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Desorden monetario y falsificación en Medellín después 
de la Guerra de los Mil Días 1900 – 1920 
 
 
 
 
 
 
YADIR GIRALDO TASCÓN 
Monografía para optar por el título de historiador 
 
 
 
 
 
Asesor: 
Rodrigo de Jesús García Estrada 
Doctor en Historia 
 
 
 
 
 
 
Universidad de Antioquia 
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas 
Departamento de Historia 
Medellín 
2015 
2 
 
Agradecimientos 
Aunque este trabajo representa la finalización de una etapa, solo toma 
importancia si se piensa como el comienzo de la que sigue, un proyecto de vida 
que permita transitar los rumbos de la disciplina histórica. Un reto que asumo 
con el mayor de los gustos y en el que espero estar acompañado por tantas o 
más personas de las que estuvieron conmigo en este proceso. 
Quiero agradecer a mis compañeros de clases, la gente “del palo”, colegas de 
tertulias y agradables conversaciones que, académicas o no, enriquecieron mi 
paso por la Universidad. 
A Rodrigo García, quien asumió amablemente la asesoría de este trabajo y me 
ayudó desde la concepción de la idea original. Sin sus apreciaciones y valiosos 
aportes estaría aun vagando en los laberintos que a veces implica la 
investigación. 
Hago una mención especial al grupo de investigación Historia Cultural, Memoria 
y Patrimonio Kultur, donde se presentó el cuerpo del texto y se recibieron 
valiosas anotaciones y correcciones para mejorar la calidad de este. 
Por último, pero no menos importante, agradezco enormemente a mi familia por 
su total e incondicional apoyo en este proyecto de vida, especialmente a mi 
padre por tener siempre presente que la educación es el legado más preciado 
que puede dejar a sus hijos. 
3 
 
 
 
Tabla de contenido 
Agradecimientos ................................................................................................. 2 
Introducción ...................................................................................................... 5 
Capítulo 1. Aspectos historiográficos y teóricos ................................................ 11 
1.1. Balance Historiográfico ........................................................................ 11 
1.2. Marco conceptual ................................................................................. 19 
Capítulo 2. Antecedentes y contexto de Medellín durante la Guerra de los Mil 
Días ................................................................................................................... 27 
Introducción ................................................................................................... 27 
2.1. Antecedentes de la regulación y las políticas monetarias .................... 28 
2.2. La eliminación de la convertibilidad y la imposición de los billetes del 
Banco Nacional ............................................................................................. 37 
2.3. La guerra, su financiación y el caso de Antioquia ................................ 43 
Capítulo 3. La falsificación, un estímulo a la crisis ............................................ 51 
Introducción ................................................................................................... 51 
3.1. Billetes de todos los colores ............................................................ 53 
3.2. ¡Nadie quiere esa plata¡ ....................................................................... 57 
3.3. Medellín, los mejores billetes legítimos… y falsos también ................. 59 
3.4. La labor de la justicia ........................................................................... 65 
4 
 
3.5. Otros medios cambiarios ...................................................................... 69 
3.6. Ética ciudadana .................................................................................... 71 
Capítulo 4. Otros aspectos de la crisis .............................................................. 76 
Introducción ................................................................................................... 76 
4.1. La educación colombiana ..................................................................... 77 
4.2. El problema de los precios ................................................................... 80 
4.3. Soluciones a medias, bancos fracasados y la llegada del Banco de la 
República ....................................................................................................... 89 
Conclusiones ................................................................................................... 101 
Anexos ........................................................................................................... 106 
Anexo 1........................................................................................................ 106 
Anexo 2........................................................................................................ 107 
Anexo 3........................................................................................................ 108 
Anexo 4........................................................................................................ 109 
Anexo 5........................................................................................................ 110 
Anexo 6........................................................................................................ 111 
Anexo 7........................................................................................................ 112 
Bibliografía y fuentes .................................................................................... 113 
 
5 
 
Introducción 
Las “historias de la moneda” en la historiografía general se han tratado 
ampliamente con la ayuda de modelos económicos, que se aplican a los 
contextos que se estudian. No obstante, la aplicación de estos modelos 
económicos a veces deja de lado la existencia de ciertos fenómenos sociales 
que afectan la capacidad de medición del modelo mismo. El ejercicio de 
actividades ilícitas como la falsificación de billetes y los fraudes y estafas que se 
cometen con estos, son algunas de las prácticas que las historias de la moneda 
han evitado tratar. 
Así pues, en el presente trabajo de investigación se busca presentar una 
problemática monetaria que surgió como consecuencia de la Guerra de los Mil 
Días, entre el periodo que va desde su finalización en 1902 hasta terminar la 
segunda década del siglo XX. La historiografía colombiana ha mostrado cómo 
la financiación del conflicto precipitó el aumento de la cantidad de billetes en 
circulación, y con ello, la cantidad de estos que se falsificaban y se usaban para 
cometer ilícitos. 
Aunque se puede identificar la existencia de estas dificultades en todo el 
territorio nacional, nos ocupa en este caso el análisis de la problemática 
focalizada en Medellín. En esta ciudad los casos de delitos de falsificación y 
fraudes muestran un aumento considerable para el periodo planteado entre 
1900 y 1920, lo que de alguna manera muestra la importancia y las 
6 
 
dimensiones de esta problemática. Este punto de partida deja abierta la 
posibilidad de estudios comparativos a nivel nacional sobre este fenómeno. 
La falta de regulaciones monetarias claras por parte del Estado, que desde el 
periodo de la Independencia hasta la Regeneración, trataron de normalizar y 
legislar sobre un sistema de cambio en el país, incidieron directamente como 
condiciones propicias para que en el transcurso de la guerra se presentara una 
serie de dificultades con el dinero. Como consecuencia, en el periodo posterior 
a esta, se evidenció una problemática económica difícil de tratar, debido a las 
dificultades y hasta la imposibilidad de reorganizar y regular sobre este tema, 
para que la cuestión monetaria retomara su curso. 
Si bien en Antioquia la Guerra de los Mil Días no tuvo una presencia fuerte en 
cuanto a movimientos militares contundentes,a diferencia de departamentos 
como Santander o Cundinamarca, las consecuencias de las medidas que se 
tomaron desde el gobierno central para tratar con el conflicto, si repercutieron 
directamente en la región. Esto debido a la existencia de una economía 
creciente impulsada por un auge minero, comercial e industrial que se vio 
afectado por la necesidad de financiar la guerra. La masiva emisión de dinero 
que autorizó el gobierno central colombiano durante la Guerra de los Mil Días 
para costear esta misma fue una de las razones principales que apresuró el 
aumento de la falsificación de moneda y así la desvalorización progresiva del 
dinero legítimo. Esto, a su vez repercutió en un aumento sin precedentes de la 
inflación a nivel nacional. 
7 
 
Además, la muy reciente sustitución del patrón oro por papel moneda y la 
facilidad con que los billetes podían falsificarse, aun con malas calidades, entre 
una población prácticamente analfabeta y confiada en la buena fe de las 
personas, precipitaron la proliferación de los billetes fraudulentos, y con esto 
surgen una cantidad de negocios y sociedades sustentadas en el ilícito de la 
falsificación. Así, presentamos la necesidad de observar el fenómeno de la 
crisis monetaria que se presentó, en relación con algunas de las dificultades 
para regular sobre el tema. Es posible desde estos hallazgos aportar 
conocimiento a una problemática social de fondo que implicó la desvalorización 
del dinero circulante, y por lo tanto un descenso en el nivel de vida de los 
antioqueños. 
El texto se divide en tres capítulos que ilustran sobre la problemática planteada. 
El primer capítulo: “Antecedentes y contexto de Medellín durante la Guerra de 
los Mil Días”, muestra los precedentes históricos de la regulación monetaria, las 
políticas monetarias que existían en el país hasta el inicio de la Guerra de los 
Mil Días y las entidades encargadas de sancionar sobre el tema en el país. De 
la misma forma se expone por qué a partir del inicio de la guerra, las 
condiciones de regulación cambian y el sistema financiero se estanca de cuenta 
de la excesiva cantidad de emisión de billetes para financiar el enfrentamiento; 
de igual manera se muestra un contexto sobre dicha guerra en el caso 
antioqueño. 
8 
 
El segundo apartado, “La falsificación, un estímulo a la crisis” plantea la 
particularidad del delito de falsificaciones de billetes en Medellín, un ilícito que 
se presentó a gran escala en el periodo posterior a la guerra y que incidió 
directamente en la profundización de la crisis. El problema de las falsificaciones 
llegó a ser tan grave que influyó en el aumento del caudal monetario en 
circulación, ya complicado de por sí. También en este apartado nos concierne la 
labor de la justicia para combatir el delito, sus dificultades y como la percepción 
ciudadana sobre la falsificación y sobre los fraudes en general que significó un 
cambio de mentalidad en la población, en la medida que cada cual puede 
perseguir su propio “dorado”. 
El último capítulo “Otros aspectos de la crisis”, aborda otros problemas 
derivados de la imperfecta la regulación monetaria y el aumento de la cantidad 
de billetes en circulación y la falsificación de estos. Expresiones de ello fue el 
aumento de los precios en el mercado, causados por la hiperinflación y los 
niveles de alfabetismo en Antioquia que facilitaban la circulación de billetes de 
diversas calidades, incluyendo los falsos. Finalmente se trata nuevamente el 
tema de la regulación monetaria en el país, en este último caso, cuáles fueron 
las medidas del gobierno hasta 1923 para poder establecer equilibrio en 
relación a la cuestión monetaria y el sector financiero; medidas que fluctuaban 
entre delegar la emisión a instituciones particulares, creación de entes públicos 
para regir sobre el tema y variedad de proyectos de ley fracasados, hasta lograr 
un punto de relativa estabilidad. No obstante sólo fue hasta la creación del 
9 
 
Banco de la República, que se logró brindar solidez al sistema de cambio 
colombiano a partir de su creación en 1923. 
La iniciativa para investigar esta problemática obedeció principalmente al 
interés suscitado luego de identificar un aumento considerable en los archivos y 
procesos criminales sobre falsificación y fraudes con billetes falsos, que se 
abren en el periodo que va de 1899 hasta 1920. Esto se relacionó con las 
condiciones económicas durante el desarrollo de la Guerra de los Mil Días y los 
vacíos historiográficos de las investigaciones que se han realizado hasta el 
momento sobre el tema. 
En lo que respecta al fenómeno de la circulación monetaria, el problema a 
estudiar se deriva de las grandes cantidades de billetes emitidas por el Banco 
Nacional autorizadas por el gobierno y particulares, las emisiones clandestinas 
y el fenómeno concreto de la falsificación del papel moneda, los fraudes y las 
estafas cometidos con estos en Medellín entre 1900 y 1920. Como es lógico 
inferir, esto generó una serie de condiciones sociales y económicas de 
desconfianza hacia el sistema de cambio, pero no hacia las posibilidades de 
conseguir riqueza por medio de la manipulación del mismo. La labor de las 
autoridades se centraba en combatir sus propias dificultades como aparato 
judicial, ineficiente y lleno de trámites burocráticos que contrariaban la 
terminación de los procesos abiertos por falsificación o circulación de moneda 
falsa, dejando a merced de la consciencia ciudadana la comisión del delito 
mismo. 
10 
 
En la práctica, el aumento de la cantidad de dinero circulante, ya sea por las 
emisiones para financiar la guerra, las falsificaciones, las emisiones liberales y 
otros tipos de medios de cambio que incrementaron la circulación, llevaron la 
economía a un estado lamentable donde los índices de inflación anuales 
llegaron a ser hasta de 300%. Cabe aclarar que este trabajo no pretende ser un 
cuadro estadístico de la cantidad de emisiones legales o ilegales que se 
presentaron en el periodo propuesto, sino mostrar una problemática social que 
surge por las condiciones adversas surgidas por la pérdida constante de la 
capacidad adquisitiva del dinero en circulación. 
 
11 
 
Capítulo 1. Aspectos historiográficos y teóricos 
El dinero es una cosa singular. Figura, junto con el 
amor, como la fuente de alegría más grande del 
hombre. Y se equipara con la muerte como su 
fuente más grande de ansiedad. John Kenneth 
Galbraith 
1.1. Balance Historiográfico 
La historia de la moneda ha sido muchas veces objeto de investigación desde 
distintas disciplinas: historia, economía, sociología, filosofía etc. Principalmente 
las ciencias humanas han abordado este tema desde las distintas aristas que 
contempla: impacto económico, transacciones, influencias sociales, 
criminalística, entre otras. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se habla 
de trabajos que se acercan más al tema de la historia de la moneda y aquellos 
donde se hace alusión a la falsificación de dinero. 
El dinero y la moneda como medio de cambio ha sido muchas veces estudiado 
por la historia, sin embargo, merecen ser resaltados los aportes del profesor 
francés Pierre Vilar a este tipo de estudios desde 1969 con su libro Acerca de 
Oro y moneda en la historia: 1450 – 1920.1 En éste, se plantea el tema de la 
inestabilidad monetaria como un conjunto de lecciones para los economistas de 
los años veinte del siglo XX que debían reinterpretar sus estudios sobre la 
moneda con relación a los siglos XVI y XVII, dado que el auge bancario y 
monetario de bancos no es exclusivo de este siglo. Plantea además cómo 
 
1 Pierre Vilar, Acerca de Oro y moneda en la historia: 1450 – 1920 (Madrid: Editorial Ariel S.A., 
1969). 
12 
 
adquirir una cultura histórica sobre la moneda es una de las condiciones previas 
a todo intento de análisis económico y social. 
De igualforma el español Pedro Voltes en el ensayo Historia de la peseta y 
origen de la moneda tras un somero repaso a los orígenes de la moneda en 
España, traza una amena y exhaustiva historia de la peseta, nos ofrece una 
visión completa y global de esta moneda situándola en su contexto y 
atendiendo tanto aspectos numismáticos como económicos. Expone con 
claridad las transformaciones sufridas con el vaivén de los tiempos, su 
importancia e influencia política, las relaciones con otras monedas de su 
entorno, pero sobretodo las convulsiones sociales a que dio pie o de las que fue 
testigo la peseta.2 
Desde un panorama general Jonathan Williams y Catherine Eagleton en 
Historia del Dinero exponen el proceso histórico de la invención del medio de 
cambio por excelencia, desde Mesopotamia hasta el impacto de los aspectos 
monetarios en el pensamiento económico más reciente, como objeto que ha 
facilitado la relación y el intercambio comercial. Este libro nos relata la historia 
del dinero en el mundo, desde los primeros documentos de pago hasta los 
métodos para no usar efectivo de nuestros días, contextualizándola en una 
economía global con grandes problemas sociales derivados de la variedad de 
 
2 Pedro Voltes, Historia de la peseta y origen de la moneda (Barcelona: EDHASA., 2001). 
13 
 
actitudes morales, políticas y religiosas que provoca el dinero en las diferentes 
culturas.3 
Así mismo existen varias investigaciones, pero vale la pena mencionar El origen 
de la moneda, un trabajo realizado por el experto en numismática Nicola Parise, 
con un enfoque que muestra los orígenes de la moneda en el Asía menor y la 
acuñación de esta en Grecia, hasta la moneda como la conocemos hoy en día.4 
Estos son solo un abrebocas relacionado con el tema de la historia y de los 
orígenes del dinero en el mundo. Este tipo de estudios abunda en diversidad de 
fuentes y disciplinas, así como sus investigadores y enfoques, por lo cual no es 
realmente necesario ahondar en este tema. 
Ahora bien, uno de los trabajos más destacados a nivel nacional sobre el 
estudio de la moneda es el elaborado hacia la década de los cuarenta por 
Guillermo Torres García: Historia de la moneda en Colombia un trabajo pionero 
en el tema, donde el autor nos introduce a las cuestiones monetarias a nivel 
general, para luego pasar a las particularidades locales de la moneda como 
sistema de intercambio que se empezó a introducir no bien llegaron los 
conquistadores españoles. Este trabajo se centra en la realidad del papel 
moneda en Colombia y sus dificultades con el patrón oro; establece periodos 
dinámicos para el trabajo de las características monetarias del país hasta 1938. 
El texto tiene un corte económico importante, pero trabaja con contextos 
 
3 Jonathan Williams y Catherine Eagleton, Historia del Dinero (Buenos Aires: Editorial Paidós, 
2009). 
4 Nicola Parise, El origen de la moneda (Barcelona: Ediciones Bellaterra S.A., 2003). 
14 
 
históricos necesarios para la comprensión de la historia de la moneda en 
Colombia. El trabajo de Guillermo Torres García es uno de los pocos que tocan 
temas referentes a lo ilegal, en este caso, el autor menciona las emisiones 
clandestinas del Banco Nacional de finales del siglo XIX.5 
Dentro de las historias oficiales del dinero y el papel moneda encontramos: La 
moneda en Colombia, un trabajo actual sobre la historia de la moneda en 
Colombia, presentado en gran formato y con imágenes ilustrativas de las 
monedas. Este es uno de los pocos trabajos que muestra gráficamente la 
apariencia de los billetes y monedas, por lo que puede ser de vital importancia 
para la caracterización de los billetes que se falsificaron. No obstante, debido a 
su carácter institucional evita en todo momento mencionar la falsificación y los 
delitos económicos, pues se “tiene como propósito principal examinar la 
evolución de las instituciones y las autoridades que a lo largo de la historia 
republicana de Colombia han tenido a su cargo la responsabilidad de autorizar, 
regular y controlar la emisión de dinero.”6 
Hay también, trabajos con ausencia de contenido crítico y con riqueza de 
contenido cuantitativo, para los que se puede mencionar varios casos como 
Jorge Emilio Restrepo con Monedas de Colombia 1886-1986: lista de precios 
1987;7 y Catalogo de billetes del Banco de la Republica y Republica de 
 
5 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980). 
6 Antonio Hernández Gamarra y José Antonio Ocampo, La moneda en Colombia (Bogotá: 
Villegas Editores, 2001), 27. 
7 Jorge Emilio Restrepo, Monedas de Colombia 1886-1986: lista de precios 1987 (Medellín: 
Círculo Numismático Antioqueño CINA, 1987). 
15 
 
Colombia 1923 – 1997,8 de Bernardo Gonzales White, los cuales nos muestran 
las cantidades de billetes y monedas emitidos desde la creación del Banco de la 
Republica en 1923. 
Al igual que catálogos de colecciones numismáticas que se concentran en el 
arte y riqueza cultural grabada en los billetes, así como su coleccionabilidad y 
las características del contexto de su elaboración. En este caso es importante 
resaltar Coins of Colombia de Alcedo Almanzar,9 y Leónidas Temprano con su 
trabajo. Monedas de Colombia: 1811-1981.10 
Los comportamientos monetarios en Colombia durante la Guerra de los Mil Días 
fueron distintos dependiendo de la región, pues el impacto económico y social 
de la guerra también lo fue. Por ello es importante analizar trabajos de 
comportamiento económico y de banca en Antioquia. Para ello están: Los 
Bancos en Antioquia 1886 – 1904 de Orlando Castañeda González y otros, 
para obtener el título de economista,11 y La moneda en Antioquia 1871 – 1923 
por Nury del Pilar López Herrera para obtener el título de Historiadora.12 
El primero de los trabajos es una investigación sucinta y descriptiva sobre 
aproximadamente 21 bancos privados que se encontraban en la región y que 
 
8 Bernardo González White, Catálogo de billetes del Banco de la Republica y Republica de 
Colombia 1923 – 1997 (Bogotá: Edición Especializada. 1998). 
9 Alcedo Almanzar, Coins of Colombia (San Antonio: Almanzars Coins of the World, 1972). 
10 Leónidas Temprano, Monedas de Colombia: 1811-1981 (Bogotá: Carrera 7, 1981). 
11 Orlando Castañeda González, Jesús Echeverry Tobón y Carlos Reyes, “Los Bancos en 
Antioquia 1886 – 1904” (Trabajo de grado para optar por el título de Economista, Departamento 
de Economía, Universidad de Antioquia, 1989). 
12 Nury del Pilar López Herrera, “La moneda en Antioquia 1871 – 1923, (Trabajo de grado para 
optar por el título de Historiadora, Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, 2002). 
16 
 
tenían derechos de emisión de moneda. No desconoce este trabajo la 
existencia de la falsificación pues es una parte mencionada someramente pero 
valiosa, además presenta un contraste con la legislación bancaria del país, las 
transacciones y la actividad crediticia en el periodo 1886 – 1904. 
“La moneda en Antioquia 1871 – 1923” por Nury del Pilar Ruiz, es un estudio 
con todas las características de una obra de largo aliento como la de Guillermo 
Torres García, pero enfocada al caso antioqueño. Contextualiza el sector de la 
banca privada y sus características, lo que representa un aporte valioso desde 
el campo historiográfico. La autora del texto muestra el fenómeno de la 
falsificación como un asunto de importancia que requiere atención, y acota la 
importancia de trabajar en este asunto; de hecho, esta monografía fue 
elaborada con fuentes similares a las que se han abordado en la Investigación 
actual sobre la crisis monetaria de Medellín en el Laboratorio de Fuentes 
Históricas, Archivo Judicial de Medellín a cargo de la Universidad Nacional de 
Colombia sede Medellín.También el sociólogo Ever Giovanny Hincapié trabajó el dinero en función del 
contexto local y afirma que “en Antioquia tuvo una valoración positiva que dio 
origen a una revalorización de la codicia como pasión benévola y esta nueva 
actitud hacia al dinero y la acumulación de capital conduce al antioqueño a 
conductas inmorales de carácter violento debido a la escasa formación ética”, 
este análisis, se realizó con base a tres novelas antioqueñas que tocan el tema 
17 
 
del dinero, ellas son; Frutos de mi tierra de Tomás Carrasquilla, Aire de Tango 
de Manuel Mejía Vallejo y La virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo.13 
Es muy importante el trabajo de la economista de la Universidad de Antioquia 
María Mercedes Botero, quien ha dedicado su vida académica al estudio de la 
banca y la clase comerciante acaudalada de Medellín; en Los bancos en 
Antioquia 1905 - 1923, un texto donde se muestran las condiciones favorables a 
la banca antioqueña para invertir capital y se diera un impulso al proceso de 
industrialización antioqueña; así pues, María Mercedes Botero explica como los 
dirigentes de los bancos resultarían siendo parte de la elite comercial de 
Antioquia como resultado de proceso de “libre banca” nacional desde finales del 
siglo XIX.14 
Los bancos en Antioquia 1905 – 1923 de la profesora Botero es un trabajo que 
se fundamenta en fuentes primarias inéditas para ese momento, como los libros 
de cuentas del Banco de Sucre, primer banco interregional, y del Banco Alemán 
Antioqueño, primer banco con capital extranjero permitido por la libre banca. Allí 
se menciona algunas de las medidas fiscales tomadas durante el periodo para 
evitar la proliferación casi anárquica de papel moneda de toda clase luego de la 
Guerra de los Mil Días. 
 
13 Ever Giovanny Hincapié “El valor social del dinero en la literatura antioqueña”, (Trabajo de 
grado para optar por el título de Sociólogo, Departamento de Sociología. Universidad de 
Antioquia, 2004), 2. 
14 María Mercedes Botero Restrepo, Los bancos en Antioquia 1905 – 1923 (Medellín: Editorial 
Ciec, 1990). 
18 
 
De igual forma podemos mencionar el artículo, “De cómo los comerciantes 
también se hicieron banqueros – el surgimiento de la élite bancaria en 
Antioquia. (1905 – 19023)”, de María Mercedes Botero, que aunque se puede 
considerar de un corte similar al trabajo que entes se mencionó, este presenta 
nuevos aspectos sobre los comerciantes y las sociedades comerciales que 
invierten en el sector bancario y crean nuevas posibilidades de negocio en el 
sector bancario.15 
Queda entonces mencionar una variedad de artículos trabajados sobre la base 
de las emisiones clandestinas del Banco Nacional y de los billetes y moneda 
emitidos por los bancos privados. Sin embargo no es necesario adentrarse en 
su análisis debido a su corta extensión y la particularidad de sus temas. Ellos 
son: “Emisiones clandestinas”16 de Antonio Hernández Gamarra; “El Banco 
Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal”17 de José Ignacio Diez 
Márquez; “Las señas en la Guerra de los Mil Días, billetes y monedas emitidos 
por particulares”18 por Fernando Barriga del Diestro y “Cien años de los Mil 
Días. Billetes en tiempo de guerra”19 de Ignacio Alberto Henao. 
 
15 María Mercedes Botero Restrepo, “De cómo los comerciantes también se hicieron banqueros 
– el surgimiento de la élite bancaria en Antioquia. 1905 – 1923,” RAED Revista Antioqueña de 
Economía y Desarrollo. 30 (Sep. – Dic 1989): 61 – 71. 
16 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 
874 (Agosto 2000): 24 - 53. 
17José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” 
Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989): 29 - 76. 
18 Fernando Barriga del Diestro, “Las señas en la Guerra de los Mil Días, billetes y monedas 
emitidos por particulares;” Revista Credencial Historia 128 (Agosto 2000): 12 – 15. 
19 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra,” Revista 
Credencial Historia 128 (Agosto 2000). 
19 
 
Como hemos visto la mayoría de estos trabajos están enfocados en un discurso 
económico preponderante que investiga y profundiza en los aspectos 
cambiarios y estadísticos de la moneda en el país y en el mundo. Sin embargo 
muy poco se ha tratado los aspectos sociales del dinero, su construcción social 
y temas relacionados como los delitos financieros que surgen en función de 
contextos específicos. 
1.2. Marco conceptual 
Si bien el dinero está presente actualmente en todos los rincones del planeta y 
se extiende como un fenómeno inherente a toda sociedad humana, es preciso 
ubicar un marco de referencia teórica para conocer al menos conceptualmente 
ciertas constantes y aspectos globales sobre el dinero. Según Carlos Marx: “La 
mercancía que funcione como medida del valor y por consiguiente sea en 
persona o por medio de un representante, también como medio de circulación, 
es el dinero.”20 Es decir, el dinero, esencialmente es una mercancía que sirve 
como patrón de medida de las demás mercancías y un medio de circulación del 
capital. 
Al preguntarnos por el dinero, suele definirse en realidad las funciones de 
dinero, aquello para lo que está destinado, ya que esto nos da una mejor 
perspectiva sobre su naturaleza; es decir una unidad de valor que hace 
funcionar el intercambio, no obstante debemos tener en cuenta que el dinero 
 
20 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 
1975), 138. 
20 
 
establece una deuda entre el portador y el banco central emisor, que es a final 
de cuentas quien respalda la deuda contratada y pactada por el billete mismo.21 
Esta deuda puede ser respaldada en oro físico llamado también patrón oro, 
como lo fue hasta mediados del siglo XIX en buena parte del mundo, o por la 
capacidad de endeudamiento del banco central emisor a partir del cambio del 
patrón oro. 
No obstante para establecer una definición conceptual se tomará como 
referencia en esta explicación algunos de los apuntes de Marx sobre la teoría 
monetaria y el dinero, puesto que su posición crítica frente a la de economistas 
como Smith y Ricardo principalmente, sugieren que el dinero surge como una 
necesidad social que debe manifestarse de manera monetaria y no como la 
representativa sustitución del trueque por medio de la definición de valores que 
subyacen en la introducción de un medio de pago, es decir en función del 
mercado: 
Los economistas suelen derivar el dinero de las dificultades externas con 
las que se topa el trueque en expansión, pero al hacerlo olvidan que 
esas dificultades surgen del desarrollo del valor de cambio y por lo tanto, 
del trabajo social en cuanto a trabajo general […] se atienen luego 
consecuentemente al trueque como forma adecuada al proceso de 
intercambio de mercancías, el cual solo estaría ligado a ciertas 
incomodidades técnicas, siendo el dinero un recurso astutamente 
pensado para superarlas.22 
Por otro lado se tomará también las definiciones de valor, funciones y 
necesidad del dinero planteadas por el sociólogo y filósofo Georg Simmel en 
 
21 Javier Gómez, Teoría política y monetaria (Bogotá: Universidad Javeriana, 2001), 17. 
22 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 
1975), 358. 
21 
 
algunas de sus anotaciones de Filosofía del Dinero donde expresa que el ansia 
de dinero despierta los impulsos más brutales en el hombre;23 y Cultura liquida 
y dinero, donde por otro lado muestra que la relevancia del dinero en la 
sociedad centra el interés en un pensamiento evanescente, ligero y provisional; 
una explicación que se adapta muy bien para el caso antioqueño que se va a 
presentarmás adelante.24 
Así pues se abre una interpretación sobre los autores, en Marx por ejemplo, 
surge la definición de tres tipos de valores de la mercancía o de la mercancía 
que tendrá las funciones de dinero, el “ideal”, el “real” y el “social”. Así el valor 
ideal de la mercancía está dado por su vendedor, sin embargo, la mercancía 
tiene una forma real o física pero desprovista de medida. Es el valor “social” el 
que determina su valor en dinero cuando la transacción se realiza. Así pues, el 
dinero en este trabajo debe entenderse como la representación social del valor 
de los productos basado en las necesidades humanas de su contexto.25 
Siguiendo la disertación de Marx: “Sólo un acto social puede convertir una 
mercancía determinada en equivalente general. Por eso la acción social de 
todas las mercancías aparta de las mismas una mercancía determinada, en la 
 
23 Georg Simmel, Filosofía del dinero. (España: Instituto de Estudios Políticos, 1977). 
24 Georg Simmel, Cultura liquida y dinero – Fragmentos Simmelianos de la modernidad 
(Barcelona: Anthropos Editorial; Universidad Autónoma Metropolitana. Cuajimalpa, 2010). 
25 Ghislain Deleplace, “Karl Marx: Dinero capital y crisis”. Borradores del departamento de 
economía 35 (Octubre 2010), 23. 
22 
 
cual todas ellas representan sus valores […] es en este modo como se 
convierte en dinero.”26 
Dicho de otra forma no basta que los individuos puedan medir a su antojo la 
riqueza que poseen o que quieren; es necesario que haya una medida única, 
expresada nominalmente, una forma del valor que sea representado en una 
sola mercancía aceptada de forma general por todos los sujetos de la sociedad 
en que se inscribe su uso. “Por lo tanto la unicidad es una propiedad inherente 
del dinero, ya que sin ella no hay representación expresa y única de la unidad 
social que lo acoge.”27 
Esta definición del valor social del dinero es la que en mayor medida nos 
concierne para la definición del dinero como una construcción social, sin 
embargo, para el caso colombiano el Estado fue durante el periodo previo a la 
Guerra de los Mil Días el más grande interventor en las funciones del dinero, 
impidiendo que se diera una construcción social que permita una introducción 
de medios de cambio más adecuada, como se verá más adelante. 
Sobre la valoración social del dinero apunta el filósofo y sociólogo alemán 
George Simmel que “No es difícil conseguir las cosas porque sean valiosas, 
sino que llamamos valiosas a aquellas que ponen obstáculos a nuestro deseo 
de conseguirlas. En la medida en que ese deseo fracasa ante ellas o se 
 
26 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 
1975), 106. 
27 José Félix Cataño Molina, Lecciones de economía marxista. Mercados, precios y dinero 
desde un enfoque heterodoxo (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de 
Ciencias Económicas, 2009), 78. 
23 
 
produce un estancamiento, aquellas alcanzan una importancia que la voluntad 
libre jamás les hubiera reconocido.”28 
Así pues, no se aplica en el caso antioqueño, parte de la percepción de Arthur 
Schopenhauer sobre la riqueza (este no alude directamente al dinero, pero deja 
en claro que se refiere a la satisfacción de necesidades que no son; ni naturales 
ni necesarias, o sea, el lujo, la ostentación y la abundancia). Este filósofo 
plantea que a los pobres no les interesa las grandes posesiones de los ricos 
pues son adquisiciones que están por fuera de su alcance pues “un hombre no 
echará de menos aquellos bienes a los que jamás ocurrió aspirar e incluso sin 
ellos vive muy dichoso”.29 No obstante, el razonamiento de este autor acerca 
“de lo que uno tiene” se acerca a la interpretación de la codicia útil a las 
pretensiones humanas, al punto de establecer que: 
Cada cual tiene un horizonte propio de lo que le es posible alcanzar: 
según sea su extensión, mayor o menor será la medida de sus 
aspiraciones. Cuando le parece que un objeto se haya situado en el 
campo de este horizonte y está seguro de alcanzarlo, entonces se 
sentirá dichoso; y, por el contrario se creerá desdichado si aparece 
algún tipo de dificultad que le robe la perspectiva de lograr su 
propósito.30 
Por consiguiente, Arthur Schopenhauer, muestra como el dinero es el bien por 
excelencia que puede transformarse en el objeto de nuestros deseos y de 
nuestras necesidades, ya que el dinero no tiene un fin concreto, como lo es la 
comida al hambre o los medicamentos al enfermo. Más bien es una solución en 
 
28 Georg Simmel, Filosofía del dinero (España: Instituto de Estudios Políticos, 1977), 27. 
29 Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir (Madrid: Valdemar, 2000). 
30 Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre el arte de saber vivir (Madrid: Valdemar, 2000), 80. 
24 
 
abstracto a todas las pretensiones humanas: naturales, no naturales, básicas y 
no necesarias. El dinero es por lo tanto la herramienta a la que tantos hombres 
orientan sus deseos. 
Ahora bien, el dinero respecto a su contexto tiene también distintas 
connotaciones. Para el caso que presentamos es importante tener en cuenta el 
caso del dinero y la guerra; para ello se encuentran definiciones como la de 
Guillermo Torres García quien sostiene que: 
La historia de las naciones demuestra que el papel moneda es casi 
inevitable en tiempo de guerra, y puede afirmarse con verdad que no se 
verá a un pueblo entrar en una lucha armada en la cual se juegue su 
destino sin prescindir del curso forzoso de los billetes del Estado o de los 
billetes de banco: Inglaterra, Francia, Alemania, la antigua Austria, 
Hungría, Rusia Italia, Portugal, Grecia, Los Estados Unidos de América, 
Japón, China, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú y Uruguay han 
sido países que en mayor o menor escala durante más o menos tiempo, 
se han visto sometidos al régimen del papel moneda.31 
Apoyado también en los aspectos conceptuales que ofrece el economista John 
Kenneth Galbraith sobre la financiación de la guerra como, la falta de control a 
las actividades de los bancos privados como entes emisores, las actividades 
financieras y el crédito público, y la relación con los delitos económicos, son 
componentes que estimulan la inflación. Varios de los aspectos que se exponen 
como bases de las crisis son los mismos que se encuentran en el caso 
colombiano, pasando por todas las fases que allí se exponen.32 
 
31 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980) ,18. 
32 John Kenneth Galbraith, La época de la incertidumbre – Una historia de ideas económicas y 
sus consecuencias. (Ciudad de México. Editorial Diana, 1977) 
25 
 
Habiendo aclarado que el dinero surge como una construcción social, existen 
factores relacionados a todo tipo de elaboraciones humanas aunque no surjan 
como conductas racionales de individuos o grupos de estos. Se puede hablar, 
por ejemplo, de elementos estructurales de la sociedad como la cultura o la 
economía. Así pues, algunos de los elementos que suelen surgir de las 
relaciones sociales que le dan forma al dinero como construcción social son: el 
ahorro, la inversión y el crecimiento o por el contrario, los delitos financieros: 
falsificación, fraude y estafas 
No obstante la falsificación de dinero tiene una connotación que determina un 
fraude pues implica la inexistencia de un contrato tomado por el portador del 
billete falso y el banco emisor como lo explicábamos anteriormente. Es decir, se 
considera un detrimento en el patrimonio público que es responsabilidad del 
banco central, de ahí que se persiga. Así mismo, desde la definición más 
simple, la falsificación de moneda se puede calificar dentro de la categoría de 
falsificación de documento, pues se debe entenderel dinero como la prueba, o 
existencia física en forma de documento por un contrato que exige el 
cumplimiento de un pago que hace un banco emisor central y el portador de 
dicho documento, el billete.33 
Las relaciones conceptuales que presenta el trabajo son pues en primera 
medida, sociales, dado que presenta el dinero como un elemento de 
 
33 Carolina Villacarpa Estiarte, La Falsedad documental: Análisis jurídico-penal (Lerida: 
Universidad de Lerida), http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/8140/Tcve1de1.pdf 
(Consultado el 08 de Agosto de 2013). 
26 
 
construcción social y que busca de cierta forma alejarse de las interpretaciones 
de corte económico cuantitativo y de fenómenos netamente cuantificables 
relacionados a este. Aunque, claro está, se acude a algunos de los conceptos 
como inflación, valor o capacidad adquisitiva, etc. Sin profundizar en estos para 
reflexionar sobre los contextos y los procesos que dan forma al dinero en 
Medellín después de la Guerra de los Mil Días. 
 
27 
 
Capítulo 2. Antecedentes y contexto de Medellín durante la 
Guerra de los Mil Días 
Introducción 
La necesidad de imponer medidas de regulación monetaria surgió en los 
estados modernos aproximadamente desde el siglo XIX, para establecer 
condiciones al crédito y la deuda pública, la financiación de los aparatos 
estatales y en cierto modo para regular las condiciones de igualdad y 
posibilidad de riquezas. Algunas de estas medidas son fundamentales en el 
entendimiento del dinero como un valor producto de la construcción social, 
intervenido por condiciones o modelos económicos y expresados en un medio 
de pago físico, ya sea en papel o en metálico. Un ejemplo de estas medidas 
son: la sustitución del patrón oro por el curso forzoso de los billetes, la libre 
banca, o por el contrario la mediación de un banco central. 
Directamente relacionado con las condiciones que regulan la moneda surgen 
entonces medidas e instituciones encargadas de controlar el crédito y deuda 
pública, emitir o permitir la emisión de moneda por parte de particulares y 
controlar el dinero con políticas para combatir la falsificación, la emisión ilegal y 
los delitos que comprometen el tesoro estatal o la riqueza particular. 
28 
 
2.1. Antecedentes de la regulación y las políticas monetarias 
En el caso colombiano, podemos ubicar algunos de los antecedentes de las 
políticas monetarias de mayor importancia, para este caso, durante los primeros 
pasos de la República en 1821, empezó el desarrollo de la banca libre, y 
durante la segunda mitad del siglo XIX, la creación de un primer banco central 
en 1880, la sustitución del patrón oro y finalmente las leyes de curso forzoso de 
los billetes del Banco Nacional a partir de 1886. Así pues, el primer antecedente 
que trató de normalizar la circulación monetaria en la república de la Gran 
Colombia fue la ley del 4 de abril de 1821 que expropió las monedas españolas 
y trató de regular el fraude y la falsificación monetaria: 
El Congreso Jeneral de Colombia. Deseando proveer de medios y 
arbitrios con que pueda equiparse y Socorrerse el ejército de reserva 
que debe levantarse en el departamento de Cundinamarca para terminar 
felizmente la guerra que con tanta obstinación sostiene el gobierno 
español contra la República, mientras puede hacer el arreglo de la 
hacienda nacional, acordando los impuestos más productivos, menos 
gravosos y demás cómoda exacción, ha venido a decretar y decreta lo 
siguiente: 1°) Se emitirán por el vice-presidente de Cundinamarca 
doscientos mil pesos en libranza de seis, doce, dieziocho y veinticuatro 
pesos, contra las salinas de Cipaquirá, Enemocón y Tauza. 2°) Estas 
libranzas serán numeradas y precavidas contra todo fraude y 
falsificación…34 
Resulta interesante observar cómo el ente emisor y regulador es el Congreso 
General, mediante la ejecución de sus funciones para normalizar el orden 
público y dar por terminadas las campañas de Independencia. Sin embargo, a 
medida que el aparato estatal toma forma y las funciones de los poderes son 
 
34 Cuerpo de Leyes de la República de Colombia, Tomo 1 –Bruno Espinoza- Impresor del 
gobierno jeneral, año de 1822, 12 de la Independencia. Tomado de: Darío Languado Monsalve. 
Apuntes sobre derecho Bancario Colombiano, (Bogotá: Facultad de Ciencias Jurídicas y 
Socioeconómicas. Pontificia Universidad Javeriana, 1976), 50. 
29 
 
más específicas, la tarea de la emisión y control de la moneda colombiana 
debió cambiar de representante. 
Como lo sugiere la información antes citada, estas emisiones de moneda por 
parte del gobierno surgen de la necesidad de financiar y crear ejército, en este 
caso el de Cundinamarca para combatir cualquier intento restante de restituir la 
monarquía española en el territorio granadino. No obstante, cabe anotar que la 
financiación de los recursos para la guerra se dio a partir de la reacuñación de 
la misma moneda peninsular que ya llevaba varios siglos de circulación durante 
el periodo de la colonia. 
Desde el congreso de Cúcuta de 1821 se evidencia la necesidad de establecer 
un patrón uniforme de régimen monetario en el país. En sus primeros intentos 
se establece que se tome como referencia la moneda española ya existente, 
cuando menos con la intención de unificar una economía y un mercado 
existentes, sin pasar por tantas dificultades: 
Más las grandes medidas y realmente prácticas disposiciones de aquél 
congreso, fueron las que ordenaron: 1) Que toda la moneda de oro y 
plata que se acuñase en Colombia tuviese el mismo peso y ley que se le 
daba por el gobierno español, sin que de modo alguno hubiese la menor 
diferencia. 2) Que las pastas de oro y plata se pagasen a los particulares 
por el mismo precio que lo hacía el régimen español. […] 3) Que toda 
moneda de plata en circulación que no fuese de condorcillo o macuquina 
antigua, se reacuñase solamente en pesetas, reales y medios reales, y a 
los mismos peso y ley de las ordenanzas españolas.35 
Aunque el proceso para reacuñar la moneda española expropiada desde que se 
inició el proceso de la independencia sería demasiado costoso. Debido a la 
 
35 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980), 19. 
30 
 
escasez de recursos en la hacienda pública, el decreto reformatorio de dicha ley 
del 4 de abril de 1821 aunque fue la primera en tratar de regular la circulación 
monetaria solo llegó a ser una realidad el 6 de noviembre de 1828 cuando el 
presidente Simón Bolívar, teniendo en consideración: 1) que lo dispuesto por 
los estados de Cundinamarca y Boyacá sobre el retiro de circulación de la 
moneda macuquina había ocasionado “frecuentes disputas y fraudes 
escandalosos”; 2) que la escasez de circulante menuda dificulta el trafico 
ordinario, perjudicando a la mayoría del pueblo; 3) que a pesar de estar 
desgastada la macuquina, al ser admitida por todos los ciudadanos en todas 
sus compras y contratos, tanto del gobierno como los particulares, se evita las 
frecuentes disputas sobre su calidad y valor; 4) que, no siendo factible 
reacuñarla por el deterioro de las máquinas de las oficinas de amonedación, 
motivo por el cual la macuquina existente quedaría fuera de circulación, 
afectando al tesoro nacional y a los colombianos; y 5) por último, que mientras 
se mejoran las casas de moneda, y “oído el dictamen del consejo de estado”, se 
decretó lo siguiente: 
Artículo 1° Toda moneda macuquina, que no sea falsificada, circulará 
libremente i sin restricción por su valor nominal i será admitida sin 
escusa como precio en todas las ventas i en pago de todo jénero de 
deudas, tanto por los particulares, compañías i comunidades como por 
las tesorerías i oficinas de recaudación de la República. […] Artículo 4° 
La resistencia para admitir como precio de cosasvendidas, o paga de 
deuda, la moneda macuquina, que no sea falsificada, después de la 
debida declaratoria se castigará sin distinción de culpados: 1°. Con la 
pérdida de lo vendido si su valor es corto, que no esceda de cuatro 
reales, con tal que el vendedor no tenga medios para pagar la multa; 2°. 
Con la misma pérdida i otro tanto de su valor, si el que hace la 
resistencia tiene medios para pagarla; 3°. Con arresto desde uno hasta 
31 
 
quince días, según el carácter de las personas i de las circunstancias 
agravantes que ocurran.36 
La notable urgencia de la recirculación de la moneda macuquina de origen 
español que ya se estaba recogiendo para su reacuñación, evidencia la 
necesidad de establecer políticas claras de emisión y regulación por parte del 
Estado. Mediante este decreto el ejecutivo legitima la moneda legal del estado 
cuya existencia había sido posible gracias a la Independencia, de forma 
transitoria, para evitar conflictos de orden público y subsanar las deficiencias de 
un aparato estatal cuyas dependencias estaban en proceso de formación. La 
necesidad manifiesta de poner en circulación la moneda implica que los 
aprietos sociales relacionados con el tema eran ya de urgente cumplimiento, 
probablemente una notable escases de monedas de oro y plata para llevar a 
cabo las transacciones diarias. Todavía la competencia estatal para tomar 
medidas sobre la moneda seguía siendo una función adicional de una rama del 
poder y no el trabajo de un organismo especializado que pueda intervenir en el 
tema con propiedad y conocimiento de causa. 
Algunas de las normas claramente improvisadas, como el obligatorio 
cumplimiento de “circulación libremente y admisión inexcusable” de la moneda, 
establecen un control que reconoce las tradiciones comerciales de la población. 
La mayoría de la población se encontraba adaptada a esas monedas, y ante la 
emergencia del fenómeno de la falsificación, que había producido conflictos 
 
36 “Rejistro Oficial hasta fin de 1929” Bogotá impreso por Juan N. Barros. Sin año de impresión. 
Tomado de: Darío Languado Monsalve. Apuntes sobre derecho Bancario Colombiano, (Bogotá: 
Facultad de Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas. Pontificia Universidad Javeriana, 1976), 52 
– 53. 
32 
 
sociales, no hubo más solución que exigir la aceptación del género de mayor 
aceptación. Algo similar ocurrió después, cuando el choque y la resistencia 
cultural a la implantación de un medio de pago específico como los billetes, con 
la imposición del curso forzoso de los billetes del Banco Nacional en 1886, tema 
que se desarrollará más adelante. 
Ante la existencia de monedas de amplias denominaciones; pesos fuertes, 
macuquinas, chinas y caraqueñas que se acuñaban en distintos valores de 
pesetas, reales, medios y cuartillos y la coexistencia de dos metales preciosos 
imperantes y un tercero no tan dominante (el cobre), se empieza a manifestar 
un estado caótico de la economía nacional, obligando a su intervención por 
parte del estado central.37 
Llegado el primer periodo de gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, en 
1846 se implantaron medidas de un alcance importante, como reducción de los 
impuestos de exportación del oro en pasta y polvo a un conveniente 7%. De 
igual manera se redujeron los gastos por derechos de quintos para el oro 
destinado a amonedación a un 6%, con lo cual se desincentivaría del uso de la 
plata como el medio de pago más difundido por ese entonces.38 A pesar de este 
último intento, la moneda de plata continuó tomando fuerza, más por la 
costumbre de utilizarla como medio de pago, que como una ley de la República, 
 
37 Guillermo Torres García, Historia de la moneda en Colombia (Medellín: FAES., 1980), 23. 
38 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” 
Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 35. 
33 
 
lo que resultó en una escasez del dinero circulante y por ende un aumento en 
las tasas de interés en las redes crediticias y de prestamistas en la nación. 
En 1847 el gobierno intentó “establecer la confianza del público en el papel 
moneda, emitiendo bonos del Tesoro redimibles a su presentación por monedas 
de plata; pero los poseedores convertían los bonos tan rápidamente que era 
imposible mantenerlos en circulación.”39 Esto muestra la falta de seguridad y la 
insatisfacción que se presentaba para poder realizar las transacciones 
cotidianas con dichos billetes que aún se encontraban desprovistos de un valor 
social, dificultando que se les diera la acogida necesaria y por lo tanto una 
amplia difusión comercial como medio de cambio. 
Ante la necesidad imperante de normalizar la circulación de dinero y establecer 
un medio de cambio efectivo y eficiente para el país, se dieron los primeros 
intentos por crear un banco central en 1847. Esta tarea fue asumida por el 
Secretario de Hacienda, Florentino González, del gobierno de Tomás Cipriano 
de Mosquera, quien obtuvo un permiso del congreso para establecer una banca 
nacional con privilegio de emisión. Sin embargo este proyecto no se llevó a 
cabo, al menos en dicho gobierno. 
En 1854 sucedió algo similar, cuando por medio de un nuevo proyecto se 
aprobó la creación de un Banco Nacional con poder de emisión y con un capital 
inicial autorizado de 4.000.000. En aquella ocasión se adujo: “El estado poco 
 
39 María Mercedes Botero Restrepo, “Instituciones bancarias en Antioquia,” Lecturas de 
Economía 17 (May – Ago1985), 65. 
34 
 
satisfactorio de la hacienda pública es, sin duda, el más grave inconveniente 
que puede presentarse a la fundación del crédito, i por consiguiente a la 
formación de establecimientos de esta naturaleza.”40 
Las dificultades que durante todo el siglo XIX experimentó la política monetaria, 
ante la imposibilidad de crear un banco central en el país, contrasta con la 
proliferación de billetes emitidos por bancos privados. Lo cierto es que aquellos 
intentos fallidos reflejan la necesidad del estado central de establecer 
instituciones fuertes con capacidad de emisión para favorecer el crédito público 
y por ende lograr la introducción del papel moneda como medio de cambio. En 
la misma medida, los fracasos recurrentes de las políticas estatales mediante la 
aprobación de leyes inermes propició la creación de entidades bancarias 
privadas. 
Así pues, hasta la década de 1860, a pesar de los intentos que ya se habían 
presentado, como ya mencionados, en el país el dinero circulante estaba 
representado por el oro y la plata, acuñadas para tal fin. La actividad crediticia y 
buena parte del mercado financiero estaban controlados por la Iglesia (bienes 
de manos muertas, censos y capellanías) y prestamistas particulares. 
El periodo entre 1863 y 1886, etapa durante la cual estuvo vigente la carta 
constitucional de Rionegro fue la que fundamentó en Colombia los rumbos de la 
 
40 Anónimo, “Establecimiento de un Banco Nacional en la Nueva Granada” en: Diario de 
Cundinamarca. Bogotá, J.C., 1854. Tomado de: José Ignacio Diez Márquez, “El Banco 
Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 
1989), 35. 
35 
 
nación, se dio un periodo de banca privada muy exitosa, el cual se conoce 
como la “Banca Libre.”41 A partir de 1864 con la aparición del London, México 
and South American Bank y la aprobación del congreso para que este emitiera 
papel moneda, al igual que los demás bancos que se crearon en los años 
subsiguientes, surgieron en Colombia 42 instituciones bancarias regionales, 
hasta finales de la década de 1880. El Banco de Bogotá en 1871 por iniciativa 
de Salvador Camacho Roldán, en 1872 el Banco de Antioquia, en 1875 el 
Banco de Colombia en Bogotá y el Banco Mercantil en Medellín, en 1883 el 
BancoCentral Hipotecario en Bogotá y el Banco del Estado del Cauca y el 
Banco Santander en Bucaramanga, entre otros.42 
Algunas de las funciones ejercidas por estos bancos fueron las de sustituir la 
moneda metálica por papel moneda, para liberar el oro y la plata de su función 
monetaria y dejarlo disponible para su exportación. Con el aumento del erario 
público representado en papel moneda se agilizó el control financiero y se 
facilitaba el crédito, lo que a su vez bajó las tasas de interés. El establecimiento 
de la banca privada fue posible gracias a la confianza generada en los entes 
territoriales, relativamente pequeños en los cuales operaban. De carácter 
regional y partiendo de los negocios que antes eran efectuados por los 
prestamistas y o comerciantes que llegaron a tomar la figura de acaudalados 
banqueros. 
 
41 Gustavo Adolfo Meisel Roca, “Orígenes de la banca comercial en Colombia, la Banca Libre, 
1870 – 1886”, Credencial Historia.135 (Marzo 2001), 4. 
42 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” 
Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 39. 
36 
 
Ante el crecimiento de las operaciones comerciales y su valor nominal en 
aumento, la riqueza de los bancos se depositó cada vez más en papel moneda; 
mientras las fortunas acumuladas por sus fundadores banqueros-mercaderes, 
se hicieron realmente grandes. Sin embargo, fue gracias a las grandes fortunas 
acumuladas por los privados que el gobierno de Rafael Núñez en 1880, vio la 
posibilidad de crear un banco central, una forma de solventar algunas de las 
necesidades económicas de la nación, derivadas de las recientes guerras y la 
ampliación de la infraestructura del país. La introducción del billete como medio 
de pago se generalizó gracias a la labor de los particulares y su aceptación 
popular.43 
El Banco Nacional empezó sus operaciones el 1 de enero de 1881, con 
capacidad de emisión hasta entonces no exclusiva pero si con la exigencia de 
que los iguales privados admitieran los billetes emitidos por el banco central en 
las transacciones de tipo público y privados, recaudos, negocios entre 
particulares y demás que así fueran necesarias para fortalecer la moneda.44 El 
banco estaba autorizado por ley para ejecutar las operaciones de descuento, 
préstamo, emisión, giro y depósito. Los billetes emitidos por este podían 
 
43 Históricamente el término “banquero-mercader” se aplicaba a un rico comerciante que llegaba 
a desarrollar operaciones de tipo bancario dentro de su propio negocio. A medida que se 
intensificaba el comercio, los comerciantes encontraban que era fácil dar un giro a sus 
negocios, y utilizar parte de su capital-dinero acumulado en el comercio de dinero. Estas 
actividades estaban relacionadas en gran medida con el comercio exterior. Véase: María 
Mercedes Botero Restrepo, “De cómo los comerciantes también se hicieron banqueros – el 
surgimiento de la élite bancaria en Antioquia. 1905 – 1923,” RAED Revista Antioqueña de 
Economía y Desarrollo. 30 (Sep. – Dic 1989), 63. 
44 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” 
Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 42. 
37 
 
convertirse en moneda metálica, a voluntad de los portadores; para tal efecto, el 
banco debía mantener en caja especies en metal no inferior a la cuarta parte de 
los billetes que pusiese en circulación.45 
El recién creado Banco Nacional aun no tomaba la exclusividad de la emisión 
de moneda puesto que, constitucionalmente, la norma de 1863 sancionaba que 
cada estado soberano tomaba decisiones sobre su situación monetaria. Sería a 
partir de la constitución de 1886 que se le otorgó a esta institución el control y 
monopolio del papel moneda. 
2.2. La eliminación de la convertibilidad y la imposición de los billetes 
del Banco Nacional 
El final de la Banca Libre en Colombia llegó, siendo reemplazado por un modelo 
de Banco Central propiedad del Estado, con exclusividad de emisión y control 
financiero, etapa a la cual la historiografía suele llamar periodo de Curso 
Forzoso, que emerge a causa de las normativas que se dieron en el año 
1886:46 
A partir del decreto 260 de 1885, se suspendió la convertibilidad del 
billete en moneda metálica; disposición que se consolidó con la 
expedición del decreto104 de 1886 según el cual el billete del Banco 
Nacional sería la unidad monetaria y moneda de cuenta de Colombia 
para todos los efectos legales, y con la vigencia de la ley 87 de 1886, 
que prescribió el carácter de moneda legal de la República del billete del 
Banco Nacional, su recibo forzoso en pago de las rentas y 
contribuciones públicas, así como en las transacciones particulares y 
 
45 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 
874 (Agosto 2000), 25. 
46 Gustavo Adolfo Meisel Roca, “Orígenes de la banca comercial en Colombia, la Banca Libre, 
1870 – 1886”, Credencial Historia.135 (Marzo 2001), 6. 
38 
 
señaló la prohibición de estipular cualquier otra especie en los contratos 
de contado o a plazo.47 
La eliminación de la convertibilidad implica que el dinero-papel solo tiene una 
función cambiaria y no suple ninguna necesidad, lo que explica los 
inconvenientes al cambio del patrón oro. Por otra parte, el oro aparte de la 
función de dinero, tiene la de mercancía y al mismo tiempo conserva su uso 
suntuario, por lo que adquiere un doble valor intrínseco en la sociedad. 
Si en abstracto se considera que el mercado tiene un fin, es posible 
darse cuenta que el dinero (oro o papel) al servir solo para intercambiar 
y no para satisfacer ninguna necesidad personal de los agentes, no 
podría encontrarse en manos de algún agente para la satisfacción 
personal, a menos que se elimine la función monetaria consumiendo el 
bien.48 
Ante la exclusividad del Banco Nacional en el caso de la emisión de billetes, los 
privados se aunaron en contra de la medida porque recortaba sus amplias 
ganancias y crecimiento anual. El enfrentamiento entre el gobierno de Núñez 
representado por el Banco Nacional y los particulares, representados por los 
bancos privados, hizo que el presidente tomara las decisiones de curso forzoso 
de los billetes; sin descuento como se hacía habitualmente y, al eliminar la 
libertad de emisión, mandó a recoger los billetes que se encontraran en 
circulación que no fueran del banco de la Nación.49 
 
47 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 
874 (Agosto 2000) 25. 
48 José Félix Cataño Molina, Lecciones de economía marxista. Mercados, precios y dinero 
desde un enfoque heterodoxo (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de 
Ciencias Económicas, 2009), 92. 
49 Decreto 104 de 19 de febrero de 1886. 
39 
 
De esta manera desaparecieron varios de los bancos privados que existían 
hasta entonces, pues si bien la emisión no era la única actividad rentable de los 
bancos, sí era la más productiva. No obstante, a pesar de estas medidas, los 
billetes emitidos por el Banco Nacional aun no contaban con la suficiente 
confianza y recepción entre el público para reemplazar el que había sido 
producido por las entidades privadas, pues como ya se mencionó, la calidad de 
sus servicios radicaba en buena medida en la estabilidad que brindó a sus 
clientes al ser entidades regionales relativamente pequeñas. 
La desaparición de varios de los bancos que inicialmente tenían derecho de 
emisión motivó una creciente desconfianza sobre el valor real de los billetes del 
Banco Nacional, puesto que su otrora convertibilidad se transformaba en un 
valor simplemente nominal, que ante el riesgo de una posible desaparición del 
ente emisor, sólo representaría el costo del papel en el que estaba impreso. A 
lasdificultades de circulación y estabilización de la moneda de curso forzoso 
propiedad del Estado, aunado a la falta de confianza en el Banco Nacional se le 
suman una serie de emisiones irregulares autorizadas por directivos y mandos 
políticos que complicaron la tarea estatal de normalizar la circulación monetaria 
en el país. 
Las emisiones clandestinas50 que se presentaron en el Banco Nacional 
reforzaron la crisis de credibilidad a la que se enfrentaba la institución, ya que 
 
50 Entiéndase “Clandestinas” como ocultas o secretas, no por fuera de las condiciones legales 
necesarias como para ser billetes legítimos, para tal efecto se recomienda verificar: Antonio 
40 
 
las emisiones reales superaban las autorizadas por el legislativo. Esto suscitó 
un debate nacional en torno a la tarea y la necesidad de un banco central en el 
país que hasta el momento parecía funcionar más como una institución 
exclusiva para la financiación del estado. 
El debate y la investigación se impulsaron debido a una serie de columnas 
publicadas desde 1892 en los periódicos El Correo Nacional, diario opositor al 
presidente Miguel Antonio Caro –vicepresidente, pero que tomó posesión ante 
la ausencia por enfermedad del electo presidente Rafael Núñez–, y El 
Telegrama, publicación defensora del gobierno de turno: 
El cargo concreto, que formulamos hoy, contra el primero cualquiera que 
sea, que emitió clandestinamente billetes del Banco Nacional. […] que 
había $26.000.000 en billetes, en la circulación, y como la ley solo ha 
autorizado la emisión de $17.000.000, queremos que los ex Ministros del 
Tesoro expliquen de manera categórica su conducta.51 
Palabras que fueron mal recibidas por el director del Correo Nacional, Carlos 
Martínez Silva ex Ministro del Tesoro Público, al encontrar en ellas una 
acusación sobre sus funciones en el Banco Nacional. Su réplica ante las 
acusaciones no se hizo esperar: 
Paréceme que este cargo audaz no es de los que deben lanzarse así 
embocadamente en un artículo de periódico: y como quien tal cosa ha 
escrito en El Telegrama debe saber lo que dice y porque lo dice, lo reto 
a que presente denuncio formal del delito que se nos atribuye, 
 
Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 
2000): 24 – 53. 
51 El Telegrama. Abril 17 de 1894. Tomado de: Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones 
clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 30. 
41 
 
conjuntamente, a mí, que figuré como ministro del tesoro de una parte 
de la administración Holguín…52 
Con el fin de investigar las emisiones ilegales que aparentemente se habían 
presentado en el Banco Nacional, se designó en 1894 una comisión en la 
cámara de representantes para realizar la investigación pertinente. Dicha 
comisión presentó informe el mismo año, el día 14 de noviembre.53 
En el estudio elaborado para la Cámara de Representantes se muestran once 
irregularidades en emisiones, desde que se conformó el banco. Como se 
muestra en el anexo 1, solo en el año 1886, el Banco Nacional superó las 
emisiones autorizadas por el legislativo en más de tres millones de pesos, por lo 
que las cifras presentadas por El Telegrama no se alejaban mucho. A pesar de 
los resultados contundentes de la investigación, los principales implicados en 
las irregularidades fueron sobreseídos por causas de prescripción de las penas. 
Es decir, el ilícito había sido cometido mucho tiempo atrás, solo se abrieron 
juicios criminales contra el ex exdirector del banco Arturo Malo O’Leary y dos de 
sus subordinados. 
No obstante las inconveniencias con la moneda, emisiones clandestinas y otros 
problemas que agobiaron el organismo desde su creación y aún más a pesar de 
la orden impartida por el congreso en 1894 para liquidar el Banco Nacional, 
ante el inminente inicio de una nueva guerra civil en 1895, el gobierno mantuvo 
 
52 El Correo Nacional. Abril 19 de 1894. Tomado de: Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones 
clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 874 (Agosto 2000) 30. 
53 Antonio Hernández Gamarra, “Emisiones clandestinas”. Revista del Banco de la Republica 
874 (Agosto 2000) 31. 
42 
 
la institución. Esto debido a la urgencia de financiar los gastos de la guerra 
mediante nuevas emisiones; sin embargo, estas no fueron tan cuantiosas como 
las que vendrían más adelante para poder financiar la Guerra de los Mil Días.54 
El Banco Nacional debió desaparecer en 1896, tras “restablecerse el orden 
Nacional”. No obstante, su nombre siguió figurando en los billetes que de allí en 
adelante se imprimieron por cuenta del Estado, por lo que aun después de su 
liquidación se llegaron a emitir billetes por más de $13’000.000 en papel 
moneda, de cuenta de la institución, para saldar las necesidades financieras 
provocadas por la Guerra de los Mil Días.55 
El Banco Nacional mantuvo sus funciones como ente emisor hasta después de 
concluida la guerra en 1902, cuando se creó la Junta de Amortización mediante 
la ley 303 de 1903. Entre las funciones de la Junta se encontraban la de 
incinerar todo el papel moneda recolectado mediante nuevas contribuciones y 
obligaciones que se crearon para tal fin. Lo que, al menos en teoría, ayudaría a 
la valorización del dinero restante en circulación y por tanto se esperaba la 
disminución de la inflación excesiva que enfrentaba el país.56 
 
54 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra” Revista 
Credencial Historia 128 (Agosto 2000), 7. 
55 José Ignacio Diez Márquez, “El Banco Nacional, 1880-1904: el fracaso de la moneda legal,” 
Lecturas de economía 28 (Ene – Abr 1989), 61. 
56 Antonio Hernández Gamarra, “La banca central en Colombia. Banco Nacional (1880), Banco 
Central (1905), Banco de la Republica (1923)”, Revista Credencial Historia 135 (Marzo 2001), 
10. 
43 
 
2.3. La guerra, su financiación y el caso de Antioquia 
La Guerra de los Mil Días, que se desarrolló entre el 17 de octubre de 1899 y el 
21 de noviembre de 1901, fue una de las guerras civiles más importantes y 
representativas de la historia colombiana durante el siglo XIX y principios del 
XX. Fue un enfrentamiento bélico entre los dos partidos políticos tradicionales, 
el conservador y el liberal; esta guerra tuvo como consecuencia elevados 
costos a la sociedad colombiana pues no sólo hubo gran cantidad de 
enfrentamientos violentos entre el bando de gobierno y la facción liberal, 
además la pérdida humana por concepto de víctimas, o las evidentes fracturas 
en el ámbito de la política nacional. A esto se le suma la dificultad financiera en 
la que se sumió el país para poder costearla y los cambios económicos 
surgidos como consecuencia de ello. 
No obstante la falta de oro propiedad del tesoro público para respaldar los 
billetes, y ante la eliminación del sistema de patrón oro, esta contienda se 
financió mediante la emisión de grandes cantidades de dinero autorizadas por 
el gobierno de turno, el presidente Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel 
Marroquín vicepresidente, ambos conservadores. 
A propósito de la financiación de las revoluciones, el economista 
norteamericano Jonh Kenneth Galbraith, reflexiona que en una revolución lo 
primero que debe hacerse es conseguir una causa y luego un ejército, y con 
base a la experiencia, lo siguiente es una imprenta. Los ejércitos 
revolucionarios no la tienen fácil para recaudar impuestos “especialmente si la 
44 
 
revolución es contra los malos impuestos” entonces su crédito no debe ser 
bueno y por lo tanto no pueden pedir prestado, así pues, solo queda la 
impresión de moneda.57 
En ese orden de ideas, en Colombia el bando opositor, losliberales, 
representados por Rafael Uribe Uribe, emitieron dinero a nombre de una junta 
de gobierno provisional; por lo que el aumento precipitado de la cantidad de 
billetes en circulación en el país, generaron un caos monetario que terminó de 
agravarse con la aparición de grandes cantidades de billetes falsos, que 
elevaron las cifras de inflación a niveles nunca antes imaginados. 
Si bien la guerra tuvo alcance nacional, esta se produjo con diferentes 
características según las regiones en las que se venía desarrollando; algunas 
de las zonas más afectadas serían aquellas con mayor movimiento liberal para 
la época, como Santander Cundinamarca, Costa Caribe y la zona del Cauca. 
Así las cosas, la influencia del enfrentamiento llegó de una forma muy particular 
a la región antioqueña. Desde octubre de 1889, cuando los liberales atacaron la 
ciudad de Bucaramanga, se propició el inicio de la confrontación armada en 
propiedad, la Guerra de los Mil Días, proliferó rápidamente en el territorio 
colombiano. 
Aunque se dio un pronunciamiento liberal en Antioquia, la poca adhesión tanto 
a la ideología partidista como a la posibilidad de una guerra, hacen que no se 
 
57 John Kenneth Galbraith, La época de la incertidumbre – Una historia de ideas económicas y 
sus consecuencias. (Ciudad de México. Editorial Diana, 1977), 202. 
45 
 
logre conformar un ejército y mucho menos que estallen enfrentamientos 
directos y contundentes en la región.58 A pesar de que algunos autores afirman 
que el departamento de Antioquia no se vio afectado, al menos no exactamente 
por el estruendo de la guerra, probablemente debido a sus tendencias 
conservadoras tradicionales,59 podríamos señalar la existencia de al menos una 
batalla en el territorio antioqueño. Se puede destacar enfrentamientos como el 
ocurrido en Betulia el 22 de enero de 1900, donde los liberales sufrieron otra 
derrota, sumada a la seguidilla de fracasos que enfrentaron durante esos 
meses. Adicionalmente, se tiene conocimiento que durante la Guerra de los Mil 
Días se llevaron a cabo cerca de 500 batallas, por lo que es difícil afirmar que la 
batalla de Betulia haya sido la única en el departamento.60 
Una vez que la guerra se torna a favor de los ejércitos conservadores, la facción 
liberal toma la estrategia de combatir con tácticas de guerrillas, es decir 
mediante ataques rápidos y sorpresivos de mediano y corto alcance, 
conocimiento táctico de los terrenos y constantes desplazamientos. Y aunque 
en el territorio paisa no se presentó con propiedad el surgimiento de ejércitos 
revolucionarios liberales, el cambio en las maniobras militares de los opositores 
implicaron que Antioquia se presentó como un corredor de conexión entre los 
 
58 Carlos Eduardo Jaramillo, “La Guerra de los Mil Días 1899-1902,” En: Nueva Historia de 
Colombia – Historia Política. Compilador Álvaro Tirado Mejía (Bogotá: Planeta, 1989), 89. 
59 Catalina Castrillón Gallego afirma que conflicto comprometió todo el país, a excepción de las 
zonas selváticas y el departamento de Antioquia: Catalina Castrillón Gallego, “La Salud en la 
Guerra de los Mil Días,” en: Espacio, sociedad, guerra e historia, Memorias III foro de 
estudiantes de historia. Coord. Edgardo Pérez Morales (Medellín: Universidad Nacional de 
Colombia, 2004), 86. 
60 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 
2004), 11. 
46 
 
ejércitos del norte (en la zona de la Costa Atlántica, y Santander), con los del 
centro y sur, como Cundinamarca y Cauca, hasta el occidente. Por tanto, 
Antioquia fue el departamento más cercano al centro de resistencia liberal más 
exitoso en Panamá, liderado por Benjamín Herrera.61 
Si bien los ejércitos se abastecían según sus posibilidades y la ayuda de sus 
aliados estratégicos, el caso de los liberales representa un sinfín de 
necesidades que difícilmente eran satisfechas. La pérdida del Rio Magdalena 
como vía de abastecimiento, y las derrotas en Santander, importante conexión 
con sus aliados venezolanos hicieron que la búsqueda de pertrechos y 
alimentos se dieran en cualquier lugar y ante cualquier ocasión.62 
De esta manera Antioquia representó también una oportunidad de encontrar 
solución a estos problemas, al menos provisionalmente, a pequeña escala y en 
las zonas periféricas del departamento, con recursos obtenidos de 
contribuciones obligatorias, aportes de gobiernos simpatizantes y saqueos y 
pillajes. En cierta medida también de las emisiones de dinero por parte de los 
liberales. 
La pérdida de unidad en el mando y de control sobre estos grupos 
irregulares que se multiplicaron sobre la geografía del país, unida a la 
inexistencia de una logística para evitar que éstos, aplicando la misma 
norma del gobierno, vivieran de los recursos del enemigo, los indujeron 
 
61 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 
2004), 14. 
62 Enrique Santos Molano, “La Guerra de los Mil Días” Revista Credencial Historia 173 Mayo 
2004), 13. 
47 
 
al pillaje, al robo, al incendio, al saqueo y a la imposición arbitraria de 
sanciones económicas.63 
La anterior afirmación apoya la idea de que, ante las dificultades que se 
presentaron, las soluciones no siempre se guiaban por el camino de lo correcto 
o de lo lícito. Por el contrario, la premura de las miserias ocasionadas por la 
guerra, degradada a un conflicto de desgaste, los actores sociales directos o 
indirectos comprometidos en ella participaron aprovechando cualquier 
oportunidad. 
Las necesidades económicas causadas por la guerra hicieron que el gobierno 
colombiano tomara una serie de medidas que agravaron la situación, porque 
“Desde el comienzo de la guerra autorizó el gobierno a una Junta de Emisión 
para que, por intermedio del Banco Nacional, produjera todo el papel moneda 
que se juzgara necesario para atender al restablecimiento del orden público”64. 
Sin embargo, lo que causó fue un continuo debilitamiento de la moneda 
nacional y su progresiva devaluación. Sumado a esto el inconveniente de la 
facilidad con la que se lograban las falsificaciones de estos billetes, pues en 
vista de la urgente necesidad de poner dinero en circulación, el papel moneda 
no se producía con las medidas necesarias para evitar su alteración o 
falsificación en las calles. 
 
63 Carlos Eduardo Jaramillo Castillo “Fin de dos guerras, principio de dos siglos”. En: Gonzalo 
Sánchez Gómez y Mario Aguilera Peña, Memorias de un País en guerra: Los Mil Días 1899-
1902 (Bogotá: Planeta, 2001), 373. 
64 Ignacio Alberto Henao, “Cien años de los Mil Días. Billetes en tiempo de guerra” Revista 
Credencial Historia 128 (Agosto 2000), 7. 
48 
 
La consecuencia directa de la Guerra de los Mil Días en Antioquia y 
específicamente en Medellín, fue el aumento de la circulación de papel moneda 
emitido para financiar esta. A causa de esto, los precios en el mercado tuvieron 
aumentos y cambios abruptos, y la inflación que se generó afectó a toda la 
población. Al terminar el siglo XIX, las repercusiones sobre la economía, tal y 
como lo afirma el profesor Gonzalo Sánchez Gómez fueron dramáticas: 
Las guerras fueron también un poderoso elemento para la perturbación 
del flujo interno de la mano de obra, paralizaron rutas de exportación, 
provocaron severas contracciones en el consumo, absorbieron 
importantes recursos de estos países empobrecidos por las emisiones 
de papel moneda, estrategia con la que se pretendía financiar la guerra 
a costa del conjunto de la población.65 
Como consecuencia, la financiación de la guerra recayó a final de cuentas en la 
sociedad. De ahí el sentimiento de rechazo generalizado, puesto que los costos 
de la guerra se hicieron intolerables para la población, afectando no

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