo elecciones.
i ¿Pucde-llamarse,elección al es-
carnio del Hufragio hecho tpor ,u»
nos cuantos lacayos que se rodfean
de fuerza armada para evitar que
el pueblo se acerque á la preten-
dida casilla, y que, así asegura-
dos, forjan expedientes, inventan
firmas y llenan boletas favorables
para el amo que les paga? ¿Pue-
de haber elección donde el pueblo
no da sus votos, porque para dar-
los tendría que pasar por sobre
las bayonetas de los esbirros del
Poder?
[Sólo en nuestra llamada Repú-
blica se ve semejante sistema elec-
toral y sólo nosotros los mexican
nos hemos podido aceptar duran-
te largos años, comq Gobiernos
legales, á los que se han levanta-
do sobre tales abusos y sobre ta-
descarndas violaciones á la Ley!
Es irritante lo que pasa en
nuestro país desde que Porfirio
Díaz se entronizó en la Presiden-
cia, con el propósito de no dejar-
la jamás. Vodas las leyes son
pisoteada* sin" c1bn$i'a*rM6tfít'tsll
voluntad del pueblo es sisteodátí-
caniente burlada, y lo que domi-
na, lo que impera, lo que se impo
ne inapelablemente, «por la razón
ó la fuerza,» de uno á otro extre-
mo de la Patria, es el soberano
capricho del Autócrata. Los ha-
bitantes de México hemos llega-
do á ser algo menos que cosas pa-
ra el ensoberbecido déspota, pues
si á las cosas se las conserva con
cuidado, siquiera sea por interés,
á nosotros no se nos perdonan a-
tropellos y vejaciones y aun se
ra un desaten,tado"'espíritu d e l - E d l t o r n " d P í o i ) r I o l ; o j r t ANTONIO I.
venganza, semita su baldad ln- p"*»*»Aty''
gémta Be sintiera ' vqluptuosa- wAttfír*Trwj"%wT-in»^i
mente halagada con él sufriraieti-1| O O J N I J I O I O N B S :
to de sua víctimas; sea, enira,,
que quisiera mostrarse ante su
protector el Autócrata como hom« . ,., . , ......
bre de «carácter.» capa? de subyu-, |lRtft> l'.or "n°y, $hl& porJsoinoíJDro;.
gar a todo, un. pueblo; el hecho es
que el encumbrado esclavista
persiguió, encarceló y asesinó á
sus enemigos polítidos, sin ciarse
punto de reposo y sin sentir, pro-
bablemente, ni sombra de remor-
dimiento en la conciencia.
o c i a .
Todavía, están en la Penitencia-
ría de Mérfda, los periodistas Es-
coffié, Pérez Ponce y Vadillo, el
Lie. Manuel Meneaes, Presiden-
te de la Unión Popular Anti-reelec-
£ionista, y algunos independien-
tes de Kanasín, que escaparon
con vida de una matanza que hi-
cieron en aquel pueblo los esbi-
rros del Nerón «científico». Y
aún después dé que (Molina ha
conseguido sus fines de continuis-
mo'en el Poder, sigue cometien-
do atentados: hace poco que un
ciudadano anti-reeleccionista fue
asesinado pof los gendarmes en
la ^stacióu Central de Policía de
Mérida, según lo referimos- en o-
íGKSEHiACitois Se pnbll-
•A loa dina lo. y 15 de onda moa. La
bsoripoK'iii, pnvn Móxioo, ynlo S
para loa Estados -Unidos los
rriba indioados.i > *
A los agentes, BO les hacen dosouon-
)s especiales.
¡To da correspondenciadbijneo al Di
jotor.
Estamos seguros de que la <<U-
ón Popular» dirigió su Manifies-
i al Presidente y á las Cámaras,
'lo por mostrar á la Nación que
pleó todos los medios legales
,ra hacer triunfar la voluntad
¡1 pueblo, y que esos medios f ra-
aron ante el capricho dictato-
.< Esperar que las quejas de
fn pueblo fueran atendidas por
Autócrata ó por los marionetas
el Congreso, hubiera sido, cuan-
o menos, "una candidez de que
o creemos capaces á los más
nspícuos anti-reeleccionistas de
ucatán.
Ellos, como todo el pueblo, de-
en saber que si Molina continúa
rimiendo y robando al Estado,
explotadora de coíire "Trans-
fiolioitar del Go-
bierno de loa Estados unidos que pro-
teja la vida de los empleados que tie-
ne la empresa, y las propiedades de
ésta, contra loa atentados que come-
ten los indios yaquis en el Estado de
Sonora.
Muchas publicaciones de
c ón, al hablar de la guerra 'd
qu¡, expresan á laa olaras «O
esta
del
LA GUERRA
DEL YAQUI,
na-
Ya-
-deaeoft
de qne Sonora pase á ser unj Estado
de la Unión Americana. Esas I tenden-
cias expansionistas han .sido denun-
ciadas por KEGENERAOlON y hoy
volvemos á hacerlo, no. con la espe-
ranza de qne Porfirio Díaz impida el
vandalismo de sus eunucos en Sonora,
causa de la Guerra, Bino para que el
pueblo sepa que le amenaza na serio
peligro si permite que los tiranos
continúen ejerciendo el salvajismo en
aquel Estado. ;:•••
% En Sonora hay invertido mucho ca-
pital americano. O asi todo el Estado
es propiedad de americanos, y esa
circunstancia hace sospechoso el de-
seo de los capitalistas de esta nao ón
de que el gobierno de Roosevelt pro-
teja á los ciudadanos) americanos resi-
dentes ea Sonora. Es indudable que
se pretende la anexióa de Sonora á loa
Estados Unidos, pues ya cierta parte
de la prensa de este paí* ha hablado
en el sentido de la anexión. Se apro-
vechará para la desmembración del
territorio nacional, !a debilidad, laco-
bardia de nuestro decrépito tirano
ante el Coloso del Norte; se aprove-
chará ese servilismo lacayesco de
nuestro Dictador para todo lo que
proceda de este país. El Dictador ha
concedido todo lo que se le ha pedido
y laiaaOióAiesiátcomproinetida á fuer-
za de conceclones que redundan en
manifiesto perjuicio para los intere-
ses de la República. Todo lo ha sacri-
ficado el Dictador, hasta el porvenir
de nuestro país, por tal de tener un a-
poyo, aunque sea extranjera, ya que
no cuenta con el apoyo de los mexi-
canos qne lo detestan.
Hubo un Santa Ana que vendió cí-
nicamente medía República. Porfirio
Díaz, hipócritamente está vendiendo
todo al país. ¡Y no hay un castigo
para el que nos vende cautelosa y co-
suprime á cuantos es posible.
Podemos pedir y clamar cuanto
queramos: no se nos escuchará ó
se hará lo contrario de lo que nos
beneficie y nos contente. Que-
jarse de un cacique, es recomen-
darlo á la protección de los supe-
riores; disgustarse con una medi-
da gubernativa, es dar lugar á
que se extremen los rigores en
su observancia; decir que algo" es
malo, es originar que los gober-
nantes lo transformen en pésimo;
ea una palabra, el hecho de mos-
trar el pueblo su voluntad en tal
ó cual sentido, basta para que el
Gobierno imponga la suya en el
sentido contrario. Así hemos
visto ya varios Estados, uno traa
otro, que han manifestado el de-
seo de cambiar, sus gobernantes
y han trabajado por tal cambio, y
qne á la postre se han quedado
con los tiranos que tenían, porque
el Centro ha sostenido esos tira-
nos. Yucatán presenta el últi-
mo ejemplo de lo poco que signi-
fica la voluntad popular para la
insensible Dictadura.
Es sabido hasta la saciedad
que el pueblo todo de Yucatán
anhelaba ardientemente la caída
de Olegario Molina y trabajó con
tesón por conseguirla. El Go-
bierno de Molina significaba para
los yucatecos la carencia de today
libertad, la faltsi, dejarantxas^Ja,
ráVittíd'défirilláre^d'é^hcfmbrés
y tras la serie de atropellos reali-
zados, los ciudadanos vieron, por
parte del Gobierno, preparativos
que revelaban á las claras las in-
tenciones de cerrar la campaña jj
con algo digno de los anteceden- (c
tes: con una hecatombe de anti-
reeleccionistas que saciara los
instintos ^pacificadores» de Moli-
na y le diera lustre como Gober-
nante que sabe reducir al orden
á multitudes levantiscas y exalta-
das. No les quedaban á los inde-
pendientes más que dos caminos:
ó presentarse en los comicios con
las armas en la mano, para res-
ponder con la fuerza ala agresión
que les preparaba el Gobierno, ó
resignarse á no votar, dejando
que los presupuestívoros hicieran
lo que más les acomodara Los
directores de la oposición opta-
ron por esto último y recomenda-
ron al pueblo la abstención, por
lo cual el día señalado por la ley
para que los yucatecos designa-
ran á sus mandatarios, no hubo
ciudadano que se presentara a
los cuarteles^ puestos de policía
y otroslugares rodeados de fuer-
za armada en que se colocaron las
casias electorales.
La «Unión Popular Anti-reelec-
cíonista de Yucatán», en un exten-
so Manifiesto, dio cuenta délos
más culminantes atropellos que
sufrió la oposición, puntualizó los
artículos en que fue violada la
Ley Electoral, y expuso los mil
y un motivos que hay para consi-
derar enteramente nula la reelec-
ción de Olegario Molina. La «U-
nión Popular» considera, con jus-
ticia, que los acontecimientos es-
candalosos queluvieron lugar en
Yucatán, deben preocupar al país
entero. Así debe ser, en efecto.
Los escarnios al Sufragio, los a-
tentados contra las garantías, la
intromisión del Centro en los a-
íaz. Todos comprendemos q
la lucha hubiera sido exclusi-
mente entre Molina y el pueblo
icateco, sin intervención de la
íctadura, á estas fechas el odia-
esclavista habría dejado el Po-
r y aún habría sido tal vez a-
sticiado por los ciudadanos.
[Pero la fuerza del Centro, guar-
dó las espaldas de Molina, hi-
someterse á los yucatecos. Es
mismo caso de .Coahuila, de
evo León y de cuantos Esta-
han pretendido recuperar su
eranía, librarse del tiranuelo
la Autocracia les impuso y
se un Gobierno emanado de
oluntad popular. En todas e-
Entidades Federativas, no
sido los insignificantes Go-
nadorés los que por su sola
ntad ó su sola fuerza se han
ptfpetuado en el Poder: ha sido
la )ictadura la que con mano fé
Muchas veces lo hemos dicho: las
tendencias expansionistas de los plu-
tócratas de loe Estados Unidos, en-
cuentran en la infame guerra que Por-
firio Díaz hace á los yaquis, un her-
moso pretexto para intervenir en
nuestros asuntos interiores.
El estado de guerra existe en Sono-
ra revistiendo cada día caracteres más
graves. El Gobierno ó sus hombres,
como Ramón Corral, Rafael Izábal y
Luis E. Torres, desean que la guerra
continúe porque de ella sacan mejo-
res utilidades que dedicándoes á un
trabajo sano. Siemdre hemos creído
que nuestros gobernantes son trafi-
cantes v no hombresde Estado. Aco-
dando á los indios, estos se levantan
en armas, lo que proporciona un buen
bardemente!
El día 30 de Diciembre pasado, el
Dictador lanzó un úkase prohibiendo
á los extranjeros adquirir minas en el
Estado de Sonora; dentro de la zona
de veinte leguas al Sur de la línea di-
visoria. | Oh, sarcasmo; hace muchos
años que medio Estado de Sonora al
Sur de la línea divisoria es exclusiva-
mente de americanos, y hai sido el
Dictador mismo quien ha permitido
que se viole la ley que prohibe que los
extranjeros adquieran bienes raíces
en la hnea fronteriza! El úkase de 30
de Diciembre del año pasado es una
baria sangrienta que se hace al pue-
blo, porque se ve la refinada hipoore
sía aae encierra.
Debemos estar pendientes todos los
mexicanos de lo qne resuelva el Dicta-
dor sobre la representac ón jiae se le
' ~.« A Un/te», rtm. nnffo f\o\ CX(\Y*\RTT\n dñpretexto á nuestros negooiantes po-' va á hacer por parte del Gobierno de
11 ticos para explotar la guerra, por- este país, para que dé garantías á los
que en IOB presupuestos se pueden) americanos en el Estado de Sonora
calcular gastos para someter á los in- T%-~J~ -*•'—» ™<>Aar.\™™ _««,. <«nn
dios rebeldes y que en realidad sola-
escráVittíddéirriá
bajo la férula de unos cuantos se-
ñores dê Ja tierra y el monopolio
del poder público por una pluto-
cracia criminal que, por llenarse
los bolsillos y mantener sus feu-
dales privilegios, no vacila en a-
rruinar al Estado y en hundir al
pueblo en la más espantosa mise-
ria. Fue natural, inevitable, que
la opinión popular se levantara
contra esa tiranía de negociantes
y explotadores; que las agrupa-
ciones anti-reeleccionistas flore-
cieran en todo el Estado, y que u-
na prensa llena de vigor y de jus-
tas iras, surgiera, como un refle-
jo de la conciencia pública, para
exhibir y flagelar álos verdugos.
La campaña política de Yuca-
tán fue de las más difíciles, por la
desenfrenada persecución que
desató el Gobierno contra los
ciudadanos independientes, y tu-
vo notas sangrientas que no hu-
biéramos esperado ni los qua co-
nocemos las atrocidades ton' qué
ha podido establecerse y perdu-
rar el opresivo sistema que nos
mente sirven para enriquecer á IOB
que tiranizan; se inventan plazas de
soldados qne no existen; se pide dine-
ro para equipo de guerra qne nunca
se compra etc., etc., y aparte de esta
explotacón rain, todavía se hace ne-
gocio regogiendo indioB pacíficos que
Hamón Corral realiza á buen precio
con'los esclavistas del Estado de Yu-
catán. Muchos indios de los que hoy
viven la vida azarosa de la guerra tra-
bajaban en las fincas de campo y las
negociaciones mineras del Estado, pe-
ro viendo que el Gobierno diezmada
á sus hermanos sin motivo alguno, y
ante la perspectiva de la esclavitud en
Yucatán, ban preferido levantarse en
armas para no eer atropellados Inicua-
Desde ahora predecimos,—por cono
cer el servilismo del Autócrata para
con los americanos,—que la dignidad
nacional va á ser ofendida nna vez
más. El Dictador es "valiente" para
ordenar hecatombes como la del 25 de
Jimio en Veraoruz, donde murieron
ciudadanos inermes; pero es sumiso
y servil ante los fuertes. Una vez más,
por lo mismo, tendremos que lamen
tar ultrajes á la dignidad nacional por
la cobardía de nuestro tirano.
nos propusiéramos relatar
rige.
Si
todos los atentados que cometió
Molina contra los desafectos á su
reelección, tendríamos que llenar
volúmenes. Olegario Molina, el
Nerón del «cientificismo», persi-
guió sin medida, sin freno, hasta
sin objeto. Para asegurar su re-
elección, ya que contaba con el a-
poyo decisivo del Centro, no hu-
biera necesitado multiplicar los
atropellos hasta lo inconcebible
ni llevar las medidas de terror
basta un extremo pocas veces
visto. Pero sea que lo arrastra-
dos por cualquiera 4e los Gobier-
nos del país, son ultrajes para to-
da la Nación y deben • indignar,
no sólo á los hijos del Estado que
sufre directamente tales desma-
nes, sino á todos los mexicanos.
La imposición que acaba de hacer(
la Dictadura, de Olegario Molina
en Yucatán, y las que antes hizo,¡
de Cárdenas en Coahuila, de Reí
yes en Nuevo León, de Mercada
en Michoaeán, de Cahuantzi e
Tlaxcala, etc., etc., siempre cor
tra la expresa voluntad del pui-
blo de esos Estados, son, lo repe-
timos, ultrajes á la Nación, viof-
ciones descaradas á nuestra L
Fundamental, cínicos alardes
autocracia, que afectan á toe
los ciudadanos de México y i
todos estamos obligados á pre
nir y rechazar, si es que en z
estimamos el decoro nacional |
porvenir de nuestra Patria.
El Manifiesto de que hablafcos
se dirigió al ̂ Presidente de laíRe-
pú blica, á las Cámaras de la Ujión
y á la prensa independiente,
cusado es decir que sólo la
sa se dio por entendida del ii
tante documento. El Presiden-
te, ó con más propiedad, el j
dor Díaz, ya sabía de antema
la; )ictadura la que con mano fe-
rr a ha tomado a esos miserables
in trunientos de, ogresió.n j r ,1QS.
ha colocado, cómo fardos aplas-
ta tes, sobre las encorvadas ea-
das de los pueblos,
a Dictadura ha triunfado, sí,
o su triunfo no es decisivo ni
leto. Todos esos pueblos
t|n burdamente atropellados en
s más caros derechos, tan ci-
pamente burlados, en >sus más
stas aspiraciones, tan torpe-
nte abofeteados en su sagrada
nidad, no pueden someterse
.0 en' apariencia, no pueden
informarse ni renunciar 4 la
ivindicacióu. Las cabezas se
clinan, pero las conciencias pro-
stan. En el fondo de sus al-
ias, los vencidos acumulan á sus
olores y sus odios antiguos, los
dios y los .dolores' engendrados
or la última derrota, y en el ñe-
ro catálogo de sus infortunios a-
iregan las nuevas amarguras, las
uevas injusticias, las nuevas mi-
erias que se les hacen padecer.
aran ruidosamente ía victoria' y
rindan en las bacanales por la
imnipotencia del César, en el co-
razón del pueblo ultrajado se a-
montonan los tormentos, se acu-
mulan las hielea, se agigantan
las iras y se elabora, sorda, pero
seguramente, una formidable
tempestad.
La Dictadura, hoy por hoy, ha
triunfado'en Yucatán, pero tam-
bién ha aumentado en millares,
de un solo golpe, las falanges de
los que la d testan, de los que, por
ella escarnecidos y humillados,
anhelan destruirla para que su o-
diosa Existencia no retarde por
más tiempo el reinado de la Jus-
icia en el seno de nuestra Pa-
ria.
sucedido en Yucatán, puesto ,
el mismo Autócrata fue quie de-
cretó la reelección de Me ina,
precisamente porque el pt ;blo
demostró aborrecer á ese fu cio-
nario. Ea cuanto alas Cám; ras,
ya se sabe que DO son másí jue
escenarios de autómatas q i el
Dictador maneja, no teniendd por
tacto, ninguna significación ,n la
política actual.
EL DEBER DE
LOS PARIAS.
Si dolorosa es para el analfabeta la
condición de paria social, insoportable
resulta para los intelectuales que pue-
den analizar lúcidamente las deformi-
dades monstruosas de la pésima orga-
nización en que vivimos.
El peón del campo ó de las minas, lo
mismo que el obrero de las ciudades,
sufre á todas horas el implacable cos-
quilleo del hambre jamás saciada y,
tras la diaria labor, el vértigo del can-
sancio; raquíticas BOU las expansiones
de su espíritu siempre asediado por el
dolor é ínsuBclentes las horas del des-
canso que reclaman eus músculos fati-
gados; y para que an vida de martirios
sea mde acerba, sufrimientos de otra
índole lo espían y lo Aniquilan: pneu
choza destartalada ó en sa cubil infec-
to, tiene aúa quo conmoverse ente la
, \\
V
RItGBN»RACION
domnortiolón do ooros quorldon enjuta»
dofl por la vigilia, 6 sufrir el taladro do
la dosoSporaolón ante laft^onía del bl«
jo. ó la OBpboft quo se dobftton con la
mnorto on un rlnoón da tlnlebltiBinbanr
donados do loó bonoüoloH do la donóla
y olvidados do la humana, bondad,
Las torturas dol parla .lntoloobnnl,
el en algo uo moderan porquo son mo-
nos miserables ausrooarsos pecuniarios
por otro Indo ao oxnoorban «rnvomon-
to. 131 parto nnalfabata so ve rodoado
do elomontos hoatüoa: el Goblorno
quo ló ordena Humlalón, ol rico- avaro
que le ©Xpílmo Im, fuerza y pl oabataü
insolento quo lo desquebraja yhumilla.
Su lanoranala lo haoo considerar ln-
venolbloa esos elementos y el fa alta*
tno lo anonada: naold para ol «olor,
para la inclemencia, y dobd oonfor-
triarse corren auerte., -El- parla loto-,
leotual ootnprende que ,«;ia mlnpria
egoísta de explotadores*^ tiranos os
la que causa su miseria y ¿)a mldorla
do ana hermanoa, loa hijoa del pueblo ¡
comprendo que osa minoría, domina
por la torpeza de los eaalavoB y que
carece de fuarzaa propias para süBtc
ñor BU poderlo; comprende qno un es-
fuerzo unAnlrao de loa oprimidos ba-
ria crujir on ana oiraientoa y derrum-
barse el óaduoo alaterna que soporta-
mos, y sufro intensamente al conside-
rar ouún Injusta os BU condición y se
doseapera ñuto la negra paslvldud de
las maans que nún no ae agitan por ol
huracán do las turbulencias emanoi-
padoraa,
£1 paria Intelectual es víotinm del
medio agresivo en qne Vivimos y de
las oonoepolones de su cerebro: siente
eobre al el poso de opresiones tremen-
das, y padece amargamente; medita,
y de au condenóla enrge la protesta
contra las injusticias sociales, y á su
corazón lo innnda Inmensa oomp alón
para los excluidos de la dicha, pan. IOB
privados de derechos, para los do jhe-
redados como él, que no son dmftos
del prodnoto de BUS labores ni dii fru-
tan de garantías políticas.
Paria es el esoritor quo ae de rana
loa sesos para infnndir ideas nobles y
en cambio de su generosidad recoge
aacriüqlosy perseoqsiQnes;.parlabael
humilde maestro de1 escuela .que cum-
ple oon au apostolado radiante e n —
dio de agriaa ingratitudes; paria <
jurisconsulto aiempre dispuesto á
tender al atropellado y siempre \
con desconfianza y rencor en los
tradoa de la justicia, y paria el mé.
que no explota su profesión y pas, t
existencia reoorriendo los tugurio i
|me-
el
le-
ía to
es-
ico
su
de
Tonutas por h "Junti. O
XÍCÍUJO."
I.—Se constituye la Junta Org ini-
z adora del Partido Liberal Mexic mo,
oon el personal que suscribe estas Re-
soluciones. La Junta existirá pi bli-
c amenté y residirá en un país exi -an-
jero para estar á salvo, hasta d nde
sea posible, de los atentados del po-
blarno de México. Trabajaré r>fi
reorganización del Partido Liben
con los elementos que los correligio-
narios le proporcionen, lucharáípor
todos los1 medios, contra la Dictadu-
ra de Porfirio Díaz.
II.—Los ciudadanos mexicanos gue
«stón de aoner'do Con las ideas del
niflesto expedido, y publicado en
GENERACIÓN y anhelen la libei
la mlaorla, mitigando doloron y ouran
do desvalidos, \ Parlas sublimes qua
moa aoroedoros serian & la eterna gra<
tltttd. si a eu apostolado do amor unie-
ran ol apostolado do la lucha, al junta-
monto oon ol blon nombraran lu pro»
toflta, el d máa do inArtlroa fueran lió-
rooal Ellos han sufrldoi nu misión loa
ha tonido on oontaoto oon ol pueblo y,
mejor ano nadlo, podrían luchar por
libertarlo, La labor on cruenta y pe-
ligrosa, «oro os digna do quo so le con-
sagren energías y saoriflofoB. Sufrir
por haaev 61 ble», prlvftdtimonto, oa
meritorio) sufrir porjlbaríar u»p«o-
blo, oa glorioso.
DI pnooto do honor do los parias ln-
teleotualBs patíl on las filas ae comba-
te. Bu ftOtlt'ud do oombntloQtoa BO re-
solvorA en blouoa Inestimables pnra la
Patria, Jíl módico al desoonder A un'
krogarmkerablQ doboolnmar contra el
Gobierno qué se ádóola A los" explota-
dores pnrft causar lámina1 dol óbroro;
el abogado al dofbnder A Un acusado
inooento, Justo es quo lo roouerdo que
los jueces deben el puesto que ooupan
& la usurpación y no al voto do loa olu-
dadanos, que son verdugos pagados
por loa tiranos y no Magistrados do la
sociedad i el mentor de la niñez debo
educar á sus discípulos en la oaouela
del civismo y prepararlos para aer li-
bertadores y no sometidos, ejecutores
de tiranoa y no víctimas condenadas A
la ergástula; y ol esoritor públloo, que
es el nervio que da vida A las grandes
transformadnos sociales, debe despo-
jarse de mezquindades y temores, con-
vertir su oereoro en tragua de grande-
zas y arrojar a las multitudes palabras
de heroísmo y cláusulas de reivindica-
ción y de Verdad.
Tiempo es de que comprendan sus
deberes todos los oprimidos quo han
ceñido oportunidad do oultivíir sus fa-
cultades Intelectuales y que vean en
las multitudes no sólo hermano) á quie-
nes deben ayuda y cariño, sino tara
bien eBolavoB que deben redimir,
Ya es tiempo de que loa parlas Inte
leotuales confundamos nuestros desti
nos oon los destinos del pueblo y ha
gamos obra do regeneración para sal
var A la raza y servir A la humanidad,
"Establezcamos oon el pueblo co-
rrientes de amor y solidaridad é íden<
tinquemos nuestras penas Oon ana pe-
nas, nuestro porvenir con au porve-
nir. '
¡ Saya reciprocidad de afectos y u-
nldad de ideales, y organizados en
entusiasta falange( marohemos todos
á la conquista de la Libertad!
del Partido Liberal A\e-
¡ad
jla-
ipes
6n
't¡0-
oa-
y
de la Patria, constituirán en las po
ciones en que residan, agrupad
secretas que estarán en comunica*
con esta Junta. Se aconseja á los
i-religionarios que en dichas agru
clones prescindan de inútiles formAli
d&des. Lo único que Be pide es que ios
ciudadanos liberales de oada pobla-
ción se reúnan do tiempo en tiempo pa-|
ra tratar 4o los asuntos políticos Sel
pafs y mantengan correspondencia
oon esta Junta, ya para comunicarle
noticias políticas, ya para' proponer-
le proyectos, 6 ya, simplemente, p¡ira
conservar con ella las relaciones s-
tablecldas. Se encarece á los corrí i-
gioñários'que "Voiratituyan u'nioné¿ ib
más numerosas posible, pero si en 1-
gunas partes sólo hay un ehidadí io
de nuestras ideas, que no por su s s-
1 amiento deje de dirigirse á nosotr s.
III.—Los grupos ó ciudadanos c ue
secúndenla presente excitativa, lo o-
municarán á esta Junta, que inserí >i-
rá sus nombres entre los miembos
del Partido que se reorganiza. Es >s
grupos y ciudadanos enviarán men-
sualmente á la Junta, según los recur-
sos y voluntad de oada uno, una con-
tribución que se Invertirá en los gas-
tos que requiera el cumplimiento de la
cláusula siguiente:
IV.-La Junta, aparte de sus trabajos
p?c?I»'c(¡?, procurará, el fomento de pu-
blicaciones oposicionistas en México,
distribuirá fondos entre los luchado-
res liberales que se encuentren en la
pobreza, sostendrá á los que la Dic-
tadura encarcele y despoje; y si se dan
casos de que un funcionario público
pierda su posición por haber cumplido
con stt deber, también lo ayudará.
Anhelamos hacer efectiva la solidari-
dad entre los liberales y para ello con-
tamos con el apoyo eficaz de nuestros
correlip cnarios,
V.-,Lur Junta guardará absoluto
secreto so iré los nombres de los a-
deptos. No comunicará entre sí á las
distintas agrupaciones ó personas a-
fiiiadas, sino hasta convencerse de
que son verdaderamente leales á la
causa. Pero si algún miembro del
Partido no desea en ningún caso ser
comunicado con los demás, se servirá
declararlo y la Junta respetará su vo-
luntad.
R e f o n r » , j L i y
St. Louis, Mo., Ú. S\ A.", Septiem-
bre 28 de 1905.
Presidente, BicardoFlores Magón.—
"Vicepresidente, Juan Sarabia.— Secre-
tario, Antonio I. Villarreal. — Te-
sorero, Enrique Flores Magón.—leí.
VDcal, Prnf. Librado Rivera.- 2<f Vo-
cal, Manuel Sarabia.—3er Vocal, Bo-
salto Bustaraanie.
NOTAS, la.—Todo mexicano que esté de acuerdo con las anteriores
resoluciones, se servirá cortar 11 cupón del calce y enviarlo á la Junta
Organizadora del Partido I,iber:|l Mexicano.—P. O. Box 584—Saint
Louis, Mo.
2a—Los correligionarios que c
del Partido Liberal, pueden ped¡
:seen trabajar por la reorganización
cupones de adhesión á la Junta pa-
ra invitar á sus amigos á que se i ̂ criban como miembros.
3a—Grande ó pequeña la cuotli meusual, servirá para fortalecer al
Partido.
Cupón de adheiinn.
C" /I
A Irf Junta Organizad or»B de! Partido Liberal
Mexicano.
P. O. Box, 584 S t - Louis, Mo., U. S. A.
El que subscribe se adhiere fornalmente á las Resoluciones tomadas
por la Juata con fecha 28 de Septi «tabre de 1905 y protesta ser fiel á
los principios liberales, firmando para constancia este documento.
(Firma)
Nombre . . .Profesión ú ocupación . . . . . .
Residente en . . . . Estado de .
Calle . " . . . . . No.
Coatribución mensual para los efectos de las cláusulas III
y IV. $ . . . es.
¿ P NOS RESERVA EL PORVENIR?
El día lo. do cato nno fuá nprohon-
dido sin causa conocida, incomunica'
doy'nsGslnudo onun qalabozo do la
Estación Oontral do Polloíu doMórida,
el oludadano Abelardo Anoona. El Sr.
Ancona fue desafecto & la Administra-
ción imperante on Yucatán, y oomo
Direotor del periódico "La Voz de
los Partidos," combatió enérgica-
mente la rooleooión do Molina. El
Gobierno dosoaba porderlo, blon por
odios oapooliüoa, ó blon por conside-
rarlo peligroso, ennndo era un hom-
bre enteramente parifico, aunque
honrado y, por oonsoouenola, anti-re-
eleoolonlsta.
El conocido instrumento del moli-
nlsmo, el Juez Ignacio Hernández, cé-
lebre por aus báquicos excesos y su
incondicional servilismo, y por cuyas
manos ban pasado todos los prooosos
infames en que Molina ha querido en-
volver á aus opositores, BO encargó
esta Vez, como tantas otras, de eje-
cutar las venganzas del Qoblerno.
Hernández dictó orden do aprehen-
sión contra el Sr. Anoona, contra D.
Eleuterio Solía y otros tres vocales de
la Jnnta Popular que subsiste aún
después de la reelecotón de Molina y
contra otros independientes más. A
Solis y dos compañeros Be les apre-
hendió en los últimos días de Diolom-
bro.y á Anconi el lo. de Enero; todos
fueron incomunicados, y la policía
continuó, bascando..nuevas victimas.
La noche de ese primero de Enero,'
trágicamente memorable, el Gober-
nanor Molina, abasando de su autori-
dad, usurpando funciones que no pue-
de tener, el Ejecutivo y dando mucho
& sospechar con sos extraños procede-
res, abrogóse carácter de Juez y en
las oflolnas del Palaoio de Gobierno,
hizo comparecer ante él á los apre-
hendidos para tomarles declararon.
Solia y compaseros fueron llevados á
presencia del déspota, y allí, entre
imponente aparato de funcionarios
torvos y feroces esbirros, estuvieron
dando cuenta de su enorme delito de
anti-reelecoionlsmo hasta las cuatro
de la madrugada del día 2, hora en
que se les volvió á sq aislamiento y
se retiró Molina de Palacio.
Entretanto, en la Estación Central
de Policía, se había consumado, fría y
brevemente, nno de los mayores aten-
tados de lesa humanidad oon que pue-
de mancharse un bFobierno y deshon-
rarse á ana nación. Cuando los pre-
sos fueron llamados para que rindie-
ran sus declaraciones ante Molina, D.
Abelardo Ancona se resistió á com-
parecer, alegando, con sobra de jus-
ticia, que el Gobernador no puede in-
miscuirse en asuntos del .orden judi-
cial, ni tiene autoridad para tomar
deolaiacianes procesalen* Ancona fo¿
encerrado en el patio de la Comisaría,
é inmediatamente qne los demás opo-
sicionistas salieron de la Estación, fue
muerto á balazos por los gendarmes.
Hay un detalle importante: el Co-
mandante de Policía, Felipe Villamil,
era enemigo personal del Sr. Ancona
y lo odiaba á mnerte, porque haee-al-
ganos años, siendo Anoona Secretario
de la Jefatura Política de Mérida y
Villamil escribiente de la mismo, aquel
descubrió unos robos del último, en
cuestión de maltas, é hizo que fuera
destituido el hoy Comandante de Po-
licía.
Se ve que Anoona fue puesto en ma-
nos de sn enemigo Villamil, y se en-
cuentra en esto cierta analogía con lo
qne se hizo en Kanasín, donde las me-
didas del Gobierno provocaron trági-
cos sucesos de qne la prensa se ha o-
onpado extensamente. En dicha Villa
se hizo Comandante de Policía á un in
dividuo que era enemigo mortal del
Presidente del Club Anti-reeleccinis-
ta, D. Pedro Pablo Herrera. Este y
sus amigos fueron encarnizadamente
perseguidos por el Comandante y eus
hombres, y la hostilidad entre ambas
partes llegó á ser tan pronunciada,
qae,se resolvió en hechos sangrien-
tos, cómalo deseaba'y cómo lo pro-
curó el'Gobierno^ Tres muertos, en-
tre los que Be contó él mismo Coman-
dante perseguidor, nn herido y varios
presos fueron el resaltado de la polí-
tica motinista en Kanasín, y en Mari-
da, el resaltado deesa misma política,
fuá el asesinato de D. Abelardo Anco-
na. Este honrado ciudadano, tan in-
humanamente sacrificado por el cri
minai Gobierno de Molina dejó en la
horfandad una numerosa, familia con
varios niños de pocos años.
¡A tal extremo hemos llegado en
México, bajo la Dictadura de Porfirio
Díaz 1 | En nuestra infortunada Patria,
un ciudadano honrado y pacífico, ne-
cesario á sn familia, útil á la sociedad,
apreciado por cuantos lo conocen,
pnede ser intempestivamente arran-
cado de su hogar, encerrado en un
calabozo y vilmente asesinado, sin que
ee conozca á los responsables del cri-
men, sin que la autoridad, encargada
de velar por las garantías de todos,
se preocupe de esclarecer los hechos
y castigar á los culpables! ¡En nues-
tro país, sarcástocamente llamado re-
publicano y liberal, nn hombre de in-
tachable conducta pública y privada,
puede perder la existencia por sus o-
pimones políticas, pnede morir trági-
camente en manos de la| Policía, sin
que los que tienen encomendado el
cumplimiento de las leyes y la apli-
cación de la justicia, se interesen por
otra cosa qne por calumniar á la des-
dichada víctima!
Esto tiene que ser. Nunca se ha
visto que IOB criminales se instruyan
sos propios procesos. Es natural que
el Gobierno de Olegario Molina, cul-
pable principal del asesinato de An-
cona no haya dado paso en la vía de
las averiguaciones y haya preferido
ponerse á inventar y circular cuentos
absurdos con tendencias á salvar al
Gobierno de las responsabilidades que
en este crimen le corresponden.
Cuando la sociedad yucateca, es-
candalizada, sapo la muerte sangrien-
ta de D. Abelardo Ancona, los porta-
voces de Molina, previniendo interro-
gaciones tremendas, vociferaban ya
una, declareción ridículo: elSr. Anco-
na ee había entoldado.
Cómo Anconapudo ocultar un volu-
minoso revólver en el registro mina»
oloso do quo son objoto ounntOB ontrau
á ana Oom^arfa, aon el carador de
inoomunioudos; cómo lo ocurrió la
idoa de auitnrao, siendo joven—do
unos üó nílOB,—tonlondo oapoea ó hijos
y oarociondo de graves temores, pues
que no habla cometido ningún crimen
y debía esperar su pronta hbortad, non
cosas que no, puede explicar el Qo
biorno. &o conoroca á doolarar quo
el Sr. Anoona so suiolqó, y hay quo
oroorlo bajo su palubra, poco honora
ble en verdad,
También ao dloe que había una oons
plraolón para asesinar A Molina Es
to no hubiera sido del todo absurdo,
puesto que el tirano yuoateco ha dado
y sigua dando motivos para que se le
odie A muerte, pero lo extraño es que
se quiera presentar íi Anoona como
conspirador, cuando Anoona, como
todos lo saben, era hombre pacííioo,
nada exaltado y absolutamente inoa-
paz de meterse en aventuras terribles
y sanguinarios complots. Pero aún
en el caso de que Ancona fuera un
conspirador, so muerte no BO explica,
sino que ee hace mas sospechosa. 81
A la generalidad de los presos no se
les deja ni un alfiler en loa registros
policiacos, ¿cómo es que á Ancolia, un
terrible conspirador, Be le de]a pasar
tranquilamente nada menos que una
pistola? | Curiosa polioía, que á IOB
tnfraotores de pooo fuste los somete
á escrupuloso registro, y á Ion hombres
pellgroBO8,,á los fraguadores de com-
plot», oomo Ancona, les permite que-
darse libremente con ouantas armas
necesiten para suicidarse I
Pero es Inútil perderse en reflexio-
nes que, en realidad, salen sobrando,
cuando la simple enunciación de los
hechos indica quienes son loa respon-
sables.... La opinión pública condena
siempre con justicia, y en el caso que
nos ooupa ha oondenado al Gobierno
de Olegario Molina.
Ya que ese crimen se cometió y es
imposible deshacerlo, al menos ten-
gámoslo en cuenta como enseñanza,
y que sirva siquiera ese atentado ho-
rrendo para inspirarnos odio inmenso
contra la Dictaoura que nos oprime y
á cuya sombra nuestros compatriotas
y hermanoa de ideas puedan ser tan
inicuamente sacrificados.
Asesinatos o aciales oomo el perpe-
trado en Yucatán hace un mes, son
ana deshonra para la nación en que
se cometen, debenprovocar tempes-
tades de indignación en todo el país
que IOB sufre. México ha sufrido el
asesinato de Anoona por un Gobierno
vandálico, puesto que Yucatán es par
te de México y la víctima del terrible
atentado on mexicano.
Arda en indignación ante ese crimen
d h í t iflpít mexicano, pero no acuse-
mos Boiam'ente á Olegario Molina,
responsable, más inmediato, sino tam-
bién á la Dlotadara, que es la origi-
nadora de cuantos crímenesé injasti-
cias se cometen hoy en nuestra Patria.
La Dictadura ha dado el ejemplo y
ha implantado el sistema de asesinar
á los desafectos al Gobierno, sin for-
mación de causa. Desde el 25 de Ju-
nio de 1879 hasta nuestros días, así se
ha o orado, oada vez con menor escrú-
pulo, Et primero que mató como pe-
rros á ciudadanos de la Repúblioa
Mexicana, lo hizo por orden del Autó-
crata obedeciendo el histórico "máta-
los en caliente," y mudó medio de-
mente por loe remordimientos. Hoy
los Gobernadores asesinan ya por su
cuenta, imitan á su amo oon la segu-
ridad ae que éste na les exigirá res-
ponsabilidades y no sienten ni el más
leve extreme cimiento de conciencia
al cometer atrocidades qae, & fuerza
de repetirse, ban llegado á la catego-
ría de costana breB. Si en 79 Mier y
Terán tembló al perpetrar la heca-
tombe qae el Dictador le ordenara,
boy Bernardo Keyes ú Olegario Mo-
lina no palidecen siquiera al derramar
la sangre del pueblo en matanzas co-
mo la de Monterrey, en tragedias co-
mo la de Eanasin ó en asesinatos' co-
mo el de laiEstación Central de ' Poli-
cía da Mérida.
No en vano han pesado sobre noso-
tros cinco lustros de tiranía. En ese
largo tiempo de despotismo por parte
del Gobierno y de indiferencia por
por parte del pueblo, en ese gran lap-
so, de prácticas opresivas sin reaccio-
nes populares, de abasos sin castigo,
de atentados sin represalia, la Dieta-
dará se ha ensoberbecido y el pueblo
ha ido rindiéndose, de debilidad en
debilidad y de humillación en humi-
llación.
¿Cómo acabaremos, siguiendo esta
pendiente de ignominia? ¿Vamos á
esperar á que nuestros opresores nos
manden azotar en las plazas públicas
ó á qae nos crncifiqaen como á los
esclavoB en las ergástulas antiguas?
No sería difícil que alcanzáramos
tales tratamientos con pocos años
más de evolución porBrista: bajo los
gobiernos de Juárez y Lerdo, hasta el
revoltoso Porfirio Díaz pudo vivir
tranquilo, al amparo de la Ley, y a-
hora que la Regeneración Tuxtepeca-
na lleva casi treinta años de implan-
tada, á cualquier inocente ciudadano
se le destrona el cráneo de un balazo,
sin formación de cansa.
¡Progresamos!
CARTA ABIERTA•$<*>
AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, GENERAL
PORFIRIO DÍAZ.
Excelentísimo Señor:
Treinta años ha que el malhadado
plan revolucionario de Ud. fue desa-
rrollado en Tuxtepeo y reformado en
Palo Blanco, cayo plan venía lleno de
promesas sublimes, porque en él de-
cía Ud. "Son las leyei supremas de
la República; la Ley de desamortiza-
ción de 1S56 y las Leyes de Reforma
de 1859."
Además dijo Ud. en el art. 6o. de dl-
oho plan: "La no reelooolón, sorA un
bocho y una vez llegado i\\ poder prQ-
eldonciul será olovado al rango do Loy
Buproinn. Libertad de Muqiplpio
ol Sufragio quedará «nternmento If-
bro; y por ultimóla loy dol Timbro
quodarfl abolida.*'
Todos los liombroa llboralos quo
profesamos Oso oredo político, orolmos
do buona fo quo Ud. ora un vordado
ro caudillo que hubln. encumbrado i
la olma do la República y quo oono-
oaa ldous aubllmos encarnaba Ud, ol
porvenir grandioso do aun oonoluda
dnnos y ol ongrnndoolmlotito do la
mndro patria.
Mas, uaa vez adueñado del podor,
todas BUS promosas, todos sas Idéalos,
so transformaron en lu niño horripl
lanto Urania, y la Nación entora gime
bajo ol yugo oprobioso de BUS sloartoa
y nefandos gobernantes. Todos los
aorvidoros de su goblorno dloen que
Dd, oe ol liúroo de la puzi poro noso-
tros loe libéralos, on ooutoBttoión, de-
olraos lo oontrarlo: que la paz que
Ud ha Implantado eu nuoatra Ropú-
blioa perdida, ha sido una paz Igno
minlosa y funesta; una paz sin justi-
cia, una paz sin loy, una paz elu tío-
reohoa, una paz Bln'soberanía y, on
una palabra, una piiz' que nos ven-
drá A dojar sin patria, si antos de to-
do, no levantamos la voz do alerta,
todos los hijos de la Naoláu Moxlcnuii.
En vano fueron sus promesas fe-
mentidas; en vano nosotros los libe-
rales mexioanoB tomamos la bandera
revolucionarla de Tuxtepeo y nos lan
zainos al oampo de batalla á defender
la República (que no estaba amena-
zada) ; en vano ó inútilmonte se derra-
mó la sangre de nuestros hermanos
en los campos de batalla; en vano fue
ron esaB orudns y decisivas batallas de
Teooao y «1 Jazmín, en donde, recuer-
da Ud. Sr. General, la sangre de
nuestros hermanos corrió ú torrentes.
Y después de tantos saorlQoios, de
tanta sangre derramada.hemos venido
á ver una cosecha tremenda de tira-
níaB, de asesinatos, de vandalismo y
latroolnlo, escarnio y eapeoulacióu.
La mayoría de los funcionarlos de-
signados por Ud. desde Gobernadores
hasta Prefectos, ae han constituido en,
tiranos V asesinos de loe oiudadanos
de lo Nación, en casi todos los Estadas
de la República, así en Tlaxoala
oomo en Yuoatán, en Morolos, en
Guerrero, en Puebla y actualmente en
el Estado de Mélico.
En el mes de Octubre próximo pa-
sado, en Mineral del Oro, fue asesina-
do un pobre hombre á las 11 de la no-
ohe, sin formación de causa.
[Desgraciada madre patria; estás
envuelta y maniatada en el más gro-
sero despotismo!
El funesto dictador Santa Ana, para
verificar sus asesinatos, estableció
Tribunales, y para cubrir las aparien-
cias, un Fiscal de oausaa decidía de la
auerte de loa infelices mexicanos. Una
vez sentenciados los reos, pública-
mente y en pleno dia se verificaban
los fusilamientos. Pero en la actual
Dictadura es más negro, más horroro
so todavía el procedimiento, Cuando
la noche está á la mitad de BU carre-
ra y las víctimas duermen el eueño
más profundo, entonces las despier-
tan para la hecatombe, sin formación
de causa y sin recursos de ninguna
ley. Todavía en la época del feroz
cojo Santa Ana, algunas gentes del
pueblo, cuando sabían que iban á fu-
silar á alguno de sus deudos, oaían de
rodillas llorando ante alguno de IOB
frailes, implorando el indulbo de sus
deudos; y con aquella influencia del
fraile se conseguía salvar de la muer-
te á muchas víctimas. Más los negros
sioarios de Ud. Sr. General, han segui-
do las horrorosas huellas del pirata
Maximiliano de Hapsburgo, que con
su maldito- decreto de 3 de Octubre á
la media noche sacaba de las Cortes
Marciales á nuestros hermanos para
asesinarlos en los patíbulos.
La Carta sagrada de 1857, qae está
escrita con la sangre de sus heroicos
defensores, es una letra muerta.
Las sacrosantas Leyes de Reforma
son violadas por el olero, en muchas
partes del país. La Ley del Timbre es
nn nefando latrocinio para la pobre
Nación. La- reelección ha sido tan
consecutiva que ningún Presidente ha
sido reelecto tantas veces como Ud.
En machos Tribunales de la Repú-
blica se encuentran los mercaderes
de la Justicia traficando con los dere-
saorosantos del ciudadano.
Los mexicanos esclarecidos é inte-
igentes que forman la prensa honra-
da, son perseguidos hasta en el Ex-
tranjero, 'porque combaten el pillaje
de una administración criminal, como
la «mantda de Tuxbepoc. Sarabia y
iosMagón, esos viriles tachadores de
a libertad poJícica r de México ban si-
do perseguidos por un criminal adicto
al sistema de opresión y servilismo
desarrollado por Ud.
Ud. Sr. General, se ha enseñoreado,
abusando de la mansedumbre y de las
bondades del pueblo mexicano. El
Partido Liberal ha visto los desastres
y crueles incisiones que el gobierno
de Ud ha hecho á nuestros hermanos
del Yaqui, dándoles los más inicuos
tratamientos y haciendo que el Ejér-
cito Be aparte de las reglas impuestas
por el derecho de gentes. Con las ma-
yores crueLdades de barbarie y exter-
minio ae ha tratado á esa raza aborí-
gene, valiente y trabajadora.
El Partido Liberal está en el Bentido
de la paz, verdaderamente pura y de-
liciosa; de esa pazque está sembrada
en las emanaciones de libertad, y no
una paz con cadenas como la qne Ud.
Sr. General, ha implantado en la Re-
pública, qne por doquier se oyen los
ayee lastimeros de las víctimas.
El Partido Liberal forma el número
de máa de cincuenta mil hombres y
os intereses del pais están en nues-
tras manos; podríamos levantar un
cataclismo político que empaparía en
sangre el suelo mexicano; pero ama-
mos nuestra patria, la amamos de co-
razón y queremos que la paz sea per-
petua y duradera.
Sin embargo, si antes de todo Sr
General, Ud. no pone el remedio a
tantas iniquidades, vandalismo c infa-
mias, qne los agentes de sn gobierno
cometen y están cometiendo con nos- i
otros los hijos del pueblo mexicano, ¡
en toda la República, entonces Ud v
¡ABAJO PIIENTELÍ
nada másUd.j será el responsable de
"as consecuencias que resulten.
Nuestra Nación, nuestra Patria, ao
es posible que pueda_ vivir bajo los
auspicios de un gobierno déspota y
I rano qne la oprime, la veja, la ex-
plota y la deshonra.
Salamanca, Gto. Diciembre 4 de 1905.
J. García. —Toribio del Campillo —
Juan de la Cruz —Manuel Vlllanaeva.
Pocos meses fnltan para que,
conforme A la ley, se verifiquen en
Oaxaca Jas elecciones para Gober-
nador del Estado, y consideramos
que esta vez no consentirá el pue-
blo onxaqitefío que se le burle. Es
un deber de todo oaxaquefio ver-
laderamente honrado, aprestarse
i derrocar una tiranía hipócrita
que en ceren de cuatro nfios ha
procurado riquezas fabulosas &.
Emilio Pimeutel y los hombres que
desempeñan puestos públicos. 15»
esos cuatro años se ha visto en
Oaxaca que los puestos públicos
son vendidos, en la verdadera a-
cepción de la palabra venta, á per-
onas que han dado á Pimentel di-
:iero ú honra para encumbrarse;
os funcionarlos pábllcos son tri-
butarios de Emilio Pimentel y es
ácil calcular que el dinero que
entregan al Gobernador ha sido
arrancado al pueblo de mil modos
odiosos que hacen Insoportable esa
afrentosa tiranía; los ciudadanos
más humildes, los que menos bien
armados están para reclamar sus
derechos, han sido vendidos como
esclavos á los negreros de Valle
Nacional y de Ozumacín, cuando
no se ha procurado hábilmente a-
rancarles el pedazo de tierra que
poseían para pagar su rescate cuan-
do se les ha amenazado con cinco
años de prostitución en los cuarte-
es como soldados del César. El
pequeño comercio y la pequeña in-
dustria, tan neoesarios para crear
un medio «le prosperidad general,
desfallecen por el monto de las ga-
belas particulares del Estado, apar-
te de los odiosos impuestos que hay
que pagar á la Federación para
que el Autócrata y sus ministros y
¡us lacayos puedan medrar á costa
de la miseria pública. Los traba-
adores, esa masa sufrida que pro-
cura la riqueza de los amos en
ambio de la infamante limosna
que obtiene como premio al sacri-
ficio que hace de su fuerza y de su
porvenir; esa multitud taciturna
que no ha aprendido todavía á ru-
gir como león y que se deja explo-
ar como cordero; esa masa com-
pacta de obreros inconscientes de
su fuerza y del derecho qne tienen
á gozar de los beneficios de la clvi-
ización, ya que á ellos se debe el
progreso; esos obscuros héroes que
'orman la inmensa mayoría del Es-
ado, tienen sobre sí las garras de
;os que cobran la capitación; la
amenaza constante de ingresar al
Ejército para el servido de la tira-
iaía ávida de sangre de trabajado-
es que la sostengan para oprimir
á sus liermanos. Y los profesio-
nistas, en todo el tiempo de la domi-
nación pimentelísta, han sufrido
ultrajes que nunca deben olvidar.
~or sus principios liberales, el al-
ivo correligionario Prof. Adolfo
X Gurrión, -fue destituido del
mesto de Profesor de la Escuela
Industrial; también por sus pfinci-
ios liberales fue atropellado por
Fernando de Gyves, delegado de
tiranía er? Juchitán, de cuyo
Distrito es el azote como Jefe Po-
ítico. Los Lies. Ismael Pug'a y
olmenares, y Heliodoro Díaz
Quintas, Profesores que eran de
Derecho en el Instituto del Estado,
"ueron destituidos como educado-
es de la juventud por el "delito"
le no formar parte del círculo de
acayos que adulan al jesuíta Go-
ernador de Oaxaca. Todos los
hombres honrados han preseñcia-
o el descaro de la tiranía de Emi-
io Pimentel.
En los áltimos cuatro años, so-
amente los ciegos habrán dejado
de ver la dilapidación que se ha
hecho de los fondos públicos, Un
irviente de la tiranía, el Lie Bo-
años Cacho, ha demostrado que
Pimentel se roba el dinero del pue-
' lo. Muy claras están las cuentas
de Bolaños Cacho, que debe deplo-
rar no haber sido él quien se apro-
vechó del dinero.
Y en cuanto al ramo judicial,
quién no teme la presencia de un
uezde los que compransus empleos
á Emilio Pimentel? ¿Qué hombre
honrado no se siente cohibido en
os estrados judiciales cuando es
)reciso ocurrir á ellos? ¿Y de qué
)roviene ese temor á los ejecutores
de la ley? Es que los jueces no
on los administradores de la jus-
icia, sino los verdugos del pueblo,
los sicarios pagados para ejercitar
venganzas y no para administrar
justicia. La judicatura es un co-
mercio infame que se sostiene con
el dolor de los ciudadanos.
La báquica tiranía de Martín
Cacle, el sátiro decrépito que apes-
tó con sus vicios seniles la ad-
ministración oaxaqueña, ha persis-
tido sin solución de continuidad.
En una orgía perpetua, de que son
teatro los salones del Palacio de
Gobierno, se derrocha el dinero
que por la fuerza se arranca á los
contribuyentes, y de ahí que nin-
guna mejora material de impor-
tancia se haya podido emprender
durante el tiempo que lleva de o-
primir Emilio Pimentel. Los tira-
nos de otros pueblos y otras épo-
cas siquiera eran artistas. Levan-
taban monumentos, construían tea-
REGIÍN3HAGIQN
tros, formaban museos; pero nues-
tro» toscos tiranos so conforman
con aumentar sus caudales y de-
rrochar el dinero torpemente ad-
quirido en ofender al pueblo con
el espectáculo de festines dignos
de jefes de hordas bárbaras. No
ha habido dinero para escuelas; to-
do se ha consumido en champagne
ó formar el capital que se procu-
ran los hombres que nos gobier-
nan. Loa' maestros oaxnquefioa
visten como pordioseros,' mientras
Emilio Pimcntel y sus secuaces
tienen dinero de sobra para sus vi
dos hediondos.
Se nos dirá que lo mismo que
sucede en Oastaca, pasa en los d e
más'Estados de nuestra Patria, y
no podremos negar que en efecto
así es; en toda la Rapública suce-
de lo mismo y de ahí que el des-
contento sea general. Pero ahora
que hay una oportunidad de que
Oaxaca se sacuda para siempre el
yugo de la titania, no hay que
desperdiciarla, y hay que trabajar
empeñosamente por que el Estado
reconquiste su soberanía. Para e-
llo, es preciso que en los próximos
comicios lleve el pueblo una can
didatura que sea capaz de triunfar.
Hay que procurar un candidato
que no se doblegue á las exigen-
cias del Dictador Porfirio Díaz.
Hemos observado que todos los
que se preocupan honradamente
por el porvenir del Estado de Oa -
xaca, procuran que el candidato
sea un hombre que no tenga ligas
con la actual Dictadura. Un laca-
yo del Dictador sería un nuevo
Emilo Pimentel en el Gobierno de
Oaxaca.
Sin embargo, sabemos que hay
personas que pretendan postular á
Félix Díaz, el sobrino del Dicta
dor que en las pasadaseleccioneses-
cupió la faz del pueblo renuncian-
do su candidatura, cuando se lo
ordenó el Tirano. Postular á Fé-
lix Díaz, es postular á Pimentel.
Félix Díaz es un individuo sin ca-
rácter que si se encuentra ocupan-
do una posición oficial como jefe
de gendarmes en la Capital de la
República, se debe á la protección
que le dispensa su tío. Por sí solo,
Félix Díaz no habría alcanzado ni
la plaza de gendarme.
Basta con que Félix Díaz sea el
sobrino del Dictador, para que su
candidatura sea desechada por los
hombres honrados, por los que no
esperan empleos ni favores del nue-
vo Gobierno. Para que la lucha
sea noble, es necesario luchar des-
interesadamente, por principios,
por convicciones y no por la espe-
ranza de obtener del gobernante
triunfante el pago del apoyo que
se le haya prestado.

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