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U llbaiUd d* tmprdntl DO tlanfmii limito* i li tnor»! y 4 U ptt pibllo.-AM. ' _ . - qu» »í t»ip«lo i U'Hd» privada d* U Conítltudón. Periódico Independiente de - i CiMndo la Ropilbllci pronuncia «u n a «oborana, u r i fonoto «oa i iuru ó dtmHIr.-OAMBETTA. -»•• •* - aoolon: Si rabia. AÑO I.—3a BPOCA. SBORBTARIO DE REDACCIÓN! ANTONIO I. VlLLAfcREAL. OFICINAS: 1752 S. 18th. St. —SAINT LOUIS, MO., E. U. A.—Febrero lo de 1906. Administrador: Enrique Flores Magon TOMO IV.-No 1. NUESTRAS ESPERANZAS j % ? "Lqtfé tro verbo no cae cómo un' lá'tigcj sobre las espaldas de los proter vos. La persecución que sttffi mos nos puso en condición de n< poder publicar : el periódico; pe ro estamos nuevamente en nue tro puesto de combate. 'Caí-noi con uuestra bandera firmement? afianzada y hoy la enarbolaine una ves más como un airón di guerra contra la tiranía y la es plotación. El crimen debe pr<j parar las' megillas para recibii el cauterio de nuestras frases. I REGENERACIÓN vuelve a I. lucha con el mismo vigor que a* tes. Para: los oprimidos tendm palabras de aliento y hará qwp reviva en sus pechos la esperai- za. Paira los verdugos del pui- blo tendrá el vocablo acerado qtfe lastime, que haga sangrar, qje haga que el mal se encabrite ¡y ruja. No tememos los puños <f> lodados de los eunucos que nos i- £¿íénas!Qii porque penetramos U- rilmente,hasta donde"Tse_agazapln sus amos para disfrutar del diie- ro arrancado al pueblo; no tene- mos Ia3 persecusiones de los lact- yos, porque esas persecusiones redundan en beneficio de la cau de lá libertad.' Esto pudimos bt servarlo en lá ultima pérsecució que tuvo por efecto indignar á ti das las conciencias honradas. L tiranía creyó aniquilarnos y nc asestó un golpe terrible. Todo oro que roba al pueblo lo puso ' servicio de su cólera, sin contad con que los robustos brazos d•_ nuestros correligionarios habría* de levantarnos. El orgullo per- dió á Porfirio Díaz y sólo logre exhibirse. La prensa mexicana dando una muestra de solidari- dad, clamó contra la persecución. La prensa extranjera, compren diendo que se trataba de una ven ganza política no tuvo inconve- niente en descubrir al Dictador, Por eso decimos queda, causa .ha ganado. - Cada golpe de la tiranía sirve para provocar explosiones de indignación. En cuanto á nosotros, aquí es- tamos para llevar á cabo nues- tros propósitos de libertad y. de justicia. Una vez más protesta- mos ante la nación nuestra fideli- dad á los principios que sostene- mos, principios que no mueren en las cárceles ni desfallecen an- te la miseria. Mientras REGENERACIÓN ha permanecido en silencio, no he- mos dejado de trabajar por la cau- sa. La tarea que nos hemos im- puesto de organizar el Partido Liberal ha absorbido nuestro tiempo después de nuestra estan- cia en la cárcel de esta ciudad. Para el triunfo de nuestros idea- les consideramos necesaria la or- ganización del Partido, y hemos visto con júbilo que nuestros co- rreligionarios han respondido al llamamiento que hicimos á la na- ción en el Manifiesto expedido el 28 de Septiembre de 1QO5. Cada dia nuevos adeptos se inscriben como miembros efectivos del Par- tido Liberal y esa actividad de- mocrática nos hace abrigar las más risueñas esperanzas! Ya no es posible considerar -muerto al Partido que á través de nuestra historia, ha hecho caminar hacia adelante á la sociedad detenida en BU camino por las dictaduras de los histriones que, fingiendo be- neficiar al pueblo, no saben otra cosa que comprometer a la Patria como López de Santa Ana y Por- firio Díaz. El Partido Liberal no ha muertt. El medio abyecto que el Dictador ha formado para tar; las1; 'Virtudes1-/cxWclaüanas ó consiguió adormecer loé es- píritus enérgicos sin aniquilar- los', y de ahí que las huestes liber- tarias se fortalezcan dia por dia á despecho del despotismo" y á despecho también déla insolenta- da clerecía que soñaba con la muerte de la virilidad del pueblo. A las filas, liberales vienen to- dos los hombres de buena volun- tad. Todos los que consideran que es ultrajante para la digni- dad humana la condición de sier- vo á que está reducido el ciuda- dano; todos los que han compren- dido que la miseria es el resulta- do de la tiranía, de la explotación del fraile y del rico avaro; todos los que se dan cuentadelcontras- te odioso que presentan unos cuan- tos encumbrados acaparadores de la riqueza pública y la indi- gencia lamentable de los que tie- nen que trabajar para comer; to- dos los que consideran injusto on'p, lo? hombreé fuertes de la na- ción sean arrancados del trabajo para envilecerlos en los cuarte- les; todos los que ven que la ila- ción pasa rápidamente á poder de extranjeros soberbios que pagan la hospitalidad que se les brinda con el maltrato á los trabajado- res nuestros hermanos; todos los que ven el aumento incesante de la deuda pública que ño ha bene- ficiado más que á los bolsillos de nuestros gobernantes y sus favo- ritos; todos los que observan que para medrar es preciso estar bien con la autoridad, con el frai- le y con el señor feudal que no ha perdido en nuestra infortunada Patria los privilegios que en todas partes claudican; todos los que saben que es inútil pedir justicia sin llevar en las manos unas mo- nedas para tener gratos á los mercaderes de la judicatura; to- dos los que recuerdan que los hombres que hoy ocupan los puestos públicos tienen una his- toria de tinieblas; todos los que aben que de degradación en de- gradación y de envilecimiento en _ vilecimiento iremos descen- iendo política y socialmente has- llegar á la esclavitud extranje- a, ya que no tuvimos fuerzas pa- deshacernos de la esclavitud iméstica, todos los hombres orados, en una palabra, ven mo única salvación, la unión de os I03 que quieren ser libres un Partido poderoso que cuen- con los elementos necesarios ira poner un dique á los des- damientos de la tiranía. 1 movimiento de organización Partido Liberal está iniciado [o podrá ser" detenido. La vic- es indefectible, tiene que ve- niiSal conjuro de las voluntades hoi|-adas, mientras la autocracia mafcha á su ocaso entre las mal- dicones del pueblo que hizo es- cla\p. •1. Li (.organización no podrá ser detc úda, en' efecto; pero hay que apr< jurarla. El movimiento es- tá d do; no se necesita más que bueia voluntad. Si todos los ciu- dadanos que leen REGENERA- CIÓN y aprueban nuestros ata- que? á todo lo que estorba el bienestar de los mexicanos se de- cidie-an á inscribirse como mierbros del Partido Liberal, bienjpronto triunfaría la causa de te libertad. Eicitamos, pues, á todos los bueips liberales á que envíen sus adbtsíones á la Junta, sin que se sobiecojande pueriles temores. Con [a organización del Partido Libífal debe borrarse para aiem* pre \w miedo que ataca á mu- chas personas cuando se les ha- bla de asuntos de trascendencia. Que cada ciudadano firme su ad hesión con la seguridad que des de el momento que ha ingresado al Partido Liberal ya no está ais- lado, sino que con él están todos BUS hermanos en ideales y en as- piraciones. De hoy en adelante debe temerse, 110 el estar inscrito como miembro del Partido Libe- ral, sino el- permanecer aislado, porque en los hombres aislados es en quienes se ceba la injusticia. Los ciudadanos aislados caerán como hojas arranchas por uña mano bruiál cududo fa'iiranía ten- ga necesidad de sangre para re- frescar selas fauces ó de oro para dilapidarlo en las orgías orienta- les á que se entregan los explota- dores del pueblo. Al reanudar nuestros traba- jos periodísticos, lo hacemos lie nos.de esperanza por el triunfo de la causa. Por nuestra parte no escasearán para el deseado triunfo ni la buena voluntad que se requiere ni la actividad que nos proponemos emplear. Una vez más protestamos no retroceder ante los obstáculos que nos oponga la tiranía, y sólo esperamos para a- breviar el trabajo el auxilió eficaz de todos los que tienen á honra el llamarse, liberales. Si contamos con ese auxilio, la Dictadura que se ha convertido en amo cruel y despótico, tendrá que humillarse porque la fuerza está enel pueblo que tiene la justicia y para quien será la redención. 1 • - ~ — «i» "ElColmillo Publico." EB el mejor semanario independíen- le de caricaturas, que trata con abso- luta Imparcialidad los asuntos políti eos de México. Recomendamos á loa liberales esta importante publicación, que por au vi' rilidad y acierto se ha colocado entre las primeras de la prensa indepen- diente. El precio de subscripción, de- masiado bajo para el mérito del perió- dico, es como sigue: Por un semestre 13.29. Toda correspondencia deberá diri- girse al Administrador, Sr. Federico Pérez Fernández. San Ildefonso N9 i México, D. F »9« •» * DE UN JUEZ. Graves informaciones hemosre- cibido respecto á la conducta re- probada que como funcionario pú- blico, observa el Lie. Varonio Flo- res, Juez de la. Instancia de San Carlos, Tamaulipas. La justicia en manos de ese hom- bre es puñal traidor que desgarra la Ley. Los vedaos de San Car- los, Burgos y demás poblaciones dependientes del Distrito judicial donde impera el capricho del Lie. Flores, están intranquilos porque saben que sus derechos pueden ser hollados en cualquier momento, y lo que es más doloroso, saben tam- bién que nada lograrán si recurren á las autoridades superiores en de- manda de amparo y protecoión. Últimamente se han registrado hechos escandalosos que reclaman un castigo ejemplar para ese mal funcionario; pero que á la postre le valdrán un ascenso en la Judica- tura. El actual Gobierno prodiga premios á la maldad • El último de Septiembre próxi- mo pasado se suscitó un escándalo de trágicas consecuencias en la po- bladón de Burgos, vecina de San Carlos. El Fresidente Municipal con el fin de aprehender á unos ebrios, penetró á una cantina, atre- pellando á toáoslos que allí se en- costraban. Cogió prisionero aj Sr. Lauro E. Martínez y le arreba- tó la pistola qne portaba. Poco des- pués se oyó una detonación y cayó herido el gendarme GumetindoZú** fiiga que acompañaba si Alcalde. El Presidente Municipal disparó entonces su pistola con certera puntería sobre un hermano del Sr. Lauro |í. Martínez que murió po- co después. El gendarme falleció tambiéu. Es público que el Pre- sidente Municipal fue el matador del her aano de Lauro quien á su vez hatiía herido al gendarme. El Sr. Lauro Martínez estaba desar- mado y ninguna responsabilidad tuvo en los acontecimieutas narra- dos. Sin embargo, se quiere que a- parezca,como culpable de ambos homicidios y se le ha retenido en prisión desde la fecha en que fue aprehendido. Odios personales de individuos revestidos de autoridad rugeu al derredor del señor Mar- tínez y nada difícil será que se le condene, á pesar de su inocen- cia. En este caso y en el que á continuación narramos se ha podi- do notar una estrecha unión ó fu- nesta complicidad entre el Juez de San Carlos y el Alcalde de Burgos. Rivalidades por cuestión de in- tereses, habían creado una sorda enemistad entre el Sr. Máximo Palacios Cavazos, vecino de Burgos y el citado Alcalde de esta misma población. No hace mucho se en- contraba el Sr. Palacios en su pe- qUeña1 propiedad rural consagrado a sus labores cuotidianas, cuando fue asaltado por una cuadrilla de asesinos capitaneada por el herma- no del Alcalde. Los salteadores hicieron fuego sobre el Sr. Palacios hiriéndolo gravemente; pero por fortuna no falleció y pudo acusar á los bandidos. Cualquiera cree- rí<» .onr.¿l quejoso fue atendido y que á.ningún castigo se haría a- creedor por el hecho de pedir jus- ticia. Sin embargo, el Sr. Pala- cios, herido y todo, fue conducido preso á la cárcel de San Carlos donde actualmente se encuentra. Ni una vez se le ha llamado al Juzgado de Letras ni se le ha co- municado el motivo de su deten- ción. El Juez Flores conoce la verdad de estos acontecimientos, pero no castigará á los culpables ni hará justicia á la víctima. La in- famante solidaridad que lo une al Alcalde de Burgos, lo obligará en este asunto, como en otros runchos, á ejercer funciones de cómplice y de verdugo. La Justicia ha desaparecido de los Tribunales, cediendo el puesto á la iniquidad y la violencia. E5 EL SERVO. Tan deformado está el espíritu na- cional, que ante la bancarrota del carácter se ocurre preguntar: ya se acabaron los hombres? ¿Descende- mos de aquellas almas bravias que derribaron tronos y decapitaron dés- potas? Muchos que parecen hombres pa- lidecen cuando oyen hablar del Go- bierno. Para esos pobres de espí- ritu el Gobierno es un padrastro fe- roz encargado de sembrar el pavor entre los párvulos. No negamos qtie nuestro Gobierno sea un pa- drastro; pero los padrastos no asus- tan á los hombres. Para los pa- drastos debe haber puños vigorosos que los sometan. En teoría, el Gobierno no debe ser un padrastro, sino un servidor sumiso del pueblo, y es necesario que los^ciudadanos tengan la con- ciencia de que son los amos de los gobernantes para no permitir ultra- jes. Y que no valga la disculpa tan manoseada de que el Gobierno es más fuerte que nosotros; el Gobier- no tiene la fuerza que los ciudada- nos le quieran dar y no más. El Gobierno no es el amo de los pue- blos, sino el sirviente asalariado que puede ser despedido cuando ya no convenga tenerlo. Es vergon- zoso que los pueblos se dejen opri- mir por sus sirvientes; es ultrajen- te para la dignidad del hombre la soberbia de los mandatarios. El hombre más humilde tiene el dere- cho de ser respetado y atendido por el Gobierno que es su servidor, y tiene también el derecho el hombre más humilde de exigir estrecha cuenta de su comportamiento á los hombres que desempeñan las fun- ciones publicas. Pero muchos que parecen hom- bres no lo consideran así. Consi- deran que el Gobierno es el amo ab- soluto,nseñor de vidas y haciendas á quien hay que someterse, y esa su- misión ha servido á nuestro des- potismo para acrecentar su orgullo. Ese orgullo, sin einbaj/gp, puede ser humillado por nosotros si no9 hacemos el propósito de ser hom- bres, de no permitir más ultrajes & nuestra dignidad, convencidos de que el Gobierno que se extralimita es'un siervo Insolente á quien debe- mos castigar. Convencidos de que la fuerza re- side en el pueblo y no en el despo- tismo, podremos humillar á la inso- lentada Dictadura. ¡Hagámoslo! raza muere. Ante el número siempre crecien- te de vencidos de la vida que pulu- lan en los campos como en las ciu- dades; ante la multitud de lisiados y de enfermos que arrastran sus existencias lastimosas sin más es- peranza que la muerte para la libe- ración de sus penas, el ánimo se contrista y se pregunta ¿qué será de nosotros si no se pone remedio á esa onda fatal que nos inunda? Luchar en beneficio de la raza es santo y es honrado. Impidamos que nuevos vencidos vengan á en- grosar las filas diezmadas de nues- tro pueblo. No es difícil averiguar de dónde arrancan su origen las turbas ma- cilentas que inyectan la muerte en el organismo social.. El origen es tá en la injusticia del medio en que nacemos, crecemos y mori- mos los mexicanos. El origen de nuestra decadencia fisiológi- ca está en la tiranía., La inmen- sa mayoría de nuestros compatrio- tas está condenada á desaparecer por la fatiga, por el hambre, por el maltrato. Las agotantes labores á que'están sugetos los trabajadores para obtener el miserable salario que no les alcanza para comer, los debilitan y debilitan á la raza, por- que esos hombres tienen hijos, hi- jos nacidos en la miseria de padres agotados á fuerza de trabajo y de injusticia. Las largas labores dan á la tuberculosis ejércitos compac- tos encargados de propagar la de bilidad y la muerte. ¿Y quiénes se aprovechan de las largas labores de lospobres? ¿Es la sociedad? ¿Es la Patria? Redunda en bien gene- ral el sacrificio de las fuerzas del pueblo? '¡SorfúnÓS cuántos adinerados los que engordan mientros el pueblo marcha taciturno, camino de la tu- berculosis y la muerte! ¡Son nues- tros gobernantes los que colman los arcones mientras las multitudes i- rredentas agonizan lentamente en los talleres, en las fábricas, en las minas, en los campos, minadas has- ta la médulapor la fatiga, pobres de sangre y de espíritu! La Patria necesita hijos fuertes, y la tiranía procura la degenera- ción de la raza. La inmensa ma- yoría de niños no asiste á las es- cuelas. Cómo ir á estudiar si es necesario emplear la débil fuerza del niño para aumentar con unos cuartos más el miserable jornal del padre? Y el niño marcha á la la- bor á deformar su cuerpo con el es- fuerzo prematuro, á impedir su des- arrollo mental y físico en beneficio de los que explotan la miseria de los hombres. Cuando esos niños no llegan á los veinte años con los brazos rotos, llevan un fardo de a- gotamiento que los hace impoten- tes para la lucha feroz por la exis- tencia. Qué puede esperar la ra- za de esos seres reblandecidos por hacer la riqueza agena? Qué pue- de esperar la nación de las inteli- gencias extranguladas por la mise- ria y por la injusticia? y las mujeres, esos ángeles qne em- bellecen la existencia del hombre, dejan fríos los hogares, porque también las fuerzas femeninas son necesarias para aumentar el capi- tal de los ricos, insaciable devora- dor de fuerza, de juventud, de sa- via nnev» y fresca, y allá van loa mu- jeres del pueblo á dejar su salud al lado de las máquinas inconscientes y crueles, durante muchas horas, durante largos días, durante enor- mes años, hasta que la tisis las sor- prende un día en plena juventud, en plena gracia, para arrojarlas á la legión de vencidos que habitan las covachas y los hospitales, mientras los proceres y los tiranos celebran sus orgías en los palacios fabrica- dos con el sudor del pueblo. ¿Qué hacer para evitar la catás- trofe de la raza? Trabajar menos y comer más. Esa es la salvación, y á ella deben tender los esfuerzos de los hombres que hasta aquí han prodigado su energ-ía, han aniqui- lado su salud, han matado su por- venii dando sus fuerzas en cambio I de un jornal que 110 basta ni para jcubnise sus carnes. Continuar trabajando de diez á quince horas diarias, es trabajar por la extinción de la raza. Bien sabemos que eso no les importa ni á nuestro Gobierno ni á la insolen- tada plutocracia que nos domina, pues para ellos el pueblo es una máquina de hacer dinero; pero si nos interesa y mucho á los que nos preocupamos por el porvenir de la raza mexicana tan flagelada en la época de los Virreyes como en la época de Porfirio Díaz. Al encomendero de la Nueva Es- paña lo han sustituido en ferocidad y en barbarie los contados señores que son dueños de la tierra en nuestra Patria. Casi todos esos modernos señores feudales poseen tierras en las cuales podrían vivir á sus anchas naciones que Contasen con muchos millones de habitantes, y en parte de esas tierras sufren nuestros hermanos la más cruel es- clavitud: El hacendado es el en- comendero moderno que aplica tor- mento, que abre las carnes de los esclavos, también modernos, al gol- pe de la tralla. ¿Qué diferencia hay entre la esclavitud de los tira- bajadores de hoy á la que sufrieron nuestros antepasados bajo la do- minación de los Reyes de España? Y lanzamos vivas al César ein pensar que es nuestro verdugol No hay que consentir en que la raza se debilite más. Hay que comprender que naufragamos co- mo nación y como raza. Nuestra barca es juguete de olas agrias y hostiles que amenazan tragarla, y que la tragarán si no despertamos, si no abrírnoslos ojos ante el vór- tice que tenemos delance. El que trabaja, tiene derecho á ser feliz y á comer bien; esto deben entenderlo los trabajadores. Es i- nicuo que la mujer se prostituya por hambre; es inicuo que el hom- bre acosado por la miseria caiga ba?o las garras de los gendarmes por haber infringido la ley en bus- ca de alimentos para él y para sus hijos. Que dejen de ser, el hom- bre, carne de presidio y de cuartel, y la mujer, objeto de placer para los ricos avaros. Que no se mar- che al trabajo para dejar entre las uñas de los ricos señores el derecho que todos los que trabajan tienen a la felicidad, sino para encontrar la felicidad misma por medio del esfuerzo metódico y sano. Con- quistemos, en suma, el bienestar general, y la raza se salvará de la muerte segura á que esté condena- da 6Í no se modifica el medio ab- yecto actual, por uno de libertad y de justicia. I ! RRGKNICRACION - < • • • • < • - El soldado no asesinara al pueblo. Tanto ac ha hablado del Poder do la Dictadura como entidad mi- litnr, del efectivo de su Ejército aumentado considerablemente en loa últimos años, de sus bien dis- ciplinadas Reservas; del urina- mentó admirable y los recursos UÜ todo genero con que cuenta para mantenernos indefinidamen- te sometidos; tal profusión de es- tadísticas y contundentes estu- dios de alta crítica militar se han lanzado á ln publicidad para coli- veucer al pueblo que uo debe pensar en su emancipación, que en verdad muy pocos espíritus loaran substraerse a la idea do- minante que aplasta los anhelos de libertad 6 invade de fatalismo y espanto .i la conciencia nacio- nal. Se cree que la Dictadura es omnipotente y por lo misino, es- téril cualquier esfuerzo que se haga para derribarla; que somos una raza de siervos fatalmente condenados á la befa ó al marti- rio al ultraje si obedecemos, al degolladero si nos rebelamos Y optamos por la obediencia, ta- citurnos, medrosos, consterna- dos. Seis lustros de opresión nos han enseñado con elocuencia sangrienta que el patíbulo se al- za para los defensores.de la liber- tad; que á acero muere quien es- grime el acero redentor. Con- vencidos de nuestra impotencia, soportamos todas las afretítas y de oprobio en oprobio hemos des- cendido al medio infamante en que nos asfixiamos. ¿Pero es realmente invencible la Dictadura ó los que tal creen han sido víctimas de una mistifi- cación? El pueblo unido, aguí goneado por la desesperación, su madas sus energías en una as- piración suprema de libertad, re suelto á sembrar sacrificios para levantar una hermosa floración de derechos, ¿será incapaz de ob- tener el triunfo? Los turiferarios de la tiranía optarán por la negativa y citarán en apoyo de su opinión la fuerzs efectiva del Ejército y sus bri- llantes condiciones, los sabioa preparativos llevados á cabo en los últimos años, el acopio enor- me de pertrechos de guerra, él estado "floreciente" del erario y los servicios que al Gobierno prestarán, ett un caso dado, las ventajosas vías de comunicación que en la actualidad existen. La rápida movilización de tropas ahogará en su cuna cualquier movimiento que se inicie. La idea que tienen de su pro- pio poderío, ensoberbece á nues- tros opresores y los hace mirar con desprecio infinito los intere- ses de sus gobernados. Saben que se han impuesto por la fuer- za y que la fuerza los sostendrá: poco les importa que estremeci- mientos de indignación agiten á los espíritus cansados de sufrir No piensan que su torpe actitud pueda provocar conmociones po- pulares ni consideran que es in- vo que protesta contra la injusti- cia, el peón que no BO deja explo- tar de señores influyentes en el ¡obierno, el padre de familia cti- a hija sen codicinda por algún poderoso, todos loa hombres hu- mildes y de honor están expues- tos & engrosar lutí h'lto del Ifijíír-- cito. En nuestra Patria no se respetan las garantías individua- les1 subsiste una organización vi- ciada de castas odiosas, de pri- Jlegiados y explotados1 los prt- meros pertenecen al grupo do- minante que go¿a de todas las in- uniuidades; los segundos consti- tuyen la masa gris, abrumada de obligaciones y sin ningún dere- cho, la multitud de ilotas que cu- bre sus carnes con andrajos y sostiene el insolente boato de la Dictadura, padece hambre cróni- ca y satisface la glotonería de mi- llares de histriones que culminan en la política. Los individuos de tropa son parte de la casta explo- tada, de la gleba condenada á la servidumbre y al ultraje. Su en- trada al Ejército no los redime, empeora su condición: en vez de amos que los flagelen con el láti- go, tienen jefes que los maltra- tan á puntapiés y les despeda- zan las carnes á'sablazpa. Su nal' seria sigue siendo la misma con la agravante deperder por com- pleto la libertad. ¿Serán estos los soldados que defiendan ala Dictadura,que ase- monto por los que áobtwaü estar «m< ourgudoo tío proteger Atoaos loa ni o- xlcunod, | Ya homoB dloho CBÍO. poro hoy lo ropotlmou porque no faltuu perladloos pngndas por el Gobierno quo oulunv nten A loa ynquln ntrlbuyóniloloa ilo- toctoBquo no tfomui. yy lavnnUron prlmornmonto OH uon do protontil contra el dottpojo do "tío propMudoii do quo oo loa biso viotlmn». Ahora vlvtuioii rebollón mira no der eaoln- vondo 0lof»i»rlo Mollnn y loa doman honoquonoros do Yucatán, ó ni monou para no ñor nsofiinartoH A muiRro frln l Q b o d ' l ¿ b | L I d l EL NERÓN DEL CIENTIFICISMO February' lst, 1006.Subsotíption ratea:i Per atmum $ 2. oo gold. io sinen á las multitudes cuando reclamen sus derechos? No; el domable el empuje de las tudes hostiles. multi- ¡Su Ejército los salvará, ese e- jército que á todas horas llaman fiel," con- necia;ipuerilidadhCon- fían en el Ejército y con esa con- fianza alimentan el germen de su propia destrucción. La Dictadura ha pretendido organizarse militarmente; pero no ha sabido hacerlo. No ha i- dentificado sus intereses con los intereses del Ejército. Los jefes militares, cierto es que gozan de privilegios ilimitados y hasta de franquicias criminales y tal vez por conveniencia defiendan la bandera del despotismo. Pero la tropa no está e iguales condi ciones: tiene más motivos que e pueblo mismo para anhelar que cambie radicalmente el actual es- tado de cosas. El soldado era un oprimido an tes de ingresar al Ejército y en el cuartel sigue sufriendo una o presión más brutal todavía. ^ An tes tenía siquiera derecho á lo1 deleites del hogar; en el cuarte es un paria sin familia y sin afee tos. La disciplina militar lo aislí de los seres que amaba y á fuer za de opresiones le embota sentimiento. Jamás podrá existir solidan dad entre la víctima y el vict mario. Al soldado se le priv arbitrariamente de la relativa li bertad de que disfrutaba y natu ral es que ese acto lo indigne, La Dictadura lo mantiene prisio ñero y lógico es bue anhele el a niquilamiento del Poder que 1< subyuga. , Las causas que su bstraen a u hombre del campo 6 el taller y l arrojan á las infectas cuadra del cuartel, generalmente son la¡ mismas: venganzas cobardes di los caciques. El ciudadano alti soldado es hijo del pueblo y con el pueblo estará el día de las rei- vindicaciones. Al pueblo lo une el grillete de la miseria y el do- lor, y su arma la usará para des- pedazar ese grillete y para casti- gar á sus verdugos. Solo los mercenarios permane- cerán fieles ala Dictadura; pero los mercenarios no afrontan el sacrificio ni alientan el valor. Son os heraldos de la derrota, los :orceles espantados prestos á mprender la fuga. La fuerza de la Dictadura es cticia. De nada le servirán sus añones, sus arsenales y vias de omunicaejón faltándole el princi- >al elemento: ers'oldado.' No re- istirá los primeros embates del ueblo enfurecido, de la plebe ¡ esesperada que sabe ser heroica n los momentos trágicos. Han sido víctimas de una mis- tificación quienes creen en la ar- mipotencia de la tiranía. Si hasta la fecha ha subsistido, débese á la ípatía del pueblo y no á que fuer- as poderosas tengan asegurada la estabilidad de la paz de plomo que pesa sobre la República como enor- me losa funeraria, y que no cuenta con otro soporte que las nucas irre- dentas de multitudes que aun no imprenden plenamente sus dere- :hos. Pero esta situación de abatí- miente cívico no puede prolongar- se indefinidamente: ya el pueblo sacude su indiferentismo y se ini- cia en las actividades políticas. Es tiempo de que la Dictadura despierte de su sueño de grandeza y prepare la retirada si no quiere que la^tíatástrofé ̂ la * sorprenda- ..en plena orgía de opresión y la arroje al torbellino iracundo de las ven- an zas populares. por ol Qobovnudo^ I?Ab«l, Ma ostAu on HU derecho. Qunndo la tira- ntn so oxtromn, los hombros dignos 00 robolán; cuando el Gobierno dejn do sor ol protootor do la ooolodnd quo ha protoBtudo dofondor, ln. Ooolodnd tiouo, up ol dorooho, sino ol í.y*bor de rolHilivrso pnnv nnlvar «uo ItítereaoB, pura no perder su honor. Lon 'huilón Yuquis, un cumplimiento do'iui dobor do bonibreo dlguou que no éabon so- portar yugoH. so hnn robolndoy vlvon la vida del robolde, nzaroaa, puro no- blemente viril. Loa yaquis, pues, cum- plen ooa un deber, el de ser dignos^ No todos los hombros puodoil reoig- nnreo A sor oaclnvoa. Los yaquis uo son do los quo lumen ln moho dol ver- dugo, y de ello hnn dado buena prue- ba on lo» lnrgos nflos quo llovau do ostnr rebelados ooutru la hijuíitioin La guorrn on Sonora no os mAs que 01 rosultndo dol cboquo ontreln rapa- oldnd dolos bandoleros que ródenn al ülotndor y los doreohos de lop Indios, y tendí la una fácil soluo'óu si abdejaso A osos raros representantes do 1A viri- lidad ol libro gouo de los torrónos con los que se han enriquecido Ramón Oorrnl, Rafael IzAbal, Lule E. Torres y tal vozol Dictador mismo, torrónos que oran de los indiOB antes quo 'lux- topeo empanase el cielo de la Patria. Oon la terminación de esa guerra infame contra el derecho de una raza, so conseguirá el desagravio de la jus- ticia y el desvanecimiento de los pe- ligros exteriores que amenazan á la naolóa, en virtud do que por el estad- de guerra en que se ecouentr,»< el Es- tado útí Sonora, Jos que quieran apro- piarse' de nuestro pala encuentran pretextos más ó menos fuertes para intervenir en nuestros asuntos inte- riores. Mucho se habla en esta na- c'ón de la debilidad del Gobierno me- xicano para sofocar la inaurrecc ón de los yaquis; se oritioa acerbamente el heoho do que tropas fuertes y dis- ciplinadas sean vencidas por los in dios mal armados, mal alimentados y oa»i desnudos, y, sobre todo, se clama porque el Gobierno de los Estados U- mdos intervenga en los asuntos de Sonora para que haya mayores garan- tías para los ciudadanos americanos que van á explotar las riquezas de nuestra Patria. En la prensa de esta nac ón y la de Méxloo, ha sido publi- cado un telegrama (echado en Oinci- nnati, Ohio, el 16 dol pasado Enero, en el que s« expresa que los miem- bros de la JuntH Direotiva'de la Com- pañía vaai' Olegario Molina, el odiado opre- sor del pueblo yucateco, aparece reelecto para un lluevo período de Gobierno. Y sin embargo, en Yucatán no hubo elecciones. i ¿Pucde-llamarse,elección al es- carnio del Hufragio hecho tpor ,u» nos cuantos lacayos que se rodfean de fuerza armada para evitar que el pueblo se acerque á la preten- dida casilla, y que, así asegura- dos, forjan expedientes, inventan firmas y llenan boletas favorables para el amo que les paga? ¿Pue- de haber elección donde el pueblo no da sus votos, porque para dar- los tendría que pasar por sobre las bayonetas de los esbirros del Poder? [Sólo en nuestra llamada Repú- blica se ve semejante sistema elec- toral y sólo nosotros los mexican nos hemos podido aceptar duran- te largos años, comq Gobiernos legales, á los que se han levanta- do sobre tales abusos y sobre ta- descarndas violaciones á la Ley! Es irritante lo que pasa en nuestro país desde que Porfirio Díaz se entronizó en la Presiden- cia, con el propósito de no dejar- la jamás. Vodas las leyes son pisoteada* sin" c1bn$i'a*rM6tfít'tsll voluntad del pueblo es sisteodátí- caniente burlada, y lo que domi- na, lo que impera, lo que se impo ne inapelablemente, «por la razón ó la fuerza,» de uno á otro extre- mo de la Patria, es el soberano capricho del Autócrata. Los ha- bitantes de México hemos llega- do á ser algo menos que cosas pa- ra el ensoberbecido déspota, pues si á las cosas se las conserva con cuidado, siquiera sea por interés, á nosotros no se nos perdonan a- tropellos y vejaciones y aun se ra un desaten,tado"'espíritu d e l - E d l t o r n " d P í o i ) r I o l ; o j r t ANTONIO I. venganza, semita su baldad ln- p"*»*»Aty'' gémta Be sintiera ' vqluptuosa- wAttfír*Trwj"%wT-in»^i mente halagada con él sufriraieti-1| O O J N I J I O I O N B S : to de sua víctimas; sea, enira,, que quisiera mostrarse ante su protector el Autócrata como hom« . ,., . , ...... bre de «carácter.» capa? de subyu-, |lRtft> l'.or "n°y, $hl& porJsoinoíJDro;. gar a todo, un. pueblo; el hecho es que el encumbrado esclavista persiguió, encarceló y asesinó á sus enemigos polítidos, sin ciarse punto de reposo y sin sentir, pro- bablemente, ni sombra de remor- dimiento en la conciencia. o c i a . Todavía, están en la Penitencia- ría de Mérfda, los periodistas Es- coffié, Pérez Ponce y Vadillo, el Lie. Manuel Meneaes, Presiden- te de la Unión Popular Anti-reelec- £ionista, y algunos independien- tes de Kanasín, que escaparon con vida de una matanza que hi- cieron en aquel pueblo los esbi- rros del Nerón «científico». Y aún después dé que (Molina ha conseguido sus fines de continuis- mo'en el Poder, sigue cometien- do atentados: hace poco que un ciudadano anti-reeleccionista fue asesinado pof los gendarmes en la ^stacióu Central de Policía de Mérida, según lo referimos- en o- íGKSEHiACitois Se pnbll- •A loa dina lo. y 15 de onda moa. La bsoripoK'iii, pnvn Móxioo, ynlo S para loa Estados -Unidos los rriba indioados.i > * A los agentes, BO les hacen dosouon- )s especiales. ¡To da correspondenciadbijneo al Di jotor. Estamos seguros de que la <<U- ón Popular» dirigió su Manifies- i al Presidente y á las Cámaras, 'lo por mostrar á la Nación que pleó todos los medios legales ,ra hacer triunfar la voluntad ¡1 pueblo, y que esos medios f ra- aron ante el capricho dictato- .< Esperar que las quejas de fn pueblo fueran atendidas por Autócrata ó por los marionetas el Congreso, hubiera sido, cuan- o menos, "una candidez de que o creemos capaces á los más nspícuos anti-reeleccionistas de ucatán. Ellos, como todo el pueblo, de- en saber que si Molina continúa rimiendo y robando al Estado, explotadora de coíire "Trans- fiolioitar del Go- bierno de loa Estados unidos que pro- teja la vida de los empleados que tie- ne la empresa, y las propiedades de ésta, contra loa atentados que come- ten los indios yaquis en el Estado de Sonora. Muchas publicaciones de c ón, al hablar de la guerra 'd qu¡, expresan á laa olaras «O esta del LA GUERRA DEL YAQUI, na- Ya- -deaeoft de qne Sonora pase á ser unj Estado de la Unión Americana. Esas I tenden- cias expansionistas han .sido denun- ciadas por KEGENERAOlON y hoy volvemos á hacerlo, no. con la espe- ranza de qne Porfirio Díaz impida el vandalismo de sus eunucos en Sonora, causa de la Guerra, Bino para que el pueblo sepa que le amenaza na serio peligro si permite que los tiranos continúen ejerciendo el salvajismo en aquel Estado. ;:••• % En Sonora hay invertido mucho ca- pital americano. O asi todo el Estado es propiedad de americanos, y esa circunstancia hace sospechoso el de- seo de los capitalistas de esta nao ón de que el gobierno de Roosevelt pro- teja á los ciudadanos) americanos resi- dentes ea Sonora. Es indudable que se pretende la anexióa de Sonora á loa Estados Unidos, pues ya cierta parte de la prensa de este paí* ha hablado en el sentido de la anexión. Se apro- vechará para la desmembración del territorio nacional, !a debilidad, laco- bardia de nuestro decrépito tirano ante el Coloso del Norte; se aprove- chará ese servilismo lacayesco de nuestro Dictador para todo lo que proceda de este país. El Dictador ha concedido todo lo que se le ha pedido y laiaaOióAiesiátcomproinetida á fuer- za de conceclones que redundan en manifiesto perjuicio para los intere- ses de la República. Todo lo ha sacri- ficado el Dictador, hasta el porvenir de nuestro país, por tal de tener un a- poyo, aunque sea extranjera, ya que no cuenta con el apoyo de los mexi- canos qne lo detestan. Hubo un Santa Ana que vendió cí- nicamente medía República. Porfirio Díaz, hipócritamente está vendiendo todo al país. ¡Y no hay un castigo para el que nos vende cautelosa y co- suprime á cuantos es posible. Podemos pedir y clamar cuanto queramos: no se nos escuchará ó se hará lo contrario de lo que nos beneficie y nos contente. Que- jarse de un cacique, es recomen- darlo á la protección de los supe- riores; disgustarse con una medi- da gubernativa, es dar lugar á que se extremen los rigores en su observancia; decir que algo" es malo, es originar que los gober- nantes lo transformen en pésimo; ea una palabra, el hecho de mos- trar el pueblo su voluntad en tal ó cual sentido, basta para que el Gobierno imponga la suya en el sentido contrario. Así hemos visto ya varios Estados, uno traa otro, que han manifestado el de- seo de cambiar, sus gobernantes y han trabajado por tal cambio, y qne á la postre se han quedado con los tiranos que tenían, porque el Centro ha sostenido esos tira- nos. Yucatán presenta el últi- mo ejemplo de lo poco que signi- fica la voluntad popular para la insensible Dictadura. Es sabido hasta la saciedad que el pueblo todo de Yucatán anhelaba ardientemente la caída de Olegario Molina y trabajó con tesón por conseguirla. El Go- bierno de Molina significaba para los yucatecos la carencia de today libertad, la faltsi, dejarantxas^Ja, ráVittíd'défirilláre^d'é^hcfmbrés y tras la serie de atropellos reali- zados, los ciudadanos vieron, por parte del Gobierno, preparativos que revelaban á las claras las in- tenciones de cerrar la campaña jj con algo digno de los anteceden- (c tes: con una hecatombe de anti- reeleccionistas que saciara los instintos ^pacificadores» de Moli- na y le diera lustre como Gober- nante que sabe reducir al orden á multitudes levantiscas y exalta- das. No les quedaban á los inde- pendientes más que dos caminos: ó presentarse en los comicios con las armas en la mano, para res- ponder con la fuerza ala agresión que les preparaba el Gobierno, ó resignarse á no votar, dejando que los presupuestívoros hicieran lo que más les acomodara Los directores de la oposición opta- ron por esto último y recomenda- ron al pueblo la abstención, por lo cual el día señalado por la ley para que los yucatecos designa- ran á sus mandatarios, no hubo ciudadano que se presentara a los cuarteles^ puestos de policía y otroslugares rodeados de fuer- za armada en que se colocaron las casias electorales. La «Unión Popular Anti-reelec- cíonista de Yucatán», en un exten- so Manifiesto, dio cuenta délos más culminantes atropellos que sufrió la oposición, puntualizó los artículos en que fue violada la Ley Electoral, y expuso los mil y un motivos que hay para consi- derar enteramente nula la reelec- ción de Olegario Molina. La «U- nión Popular» considera, con jus- ticia, que los acontecimientos es- candalosos queluvieron lugar en Yucatán, deben preocupar al país entero. Así debe ser, en efecto. Los escarnios al Sufragio, los a- tentados contra las garantías, la intromisión del Centro en los a- íaz. Todos comprendemos q la lucha hubiera sido exclusi- mente entre Molina y el pueblo icateco, sin intervención de la íctadura, á estas fechas el odia- esclavista habría dejado el Po- r y aún habría sido tal vez a- sticiado por los ciudadanos. [Pero la fuerza del Centro, guar- dó las espaldas de Molina, hi- someterse á los yucatecos. Es mismo caso de .Coahuila, de evo León y de cuantos Esta- han pretendido recuperar su eranía, librarse del tiranuelo la Autocracia les impuso y se un Gobierno emanado de oluntad popular. En todas e- Entidades Federativas, no sido los insignificantes Go- nadorés los que por su sola ntad ó su sola fuerza se han ptfpetuado en el Poder: ha sido la )ictadura la que con mano fé Muchas veces lo hemos dicho: las tendencias expansionistas de los plu- tócratas de loe Estados Unidos, en- cuentran en la infame guerra que Por- firio Díaz hace á los yaquis, un her- moso pretexto para intervenir en nuestros asuntos interiores. El estado de guerra existe en Sono- ra revistiendo cada día caracteres más graves. El Gobierno ó sus hombres, como Ramón Corral, Rafael Izábal y Luis E. Torres, desean que la guerra continúe porque de ella sacan mejo- res utilidades que dedicándoes á un trabajo sano. Siemdre hemos creído que nuestros gobernantes son trafi- cantes v no hombresde Estado. Aco- dando á los indios, estos se levantan en armas, lo que proporciona un buen bardemente! El día 30 de Diciembre pasado, el Dictador lanzó un úkase prohibiendo á los extranjeros adquirir minas en el Estado de Sonora; dentro de la zona de veinte leguas al Sur de la línea di- visoria. | Oh, sarcasmo; hace muchos años que medio Estado de Sonora al Sur de la línea divisoria es exclusiva- mente de americanos, y hai sido el Dictador mismo quien ha permitido que se viole la ley que prohibe que los extranjeros adquieran bienes raíces en la hnea fronteriza! El úkase de 30 de Diciembre del año pasado es una baria sangrienta que se hace al pue- blo, porque se ve la refinada hipoore sía aae encierra. Debemos estar pendientes todos los mexicanos de lo qne resuelva el Dicta- dor sobre la representac ón jiae se le ' ~.« A Un/te», rtm. nnffo f\o\ CX(\Y*\RTT\n dñpretexto á nuestros negooiantes po-' va á hacer por parte del Gobierno de 11 ticos para explotar la guerra, por- este país, para que dé garantías á los que en IOB presupuestos se pueden) americanos en el Estado de Sonora calcular gastos para someter á los in- T%-~J~ -*•'—» ™<>Aar.\™™ _««,. <«nn dios rebeldes y que en realidad sola- escráVittíddéirriá bajo la férula de unos cuantos se- ñores dê Ja tierra y el monopolio del poder público por una pluto- cracia criminal que, por llenarse los bolsillos y mantener sus feu- dales privilegios, no vacila en a- rruinar al Estado y en hundir al pueblo en la más espantosa mise- ria. Fue natural, inevitable, que la opinión popular se levantara contra esa tiranía de negociantes y explotadores; que las agrupa- ciones anti-reeleccionistas flore- cieran en todo el Estado, y que u- na prensa llena de vigor y de jus- tas iras, surgiera, como un refle- jo de la conciencia pública, para exhibir y flagelar álos verdugos. La campaña política de Yuca- tán fue de las más difíciles, por la desenfrenada persecución que desató el Gobierno contra los ciudadanos independientes, y tu- vo notas sangrientas que no hu- biéramos esperado ni los qua co- nocemos las atrocidades ton' qué ha podido establecerse y perdu- rar el opresivo sistema que nos mente sirven para enriquecer á IOB que tiranizan; se inventan plazas de soldados qne no existen; se pide dine- ro para equipo de guerra qne nunca se compra etc., etc., y aparte de esta explotacón rain, todavía se hace ne- gocio regogiendo indioB pacíficos que Hamón Corral realiza á buen precio con'los esclavistas del Estado de Yu- catán. Muchos indios de los que hoy viven la vida azarosa de la guerra tra- bajaban en las fincas de campo y las negociaciones mineras del Estado, pe- ro viendo que el Gobierno diezmada á sus hermanos sin motivo alguno, y ante la perspectiva de la esclavitud en Yucatán, ban preferido levantarse en armas para no eer atropellados Inicua- Desde ahora predecimos,—por cono cer el servilismo del Autócrata para con los americanos,—que la dignidad nacional va á ser ofendida nna vez más. El Dictador es "valiente" para ordenar hecatombes como la del 25 de Jimio en Veraoruz, donde murieron ciudadanos inermes; pero es sumiso y servil ante los fuertes. Una vez más, por lo mismo, tendremos que lamen tar ultrajes á la dignidad nacional por la cobardía de nuestro tirano. nos propusiéramos relatar rige. Si todos los atentados que cometió Molina contra los desafectos á su reelección, tendríamos que llenar volúmenes. Olegario Molina, el Nerón del «cientificismo», persi- guió sin medida, sin freno, hasta sin objeto. Para asegurar su re- elección, ya que contaba con el a- poyo decisivo del Centro, no hu- biera necesitado multiplicar los atropellos hasta lo inconcebible ni llevar las medidas de terror basta un extremo pocas veces visto. Pero sea que lo arrastra- dos por cualquiera 4e los Gobier- nos del país, son ultrajes para to- da la Nación y deben • indignar, no sólo á los hijos del Estado que sufre directamente tales desma- nes, sino á todos los mexicanos. La imposición que acaba de hacer( la Dictadura, de Olegario Molina en Yucatán, y las que antes hizo,¡ de Cárdenas en Coahuila, de Reí yes en Nuevo León, de Mercada en Michoaeán, de Cahuantzi e Tlaxcala, etc., etc., siempre cor tra la expresa voluntad del pui- blo de esos Estados, son, lo repe- timos, ultrajes á la Nación, viof- ciones descaradas á nuestra L Fundamental, cínicos alardes autocracia, que afectan á toe los ciudadanos de México y i todos estamos obligados á pre nir y rechazar, si es que en z estimamos el decoro nacional | porvenir de nuestra Patria. El Manifiesto de que hablafcos se dirigió al ̂ Presidente de laíRe- pú blica, á las Cámaras de la Ujión y á la prensa independiente, cusado es decir que sólo la sa se dio por entendida del ii tante documento. El Presiden- te, ó con más propiedad, el j dor Díaz, ya sabía de antema la; )ictadura la que con mano fe- rr a ha tomado a esos miserables in trunientos de, ogresió.n j r ,1QS. ha colocado, cómo fardos aplas- ta tes, sobre las encorvadas ea- das de los pueblos, a Dictadura ha triunfado, sí, o su triunfo no es decisivo ni leto. Todos esos pueblos t|n burdamente atropellados en s más caros derechos, tan ci- pamente burlados, en >sus más stas aspiraciones, tan torpe- nte abofeteados en su sagrada nidad, no pueden someterse .0 en' apariencia, no pueden informarse ni renunciar 4 la ivindicacióu. Las cabezas se clinan, pero las conciencias pro- stan. En el fondo de sus al- ias, los vencidos acumulan á sus olores y sus odios antiguos, los dios y los .dolores' engendrados or la última derrota, y en el ñe- ro catálogo de sus infortunios a- iregan las nuevas amarguras, las uevas injusticias, las nuevas mi- erias que se les hacen padecer. aran ruidosamente ía victoria' y rindan en las bacanales por la imnipotencia del César, en el co- razón del pueblo ultrajado se a- montonan los tormentos, se acu- mulan las hielea, se agigantan las iras y se elabora, sorda, pero seguramente, una formidable tempestad. La Dictadura, hoy por hoy, ha triunfado'en Yucatán, pero tam- bién ha aumentado en millares, de un solo golpe, las falanges de los que la d testan, de los que, por ella escarnecidos y humillados, anhelan destruirla para que su o- diosa Existencia no retarde por más tiempo el reinado de la Jus- icia en el seno de nuestra Pa- ria. sucedido en Yucatán, puesto , el mismo Autócrata fue quie de- cretó la reelección de Me ina, precisamente porque el pt ;blo demostró aborrecer á ese fu cio- nario. Ea cuanto alas Cám; ras, ya se sabe que DO son másí jue escenarios de autómatas q i el Dictador maneja, no teniendd por tacto, ninguna significación ,n la política actual. EL DEBER DE LOS PARIAS. Si dolorosa es para el analfabeta la condición de paria social, insoportable resulta para los intelectuales que pue- den analizar lúcidamente las deformi- dades monstruosas de la pésima orga- nización en que vivimos. El peón del campo ó de las minas, lo mismo que el obrero de las ciudades, sufre á todas horas el implacable cos- quilleo del hambre jamás saciada y, tras la diaria labor, el vértigo del can- sancio; raquíticas BOU las expansiones de su espíritu siempre asediado por el dolor é ínsuBclentes las horas del des- canso que reclaman eus músculos fati- gados; y para que an vida de martirios sea mde acerba, sufrimientos de otra índole lo espían y lo Aniquilan: pneu choza destartalada ó en sa cubil infec- to, tiene aúa quo conmoverse ente la , \\ V RItGBN»RACION domnortiolón do ooros quorldon enjuta» dofl por la vigilia, 6 sufrir el taladro do la dosoSporaolón ante laft^onía del bl« jo. ó la OBpboft quo se dobftton con la mnorto on un rlnoón da tlnlebltiBinbanr donados do loó bonoüoloH do la donóla y olvidados do la humana, bondad, Las torturas dol parla .lntoloobnnl, el en algo uo moderan porquo son mo- nos miserables ausrooarsos pecuniarios por otro Indo ao oxnoorban «rnvomon- to. 131 parto nnalfabata so ve rodoado do elomontos hoatüoa: el Goblorno quo ló ordena Humlalón, ol rico- avaro que le ©Xpílmo Im, fuerza y pl oabataü insolento quo lo desquebraja yhumilla. Su lanoranala lo haoo considerar ln- venolbloa esos elementos y el fa alta* tno lo anonada: naold para ol «olor, para la inclemencia, y dobd oonfor- triarse corren auerte., -El- parla loto-, leotual ootnprende que ,«;ia mlnpria egoísta de explotadores*^ tiranos os la que causa su miseria y ¿)a mldorla do ana hermanoa, loa hijoa del pueblo ¡ comprendo que osa minoría, domina por la torpeza de los eaalavoB y que carece de fuarzaa propias para süBtc ñor BU poderlo; comprende qno un es- fuerzo unAnlrao de loa oprimidos ba- ria crujir on ana oiraientoa y derrum- barse el óaduoo alaterna que soporta- mos, y sufro intensamente al conside- rar ouún Injusta os BU condición y se doseapera ñuto la negra paslvldud de las maans que nún no ae agitan por ol huracán do las turbulencias emanoi- padoraa, £1 paria Intelectual es víotinm del medio agresivo en qne Vivimos y de las oonoepolones de su cerebro: siente eobre al el poso de opresiones tremen- das, y padece amargamente; medita, y de au condenóla enrge la protesta contra las injusticias sociales, y á su corazón lo innnda Inmensa oomp alón para los excluidos de la dicha, pan. IOB privados de derechos, para los do jhe- redados como él, que no son dmftos del prodnoto de BUS labores ni dii fru- tan de garantías políticas. Paria es el esoritor quo ae de rana loa sesos para infnndir ideas nobles y en cambio de su generosidad recoge aacriüqlosy perseoqsiQnes;.parlabael humilde maestro de1 escuela .que cum- ple oon au apostolado radiante e n — dio de agriaa ingratitudes; paria < jurisconsulto aiempre dispuesto á tender al atropellado y siempre \ con desconfianza y rencor en los tradoa de la justicia, y paria el mé. que no explota su profesión y pas, t existencia reoorriendo los tugurio i |me- el le- ía to es- ico su de Tonutas por h "Junti. O XÍCÍUJO." I.—Se constituye la Junta Org ini- z adora del Partido Liberal Mexic mo, oon el personal que suscribe estas Re- soluciones. La Junta existirá pi bli- c amenté y residirá en un país exi -an- jero para estar á salvo, hasta d nde sea posible, de los atentados del po- blarno de México. Trabajaré r>fi reorganización del Partido Liben con los elementos que los correligio- narios le proporcionen, lucharáípor todos los1 medios, contra la Dictadu- ra de Porfirio Díaz. II.—Los ciudadanos mexicanos gue «stón de aoner'do Con las ideas del niflesto expedido, y publicado en GENERACIÓN y anhelen la libei la mlaorla, mitigando doloron y ouran do desvalidos, \ Parlas sublimes qua moa aoroedoros serian & la eterna gra< tltttd. si a eu apostolado do amor unie- ran ol apostolado do la lucha, al junta- monto oon ol blon nombraran lu pro» toflta, el d máa do inArtlroa fueran lió- rooal Ellos han sufrldoi nu misión loa ha tonido on oontaoto oon ol pueblo y, mejor ano nadlo, podrían luchar por libertarlo, La labor on cruenta y pe- ligrosa, «oro os digna do quo so le con- sagren energías y saoriflofoB. Sufrir por haaev 61 ble», prlvftdtimonto, oa meritorio) sufrir porjlbaríar u»p«o- blo, oa glorioso. DI pnooto do honor do los parias ln- teleotualBs patíl on las filas ae comba- te. Bu ftOtlt'ud do oombntloQtoa BO re- solvorA en blouoa Inestimables pnra la Patria, Jíl módico al desoonder A un' krogarmkerablQ doboolnmar contra el Gobierno qué se ádóola A los" explota- dores pnrft causar lámina1 dol óbroro; el abogado al dofbnder A Un acusado inooento, Justo es quo lo roouerdo que los jueces deben el puesto que ooupan & la usurpación y no al voto do loa olu- dadanos, que son verdugos pagados por loa tiranos y no Magistrados do la sociedad i el mentor de la niñez debo educar á sus discípulos en la oaouela del civismo y prepararlos para aer li- bertadores y no sometidos, ejecutores de tiranoa y no víctimas condenadas A la ergástula; y ol esoritor públloo, que es el nervio que da vida A las grandes transformadnos sociales, debe despo- jarse de mezquindades y temores, con- vertir su oereoro en tragua de grande- zas y arrojar a las multitudes palabras de heroísmo y cláusulas de reivindica- ción y de Verdad. Tiempo es de que comprendan sus deberes todos los oprimidos quo han ceñido oportunidad do oultivíir sus fa- cultades Intelectuales y que vean en las multitudes no sólo hermano) á quie- nes deben ayuda y cariño, sino tara bien eBolavoB que deben redimir, Ya es tiempo de que loa parlas Inte leotuales confundamos nuestros desti nos oon los destinos del pueblo y ha gamos obra do regeneración para sal var A la raza y servir A la humanidad, "Establezcamos oon el pueblo co- rrientes de amor y solidaridad é íden< tinquemos nuestras penas Oon ana pe- nas, nuestro porvenir con au porve- nir. ' ¡ Saya reciprocidad de afectos y u- nldad de ideales, y organizados en entusiasta falange( marohemos todos á la conquista de la Libertad! del Partido Liberal A\e- ¡ad jla- ipes 6n 't¡0- oa- y de la Patria, constituirán en las po ciones en que residan, agrupad secretas que estarán en comunica* con esta Junta. Se aconseja á los i-religionarios que en dichas agru clones prescindan de inútiles formAli d&des. Lo único que Be pide es que ios ciudadanos liberales de oada pobla- ción se reúnan do tiempo en tiempo pa-| ra tratar 4o los asuntos políticos Sel pafs y mantengan correspondencia oon esta Junta, ya para comunicarle noticias políticas, ya para' proponer- le proyectos, 6 ya, simplemente, p¡ira conservar con ella las relaciones s- tablecldas. Se encarece á los corrí i- gioñários'que "Voiratituyan u'nioné¿ ib más numerosas posible, pero si en 1- gunas partes sólo hay un ehidadí io de nuestras ideas, que no por su s s- 1 amiento deje de dirigirse á nosotr s. III.—Los grupos ó ciudadanos c ue secúndenla presente excitativa, lo o- municarán á esta Junta, que inserí >i- rá sus nombres entre los miembos del Partido que se reorganiza. Es >s grupos y ciudadanos enviarán men- sualmente á la Junta, según los recur- sos y voluntad de oada uno, una con- tribución que se Invertirá en los gas- tos que requiera el cumplimiento de la cláusula siguiente: IV.-La Junta, aparte de sus trabajos p?c?I»'c(¡?, procurará, el fomento de pu- blicaciones oposicionistas en México, distribuirá fondos entre los luchado- res liberales que se encuentren en la pobreza, sostendrá á los que la Dic- tadura encarcele y despoje; y si se dan casos de que un funcionario público pierda su posición por haber cumplido con stt deber, también lo ayudará. Anhelamos hacer efectiva la solidari- dad entre los liberales y para ello con- tamos con el apoyo eficaz de nuestros correlip cnarios, V.-,Lur Junta guardará absoluto secreto so iré los nombres de los a- deptos. No comunicará entre sí á las distintas agrupaciones ó personas a- fiiiadas, sino hasta convencerse de que son verdaderamente leales á la causa. Pero si algún miembro del Partido no desea en ningún caso ser comunicado con los demás, se servirá declararlo y la Junta respetará su vo- luntad. R e f o n r » , j L i y St. Louis, Mo., Ú. S\ A.", Septiem- bre 28 de 1905. Presidente, BicardoFlores Magón.— "Vicepresidente, Juan Sarabia.— Secre- tario, Antonio I. Villarreal. — Te- sorero, Enrique Flores Magón.—leí. VDcal, Prnf. Librado Rivera.- 2<f Vo- cal, Manuel Sarabia.—3er Vocal, Bo- salto Bustaraanie. NOTAS, la.—Todo mexicano que esté de acuerdo con las anteriores resoluciones, se servirá cortar 11 cupón del calce y enviarlo á la Junta Organizadora del Partido I,iber:|l Mexicano.—P. O. Box 584—Saint Louis, Mo. 2a—Los correligionarios que c del Partido Liberal, pueden ped¡ :seen trabajar por la reorganización cupones de adhesión á la Junta pa- ra invitar á sus amigos á que se i ̂ criban como miembros. 3a—Grande ó pequeña la cuotli meusual, servirá para fortalecer al Partido. Cupón de adheiinn. C" /I A Irf Junta Organizad or»B de! Partido Liberal Mexicano. P. O. Box, 584 S t - Louis, Mo., U. S. A. El que subscribe se adhiere fornalmente á las Resoluciones tomadas por la Juata con fecha 28 de Septi «tabre de 1905 y protesta ser fiel á los principios liberales, firmando para constancia este documento. (Firma) Nombre . . .Profesión ú ocupación . . . . . . Residente en . . . . Estado de . Calle . " . . . . . No. Coatribución mensual para los efectos de las cláusulas III y IV. $ . . . es. ¿ P NOS RESERVA EL PORVENIR? El día lo. do cato nno fuá nprohon- dido sin causa conocida, incomunica' doy'nsGslnudo onun qalabozo do la Estación Oontral do Polloíu doMórida, el oludadano Abelardo Anoona. El Sr. Ancona fue desafecto & la Administra- ción imperante on Yucatán, y oomo Direotor del periódico "La Voz de los Partidos," combatió enérgica- mente la rooleooión do Molina. El Gobierno dosoaba porderlo, blon por odios oapooliüoa, ó blon por conside- rarlo peligroso, ennndo era un hom- bre enteramente parifico, aunque honrado y, por oonsoouenola, anti-re- eleoolonlsta. El conocido instrumento del moli- nlsmo, el Juez Ignacio Hernández, cé- lebre por aus báquicos excesos y su incondicional servilismo, y por cuyas manos ban pasado todos los prooosos infames en que Molina ha querido en- volver á aus opositores, BO encargó esta Vez, como tantas otras, de eje- cutar las venganzas del Qoblerno. Hernández dictó orden do aprehen- sión contra el Sr. Anoona, contra D. Eleuterio Solía y otros tres vocales de la Jnnta Popular que subsiste aún después de la reelecotón de Molina y contra otros independientes más. A Solis y dos compañeros Be les apre- hendió en los últimos días de Diolom- bro.y á Anconi el lo. de Enero; todos fueron incomunicados, y la policía continuó, bascando..nuevas victimas. La noche de ese primero de Enero,' trágicamente memorable, el Gober- nanor Molina, abasando de su autori- dad, usurpando funciones que no pue- de tener, el Ejecutivo y dando mucho & sospechar con sos extraños procede- res, abrogóse carácter de Juez y en las oflolnas del Palaoio de Gobierno, hizo comparecer ante él á los apre- hendidos para tomarles declararon. Solia y compaseros fueron llevados á presencia del déspota, y allí, entre imponente aparato de funcionarios torvos y feroces esbirros, estuvieron dando cuenta de su enorme delito de anti-reelecoionlsmo hasta las cuatro de la madrugada del día 2, hora en que se les volvió á sq aislamiento y se retiró Molina de Palacio. Entretanto, en la Estación Central de Policía, se había consumado, fría y brevemente, nno de los mayores aten- tados de lesa humanidad oon que pue- de mancharse un bFobierno y deshon- rarse á ana nación. Cuando los pre- sos fueron llamados para que rindie- ran sus declaraciones ante Molina, D. Abelardo Ancona se resistió á com- parecer, alegando, con sobra de jus- ticia, que el Gobernador no puede in- miscuirse en asuntos del .orden judi- cial, ni tiene autoridad para tomar deolaiacianes procesalen* Ancona fo¿ encerrado en el patio de la Comisaría, é inmediatamente qne los demás opo- sicionistas salieron de la Estación, fue muerto á balazos por los gendarmes. Hay un detalle importante: el Co- mandante de Policía, Felipe Villamil, era enemigo personal del Sr. Ancona y lo odiaba á mnerte, porque haee-al- ganos años, siendo Anoona Secretario de la Jefatura Política de Mérida y Villamil escribiente de la mismo, aquel descubrió unos robos del último, en cuestión de maltas, é hizo que fuera destituido el hoy Comandante de Po- licía. Se ve que Anoona fue puesto en ma- nos de sn enemigo Villamil, y se en- cuentra en esto cierta analogía con lo qne se hizo en Kanasín, donde las me- didas del Gobierno provocaron trági- cos sucesos de qne la prensa se ha o- onpado extensamente. En dicha Villa se hizo Comandante de Policía á un in dividuo que era enemigo mortal del Presidente del Club Anti-reeleccinis- ta, D. Pedro Pablo Herrera. Este y sus amigos fueron encarnizadamente perseguidos por el Comandante y eus hombres, y la hostilidad entre ambas partes llegó á ser tan pronunciada, qae,se resolvió en hechos sangrien- tos, cómalo deseaba'y cómo lo pro- curó el'Gobierno^ Tres muertos, en- tre los que Be contó él mismo Coman- dante perseguidor, nn herido y varios presos fueron el resaltado de la polí- tica motinista en Kanasín, y en Mari- da, el resaltado deesa misma política, fuá el asesinato de D. Abelardo Anco- na. Este honrado ciudadano, tan in- humanamente sacrificado por el cri minai Gobierno de Molina dejó en la horfandad una numerosa, familia con varios niños de pocos años. ¡A tal extremo hemos llegado en México, bajo la Dictadura de Porfirio Díaz 1 | En nuestra infortunada Patria, un ciudadano honrado y pacífico, ne- cesario á sn familia, útil á la sociedad, apreciado por cuantos lo conocen, pnede ser intempestivamente arran- cado de su hogar, encerrado en un calabozo y vilmente asesinado, sin que ee conozca á los responsables del cri- men, sin que la autoridad, encargada de velar por las garantías de todos, se preocupe de esclarecer los hechos y castigar á los culpables! ¡En nues- tro país, sarcástocamente llamado re- publicano y liberal, nn hombre de in- tachable conducta pública y privada, puede perder la existencia por sus o- pimones políticas, pnede morir trági- camente en manos de la| Policía, sin que los que tienen encomendado el cumplimiento de las leyes y la apli- cación de la justicia, se interesen por otra cosa qne por calumniar á la des- dichada víctima! Esto tiene que ser. Nunca se ha visto que IOB criminales se instruyan sos propios procesos. Es natural que el Gobierno de Olegario Molina, cul- pable principal del asesinato de An- cona no haya dado paso en la vía de las averiguaciones y haya preferido ponerse á inventar y circular cuentos absurdos con tendencias á salvar al Gobierno de las responsabilidades que en este crimen le corresponden. Cuando la sociedad yucateca, es- candalizada, sapo la muerte sangrien- ta de D. Abelardo Ancona, los porta- voces de Molina, previniendo interro- gaciones tremendas, vociferaban ya una, declareción ridículo: elSr. Anco- na ee había entoldado. Cómo Anconapudo ocultar un volu- minoso revólver en el registro mina» oloso do quo son objoto ounntOB ontrau á ana Oom^arfa, aon el carador de inoomunioudos; cómo lo ocurrió la idoa de auitnrao, siendo joven—do unos üó nílOB,—tonlondo oapoea ó hijos y oarociondo de graves temores, pues que no habla cometido ningún crimen y debía esperar su pronta hbortad, non cosas que no, puede explicar el Qo biorno. &o conoroca á doolarar quo el Sr. Anoona so suiolqó, y hay quo oroorlo bajo su palubra, poco honora ble en verdad, También ao dloe que había una oons plraolón para asesinar A Molina Es to no hubiera sido del todo absurdo, puesto que el tirano yuoateco ha dado y sigua dando motivos para que se le odie A muerte, pero lo extraño es que se quiera presentar íi Anoona como conspirador, cuando Anoona, como todos lo saben, era hombre pacííioo, nada exaltado y absolutamente inoa- paz de meterse en aventuras terribles y sanguinarios complots. Pero aún en el caso de que Ancona fuera un conspirador, so muerte no BO explica, sino que ee hace mas sospechosa. 81 A la generalidad de los presos no se les deja ni un alfiler en loa registros policiacos, ¿cómo es que á Ancolia, un terrible conspirador, Be le de]a pasar tranquilamente nada menos que una pistola? | Curiosa polioía, que á IOB tnfraotores de pooo fuste los somete á escrupuloso registro, y á Ion hombres pellgroBO8,,á los fraguadores de com- plot», oomo Ancona, les permite que- darse libremente con ouantas armas necesiten para suicidarse I Pero es Inútil perderse en reflexio- nes que, en realidad, salen sobrando, cuando la simple enunciación de los hechos indica quienes son loa respon- sables.... La opinión pública condena siempre con justicia, y en el caso que nos ooupa ha oondenado al Gobierno de Olegario Molina. Ya que ese crimen se cometió y es imposible deshacerlo, al menos ten- gámoslo en cuenta como enseñanza, y que sirva siquiera ese atentado ho- rrendo para inspirarnos odio inmenso contra la Dictaoura que nos oprime y á cuya sombra nuestros compatriotas y hermanoa de ideas puedan ser tan inicuamente sacrificados. Asesinatos o aciales oomo el perpe- trado en Yucatán hace un mes, son ana deshonra para la nación en que se cometen, debenprovocar tempes- tades de indignación en todo el país que IOB sufre. México ha sufrido el asesinato de Anoona por un Gobierno vandálico, puesto que Yucatán es par te de México y la víctima del terrible atentado on mexicano. Arda en indignación ante ese crimen d h í t iflpít mexicano, pero no acuse- mos Boiam'ente á Olegario Molina, responsable, más inmediato, sino tam- bién á la Dlotadara, que es la origi- nadora de cuantos crímenesé injasti- cias se cometen hoy en nuestra Patria. La Dictadura ha dado el ejemplo y ha implantado el sistema de asesinar á los desafectos al Gobierno, sin for- mación de causa. Desde el 25 de Ju- nio de 1879 hasta nuestros días, así se ha o orado, oada vez con menor escrú- pulo, Et primero que mató como pe- rros á ciudadanos de la Repúblioa Mexicana, lo hizo por orden del Autó- crata obedeciendo el histórico "máta- los en caliente," y mudó medio de- mente por loe remordimientos. Hoy los Gobernadores asesinan ya por su cuenta, imitan á su amo oon la segu- ridad ae que éste na les exigirá res- ponsabilidades y no sienten ni el más leve extreme cimiento de conciencia al cometer atrocidades qae, & fuerza de repetirse, ban llegado á la catego- ría de costana breB. Si en 79 Mier y Terán tembló al perpetrar la heca- tombe qae el Dictador le ordenara, boy Bernardo Keyes ú Olegario Mo- lina no palidecen siquiera al derramar la sangre del pueblo en matanzas co- mo la de Monterrey, en tragedias co- mo la de Eanasin ó en asesinatos' co- mo el de laiEstación Central de ' Poli- cía da Mérida. No en vano han pesado sobre noso- tros cinco lustros de tiranía. En ese largo tiempo de despotismo por parte del Gobierno y de indiferencia por por parte del pueblo, en ese gran lap- so, de prácticas opresivas sin reaccio- nes populares, de abasos sin castigo, de atentados sin represalia, la Dieta- dará se ha ensoberbecido y el pueblo ha ido rindiéndose, de debilidad en debilidad y de humillación en humi- llación. ¿Cómo acabaremos, siguiendo esta pendiente de ignominia? ¿Vamos á esperar á que nuestros opresores nos manden azotar en las plazas públicas ó á qae nos crncifiqaen como á los esclavoB en las ergástulas antiguas? No sería difícil que alcanzáramos tales tratamientos con pocos años más de evolución porBrista: bajo los gobiernos de Juárez y Lerdo, hasta el revoltoso Porfirio Díaz pudo vivir tranquilo, al amparo de la Ley, y a- hora que la Regeneración Tuxtepeca- na lleva casi treinta años de implan- tada, á cualquier inocente ciudadano se le destrona el cráneo de un balazo, sin formación de cansa. ¡Progresamos! CARTA ABIERTA•$<*> AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, GENERAL PORFIRIO DÍAZ. Excelentísimo Señor: Treinta años ha que el malhadado plan revolucionario de Ud. fue desa- rrollado en Tuxtepeo y reformado en Palo Blanco, cayo plan venía lleno de promesas sublimes, porque en él de- cía Ud. "Son las leyei supremas de la República; la Ley de desamortiza- ción de 1S56 y las Leyes de Reforma de 1859." Además dijo Ud. en el art. 6o. de dl- oho plan: "La no reelooolón, sorA un bocho y una vez llegado i\\ poder prQ- eldonciul será olovado al rango do Loy Buproinn. Libertad de Muqiplpio ol Sufragio quedará «nternmento If- bro; y por ultimóla loy dol Timbro quodarfl abolida.*' Todos los liombroa llboralos quo profesamos Oso oredo político, orolmos do buona fo quo Ud. ora un vordado ro caudillo que hubln. encumbrado i la olma do la República y quo oono- oaa ldous aubllmos encarnaba Ud, ol porvenir grandioso do aun oonoluda dnnos y ol ongrnndoolmlotito do la mndro patria. Mas, uaa vez adueñado del podor, todas BUS promosas, todos sas Idéalos, so transformaron en lu niño horripl lanto Urania, y la Nación entora gime bajo ol yugo oprobioso de BUS sloartoa y nefandos gobernantes. Todos los aorvidoros de su goblorno dloen que Dd, oe ol liúroo de la puzi poro noso- tros loe libéralos, on ooutoBttoión, de- olraos lo oontrarlo: que la paz que Ud ha Implantado eu nuoatra Ropú- blioa perdida, ha sido una paz Igno minlosa y funesta; una paz sin justi- cia, una paz sin loy, una paz elu tío- reohoa, una paz Bln'soberanía y, on una palabra, una piiz' que nos ven- drá A dojar sin patria, si antos de to- do, no levantamos la voz do alerta, todos los hijos de la Naoláu Moxlcnuii. En vano fueron sus promesas fe- mentidas; en vano nosotros los libe- rales mexioanoB tomamos la bandera revolucionarla de Tuxtepeo y nos lan zainos al oampo de batalla á defender la República (que no estaba amena- zada) ; en vano ó inútilmonte se derra- mó la sangre de nuestros hermanos en los campos de batalla; en vano fue ron esaB orudns y decisivas batallas de Teooao y «1 Jazmín, en donde, recuer- da Ud. Sr. General, la sangre de nuestros hermanos corrió ú torrentes. Y después de tantos saorlQoios, de tanta sangre derramada.hemos venido á ver una cosecha tremenda de tira- níaB, de asesinatos, de vandalismo y latroolnlo, escarnio y eapeoulacióu. La mayoría de los funcionarlos de- signados por Ud. desde Gobernadores hasta Prefectos, ae han constituido en, tiranos V asesinos de loe oiudadanos de lo Nación, en casi todos los Estadas de la República, así en Tlaxoala oomo en Yuoatán, en Morolos, en Guerrero, en Puebla y actualmente en el Estado de Mélico. En el mes de Octubre próximo pa- sado, en Mineral del Oro, fue asesina- do un pobre hombre á las 11 de la no- ohe, sin formación de causa. [Desgraciada madre patria; estás envuelta y maniatada en el más gro- sero despotismo! El funesto dictador Santa Ana, para verificar sus asesinatos, estableció Tribunales, y para cubrir las aparien- cias, un Fiscal de oausaa decidía de la auerte de loa infelices mexicanos. Una vez sentenciados los reos, pública- mente y en pleno dia se verificaban los fusilamientos. Pero en la actual Dictadura es más negro, más horroro so todavía el procedimiento, Cuando la noche está á la mitad de BU carre- ra y las víctimas duermen el eueño más profundo, entonces las despier- tan para la hecatombe, sin formación de causa y sin recursos de ninguna ley. Todavía en la época del feroz cojo Santa Ana, algunas gentes del pueblo, cuando sabían que iban á fu- silar á alguno de sus deudos, oaían de rodillas llorando ante alguno de IOB frailes, implorando el indulbo de sus deudos; y con aquella influencia del fraile se conseguía salvar de la muer- te á muchas víctimas. Más los negros sioarios de Ud. Sr. General, han segui- do las horrorosas huellas del pirata Maximiliano de Hapsburgo, que con su maldito- decreto de 3 de Octubre á la media noche sacaba de las Cortes Marciales á nuestros hermanos para asesinarlos en los patíbulos. La Carta sagrada de 1857, qae está escrita con la sangre de sus heroicos defensores, es una letra muerta. Las sacrosantas Leyes de Reforma son violadas por el olero, en muchas partes del país. La Ley del Timbre es nn nefando latrocinio para la pobre Nación. La- reelección ha sido tan consecutiva que ningún Presidente ha sido reelecto tantas veces como Ud. En machos Tribunales de la Repú- blica se encuentran los mercaderes de la Justicia traficando con los dere- saorosantos del ciudadano. Los mexicanos esclarecidos é inte- igentes que forman la prensa honra- da, son perseguidos hasta en el Ex- tranjero, 'porque combaten el pillaje de una administración criminal, como la «mantda de Tuxbepoc. Sarabia y iosMagón, esos viriles tachadores de a libertad poJícica r de México ban si- do perseguidos por un criminal adicto al sistema de opresión y servilismo desarrollado por Ud. Ud. Sr. General, se ha enseñoreado, abusando de la mansedumbre y de las bondades del pueblo mexicano. El Partido Liberal ha visto los desastres y crueles incisiones que el gobierno de Ud ha hecho á nuestros hermanos del Yaqui, dándoles los más inicuos tratamientos y haciendo que el Ejér- cito Be aparte de las reglas impuestas por el derecho de gentes. Con las ma- yores crueLdades de barbarie y exter- minio ae ha tratado á esa raza aborí- gene, valiente y trabajadora. El Partido Liberal está en el Bentido de la paz, verdaderamente pura y de- liciosa; de esa pazque está sembrada en las emanaciones de libertad, y no una paz con cadenas como la qne Ud. Sr. General, ha implantado en la Re- pública, qne por doquier se oyen los ayee lastimeros de las víctimas. El Partido Liberal forma el número de máa de cincuenta mil hombres y os intereses del pais están en nues- tras manos; podríamos levantar un cataclismo político que empaparía en sangre el suelo mexicano; pero ama- mos nuestra patria, la amamos de co- razón y queremos que la paz sea per- petua y duradera. Sin embargo, si antes de todo Sr General, Ud. no pone el remedio a tantas iniquidades, vandalismo c infa- mias, qne los agentes de sn gobierno cometen y están cometiendo con nos- i otros los hijos del pueblo mexicano, ¡ en toda la República, entonces Ud v ¡ABAJO PIIENTELÍ nada másUd.j será el responsable de "as consecuencias que resulten. Nuestra Nación, nuestra Patria, ao es posible que pueda_ vivir bajo los auspicios de un gobierno déspota y I rano qne la oprime, la veja, la ex- plota y la deshonra. Salamanca, Gto. Diciembre 4 de 1905. J. García. —Toribio del Campillo — Juan de la Cruz —Manuel Vlllanaeva. Pocos meses fnltan para que, conforme A la ley, se verifiquen en Oaxaca Jas elecciones para Gober- nador del Estado, y consideramos que esta vez no consentirá el pue- blo onxaqitefío que se le burle. Es un deber de todo oaxaquefio ver- laderamente honrado, aprestarse i derrocar una tiranía hipócrita que en ceren de cuatro nfios ha procurado riquezas fabulosas &. Emilio Pimeutel y los hombres que desempeñan puestos públicos. 15» esos cuatro años se ha visto en Oaxaca que los puestos públicos son vendidos, en la verdadera a- cepción de la palabra venta, á per- onas que han dado á Pimentel di- :iero ú honra para encumbrarse; os funcionarlos pábllcos son tri- butarios de Emilio Pimentel y es ácil calcular que el dinero que entregan al Gobernador ha sido arrancado al pueblo de mil modos odiosos que hacen Insoportable esa afrentosa tiranía; los ciudadanos más humildes, los que menos bien armados están para reclamar sus derechos, han sido vendidos como esclavos á los negreros de Valle Nacional y de Ozumacín, cuando no se ha procurado hábilmente a- rancarles el pedazo de tierra que poseían para pagar su rescate cuan- do se les ha amenazado con cinco años de prostitución en los cuarte- es como soldados del César. El pequeño comercio y la pequeña in- dustria, tan neoesarios para crear un medio «le prosperidad general, desfallecen por el monto de las ga- belas particulares del Estado, apar- te de los odiosos impuestos que hay que pagar á la Federación para que el Autócrata y sus ministros y ¡us lacayos puedan medrar á costa de la miseria pública. Los traba- adores, esa masa sufrida que pro- cura la riqueza de los amos en ambio de la infamante limosna que obtiene como premio al sacri- ficio que hace de su fuerza y de su porvenir; esa multitud taciturna que no ha aprendido todavía á ru- gir como león y que se deja explo- ar como cordero; esa masa com- pacta de obreros inconscientes de su fuerza y del derecho qne tienen á gozar de los beneficios de la clvi- ización, ya que á ellos se debe el progreso; esos obscuros héroes que 'orman la inmensa mayoría del Es- ado, tienen sobre sí las garras de ;os que cobran la capitación; la amenaza constante de ingresar al Ejército para el servido de la tira- iaía ávida de sangre de trabajado- es que la sostengan para oprimir á sus liermanos. Y los profesio- nistas, en todo el tiempo de la domi- nación pimentelísta, han sufrido ultrajes que nunca deben olvidar. ~or sus principios liberales, el al- ivo correligionario Prof. Adolfo X Gurrión, -fue destituido del mesto de Profesor de la Escuela Industrial; también por sus pfinci- ios liberales fue atropellado por Fernando de Gyves, delegado de tiranía er? Juchitán, de cuyo Distrito es el azote como Jefe Po- ítico. Los Lies. Ismael Pug'a y olmenares, y Heliodoro Díaz Quintas, Profesores que eran de Derecho en el Instituto del Estado, "ueron destituidos como educado- es de la juventud por el "delito" le no formar parte del círculo de acayos que adulan al jesuíta Go- ernador de Oaxaca. Todos los hombres honrados han preseñcia- o el descaro de la tiranía de Emi- io Pimentel. En los áltimos cuatro años, so- amente los ciegos habrán dejado de ver la dilapidación que se ha hecho de los fondos públicos, Un irviente de la tiranía, el Lie Bo- años Cacho, ha demostrado que Pimentel se roba el dinero del pue- ' lo. Muy claras están las cuentas de Bolaños Cacho, que debe deplo- rar no haber sido él quien se apro- vechó del dinero. Y en cuanto al ramo judicial, quién no teme la presencia de un uezde los que compransus empleos á Emilio Pimentel? ¿Qué hombre honrado no se siente cohibido en os estrados judiciales cuando es )reciso ocurrir á ellos? ¿Y de qué )roviene ese temor á los ejecutores de la ley? Es que los jueces no on los administradores de la jus- icia, sino los verdugos del pueblo, los sicarios pagados para ejercitar venganzas y no para administrar justicia. La judicatura es un co- mercio infame que se sostiene con el dolor de los ciudadanos. La báquica tiranía de Martín Cacle, el sátiro decrépito que apes- tó con sus vicios seniles la ad- ministración oaxaqueña, ha persis- tido sin solución de continuidad. En una orgía perpetua, de que son teatro los salones del Palacio de Gobierno, se derrocha el dinero que por la fuerza se arranca á los contribuyentes, y de ahí que nin- guna mejora material de impor- tancia se haya podido emprender durante el tiempo que lleva de o- primir Emilio Pimentel. Los tira- nos de otros pueblos y otras épo- cas siquiera eran artistas. Levan- taban monumentos, construían tea- REGIÍN3HAGIQN tros, formaban museos; pero nues- tro» toscos tiranos so conforman con aumentar sus caudales y de- rrochar el dinero torpemente ad- quirido en ofender al pueblo con el espectáculo de festines dignos de jefes de hordas bárbaras. No ha habido dinero para escuelas; to- do se ha consumido en champagne ó formar el capital que se procu- ran los hombres que nos gobier- nan. Loa' maestros oaxnquefioa visten como pordioseros,' mientras Emilio Pimcntel y sus secuaces tienen dinero de sobra para sus vi dos hediondos. Se nos dirá que lo mismo que sucede en Oastaca, pasa en los d e más'Estados de nuestra Patria, y no podremos negar que en efecto así es; en toda la Rapública suce- de lo mismo y de ahí que el des- contento sea general. Pero ahora que hay una oportunidad de que Oaxaca se sacuda para siempre el yugo de la titania, no hay que desperdiciarla, y hay que trabajar empeñosamente por que el Estado reconquiste su soberanía. Para e- llo, es preciso que en los próximos comicios lleve el pueblo una can didatura que sea capaz de triunfar. Hay que procurar un candidato que no se doblegue á las exigen- cias del Dictador Porfirio Díaz. Hemos observado que todos los que se preocupan honradamente por el porvenir del Estado de Oa - xaca, procuran que el candidato sea un hombre que no tenga ligas con la actual Dictadura. Un laca- yo del Dictador sería un nuevo Emilo Pimentel en el Gobierno de Oaxaca. Sin embargo, sabemos que hay personas que pretendan postular á Félix Díaz, el sobrino del Dicta dor que en las pasadaseleccioneses- cupió la faz del pueblo renuncian- do su candidatura, cuando se lo ordenó el Tirano. Postular á Fé- lix Díaz, es postular á Pimentel. Félix Díaz es un individuo sin ca- rácter que si se encuentra ocupan- do una posición oficial como jefe de gendarmes en la Capital de la República, se debe á la protección que le dispensa su tío. Por sí solo, Félix Díaz no habría alcanzado ni la plaza de gendarme. Basta con que Félix Díaz sea el sobrino del Dictador, para que su candidatura sea desechada por los hombres honrados, por los que no esperan empleos ni favores del nue- vo Gobierno. Para que la lucha sea noble, es necesario luchar des- interesadamente, por principios, por convicciones y no por la espe- ranza de obtener del gobernante triunfante el pago del apoyo que se le haya prestado.
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