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Propuesta-de-intervencion-dirigida-al-manejo-de-celos-en-parejas

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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
“PROPUESTA DE INTERVENCIÓN DIRIGIDA AL MANEJO DE 
CELOS EN PAREJAS” 
 
 
T E S I N A 
 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
PRESENTA: 
 
 
LAURA RAMÍREZ SIÉNEGA 
 
 
 
DIRECTORA: 
MTRA. LAURA ANGELA SOMARRIBA ROCHA 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2014 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
Agradezco a mis padres y a Dios por darme la vida, valores y 
guiarme con el amor como base, y por estar siempre apoyándome. 
A mi marido y compañero de vida por su apoyo incondicional 
A mis enanos; Marifer y Alexis por enseñarme cosas nuevas cada día 
y darme el tiempo para concluir este proyecto. 
A mi suegro, por el apoyo en la realización de este proyecto. 
A mi directora, la maestra Laura Somarriba, por su apoyo y dedicación 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INDICE 
 Pagina 
Resumen 1 
Introducción 2 
Capitulo 1. Emociones y Celos 
1.1 Emociones 4 
1.2 Celos y clasificación 10 
Capitulo 2. Pareja 
2.1 Género, Autoestima y Pareja 21 
2.2 Amor de pareja 26 
2.3 Los celos en la pareja 31 
2.4 Poder en la pareja 35 
Capitulo 3. Modelos de intervención en el manejo de celos 
 3.1 Enfoques psicodinámicos 38 
 3.2 La teoría sistémica en la pareja 39 
 3.3 Teoría cognitivo-conductual 40 
Taller de Intervención 
Conclusiones 
Referencias 
Anexos 
 
 
- 1 - 
 
 
 
 
 
Resumen 
El siguiente trabajo presenta una revisión de lo referente a 
los celos en la pareja, abordando las emociones, los celos 
en la pareja, la autoestima y los principales modelos de 
intervención en el manejo de los celos, elaborando con 
dicha información un taller dirigido a brindar herramientas 
a la pareja para la identificación y el control de celos 
basado en la teoría cognitivo conductual. 
Palabras claves: Celos, Pareja, Autoestima 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
- 2 - 
 
Introducción. 
Cada persona aprende a manejar sus emociones a través de sus experiencias, la 
cultura, la educación, los valores y una serie de características que la van 
formando a lo largo de su vida, sin embargo algunas veces repetimos conductas 
que nos destruyen de una u otra manera y en ocasiones, no solo nos afectan 
como individuos sino también a quien está con nosotros, en este caso, a la 
pareja. 
Un aspecto muy importante en nuestro desarrollo, es la autoestima, ya que como 
persona es vital cuidar cada aspecto que nos llevará a crecer y desarrollarnos 
biopsicosocialmente, de esta forma, si somos personas completas no será 
necesario buscar nuestra media naranja, sino, en el caso de así decidirlo, una 
pareja con quien compartir logros, tiempo y buscar la satisfacción de necesidades, 
formando un espacio primario donde se lleva a cabo la transmisión de los 
sistemas de normas y valores que rigen a los individuos y a la sociedad como un 
todo (familia), pero no idealizando al otro como exclusivos productores de 
nuestra felicidad y con ello esperar que cubra los huecos de nuestra vida con los 
que nos sentimos insatisfechos, es decir, debemos valorarnos como la persona 
que somos y trabajar en los aspectos que consideremos necesarios para mejorar 
nuestra vida. 
Algunos autores coinciden en que podemos sentir celos en diferentes etapas de 
nuestra vida, por diferentes razones, su variante es la forma en que los 
expresamos y las conductas que manifestamos cuando surgen estos sentimientos. 
Los celos normales, que indican interés en el otro, pueden llegar a favorecer a la 
pareja dando avisos que algo no anda bien entre ellos pero que están a tiempo de 
tratarlos, o estableciendo reglas de fidelidad, pero cuando estos celos llegan a ser 
patológicos pueden transformar la vida de pareja en un infierno hasta 
desembocar en violencia y ruptura de pareja o muerte incluso. 
La expresión de los celos se ve permeada por aspectos socioculturales, en los que 
nos vemos inmersos a lo largo de nuestra vida, es decir construimos nuestro 
significado de ser hombre o mujer a partir de lo que nos indica nuestra educación 
- 3 - 
 
dentro del núcleo familiar, escolar, etc. Éstos nos dan las pautas a seguir en 
cuanto a la forma de comportarnos en los eventos de nuestra vida, a los hombres 
se les educa para ser fuertes, y seguros de sí mismos, además de inhibir sus 
sentimientos, mientras que a las mujeres, se les educa para ser recatadas, 
obedientes, leales, afectuosas, románticas y expresivas. 
Las modalidades de femineidad y masculinidad varían con cada cultura, así como 
las reacciones y conceptos ante ellos. Entre hombres y mujeres existen 
experiencias y procesos educativos distintos, donde las estructuras sociales 
imponen al individuo la forma en la cual se espera actúe en determinada 
circunstancia, como por ejemplo en una situación que genere celos. (Barragan, y 
col., 2006) 
Hablando de celos, nos encontramos con ideas de que la pareja nos es infiel, lo 
que nos lleva a tratar de comprobarlas buscando evidencias del engaño en las 
pertenencias de la pareja y llamándole constantemente con alguna excusa para 
saber dónde está, o incluso seguirlo, al no encontrar nada viene un sentimiento 
de tranquilidad que se pierde nuevamente con las ideas de infidelidad, llevando a 
la persona a vivir en un constante estado de intranquilidad y generando molestia 
a la pareja por los reproches, cuestionamientos y acoso, lo que puede 
desembocar en separación, violencia e incluso homicidio. 
Por todo lo anterior surge la necesidad de establecer propuestas de intervención 
dirigidas a parejas en la identificación y manejo de los celos con reacciones 
patológicas para saber cómo identificar y manejar el comportamiento celoso con 
el fin de buscar relaciones más sanas de pareja. 
El presente trabajo se divide en tres capítulos, el 1º aborda las emociones y 
dentro de ellas a los celos, se hace una definición de ambos conceptos, y se 
ahonda en la clasificación de celos. El capítulo 2 se centra en la pareja, primero 
definiéndola y hablando de género, de la autoestima como punto clave dentro de 
las relaciones, posteriormente, del amor de pareja, los celos en la pareja y el 
poder en la pareja. El capítulo 3 hace una revisión de los modelos de intervención 
en el manejo de celos y finalmente la propuesta de intervención que se genera de 
la problemática antes mencionada y la revisión teórica. 
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Capítulo 1 Emociones y Celos 
1.1. Emociones 
A través de los años se ha buscado dar una definición concreta al término emoción, tal 
es el caso de Aristóteles, quien definióa las emociones como efectos puramente físicos 
que tenía un estímulo sobre los órganos y su correspondiente fenómeno psíquico de la 
sensación (Cervantes, 2002) 
Posteriormente Cannon (1927), mencionó que las reacciones fisiológicas del cuerpo 
eran lentas ante los estímulos que provocaban la emoción, y que por lo tanto debería 
haber algún tipo de experiencia emocional previa que fuera amplificada por los cambios 
corporales, sin ser éstos la causa de la misma. ( en Cervantes, 2002) 
Recientemente se ha recuperado el interés por el estudio de las emociones, ya que son 
importantes desde diversos puntos de vista, pero difíciles de estudiar por su corta 
duración, esto lo afirma la Dra. Lucy Reidl en su libro, Celos y Envidia: Emociones 
Humanas; menciona que para poder entender las emociones es necesario cruzar 
limites dentro de la psicología, ya que la adecuada comprensión del fenómeno, 
también incluye lo que se sintió, como se describió, las atribuciones que se realizaron 
ya sea del comportamiento propio o del otro, o del evento suscitado, cómo se enfrento 
y cómo se termino. (Reidl, 2005) 
Las emociones surgen de las transacciones en las que participa la persona, 
especialmente en el ambiente social; cualquier transacción persona-ambiente puede 
tener un significado emocional. Sin embargo, las emociones ocurren solo durante 
aquellas transacciones con el entorno en las que la persona juzga se tienen 
implicaciones para el bienestar o malestar propio. “Cuando la transacción se ve como 
amenazante o dañina –si obstaculiza, retrasa o imposibilita la satisfacción de 
necesidades, el logro de metas o compromisos, la realización de valores positivos-, 
surgen las emociones negativas; cuando es percibida como potencialmente o 
realmente benigna o positiva, surgen las emociones positivas”. ( Reidl, 2005) 
- 5 - 
 
La emoción crea una respuesta afectiva transitoria y predispone a realizar una 
respuesta congruente con ella, como evitar una situación en caso del miedo, insultar si 
nos amenazan, aislarnos si estamos tristes o pedir perdón si sentimos culpa. El 
problema surge cuando las emociones positivas, al principio, se experimentan con 
demasiada frecuencia o duración influyendo negativamente en el bienestar personal. 
(Echeburúa & Fernández 2001) 
Es necesario estudiar las emociones porque cada cosa que nos pasa hace que surjan, 
son producto de significados personales dependen de lo que es importante para cada 
uno y el medio en el que se vive, dependen de la cultura. Cada persona dará un 
significado a cada emoción dependiendo de sus variables personales. (Lazarus y 
lazarus, 1994, Reidl, 2005) 
Nuestra historia personal definirá nuestros patrones emocionales, nuestras variaciones 
biológicas y de experiencia social como: donde vivimos, que idioma hablamos, a que 
cultura pertenecemos, que tipo de padres tenemos, a que escuela asistimos, cómo son 
nuestros hermanos, si somos nerviosos o tranquilos, con talento o torpes, nuestros 
objetivos, las creencias que aprendemos acerca de nosotros mismos y del mundo; toda 
esta variedad hará que cada persona tenga un patrón emocional algo diferente 
(Lazarus y Lazarus, 1994) 
Las emociones que expresamos como enojo, ira, alegría, miedo, étc, nos permiten 
experimentar las diferentes formas de ser humano, pero a la vez, e igual que en otras 
especies, éstos estados emocionales se asocian a estrategias de éxito relacionadas 
con conductas de supervivencia, como son la huída, evasión, étc. Estas emociones son 
intrínsecas a nuestra naturaleza humana y fungen como una serie de indicadores 
relevantes en la toma de decisiones correctas o incorrectas que realizamos a diario. 
(Damasio, 1999) 
El estudio de las emociones también es importante porque su regulación, es decir, el 
proceso sobre el cual los individuos influyen sobre las emociones que sienten, cuando 
las tienen y como las experimentan y expresan, es central para la salud mental: pueden 
apoyar o resquebrajar la capacidad para trabajar, para relacionarse con otros y para 
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disfrutar la vida. Estos procesos regulatorios pueden ser automáticos o controlados, 
conscientes o inconscientes, tener efectos múltiples o específicos. Y desde el momento 
en que la regulación emocional, es casi siempre una cuestión social, la psicología 
social, y por ende, la cultura, juega un papel importantísimo en su estudio. (Reidl, 2005) 
Para Wiliam James, las emociones se dividen en estándares o grotescas y emociones 
sutiles. Dentro de las primeras se encuentran el miedo, amor, odio, aflicción, ira, 
orgullo, vergüenza, y variaciones de las mismas. Por su parte las emociones sutiles, se 
refieren a aquellas que se relacionan con un valor moral o intelectual acompañadas de 
manifestación física muy leve. (en López, 2009) 
Por otra parte, Lazarus y Lazarus (1994) clasifica a las emociones en positivas y 
negativas. Las emociones positivas tienen efectos como ampliar el rango de atención y 
la cognición; fortalecer los recursos intelectuales, físicos y sociales del individuo. Por su 
parte las emociones negativas son aquellas que generan problemas interpersonales, 
amenazando la existencia como individuo, entre ellas se encuentran la ira, la envidia y 
los celos, compartiendo el deseo de dañar a otros o a uno mismo y es importante 
conocerlas para poder controlarlas, especialmente a aquellas que lastiman, impiden 
realizar bien el trabajo o dañan las relaciones sociales que se establecen. 
 A través del tiempo, se han creado diferentes modelos para referirse al proceso de la 
emoción, el punto de vista de sentido común, no dice que primero percibimos un 
estímulo que producirá una emoción, la cual a su vez ocasiona cambios corporales 
(López, 2009). 
Uno de los primeros modelos cognitivos que intentó explicar la forma de cómo la 
evaluación de eventos desencadena y regula estados emocionales, fue el modelo de 
Lazarus presentado en 1968, menciona que con una evaluación primaria determinamos 
el valor emocional de un evento dado, éste análisis es de significado personal y no 
necesariamente consciente y puede ser vital para la supervivencia, posteriormente 
viene una segunda evaluación en la que la persona decidirá cómo afrontar los 
resultados de la primera evaluación. En este modelo cada emoción es activada por la 
evaluación de un evento y no por el evento evaluado, lo que explica porque diferentes 
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individuos pueden tener reacciones emocionales distintas a un mismo evento y 
también porqué una misma persona puede tener diferentes reacciones emocionales 
ante un evento determinado (en López, 2009). 
Las emociones permiten responder a las necesidades adaptativas básicas de todo 
organismo, en base a este principio y al del carácter funcional de los caracteres 
heredados a las emociones, Darwin concluyó que algunas expresiones faciales 
emocionales son heredadas y funcionales. A partir de este trabajo se desarrolló una 
línea neo-darwinista sobre las emociones, la cual se centra en el carácter funcional de 
las emociones, y destaca su base neuromuscular, especialmente la expresión facial, 
haciendo de ésta la causa de los estados emocionales (Ekman, 1982). 
Según las teorías neo-darwinistas, las emociones son funcionales biológicamente, y 
según las teorías sociocognitivas son funcionalmente sociales y psicológicas (Scherer, 
1988) 
La hipótesis de modos emocionales congruentes de aprendizaje, establece que, si un 
individuo se encuentra en estado emocional positivo aprenderá mejor la información 
emocional de valencia positiva que otro tipo de información, y viceversa, en estados 
emocionales negativos tienden a recordar mejor la información negativa (Lee y 
Sternthal, 1999; Bower, Guilligan y Monteiro, 1981 en López 2009) 
Algunos componentes en las emociones pareciera que rigen funciones específicas; por 
ejemplo, el componente del procesamiento cognoscitivo de los estímulos evalúael 
ambiente; los procesos fisiológicos para regular el sistema; el componente motivacional 
y de tendencia conductual prepara al organismo para la acción; el componente de 
expresión motora comunica intenciones y el estado subjetivo del sentimiento sirve para 
que el organismo analice, reflexione y monitoree su estado general (Scherer, 1984) 
Las emociones siempre dependen de la razón y ambas no pueden ir por separado 
excepto cuando son objeto de estudio; las evaluaciones de lo que ocurre en nuestra 
vida y sus implicaciones existenciales a largo plazo, constituyen las principales causas 
de toda emoción que experimentamos. Para entender porque se produjo cierta 
- 8 - 
 
emoción primero debemos comprender el significado personal que obtuvimos del 
suceso que produjo la emoción. (Lazarus y Lazarus, 1994) 
Las emociones son afectos intensos de corta duración que surgen bruscamente 
cuando una persona vive una experiencia agradable o desagradable y además se 
acompañan de cambios en la expresión corporal, algunas veces solo con el recuerdo 
de dicha experiencia se puede revivir la emoción aunque en menor grado. (Echeburúa 
& Fernández, 2001) 
Los sentimientos son afectos de menor intensidad pero que permanecen más tiempo y 
expresan el agrado o desagrado de una persona hacia otra persona o cosa, es decir 
mantienen una situación de placer o displacer. A diferencia de las emociones, los 
sentimientos, son de menor intensidad pero mayor duración y no van acompañados de 
cambios en la esfera corporal. (Echeburúa & Fernández, 2001) 
Por último, se encuentran las pasiones, que constituyen estados afectivos muy 
intensos, la persona se siente arrastrada por ellos y además son duraderos, 
perturbando la capacidad del juicio, por ello las decisiones y evaluación de las 
consecuencias que puedan derivarse de una acción se realizan de manera inadecuada. 
La venganza y los celos patológicos son pasiones. (Echeburúa & Fernández, 2001) 
Refiriéndonos a los celos pueden ser una emoción, si surgen de manera repentina y 
transitoria ante una situación concreta; un sentimiento si persisten de forma más 
duradera interfiriendo de forma significativa en la relación de pareja, o una pasión, si 
son intensos, persistentes y generan perturbación haciendo que la persona se sienta 
humillada y llevándola a veces a agredir a la víctima. (Echeburúa & Fernández, 2001) 
Para este estudio nos centraremos en una emoción negativa que son los celos, este 
tipo de emociones son aquellas que provocan problemas interpersonales y sociales 
tremendos que amenazan no solo las relaciones de trabajo con otros, sino la misma 
existencia como individuos y miembros de una subcultura, grupo étnico o nación, ya 
que pueden provocar reacciones que pudieran derivar en violencia. Las emociones 
negativas pueden interactuar con la personalidad y el equipo genético del individuo y 
así favorecer la predisposición para sufrir enfermedades. (Reidl, 2005) 
- 9 - 
 
En ocasiones encontramos que algunas de las reacciones a nuestras emociones 
pueden transformarse en patológicas en algunos individuos, en ciertas situaciones, 
debido a un desajuste en la frecuencia, intensidad, adecuación al contexto, etc. 
Cuando tal desajuste acontece y se mantiene un cierto tiempo, puede sobrevenir un 
trastorno de la salud, tanto mental (trastorno de ansiedad, depresión mayor, ira 
patológica, etc.) como físico (trastornos cardiovasculares, reumatológicos, 
inmunológicos, etcétera). 
Siguiendo a Cano-Vindel y Miguel-Tobal (2001) podemos afirmar que las 
emociones influyen sobre la salud-enfermedad a través de su relación con diversos 
sistemas fisiológicos que forman el proceso “salud-enfermedad”, en especial cuando 
se convierten en trastornos clínicos, así como por medio de sus propiedades 
motivacionales para modificar las conductas “saludables” (ejercicio físico 
moderado, dieta equilibrada, descanso, ocio, etc.) y “no saludables” (abuso de 
alcohol, tabaco, sedentarismo) (en Piqueras, J.A., Ramos, V., Martínez, A., & Oblitas, 
L. , 2009) 
Las emociones negativas están relacionadas con las enfermedades cardiovasculares, 
incrementando el nivel de colesterol y favoreciendo la obstrucción de las arterias; las 
emociones del estrés producen sistemas de afrontamiento de mala adaptación, por 
ejemplo dejar de comer bien, fumar, o beber; además se pueden liberar poderosas 
hormonas incrementando el ritmo cardiaco y la presión sanguínea (Lazarus y Lazarus, 
1994) 
Las emociones relacionadas con el estrés, como el enojo, la ansiedad, la culpa, la 
tristeza, la envidia y los celos, generan potentes hormonas que llegan a la corriente 
sanguínea influyendo en la manera en que funcionan los órganos, alterando los 
procesos de éstos.(Lazarus y Lazarus, 1994) 
Si bien las emociones negativas afectan nuestra salud, para producir un cambio es 
necesario hacer dos cosas. En primer lugar debemos prestar atención a nuestras 
emociones cotidianas, especialmente a las que no deseamos y que no nos permiten 
tener una buena vida, según la consideremos. El enojo, la ansiedad, la culpa, la 
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vergüenza, la envidia y los celos se encuentran entre las emociones que más 
problemas causan a las personas. En segundo lugar debemos poner atención a los 
pensamientos que tenemos antes y después de estas emociones, ya que éstos 
expresan nuestra opinión de lo que está ocurriendo, los objetivos que son importantes 
para nosotros, las creencias que contribuyen a los significados personales que hicieron 
aparecer la emoción, y a la importancia de las presiones del entorno y de las 
oportunidades que tenemos para tratar con todo ello (Lazarus y Lazarus, 1994) 
 
1. 2 Celos y su clasificación 
Existen diversas definiciones de la emoción de celos, éstos han sido tratados como una 
disposición o rasgo de personalidad, una emoción compleja, una etiqueta de una 
situación o una explicación de lo sentido, algunas de estas definiciones son: 
Freud (1922) señaló que los celos estaban compuestos del duelo y dolor causado por 
el pensamiento de perder a alguien a quien se ama, por el dolor de percatarse que uno 
no puede tener todo lo que desea aunque lo quiera mucho y sienta merecerlo, 
sentimientos de enemistad en contra del rival y una mayor o menor autocrítica que 
señala en cierta manera al sujeto como responsable de la pérdida que le aqueja. (en 
Reidl, 2002) 
White (1989) define a los celos románticos como “un complejo de pensamientos, 
emociones y acciones que siguen a la pérdida o a la amenaza de la autoestima y/o la 
existencia o calidad de una relación romántica. La pérdida o amenaza percibida es 
generada por la percepción de una atracción romántica real o potencial entre el 
compañero romántico y un rival (quizás imaginario)”. 
Tiesman y Mosher (1978, en White, 1989) indican que los celos son un estado 
emocional constituido por miedo y enojo, basado en una apreciación subjetiva de la 
amenaza de la pérdida ante un rival, de algún aspecto altamente valorado de una 
relación con la pareja. 
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Hupka en 1981 define a los celos como “Una percepción subjetiva de la pérdida real o 
potencial de la pareja frente a un rival (en Trejo, 2005) 
Echeburúa & Fenández (2001) definen a los celos como “un sentimiento de malestar 
causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida a la que se 
desea en exclusiva, prefiera y vuelque su afecto hacia una tercera persona 
Para Diaz Loving, Rivera y Flores (1986) los celos son un concepto multidimensional 
que tiene componentes tales como enojo, dolor, necesidad de poseer, desconfianza e 
intriga hacia la pareja. 
Las características mencionadas presentan a los celos como una emoción compuesta, 
durante la cual se presentan diversas reacciones, afectivas o sentimientos, juntos o en 
secuencia, casi siempre referidos a emociones llamadas básicas comomiedo, enojo y 
tristeza (Reidl, 2002) 
De acuerdo con Pines y Aronson (1983 en Firestone R.,Firestone L.& Catlett , 2008), 
los celos intensos crean un estado emocional extremadamente doloroso que se asocia 
con sensaciones físicas como “sentir calor, nerviosismo, temblores, taquicardia y vacío 
en el estómago. 
Los celos cumplen con algunas funciones que se pueden considerar positivas 
favorables para el sujeto. Permiten que los individuos protejan, mantengan o restauren 
los lazos sociales frente a amenazas que atentan contra el individuo o la relación; 
sirven como termómetro de la importancia que una relación intima pueda tener para 
alguien; como intento de poner a prueba la relación e incrementar el grado de 
compromiso; ayudan a establecer las reglas básicas entre los miembros de la pareja; 
Clanton y Kosins (1991) establecen que lo celos protegen una relación que la cultura 
ha establecido como valiosa o la autoestima del miembro de la pareja que se siente 
amenazado, y es un indicador que algo anda mal con la relación más de que alguno 
de los miembros de la pareja tenga problemas. (en Reidl, 2005) 
Los celos constituyen un sentimiento de malestar causado por la seguridad, la 
sospecha o el miedo a que la persona que amamos se interese en una tercera 
- 12 - 
 
persona. Los celos en sí no son anormales, ya que pueden representar una muestra de 
interés y preocupación por la persona, es decir, puede ser una cualidad que permite 
cuidar aquello que amamos deseando que nadie nos lo arrebate. El término celo 
significa cuidado, interés y esmero que alguien pone en cumplir una tarea o en cuidar a 
la persona a la que se quiere, es por ello que la conducta celosa se puede dar en 
diferentes formas de amor, como los padres con los hijos, los amigos, étc. (Echeburúa 
& Fernández, 2001) 
La mayor parte de las personas han experimentado celos en alguna etapa de su vida y 
eso no la hace una persona celosa, solo que han percibido momentáneamente que esa 
persona celada se está distanciando y que puede perderla. (Echeburúa & Fernández, 
2001) 
Los celos tienen como base la infidelidad, real o imaginaria, es un sentimiento que 
surge como resultado de un desmedido afán de tener algo exclusivamente. Siempre 
hay cuatro elementos en las conductas de celos, que son: el amor a una persona, el 
afán de posesión, la fidelidad pactada y el desprestigio social. (Echeburúa & 
Fernández, 2001) 
El celoso se siente inseguro y humillado, este tormento puede referirse a hechos 
ocurridos hace tiempo ya que hay una memoria selectiva para los hechos negativos 
vividos, creada por un estado de ánimo disfórico. Aun cuando la persona se da cuenta 
de que sospechas son infundadas, no siempre puede poner fin a sus celos, ya que 
puede sufrir hasta por los pensamientos o miradas hacia otras personas. (Echeburúa & 
Fernández, 2001) 
Debido a la desconfianza que generan los celos, la relación de pareja sufre un profundo 
deterioro que afecta a ambos miembros. El celoso pone más atención a comprobar sus 
sospechas que a disfrutar de la relación o a hacer frente a los problemas que surgen, 
por su parte, la víctima de los celos se siente incómoda, irritada y hasta culpable, 
contagiándose del malestar de la pareja. (Echeburúa & Fernández, 2001) 
El mecanismo psicológico de los celos se explica de la siguiente manera: la persona 
siente un arrebato de celos que le genera un profundo malestar, éste puede ser una 
- 13 - 
 
mezcla de irritación y depresión, para reducir este malestar inicia con conductas de 
comprobación, como llamadas telefónicas, interrogatorios, revisión de cosas 
personales, étc, posteriormente se genera un temporal alivio y estos comportamientos 
de celos se van haciendo conductas frecuentes del sujeto. En el aspecto sexual 
pueden darse conductas contradictorias, desde un desinterés aparente, resultado de 
las preocupaciones de los celos, por lo que no puede desenvolverse libremente, hasta 
una gran actividad sexual que tiene como objetivo demostrar su suficiencia en el área 
erótica para que la pareja no tenga más necesidades sexuales que busque satisfacer 
con alguien mas (Echeburúa & Fernández, 2001). 
Los celos son una emoción dinámica; pasando desde la amenaza que siente la 
persona hasta creer que ya dominó el problema, en casos extremos llega incluso a la 
eliminación violenta del rival. Existe un movimiento que va desde el respeto al rival, 
hasta su total denigración, si el rival no se degrada en su poder o en su valor moral, al 
celoso le sobrecogería la melancolía y la depresión, por lo que en periodos muy largos 
de celos con frecuencia terminan en depresión permanente o en suicidio (Reidl, 2005). 
Según Echeburúa & Fenández ( 2001), existen determinados factores de personalidad 
que influyen en la probabilidad de experimentar sentimientos de celos, estos son: 
1. Inseguridad en uno mismo y dependencia emocional. Las personas inseguras 
tienen una mayor necesidad de aprobación y son más dependientes de la 
pareja. Se caracteriza por rigidez de pensamiento, carencia de sentido del 
humor y poca tolerancia a la ambigüedad. 
2. La desconfianza hacia los demás. Las personas desconfiadas son más 
inseguras en todos los aspectos de la vida, incluyendo a la relación de pareja. La 
desconfianza en la pareja impide el adecuado funcionamiento de la vida afectiva 
y facilita la presencia de los celos. 
3. La baja autoestima. Las personas con esta característica tienen sentimientos de 
inferioridad. El celoso es, casi siempre, una persona hipersensible y vulnerable, 
con una autoestima precaria y con una imagen de sí mismo dañada. 
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4. La introversión y la carencia de recursos sociales. Las personas introvertidas, 
suelen ser solitarias, por eso se relacionan con poca gente, entre ellos su pareja, 
con quien suelen establecer una dependencia excesiva 
Las personas que han sufrido un trauma grave y una humillación en su vida 
sentimental, idealizando demasiado a la pareja, están más predispuestas a presentar 
unos celos descontrolados, ya que haber experimentado situaciones de infidelidad real 
en relaciones anteriores es un factor de riesgo. Este caso se trata de celos reactivos, 
es decir surgen ante la pérdida de un afecto que se experimenta después de una 
infidelidad (Echeburúa & Fernández, 2001). 
En personas vulnerables, las situaciones generadoras de celos pueden ser múltiples. 
Cualquier acontecimiento de su vida que pueda parecer trivial a un observador externo, 
puede ser suficiente para desencadenar un episodio agudo de celos. Sin embargo 
algunas circunstancias aumentan la probabilidad de que se desarrollen los celos, por 
ejemplo que la pareja muestre cualquier tipo de interés por otra persona, el 
desconocimiento de dónde se encuentra la pareja y el estado de ánimo de la persona, 
por ejemplo si se encuentra estresado por el trabajo, o por otra cosa, aumenta la 
probabilidad de que aumenten los sentimientos de celos. Por otra parte, poco a poco la 
vida de la persona celosa comienza a girar en torno a sus miedos, llegando a veces a 
determinar su comportamiento e interfiriendo gravemente su funcionamiento 
(Echeburúa & Fernández, 2001). 
Las diferencias entre hombres y mujeres ante el tipo de infidelidad, sexual o emocional, 
son estudiadas principalmente por dos grandes teorías: la sociocultural (De Steno y 
Salovey , 1996a, Harris y Christenfeld, 1996a; Hupka, 1981, 1991; Hupka y Bank,1996) 
y la evolucionista (Buss, 1989a, 1989b, 1992, 1994; Buss, Larsen, Weten y 
Semmelroth, 1992; Buunk, Angleitner, Oubaid y Buss, 1996). Los psicólogos 
evolucionistas mencionan que las mujeres tienden a sentirse más amenazadas cuando 
su pareja desarrolla una relación íntima y con cercanía emocional con otra mujer, que 
si se involucrara solo sexualmente. Por otro lado, los hombres se sientes más 
amenazados cuando sus compañeras son infieles sexualmente. La posible pérdida derecursos ante la infidelidad emocional, para ellas, y el riesgo de invertir en el hijo de 
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otro, para ellos, son diferencias de género vinculadas a los diversos problemas 
adaptativos que hombres y mujeres han tenido que resolver a lo largo de la evolución 
para garantizar la supervivencia y la transmisión de los propios genes. Los psicólogos 
socioculturales plantean la función social de los celos: preservar los derechos de 
propiedad según los ha definido una cultura en un momento histórico concreto. (en 
García, P., Gómez L., & Canto J. , 2001) 
La presión social sobre la exclusividad emocional y sexual, unida a la atracción de la 
pareja por otras personas, provocan una respuesta emocional agresiva, llamada celos, 
ante la sospecha o evidencia de una relación de nuestra pareja con alguien más, la 
intensidad de esta reacción depende de las circunstancias y las características 
individuales (Bringle Y Evenbeck, 1979; Buunk y Bringle, 1987, en Summerville 2000) 
En una relación caracterizada por la fantasía obligada, los integrantes de la pareja por 
lo general cedieron su autonomía, se hicieron demasiado dependientes uno del otro. 
Esta fusión ilusoria provee un falso sentimiento de seguridad, conduce a la creencia 
inconsciente de que uno no puede existir sin el otro, por lo tanto cuando uno de los 
miembros rompe esta conexión fantasiosa por involucrarse con un tercero, se 
despiertan sentimientos poderosos de enojo, temor, y ansiedad en el otro. Como 
resultado del abandono de ciertas áreas de funcionamiento a fin de mantener la ilusión 
de fusión, los integrantes de la pareja se sienten inadecuados e inseguros, así como 
más dependientes del otro para reafirmar su sentido de autoaprecio. El grado de 
dependencia es la variable más significativa de la intensidad de las reacciones celosas. 
(Firestone et al 2008) 
Respecto a la clasificación de los celos, cabe mencionar, que no es fácil establecer, el 
límite entre los celos normales y los celos patológicos. Muchas manifestaciones de los 
celos son normales, en el sentido de que son socialmente aceptados y más o menos 
funcionales para el individuo que debe hacer frente a ese sentimiento (Clanton y Smith, 
1981) 
Los celos se vuelven anormales cuando son intensos y son constantes, por lo que 
podríamos llamarlos ataques de celos. Cuando ya no podemos manejar los celos y 
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resolverlos, se convierte en patológicos, éstos tienen tres características; ausencia de 
una causa real desencadenante, la extraña naturaleza de las sospechas y la reacción 
irracional del sujeto afectado, con una pérdida de control (Echeburúa & Fernández, 
2001). 
Diversos autores han establecido múltiples clasificaciones sobre este fenómeno, a 
continuación describiremos algunas de ellas brevemente; 
Buunk (2000, en Zizumbo, 2007) clasifica a los celos en tres rubros: 
1. Celos reactivos. Se dan en forma de una respuesta emocional negativa ante las 
relaciones de la pareja con otros. 
2. Celos ansiosos. El individuo crea imágenes involucrado activamente con alguien 
más, lo que le genera una reacción de ansiedad obsesiva, preocupación y 
suspicacia. 
3. Celos preventivos. Tienen la función de prevenir a la pareja de ser infiel, pero 
incluso las ligeras muestras de interés por otra persona serán vistas como una 
amenaza haciendo lo imposible por evitar el contacto íntimo de su pareja con 
otra persona 
Freud (1922, en Zizumbo, 2007) plantea la siguiente clasificación: 
1. Celos de competencia o normales. Se relacionan con la pérdida del objeto, 
implican a un tercero y provienen del complejo de Edipo. 
2. Los celos Proyectados. Provienen de la proyección de la propia infidelidad, ya 
proveniente de pulsiones reprimidas o de la infidelidad real. 
3. Los celos delirantes. Provienen también de la represión de una pulsión hacia la 
infidelidad pero con un miembro del mismo sexo, por lo que se desplaza el 
deseo hacia la pareja, 
White y Mullen (1989, en Trejo, 2005) proponen una clasificación en la que distinguen 
tres tipos, la cual emplearemos en el presente trabajo: 
1. Celos Reactivos Normales. Ocurren en personas menos sensitivas o que no 
sufren un transtorno mental mayor 
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2. Celos con Reacciones Patológicas. Ocurren en las personas especialmente 
sensibles a la amenaza de la relación o la autoestima, usualmente por un 
desorden de la personalidad o algunas experiencias determinantes. 
3. Celos Sintomáticos o Sintomatología celosa. Se da a consecuencia de una 
enfermedad mental de acuerdo al desorden paranoide, esquizoide, transtornos 
orgánicos cerebrales o debido al abuso de sustancias. 
Para Pines (1998), los celos pueden ser: 
1. Celos Normales. Son aquellos que se dan en una situación en la que la persona 
se da cuenta de la amenaza ante señales que serían reconocidas por la mayoría 
de la gente y en los que se presentan reacciones también comunes en una 
cultura específica 
2. Celos anormales. Se percibe una amenaza en donde la mayoría de la gente no 
podría percibirla, pero también aquella que no percibe una amenaza en el caso 
donde la mayoría de la gente puede percibirla. Igualmente aquellas personas 
que presentan respuestas insuficientes o desmedidas a la norma, dependiendo 
de la cultura a la que pertenezca. 
3. Celos agudos. Le sucede a las personas que nunca pensaron que eran celosas 
y cuando descubren que su compañero fue infiel presentan una reacción 
dramática, exagerada y experimentada por ellos mismos como anormal. 
4. Celos crónicos. La persona presenta una predisposición a los celos que se 
relacionan con experiencias de la infancia y baja autoestima, éstos celos se 
presentan incluso donde la mayoría de la gente no percibe amenaza. 
Taylor (1998, en Reidl, 2005) divide a los celos en: 
1. Celos objeto. Se centran en proteger la relación valiosa con otra persona 
2. Celos estado. Son el sentimiento agresivo contra el que amenaza con destruir o 
modificar la relación de pareja que se tiene, puede ser el rival o la persona 
amada si se le considera responsable. 
3. Los celos primitivos. Se refieren a la pérdida de dos beneficios que le representa 
el amor al celoso: el sentirse querido y seguro. 
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4. Los celos sofisticados. En ellos el celoso percibe la pérdida de algo valioso, que 
incluso atenta contra su propio valor, deteriorando su sentido de identidad. 
Por otra parte y debido a la era en que vivimos, es necesario mencionar que las redes 
sociales se han convertido en un espacio más donde el celoso busca evidencias del 
engaño, ya que se convierte en un espacio donde algunas personas pasan gran parte 
de su tiempo y en el que establecen diferentes tipos de relaciones, por lo que le 
surgirán dudas como; con quién y sobre qué chatea, que tipos de relaciones mantendrá 
con sus contactos, que perfiles visita y para qué, étc. En México existen 25.6 millones 
de usuarios de Facebook y más de 4 millones de cuentas de twitter. La Academia 
Americana de Abogados Matrimoniales (AAML) reconoció el incremento en el uso de 
evidencias provenientes de las redes sociales en sus casos de divorcios en los últimos 
5 años, Facebook es la fuente primaria de evidencia con el 66% (Torre J., 2012, 12, 02) 
Respecto a cómo las personas admiten los celos, en abril de 2010, consulta Mitofsky 
realizó un estudio a 1000 ciudadanos mayores de 18 años que vivían en territorio 
nacional, llamado el Mexicano y los celos, algunos de los resultados obtenidos fueron: 
 El mexicano promedio no se percibe a sí mismo como celoso, solamente el 20% 
se ve como altamente celoso y el 61% muy poco celoso. 
 Los celos que se reconocen en la pareja son siempre superiores de los que 
reconocemos en nosotros mismos 
 Ya que el comportamiento celotípico no es algo bien visto socialmente, se 
vincula con inseguridades y patologías del comportamiento; por tanto es 
mayoritaria la proporción de los ciudadanos que consideralos celos como algo 
negativo (76%). También predomina la opinión de que si en una relación no se 
encuentra presente este sentimiento en alguna de las partes, es porque se tiene 
mucha confianza (72%) y no por falta de interés (22%). 
 A pesar del bajo nivel de celos que se reconoce, una tercera parte de los 
mexicanos declara haber tenido algún problema con su pareja a causa de los 
celos, siendo los más frecuentes las peleas y discusiones con 45%, también se 
menciona de manera importante el distanciamiento de las amistades (13%); en 
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menor proporción también aparecen las separaciones, no hablar con el sexo 
opuesto, no realizar llamadas, o no voltear a ver a la gente (todas con 3%) 
 Los celos se alimentan de la incertidumbre, lo que provoca diversas 
manifestaciones en los que la pareja busca una verdad que disipe sus dudas. En 
este sentido una cuarta parte de los mexicanos manifiesta que alguna de sus 
parejas le ha hablado constantemente por teléfono, a 23% le han armado una 
escena de celos, a 22% le han revisado sus mensajes, 18% manifiesta haberse 
percatado de que lo han seguido, proporción similar (17%) que se ha 
descubierto alguna revisión en sus pertenencias. 
Por lo que se refiere a la relación entre los celos patológicos y la violencia familiar, es 
habitual que ambos estén presentes conjuntamente, ya que una conducta violenta en el 
hogar es resultado de un estado emocional intenso, la ira, que se mezcla con actitudes 
de hostilidad, malas habilidades de comunicación, y unos factores precipitantes (estrés, 
consumo de alcohol, celos patológicos, etc) además de la percepción de vulnerabilidad 
de la víctima (Echeburúa & Fernández, 2001). 
En ocasiones los celos o la infidelidad sexual desencadenan pensamientos depravados 
en contra del cónyugue y del rival, que incluye un fuerte deseo de venganza, actos 
violentos inducidos por comportamientos irracionales e incluso homicidios (Felson 2002 
en Firestone et al, 2008). De acuerdo al Documento “Homicidio en Razón de Honor” 
realizado por el Instituto Nacional de las Mujeres, en el país, los códigos penales de al 
menos 10 estados (Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Jalisco, 
Michoacán, Quintana Roo, San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas) contienen 
atenuantes para algunos homicidios, todos por razones relacionadas con el Honor, es 
decir, prevén atenuantes en homicidio si alguien encuentra a su pareja en un acto 
sexual o en uno próximo a él, lo que deja abierta la interpretación de la conducta, pues 
bastaría con exponer que el asesino encontró a su pareja cerca de un hotel, y que 
sospechó infidelidad (Torre J., 2012, 12, 02) 
En 1999 se creó el Programa Nacional contra la Violencia Intrafamiliar (PRONAVI) para 
el periodo 1999-2000, el cual impulsa a la Comisión Nacional de la Mujer, y se 
constituye en una línea de acción prioritaria dentro del Plan Nacional de Igualdad de 
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Oportunidades en México. En enero de 2001 se decretó la Ley del Instituto 
Nacional de las Mujeres, que crea este organismo. A la vez, se aplicó el Programa 
Nacional de Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres, 
2001-2006 (en INEGI, 2012) 
Controlar los celos implica también afrontar los problemas de pareja (buscar una 
adecuada comunicación, solucionar de mutuo acuerdo los problemas que se 
presenten, y relacionarse sexualmente de una forma satisfactoria, etc). Una buena 
relación es el mejor remedio contra los celos, conviene tener diferentes aficiones que 
nos mantengan activos, ocupados y felices para promover nuestra autoestima que será 
incompatible con los celos (Echeburúa & Fernández, 2001). 
Ahora que hemos descrito las emociones y dentro de ellas a los celos, nos 
enfocaremos en la pareja y los celos en la pareja, debido a que es en ella donde se 
gesta en gran medida este sentimiento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capitulo 2. Pareja 
 
2.1 Género, Autoestima y pareja 
El ser humano se puede clasificar en hombre o mujer según una diferenciación sexual 
evidente, esta se genera de acuerdo a los cromosomas sexuales, XY en el hombre y 
XX en la mujer (Bachs, 1983) 
Sin embargo para hablar de género, nos referiremos a él en cuanto a la construcción 
sociocultural, que se refleja en la elaboración de la identidad de hombres y mujeres. 
Barbieri (1990) plantea que los sistemas de género responden a conjuntos de 
símbolos, prácticas, normas y valores aprendidos en la sociedad partiendo de un punto 
de diferenciación anatómica y fisiológica, según este autor, existen tres diferentes 
perspectivas para poder definir el género: 
El género como un sistema de estatus o prestigio social. Se refiere a la socialización 
que se aprende a lo largo de la vida, así como el papel que supuestamente debe 
representar una persona. 
El género como las relaciones sociales entre los sexos. Es la desigualdad que obedece 
a una división de trabajo entre el hombre y la mujer. 
El género como sistemas de poder. Se refiere a las confrontaciones y conflictos 
sociales que ocasiona la supremacía de un sexo dada por una sociedad. 
El género de la persona es uno de los determinantes más importantes en cómo va a 
ser tratado por los otros, lo que influye en lo que opinamos de nosotros mismos 
(autoesquemas), por ello dirige buena parte del desarrollo psicológico y social de la 
identidad, los roles, y los valores del ser humano (Lamas, 1986) 
García, B & De Oliveira, O. (1994) proponen que el género es la interpretación 
sociocultural de las diferencias entre sexos, es decir, la forma en que se construye en 
la sociedad el papel de lo masculino y lo femenino dependiendo de la época, el nivel 
sociocultural y el lugar en el que se vive, esto implica factores como la jerarquización, 
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que a su vez se refiere a la forma de relación social que va creando y el lugar de cada 
persona dentro de la misma sociedad. 
La desigualdad en la valoración aparece en los principios que guían la socialización de 
las mujeres desde la niñez, y ellos se contradicen con los criterios de madurez y salud 
mental resaltando la autonomía, la posición activa y los roles protagónicos, pero bajo 
la influencia del estereotipo de género femenino, se crean condiciones para estructurar 
una posición subordinada que es la base de la posterior dependencia en la relación de 
pareja. Esta relación se va arraigando en la mente femenina, estableciendo así las 
bases para los temores y la inseguridad generalizada, todo lo cual contribuye a debilitar 
la autoestima y restringir la autonomía. (Castro, 2004) 
Según Erikson (s/a, en Rojas, 2007), las experiencias dañinas de la infancia y la 
adolescencia nutren las raíces de la desconfianza, la desidia, la confusión de identidad 
y la desesperanza. Por otra parte el amor satisfecho fomenta la confianza, la bondad, la 
competencia, la capacidad para ser felices y la autoestima saludable (Rojas, 2007) 
La autoestima es una actitud positiva o negativa hacia un objeto en particular; el sí 
mismo. La alta autoestima implica que el individuo se respeta y se estima sin 
considerarse peor que los otros y sin creerse perfecto, por el contrario, reconoce sus 
limitaciones y espera mejorar. En cambio la baja autoestima se refiere a la 
insatisfacción, el rechazo y el desprecio de sí mismo. (Ochoa, 1987) 
De acuerdo con Maslow (1954), la satisfacción de necesidades básicas incluye las 
necesidades fisiológicas, de seguridad, pertenencia y reconocimiento, en este orden, 
una vez satisfecha su hambre busca satisfacer el siguiente nivel, dejando el primero de 
ser una meta, para convertirse en un medio de energía y salud que le permite subir al 
siguiente, solo así puede pasar del recibir, al dar. Solo una persona que se ama y 
respeta tiene una adecuada autoestima y es capaz de realizar todo su potencial. 
El individuo que se autorrealiza es menosdependiente y más autónomo, tiene 
motivaciones para desarrollarse, tiene anhelos y ambiciones, busca siempre ser mejor 
ser humano, está dispuesto para dar y tiene preferencia por la intimidad y reflexión, en 
contraste con las motivaciones con déficit, que son las que solo pueden ser 
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satisfechas por los demás, lo que implica una considerable dependencia del exterior, 
sus satisfacciones provienen de fuentes que cubren sus necesidades deseos y 
caprichos (Maslow, 1954) 
El sentimiento de sentirnos orgullosos de nosotros mismos es muy gratificante e incluye 
el sentido de competencia, utilidad y eficacia, este sentimiento nos incentiva el ánimo y 
la energía para repetir en el futuro las acciones que lo producen y también para 
dirigirnos a conseguir nuevas metas constructivas. El orgullo es un sentimiento de 
satisfacción con nosotros mismos que nos ayuda a relacionarnos con los demás, sin 
embargo en exceso puede derivar en arrogancia o complejo de superioridad, lo que 
nos distanciaría de los demás. (Rojas, 2007) 
En las relaciones interpersonales Dion y Dion (1988; en Diaz, R. & Sánchez R. 2004) 
menciona que las personas con baja autoestima pueden tener dificultad para 
establecer una relación amorosa debido a su falta de habilidades sociales; sin embargo 
una vez que lo han logrado pueden apreciar más la relación y a su pareja debido a esta 
dificultad para entablar relaciones. 
Existe una relación entre la autoestima, el apego y el amor desesperado; las personas 
con baja autoestima presentan sentimientos de inseguridad, e inferioridad, estos 
sentimientos generan envidia, celos y posesión, manifestándose con actitudes de 
depresión, tristeza, ansiedad, miedo, agresividad y rencor, todo lo que amenace con 
derrumbar la valoración personal es fuente de ansiedad para la autoestima (Branden 
1983, en Trejo 2005) 
Los celos provocan habitualmente una disminución de la autoestima, aunque en otros 
casos la baja autoestima es la que predispone a los celos y a un aumento importante 
de los síntomas depresivos (Echeburúa & Fernández, 2001). 
Por otra parte, para conocer la relación entre género y autoestima, debemos considerar 
que desde que un individuo nace, los padres, la familia y la sociedad en general, se 
encargan de transmitirle las conductas apropiadas a su género, conforme éste crece se 
hace consciente de su sexo biológico y de las diferencias con el otro sexo, por lo que 
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buscará identificase y conocer las normas establecidas en su grupo. Estos roles 
sexuales varían de una cultura a otra (Rage, 1996) 
En los países latinoamericanos, durante siglos se ha establecido que el ser femenina 
significaba ser cálida, afectuosa, tierna, ilógica, quejosa, débil y sumisa, sin embargo, el 
ser masculino significaba ser fuerte, agresivo, estable, lógico, independiente, 
autosuficiente, y severo, por lo que al hombre se le exigía ser un “súper hombre”, no 
permitiéndole sentir miedo, debilidad ni expresar sentimientos ya que esto es propio de 
la mujer. A la mujer le correspondía ser obediente, y cumplir con su labor de madre y 
esposa. (Rage, 1996) 
Para construir su identidad de género, los varones aprenden desde la infancia a 
enfrentarse con las mujeres para diferenciarse de ellas, la identidad masculina se 
construye sobre el rechazo de los atributos considerados femeninos, como ternura, 
cuidado de los vínculos, actitud comprensiva y tolerante, rechazo de la violencia, y 
tendencia a resolver los conflictos mediante la comunicación y los acuerdos. Por otra 
parte consideran la autonomía como atributo central de la masculinidad y para ellos el 
lograr la satisfacción de sus deseos refuerza el sentimiento de autovaloración. (Castro, 
2004) 
Desde la década de los sesenta, se comenzó a organizar el movimiento de mujeres, 
entre ellos las feministas, que en nuestro país se manifestó públicamente por los años 
80´s. Desde entonces, las quejas de las mujeres y diversos aspectos de su vida 
cotidiana, empezaron a ser analizados por especialistas de diferentes áreas. (Castro, 
2004) 
Para las mujeres en transición (que quieren cambiar los viejos roles de ser mujer), la 
autoestima depende en gran medida de su propia evaluación acerca de la manera de 
desenvolverse en la vida, de las realizaciones obtenidas, los proyectos logrados, sus 
valores, capacidades personales y sus derechos, otorgando un margen de 
independencia frente a los criterios tradicionales. (Castro, 2004) 
Actualmente surge una fuerte expectativa, entre hombres y mujeres, a convertirse en 
seres integrados, en donde se puedan manejar ambos aspectos. Basow (1992) dice 
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que “la androginia puede ser un escalón para trascender los roles sexuales”. Ella indica 
que es necesario que definamos lo que es una función humana sana, independiente a 
género y sus características, menciona que debemos trascender los extremos de los 
roles tradicionales para lograr un nuevo nivel de síntesis. Es decir, el mundo no está 
dividido en polaridades de masculinidad y feminidad, sino que las personas tendrían las 
potencialidades para adaptarse a diferentes situaciones, lo que daría la sensación de 
libertad para ser un individuo en su propio sentido (en Rage, 1996) 
La mujer, por su parte está empezando a tomar acciones en su desarrollo como 
resultado de su conocimiento, hay un mayor número de mujeres que realizan una 
carrera, demandan iguales salarios que los hombres. Se ha formado un cambio en la 
estructura del género, que es provocado por el papel que juegan los hombres en la vida 
de las mujeres y lo que éstas esperan de los hombres (Rage, 1996) 
Aunque estamos aprendiendo una nueva forma de ser hombres y mujeres y no a copiar 
el rol sexual tradicional, es necesario hablarlo con la pareja pues podría ser una de las 
causas que producen mayor desequilibrio en las parejas actuales, ya que además 
pueden chocar los roles de los propios padres. Por otra parte es necesario conocer 
nuestra identidad como personas, ya que en caso de perder el sentido de sí mismo, 
intentando buscarlo en base al anhelo de ser aceptado por otros, podríamos olvidarnos 
de lo que queremos para llenar las expectativas de los demás (Rage, 1996) 
Es relevante estudiar las diferencias entre hombres y mujeres dentro de sus hogares ya 
que ahí es donde nacen crecen y se desarrollan, donde los padres les dan las pautas 
de los procesos de socialización, por lo que ahí podemos observar la adecuación de las 
personas del grupo doméstico a una cultura particular y por otro lado la transmisión de 
esa misma cultura (INEGI, 1995, en Eguiluz, 2007) 
Las características biológicas se desarrollan, evolucionan y modifican en interrelación 
constante con las pautas socioculturales, es decir, el amor, el poder, los celos, la 
intimidad y las diferencias sexuales, interactúan constantemente con el macrosistema 
sociocultural en el establecimiento de figuras sociales y aprendidas (Diaz, R. & 
Sánchez R., 2004) 
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Las características individuales, influyen el estilo de cómo llevar las relaciones (Diaz, 
R. & Sánchez R., 2004), ahora nos enfocaremos en la pareja. Para referirnos a ella 
primero debemos definirla, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2014), la 
define como: Conjunto de dos personas, animales o cosas que tienen entre sí alguna 
correlación o semejanza, y especialmente el formado por hombre y mujer. Cada una de 
estas personas, animales o cosas considerada en relación con la otra. 
En este trabajo nos referiremos a la pareja como el conjunto de dos personas que se 
encuentran relacionadas entre sí, compartiendo un objetivo en común y sin importar su 
orientación sexual. 
Una buena relación de pareja es salutogénica, ya que la principal defensa del sistema 
inmunológico son los glóbulos blancos, y se ha comprobado que un buen matrimonio 
nos hace más sanos porque estimula las defensas de nuestro cuerpo antela 
enfermedad. (Eguiluz, 2007). 
La pareja solo puede mantenerse sobre la base de acuerdos que contengan las pautas 
y condiciones que ambos aceptan como base de su relación y de su forma de vida, 
esto se llama negociación, y consiste en la revisión permanente de las pautas que 
adopta la relación en la vida cotidiana, con el fin de descubrir y explicitar las 
consecuencias de las actitudes y funciones que cada uno va asumiendo. (Castro, 2004) 
Un aspecto importante a considerar dentro de la pareja es el amor, el cual se ha 
concebido como el más profundo y significativo de los sentimientos. Si se encuentra 
presente produce un involucramiento emocional espontáneo y dinámico entre dos 
personas (Diaz Loving, 1999) 
 
2.2 Amor de pareja 
Algunos aspectos centrales del amor, en el sentido de atracción y apego, son parte de 
nuestra herencia emotiva y motivacional. El amor implica ser atraído por otra persona y 
sentirse ligado a ella por un tiempo. Esto, combinado con la sexualidad promueve la 
supervivencia de los genes en la próxima generación. (Van Sommers, 1988) 
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En las sociedades occidentales las relaciones monógamas son consideradas como 
proveedoras de seguridad, certeza y con mayores probabilidades de amor duradero, 
sin embargo muchas personas ponen un interés particular en las actividades del otro y 
se vuelven demasiado posesivos y controladores para compensar sus sentimientos de 
competencia y los temores de competitividad, lo que los lleva a la creencia de que las 
personas casadas o que mantienen un compromiso de largo plazo se pertenecen una a 
otra (Firestone, 2008) 
Buscaglia (1988, en Rage 1996), dice que por lo general las relaciones se inician con 
una mutua atracción, y a medida que aumenta esta atracción surge con frecuencia una 
posesión. 
Por su parte Diaz, R. & Sánchez R., (2004) menciona que “una relación involucra una 
serie de interacciones (reales o imaginarias) a través del tiempo y cada episodio es 
afectado por eventos anteriores en conjunto con las expectativas del futuro, cada 
relación existe a través del tiempo y es vista desde el ciclo de acercamiento-
alejamiento como un constante flujo dinámico”, plantea etapas, donde cada miembro 
de la pareja puede pasar con un orden distinto por ellas no siempre encontrándose en 
la misma fase que la pareja, estas etapas son las siguientes : 
Etapa extraño-desconocido. Esta etapa se da cuando una de las personas percibe 
que hay un extraño, sin iniciar ninguna conducta de acercamiento. 
 
Etapa de conocido. Después de percibir que existe un extraño, avalúa el estímulo y 
decide si podría convertirse en un conocido o mantenerse como extraño. Esta etapa 
se caracteriza por cierto grado de familiaridad y conductas de reconocimiento a 
nivel superficial y manteniendo un bajo grado de cercanía. 
 
Etapa de amistad. Si la persona decide seguir con la relación motivado por el querer 
acercarse más pensando que esta interacción satisfacerá una serie de 
necesidades. 
 
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Etapa de atracción. Cuando las parejas construyen cogniciones influidas por 
intereses románticos se dice que hay atracción, apareciendo la unión como motivo y 
el querer acercarse afectivamente hacia el otro. Aumenta el interés por conocer, e 
interactuar con el otro, buscando formas y momentos de hacerse más 
interdependientes. 
 
Etapas de pasión y romance. En la etapa pasional surge una respuesta fisiológica y 
una interpretación cognoscitiva de intensidad que definiendo a la relación como más 
cercana. La etapa del romance se da cuando se origina afecto, amor e ilusión 
 
Etapa de compromiso. Se refiere a las situaciones en que las personas están de 
acuerdo en continuar dentro de su relación a largo plazo. Durante el siglo XX, se ha 
hecho cada vez más común que la pareja tome la decisión de compromiso con 
antecedentes de romance y/o pasión. 
 
Etapa de mantenimiento. Al consolidarse el compromiso se requiere de procesos 
dirigidos al mantenimiento, se permea el diario convivir de la pareja en una relación 
a largo plazo. Es la base de la estabilidad y evaluación de la familia, involucra 
resolver las problemáticas que se presentan en las relaciones de pareja. 
 
Etapa de conflicto. En las situaciones en que se generan tensiones entre la pareja 
las personas pueden sentirse, enojadas, frustradas, irritadas o temerosas, si esto no 
se resuelve a corto plazo puede convertirse en una relación que se mantiene en el 
conflicto, si este conflicto es recurrente y el mantenimiento ya no resulta placentero 
para uno o ambos miembros de la pareja, se desarrolla de lleno el conflicto. 
 
Etapas de alejamiento y desamor. Conforme la gente se lastima en una relación, 
poco a poco desaparece el gusto por interactuar y conocer a la pareja y se va 
optando por evitar el contacto con la misma, por lo que aparecen sentimientos de 
frustración y temor al interactuar. 
 
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Etapas de separación y olvido. En cuanto la relación se torna insoportable, se 
vuelven más atractivas otras opciones por lo que este descontento con la relación 
hace evidente que lo más adecuado es separarse. Al paso del tiempo, y con la 
absorción de actividades de la nueva elección, se pasa a la última etapa, la que 
cierra el círculo, el olvido 
Hablando de que el amor pasa por diferentes etapas, también podemos mencionar que 
Rice (1997) hace una clasificación de los tipos de amor que existen: 
Amor romántico. Es descrito como un afecto profundamente tierno o apasionado por 
otra persona. Se caracteriza por emociones fuertes e intensidad de sentimientos. Si 
este amor es mutuo y satisfactorio existe un enorme gozo, éxtasis y bienestar en el que 
la pareja desea estar junta para continuar disfrutando de este placer. 
Amor erótico. Puede definirse como la atracción sexual hacia otra persona, es el 
componente biológico de las relaciones amorosas. La atracción sexual es un punto de 
partida importante y fortalece el vínculo entre dos personas. Una relación amorosa se 
convierte en una base firme para una vida sexual feliz y una relación sexual 
satisfactoria refuerza el amor de la pareja. 
Amor dependiente. Es valioso como base para una relación fuerte, pero conlleva la 
mutua dependencia. Este tipo de amor es funcional en la medida que cada persona 
cumpla las necesidades del otro; los problemas surgen cuando las necesidades de la 
persona se vuelven tan excesivas que la relación se basa en una dependencia 
posesiva y neurótica. 
A la fecha el amor pasional es una de las formas de amor más presentes, éste se 
puede definir como un estado efímero en el que las emociones se disparan y 
enloquecen, se encuentran presentes la ternura, sexualidad, celos, ansiedad, dolor, 
bienestar, alivio, étc, todas en una desordenada armonía y equilibrio (Farré, 2000) 
Los estilos de amor pueden traducirse en dos perfiles, un constructivo para la relación 
donde se incluye a aquellas mujeres prácticas en la forma que expresan su amor, 
siendo amistosas y comprensivas, moderadamente vigilantes, algo celosas y eróticas, 
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interdependientes de su pareja, que buscan la emoción de una fuerte atracción y 
prefieren cuidar al otro de forma desinteresada. El perfil alterno conjuga una 
perspectiva obsesiva y maniaca, por lo que son ansiosas al enamorarse, vigilantes y 
celosas, con un amor de entrega total, por lo que se produce un deseo incontrolable de 
vincularse con quien se sienten físicamente involucradas (Diaz, R. & Sánchez R., 
2004). 
La elección del cónyuge, es una de las tareas más difíciles, por la confusión que existe 
para distinguir a un amor maduro, se crea una confusión entre éste y el simple 
enamoramiento. Las relaciones maritales sanas son aquellas en donde se da una 
fusión entre el amor erótico y el amor maduro. (Rage, 1996) 
En cuanto al tipo de familia, en México la que predomina es la formada por una madre, 
un padre y al menos un hijoproducto de esa unión, aunque en las últimas décadas las 
familias se han ido transformando debido a una serie de cambios demográficos, 
económicos y sociales, como: el descenso de la fecundidad, la inserción de las mujeres 
en el mundo laboral, mayor nivel de instrucción de las generaciones jóvenes, el retraso 
en la edad para casarse, el aumento de divorcios, la baja en el ingreso familiar, entre 
otros. Hasta principios de los setenta los roles de esposo y esposa eran claros y los 
jóvenes aspiraban a ser como sus padres, ahora el divorcio y las separaciones van en 
aumento (Eguiluz, 2007). 
Según Eguiluz (2007), en México los hogares familiares son tres tipos principales: a) el 
tradicional, cuya organización implica una división sexual del trabajo doméstico y extra-
doméstico; b)el moderno, donde ambos miembros realizan trabajo extra-doméstico; y 
c)las familias monoparentales con jefatura femenina, que encabeza una mujer con hijos 
y sin presencia del cónyugue, sin embargo, al hablar de parejas debemos considerar 
también a las parejas que deciden vivir separadas pero manteniendo lazos afectivos y 
sexuales, así como las familias reconstruidas. 
Actualmente algunas mujeres deciden tener pareja pero sin ser madres, este tipo de 
parejas se llama child-free, se caracterizan por estar liberadas de las preocupaciones y 
ocupaciones que implica una familia, consideran que es la mejor forma de preservar la 
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calidad del vínculo de pareja y poder para lograr un mayor desarrollo personal (Castro, 
2004) 
En México, el matrimonio sigue siendo una institución apreciada por los jóvenes 
adultos, sin embargo no siempre se casan, sino que viven en unión libre. (Rage, 1996) 
En México hay 30 millones de mujeres que son madres. El 18 por ciento de ellas, 5.3 
millones, se encuentran con sus hijos/as sin que su pareja viva en el hogar (son 
solteras, separadas o divorciadas). (INMUJERES, 2012) 
Si bien cada pareja decide como llevar su relación, la duda y la desconfianza en ser 
correspondidos son los que hacen surgir los celos; a esto podemos agregar el temor 
por el peligro de perder el amor de la pareja, ya sea por motivos fundados o 
infundados, ya sea el caso de celos patológicos o normales. (Londoño, 2005). 
 
2.3 Los celos en la pareja 
Existen diversas razones por las que los celos se encuentran entre las emociones más 
inquietantes que las personas pueden experimentar en una relación íntima, incluso la 
simple sospecha de que la pareja está involucrada sexualmente con alguien más, 
perturba la ilusión de que uno es preferido sobre todos los demás (Firestone, 2008). 
Los conceptos que tengamos sobre los celos, los generaremos en base a la cultura, el 
carácter, la formación moral, el concepto del amor propio, y ciertas normas sociales 
(Londoño, 2005). 
En algunas parejas los celos no existen en la relación, mientras para otras la falta de 
este sentimiento puede ser un indicativo de falta de interés. Normalmente en las 
parejas recién casadas, los celos son un índice para verificar si la otra persona está 
realmente interesada (Gross, 1994). 
Sasson (s/f), en su tesis de doctorado concluye que aquellas parejas entre 8 y 15 años 
de casados son los que experimentan más los sentimientos de celos, además que las 
mujeres experimentan mayores grados de celos y envidia al inicio de la relación, en 
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cambio, en el resto del ciclo vital son los hombres los que presentan más dichos 
sentimientos, esto lo atribuye al cambio de vida que representa para la mujer el casarse 
y el hombre, por su parte, va perdiendo capacidades varoniles culturalmente valoradas 
en nuestra sociedad, por lo que ahora trata de someter a su pareja y siente envidia al 
ajuste que ella ha logrado. 
El carácter y el temperamento del celoso pueden ser decisivos en la forma en que se 
manifiestan los celos, así como ciertas enfermedades que se padezcan; para una 
persona susceptible y orgullosa la forma de exteriorizar este sentimiento será muy 
diferente a la persona serena, tranquila y sin autoestima; puesto que la persona que 
los sufre puede llegar a controlarlos o dar rienda suelta a sus impulsos incontrolables 
en algunos casos, ya que podría llegar al homicidio o al suicidio (Londoño, 2005). 
Glass y Wright (1988 en Firestone, 2008) observaron que los celos se vuelven más 
intensos en las personas que dependen de su pareja en los sentimientos de 
autoaprecio o autorrespeto, es decir, el grado de dependencia hacia la pareja, es lo que 
determinará en mayor grado la intensidad de las reacciones celosas. 
En casi todos los casos de celos, la depresión es reactiva y la persona se muestra 
agitada, frecuentemente, se pierde el apetito, se presenta dificultad para dormir, y se 
muestra irritable e inestable, tiene ataques de llanto y genera peleas familiares, también 
a menudo pierde interés en su trabajo o responsabilidades (Van Sommers, 1988) 
Otra característica de los celosos, es el sufrimiento que se ocasionan a causa de los 
celos, por lo que llenan su vida de angustia, frecuentemente se portan indiferentes 
frente a la tristeza y al dolor que ocasionan a la pareja (Londoño, 2005) 
De acuerdo con Diaz Loving et al (1986, en Trejo 2005), los celos se caracterizan por 
emociones de egoísmo-posesion, dolor e intriga; y estos estados emocionales 
negativos crean una disposición anímica que provoca que la persona perciba su 
interacción de pareja de forma negativa, se sienta enojada, frustrada, temerosa, y con 
ello no exista una buena relación con la pareja, pero en caso de tener confianza, la 
persona creará una inclinación positiva hacia la percepción y demostración de afectos 
positivos cumpliendo con las necesidades y deseos de interacción. 
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Pines, 1998, menciona que los celos son una “respuesta aprendida que cuando es 
inapropiada puede olvidarse” y detectó que los pensamientos de autodesprecio 
intensifican las reacciones celosas, por lo que es importante que la persona identifique 
los pensamientos autocríticos y las actitudes hostiles hacia su pareja, con el fin de 
identificar la fuente de estos pensamientos y contrarrestarlos. (en Firestone, 2008) 
En el caso de iniciar una relación íntima con el temor de sentirse cercano a la pareja, 
esto puede predisponernos a comportamientos que provoquen negatividad y a retener 
nuestras cualidades por lo que al final se produciría un alejamiento. En particular la 
restricción sexual eleva las actitudes posesivas así como los celos, es decir, si 
inhibimos inconscientemente nuestros deseos reteniendo las respuestas sexuales, nos 
sentiremos en desventaja como competidores. Si examinamos este caso veremos que 
los celos disfrazaron el hecho de que la restricción de la persona fue lo que provocó su 
fracaso en la relación, mas no la presencia de un rival o competidor (Firestone, 2008). 
Existe la posibilidad de que en algunos casos una historia de rupturas y celos con las 
parejas haya contribuido a la ambivalencia y a eludir relaciones estrechas. Los 
desencuentros y el dolor sufridos en relaciones estrechas pueden dar lugar a una 
actitud defensiva que se prolonga. 
Sin embargo, hay personas que reprimen o niegan los celos, pues el querer reprimir los 
celos surge de la sensación de que son degradantes o humillantes, ya que agreden 
nuestra confianza y autoseguridad, por ello quien los padezca se esforzará por 
convencerse de que no se está rebajando a un sentimiento en cuyo fondo hay siempre 
algún sufrimiento humillante, causado por el reconocimiento del propio problema 
(Altavilla, en Londoño, 2005) 
Los celos son algo difícil de superar ya que la posesividad de uno exaspera el instinto 
de defensa del otro. Los reclamos y las sospechas injustas, por parte de un miembro 
de la pareja desarrollan en el otro el hábito de atacar para no verse absorbido por su 
cónyuge. Cuando estas actitudes enfermizas han avanzado tanto rompiendo el diálogoconyugal, es conveniente vivir un proceso de orientación y en muchos casos personal, 
ya que los celos solo disminuyen cuando la persona recupera sus sentimientos de valía 
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y de respeto hacia sí mismo, esto es, cuando se empieza a considerar el problema en 
forma objetiva, como algo que se deriva de las propias exigencias y necesidades 
personales (Rage, 1996). 
Los sentimientos de celos sexuales prevalecen en individuos que se autoperciben 
como inadecuados o deficientes, estas personas tiene una fuerte tendencia a 
compararse de forma negativa con posibles rivales, calificándose a sí mismos de 
antipáticos y poco merecedores de amor, esta falta de autoestima hará que en 
situaciones de competencia evoque sentimientos de desesperación, pánico y depresión 
(Firestone, 2008) 
En diversos estudios realizados con parejas homosexuales y lesbianas, Buss (2000) 
encontró que “los hombres homosexuales expresan menos celos sexuales que los 
heterosexuales”, por su parte, las lesbianas parecen ser mas celosas sexualmente, que 
las mujeres heterosexuales y experimentan mayor angustia en la infidelidad sexual (en 
Firestone, 2008). 
Por otra parte, las promesas iniciales de fidelidad entre la pareja pueden ser parte de 
una unión destructiva en la pareja, pues aunque al principio pueden ser reales, si se 
basan en la falsa premisa de que la pareja tiene derechos de propiedad sobre el otro, 
se puede generar una monogamia impuesta por las normas sociales y asumirse de 
manera rutinaria por los integrantes de la pareja, lo cual es diferente a la fidelidad 
sexual que se basa en la libertad de elección, e implica un compromiso genuino y el 
deseo de compartir la vida con otra persona (Firestone, 1985, 2008). 
Si en algún momento, se traiciona la confianza de la pareja, debido a una infidelidad, 
se produce conmoción y un cuadro doloroso en la persona que fue engañada ya que 
entre otras cosas, implica que la pareja tenía una doble vida que ella no conocía, por 
ello, Glass en 2003 afirma en su libro Not “Just Friends” “Las relaciones están 
supeditadas a la honestidad y a la apertura. Se construyen y mantienen a través de 
nuestra fe y en que podemos creer en lo que se nos dice. Sin embargo, es doloroso 
para el esposo traicionado descubrir pistas de encuentros sexuales o uniones 
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emocionales, pero las mentiras y la decepción son las violaciones más horribles”. (en 
Firestone, 2008). 
Sin embargo, mientras unos de los conyugues desconfíe injustificadamente de la 
fidelidad del otro, esta dudando sobre su lealtad con los afectos, de su honor, y de su 
dignidad. (Londoño, 2005) 
En vista del daño a los sentimientos y al sentido de realidad de una persona causado 
por las mentiras y la decepción, la honestidad es necesaria en las relaciones, por lo 
que es vital que se mantenga una buena comunicación acerca de los sentimientos y 
comportamientos relacionados con la fidelidad. (Firestone, 2008). 
 
2.4 Poder en la pareja 
El poder sobre otros seres humanos es muy complejo ya que pone en juego relaciones 
entre individuos, las otras personas pueden replicar, defenderse, huir, obedecer o 
desobedecer, discutir e intentar ejercer el poder sobre nosotros. La definición de un 
poder positivo o negativo en ocasiones está vinculado a motivaciones egoístas versus 
de amor maduro. Para determinar la parte positiva del poder, debemos observar que el 
amor y el poder se sobreponen, es decir, la persona que ama a la otra se deja influir y 
trata de hacer satisfacer los deseos del que ama (Diaz, R. & Rivera, S. 2002). 
En la sociedad Mexicana la obediencia y la abnegación conforman expresiones de 
poder que van unidas al afecto (Diaz, R. & Rivera, S. 2002). 
En lo que respecta a las mujeres en transición, los cambios personales se refieren a 
buscar las formas de desarrollar las diversas capacidades propias de todo ser humano 
y de esta manera reubicarse en la pareja en una posición que tienda a la igualdad en 
cuanto al ejercicio del poder en lugar de la tradicional subordinación al hombre (Castro, 
2004) 
Las mujeres están generando desde hace tiempo una transformación de las 
costumbres. Promoviendo la revisión de las concepciones tradicionales, tales como 
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considerar un indicador de masculinidad y de rechazo a la feminidad el trabajo 
extradoméstico, el éxito laboral, la obtención, administración de dinero y bienes, la 
iniciativa en el área sexual, la capacidad para tomar decisiones y llevarlas a la práctica, 
es decir, la tendencia a compartir el poder con el género masculino, incluida la relación 
de pareja. (Castro, 2004) 
La educación es una gran herramienta para formar una pareja de manera más 
autónoma, ya que facilita la autoafirmación y la reflexión, ayudando a prevenir el 
empobrecimiento personal como consecuencia de las restricciones que puedan 
derivarse del vínculo (Castro, 2004) 
En el pasado, las obligaciones del marido eran trabajar y sostener a la familia, y las de 
la mujer eran estar en casa realizando quehaceres domésticos y cuidar del marido y de 
los niños, bajo esta norma tradicional marital patriarcal, las mujeres tenían poco poder 
para influenciar las decisiones maritales ya que sus poderosos maridos tenían la última 
palabra. (Diaz, R. & Rivera, S. 2002). 
En el amor conyugal no hay superioridad ni inferioridad, son solo dos seres humanos 
iguales pero de anatomía, fisiología y psicología diferentes, que se complementan 
mutuamente en algunos aspectos. (Rage, 1996). 
El poseer atributos instrumentales y expresivos socialmente deseables conduce a 
relaciones más satisfactorias. Las parejas que hayan creado la capacidad, la 
responsabilidad, la autonomía unida con ternura, el cariño e intereses en el cuidado del 
otro, culminan con mayor frecuencia en el bienestar. (Diaz, R. & Sánchez R., 2004). 
En la relación de pareja, los dos miembros necesitan algo de poder o alguna habilidad 
para conseguir que el otro haga cosas, es decir, cada miembro tiene cierto control 
sobre su vida y la naturaleza de la relación (Diaz, R. & Rivera S. 2002). 
Cada persona aporta a la relación sus expectativas, deseos, fantasías, conflictos y 
formas de comportarse particulares. Parte de este material es consciente y moldeable 
con las terapias que desarrollan las habilidades de los miembros de la pareja de 
escuchar, negociar y comprometerse. Sin embargo, gran parte de lo que genera el 
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conflicto en la pareja se encuentra en el inconsciente, lleva una pesada carga afectiva, 
tiene sus orígenes en las relaciones tempranas, y es mucho menos manejable que los 
intentos conscientes de reestructurar las interacciones de forma positiva (Donovan, 
2003 en Crawley J. & Grant, J. , 2008) 
En algunas relaciones pueden presentarse problemas por el manejo del poder que 
puede generar celos dañando la relación de pareja, en estos casos, por mencionar 
algunos, es indispensable la ayuda exterior, y esta ayuda la necesitan los dos 
miembros, en caso de que en ambos exista el deseo de mejorar y continuar con esa 
relación (Van Sommers, 1988). Por lo anterior, en el siguiente capítulo nos 
enfocaremos en algunos modelos de intervención en el manejo de celos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo 3. Modelos de intervención en el manejo de celos 
Las relaciones de pareja abren la oportunidad de empezar a ocuparse de los conflictos 
no resueltos de las tempranas experiencias (Crawley J. & Grant, J., 2008) 
En todos los planteamientos analíticos de la terapia de pareja, el principio básico es 
que la conducta está determinada por motivaciones inconscientes y también 
conscientes. Siendo las inconscientes las que hay que explorar y entender para ayudar 
a la pareja a encontrar un equilibrio. (Crawley J. & Grant, J., 2008) 
Cabe mencionar, que no todos los celos presentan el mismo nivel de gravedad, es 
habitual encontrarlos en diferentes

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