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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA UTILIDAD DEL CONTROL RADIOGRÁFICO POSTOPERATORIO DESPUÉS DE UNA REDUCCIÓN CON CLAVILLOS KIRSCHNER EN FRACTURAS SUPRACONDÍLEAS HUMERALES EN NIÑOS T E S I S PARA OBTENER EL TÍTULO DE ESPECIALISTA EN TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA PRESENTA DR. DAVID MARTÍNEZ - DUNCKER REBOLLEDO ASESOR DE TESIS: Dr. Sergio Gomez Llata García LUGAR Y FECHA DE PUBLICACIÓN: Hospital Juárez de México 10 de Febrero 2016 �1 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. INVESTIGADOR RESPONSABLE: Dr. Sergio Gómez Llata García TESISTA: Dr. David Martínez - Duncker Rebolledo SERVICIOS PARTICIPANTES: Traumatología y Ortopedia Dr. Diego Marín de la Torre González, Jefe de Servicio �2 Índice 1. Introducción 4 2. Marco Teórico 5 3. Planteamiento del Problema 13 4. Objetivos 14 5. Justificación 15 6. Hipótesis 16 7. Variables 17 8. Material y Métodos 18 9. Criterios de Inclusión 21 10. Resultados 22 11. Discusión 24 12. Conclusiones 26 13. Figuras 27 14. Bibliografía 38 �3 RESUMEN UTILIDAD DEL CONTROL RADIOGRÁFICO POSTOPERATORIO DESPUÉS DE REDUCCIÓN CON CLAVILLOS KIRSCHNER DE FRACTURAS SUPRACONDÍLEAS HUMERALES EN NIÑOS. El propósito de este estudio es determinar la frecuencia con la cual el ortopedista toma la decisión de reintervenir al paciente en caso de observar la presencia de un desplazamiento o angulación en cualquiera de las radiografías postquirúrgicas. Como protocolo se ha establecido de manera rutinaria la toma de controles radiográficos postquirúrgicos en todas las reducciones abiertas de este tipo de fracturas a las que se les colocarán clavillos de Kirschnner (acero quirúrgico). Esto, de manera inmediata en la sala de quirófano. Posteriormente se realizan controles radiográficos cada 2 semanas hasta observar una consolidación adecuada de la fractura, para iniciar posteriormente la movilidad de la extremidad, esto con la intención de que sin en algún momento se observara el desplazamiento y angulación de la fractura ó un aflojamiento del material de osteosíntesis, se decida la intervención quirúrgica a la brevedad para corrección de cualquier problema. En nuestro servicio, el porcentaje de reintervenciones quirúrgicas en fracturas supracondíleas humerales secundarias a angulación o desplazamiento, es menor al 1%. Ésto debido principalmente a que las complicaciones tales como pseudoartrosis, cúbito valgo o cúbito varo, no son inmediatas sino que tardan más de 3 meses en desarrollarse. Tomando en cuenta la escasa cantidad de pacientes que se operan de nuevo en nuestro servicio, nos hacemos la siguiente pregunta: Cuantos pacientes postoperados de este tipo en particular de fractura y con un control radiográfico inmediato aceptable, se reintervienen a las 2, 4 o 6 semanas posteriores, en caso de que se observara algún tipo de desplazamiento o angulación. �4 MARCO TEÓRICO Las fracturas supracondíleas por lo general se presentan en niños entre 3 a 10 años de edad con un pico máximo entre 5 a 7 años. Con una frecuencia mayor en varones 2:1. Dentro de este tipo de fracturas, las más frecuentes corresponden a la variedad en extensión en un 97% de los casos mientras que la variedad en flexión ocurre en el 3% restante. De acuerdo a Gartland, las fracturas supracondíleas humerales se clasifican en dos grupos dependiendo de su mecanismo y su desplazamiento. Variedad en extensión. La cual a su vez se subdivide en I, II y III. Gartland I: Fractura no desplazada. Gartland II: Fractura desplazada con cortical posterior intacta. Gartland III: Fractura desplazada con cortical posterior comprometida. Variedad en flexión. La cual no tiene subdivisiones. El tratamiento de estas fracturas esta basado en la dirección del desplazamiento y en la habilidad de obtener una adecuada reducción cerrada. Se han descrito múltiples técnicas, incluyendo la reducción cerrada con la colocación de un vendaje de yeso, tracción esquelética, reducción cerrada con fijación percutánea (colocación de clavillos de acero a través de la piel sin abrir el foco de fractura) y reducción abierta con fijación interna (se realiza un abordaje exponiendo el foco de fractura y se colocan clavillos de acero). Actualmente la técnica más aceptada para cada tipo de fractura es la siguiente: Gartland I. Yeso cerrado. Gartland II y III. Reducción cerrada y fijación percutánea (método de elección), en caso de no ser posible debido a la complejidad de la fractura o a la incapacidad de reducción y fijación entonces se realiza la reducción abierta. �5 Diagnóstico La valoración de un niño con una fractura supracondílea se debe hacer mediante una historia clínica y exploración física completas con la ayuda de, unas buenas radiografías convencionales en proyección AP y Lateral que, si es posible, deben hacerse en ambos codos. Los rasgos clínicos locales más característicos son la inflamación (con frecuencia severa) y la incapacidad funcional del codo, con mayor o menor deformidad. En este momento es crucial explorar y consignar por escrito la situación vasculonerviosa distal a la fractura para actuar en consecuencia. En este momento, y también tras el tratamiento, conviene valorar las siguientes referencias radiológicas (Figura 1): 1. Ángulo húmero-capitelar (ángulo de Baumann). El ángulo de Baumann normal, cuyo valor es de (72º±4º) no varía significativamente con la edad ni el sexo, es de mucha utilidad para detectar, por ejemplo, un colapso en varo en una fractura tipo I que parece sin desplazar en absoluto así como para valorar hasta que punto la reducción de una fractura desplazada es o no correcta. 2. La «lágrima» del húmero distal en proyección lateral. 3. La línea coronoides. 4. Línea humeral anterior. �6 Fig. 1 Referencias anatómicas del codo esqueléticamente inmaduro, útiles para la toma de decisiones antes y después del tratamiento. a) Ángulo de Baumann b) “Lágrima” humeral c) Línea coronoides d) Línea humeral anterior Tratamiento El tratamiento de las fracturas supracondíleas está determinado por varios factores: Clasificación, estabilidad y el estado de las estructuras neurovasculares. Gartland I. Las fracturas de extensión tipo I se tratan, en general, con yeso sin necesidad de reducción (hasta 15º-20º de angulación posterior son aceptables). En lo referente a los vendajes enyesados en las fracturas supracondíleas de codo, es muy importante no pasar de 90º ya que con una flexión mayor, aunque la fractura es más estable, las probabilidades de producirse isquemia y, por tanto, síndromes compartimentales (Volkmann) aumentan significativamente. El seguimiento radiológico de las fracturas tratadas con yeso durante las primeras semanas es crucial, sobre todo de cara a detectar posibles desplazamientos de los fragmentos antes de la consolidación. Como hemos mencionado, dentro del tipo I hay casos que, aunque parecen sin desplazar en absoluto, en realidad ocultan un colapso de la columna medial del húmero distal (desviación en varo) que puede pasar desapercibido. Se puede aceptar desviación en varo de hasta 10º y es de máxima importancia ser consciente de esta posibilidad ya que de no detectar la desviación de entrada el tratamiento no será el adecuado. En estos casos es obligada la reducción cerrada bajo anestesia y generalmentela fijación con dos agujas de Kirschner ya que la tendencia a la recidiva de la deformidad es alta. Esta es una de las situaciones en que, para fijar la fractura, se deberán de colocar dos clavillos cruzados (medial y lateral) ya que dos clavos solo del lado externo no mantienen la reducción, a pesar del riesgo (controlable) de dañar el nervio cubital con el clavo medial. Gartland II. Las fracturas de tipo II suelen evolucionar bien con reducción cerrada bajo anestesia general y vendaje enyesado. No obstante, sobre todo en los casos de fragmentos rotados, se puede tener una sensación de inestabilidad tras la reducción en cuyo caso estaría indicada la fijación con clavillos. En esta situación hay autores que prefieren dos agujas laterales más que cruzadas ya que, a pesar de haberse recomendado la fijación con agujas cruzadas durante años, las agujas laterales paralelas o semiparalelas son biomecánicamente aceptables y menos peligrosas para la integridad del nervio cubital. Gartland III. En las fracturas tipo III el tratamiento más difundido y seguro es la reducción cerrada y la fijación percutánea con clavillos que se pueden colocar cruzados o desde la cara lateral con las ventajas y desventajas mencionadas. �7 Descripción de la técnica quirúrgica Se coloca al paciente en decúbito dorsal bajo anestesia general y monitoreo intraoperatorio. Se realiza tracción en el eje del brazo en extensión para restaurar la longitud del miembro. Luego se corrigen las desviaciones en varo-valgo. Conservando la tracción se flexiona el codo y se reduce el fragmento distal al comprimir el olécranon y flexionar el codo. De no conseguirse una flexión completa, se revalúa la reducción, ya que suele deberse a una reducción incompleta. El codo se mantiene flexionado a 90º para tensar la cortical posterior y conservar la reducción. Se controla la posición de los fragmentos con intensificador de imágenes con una vista de Jones y un perfil rotando el arco en C para evitar la pérdida de reducción. Si luego de tres intentos de manipulación no se puede obtener una alineación correcta, se deberá abordar la fractura. Una vez conseguida una reducción satisfactoria, se colocan dos clavillos de Kirschner de 1,5 o 2 mm. El tamaño de los clavillos es decidido por el cirujano en el momento de la cirugía de acuerdo con el tamaño y la edad del paciente. En la técnica de enclavijado lateral cruzado, el primer clavillo se introduce desde el cóndilo lateral en dirección ascendente (retrógrada), atravesando la fractura hasta perforar la cortical contralateral. El segundo clavillo se introduce en dirección descendente (anterógrada) desde lateral en la región metafisaria, 3 o 4 cm proximal al trazo de fractura hacia el cóndilo medial (Fig. 1). �8 Fig 2. A. Configuración lateral cruzada. B. Configuración lateral divergente Este clavillo no debe atravesar la cortical más de 1-2 mm para evitar el riesgo de lesión del nervio cubital. En la técnica de enclavijado lateral divergente, ambos clavillos se introducen desde el cóndilo lateral en dirección ascendente (divergente) intentando que estén lo más separados posible a nivel del trazo de fractura. En el plano sagital, la dirección deseada es levemente de anterior a posterior, ya que el capitellum es anterior al centro del húmero. Después se realizan pruebas de estabilidad en varo-valgo y flexión-extensión bajo control radioscópico. Si existen dudas sobre la estabilidad de la configuración, se decide colocar un tercer clavillo desde lateral. Por último, se doblan los clavillos y se les deja por fuera de la piel para facilitar su extracción. Se colocan gasas alrededor de los clavillos a fin de evitar su migración, y yeso o férula posterior braquipalmar. Los clavillos se retiran en el consultorio después de la consolidación de la fractura lo cual ocurre a las 6 semanas en promedio. �9 Complicaciones Las complicaciones más frecuentes de las fracturas supracondíleas consisten en lesión neurológica (3-8%), lesión vascular (2%), cúbito varo (2-33%, según el tratamiento) y contractura isquémica de Volkmann en menos del 1% de los casos. Con respecto a las lesiones neurológicas, el nervio más frecuentemente afectado es el mediano (nervio interóseo anterior) seguido del radial y el cubital. Debido al tratamiento y también a las posibles repercusiones legales es de crucial importancia la exploración neurovascular antes de realizar ninguna maniobra ya que hay lesiones, sobre todo las del nervio cubital, que se pueden producir en relación con el tratamiento al dañar dicha estructura con una de las agujas de Kirschner de fijación. En los casos de lesión neurológica por la fractura en sí, se trata prácticamente siempre de neuropraxias que tienden a recuperar espontáneamente entre 6 y 18 meses tras la lesión. Puede considerarse la exploración quirúrgica del nervio que se trate si a los 3-5 meses de la lesión no hay signo alguno, ni clínico ni electrofisiológico, de recuperación. La mayor capacidad de recuperación funcional en las afectaciones de los distintos nervios, se da en el nervio mediano y la menor en el nervio cubital. Las lesiones vasculares graves no son frecuentes en las fracturas supracondíleas si exceptuamos las tipo III donde la frecuencia de lesión neurovascular puede acercarse al 50%. Sin embargo, sí que es frecuente la isquemia transitoria de la extremidad superior distalmente a la herida debida a impronta o atrapamiento de la arteria braquial por el o los fragmentos óseos en el foco de fractura. De ahí la mencionada importancia de la valoración clínica vasculonerviosa inicial y la actuación urgente en caso de isquemia distal. En caso de que se aprecie un pulso radial ausente y escaso y lento relleno capilar, se puede anticipar que existe algún tipo de lesión de la arteria braquial, que puede ir desde solo espasmo hasta un desgarro completo arterial pasando por una compresión por impronta de algún fragmento óseo. En esta situación es urgente tratar de realizar una reducción cerrada bajo anestesia y, dado que se suele tratar de fracturas desplazadas, también una fijación de los fragmentos con clavillos de Kirschner. Como se ha dicho, en la mayoría de los casos con la reducción y estabilización cede la isquemia y retorna un buen riego distal. Esto se suele observar en unos minutos y si no es así tenemos que sospechar seriamente una laceración arterial grave por lo que debemos indicar una exploración vascular abierta, incluso sin realizar angiografía previa ya que no añadirá mucha información y la pérdida de tiempo puede ser importante. La valoración de la perfusión distal con Doppler es de gran ayuda en estos momentos, ya que es un examen fácil de hacer, sensible y objetivo. �10 La exploración vascular abierta nos facilita también la reducción anatómica de los fragmentos y su fijación segura lo cual no puede ser olvidado y debemos realizar antes de la reparación o el injerto vascular. Una actuación retrasada ante una isquemia en el antebrazo y mano en una fractura supracondílea puede traer como consecuencia un Síndrome de Volkmann (retracción isquémica de la musculatura del antebrazo y mano), que es una de las secuelas más devastadoras e irreversibles que se pueden ver en el aparato locomotor infantil (Fig. 4). Los signos de alarma cruciales ante un síndrome compartimental son: • Dolor desproporcionado, especialmente si permanece tras la reducción. El dolor aumenta al extender pasivamente los dedos. • Imposibilidad de movilización activa de los dedos. • Patrón de onda Doppler ausente. El cubito varo tras una fractura supracondílea puede producirse de tres maneras principalmente: • Fractura aparentemente sin desplazamiento en que pasa desapercibido un colapso medial y que consolida en esa posición. • Desplazamiento tras una buena reducción que pasa inadvertido. • Lesión fisaria que, aunque es rara, suele estar casi siempre en relación con la fijación con los clavillos de Kirschner.Obviamente en los primeros dos casos el remedio está en la vigilancia y detección del desplazamiento antes de la consolidación. �11 Fractura supracondílea tipo III (a) en un paciente de 13 años, asociada a laceración de la arteria braquial y como consecuencia una contractura isquémica de Volkmann. (b) La mano presenta la típica apariencia secundaria a la retracción de los músculos flexores. En el último caso la prevención es difícil incluso usando clavos finos no roscados. El tratamiento a medio-largo plazo, en caso de no tolerarse la deformidad consiste en realizar una osteotomía supracondílea correctora que se puede fijar con pequeñas placas osteosíntesis (preferible) o con clavillos de Kirschner. �12 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Pregunta de investigación: ¿Es realmente necesario realizar controles radiográficos cada 2 semanas en los pacientes a los cuales se les realizó reducción abierta y fijación interna por fractura supracondílea humeral? El propósito de este estudio es determinar la frecuencia con la cual el ortopedista toma la decisión de reintervenir al paciente en caso de observar la presencia de un desplazamiento o angulación en cualquiera de las radiografías postquirúrgicas. �13 OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL Determinar la frecuencia en la que las radiografías postoperatorias llevan al ortopedista a realizar un cambio en el tratamiento de las fracturas supracondíleas humerales en niños, y si es necesaria una reintervención quirúrgica o no. OBJETIVO PARTICULAR Identificar en caso de así serlo, cual fue el motivo de desplazamiento ó angulación en las fracturas supracondíleas. �14 JUSTIFICACIÓN Demostrar que las fracturas supracondíleas humerales en niños una vez reducidas adecuadamente, no será necesario llevar un control radiográfico estricto cada dos semanas ya que el desplazamiento que llegara a ocurrir no es significativo para decidir una reintervención quirúrgica. �15 HIPÓTESIS: La reducción satisfactoria de la fractura supracondilea humeral, corroborada mediante una radiografía transquirúrgica evita la necesidad de realizar controles radiográficos cada 2 semanas. Una vez reducida la fractura de manera satisfactoria y corroborada mediante una radiografía transquirúrgica, no será necesario realizar un control radiográfico cada 2 semanas hasta el momento del retiro de los clavillos Kirschner. Lo anterior debido a que, en caso de presentar ya sea una angulación o desplazamiento, se encontrará dentro de los parámetros tolerables por lo que no se considerará la necesidad de reintervenir al paciente para corrección del trazo de fractura. Por lo que se podrá prescindir de 3 controles radiográficos por cada paciente. �16 VARIABLES Dependientes. Desplazamiento Angulación Ángulo de Baumann Angulación humerocapital Línea humeral anterior Lágrima del húmero distal Independientes. Edad Sexo �17 MATERIAL Y MÉTODOS Es un estudio estudio clínico no controlado, longitudinal y descriptivo con un universo de 30 pacientes con una edad entre 0 a 12 años, con diagnóstico de fractura de húmero distal tipo Gartland III tratados de manera quirúrgica con clavillos Kirschner en esta unidad entre Noviembre 2014 hasta Junio 2015. A todos los pacientes incluidos en el protocolo se les realizará de manera rutinaria una reducción abierta y fijación interna con clavillos Kirschner ya sea con técnica cruzada o paralela ya la técnica no influye con el resultado del estudio, posteriormente se realizará una toma de radiografía transquirúrgica la cual, de ser satisfactoria la reducción, se procederá a dar por terminado el evento quirúrgico. Posteriormente se citará a cada paciente a la consulta externa, a las dos semanas, cuatro semanas y seis semanas después de la cirugía con un control radiográfico de la extremidad operada. Se realizarán mediciones radiográficas a todos los húmeros distales operados, en los cuales se valorará el ángulo de Bauman, la línea de la coronoides, la línea humeral anterior y la “lágrima” humeral, esto con el fin de determinar si se produjo un desplazamiento o angulación de la fractura. En caso de considerarse inaceptable la deformidad en el trazo de fractura se valorará el ingreso del paciente a hospitalización y posteriormente tratamiento quirúrgico para la corrección de la misma. Dichos pacientes serán incluidos de igual manera en el estudio especificándose la causa del desplazamiento o angulación. Se analizarán las variables en todas las radiografías especificando en caso de presentarse, la cantidad de milímetros desplazados, la cantidad de grados de angulación y posibles complicaciones tales como la no union o la seudoartrosis. �18 Se tomarán como referencia los valores normales ya establecidos de las 4 variables a determinar: Ángulo de Baumann Angulación entre el eje longitudinal de la diáfisis humeral y el cartílago de crecimiento del cóndilo lateral. Es el más importante ya que predecirá el ángulo de acarreamiento después de la reducción. a) Valor normal entre 70 a 75º. b) +/- 5º se debe de considerar inaceptable. Línea humeral anterior Es la trazada por la cortical anterior de la porción distal del húmero pasará por el tercio medio del núcleo osificado de la cabecita o cóndilo humeral. En las fracturas supracondíleas la línea humeral anterior será anormal. �19 Angulación húmerocapital El cóndilo humeral tiene una angulación de 45 grados hacia anterior con respecto a la diáfisis humeral. Lágrima humeral En la radiografía lateral verdadera del codo, el húmero distal sobresaldrá en la forma de una "lágrima"; la porción inferior de la lágrima está formada por el centro osificado del cóndilo humeral �20 Criterios de inclusión: 33 pacientes en edad preescolar y escolar (0 - 12 años) Pacientes con diagnóstico de fracturas supracondíleas humerales tipo Gartland III. Controles radiográficos completos, los cuales incluyen: Radiografía transquirúrgica. Radiografía realizada a la segunda semana posterior a la cirugía. Radiografía realizada a la cuarta semana posterior a la cirugía. Radiografía realizada a la sexta semana posterior a la cirugía con la cual se valorará el retiro de los clavillos de Kirschner. Los pacientes que requirieron reintervención quirúrgica serán identificados. Criterios de exclusión: Fracturas en flexión. Fracturas intraarticulares. Fracturas con lesiones fisiarias. Fracturas expuestas. Criterios de eliminación: Se eliminaron de este estudio a todos aquellos pacientes que no acudieron de manera regular al control y valoración clínica. Consideraciones éticas Estudio sin riesgo alguno para el paciente. �21 RESULTADOS �22 De octubre del 2014 a mayo del 2015 se incluyeron en el estudio a 33 pacientes con diagnostico de fractura supracondílea humeral desplazada con una clasificación Garland III los cuales fueron tratados de manera quirúrgica inmediata (menos de 24 horas) realizándoseles una reducción abierta y fijación interna con clavillos de Kirschner, a los cuales posteriormente se les tomó una radiografía transquirúrgica valorando la reducción de la fractura. Al ser satisfactoria dicha reducción, se coloca un yeso braquipalmar y se le realizan controles radiográficos (AP y Lateral de codo) cada 2 semanas hasta la sexta, observando en cada radiografía 4 valores específicos para valorar tanto la estabilidad como el desplazamiento de la fractura, los cuales son: 1. Ángulo de Bauman el cual deberá ser entre 70º a 75º. (Figura 1) 2. Angulación humerocapital la cual deberá de ser de 45º. (Figura 2) 3. Línea humeral anterior, la cual siempre deberá de permanecer en la cara anterior del humero. (Figuras 3, 4, 5 y 6) 4. Lágrima humeral. La cual siempre deberá de estar presente. (Figuras 7, 8, 9 y 10) De los 33 pacientes, 4 presentaron un desplazamiento significativo tomando como referencia el ángulo de Bauman y la angulación humerocapital.El sexo más afectado corresponde al masculino con 23 casos (64%). La edad promedio de los pacientes es de 5.3 años. Los 4 pacientes de los cuales presentaron una angulación significativa del trazo fractura (más de 10 grados), éste ocurrió hasta la sexta semana, observado en el ángulo de Bauman (Figura 11). De haber sucedido antes dicho desplazamiento se hubiera tomado la decisión de reintervenir al paciente para corrección del trazo de fractura, sin embargo, al ser un tiempo de evolución mayor a las 4 semanas, la presencia de callo óseo duro hace imposible la manipulación sin realizar una osteotomía de realineación. Al retiro de yeso de los 29 pacientes que no presentaron desplazamiento, se les iniciaron ejercicios sencillos de rehabilitación en su domicilio y fueron revalorados al mes observando adecuada movilidad del codo sin limitación funcional. De los 4 pacientes que presentaron desplazamiento significativo, fueron enviados al servicio de rehabilitación de nuestro hospital de manera inmediata en donde se les realizan un mínimo de 10 sesiones de fisioterapia con ejercicios posteriores en su domicilio. No fue necesario intervenir de nuevo a ningún paciente ya que la movilidad del codo se encontró limitada en ninguno de los casos. �23 DISCUSIÓN �24 En la literatura revisada no encontramos un estudio en el cual describiera la utilidad de realizar controles radiográficos con una frecuencia establecida de dos semanas. Se ha establecido de manera rutinaria la solicitud de radiografías a los pacientes postoperados con una frecuencia de dos semanas y en ocasiones hasta cada semana, esto con la intención de detectar oportunamente algún desplazamiento de la fractura y en caso de haberlo, re-operar al paciente para corrección del defecto. En nuestro servicio la cantidad de pacientes los cuales se operan nuevamente en este lapso de 6 semanas es casi nulo, independientemente de la angulación o desplazamiento, esto debido principalmente a la gran capacidad de remodelación que presenta el hueso del niño. Consideramos también la precaución que se debe de tomar al exponer a cualquier paciente a radiación, en este caso, las ocasionadas por los Rayos X, ya que en cada toma de radiografías se necesitan dos proyecciones añadidas a las ya tomadas en quirófano en el momento de la cirugía, esto corresponde a un total de 10 radiografías como mínimo contando desde las transquirúrgicas hasta las tomadas un mes después del retiro de los clavillos. Otro factor que consideramos de importancia es el ahorro económico que implica a la familia del paciente el prescindir de 4 a 6 radiografías. La condición socioeconómica de la mayoría de los pacientes del Hospital Juárez de México es de bajo a marginal, y aún cuando se ajusta a un nivel socioeconómico el precio de los estudios de gabinete, aún así el costo de cada radiografía varía entre 300 a 500 pesos, esto multiplicado por la cantidad de veces que se realizan, da un promedio de 2,000 a 2,500 pesos. En algunos casos los pacientes traen consigo las radiografías tomadas en un laboratorio particular, aumentando el precio de las mismas. Ha habido situaciones en los que acuden a consulta de revisión sin estudios radiográficos con el argumento de no haber contado con recursos económicos para realizarlos. Siendo así podrá incluso espaciarse el tiempo entre consultas otorgadas a los pacientes y únicamente revisar las condiciones del yeso a las dos semanas posteriores al alta hospitalaria. �25 CONCLUSIONES �26 Podemos concluir que si la reducción de la fractura queda adecuadamente fijada con clavillos Kirschner y es corroborado por un estudio radiográfico en el momento transquirúrgico, ésta no sufrirá un desplazamiento significativo como para tomar la decisión de volver a operar al paciente. Esto se traduce en que si el primer par de radiografías (anteroposterior y lateral) es satisfactorio el cirujano podrá tomar la decisión de no volver a realizar otro control radiográfico sino hasta las 6 semanas y esto únicamente para estar seguro de que la fractura ya consolidó y no tanto para detectar alguna deformidad angular. Por lo que se podrá en la mayoría de los casos revisar al paciente una semana posterior al alta únicamente para revisión del yeso y condiciones de la piel y posteriormente citarlo a las 6 semanas con una radiografía de control (AP y Lateral) para retiro de yeso y clavillos, e iniciar de manera inmediata la rehabilitación del codo. De esta manera se asegura un ahorro económico al prescindir de las consultas y radiografías antes mencionadas, además de disminuir la cantidad de radiación expuesta hacia el paciente. �27 Figura 1. Media de los valores del ángulo de Bauman en los 33 pacientes desde la radiografía transquirúrgica hasta las 6 semanas. �28 Margarita Texto escrito a máquina FIGURAS Margarita Texto escrito a máquina Figura 2. Media de la angulación humerocapital en los 33 pacientes desde la radiografía transquirúrgica hasta las 6 semanas. �29 Figura 3. Situación de la línea humeral sobre el cóndilo en la radiografía inicial. LHA = Línea humeral en tercio anterior. LHM = Linea humeral en tercio medio. LHP = Línea humeral en tercio posterior. �30 Figura 4. Situación de la línea humeral sobre el cóndilo en la radiografía a las 2 semanas. LHA = Línea humeral en tercio anterior. LHM = Linea humeral en tercio medio. LHP = Línea humeral en tercio posterior. �31 Figura 5. Situación de la línea humeral sobre el cóndilo en la radiografía a las 4 semanas. LHA = Línea humeral en tercio anterior. LHM = Linea humeral en tercio medio. LHP = Línea humeral en tercio posterior. �32 Figura 6. Situación de la línea humeral sobre el cóndilo en la radiografía a las 6 semanas. LHA = Línea humeral en tercio anterior. LHM = Linea humeral en tercio medio. LHP = Línea humeral en tercio posterior. �33 Figura 7. Presencia de la lágrima humeral en la radiografía transquirúrgica. �34 Figura 8. Presencia de la lágrima humeral en la radiografía a la segunda semana. �35 Figura 9. Presencia de la lágrima humeral en la radiografía a la cuarta semana. �36 Figura 10. Presencia de la lágrima humeral en la radiografía a la sexta semana. �37 BIBLIOGRAFÍA: 1. Houshian S, Mehdi B, Larsen MS: The epidemiology of elbow fracture in children: Analysis of 355 fractures, with special reference to supracondylar humerus fractures. J Orthop Sci 2001;6(4):312-315. 2. Sutton WR, Greene WB, Georgopoulos G, Dameron TB Jr: Displaced supracondylar humeral fractures in children: A comparison of results and costs in patients treated by skeletal traction versus percutaneous pinning. 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