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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA FACULTAD DE ECONOMÍA CENTRO DE ESTUDIOS DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL MAESTRÍA EN DESARROLLO ECONÓMICO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL ORIGEN, CONSTITUCIÓN Y PROTAGONISMO DE LOS ACTORES SOCIALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE ALTERNATIVAS DE DESARROLLO LOCAL: EL CASO DE LA ORGANIZACIÓN RESPONSABLE DEL CENTRO ECOTURISTICO ACOCOMOCA A.C. Y TETELA HACIA EL FUTURO A.C. T E S I S QUE PARA LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE MAESTRO EN DESARROLLO ECONÓMICO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL P R E S E N T A LIC. HEDYLBERTO CASTRO CUAMATZIN COMITÉ TUTORIAL DR. GERMÁN SÁNCHEZ DAZA DRA. MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ DE ITA DR. DESIDERIO ORTEGÓN QUINTAL PUEBLA, PUE. DICIEMBRE 2012 INDICE Pág INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….........1 CAPÍTULO 1. CONCEPTUALIZACIÓN Y ORIENTACIONES TEÓRICAS SOBRE EL DESARROLLO: DE LOS MODELOS ESTRUCTURALES AL POSTDESARROLLO 1.1. El nacimiento del concepto de subdesarrollo (la era del desarrollo). ……….4 1.2. Los modelos estructurales del desarrollo. ……………………………………...8 1.2.1. La teoría de la modernización. ……………………………………………..........9 1.2.2. Las teorías latinoamericanas del desarrollo. ………………………………….12 1.3. Los modelos de desarrollo endógeno. Los recursos locales como facilitadores del proceso de desarrollo. ……………………………………….............................18 1.3.1. La emergencia del postdesarrollo. ………………………………………….......24 1.3.2. El desarrollo propuesto desde los actores. ……………………………….…….27 CAPÍTULO 2. ACTORES SOCIALES: CONCEPTO Y FACTORES DE CONSTRUCCIÓN. 2.1. ¿Qué es un actor social?.............................................................................................31 2.2. Factores que permiten la construcción de actores sociales y que determinan la acción social de los actores individuales: La concertación social, a identidad territorial y la cultura. …………………………………………………………………39 2.3. Los Actores Sociales en el Desarrollo Local. ………………………………….....44 CAPÍTULO 3. LOS ACTORES SOCIALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE MODELOS DE DESARROLLO LOCAL EN EL MUNICIPIO DE TETELA DE OCAMPO, DOS ESCENARIOS DE MANIFESTACIÓN: EL CASO DE LA ASOCIACIÓN RESPONSABLE DEL CENTRO ECOTURÍSTICO ACOCOMOCA A.C. Y TETELA HACIA EL FUTURO A.C. 3.1. Presentación de la Metodología Utilizada para el trabajo de Investigación de Campo (Válido para Ambos Casos). ………………………………………………….50 3.2. Descripción técnica del Municipio de Tetela de Ocampo: El desarrollo en Tetela de Ocampo. …………………………………………….…………………….................51 3.3. El caso de la Asociación Responsable del Centro Ecoturístico Acocomoca A.C. de Carreragco Tetela de Ocampo. …………………………………………………….58 3.4. El caso de Tetela Hacia el Futuro A.C. …………………………………………..70 CAPITULO 4. CONCLUSIONES Y CONSIDERACIONES FINALES. ……….....90 ANEXOS………………………………………………………………….………..……97 BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………….116 DEDICATORIA A mis padres Domingo y Rosita por haberme apoyado de manera absoluta en todo momento y por el amor que siempre me han mostrado sin condiciones, nunca lo hubiera logrado sin ustedes: ¡Muchísimas Gracias, Los Amo! A mi hermano Hedwin que tuvo a bien ser compañero de muchos desvelos y ser partícipe con sus opiniones del trabajo que ahora presento. Además de ser el consejero en muchos momentos difíciles: ¡Gracias Brother! A mis abuelitos Andrés y Mariana que en múltiples ocasiones han sabido darme palabras de sabiduría cuando me he encontrado en situaciones adversas: ¡Abuelitos, no sé qué haría sin ustedes! A todos mis tíos, primos y todo familiar que valoraron el esfuerzo que realicé durante mi estancia en el posgrado y que participaron directa o indirectamente en la elaboración de esta tesis: ¡Un fuerte abrazo! A mi Director de Tesis el Dr. Germán Sánchez Daza que supo a bien conducirme por el camino correcto y que siempre estuvo al pendiente y dispuesto a solucionar mis dudas y errores con respecto a la elaboración de esta tesis. A mis asesores la Dra. María Eugenia Martínez de Ita y el Dr. Desiderio Ortegón Quintal por su apoyo y motivación que contribuyó en gran medida a la conclusión de este trabajo. A las organizaciones de Acocomoca A.C. y Tetela Hacia el Futuro A.C. que me brindaron su tiempo, amistad y paciencia con respecto al trabajo de campo que realice en cada uno de sus espacios de actividad: ¡Fueron en gran medida el pilar para la conclusión de esta tesis! Al pueblo de Tetela de Ocampo y a toda su gente que tanto amo, a mis amigos, conocidos y a todas aquellas personas que me aprecian y quieren esto no hubiera sido posible sin el respaldo de todos. Hedylberto Castro Cuamatzin 1 INTRODUCCIÓN Hasta finales de la década de los 80´s los estudios sobre el desarrollo sostenían que “el camino más indicado para arribar a condiciones de desarrollo favorables, era la industrialización de la economía, lo que daría lugar a la modernización de la sociedad” (Rofman, 2003:1). Para que este tipo de políticas tuvieran éxito se requería una participación importante por parte del Estado, quién se encargaría de delinear las estrategias idóneas de intervención en los territorios. Las políticas generadas bajo esta óptica recalan en programas y estrategias de intervención sectorizadas y aplicadas de forma unánime; el Estado esparce los planes y programas sin atender las especificidades de cada territorio provocando más que resultados positivos grandes desequilibrios regionales que a lo largo de los últimos años han caracterizado al desarrollo en los países subdesarrollados incluidos los de América Latina. Como respuesta a la ineficacia de los modelos estructurales, las últimas décadas han visto salir a la luz propuesta alternativas de desarrollo que en mayor medida “proporcionan recuentos detallados de respuestas diferenciales a las condiciones estructurales y que exploran las estrategias de sustento y las disposiciones culturales de los actores sociales involucrados” (Long, 2007:43). Este enfoque afirma que los procesos de desarrollo tienen lugar en territorios concretos; espacios donde se manifiestan relaciones de producción y estructura económica particulares y donde además convergen individuos, instituciones, historia y cultura propias del territorio. El territorio comprende un complejo espectro de relaciones e interacciones entre múltiples grupos y colectividades con intereses contrapuestos y antagónicos. La sociedad se concibe en términos de Bourdieu como un sistema de diferencias entre campos (grupos sociales) con reglas particulares, pero que en situaciones contingentes son susceptibles de articularse en función de proyectos que supongan un beneficio colectivo. Este enfoque pone fin al centralismo y a la orientación economicista del desarrollo para orientarse al territorio y a las 2 interacciones que se dan entre los distintos tipos de actores que confluyen dentro del mismo. Esta perspectiva coloca al actor como efigie y arquitecto del desarrollo, pero ¿qué es y cuando un individuo se convierte en actor?, y ¿qué factores le permiten convertirse en actor social?, que es el término con que se ha conceptualizado a aquellos agentes sociales capaces de influir en su entramado económico y social. Es precisamente el tema de los actores sociales, su papel e influencia en los procesos de desarrollo local y en la generación de alternativas al mismo la discusión que da cuerpo al presente trabajo. Para ello se revisarán dos casos ubicados en el municipio de Tetela de Ocampo en la zona norte del Estado de Puebla que servirán como objeto de estudio y que ayudarán a responder las incógnitas planteadas al inicio de la investigación. El trabajo está dividido en cuatro capítulos. El primero tienecomo intención presentar un contexto general acerca de la historia de los estudios del desarrollo, desde su nacimiento a partir de la Segunda Guerra Mundial y que supuso teorías, modelos y perspectivas formuladas desde el seno del poder económico mundial basadas en un fuerte componente económico en sus formulaciones, hasta llegar a la parte crítica de los estudios del desarrollo y que supuso la aparición de teorías y perspectivas con orientaciones que integraban al análisis los componentes territorial, social y cultural como factores elementales en la consolidación de los procesos de desarrollo y que resaltan de manera sustancial el papel de los actores sociales en la consolidación de los mismos. El segundo apartado se propone conocer el concepto de actor social, los factores que contribuyen a su consolidación, y de acuerdo a la teoría, su importancia en los procesos de desarrollo local. En el tercer capítulo se describirán en primera instancia los estudios de caso representados por la Asociación Responsable del Centro Ecoturístico Acocomoca A.C. y la organización Tetela Hacia el Futuro A.C. ubicados en el municipio de Tetela de Ocampo, Puebla. El conocimiento de ambos escenarios nos permitirá conocer el nivel de consolidación de actores sociales en cada uno de ellos, los factores que 3 contribuyeron o no a la formación de los mismos, las razones que permitieron u obstaculizaron su consolidación y su nivel de influencia en el desarrollo local. Este ejercicio tiene como objetivo confrontar teoría y realidad y determinar si los procesos reales se ajustan a las determinaciones que al respecto ha formulado la teoría. Por último en el capítulo cuarto se presentan conclusiones y reflexiones finales. 4 CAPÍTULO 1. CONCEPTUALIZACIÓN Y ORIENTACIONES TEÓRICAS SOBRE EL DESARROLLO: DE LOS MODELOS ESTRUCTURALES AL POSTDESARROLLO 1.1. El nacimiento del concepto de subdesarrollo (la era del desarrollo). Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial en abril de 1945, Europa sufrió una transformación geográfica y política sin precedentes. Ciudades devastadas, millones de personas asesinadas en tiroteos, bombardeos y genocidios masivos (según las cifras oficiales de la época el número de muertes ascendió a un total de 50 millones), cesiones coloniales por parte de los países vencidos ante comisiones internacionales, países que recobraron su autonomía y una Alemania que tuvo que dividir su territorio en cuatro zonas de ocupación que estarían bajo la regencia de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En contraste con la Europa sumida en un cuadro económico en ruinas, el periodo de posguerra vio emerger a dos superpotencias que monopolizaron el poder económico y político en la zona, fue así como surgió un conflicto ideológico entre el denominado bloque capitalista con gran influencia en la Europa Occidental encabezado por Estados Unidos y su contraparte comunista encabezado por la URSS y que sentó su feudo en los países de Europa del Este. Estados Unidos necesitaba legitimar su nueva condición y posición en el mundo y para ello en el año de 1947 puso en marcha el Plan Marshall. Esta iniciativa tenía como propósito principal establecer las estrategias y mecanismos para la reconstrucción económica de Europa mediante un fondo de asistencia económica que ascendía a los 17 millones de dólares los cuales serían distribuidos como donativos (en un 80%) y préstamos (en un 20%). Para la consecución de los objetivos del Plan Marshall, Estados Unidos “consideró necesario” – impuso - que los países beneficiarios estableciesen la política de libre mercado o laisser faire 5 consistente en la no intervención del Estado en la economía, delegando su funcionamiento a las fuerzas de oferta y demanda. Esta condicionante no fue una estrategia lanzada premeditadamente, “a finales de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos era una maquina productiva, formidable e incesante sin precedentes en la historia” (Esteva, 1996:1), por ello era urgente “proporcionar salida al gigantesco potencial de producción necesitada de reconversión al final del conflicto” (Rist, 2002:84), lo que les permitió establecer el dominio comercial sobre las economías en reconstrucción. La era del desarrollo -como a muchos autores les gusta adjetivar a esta suceso histórico- se inauguró oficialmente en el año de 1949 el día en que tomó posesión de la Presidencia de los Estados Unidos Harry S. Truman, teniendo como marco el evento del Discurso sobre el Estado de la Unión. En el punto IV de dicho manifiesto de los Public Papers of the Presidents (1949) citado por Rist (2002:85) el presidente Truman “hizo un llamado internacional para establecer un programa de transferencia de conocimientos científicos y productivos hacia las “regiones insuficientemente desarrollas para su mejoramiento y crecimiento económico, ya que según el mandatario, la condición marginal de estos países era un peligro para el bienestar y prosperidad de países desarrollados y subdesarrollados”. No fue la primera vez que se utilizaban adjetivos para referirse y resaltar las diferencias económicas entre países. Carlos Marx en sus estudios sobre la sociedad, la economía y la política ya establecía que las condiciones de no desarrollo de algunos países son producto de los escenarios desfavorables bajo las cuales son obligados a participar del escenario económico mundial; Lenin en 1897escribió sobre Desarrollo del Capitalismo en Rusia; Schumpeter y su Teoría del Desarrollo Económico concluida en 1911 atribuía el crecimiento económico a los procesos de innovación (técnica y financiera), desarrollo de tecnología y aspectos socioculturales del entorno; Wilfred Benson (miembro del Secretariado de la Oficina Internacional del Trabajo) quien al escribir las bases económicas de la paz en 1942 hizo referencia 6 a las áreas subdesarrolladas; en 1944 el economista austriaco Paul Rosestein-Rodan pionero en los estudios sobre el crecimiento económico también habló de las áreas económicamente atrasadas; al mismo tiempo Arthur Lewis también escribía acerca de las causantes de la brecha entre naciones ricas y pobres. No obstante, en los labios de Truman la palabra subdesarrollo adquirió otro tipo de connotación. A partir de su discurso más de media mitad de la población del planeta “se convirtió en el espejo invertido de la realidad de otros: un espejo que los desprecia y los envía al final de la cola, un espejo que reduce la definición de su identidad, la de una mayoría heterogénea y diversa comparada a los términos de una minoría pequeña y homogeneizante” (Esteva, 2002:21). Se convirtió en un discurso dirigido a legitimar los procesos históricos de la modernidad y el capitalismo, a establecer un escenario bipolar donde se hacía una clara distinción entre los poderosos y el grupo condenado a la subordinación, discriminación y subyugación. Se hizo alrededor del discurso del desarrollo un mito que oculta su lado oscuro, aquel que convirtió la participación social en un instrumento servil para los objetivos de dominio de Estados Unidos. A partir de entonces Estados Unidos se nombró asimismo el paladín de la justicia mundial y el único con la capacidad para contrarrestar los problemas económicos, sociales, culturales y políticos de los países subdesarrollados. Para ello se creó un aparato institucional encargado de esparcir y vigilar la asimilación de las políticas elegidas para la operación “cruzada por el desarrollo”, entre ellos el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), etc. La agenda a seguir era la adopción de políticas eminentemente economicistas, de acuerdo con Estados Unidos, la única vía para la mejora de lacalidad de vida era mediante el crecimiento económico (aumento del PNB) a través del impulso de la actividad industrial. Se olvidó por completo el sentido social y su “capacidad de organización como elemento sustancial para la consecución de los objetivos del desarrollo. La solución que se propone es auténticamente hegemónica 7 porque se presenta no solo como la mejor, sino incluso como la única posible” (Rist, 2002: 91). Fue así como el mito del desarrollo sugiere la idea de un estado inacabado, falto de perfección, de la posibilidad de tránsito a un estado superior, pero la falta de talento de los países para escapar por sí solos a esta condición hace necesaria la intervención de agentes externos. De acuerdo con Arturo Escobar fueron dos los mecanismos que permitieron la instauración del desarrollo como poder colonizador: 1. La profesionalización de los problemas del desarrollo: lo cual ha incluido el conocimiento de estudios especializados así como diferentes campos de análisis para cada uno de los problemas del subdesarrollo. 2. La Institucionalización del desarrollo: el entramado institucional encargado de pregonar el discurso a favor de la hegemonía estadounidense, integrado por los organismos internacionales ya mencionados en líneas anteriores – BM, FMI, ONU, OCDE, etc., además de sucursales disfrazadas de Agencias Nacionales de Desarrollo y ONG´s que se multiplicaron y esparcieron por Latinoamérica, Asia y África. Fue a partir de estos acontecimientos que comenzaron a surgir las primeras aproximaciones conceptuales, instrumentos de medición y modelos de análisis acerca de los factores condicionantes del desarrollo; dando lugar a múltiples interpretaciones, algunas convergentes otras no, pero que construyeron un escenario multicolor de elementos teóricos que dieron lugar a un debate amplio que se ha prolongado hasta la actualidad. A lo largo de los últimos cincuenta años, según Arturo Escobar, la conceptualización del desarrollo en las ciencias sociales desde el punto de vista latinoamericano ha visto tres momentos correspondientes: 1. La Teoría de la Modernización (50´s – 60´s). 2. Teoría de la Dependencia (60s – 70´s). 8 3. Críticas al desarrollo como discurso cultural, conocido por algunos autores como postdesarrollo, corriente en la que se insertan los estudios centrados en los recursos locales. 1.2 Los modelos estructurales del desarrollo. Con el fin de institucionalizar y generalizar el modelo de desarrollo propuesto por Estados Unidos, la literatura de la posguerra se centró en construir una perspectiva que sostenía que la industrialización de la economía daría lugar a la modernización de la sociedad. La combinación que abría la caja fuerte del desarrollo - entendido como crecimiento económico -, debería incluir la intervención del capital privado y los medios empresariales, la aplicación de los más novedosos conocimientos científicos y tecnológicos a favor del incremento del Producto Nacional Bruto y del ingreso per cápita, metas que se reforzarían teórica y científicamente con los denominados modelos estructurales del desarrollo. Todas las orientaciones surgidas en esta época subestimaban las consecuencias sociales de las decisiones que se tomaron en los altos niveles, la obsesión por el crecimiento hizo olvidar las condiciones sociales existentes en los países subdesarrollados, la preocupación acerca de la pobreza generalizada se esfumó y adoptó la condición de explotación y violación por parte del sistema capitalista. Este tipo de modelos utilizan como base de su argumento agregados, estructuras y tendencias de gran escala que explican de manera global el funcionamiento de la economía y la sociedad. “Estas teorías encuadran su análisis en conceptos provenientes de la teoría de la modernización, o adoptan una perspectiva estructural o institucional basada en alguna variedad de análisis político económico” (Long, 2007: 35). Hasta los años 70´s y 80´s las teorías estructuralistas dominaron la escena de los estudios del desarrollo, fue la Teoría de la Modernización la que consolidó el discurso dominante en los escenarios institucionales y públicos en todo el mundo. 9 En suma, las teorías del desarrollo resultantes de la reorganización del mundo capitalista después de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron como objetivo justificar y posibilitar el dominio de Estados Unidos sobre los países del denominado Tercer Mundo. Como formulaciones teóricas implicaron la creación y utilización de nuevos conceptos y adjetivos que explicasen la realidad social; términos como dependencia, colonialismo, en vías de desarrollo, desarrollo desigual, etc.; desfilaban entre las bocas de los círculos académicos de la época, convirtiéndose en las municiones que avasallaron la realidad social de los pobladores de la Europa en reconstrucción, de América Latina, África y Asia. A continuación describiré la historia y los elementos más importantes del surgimiento de la teoría ya citada, revisando los antecedentes y aportaciones que le permitieron a su autor consolidar este manifiesto que durante mucho tiempo se convirtió en la Biblia del desarrollo, de la manifestación excelsa y gloriosa de su victoria y del comienzo de lo que en el medio se conoce como la Economía del Desarrollo. 1.2.1 La teoría de la modernización. La Teoría de la Modernización representó la necesidad de los teóricos de formular un proceso que pudiese aplicarse de manera universal y que al mismo tiempo explicase los elementos que facilitaran la evolución económica y social de cualquier nación. El paradigma de la modernización, representó el primer esfuerzo analítico por comprender la naturaleza singular de la dinámica económica de los países subdesarrollados, identificar las causas de lo que consideraba su rezago y establecer las causas necesarias para superarlo. Este paradigma sostenía su argumento teórico en la existencia de un modelo singular de la sociedad. La modernización, concibe el desarrollo como un estadio dicotómico de condiciones. Por un lado establece la existencia de una sociedad tradicional que se 10 caracteriza por mantener un equilibrio social a partir de relaciones interpersonales basadas en afectos y relaciones de amistad. La mayoría de la población se concentra en las zonas rurales, la actividad económica principal es la agricultura y la estructura social está caracterizada por un alto nivel de gradación y polarización. Este tipo de condiciones se manifestaban como amenazas potenciales para la estabilidad económica y social de países desarrollados y subdesarrollados. En el otro hemisferio se encuentra la sociedad moderna, que a diferencia de la sociedad tradicional mantiene una dinámica social basada en relaciones impersonales, la dinámica productiva está orientada a la actividad industrial apoyada en un fuerte aparato tecnológico – científico que refuerza una serie de procesos acumulativos entre los que destacan: la formación de capital y la movilización de recursos, el fortalecimiento de las capacidades o fuerzas productivas, incremento en la productividad del factor trabajo, la concentración de la población en espacios urbanos, etc. Esta posición ideológica trató de resaltar el contraste entre lo viejo y lo nuevo, entre sociedades segmentarias versus sociedades complejas (Durkheim), regímenes aristocráticos versus regímenes democráticos (Tocqueville), comunidad versus sociedad (Tonéis), occidente versus oriente (Weber). “La teoría de la modernización sostiene que el desarrollo es un proceso sistemático, evolutivo, progresivo, transformador, homogeneizador y de americanización inminente” (Vargas, 2007: 1). En esta perspectiva, el desarrollo es característico de toda sociedad moderna y la modernidad es un estadio que se alcanza tarde o temprano a través de una profunda transformaciónde la estructura social y para ello se requiere una fuerte intervención del Estado quién es el encargado de facilitar el proceso de reconversión. Este proceso es activado y mantenido mediante la paulatina y creciente inserción en los mercados de mercancías, lo que produce un cambio de orientación productiva hacia la fabricación de bines y servicios para el consumo de la población, esto viene a 11 generar grandes cantidades de beneficios que según los defensores de esta teoría serán repartidos de manera igualitaria entre la población. Para los impulsores de este modelo, “la evolución histórica de una sociedad tradicional hacia una moderna, puede ser impulsada de modo deliberado, aceptaron que el proceso de desarrollo puede verse acelerado por la acción humana. Se estudiaba el desarrollo económico desde una perspectiva evolucionista y el subdesarrollo como una fase previa en la evolución de las naciones” (Ramírez Cendrero, 2008: 37). De esta manera el desarrollo es asociado con un proceso de modernización y la modernización producto de una fuerte actividad industrial. El concepto de desarrollo por lógica es concebido y equiparado con el crecimiento económico, un mayor crecimiento económico sugiere un mayor grado de desarrollo. La apuesta era tal como lo expresa Otto Hirschman (1964), citado por Ramírez Cendrero (2008:39), “optar por un crecimiento generado a partir del dinamismo de unos sectores determinados que tuvieran la capacidad de impulsar el crecimiento de otros sectores; por ello la mirada de los defensores de la modernización apuntaba a la industrialización como la estrategia de desarrollo natural”. Es así como aplicando esta receta zarparán en la nave del olvido y para no volver la desigualdad, la pobreza y la marginación. Walt. W. Rostow, historiador económico norteamericano, se encargó de sistematizar estas ideas y estableció que toda sociedad tradicional realiza una travesía por cinco etapas antes de arribar al puerto de la modernidad: 1. Sociedad tradicional. 2. Sociedad previa al despegue. 3. Sociedad en despegue. 4. Madurez de la Sociedad. Rostow interpreta el subdesarrollo como la existencia de niveles históricos por los que necesariamente tienen que atravesar todos los países en el mundo. Define el 12 proceso de desarrollo como un simple proceso natural -como la evolución biológica a través del cual los organismos logran realizar su potencialidad genética- y de la aplicación de políticas que propician el crecimiento de los niveles de ahorro, inversión, producto per cápita, etc. “Desde este punto de vista el desarrollo industrial era la actividad que tenía el potencial de generar eslabonamientos con otros sectores, impulsar ganancias generales de productividad o acelerar el progreso tecnológico (Ramírez Cendrero, 2008: 40)”.Todo ello sin tener que cambiar las relaciones de explotación, subordinación y dependencia al que se someterían los países durante la intervención “científica y técnica” de los Estados Unidos. Como podemos observar, estas orientaciones fueron utilizadas como parte de una estrategia encaminada a establecer el dominio del capitalismo a nivel mundial; la cortina de humo estampada con figuras de asistencia, ayuda y solidaridad hacia los países del Tercer Mundo, escondía la intención maquiavélica de una misión sigilosa de Estados Unidos por hacerse del control económico, político, cultural y social de todo el mundo occidental. La modernidad se ha definido como lo contrario de la construcción cultural e identitaria de los pueblos, ha traído consigo la antitradición, la disolución de los saberes y prácticas locales 1.2.2 Las teorías latinoamericanas del desarrollo. En América Latina después de la Segunda Guerra Mundial se experimentó - aunque de manera incipiente- la aparición de algunas corrientes teóricas que intentaban explicar los aspectos generales del desarrollo así como del subdesarrollo y sus causas. El pensamiento latinoamericano estuvo representado por un grupo de científicos sociales que en su mayoría formaban parte de la Comisión Económica para América Latina y entre los cuales destacaban, José Medina Echavarría, Enzo Faletto, 13 Fernando Cardoso, Celso Furtado, Adolfo Gutiérrez, Florestán Fernández, Oswaldo Sunkel, Aníbal Pinto, entre otros. El problema del subdesarrollo en América Latina era explicado mediante el modelo de centro – periferia. Este modelo establece que la economía se compone de un centro (países desarrollados) y las periferias (países subdesarrollados), ambos polos presentan estructuras económicas desiguales. Dentro de esta perspectiva, la desigualdad entre ambos polos se debe a que en el centro las actividades económicas son más o menos homogéneas, lo que produce una articulación productiva mayor; la utilización y aprovechamiento del progreso técnico es más intensa lo que conduce a que se tenga una productividad del trabajo elevada y por consiguiente los niveles de ingreso de la población son mayores en el centro que en las periferias. Debido a este tipo de condiciones dispares de la periferia, la CEPAL afirma que el subdesarrollo es producto de lo que Raúl Prebisch denominó “insuficiencia dinámica del sistema económico”. Estas deficiencias eran atribuidas a cuestiones tales como: Escasa absorción productiva de la fuerza de trabajo: debido al aumento descontrolado de la población, los mercados de trabajo son incapaces de absorber la sobreoferta de fuerza de trabajo, lo que ocasiona un fenómeno de desempleo generalizado. Escasa o nula formación de capital: genera niveles bajos de productividad, escasa capacidad de absorción de fuerza de trabajo y por consecuencia una masa de beneficios extremadamente escasa. Estas deficiencias económicas son reforzadas por una serie de elementos sociales que desnudan la incapacidad y condición arcaica de las periferias en todos los ámbitos de su vida. Existe en ellas una distribución del ingreso increíblemente desigual (los beneficios son absorbidos por una pequeña parte de la población, mientras que el resto vive en las peores condiciones), cuentan con un aparato 14 institucional débil, ineficiente y subordinado a las presiones de los agentes económicos y políticos extranjeros –principalmente Estados Unidos-, lo que los limita a tomar decisiones en beneficio propio, restándoles poder de autonomía y credibilidad. Esta condición de subordinación económica consecuentemente limita a los agentes económicos locales a ser objetos de apoyo por parte del Estado que prioriza y consiente las actividades del capital extranjero como primera opción. Esto ha sucedido, viene sucediendo y sucederá a través de los años, el dominio del capital boquea las posibilidades de desarrollo de los actores locales, la entrada en función del modelo de liberalismo económico abrió las puertas de par en par al conquistador extranjero que en complicidad de los gobiernos locales, se han encargado de saquear y explotar los recursos locales, de desahuciar el mercado interno que no puede competir con los grandes capitales foráneos. Volviendo al análisis que nos concierne, las causas económicas y sociales antes mencionadas provocan que las periferias tengan grandes desventajas en los mercados internacionales. Al ser predominantemente países productores y exportadores de alimentos y materias primas, y al situarse en un contexto de evolución del comercio que se reorientaba a la producción de manufacturas, la demanda de los productos básicos se devaluaba cada vez más. El mercado interno precario de las periferias incapaz de absorber el excedente de la fuerza de trabajo sobrante de las actividades primarias y producir diversificación productiva, no podía ni boxear a la sombra con las economías centrales quienes presentan una actividad productiva totalmente diversificada –además de la actividad industrialemergen las actividades terciarias o de servicios-, y que contaban con la más alta innovación científica y técnica que les permitía aumentar la productividad, reducir costos y multiplicar beneficios. Estos términos se han venido reproduciendo con una agudeza sin precedentes con el paso de las décadas, la producción de tecnología y nuevos conocimientos son privilegio de los países de primer mundo, mientras que el tercer mundo tiene que conformarse con la importación de tecnologías desactualizadas que 15 no permiten reducir la brecha productiva entre ambos polos. México es un claro ejemplo de la desventaja comercial en los mercados internacionales. Siendo un país históricamente productor de maíz, hoy en día se tiene que importar alrededor de la tercera parte de la producción nacional (alrededor de 9.8 millones de toneladas) y según datos publicados por el diario La Jornada el 24 de abril del presente año, ocupamos oficialmente el primer lugar en importación de maíz en el mundo. La entrada del modelo neoliberal en México a principios de los 90´s y la firma del Tratado de Libre Comercio puso en jaque mate al campo mexicano que ha quedado desterrado en el olvido. La competencia es injusta y desleal manifiesta Elena Álvarez investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); ya que alrededor del 75.2% del campesinado del país vive en extrema pobreza, cuentan con pequeñas parcelas que como máximo alcanzan las cinco hectáreas, su esquema productivo es tradicional y precario y el sistema de apoyos para este sector es cada vez más reducido; mientras que Estados Unidos ha apoyado de manera sustancial la producción agrícola intensiva, dotando de créditos y maquinaria de alta tecnología a los grandes productores, lo que permite producir más a menores costos. México ha creído que es más beneficioso comprar maíz barato y de dudosa calidad que fortalecer el aparato productivo nacional, subordinando la agricultura mexicana a los intereses de la agricultura estadounidense. Un ejemplo contemporáneo donde se confabulan los elementos señalados por los economistas latinoamericanos como causas del subdesarrollo: la diferencia de la estructura productiva de las periferias en contraste con la modernización productiva del centro, la productividad eficiente y dinámica en el centro versus la estructura obsoleta y caduca de los satélites y la debilidad institucional de las periferias que subordinan intereses propios en pro de intereses de los comandantes de la economía mundial; situación que se manifiesta en los escenarios de intercambio comercial. En este contexto, la propuesta que la CEPAL expone como alternativa para abandonar esta situación marginal fue la llamada estrategia por sustitución de 16 importaciones, de la cual se esperaba tuviese la capacidad de conducir a los países a un desarrollo basado en el crecimiento con modernización, cuyo camino seria la industrialización. Bajo estas premisas se construye el argumento central de la llamada Teoría de la Dependencia, el cual establece que “el subdesarrollo es producto del funcionamiento del sistema económico capitalista a escala mundial” (Ramírez Cendrero, 2008: 50). Esta idea se refuerza con la propuesta de Paul Baran que propuso la idea de que “ningún país periférico puede, en el marco de la economía mundial capitalista, romper la dependencia que le impide desarrollarse de modo similar a los países industrializados” (Ramírez Cendrero, 200: 51). En esta perspectiva se destacan los factores externos como elementos sustanciales de influencia y determinación de las condiciones de desarrollo en los países periféricos y que provocan el estado de dependencia hacia los países del centro; la teoría entiende a la dependencia como un estadio de explotación interna y determinación externa, donde el crecimiento de una economía dependiente se encuentra a expensas de la situación y fluctuación de una economía superior o dominante quién tiene la capacidad de crecer por sí sola. Como podernos darnos cuenta, las teorías interpretativas de los teóricos latinoamericanos también estuvieron permeadas por las ideas de los centros hegemónicos del capitalismo central. Las propuestas que emergieron a partir de estos análisis que se reducían a la implementación de un modelo sustitutivo de importación y un supuesto impulso a la industrialización no tuvieron los resultados esperados, muy por el contrario en los países donde se llevaron a la práctica fracasaron debido a que muchos de estos países no presentaban las condiciones y fortalezas para llevar a cabo una transformación de este tipo. La mayoría presentaban estructuras económicas, sociales y políticas débiles, las ventajas en ese sentido no eran prometedoras, pero las soluciones nunca consideraron comenzar por cimentar las condiciones internas de los países, de prepararlos para que en el futuro fuesen ellos mismos quien 17 encabezasen la travesía hacia un mundo de autodeterminación y autosuficiencia. Por otro lado el determinismo económico de estas nociones –siguiendo la misma tendencia que el paradigma de la modernización- olvida por completo el sentido social, cultural y humano que también sufría las consecuencias de las decisiones que se tomaban en las altas esferas del poder. “Ambos modelos ven al desarrollo como emanación de los centros de poder mediante la intervención de fuerzas estatales e internacionales” (Long, 2007:38). De ahí que los críticos de las teorías modernistas sugirieran la necesidad de desprenderse del sistema capitalista como eje de la economía mundial, en términos de Samir Amín (1931) citado por Ramírez Cendrero (2008:51), “era urgente lograr una desconexión de la economía mundial como alternativa para la periferia para lograr un desarrollo popular, nacional y autocentrado”. Es en este momento cuando se comienza a pensar en la parte no económica como elemento sustancial para la evolución de las sociedades; la realidad social - cultural y el conocimiento local son propuestos como factores de los que no se puede prescindir a la hora de emitir conceptualizaciones, identificaciones y juicios acerca de la problemática de desarrollo del llamado Tercer Mundo. Asimismo se propone que la elaboración de estrategias y alternativas de solución a las contingencias económicas y sociales deben incluir un fuerte aporte del conocimiento de los actores locales –algo que para las teorías modernizadoras era prácticamente un sacrilegio- ,ya que es precisamente la población quien sufre con las decisiones que se toman desde el centro del poder. Lo que se sugiere es que el desarrollo - tal y como fue concebido en el discurso de Truman - se abandone por completo como principio rector y organizador de la vida social, que el discurso modernizador no puede ser aplicado de manera tácita en todas las regiones del mundo subdesarrollado, cada cual tiene sus características y particularidades propias y un plan universal tal como fue concebida la cruzada estadounidense en contra del subdesarrollo ha contribuido a agraviar los problemas de las áreas en cuestión más que permitir la solución de los mismos. 18 Es así como surgen oficialmente los estudios alternativos de desarrollo, denominados modelos de desarrollo endógeno o de desarrollo local. 1.3 Los modelos de desarrollo endógeno. Los recursos locales como facilitadores del proceso de desarrollo. Ante la falta de equidad en los resultados de las teorías y modelos de desarrollo que dominaron la escena mundial desde finales de los años cuarenta y que provocaron y acentuaron los problemas de desigualdad, pobreza y marginación en los países y regiones subdesarrolladas -aunque hay que decir que como instrumentos de apoyo a la implantación del imaginario de la modernidad como manifestación del desarrollo fueron sumamente efectivos -, a principios de ladécada de los ochenta comenzó a surgir una propuesta de desarrollo alternativa que vendría a rescatar aquella parte que había quedado olvidada por las teorías de corte estructural. Esta nueva postura reconoce la importancia de los procesos endógenos económicos y sociales que se manifiestan en el territorio, es decir, el desarrollo bajo esta visión adquiere y resucita su naturaleza territorial. En esta perspectiva se considera que el desarrollo es un proceso de cambio que tienen lugar en un espacio donde se conjugan relaciones de producción y estructura económica, una trama socio institucional y una historia y cultura propias. En palabras de Vazquez Barquero – uno de los grandes representantes de este movimiento teórico – “el desarrollo endógeno se muestra como una interpretación que analiza una realidad compleja, como es el desarrollo de países, regiones y ciudades; se trata de una aproximación territorial al desarrollo que hace referencia a los procesos de crecimiento y acumulación de una localidad o territorio, considerando a las iniciativas de desarrollo local como una respuesta de los actores públicos y privados a los problemas y desafíos que plantea la integración de mercados en la actualidad (Vázquez Barquero, 2007:184). El desarrollo endógeno integró elementos que buscaban superar la simplicidad economicista que hasta ese momento habían caracterizado a los estudios del 19 desarrollo. De acuerdo con Vázquez Barquero el desarrollo endógeno tiene sus orígenes en las teorías del crecimiento endógeno de Paul Romer y Robert Lucas, quienes atribuyen al capital humano un papel fundamental en el aumento de la productividad y del crecimiento económico. De esta manera el conocimiento se incorporó como un factor adicional a los ya identificados por la teoría económica tradicional como elementos imprescindibles para el desarrollo económico. Por primera vez aparece un factor inherente y propio del ser humano, una capacidad que puede ser potencializada y la cual puede conducir inexorablemente a fortalecer la capacidad creativa de los actores locales, condición que para los promotores del desarrollo endógeno es fundamental para que un país o territorio se desarrolle. Pero ya profundizaremos en ello con más calma en párrafos posteriores. Una segunda línea de investigación que influenció la aparición del concepto de desarrollo endógeno fue aquella que centró sus esfuerzos en conocer y analizar los factores de desarrollo de las localidades y territorios del sur de Italia. Giacomo Becattini uno de los representantes icónicos de este movimiento teórico, identificó que el éxito de la región sur de Italia - que históricamente contaba con un rezago socioeconómico considerable en relación con las regiones exitosas del norte – se debía un cambio profundo en la forma de organización productiva que condujo a “la subdivisión progresiva, cuidada y autosostenida de ciertos procesos productivos, lo que se conoce como flexibilización productiva” (Becattini ,2004:26). Pero lo que Becattini resalta como determinante es la formación de nexos y relaciones de cooperación entre las empresas locales basadas en elementos de solidaridad, confianza y tolerancia. Estos elementos contribuyen a la formación de prácticas sociales que permiten la fusión de la parte productiva y la vida cotidiana local que para Becattini es el vehículo natural para el aumento de la productividad y el desarrollo de las regiones. En esta propuesta nuevamente se reconoce el valor del componente social como fuente de recursos para el proceso de desarrollo, elemento que se convertirá en la columna vertebral de los estudios del desarrollo endógeno. 20 Además de las dos perspectivas identificadas por Vazquez – Barquero como las influencias teóricas del movimiento endogenista, me parece que los estudios del sociólogo estadounidense Robert Putnam acerca de los elementos que permiten el buen desempeño de los regímenes democráticos, incluyen elementos que son señalados en la agenda de condiciones para el desarrollo en la propuesta del desarrollo endógeno. De la misma manera que Becattini, Putnam concentró su atención en explicar los motivos de la brecha de desigualdad existente entre el norte y el sur del territorio italiano. Para Putnam uno de los factores que consolidaron el desarrollo de las regiones norteñas fue la vieja tradición de asociación y colaboración comunitaria que caracterizan a la zona norte de Italia y que pecaba de ausencia en la zona sur. El sociólogo señala que “la presencia de una comunidad cívica – un estadio donde los intereses individuales se subordinan a los intereses colectivos – permite el desarrollo económico más armonioso y rápido” (Ríos Cázares y Ríos Figueroa, 1999:517). El capital social como se ha llamado al fenómeno que considera a las relaciones sociales como activos económicos, considera que el individuo no toma decisiones únicamente en función de objetivos económicos, sino también lo hace con respecto a objetivos de tipo social; facilita la articulación de actores mediante elementos de confianza y reciprocidad permitiendo la construcción de respuestas unánimes y consensuadas para la satisfacción de necesidades y aspiraciones colectivas. En suma, estas tres propuestas aportaron elementos para la consolidación del nuevo paradigma teórico que se caracterizó por vertebrar su discurso teórico en función de los siguientes ejes: el territorio, la identidad local y las iniciativas de desarrollo propuestas por los actores locales. El carácter social del desarrollo nace bajo el seno de esta perspectiva. El desarrollo endógeno tal como lo hemos explicado si bien hace alusión a cuestiones sociales y de aprovechamiento de recursos, se centra un poco más en la capacidad empresarial local y no local de influir en el desarrollo del territorio, 21 aunque para el propósito de esta investigación decidí retomar algunos de estos aspectos. Enseguida también considero preciso retomar la noción crítica del desarrollo local la cual si contiene como argumento central la parte territorial y social del desarrollo; entiende al desarrollo como un proceso integral donde intervienen además de factores económicos y sociales elementos humanos y culturales. La noción de territorio en esta posición adquiere un significado vivo en los estudios del desarrollo, ya que hace referencia al lugar donde pasan las cosas, donde se capta lo real de manera directa, donde está lo concreto-real; esta posición se reveló ante los estudios tradicionales que consideraban al territorio un estado abstracto, inmóvil y plano que no tenía ninguna influencia ni establecía condiciones que pudiesen tomarse a consideración para la elaboración de políticas, planes y proyectos para el desarrollo, una realidad que era susceptible de simulación y por ello de evasión de su condición verdadera. Tal como lo establece Coraggio, “el territorio apela a la complejidad y riqueza de lo real, que sería empobrecida por una teoría que además llevaría a intervenciones mal orientadas o por lo menos no más eficaces que las que induce el conocimiento práctico” (Coraggio, n.d.: 1). Este argumento concuerda con lo establecido por Vázquez Barquero al considerar al desarrollo endógeno como una interpretación que analiza una realidad compleja, por lo que necesariamente ha de incluir diferentes visiones del desarrollo. Aquí ya no es suficiente la versión económica del desarrollo, la visión territorial establece que los procesos de crecimiento y acumulación de capital tienen lugar en un espacio o territorio que está provista además de estos procesos, de un entramado cultural, social e institucional que le son propios; por ello de acuerdo como lo establece Vazquez Barquero , “las iniciativas de desarrollo de las comunidades locales se entienden como las respuestas de los actores públicos y privadosa los problemas y desafíos que plantea la integración económica en la actualidad y por lo tanto, figuran entre las nuevas políticas de desarrollo” (Vázquez Barquero, n.d:1). 22 El factor que potencia el desarrollo de los territorios se localiza en las capacidades locales manifestadas en los saberes y prácticas tradicionales de los actores, aquí el factor humano del desarrollo emerge como protagonista del proceso de desarrollo, la fortaleza comunitaria se fundamenta en la construcción de un entramado social que permite la consolidación de cultura e identidad característicos de cada territorio. La comunidad local se constituye por grupos sociales con características, necesidades e intereses diversos, la clave está en amalgamar dichas divergencias a favor de permitir la integración de los intereses territoriales a favor de procesos de desarrollo y cambio estructural que reporten beneficios para todos. En este planteo son los actores locales – públicos o privados – los agentes que son capaces de generar programas y proyectos que pueden significar un cambio profundo en los niveles y formas de vida del territorio, de redinamizar una estructura productiva que permita la creación de ciclos virtuosos de desenvolvimiento en los diferentes sectores de la actividad económica. La estafeta del desarrollo está bajo custodia del trabajo y esfuerzo de las comunidades locales, de su capacidad de consenso y articulación de esfuerzos y necesidades y del nivel de concertación social de los diferentes grupos para el logro de emprendimientos que se orienten a la consecución del bienestar social. La teoría del desarrollo endógeno recoge dos elementos que permiten la consolidación de los procesos de desarrollo mediante la construcción de instancias de asociación: la identidad territorial y la cultura. La cultura determina el éxito o fracaso de los emprendimientos con objetivos de desarrollo que se lleven a cabo en el territorio, tal como lo establece Kenneth Arrow al afirmar que la cultura se vale de mecanismos como la confianza, la tolerancia, el espíritu de trabajo, etc., para garantizar el crecimiento económico y el bienestar social. La cultura aporta una serie de significados simbólicos que orientan y caracterizan la conducta de los habitantes de un territorio; asimismo sienta las bases para la 23 formación de la identidad territorial que de acuerdo con Carlos Amtmann es el núcleo de toda cultura. La identidad permite el nacimiento del sentido de pertenencia hacia un territorio que se manifiesta en el reconocimiento hacia los demás como semejantes, como grupo que comparte problemas, ideales, aspiraciones y necesidades. De acuerdo con Amtmann, la identidad territorial implica un “compromiso afectivo con el pasado, presente y futuro de los procesos económicos- sociales y culturales que acaecen en una localidad o región. Este compromiso vital es una fuerza social para asumir el proyecto de desarrollo compartido por los actores” (Amtmann, 1997: 9). La cultura y la identidad implican formas particulares que los habitantes de un territorio manifiestan para facilitar el proceso de desarrollo, las cuales tienen que ver con la utilización de destrezas y capacidades propias de la población. El desarrollo de las capacidades humanas y el ejercicio de la libertad para realizar las tareas y emprendimientos que la población desee y sea capaz de realizar es el medio que Amartya Sen defendió como principio posibilitador del desarrollo; en palabras del mismo Sen (2001), citado por Vázquez Barquero (n.d:5), “el desarrollo económico se consigue mediante la utilización de las capacidades que las personas han desarrollado gracias a los recursos materiales y humano, y a la cultura que posee el territorio”. Bajo esta perspectiva el desarrollo depende de la capacidad de la población de poder ejercer el principio de libertad en la elección de las capacidades que pueden potenciar de mejor manera el nivel de vida social y económica del territorio. En suma, es en base al concepto de desarrollo endógeno y su cuerpo teórico donde surge la importancia del actor local como ente transformador de la realidad económica, política y social de su entorno. En esta versión de los estudios del desarrollo el hombre es gestor y beneficiario de las estrategias puestas en marcha para mejorar su calidad de vida, las cuales son producto de mecanismos generados por el sentido de pertenencia a un territorio y de su capacidad de articulación y 24 negociación en la búsqueda de objetivos comunes. Este enfoque pone fin al centralismo y a la orientación economicista del desarrollo para orientarse al territorio y a las interacciones que se dan entre los distintos tipos de actores que confluyen dentro del mismo. Como lo establece Adriana Rofman “son los actores locales los protagonistas del proceso de desarrollo, ya que la interacción y la construcción de instancias de asociación llevarán a valorizar las potencialidades de todos los sectores” (Rofman, 2003: 3). 1.3.1. La emergencia del postdesarrollo. El movimiento del postdesarrollo como concepto y práctica social nació a principios de la década de los noventa en el seno del denominado movimiento postestructuralista, quién según Arturo Escobar volcó sus esfuerzos no a preparar un nuevo paradigma del desarrollo sino a emitir elementos de crítica a todos aquellos modelos emergidos del periodo de posguerra que tatuaron el estigma del subdesarrollo en los continentes asiático, africano y latinoamericano respectivamente; es un escenario que revela el cansancio con las teorías convencionales sobre el desarrollo. La idea del postdesarrollo paradójicamente significa abandonar la idea del desarrollo como eje rector y vertebrador de la vida económica, política y social de los territorios, algo como lo que se está proponiendo hoy en día como deconstrucción del desarrollo, que sugiere optar por un sentido de autonomía económica, social y cultural que vaya en contra de los postulados de los modelos desarrollistas clásicos (emanados desde los centros de poder encabezado por Estados Unidos), los cuales han contribuido a proliferar los desequilibrios que ya de por si eran graves en el Tercer Mundo. Siguiendo y retomando el sentido humano que rescató el paradigma del desarrollo endógeno, el postdesarrollo sugiere de acuerdo con Arturo Escobar, “la necesidad de depender menos de los conocimientos expertos y más de los intentos de la gente 25 común de construir mundos más humanos, así como cultural y ecológicamente sostenible” (Escobar, 2005:20); asimismo otros teóricos apegados a las ideas postdesarrollistas como Gilbert Rist, Gustavo Esteva, entre otros; resaltan la importancia de los movimientos sociales como elementos clave para la formación de nuevos órdenes económicos y sociales. En los dos estudios de caso que se proponen al final de este trabajo, tanto en la experiencia de la Asociación Civil de la comunidad de Carreragco como la Organización de Tetela Hacia el Futuro se manifiesta la importancia de la organización social como catalizador de nuevas formas de desarrollo, ambos en escenarios de lucha distintos, pero con objetivos encaminados a la salvaguarda de el bienestar colectivo, de respeto hacia el territorio, sus recursos y saberes; de la búsqueda de un desarrollo emanado desde el territorio y para el beneficio del territorio. Esta nueva forma de interpretar el desarrollo es producto de un fenómeno de articulación social que surge del sentido de pertenencia e identificación con el territorio lo que permite a los integrantes de un conglomerado local deshacerse de orientaciones individuales, tal como lo plantea el paradigma del desarrollo endógeno, pero que agrega otras interpretaciones que caracterizan el discurso teórico de este movimiento. Arturo Escobar reconoce que las referencias másrelevantes que aporta el postdesarrollo residen en que promueve y permite la creación de discursos que van en contracorriente con el argumento clásico del desarrollo emanado del periodo de posguerra; tal como lo afirma Gustavo Esteva en su texto “La crisis como esperanza” de donde rescato la siguiente cita y que redondea el comentario de Escobar: “los marginados descubrieron que, a final de cuentas, el ‘desarrollo’ sólo significaba aceptar una definición universal de la buena vida que, además de inviable, carecía por completo de sentido. Y descubrieron, además, que era enteramente factible llevar a la práctica sus propias definiciones del buen vivir –aunque hacerlo implicaba intensificar la resistencia ante desarrollistas públicos y privados, debilitados por las crisis pero no eliminados, y luchar a contrapelo de los vientos dominantes” (Esteva, 2009:46). 26 Eduardo Gudynas también hace su aportación al tema del postdesarrollo asociándolo con las ideas del “Buen Vivir” – las cuales también buscan cuestionar las ideas y prácticas del desarrollo tradicional – y lo identifica “no como un conjunto de desarrollo alternativos, sino que una exploración de alternativas a la idea misma del desarrollo, sus expresiones en la gestión y política, su institucionalidad y sus discursos de legitimación. “El Buen Vivir recupera la idea de una buena vida, del bienestar en un sentido más amplio, trascendiendo las limitaciones del consumo material, y recuperando los aspectos afectivos y espirituales” (Gudynas y Acosta, 2011:79). Este par de afirmaciones fundamentan la orientación que ha tomado el desarrollo a favor del protagonismo de los recursos del territorio y de los actores locales como gestores de procesos alternativos de desarrollo. No se trata de afirmar que todos los emprendimientos con fines de desarrollo fueron operaciones fallidas, pero existen muchísimos casos en que las intervenciones realizadas desde las esferas académicas y gubernamentales – base en la que se fundamenta el discurso y práctica oficial del desarrollo – han entregado resultados más negativos que positivos, causando y reafirmando las problemáticas económicas y sociales en los territorios – en términos de pobreza, inequidad social, desigualdad económica, etc. -; por lo que el postdesarrollo establece que “las mejores formar de revertir este diagnóstico es enfocarse en las adaptaciones, subversiones y resistencias que localmente la gente efectúa en relación con las intervenciones del desarrollo y destacar las estrategias alternas producidas por movimientos sociales al encontrarse con proyectos de desarrollo” (Escobar, 2005:20). Por ello me resultó relevante rescatar esta posición alternativa de desarrollo, ya que los estudios de caso que se expondrán en capítulos posteriores se apegan y se desenvuelven bajo estas premisas. Ambos sugieren la búsqueda de alternativas basadas en la construcción de ideas por parte de los actores locales y se edifican sobre bases culturales, autónomas, sostenibles y de contra – imposición contra el colonialismo desarrollista dominante. 27 La revalorización territorial y humana del desarrollo y su apuesta por el conocimiento local se materializa desde la emergencia de la teoría endogenista de carácter más sistemática hasta la propuesta postdesarrollista más propositiva y crítica ante las desavenencias ocasionadas por el fenómeno del desarrollo. Hoy en día otras esferas del conocimiento se han volcado a conocer el papel del actor local y los grupos locales en su labor de concretar alternativas de desarrollo, tal es el caso de la antropología social y la propuesta centrada en el actor del reconocido antropólogo social Norman Long, la cual nos servirá para redondear y enfatizar el valor que adquiere esta figura en las propuestas y movimientos a favor del desarrollo. 1.3.2. El desarrollo propuesto desde los actores. La sociología del desarrollo centrada en el actor que propone Norman Long para entender los procesos de desarrollo que ocurren en los territorios inauguran un nuevo estilo de abordar este fenómeno. Un enfoque que sienta sus bases en el supuesto de que “se debe entender el fenómeno en términos de las acciones de sus participantes y no a partir de discursos oficiales o definiciones normativas” (Long, 2007:11). De la misma forma que la Teoría del Desarrollo Endógeno y movimiento postestructuralista, Long considera inexcluible el entorno sociocultural como componente esencial en la definición de situaciones, es decir, como argamasa de configuración de intereses colectivos con base en la identidad territorial, tal como lo expresaba la teoría endogenista. También aporta un concepto que intenta cambiar la perspectiva de intervención territorial que tradicionalmente se veía como el aporte profesional de agentes externos para resolver problemas en los territorios. Long propone el nombre de interfaz para expresar que cualquier idea, propuesta o estrategia con fines de influir sobre el desarrollo siempre debe atender una bifurcación de percepciones y 28 posibilidades; por una parte de aquellos que pretenden actuar sobre el territorio y también de quienes serán los beneficiarios de dicha intervención, en este caso los actores locales. La nueva faceta del interventor del desarrollo ya no se limita a enseñar sino también a escuchar y aprender del entorno local; es cierto que el gobierno, las instituciones y los nuevos agentes del desarrollo como las organizaciones de la sociedad civil (ONG´S) son los órganos que tradicionalmente se han encargado de decidir los medios y fines de la estrategia de desarrollo, pero para lograr la mayor eficacia de sus acciones y emprendimientos - en concordancia con lo que establecen las teorías que hemos revisado – creo fundamental que haya encuentros de diálogo entre las dos partes para que se pueda tener las mayores probabilidades de éxito en las acciones y emprendimientos que se establezcan. En capítulos posteriores veremos cómo ha influido de manera distinta el papel del gobierno local en el acompañamiento de las tareas llevadas a cabo por las dos organizaciones y como a partir del nivel de involucramiento y el diálogo mantenido con cada una de ellas, el logro de los objetivos propuestos los ha llevado por caminos distintos. Los resultados que se develarán más adelante fortalecen la tesis que establece necesario el conocimiento de las problemáticas locales por parte de los interventores del desarrollo de la voz de sus propios actores, ya que ellos arrojarán necesidades y soluciones que serán depuradas por el conocimiento “experto” a favor de cubrir de mejor manera la carencia local. En este nivel la injerencia del actor local en las decisiones que tiene que ver con el desarrollo de su territorio adquiere una significancia que nunca se habrían imaginado las explicaciones estructuralistas, los estudios que se enfocan al actor y su papel en el desarrollo según el propio Norman Long, “han desafiado las ortodoxias existentes en la investigación y prácticas del desarrollo, descubren la importancia central de los métodos etnográficos y una valoración crítica de los procesos participativos, ligado al reconocimiento importante del papel que desempeñan las poblaciones locales en los procesos de cambio” (Long, 2007:22-23). 29 Siguiendo esta perspectiva, Long |establece que la lógica del reconocimiento hacia los actores como artífices del desarrollo nos permite entender como actores y grupos de ellos entremezclan cosmovisiones distintivas de su campo social – hablando en términos de Pierre Bourdieu- para co – producir mundos interpersonales y colectivos, siendo capaces de transformarlos en función del requerimiento social. En este sentido Normal Long reconoce que “los actores tienen la capacidad de improvisar y experimentar con viejos y nu7evos elementos y experienciasy reaccionan según la situación con la imaginación, con conocimiento de ello o sin él, a las circunstancias que se encuentran” (Long, 2007:26). Para terminar este capítulo podemos decir que el reconocimiento de los recursos locales y la capacidad de su población para ejercer acciones para el progreso fue un punto de inflexión importante en los estudios del desarrollo; cabe puntualizar que este tipo de percepciones nacieron en el seno de teorías de orientación económica como la teoría del desarrollo endógeno y del crecimiento endógeno pero que reconocieron importante integrar una nueva gama de factores y variables que hasta ese momento habían sido dejadas en el cajón y que intervenían directamente en el desenvolvimiento positivo de los espacios territoriales. Emerge la figura del actor local y el interés por conocer su influencia como gestor y facilitador de estos procesos, ya no solo por el área económica, sino por un grupo de disciplinas tales como la sociología y la antropología e incluso la psicología – que ya están más que presentes y con aportaciones por demás interesantes en los estudios del desarrollo – o fusión de ellas - tal muestra es que retomamos al antropólogo social Norman Long su propuesta de intervención del desarrollo centrado en el actor – que tratan de explicar este concepto así como los factores que permiten evolucionar a la categoría de actor social que es la figura con la que este tipo de orientaciones identifica a los sujetos que tienen un nivel de concertación y articulación que les permiten generar proyectos y prácticas que pueden conducir al tan ansiado desarrollo. Son precisamente estas interrogantes las que serán objeto de 30 análisis en el siguiente apartado, dedicado exclusivamente a deshebrar todos los misterios teóricos y prácticos de los actores sociales y su nivel de influencia en el desarrollo local. 31 CAPÍTULO 2. ACTORES SOCIALES: CONCEPTO Y FACTORES DE CONSTRUCCIÓN. 2.1. ¿Qué es un actor social? Como identificamos en el capítulo anterior, hoy en día los estudios del desarrollo basados en la perspectiva del actor establecen que cuando los individuos de un determinado territorio identifican en sus semejantes intereses y características particulares y cooperan entre sí en la construcción de alternativas sociales, éstos se pueden permitir construir alternativas que resulten benéficas para el desarrollo del territorio. Estas representaciones colocan al actor social como efigie y arquitecto del desarrollo, pero ¿qué es un actor y cuando un individuo se convierte en actor social? Para poder averiguarlo tenemos que tomar como referencia a la teoría sociológica, quién desde su nacimiento buscó reflexionar sobre la orientación del cambio social tomando en cuenta las acciones de los hombres sobre el destino colectivo y las acciones de la sociedad sobre los individuos. Por ello antes de centrarnos en el estudio del actor su concepto y estructura, vamos a conocer un poco como fue gestándose el interés de la sociología por el estudio del actor social, ya que como lo veremos a continuación la sociología desarrolló en principio si bien una teoría centrada en la acción social de los individuos, consideraba más importante la estructura social que regulaba a la acción. Bajo estos principios se concebía que la acción de los individuos no debería poner en tela de juicio el desenvolvimiento de la sociedad, argumento por el cual podemos inferir que la acción social se limitaba según los primeros sociólogos a limitar su acción a los fundamentos sociales establecidos, a entender la acción social en los principios de la estructura social, siendo la estructura social más importante que la propia acción del individuo; enseguida veremos cómo a partir de estas posturas fue como posteriormente se dio un giro al análisis sociológico tradicional enfocado en el estudio de la estructura al 32 estudio del sujeto por parte del sociólogo Alain Touraine y algunos otros académicos de otros espacios del conocimiento. Fue el intelectual francés Augusto Comte, fundador del positivismo y considerado el “padre de la sociología moderna”, comenzó a sentar las bases que adjudican a los sujetos a lo que él llama agentes cierto poder de influir en las situaciones que afectan a su entorno social. Al respecto Comte establece lo siguiente: “el pueblo está naturalmente dispuesto a desear que la vana y tempestuosa discusión de los derechos se encuentre por fin reemplazada por una fecunda y saludable apreciación de los diversos deberes esenciales, ya sean generales o especiales”(Comte, 1852:114). Sin embargo el sociólogo afirma que la acción social en estos términos puede ser sumamente peligrosa porque la considera un acto de inconsciencia, en palabras del propio Comte el acto social “es un proceso subversivo y peligroso que cuestionaba indebidamente los principios de diferenciación social, económica y de estatus, cuando era conducida por consideraciones irracionales” (Comte, 1852:114). La visión comtiana trata de encapsular la acción social como elemento que puede trasgredir el orden social, pero al mismo tiempo considera positivo su desenvolvimiento siempre y cuando mantenga inalterados los fundamentos sociales considerados legítimos, por lo que la libertad de acción de los actores o agentes queda limitado a lo dictado por el orden social establecido el cual es representado por las instituciones oficiales. Una doble moral con respecto al papel de los actores como “agentes de cambio social Otros sociólogos como el británico Hebert Spencer difería de Comte y asegurada que el individuo en su intención de modificar el orden establecido mediante la acción social requería de un fuerte grado de confianza en los resultados que se esperaban de dicha intervención. En sus propias palabras Hebert Spencer (1873:36), citado por Lutz (2010:203), “argumentaba que lo que llamamos el Espíritu jamás origina un resultado paradójico, más particularmente en esas masas que producen la acción social […] los efectos reales son siempre los que parecían tener que ser”, a lo 33 que Spencer se refería con este enunciado es que las manifestaciones sociales inducidas por la fe y la voluntad de los actores por promover un cambio en la estructura social solo es posible si se mantiene un sentido positivo en cuanto a los resultados y transformaciones esperadas, a tener un horizonte y un propósito concreto que respalde la acción social. Estas aseveraciones revalorizan el sentido protagónico del actor – respaldado en su anhelo por generar cambios significativos en su entorno social -, a diferencia de Comte que le asignaba un papel casi perverso si no se adscribía a las reglas dictadas por el Estado, muy por el contrario y en oposición al sociólogo francés, Spencer consideraba que era necesario la abolición de las leyes y normas establecidas considerando que la remoción de las leyes “renovaría la posición de los individuos entre sí mediante la configuración de una nueva jerarquía de clasificaciones” (Lutz, 2010:203). Como apreciamos la posición de Spencer se solidarizaba completamente con el componente micro de la sociedad considerándolo capaz de remover la situación social existente por otra que se ajustara a sus necesidades, pero creo que el hecho de que pugnara por la disolución total de las normas de convivencia social podría convertir a la acción social en un forajido desordenado, caótico y sin rumbo fijo. Rescato el valor que Spencer da al emprendurismo y esperanza de vientos de cambio que mueve al actor a buscar mejores condiciones, porque relata con precisión que ante ciertas situaciones los actores no se quedan de brazos cruzados y optan por mejorar sus condiciones y lo hacen con la esperanza viva de que así sucederá, esto puede llegar a convertirseen un factor positivo que incline la balanza hacia un nivel de éxito importante de la acción social. Como podremos ver en el capítulo posterior, una de las velas que ayudaron a zarpar a las dos organizaciones – objeto de mi estudio de caso-, fue precisamente la motivación de querer cambiar o enfrentar sus situaciones particulares, aunque claro que hay otros factores que en el escenario pueden influir el rumbo de la acción social como el caso del Estado – posición en la cual difiero con Spencer – siempre fortalece el convencimiento social de que su 34 acción puede conducir a mejores situaciones. Aunque hay elementos a rescatar, ambas posiciones circunscriben sus bases conceptuales en situar la acción de los actores en una cerca de relaciones sociales que limitan su acción a lo legalmente establecido y sabemos que muchas veces lo legalmente establecido no es del todo a favorable a los actores, situación que los orilla a llevar un rol de obediencia ciega a las normas y a la búsqueda de un túnel de escape de este campo de concentración. Años más tarde Max Weber siguiendo la línea trazada por Comte y Spencer, establece según la interpretación de Bruno Lutz (2010:206) citando a Weber (1922:5) – descubre que “la acción social es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo”. De acuerdo con esta posición Weber entiende a la acción social como el medio más eficaz que le permite a los individuos convivir en sociedad, pero el vivir en sociedad implica que la acción individual se ajuste a la conducta de los demás, es decir, “el marco de referencia implícito compartido por los miembros de un grupo o sociedad es dotado de un poder estructurante cuando es capaz de condicionar la acción de propios y ajenos. No hay una acción social posible libre de condicionamientos” (Lutz, 2010:206). En este sentido el análisis de Weber también ubica la acción social bajo las normas de un determinado grupo o grupos que van a poner en evaluación la conducta de los emprendimientos sociales de acuerdo a la proximidad que estos tengan con los valores sociales establecidos; aunque de su proposición rescato que concibe a una acción como acción social cuando esta se oriente de forma significativa respecto a la acción de los demás. Una acción es considerada significativa cuando ejerce una influencia socialmente marcada, es decir cuando tenga un impacto considerable en el entorno social donde fue llevada a cabo. En este sentido podríamos decir que las acciones llevadas a cabo por los actores y que inciden de manera positiva en el desarrollo económico, social, cultural, etc., de un territorio son consideradas como socialmente significativas si conducen a una transformación total o parcial del entramado social; ya veremos si los dos casos que 35 se plantean en el capítulo posterior han tenido influencia significativa sobre el territorio, o se han situado en lo que Weber categoriza como circunstancia límite; donde la acción social no tiene la fuerza suficiente para lograr un impacto significativo sobre su entorno. Weber afirma que la acción social tiene un sentido estrictamente racional, que se orienta en función de dos categorías: – que creo que explican los estudios de caso posteriores – en primera, la acción se determina por el uso de las expectativas como los medios significativos para el logro de los objetivos propios de la acción social y en seguida reconoce que los valores de tipo ético, estético, religioso, cultural, etc., también son elementos que inciden de manera directa en la consolidación, conducta y orientación de la acción social. Ambas categorías son determinantes para que la acción social se consolide y tenga efecto sobre un entorno, claro que hay obstáculos y factores que actúan como rompeolas, pero creo que en la práctica este tipo de premisas pueden resultar benéficas para obtener resultados significativos para el logro de los objetivos de la acción social. El preámbulo de la corriente sociológica orientado al sujeto – actor fue la propuesta del sociólogo Talcott Parsons, en esta perspectiva Slutz (2010:210) cita a Parsons (1984: 794-796) quien establece que “la acción social no puede darse fuera de una matriz general de la orientación de las acciones, que es un sistema”. El modelo parsoniano como lo podemos percibir establece que una sociedad se encuentra dentro de un sistema rígido en normas y condiciones las cuales no se pueden alterar por medio de la acción social. Carlos Amtmann describe perfectamente lo anterior en el siguiente enunciado al considerar a la sociedad en Parsons como “una entidad organizada alrededor de un conjunto de valores especificados en normas sociales y encarnados en organizaciones, estatus y roles” (Amtmann, 1997:7). Como pudimos ver en este recorrido teórico la acción de los individuos, sujetos, actores o agentes; se apega como lo estableció Parsons a un sistema organizado jerárquicamente al que se considera inmutable, que no puede ser cuestionado por los sujetos, los cuales deben de aceptar su posición como elementos pasivos sin 36 oportunidad de manifestar posibilidades de cambio que vayan en contra del orden establecido, aunque este atente en contra incluso de su bienestar. Es el sociólogo francés Alain Touraine quien rompió la tradición de la sociología clásica al reconocer la importancia del individuo dentro del análisis sociológico, manifestando que la acción social adquiere sentido en el seno de los propios actores, criticando su asimilación dentro de las estructuras del sistema social. Como lo establece Daniel Gutiérrez en su texto Figuras del Sujeto, “Touraine ha sentado las bases de la construcción del sujeto en la sociología, cuya particularidad es la de ser un sujeto nacido del conflicto, por lo cual la sociedad se produce a sí misma, es decir un sujeto producto del movimiento social” (Gutiérrez, n.d.:33). El principio que propone Touraine para conceptualizar al actor, es comenzar por definir que es un individuo y como se constituye en sujeto. En su obra Crítica de la Modernidad, Touraine reprocha los principios que tratan de someter la conducta humana al “mundo de la integración social”, por ello hay que contrarrestar las condiciones que puedan reprimir la construcción del sujeto individual. Al respecto Touraine dice, “solo hay producción del sujeto en la medida en que la vida resida en el individuo; el sujeto significa el control ejercido sobre la vivencia para que haya un sentido personal, para que el individuo se transforme en actor que se inserta en las relaciones sociales a las que transforma” (Touraine, 1994:207-208). Este enunciado revela el valor que le otorga Touraine al individuo que ya define como actor cuando se reconoce a sí mismo con la posibilidad de poder influir en el sistema donde se desenvuelve, importante aportación teórica que puede explicar que los sujetos de determinado territorio, hablando en términos de desarrollo, se conciben como actores cuando son capaces de influir significativamente – hablando en términos de Weber - sobre los diferentes aspectos que afectan su vida personal; ya sean económicos, sociales, culturales, políticos, etc. Para complementar su conceptualización acerca de que es un actor, Touraine establece, “el actor no es aquel que obra con arreglo al lugar que ocupa en la 37 organización social, sino aquel que modifica el ambiente material y sobre todo social en el cual está colocado al transformar la división del trabajo, los criterios de decisión, las relaciones de dominación o las orientaciones culturales” (Touraine, 1994:208). En estos términos Touraine introduce un elemento que me parece fundamental y que respalda la posición activa del sujeto en su intento por transformar la realidad, su condición de libertad.
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