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1 Desorden monetario y falsificación en Medellín después de la Guerra de los Mil Días 1900 – 1920 YADIR GIRALDO TASCÓN Monografía para optar por el título de historiador Asesor: Rodrigo de Jesús García Estrada Doctor en Historia Universidad de Antioquia Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Departamento de Historia Medellín 2015 2 Agradecimientos Aunque este trabajo representa la finalización de una etapa, solo toma importancia si se piensa como el comienzo de la que sigue, un proyecto de vida que permita transitar los rumbos de la disciplina histórica. Un reto que asumo con el mayor de los gustos y en el que espero estar acompañado por tantas o más personas de las que estuvieron conmigo en este proceso. Quiero agradecer a mis compañeros de clases, la gente “del palo”, colegas de tertulias y agradables conversaciones que, académicas o no, enriquecieron mi paso por la Universidad. A Rodrigo García, quien asumió amablemente la asesoría de este trabajo y me ayudó desde la concepción de la idea original. Sin sus apreciaciones y valiosos aportes estaría aun vagando en los laberintos que a veces implica la investigación. Hago una mención especial al grupo de investigación Historia Cultural, Memoria y Patrimonio Kultur, donde se presentó el cuerpo del texto y se recibieron valiosas anotaciones y correcciones para mejorar la calidad de este. Por último, pero no menos importante, agradezco enormemente a mi familia por su total e incondicional apoyo en este proyecto de vida, especialmente a mi padre por tener siempre presente que la educación es el legado más preciado que puede dejar a sus hijos. 3 Tabla de contenido Agradecimientos ................................................................................................. 2 Introducción ...................................................................................................... 5 Capítulo 1. Aspectos historiográficos y teóricos ................................................ 11 1.1. Balance Historiográfico ........................................................................ 11 1.2. Marco conceptual ................................................................................. 19 Capítulo 2. Antecedentes y contexto de Medellín durante la Guerra de los Mil Días ................................................................................................................... 27 Introducción ................................................................................................... 27 2.1. Antecedentes de la regulación y las políticas monetarias .................... 28 2.2. La eliminación de la convertibilidad y la imposición de los billetes del Banco Nacional ............................................................................................. 37 2.3. La guerra, su financiación y el caso de Antioquia ................................ 43 Capítulo 3. La falsificación, un estímulo a la crisis ............................................ 51 Introducción ................................................................................................... 51 3.1. Billetes de todos los colores ............................................................ 53 3.2. ¡Nadie quiere esa plata¡ ....................................................................... 57 3.3. Medellín, los mejores billetes legítimos… y falsos también ................. 59 3.4. La labor de la justicia ........................................................................... 65 4 3.5. Otros medios cambiarios ...................................................................... 69 3.6. Ética ciudadana .................................................................................... 71 Capítulo 4. Otros aspectos de la crisis .............................................................. 76 Introducción ................................................................................................... 76 4.1. La educación colombiana ..................................................................... 77 4.2. El problema de los precios ................................................................... 80 4.3. Soluciones a medias, bancos fracasados y la llegada del Banco de la República ....................................................................................................... 89 Conclusiones ................................................................................................... 101 Anexos ........................................................................................................... 106 Anexo 1........................................................................................................ 106 Anexo 2........................................................................................................ 107 Anexo 3........................................................................................................ 108 Anexo 4........................................................................................................ 109 Anexo 5........................................................................................................ 110 Anexo 6........................................................................................................ 111 Anexo 7........................................................................................................ 112 Bibliografía y fuentes .................................................................................... 113 5 Introducción Las “historias de la moneda” en la historiografía general se han tratado ampliamente con la ayuda de modelos económicos, que se aplican a los contextos que se estudian. No obstante, la aplicación de estos modelos económicos a veces deja de lado la existencia de ciertos fenómenos sociales que afectan la capacidad de medición del modelo mismo. El ejercicio de actividades ilícitas como la falsificación de billetes y los fraudes y estafas que se cometen con estos, son algunas de las prácticas que las historias de la moneda han evitado tratar. Así pues, en el presente trabajo de investigación se busca presentar una problemática monetaria que surgió como consecuencia de la Guerra de los Mil Días, entre el periodo que va desde su finalización en 1902 hasta terminar la segunda década del siglo XX. La historiografía colombiana ha mostrado cómo la financiación del conflicto precipitó el aumento de la cantidad de billetes en circulación, y con ello, la cantidad de estos que se falsificaban y se usaban para cometer ilícitos. Aunque se puede identificar la existencia de estas dificultades en todo el territorio nacional, nos ocupa en este caso el análisis de la problemática focalizada en Medellín. En esta ciudad los casos de delitos de falsificación y fraudes muestran un aumento considerable para el periodo planteado entre 1900 y 1920, lo que de alguna manera muestra la importancia y las 6 dimensiones de esta problemática. Este punto de partida deja abierta la posibilidad de estudios comparativos a nivel nacional sobre este fenómeno. La falta de regulaciones monetarias claras por parte del Estado, que desde el periodo de la Independencia hasta la Regeneración, trataron de normalizar y legislar sobre un sistema de cambio en el país, incidieron directamente como condiciones propicias para que en el transcurso de la guerra se presentara una serie de dificultades con el dinero. Como consecuencia, en el periodo posterior a esta, se evidenció una problemática económica difícil de tratar, debido a las dificultades y hasta la imposibilidad de reorganizar y regular sobre este tema, para que la cuestión monetaria retomara su curso. Si bien en Antioquia la Guerra de los Mil Días no tuvo una presencia fuerte en cuanto a movimientos militares contundentes,a diferencia de departamentos como Santander o Cundinamarca, las consecuencias de las medidas que se tomaron desde el gobierno central para tratar con el conflicto, si repercutieron directamente en la región. Esto debido a la existencia de una economía creciente impulsada por un auge minero, comercial e industrial que se vio afectado por la necesidad de financiar la guerra. La masiva emisión de dinero que autorizó el gobierno central colombiano durante la Guerra de los Mil Días para costear esta misma fue una de las razones principales que apresuró el aumento de la falsificación de moneda y así la desvalorización progresiva del dinero legítimo. Esto, a su vez repercutió en un aumento sin precedentes de la inflación a nivel nacional. 7 Además, la muy reciente sustitución del patrón oro por papel moneda y la facilidad con que los billetes podían falsificarse, aun con malas calidades, entre una población prácticamente analfabeta y confiada en la buena fe de las personas, precipitaron la proliferación de los billetes fraudulentos, y con esto surgen una cantidad de negocios y sociedades sustentadas en el ilícito de la falsificación. Así, presentamos la necesidad de observar el fenómeno de la crisis monetaria que se presentó, en relación con algunas de las dificultades para regular sobre el tema. Es posible desde estos hallazgos aportar conocimiento a una problemática social de fondo que implicó la desvalorización del dinero circulante, y por lo tanto un descenso en el nivel de vida de los antioqueños. El texto se divide en tres capítulos que ilustran sobre la problemática planteada. El primer capítulo: “Antecedentes y contexto de Medellín durante la Guerra de los Mil Días”, muestra los precedentes históricos de la regulación monetaria, las políticas monetarias que existían en el país hasta el inicio de la Guerra de los Mil Días y las entidades encargadas de sancionar sobre el tema en el país. De la misma forma se expone por qué a partir del inicio de la guerra, las condiciones de regulación cambian y el sistema financiero se estanca de cuenta de la excesiva cantidad de emisión de billetes para financiar el enfrentamiento; de igual manera se muestra un contexto sobre dicha guerra en el caso antioqueño. 8 El segundo apartado, “La falsificación, un estímulo a la crisis” plantea la particularidad del delito de falsificaciones de billetes en Medellín, un ilícito que se presentó a gran escala en el periodo posterior a la guerra y que incidió directamente en la profundización de la crisis. El problema de las falsificaciones llegó a ser tan grave que influyó en el aumento del caudal monetario en circulación, ya complicado de por sí. También en este apartado nos concierne la labor de la justicia para combatir el delito, sus dificultades y como la percepción ciudadana sobre la falsificación y sobre los fraudes en general que significó un cambio de mentalidad en la población, en la medida que cada cual puede perseguir su propio “dorado”. El último capítulo “Otros aspectos de la crisis”, aborda otros problemas derivados de la imperfecta la regulación monetaria y el aumento de la cantidad de billetes en circulación y la falsificación de estos. Expresiones de ello fue el aumento de los precios en el mercado, causados por la hiperinflación y los niveles de alfabetismo en Antioquia que facilitaban la circulación de billetes de diversas calidades, incluyendo los falsos. Finalmente se trata nuevamente el tema de la regulación monetaria en el país, en este último caso, cuáles fueron las medidas del gobierno hasta 1923 para poder establecer equilibrio en relación a la cuestión monetaria y el sector financiero; medidas que fluctuaban entre delegar la emisión a instituciones particulares, creación de entes públicos para regir sobre el tema y variedad de proyectos de ley fracasados, hasta lograr un punto de relativa estabilidad. No obstante sólo fue hasta la creación del 9 Banco de la República, que se logró brindar solidez al sistema de cambio colombiano a partir de su creación en 1923. La iniciativa para investigar esta problemática obedeció principalmente al interés suscitado luego de identificar un aumento considerable en los archivos y procesos criminales sobre falsificación y fraudes con billetes falsos, que se abren en el periodo que va de 1899 hasta 1920. Esto se relacionó con las condiciones económicas durante el desarrollo de la Guerra de los Mil Días y los vacíos historiográficos de las investigaciones que se han realizado hasta el momento sobre el tema. En lo que respecta al fenómeno de la circulación monetaria, el problema a estudiar se deriva de las grandes cantidades de billetes emitidas por el Banco Nacional autorizadas por el gobierno y particulares, las emisiones clandestinas y el fenómeno concreto de la falsificación del papel moneda, los fraudes y las estafas cometidos con estos en Medellín entre 1900 y 1920. Como es lógico inferir, esto generó una serie de condiciones sociales y económicas de desconfianza hacia el sistema de cambio, pero no hacia las posibilidades de conseguir riqueza por medio de la manipulación del mismo. La labor de las autoridades se centraba en combatir sus propias dificultades como aparato judicial, ineficiente y lleno de trámites burocráticos que contrariaban la terminación de los procesos abiertos por falsificación o circulación de moneda falsa, dejando a merced de la consciencia ciudadana la comisión del delito mismo. 10 En la práctica, el aumento de la cantidad de dinero circulante, ya sea por las emisiones para financiar la guerra, las falsificaciones, las emisiones liberales y otros tipos de medios de cambio que incrementaron la circulación, llevaron la economía a un estado lamentable donde los índices de inflación anuales llegaron a ser hasta de 300%. Cabe aclarar que este trabajo no pretende ser un cuadro estadístico de la cantidad de emisiones legales o ilegales que se presentaron en el periodo propuesto, sino mostrar una problemática social que surge por las condiciones adversas surgidas por la pérdida constante de la capacidad adquisitiva del dinero en circulación. 11 Capítulo 1. Aspectos historiográficos y teóricos El dinero es una cosa singular. Figura, junto con el amor, como la fuente de alegría más grande del hombre. Y se equipara con la muerte como su fuente más grande de ansiedad. John Kenneth Galbraith 1.1. Balance Historiográfico La historia de la moneda ha sido muchas veces objeto de investigación desde distintas disciplinas: historia, economía, sociología, filosofía etc. Principalmente las ciencias humanas han abordado este tema desde las distintas aristas que contempla: impacto económico, transacciones, influencias sociales, criminalística, entre otras. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se habla de trabajos que se acercan más al tema de la historia de la moneda y aquellos donde se hace alusión a la falsificación de dinero. El dinero y la moneda como medio de cambio ha sido muchas veces estudiado por la historia, sin embargo, merecen ser resaltados los aportes del profesor francés Pierre Vilar a este tipo de estudios desde 1969 con su libro Acerca de Oro y moneda en la historia: 1450 – 1920.1 En éste, se plantea el tema de la inestabilidad monetaria como un conjunto de lecciones para los economistas de los años veinte del siglo XX que debían reinterpretar sus estudios sobre la moneda con relación a los siglos XVI y XVII, dado que el auge bancario y monetario de bancos no es exclusivo de este siglo. Plantea además cómo 1 Pierre Vilar, Acerca de Oro y moneda en la historia: 1450 – 1920 (Madrid: Editorial Ariel S.A., 1969). 12 adquirir una cultura histórica sobre la moneda es una de las condiciones previas a todo intento de análisis económico y social. De igualforma el español Pedro Voltes en el ensayo Historia de la peseta y origen de la moneda tras un somero repaso a los orígenes de la moneda en España, traza una amena y exhaustiva historia de la peseta, nos ofrece una visión completa y global de esta moneda situándola en su contexto y atendiendo tanto aspectos numismáticos como económicos. Expone con claridad las transformaciones sufridas con el vaivén de los tiempos, su importancia e influencia política, las relaciones con otras monedas de su entorno, pero sobretodo las convulsiones sociales a que dio pie o de las que fue testigo la peseta.2 Desde un panorama general Jonathan Williams y Catherine Eagleton en Historia del Dinero exponen el proceso histórico de la invención del medio de cambio por excelencia, desde Mesopotamia hasta el impacto de los aspectos monetarios en el pensamiento económico más reciente, como objeto que ha facilitado la relación y el intercambio comercial. Este libro nos relata la historia del dinero en el mundo, desde los primeros documentos de pago hasta los métodos para no usar efectivo de nuestros días, contextualizándola en una economía global con grandes problemas sociales derivados de la variedad de 2 Pedro Voltes, Historia de la peseta y origen de la moneda (Barcelona: EDHASA., 2001). 13 actitudes morales, políticas y religiosas que provoca el dinero en las diferentes culturas.3 Así mismo existen varias investigaciones, pero vale la pena mencionar El origen de la moneda, un trabajo realizado por el experto en numismática Nicola Parise, con un enfoque que muestra los orígenes de la moneda en el Asía menor y la acuñación de esta en Grecia, hasta la moneda como la conocemos hoy en día.4 Estos son solo un abrebocas relacionado con el tema de la historia y de los orígenes del dinero en el mundo. Este tipo de estudios abunda en diversidad de fuentes y disciplinas, así como sus investigadores y enfoques, por lo cual no es realmente necesario ahondar en este tema. Ahora bien, uno de los trabajos más destacados a nivel nacional sobre el estudio de la moneda es el elaborado hacia la década de los cuarenta por Guillermo Torres García: Historia de la moneda en Colombia un trabajo pionero en el tema, donde el autor nos introduce a las cuestiones monetarias a nivel general, para luego pasar a las particularidades locales de la moneda como sistema de intercambio que se empezó a introducir no bien llegaron los conquistadores españoles. Este trabajo se centra en la realidad del papel moneda en Colombia y sus dificultades con el patrón oro; establece periodos dinámicos para el trabajo de las características monetarias del país hasta 1938. El texto tiene un corte económico importante, pero trabaja con contextos 3 Jonathan Williams y Catherine Eagleton, Historia del Dinero (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2009). 4 Nicola Parise, El origen de la moneda (Barcelona: Ediciones Bellaterra S.A., 2003). 14 históricos necesarios para la comprensión de la historia de la moneda en Colombia. El trabajo de Guillermo Torres García es uno de los pocos que tocan temas referentes a lo ilegal, en este caso, el autor menciona las emisiones clandestinas del Banco Nacional de finales del siglo XIX.5 Dentro de las historias oficiales del dinero y el papel moneda encontramos: La moneda en Colombia, un trabajo actual sobre la historia de la moneda en Colombia, presentado en gran formato y con imágenes ilustrativas de las monedas. Este es uno de los pocos trabajos que muestra gráficamente la apariencia de los billetes y monedas, por lo que puede ser de vital importancia para la caracterización de los billetes que se falsificaron. No obstante, debido a su carácter institucional evita en todo momento mencionar la falsificación y los delitos económicos, pues se “tiene como propósito principal examinar la evolución de las instituciones y las autoridades que a lo largo de la historia republicana de Colombia han tenido a su cargo la responsabilidad de autorizar, regular y controlar la emisión de dinero.”6 Hay también, trabajos con ausencia de contenido crítico y con riqueza de contenido cuantitativo, para los que se puede mencionar varios casos como Jorge Emilio Restrepo con Monedas de Colombia 1886-1986: lista de precios 1987;7 y Catalogo de billetes del Banco de la Republica y Republica de 5 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980). 6 Antonio Hernández Gamarra y José Antonio Ocampo, La moneda en Colombia (Bogotá: Villegas Editores, 2001), 27. 7 Jorge Emilio Restrepo, Monedas de Colombia 1886-1986: lista de precios 1987 (Medellín: Círculo Numismático Antioqueño CINA, 1987). 15 Colombia 1923 – 1997,8 de Bernardo Gonzales White, los cuales nos muestran las cantidades de billetes y monedas emitidos desde la creación del Banco de la Republica en 1923. Al igual que catálogos de colecciones numismáticas que se concentran en el arte y riqueza cultural grabada en los billetes, así como su coleccionabilidad y las características del contexto de su elaboración. En este caso es importante resaltar Coins of Colombia de Alcedo Almanzar,9 y Leónidas Temprano con su trabajo. Monedas de Colombia: 1811-1981.10 Los comportamientos monetarios en Colombia durante la Guerra de los Mil Días fueron distintos dependiendo de la región, pues el impacto económico y social de la guerra también lo fue. Por ello es importante analizar trabajos de comportamiento económico y de banca en Antioquia. Para ello están: Los Bancos en Antioquia 1886 – 1904 de Orlando Castañeda González y otros, para obtener el título de economista,11 y La moneda en Antioquia 1871 – 1923 por Nury del Pilar López Herrera para obtener el título de Historiadora.12 El primero de los trabajos es una investigación sucinta y descriptiva sobre aproximadamente 21 bancos privados que se encontraban en la región y que 8 Bernardo González White, Catálogo de billetes del Banco de la Republica y Republica de Colombia 1923 – 1997 (Bogotá: Edición Especializada. 1998). 9 Alcedo Almanzar, Coins of Colombia (San Antonio: Almanzars Coins of the World, 1972). 10 Leónidas Temprano, Monedas de Colombia: 1811-1981 (Bogotá: Carrera 7, 1981). 11 Orlando Castañeda González, Jesús Echeverry Tobón y Carlos Reyes, “Los Bancos en Antioquia 1886 – 1904” (Trabajo de grado para optar por el título de Economista, Departamento de Economía, Universidad de Antioquia, 1989). 12 Nury del Pilar López Herrera, “La moneda en Antioquia 1871 – 1923, (Trabajo de grado para optar por el título de Historiadora, Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, 2002). 16 tenían derechos de emisión de moneda. No desconoce este trabajo la existencia de la falsificación pues es una parte mencionada someramente pero valiosa, además presenta un contraste con la legislación bancaria del país, las transacciones y la actividad crediticia en el periodo 1886 – 1904. “La moneda en Antioquia 1871 – 1923” por Nury del Pilar Ruiz, es un estudio con todas las características de una obra de largo aliento como la de Guillermo Torres García, pero enfocada al caso antioqueño. Contextualiza el sector de la banca privada y sus características, lo que representa un aporte valioso desde el campo historiográfico. La autora del texto muestra el fenómeno de la falsificación como un asunto de importancia que requiere atención, y acota la importancia de trabajar en este asunto; de hecho, esta monografía fue elaborada con fuentes similares a las que se han abordado en la Investigación actual sobre la crisis monetaria de Medellín en el Laboratorio de Fuentes Históricas, Archivo Judicial de Medellín a cargo de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.También el sociólogo Ever Giovanny Hincapié trabajó el dinero en función del contexto local y afirma que “en Antioquia tuvo una valoración positiva que dio origen a una revalorización de la codicia como pasión benévola y esta nueva actitud hacia al dinero y la acumulación de capital conduce al antioqueño a conductas inmorales de carácter violento debido a la escasa formación ética”, este análisis, se realizó con base a tres novelas antioqueñas que tocan el tema 17 del dinero, ellas son; Frutos de mi tierra de Tomás Carrasquilla, Aire de Tango de Manuel Mejía Vallejo y La virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo.13 Es muy importante el trabajo de la economista de la Universidad de Antioquia María Mercedes Botero, quien ha dedicado su vida académica al estudio de la banca y la clase comerciante acaudalada de Medellín; en Los bancos en Antioquia 1905 - 1923, un texto donde se muestran las condiciones favorables a la banca antioqueña para invertir capital y se diera un impulso al proceso de industrialización antioqueña; así pues, María Mercedes Botero explica como los dirigentes de los bancos resultarían siendo parte de la elite comercial de Antioquia como resultado de proceso de “libre banca” nacional desde finales del siglo XIX.14 Los bancos en Antioquia 1905 – 1923 de la profesora Botero es un trabajo que se fundamenta en fuentes primarias inéditas para ese momento, como los libros de cuentas del Banco de Sucre, primer banco interregional, y del Banco Alemán Antioqueño, primer banco con capital extranjero permitido por la libre banca. Allí se menciona algunas de las medidas fiscales tomadas durante el periodo para evitar la proliferación casi anárquica de papel moneda de toda clase luego de la Guerra de los Mil Días. 13 Ever Giovanny Hincapié “El valor social del dinero en la literatura antioqueña”, (Trabajo de grado para optar por el título de Sociólogo, Departamento de Sociología. Universidad de Antioquia, 2004), 2. 14 María Mercedes Botero Restrepo, Los bancos en Antioquia 1905 – 1923 (Medellín: Editorial Ciec, 1990). 18 De igual forma podemos mencionar el artículo, “De cómo los comerciantes también se hicieron banqueros – el surgimiento de la élite bancaria en Antioquia. (1905 – 19023)”, de María Mercedes Botero, que aunque se puede considerar de un corte similar al trabajo que entes se mencionó, este presenta nuevos aspectos sobre los comerciantes y las sociedades comerciales que invierten en el sector bancario y crean nuevas posibilidades de negocio en el sector bancario.15 Queda entonces mencionar una variedad de artículos trabajados sobre la base de las emisiones clandestinas del Banco Nacional y de los billetes y moneda emitidos por los bancos privados. Sin embargo no es necesario adentrarse en su análisis debido a su corta extensión y la particularidad de sus temas. Ellos son: “Emisiones clandestinas”16 de Antonio Hernández Gamarra; “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal”17 de José Ignacio Diez Márquez; “Las señas en la Guerra de los Mil Días, billetes y monedas emitidos por particulares”18 por Fernando Barriga del Diestro y “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra”19 de Ignacio Alberto Henao. 15 María Mercedes Botero Restrepo, “De cómo los comerciantes también se hicieron banqueros – el surgimiento de la élite bancaria en Antioquia. 1905 – 1923,” RAED Revista Antioqueña de Economía y Desarrollo. 30 (Sep. – Dic 1989): 61 – 71. 16 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000): 24 - 53. 17José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989): 29 - 76. 18 Fernando Barriga del Diestro, “Las señas en la Guerra de los Mil Días, billetes y monedas emitidos por particulares;” Revista Credencial Historia 128 (Agosto 2000): 12 – 15. 19 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra,” Revista Credencial Historia 128 (Agosto 2000). 19 Como hemos visto la mayoría de estos trabajos están enfocados en un discurso económico preponderante que investiga y profundiza en los aspectos cambiarios y estadísticos de la moneda en el país y en el mundo. Sin embargo muy poco se ha tratado los aspectos sociales del dinero, su construcción social y temas relacionados como los delitos financieros que surgen en función de contextos específicos. 1.2. Marco conceptual Si bien el dinero está presente actualmente en todos los rincones del planeta y se extiende como un fenómeno inherente a toda sociedad humana, es preciso ubicar un marco de referencia teórica para conocer al menos conceptualmente ciertas constantes y aspectos globales sobre el dinero. Según Carlos Marx: “La mercancía que funcione como medida del valor y por consiguiente sea en persona o por medio de un representante, también como medio de circulación, es el dinero.”20 Es decir, el dinero, esencialmente es una mercancía que sirve como patrón de medida de las demás mercancías y un medio de circulación del capital. Al preguntarnos por el dinero, suele definirse en realidad las funciones de dinero, aquello para lo que está destinado, ya que esto nos da una mejor perspectiva sobre su naturaleza; es decir una unidad de valor que hace funcionar el intercambio, no obstante debemos tener en cuenta que el dinero 20 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 1975), 138. 20 establece una deuda entre el portador y el banco central emisor, que es a final de cuentas quien respalda la deuda contratada y pactada por el billete mismo.21 Esta deuda puede ser respaldada en oro físico llamado también patrón oro, como lo fue hasta mediados del siglo XIX en buena parte del mundo, o por la capacidad de endeudamiento del banco central emisor a partir del cambio del patrón oro. No obstante para establecer una definición conceptual se tomará como referencia en esta explicación algunos de los apuntes de Marx sobre la teoría monetaria y el dinero, puesto que su posición crítica frente a la de economistas como Smith y Ricardo principalmente, sugieren que el dinero surge como una necesidad social que debe manifestarse de manera monetaria y no como la representativa sustitución del trueque por medio de la definición de valores que subyacen en la introducción de un medio de pago, es decir en función del mercado: Los economistas suelen derivar el dinero de las dificultades externas con las que se topa el trueque en expansión, pero al hacerlo olvidan que esas dificultades surgen del desarrollo del valor de cambio y por lo tanto, del trabajo social en cuanto a trabajo general […] se atienen luego consecuentemente al trueque como forma adecuada al proceso de intercambio de mercancías, el cual solo estaría ligado a ciertas incomodidades técnicas, siendo el dinero un recurso astutamente pensado para superarlas.22 Por otro lado se tomará también las definiciones de valor, funciones y necesidad del dinero planteadas por el sociólogo y filósofo Georg Simmel en 21 Javier Gómez, Teoría política y monetaria (Bogotá: Universidad Javeriana, 2001), 17. 22 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 1975), 358. 21 algunas de sus anotaciones de Filosofía del Dinero donde expresa que el ansia de dinero despierta los impulsos más brutales en el hombre;23 y Cultura liquida y dinero, donde por otro lado muestra que la relevancia del dinero en la sociedad centra el interés en un pensamiento evanescente, ligero y provisional; una explicación que se adapta muy bien para el caso antioqueño que se va a presentarmás adelante.24 Así pues se abre una interpretación sobre los autores, en Marx por ejemplo, surge la definición de tres tipos de valores de la mercancía o de la mercancía que tendrá las funciones de dinero, el “ideal”, el “real” y el “social”. Así el valor ideal de la mercancía está dado por su vendedor, sin embargo, la mercancía tiene una forma real o física pero desprovista de medida. Es el valor “social” el que determina su valor en dinero cuando la transacción se realiza. Así pues, el dinero en este trabajo debe entenderse como la representación social del valor de los productos basado en las necesidades humanas de su contexto.25 Siguiendo la disertación de Marx: “Sólo un acto social puede convertir una mercancía determinada en equivalente general. Por eso la acción social de todas las mercancías aparta de las mismas una mercancía determinada, en la 23 Georg Simmel, Filosofía del dinero. (España: Instituto de Estudios Políticos, 1977). 24 Georg Simmel, Cultura liquida y dinero – Fragmentos Simmelianos de la modernidad (Barcelona: Anthropos Editorial; Universidad Autónoma Metropolitana. Cuajimalpa, 2010). 25 Ghislain Deleplace, “Karl Marx: Dinero capital y crisis”. Borradores del departamento de economía 35 (Octubre 2010), 23. 22 cual todas ellas representan sus valores […] es en este modo como se convierte en dinero.”26 Dicho de otra forma no basta que los individuos puedan medir a su antojo la riqueza que poseen o que quieren; es necesario que haya una medida única, expresada nominalmente, una forma del valor que sea representado en una sola mercancía aceptada de forma general por todos los sujetos de la sociedad en que se inscribe su uso. “Por lo tanto la unicidad es una propiedad inherente del dinero, ya que sin ella no hay representación expresa y única de la unidad social que lo acoge.”27 Esta definición del valor social del dinero es la que en mayor medida nos concierne para la definición del dinero como una construcción social, sin embargo, para el caso colombiano el Estado fue durante el periodo previo a la Guerra de los Mil Días el más grande interventor en las funciones del dinero, impidiendo que se diera una construcción social que permita una introducción de medios de cambio más adecuada, como se verá más adelante. Sobre la valoración social del dinero apunta el filósofo y sociólogo alemán George Simmel que “No es difícil conseguir las cosas porque sean valiosas, sino que llamamos valiosas a aquellas que ponen obstáculos a nuestro deseo de conseguirlas. En la medida en que ese deseo fracasa ante ellas o se 26 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 1975), 106. 27 José Félix Cataño Molina, Lecciones de economía marxista. Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Económicas, 2009), 78. 23 produce un estancamiento, aquellas alcanzan una importancia que la voluntad libre jamás les hubiera reconocido.”28 Así pues, no se aplica en el caso antioqueño, parte de la percepción de Arthur Schopenhauer sobre la riqueza (este no alude directamente al dinero, pero deja en claro que se refiere a la satisfacción de necesidades que no son; ni naturales ni necesarias, o sea, el lujo, la ostentación y la abundancia). Este filósofo plantea que a los pobres no les interesa las grandes posesiones de los ricos pues son adquisiciones que están por fuera de su alcance pues “un hombre no echará de menos aquellos bienes a los que jamás ocurrió aspirar e incluso sin ellos vive muy dichoso”.29 No obstante, el razonamiento de este autor acerca “de lo que uno tiene” se acerca a la interpretación de la codicia útil a las pretensiones humanas, al punto de establecer que: Cada cual tiene un horizonte propio de lo que le es posible alcanzar: según sea su extensión, mayor o menor será la medida de sus aspiraciones. Cuando le parece que un objeto se haya situado en el campo de este horizonte y está seguro de alcanzarlo, entonces se sentirá dichoso; y, por el contrario se creerá desdichado si aparece algún tipo de dificultad que le robe la perspectiva de lograr su propósito.30 Por consiguiente, Arthur Schopenhauer, muestra como el dinero es el bien por excelencia que puede transformarse en el objeto de nuestros deseos y de nuestras necesidades, ya que el dinero no tiene un fin concreto, como lo es la comida al hambre o los medicamentos al enfermo. Más bien es una solución en 28 Georg Simmel, Filosofía del dinero (España: Instituto de Estudios Políticos, 1977), 27. 29 Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir (Madrid: Valdemar, 2000). 30 Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir (Madrid: Valdemar, 2000), 80. 24 abstracto a todas las pretensiones humanas: naturales, no naturales, básicas y no necesarias. El dinero es por lo tanto la herramienta a la que tantos hombres orientan sus deseos. Ahora bien, el dinero respecto a su contexto tiene también distintas connotaciones. Para el caso que presentamos es importante tener en cuenta el caso del dinero y la guerra; para ello se encuentran definiciones como la de Guillermo Torres García quien sostiene que: La historia de las naciones demuestra que el papel moneda es casi inevitable en tiempo de guerra, y puede afirmarse con verdad que no se verá a un pueblo entrar en una lucha armada en la cual se juegue su destino sin prescindir del curso forzoso de los billetes del Estado o de los billetes de banco: Inglaterra, Francia, Alemania, la antigua Austria, Hungría, Rusia Italia, Portugal, Grecia, Los Estados Unidos de América, Japón, China, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú y Uruguay han sido países que en mayor o menor escala durante más o menos tiempo, se han visto sometidos al régimen del papel moneda.31 Apoyado también en los aspectos conceptuales que ofrece el economista John Kenneth Galbraith sobre la financiación de la guerra como, la falta de control a las actividades de los bancos privados como entes emisores, las actividades financieras y el crédito público, y la relación con los delitos económicos, son componentes que estimulan la inflación. Varios de los aspectos que se exponen como bases de las crisis son los mismos que se encuentran en el caso colombiano, pasando por todas las fases que allí se exponen.32 31 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980) ,18. 32 John Kenneth Galbraith, La época de la incertidumbre – Una historia de ideas económicas y sus consecuencias. (Ciudad de México. Editorial Diana, 1977) 25 Habiendo aclarado que el dinero surge como una construcción social, existen factores relacionados a todo tipo de elaboraciones humanas aunque no surjan como conductas racionales de individuos o grupos de estos. Se puede hablar, por ejemplo, de elementos estructurales de la sociedad como la cultura o la economía. Así pues, algunos de los elementos que suelen surgir de las relaciones sociales que le dan forma al dinero como construcción social son: el ahorro, la inversión y el crecimiento o por el contrario, los delitos financieros: falsificación, fraude y estafas No obstante la falsificación de dinero tiene una connotación que determina un fraude pues implica la inexistencia de un contrato tomado por el portador del billete falso y el banco emisor como lo explicábamos anteriormente. Es decir, se considera un detrimento en el patrimonio público que es responsabilidad del banco central, de ahí que se persiga. Así mismo, desde la definición más simple, la falsificación de moneda se puede calificar dentro de la categoría de falsificación de documento, pues se debe entenderel dinero como la prueba, o existencia física en forma de documento por un contrato que exige el cumplimiento de un pago que hace un banco emisor central y el portador de dicho documento, el billete.33 Las relaciones conceptuales que presenta el trabajo son pues en primera medida, sociales, dado que presenta el dinero como un elemento de 33 Carolina Villacarpa Estiarte, La Falsedad documental: Análisis jurídico-penal (Lerida: Universidad de Lerida), http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/8140/Tcve1de1.pdf (Consultado el 08 de Agosto de 2013). 26 construcción social y que busca de cierta forma alejarse de las interpretaciones de corte económico cuantitativo y de fenómenos netamente cuantificables relacionados a este. Aunque, claro está, se acude a algunos de los conceptos como inflación, valor o capacidad adquisitiva, etc. Sin profundizar en estos para reflexionar sobre los contextos y los procesos que dan forma al dinero en Medellín después de la Guerra de los Mil Días. 27 Capítulo 2. Antecedentes y contexto de Medellín durante la Guerra de los Mil Días Introducción La necesidad de imponer medidas de regulación monetaria surgió en los estados modernos aproximadamente desde el siglo XIX, para establecer condiciones al crédito y la deuda pública, la financiación de los aparatos estatales y en cierto modo para regular las condiciones de igualdad y posibilidad de riquezas. Algunas de estas medidas son fundamentales en el entendimiento del dinero como un valor producto de la construcción social, intervenido por condiciones o modelos económicos y expresados en un medio de pago físico, ya sea en papel o en metálico. Un ejemplo de estas medidas son: la sustitución del patrón oro por el curso forzoso de los billetes, la libre banca, o por el contrario la mediación de un banco central. Directamente relacionado con las condiciones que regulan la moneda surgen entonces medidas e instituciones encargadas de controlar el crédito y deuda pública, emitir o permitir la emisión de moneda por parte de particulares y controlar el dinero con políticas para combatir la falsificación, la emisión ilegal y los delitos que comprometen el tesoro estatal o la riqueza particular. 28 2.1. Antecedentes de la regulación y las políticas monetarias En el caso colombiano, podemos ubicar algunos de los antecedentes de las políticas monetarias de mayor importancia, para este caso, durante los primeros pasos de la República en 1821, empezó el desarrollo de la banca libre, y durante la segunda mitad del siglo XIX, la creación de un primer banco central en 1880, la sustitución del patrón oro y finalmente las leyes de curso forzoso de los billetes del Banco Nacional a partir de 1886. Así pues, el primer antecedente que trató de normalizar la circulación monetaria en la república de la Gran Colombia fue la ley del 4 de abril de 1821 que expropió las monedas españolas y trató de regular el fraude y la falsificación monetaria: El Congreso Jeneral de Colombia. Deseando proveer de medios y arbitrios con que pueda equiparse y Socorrerse el ejército de reserva que debe levantarse en el departamento de Cundinamarca para terminar felizmente la guerra que con tanta obstinación sostiene el gobierno español contra la República, mientras puede hacer el arreglo de la hacienda nacional, acordando los impuestos más productivos, menos gravosos y demás cómoda exacción, ha venido a decretar y decreta lo siguiente: 1°) Se emitirán por el vice-presidente de Cundinamarca doscientos mil pesos en libranza de seis, doce, dieziocho y veinticuatro pesos, contra las salinas de Cipaquirá, Enemocón y Tauza. 2°) Estas libranzas serán numeradas y precavidas contra todo fraude y falsificación…34 Resulta interesante observar cómo el ente emisor y regulador es el Congreso General, mediante la ejecución de sus funciones para normalizar el orden público y dar por terminadas las campañas de Independencia. Sin embargo, a medida que el aparato estatal toma forma y las funciones de los poderes son 34 Cuerpo de Leyes de la República de Colombia, Tomo 1 –Bruno Espinoza- Impresor del gobierno jeneral, año de 1822, 12 de la Independencia. Tomado de: Darío Languado Monsalve. Apuntes sobre derecho Bancario Colombiano, (Bogotá: Facultad de Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas. Pontificia Universidad Javeriana, 1976), 50. 29 más específicas, la tarea de la emisión y control de la moneda colombiana debió cambiar de representante. Como lo sugiere la información antes citada, estas emisiones de moneda por parte del gobierno surgen de la necesidad de financiar y crear ejército, en este caso el de Cundinamarca para combatir cualquier intento restante de restituir la monarquía española en el territorio granadino. No obstante, cabe anotar que la financiación de los recursos para la guerra se dio a partir de la reacuñación de la misma moneda peninsular que ya llevaba varios siglos de circulación durante el periodo de la colonia. Desde el congreso de Cúcuta de 1821 se evidencia la necesidad de establecer un patrón uniforme de régimen monetario en el país. En sus primeros intentos se establece que se tome como referencia la moneda española ya existente, cuando menos con la intención de unificar una economía y un mercado existentes, sin pasar por tantas dificultades: Más las grandes medidas y realmente prácticas disposiciones de aquél congreso, fueron las que ordenaron: 1) Que toda la moneda de oro y plata que se acuñase en Colombia tuviese el mismo peso y ley que se le daba por el gobierno español, sin que de modo alguno hubiese la menor diferencia. 2) Que las pastas de oro y plata se pagasen a los particulares por el mismo precio que lo hacía el régimen español. […] 3) Que toda moneda de plata en circulación que no fuese de condorcillo o macuquina antigua, se reacuñase solamente en pesetas, reales y medios reales, y a los mismos peso y ley de las ordenanzas españolas.35 Aunque el proceso para reacuñar la moneda española expropiada desde que se inició el proceso de la independencia sería demasiado costoso. Debido a la 35 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980), 19. 30 escasez de recursos en la hacienda pública, el decreto reformatorio de dicha ley del 4 de abril de 1821 aunque fue la primera en tratar de regular la circulación monetaria solo llegó a ser una realidad el 6 de noviembre de 1828 cuando el presidente Simón Bolívar, teniendo en consideración: 1) que lo dispuesto por los estados de Cundinamarca y Boyacá sobre el retiro de circulación de la moneda macuquina había ocasionado “frecuentes disputas y fraudes escandalosos”; 2) que la escasez de circulante menuda dificulta el trafico ordinario, perjudicando a la mayoría del pueblo; 3) que a pesar de estar desgastada la macuquina, al ser admitida por todos los ciudadanos en todas sus compras y contratos, tanto del gobierno como los particulares, se evita las frecuentes disputas sobre su calidad y valor; 4) que, no siendo factible reacuñarla por el deterioro de las máquinas de las oficinas de amonedación, motivo por el cual la macuquina existente quedaría fuera de circulación, afectando al tesoro nacional y a los colombianos; y 5) por último, que mientras se mejoran las casas de moneda, y “oído el dictamen del consejo de estado”, se decretó lo siguiente: Artículo 1° Toda moneda macuquina, que no sea falsificada, circulará libremente i sin restricción por su valor nominal i será admitida sin escusa como precio en todas las ventas i en pago de todo jénero de deudas, tanto por los particulares, compañías i comunidades como por las tesorerías i oficinas de recaudación de la República. […] Artículo 4° La resistencia para admitir como precio de cosasvendidas, o paga de deuda, la moneda macuquina, que no sea falsificada, después de la debida declaratoria se castigará sin distinción de culpados: 1°. Con la pérdida de lo vendido si su valor es corto, que no esceda de cuatro reales, con tal que el vendedor no tenga medios para pagar la multa; 2°. Con la misma pérdida i otro tanto de su valor, si el que hace la resistencia tiene medios para pagarla; 3°. Con arresto desde uno hasta 31 quince días, según el carácter de las personas i de las circunstancias agravantes que ocurran.36 La notable urgencia de la recirculación de la moneda macuquina de origen español que ya se estaba recogiendo para su reacuñación, evidencia la necesidad de establecer políticas claras de emisión y regulación por parte del Estado. Mediante este decreto el ejecutivo legitima la moneda legal del estado cuya existencia había sido posible gracias a la Independencia, de forma transitoria, para evitar conflictos de orden público y subsanar las deficiencias de un aparato estatal cuyas dependencias estaban en proceso de formación. La necesidad manifiesta de poner en circulación la moneda implica que los aprietos sociales relacionados con el tema eran ya de urgente cumplimiento, probablemente una notable escases de monedas de oro y plata para llevar a cabo las transacciones diarias. Todavía la competencia estatal para tomar medidas sobre la moneda seguía siendo una función adicional de una rama del poder y no el trabajo de un organismo especializado que pueda intervenir en el tema con propiedad y conocimiento de causa. Algunas de las normas claramente improvisadas, como el obligatorio cumplimiento de “circulación libremente y admisión inexcusable” de la moneda, establecen un control que reconoce las tradiciones comerciales de la población. La mayoría de la población se encontraba adaptada a esas monedas, y ante la emergencia del fenómeno de la falsificación, que había producido conflictos 36 “Rejistro Oficial hasta fin de 1929” Bogotá impreso por Juan N. Barros. Sin año de impresión. Tomado de: Darío Languado Monsalve. Apuntes sobre derecho Bancario Colombiano, (Bogotá: Facultad de Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas. Pontificia Universidad Javeriana, 1976), 52 – 53. 32 sociales, no hubo más solución que exigir la aceptación del género de mayor aceptación. Algo similar ocurrió después, cuando el choque y la resistencia cultural a la implantación de un medio de pago específico como los billetes, con la imposición del curso forzoso de los billetes del Banco Nacional en 1886, tema que se desarrollará más adelante. Ante la existencia de monedas de amplias denominaciones; pesos fuertes, macuquinas, chinas y caraqueñas que se acuñaban en distintos valores de pesetas, reales, medios y cuartillos y la coexistencia de dos metales preciosos imperantes y un tercero no tan dominante (el cobre), se empieza a manifestar un estado caótico de la economía nacional, obligando a su intervención por parte del estado central.37 Llegado el primer periodo de gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, en 1846 se implantaron medidas de un alcance importante, como reducción de los impuestos de exportación del oro en pasta y polvo a un conveniente 7%. De igual manera se redujeron los gastos por derechos de quintos para el oro destinado a amonedación a un 6%, con lo cual se desincentivaría del uso de la plata como el medio de pago más difundido por ese entonces.38 A pesar de este último intento, la moneda de plata continuó tomando fuerza, más por la costumbre de utilizarla como medio de pago, que como una ley de la República, 37 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980), 23. 38 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 35. 33 lo que resultó en una escasez del dinero circulante y por ende un aumento en las tasas de interés en las redes crediticias y de prestamistas en la nación. En 1847 el gobierno intentó “establecer la confianza del público en el papel moneda, emitiendo bonos del Tesoro redimibles a su presentación por monedas de plata; pero los poseedores convertían los bonos tan rápidamente que era imposible mantenerlos en circulación.”39 Esto muestra la falta de seguridad y la insatisfacción que se presentaba para poder realizar las transacciones cotidianas con dichos billetes que aún se encontraban desprovistos de un valor social, dificultando que se les diera la acogida necesaria y por lo tanto una amplia difusión comercial como medio de cambio. Ante la necesidad imperante de normalizar la circulación de dinero y establecer un medio de cambio efectivo y eficiente para el país, se dieron los primeros intentos por crear un banco central en 1847. Esta tarea fue asumida por el Secretario de Hacienda, Florentino González, del gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, quien obtuvo un permiso del congreso para establecer una banca nacional con privilegio de emisión. Sin embargo este proyecto no se llevó a cabo, al menos en dicho gobierno. En 1854 sucedió algo similar, cuando por medio de un nuevo proyecto se aprobó la creación de un Banco Nacional con poder de emisión y con un capital inicial autorizado de 4.000.000. En aquella ocasión se adujo: “El estado poco 39 María Mercedes Botero Restrepo, “Instituciones bancarias en Antioquia,” Lecturas de Economía 17 (May – Ago1985), 65. 34 satisfactorio de la hacienda pública es, sin duda, el más grave inconveniente que puede presentarse a la fundación del crédito, i por consiguiente a la formación de establecimientos de esta naturaleza.”40 Las dificultades que durante todo el siglo XIX experimentó la política monetaria, ante la imposibilidad de crear un banco central en el país, contrasta con la proliferación de billetes emitidos por bancos privados. Lo cierto es que aquellos intentos fallidos reflejan la necesidad del estado central de establecer instituciones fuertes con capacidad de emisión para favorecer el crédito público y por ende lograr la introducción del papel moneda como medio de cambio. En la misma medida, los fracasos recurrentes de las políticas estatales mediante la aprobación de leyes inermes propició la creación de entidades bancarias privadas. Así pues, hasta la década de 1860, a pesar de los intentos que ya se habían presentado, como ya mencionados, en el país el dinero circulante estaba representado por el oro y la plata, acuñadas para tal fin. La actividad crediticia y buena parte del mercado financiero estaban controlados por la Iglesia (bienes de manos muertas, censos y capellanías) y prestamistas particulares. El periodo entre 1863 y 1886, etapa durante la cual estuvo vigente la carta constitucional de Rionegro fue la que fundamentó en Colombia los rumbos de la 40 Anónimo, “Establecimiento de un Banco Nacional en la Nueva Granada” en: Diario de Cundinamarca. Bogotá, J.C., 1854. Tomado de: José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 35. 35 nación, se dio un periodo de banca privada muy exitosa, el cual se conoce como la “Banca Libre.”41 A partir de 1864 con la aparición del London, México and South American Bank y la aprobación del congreso para que este emitiera papel moneda, al igual que los demás bancos que se crearon en los años subsiguientes, surgieron en Colombia 42 instituciones bancarias regionales, hasta finales de la década de 1880. El Banco de Bogotá en 1871 por iniciativa de Salvador Camacho Roldán, en 1872 el Banco de Antioquia, en 1875 el Banco de Colombia en Bogotá y el Banco Mercantil en Medellín, en 1883 el BancoCentral Hipotecario en Bogotá y el Banco del Estado del Cauca y el Banco Santander en Bucaramanga, entre otros.42 Algunas de las funciones ejercidas por estos bancos fueron las de sustituir la moneda metálica por papel moneda, para liberar el oro y la plata de su función monetaria y dejarlo disponible para su exportación. Con el aumento del erario público representado en papel moneda se agilizó el control financiero y se facilitaba el crédito, lo que a su vez bajó las tasas de interés. El establecimiento de la banca privada fue posible gracias a la confianza generada en los entes territoriales, relativamente pequeños en los cuales operaban. De carácter regional y partiendo de los negocios que antes eran efectuados por los prestamistas y o comerciantes que llegaron a tomar la figura de acaudalados banqueros. 41 Gustavo Adolfo Meisel Roca, “Orígenes de la banca comercial en Colombia, la Banca Libre, 1870 – 1886”, Credencial Historia.135 (Marzo 2001), 4. 42 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 39. 36 Ante el crecimiento de las operaciones comerciales y su valor nominal en aumento, la riqueza de los bancos se depositó cada vez más en papel moneda; mientras las fortunas acumuladas por sus fundadores banqueros-mercaderes, se hicieron realmente grandes. Sin embargo, fue gracias a las grandes fortunas acumuladas por los privados que el gobierno de Rafael Núñez en 1880, vio la posibilidad de crear un banco central, una forma de solventar algunas de las necesidades económicas de la nación, derivadas de las recientes guerras y la ampliación de la infraestructura del país. La introducción del billete como medio de pago se generalizó gracias a la labor de los particulares y su aceptación popular.43 El Banco Nacional empezó sus operaciones el 1 de enero de 1881, con capacidad de emisión hasta entonces no exclusiva pero si con la exigencia de que los iguales privados admitieran los billetes emitidos por el banco central en las transacciones de tipo público y privados, recaudos, negocios entre particulares y demás que así fueran necesarias para fortalecer la moneda.44 El banco estaba autorizado por ley para ejecutar las operaciones de descuento, préstamo, emisión, giro y depósito. Los billetes emitidos por este podían 43 Históricamente el término “banquero-mercader” se aplicaba a un rico comerciante que llegaba a desarrollar operaciones de tipo bancario dentro de su propio negocio. A medida que se intensificaba el comercio, los comerciantes encontraban que era fácil dar un giro a sus negocios, y utilizar parte de su capital-dinero acumulado en el comercio de dinero. Estas actividades estaban relacionadas en gran medida con el comercio exterior. Véase: María Mercedes Botero Restrepo, “De cómo los comerciantes también se hicieron banqueros – el surgimiento de la élite bancaria en Antioquia. 1905 – 1923,” RAED Revista Antioqueña de Economía y Desarrollo. 30 (Sep. – Dic 1989), 63. 44 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 42. 37 convertirse en moneda metálica, a voluntad de los portadores; para tal efecto, el banco debía mantener en caja especies en metal no inferior a la cuarta parte de los billetes que pusiese en circulación.45 El recién creado Banco Nacional aun no tomaba la exclusividad de la emisión de moneda puesto que, constitucionalmente, la norma de 1863 sancionaba que cada estado soberano tomaba decisiones sobre su situación monetaria. Sería a partir de la constitución de 1886 que se le otorgó a esta institución el control y monopolio del papel moneda. 2.2. La eliminación de la convertibilidad y la imposición de los billetes del Banco Nacional El final de la Banca Libre en Colombia llegó, siendo reemplazado por un modelo de Banco Central propiedad del Estado, con exclusividad de emisión y control financiero, etapa a la cual la historiografía suele llamar periodo de Curso Forzoso, que emerge a causa de las normativas que se dieron en el año 1886:46 A partir del decreto 260 de 1885, se suspendió la convertibilidad del billete en moneda metálica; disposición que se consolidó con la expedición del decreto104 de 1886 según el cual el billete del Banco Nacional sería la unidad monetaria y moneda de cuenta de Colombia para todos los efectos legales, y con la vigencia de la ley 87 de 1886, que prescribió el carácter de moneda legal de la República del billete del Banco Nacional, su recibo forzoso en pago de las rentas y contribuciones públicas, así como en las transacciones particulares y 45 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000), 25. 46 Gustavo Adolfo Meisel Roca, “Orígenes de la banca comercial en Colombia, la Banca Libre, 1870 – 1886”, Credencial Historia.135 (Marzo 2001), 6. 38 señaló la prohibición de estipular cualquier otra especie en los contratos de contado o a plazo.47 La eliminación de la convertibilidad implica que el dinero-papel solo tiene una función cambiaria y no suple ninguna necesidad, lo que explica los inconvenientes al cambio del patrón oro. Por otra parte, el oro aparte de la función de dinero, tiene la de mercancía y al mismo tiempo conserva su uso suntuario, por lo que adquiere un doble valor intrínseco en la sociedad. Si en abstracto se considera que el mercado tiene un fin, es posible darse cuenta que el dinero (oro o papel) al servir solo para intercambiar y no para satisfacer ninguna necesidad personal de los agentes, no podría encontrarse en manos de algún agente para la satisfacción personal, a menos que se elimine la función monetaria consumiendo el bien.48 Ante la exclusividad del Banco Nacional en el caso de la emisión de billetes, los privados se aunaron en contra de la medida porque recortaba sus amplias ganancias y crecimiento anual. El enfrentamiento entre el gobierno de Núñez representado por el Banco Nacional y los particulares, representados por los bancos privados, hizo que el presidente tomara las decisiones de curso forzoso de los billetes; sin descuento como se hacía habitualmente y, al eliminar la libertad de emisión, mandó a recoger los billetes que se encontraran en circulación que no fueran del banco de la Nación.49 47 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 25. 48 José Félix Cataño Molina, Lecciones de economía marxista. Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Económicas, 2009), 92. 49 Decreto 104 de 19 de febrero de 1886. 39 De esta manera desaparecieron varios de los bancos privados que existían hasta entonces, pues si bien la emisión no era la única actividad rentable de los bancos, sí era la más productiva. No obstante, a pesar de estas medidas, los billetes emitidos por el Banco Nacional aun no contaban con la suficiente confianza y recepción entre el público para reemplazar el que había sido producido por las entidades privadas, pues como ya se mencionó, la calidad de sus servicios radicaba en buena medida en la estabilidad que brindó a sus clientes al ser entidades regionales relativamente pequeñas. La desaparición de varios de los bancos que inicialmente tenían derecho de emisión motivó una creciente desconfianza sobre el valor real de los billetes del Banco Nacional, puesto que su otrora convertibilidad se transformaba en un valor simplemente nominal, que ante el riesgo de una posible desaparición del ente emisor, sólo representaría el costo del papel en el que estaba impreso. A lasdificultades de circulación y estabilización de la moneda de curso forzoso propiedad del Estado, aunado a la falta de confianza en el Banco Nacional se le suman una serie de emisiones irregulares autorizadas por directivos y mandos políticos que complicaron la tarea estatal de normalizar la circulación monetaria en el país. Las emisiones clandestinas50 que se presentaron en el Banco Nacional reforzaron la crisis de credibilidad a la que se enfrentaba la institución, ya que 50 Entiéndase “Clandestinas” como ocultas o secretas, no por fuera de las condiciones legales necesarias como para ser billetes legítimos, para tal efecto se recomienda verificar: Antonio 40 las emisiones reales superaban las autorizadas por el legislativo. Esto suscitó un debate nacional en torno a la tarea y la necesidad de un banco central en el país que hasta el momento parecía funcionar más como una institución exclusiva para la financiación del estado. El debate y la investigación se impulsaron debido a una serie de columnas publicadas desde 1892 en los periódicos El Correo Nacional, diario opositor al presidente Miguel Antonio Caro –vicepresidente, pero que tomó posesión ante la ausencia por enfermedad del electo presidente Rafael Núñez–, y El Telegrama, publicación defensora del gobierno de turno: El cargo concreto, que formulamos hoy, contra el primero cualquiera que sea, que emitió clandestinamente billetes del Banco Nacional. […] que había $26.000.000 en billetes, en la circulación, y como la ley solo ha autorizado la emisión de $17.000.000, queremos que los ex Ministros del Tesoro expliquen de manera categórica su conducta.51 Palabras que fueron mal recibidas por el director del Correo Nacional, Carlos Martínez Silva ex Ministro del Tesoro Público, al encontrar en ellas una acusación sobre sus funciones en el Banco Nacional. Su réplica ante las acusaciones no se hizo esperar: Paréceme que este cargo audaz no es de los que deben lanzarse así embocadamente en un artículo de periódico: y como quien tal cosa ha escrito en El Telegrama debe saber lo que dice y porque lo dice, lo reto a que presente denuncio formal del delito que se nos atribuye, Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000): 24 – 53. 51 El Telegrama. Abril 17 de 1894. Tomado de: Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 30. 41 conjuntamente, a mí, que figuré como ministro del tesoro de una parte de la administración Holguín…52 Con el fin de investigar las emisiones ilegales que aparentemente se habían presentado en el Banco Nacional, se designó en 1894 una comisión en la cámara de representantes para realizar la investigación pertinente. Dicha comisión presentó informe el mismo año, el día 14 de noviembre.53 En el estudio elaborado para la Cámara de Representantes se muestran once irregularidades en emisiones, desde que se conformó el banco. Como se muestra en el anexo 1, solo en el año 1886, el Banco Nacional superó las emisiones autorizadas por el legislativo en más de tres millones de pesos, por lo que las cifras presentadas por El Telegrama no se alejaban mucho. A pesar de los resultados contundentes de la investigación, los principales implicados en las irregularidades fueron sobreseídos por causas de prescripción de las penas. Es decir, el ilícito había sido cometido mucho tiempo atrás, solo se abrieron juicios criminales contra el ex exdirector del banco Arturo Malo O’Leary y dos de sus subordinados. No obstante las inconveniencias con la moneda, emisiones clandestinas y otros problemas que agobiaron el organismo desde su creación y aún más a pesar de la orden impartida por el congreso en 1894 para liquidar el Banco Nacional, ante el inminente inicio de una nueva guerra civil en 1895, el gobierno mantuvo 52 El Correo Nacional. Abril 19 de 1894. Tomado de: Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 30. 53 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 31. 42 la institución. Esto debido a la urgencia de financiar los gastos de la guerra mediante nuevas emisiones; sin embargo, estas no fueron tan cuantiosas como las que vendrían más adelante para poder financiar la Guerra de los Mil Días.54 El Banco Nacional debió desaparecer en 1896, tras “restablecerse el orden Nacional”. No obstante, su nombre siguió figurando en los billetes que de allí en adelante se imprimieron por cuenta del Estado, por lo que aun después de su liquidación se llegaron a emitir billetes por más de $13’000.000 en papel moneda, de cuenta de la institución, para saldar las necesidades financieras provocadas por la Guerra de los Mil Días.55 El Banco Nacional mantuvo sus funciones como ente emisor hasta después de concluida la guerra en 1902, cuando se creó la Junta de Amortización mediante la ley 303 de 1903. Entre las funciones de la Junta se encontraban la de incinerar todo el papel moneda recolectado mediante nuevas contribuciones y obligaciones que se crearon para tal fin. Lo que, al menos en teoría, ayudaría a la valorización del dinero restante en circulación y por tanto se esperaba la disminución de la inflación excesiva que enfrentaba el país.56 54 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra” Revista Credencial Historia 128 (Agosto 2000), 7. 55 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 61. 56 Antonio Hernández Gamarra, “La banca central en Colombia. Banco Nacional (1880), Banco Central (1905), Banco de la Republica (1923)”, Revista Credencial Historia 135 (Marzo 2001), 10. 43 2.3. La guerra, su financiación y el caso de Antioquia La Guerra de los Mil Días, que se desarrolló entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1901, fue una de las guerras civiles más importantes y representativas de la historia colombiana durante el siglo XIX y principios del XX. Fue un enfrentamiento bélico entre los dos partidos políticos tradicionales, el conservador y el liberal; esta guerra tuvo como consecuencia elevados costos a la sociedad colombiana pues no sólo hubo gran cantidad de enfrentamientos violentos entre el bando de gobierno y la facción liberal, además la pérdida humana por concepto de víctimas, o las evidentes fracturas en el ámbito de la política nacional. A esto se le suma la dificultad financiera en la que se sumió el país para poder costearla y los cambios económicos surgidos como consecuencia de ello. No obstante la falta de oro propiedad del tesoro público para respaldar los billetes, y ante la eliminación del sistema de patrón oro, esta contienda se financió mediante la emisión de grandes cantidades de dinero autorizadas por el gobierno de turno, el presidente Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel Marroquín vicepresidente, ambos conservadores. A propósito de la financiación de las revoluciones, el economista norteamericano Jonh Kenneth Galbraith, reflexiona que en una revolución lo primero que debe hacerse es conseguir una causa y luego un ejército, y con base a la experiencia, lo siguiente es una imprenta. Los ejércitos revolucionarios no la tienen fácil para recaudar impuestos “especialmente si la 44 revolución es contra los malos impuestos” entonces su crédito no debe ser bueno y por lo tanto no pueden pedir prestado, así pues, solo queda la impresión de moneda.57 En ese orden de ideas, en Colombia el bando opositor, losliberales, representados por Rafael Uribe Uribe, emitieron dinero a nombre de una junta de gobierno provisional; por lo que el aumento precipitado de la cantidad de billetes en circulación en el país, generaron un caos monetario que terminó de agravarse con la aparición de grandes cantidades de billetes falsos, que elevaron las cifras de inflación a niveles nunca antes imaginados. Si bien la guerra tuvo alcance nacional, esta se produjo con diferentes características según las regiones en las que se venía desarrollando; algunas de las zonas más afectadas serían aquellas con mayor movimiento liberal para la época, como Santander Cundinamarca, Costa Caribe y la zona del Cauca. Así las cosas, la influencia del enfrentamiento llegó de una forma muy particular a la región antioqueña. Desde octubre de 1889, cuando los liberales atacaron la ciudad de Bucaramanga, se propició el inicio de la confrontación armada en propiedad, la Guerra de los Mil Días, proliferó rápidamente en el territorio colombiano. Aunque se dio un pronunciamiento liberal en Antioquia, la poca adhesión tanto a la ideología partidista como a la posibilidad de una guerra, hacen que no se 57 John Kenneth Galbraith, La época de la incertidumbre – Una historia de ideas económicas y sus consecuencias. (Ciudad de México. Editorial Diana, 1977), 202. 45 logre conformar un ejército y mucho menos que estallen enfrentamientos directos y contundentes en la región.58 A pesar de que algunos autores afirman que el departamento de Antioquia no se vio afectado, al menos no exactamente por el estruendo de la guerra, probablemente debido a sus tendencias conservadoras tradicionales,59 podríamos señalar la existencia de al menos una batalla en el territorio antioqueño. Se puede destacar enfrentamientos como el ocurrido en Betulia el 22 de enero de 1900, donde los liberales sufrieron otra derrota, sumada a la seguidilla de fracasos que enfrentaron durante esos meses. Adicionalmente, se tiene conocimiento que durante la Guerra de los Mil Días se llevaron a cabo cerca de 500 batallas, por lo que es difícil afirmar que la batalla de Betulia haya sido la única en el departamento.60 Una vez que la guerra se torna a favor de los ejércitos conservadores, la facción liberal toma la estrategia de combatir con tácticas de guerrillas, es decir mediante ataques rápidos y sorpresivos de mediano y corto alcance, conocimiento táctico de los terrenos y constantes desplazamientos. Y aunque en el territorio paisa no se presentó con propiedad el surgimiento de ejércitos revolucionarios liberales, el cambio en las maniobras militares de los opositores implicaron que Antioquia se presentó como un corredor de conexión entre los 58 Carlos Eduardo Jaramillo, “La Guerra de los Mil Días 1899-1902,” En: Nueva Historia de Colombia – Historia Política. Compilador Álvaro Tirado Mejía (Bogotá: Planeta, 1989), 89. 59 Catalina Castrillón Gallego afirma que conflicto comprometió todo el país, a excepción de las zonas selváticas y el departamento de Antioquia: Catalina Castrillón Gallego, “La Salud en la Guerra de los Mil Días,” en: Espacio, sociedad, guerra e historia, Memorias III foro de estudiantes de historia. Coord. Edgardo Pérez Morales (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2004), 86. 60 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 2004), 11. 46 ejércitos del norte (en la zona de la Costa Atlántica, y Santander), con los del centro y sur, como Cundinamarca y Cauca, hasta el occidente. Por tanto, Antioquia fue el departamento más cercano al centro de resistencia liberal más exitoso en Panamá, liderado por Benjamín Herrera.61 Si bien los ejércitos se abastecían según sus posibilidades y la ayuda de sus aliados estratégicos, el caso de los liberales representa un sinfín de necesidades que difícilmente eran satisfechas. La pérdida del Rio Magdalena como vía de abastecimiento, y las derrotas en Santander, importante conexión con sus aliados venezolanos hicieron que la búsqueda de pertrechos y alimentos se dieran en cualquier lugar y ante cualquier ocasión.62 De esta manera Antioquia representó también una oportunidad de encontrar solución a estos problemas, al menos provisionalmente, a pequeña escala y en las zonas periféricas del departamento, con recursos obtenidos de contribuciones obligatorias, aportes de gobiernos simpatizantes y saqueos y pillajes. En cierta medida también de las emisiones de dinero por parte de los liberales. La pérdida de unidad en el mando y de control sobre estos grupos irregulares que se multiplicaron sobre la geografía del país, unida a la inexistencia de una logística para evitar que éstos, aplicando la misma norma del gobierno, vivieran de los recursos del enemigo, los indujeron 61 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 2004), 14. 62 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 2004), 13. 47 al pillaje, al robo, al incendio, al saqueo y a la imposición arbitraria de sanciones económicas.63 La anterior afirmación apoya la idea de que, ante las dificultades que se presentaron, las soluciones no siempre se guiaban por el camino de lo correcto o de lo lícito. Por el contrario, la premura de las miserias ocasionadas por la guerra, degradada a un conflicto de desgaste, los actores sociales directos o indirectos comprometidos en ella participaron aprovechando cualquier oportunidad. Las necesidades económicas causadas por la guerra hicieron que el gobierno colombiano tomara una serie de medidas que agravaron la situación, porque “Desde el comienzo de la guerra autorizó el gobierno a una Junta de Emisión para que, por intermedio del Banco Nacional, produjera todo el papel moneda que se juzgara necesario para atender al restablecimiento del orden público”64. Sin embargo, lo que causó fue un continuo debilitamiento de la moneda nacional y su progresiva devaluación. Sumado a esto el inconveniente de la facilidad con la que se lograban las falsificaciones de estos billetes, pues en vista de la urgente necesidad de poner dinero en circulación, el papel moneda no se producía con las medidas necesarias para evitar su alteración o falsificación en las calles. 63 Carlos Eduardo Jaramillo Castillo “Fin de dos guerras, principio de dos siglos”. En: Gonzalo Sánchez Gómez y Mario Aguilera Peña, Memorias de un País en guerra: Los Mil Días 1899- 1902 (Bogotá: Planeta, 2001), 373. 64 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra” Revista Credencial Historia 128 (Agosto 2000), 7. 48 La consecuencia directa de la Guerra de los Mil Días en Antioquia y específicamente en Medellín, fue el aumento de la circulación de papel moneda emitido para financiar esta. A causa de esto, los precios en el mercado tuvieron aumentos y cambios abruptos, y la inflación que se generó afectó a toda la población. Al terminar el siglo XIX, las repercusiones sobre la economía, tal y como lo afirma el profesor Gonzalo Sánchez Gómez fueron dramáticas: Las guerras fueron también un poderoso elemento para la perturbación del flujo interno de la mano de obra, paralizaron rutas de exportación, provocaron severas contracciones en el consumo, absorbieron importantes recursos de estos países empobrecidos por las emisiones de papel moneda, estrategia con la que se pretendía financiar la guerra a costa del conjunto de la población.65 Como consecuencia, la financiación de la guerra recayó a final de cuentas en la sociedad. De ahí el sentimiento de rechazo generalizado, puesto que los costos de la guerra se hicieron intolerables para la población, afectando no
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