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Ciudad Universitaria Teléfonos 2105360 2636106 asoprof@quimbay&udea.edu.co 4 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 JUNTA DIRECTIVA ASOCIACIÓN DE PROFESORES JHON JAIRO ZAPATA VASCO ...................................................Presidente izapata@ayura.udea.edu.co GABRIEL ÁLVARO CADAVID MARULANDA..............................Vicepresidente alcadam@hotmail.com JORGE ARISTIZÁBAL OSSA .....................................................Secretario iarist@epm.net.co FLOR ÁNGELA TOBÓN MARULANDA ..................................... Tesorera jvm@epm.net.co LUIS GABRIEL AGUDELO VIANA ............................................ Vocal 1. Representante gagudelo@asustinianos.udea.edu.co al Consejo Superior JHON JAIRO ARTEAGA RUEDA ................................................ Vocal 2 iarteaga@iaibana.udea.edu.co JOSÉ LUIS PÉREZ LÓPEZ ........................................................ Vocal 3 iolupelo@matematicas.udea.edu.co JAIME RAFAEL NIETO LÓPEZ .................................................. Suplente 1 cotis@epm.net.co DÍDIER ÁLVAREZ ZAPATA ........................................................ Suplente 2 dial@nutabe.udea.edu.co VÍCTOR VILLA MEJÍA .............................................................. Suplente 3 nelo@epm.net.co CARLOS ARTURO MORALES VALLECILLA ..............................Suplente 4 carlosarmo@epm.net.co EFRAÍN OVIEDO REGINO .......................................................Suplente 5 eoviedo@udea.edu.co HERNÁN MIRA FERNÁNDEZ ...................................................Suplente 6 mira@epm.net.co MARGARITA MARÍA MEJÍA .....................................................Suplente 7 mmmejia@agusrinianos.udea.edu.co NELSON OROZCO ALZATE ....................................................Representante al norozco@udea.edu.co Consejo Académico Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 5 TABLA DE CONTENIDO LECTIVA EDITORIAL LA FINANCIACIÓN DE LAS jhon Jairo Zapata Vasco UNIVERSIDADES PÚBLICAS LECTIVA GREMIAL PLIEGO DE SOLICITUDES DEL Jorge Aristizábal Ossa PROFESORADO 19 ACERCA DE LA EVALUACIÓN DEL Lillian Cañas Rodríguez DESEMPEÑO PROFESORAL EN LA Luis Ahílo López Giraldo UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 21 Flor Ángela Tobón Marulanda LECTIVA DOCUMENTAL LA UNIVERSIDAD NACIONAL EN EL Marco Palacios Rozo SIGLO XXI 29 LA REFORMA ACADÉMICA Y LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN PORQUÉ OPONERSE LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL OTRAS MIRADAS SOBRE LAS REFORMAS EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL LA NACIONAL EN LA RUTA DEL SIGLO XXI RESOLUCIÓN N° 001 DEL 6 DE MAYO DE 2005 UN Periódico 35 Jorge Enrique Robledo 39 Seminario Permanente 47 de Profesores Marco Palacios 49 Comité Nacional de 53 Representantes Profesorales Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 7 LECTIVA INSTITUCIONAL LAS BASES ESTRATÉGICAS DEL PLAN DE Oficina de Planeación DESARROLLO 2006-2016 57 LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y LA Alejandro Uribe Tirado 'EDUCACIÓN VIRTUAL' EN LOS PLANES DE DESARROLLO Y DE ACCIÓN 67 LECTIVA PUNTUAL PARA NO SEGUIR EN SALDO ROJO. 81 Eduardo Domínguez Gómez EL ENSAYO INVE5TIGATIVO 93 Jhon Jairo Zapata Vasco LA CIENCIA Y LAS HUMANIDADES: Álvaro Bustos González UNA PERSPECTIVA BIOÉTICA 105 LECTIVA CONTROVERSIAL INTRODUCCIÓN A MANUALITO DE Fernando Vallejo IMPOSTUROLOGÍA FÍSICA 113 UN DESAFORTUNADO MANUALITO DE Juan Diego Vélez IMPOSTUROLOGÍA FÍSICA 119 LECTIVA FRUGAL EL INCUMPLIMIENTO: UN DEFECTO CON PERFIL DE VIRTUD LA NOVENA SINFONÍA Y LOS PASOS PERDIDOS DE ALEJO CARPENTIER SOBRE EL CASO GÓMEZ BUENDÍA ÉTICA DE LA DISCUSIÓN LOS CAMAJANES DE MEDELLÍN ¿TRIBUS URBANAS? Juan Leonel Giraldo Salazar 125 Pablo Montoya Campuzano 131 Alfonso Llano Carlos Gaviria 137 Alejandro Sanz de Santamaría 143 Alberto Valencia Gutiérrez Víctor Villa Mejía 147 8 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 r 9 SOPRUUE,1 LECTIVA Editorial / / / Reivindica tu 1•• LA FINANCIACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS. Un asunto que preocupa a todos los estamentos universitarios Jhon Jairo Zapata Vasco* La vía de la concertación y el diálogo parece que fuera imposible con el actual Gobierno y menos aún con su Ministra. El "lobby" con senadores y políticos que les duele la educación colombiana, para que se legisle a favor de la financiación de la universidad pública no ha surtido efecto; pues parece que están ahora muy ocupados con el tema de la reelección presidencial. La Ley 30 de 1992, por la cual se organiza el servicio público de la educación superior, legisló en materia de presupuesto para las universidades estatales lo siguiente: Artículo 86: Los presupuestos de las universidades nacionales, departamentales y municipales estarán constituidos por aportes del presupuesto nacional para funcionamiento e inversión, por los aportes dé los entes territoriales, por los recursos y rentas propias de cada institución. Las universidades estatales u oficiales recibirán anualmente aportes de los presupuestos nacionales y de las entidades territoriales, que signifiquen siempre un incremento en pesos constantes, tomando corro base los presupuestos de rentas y gastos, vigentes a partir de 1993. Articulo 87. A partir del sexto año, de la vigencia de la presente Ley, el gobierno nacional incrementará sus aportes para las universidades estatales u oficiales, en un porcentaje no inferior al 30°fo del incremento real del producto interno bruto. Este incremento se efectuará de conformidad con los objetivos previstos para el Sistema de Universidades Estatales (SUE) yen razón al mejoramiento de la calidad de las instituciones que lo integran". ¿Qué hacer cuando las peticiones respetuosas no son escuchadas? Se ha presentado un Pliego Nacional Multiestamentario (docentes, trabajadores y estudiantes) al Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación Nacional, y pasan y pasan los días sin respuesta alguna por parte del ente gubernamental. La voz de la ministra aún no se escucha; han Presidente de Asoprudea. Profesor de la Facultad de Educación. Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 11 pasado semanas, meses y quizás también pasen años como ha ocurrido con el incumplimiento continuo de la Ley 30, antes de que el Estado arrogante escuche de los estamentos universitarios el clamor por el respeto de sus derechos, tales como: • El ejercicio de la mayoría de edad (autonomía), donde se puedan tomar decisiones, como por ejemplo, darse su propio currículo y nombrar sus dignatarios para la rectoría, facultades, escuelas e institutos. • El aumento y no la disminución del presupuesto estatal para las universidades públicas, la reconsideración del régimen salarial en el decreto 1279/03, el mejoramiento del bienestar universitario. El respeto de los derechos humanos, la libertad de expresión y la libertad de cátedra. Quedaentonces la sensación de que sólo será posible que sean escuchados los estamentos universitarios cuando éstos comiencen a presionar al Ministerio a través de las vías de hecho, caso de la protesta, la anormalidad académica, las asambleas permanentes, los enfrentamientos con la fuerza pública (y, con ello, las consecuencias funestas y desgraciadas, de triste recordación, cuando inmolan sus vidas jóvenes estudiantes, y se hacen detenciones masivas). Esta vía, pensamos, no es la más apropiada en nuestro país; tal vez sí sea válida en los paises vecinos de Ecuador y Bolivia, ya que cuando el pueblo indígena se lanza a la protesta callejera es escuchado por el Gobierno, quien se apresta a dar soluciones a sus problemas. Se suspenden clases, se declara la universidad en asamblea permanente, para buscar que los estamentos sean escuchados; pero el gobierno no se da por enterado: desconoce estas acciones de movilización y sólo suele manifestar ante los medios de comunicación que las protestas son de unos pocos y unas cuantas universidades. También aparecen en el escenario los eternos enemigos de la universidad pública, amenazando con su cierre si no se reanudan las clases. La vía de la concertación y el diálogo parece que fuera imposible con el actual Gobierno y menos aún con su Ministra. El "lobby" con senadores y políticos que les duela la educación colombiana, para que se legisle a favor de la financiación de la universidad pública no ha surtido efecto; pues parece que están ahora muy ocupados con el tema de la reelección presidencial. ¿Qué hacer, entonces? Se presentan otras alternativas para que la uni- versidad pública no continué desangrando, como las demandas contra el Estado que ac- tualmente están en curso. Por un lado el SUE (Sistema Universitario Estatal) contra el decre- to 2566/03; y por el otro, la demanda del exrectorde la Universidad Nacional, Marco Palacio, en contra del decreto 3545 de 2004, por considerarlo inconstitucional y violatorio de la autonomía universitaria, cuando regla- menta las trasferencias para ser redistribuidas con base en indicadores de gestión del 4% para el 2004, 8% para el 2005 y un 12% para el 2006, indicadores dirigidos inicialmente a la cobertura. Es válido aclarar que no hay re- cursos frescos, el presupuesto no se incrementa. La realidad financiera de las universidades públicas es bastante preocupante; el derecho a la educación parece que no fuera posible, ya que del Producto Interno Bruto, sólo el 0.27% se le entrega a la educación superior, cifra que a nivel latinoamericano sólo supera a Haití. 12 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 Un estudio reciente realizado por la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun) revela que las proyecciones de cobertura del gobierno aún no se cumplen, y que incluso han llevado al Gobierno a revisar la meta de 400 mil nuevos cupos propuestos para este cuatrienio. El presupuesto nacional para las universidades oficiales ha bajado en los últimos años, al pasar del 11,7 por ciento en el año 2003 al 5,7 en el 2005. También confirma este estudio que en el presupuesto por indicadores que destina el gobierno a las universidades, el 68 por ciento de los aportes es asignado a 8 instituciones (las 22 restantes reciben el 32%). En el año 2004 en la participación de los aportes la Universidad Nacional ocupó el primer lugar con un 29,2%; seguida por la Universidad de Antioquia, con el 10,34%; y luego la Universidad del Valle, con el 7,82%. Una puerta de entrada se abre para las universidades estatales que presenten déficit financieros... ¡aplicarles la ley de quiebras! Las universidades públicas ingresan a la Ley de Quiebras de empresas del Estado mediante la Ley 922 de 29/12/2004, por medio de la cual se prorroga la vigencia de la Ley 550 del 30 de diciembre de 1999. Bien sabemos que los convenios de concurrencia donde el Ministerio de Hacienda presiona a las universidades para que asuman las pensiones, los pocos recursos de gestión propia de la mayoría, la no participación efectiva en el presupuesto de los entes departamentales y municipales, los malos manejos y la corrupción en todo el territorio nacional, llevarán más tarde que temprano a la aplicación de la Ley de Quiebras como ocurrió con la Universidad del Atlántico, donde el Consejo Superior presionado por la crisis económica, con acreedores encima, jubilados sin salarios por más de once mesadas, retraso en los pagos a profesores activos, acepta la intervención: se comienzan entonces los acuerdos de reestructuración ejecutados por el Ministerio de Hacienda y crédito público, desde donde comienza a darse el recorte de personal (trabajadores, profesores de contrato, de cátedra y de planta) y el alza exagerada de matriculas, entre otros. Los estudiantes de las universidades públicas siguen demostrando cómo, a pesar del asfixiante presupuesto, ocupan los primeros puestos. Es el caso de la Universidad de Antioquia, cuyos estudiantes ganaron el Primer Concurso Académico Nacional de Medicina realizado en Bogotá. Igualmente, en las Pruebas ECAES los resultados son los mejores, (recordemos al estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad del Atlántico, ocupó el primer lugar en estas pruebas el año pasado). Parece que las leyes y decretos del actual go- bierno no tienen tiempo ni calendario, porque su misión es trabajar y trabajar cada día en contra de los trabajadores colombianos y par- ticularmente del profesorado. Es triste ver la decisión de la Comisión Primera del Senado, que aprobó mantener para los congresistas el privilegio de obtener pensiones multimillona- rias hasta el 2010, mientras al mismo tiempo se elimina, de manera inmediata, la mesada catorce para los demás ciudadanos que se pensionan desde la entrada en vigencia de la reforma. ¿Y ahora, qué pasa con el decreto 1279/03, donde se reglamenta el régimen salarial de los profesores universitarios? ¿Por qué muchos profesionales no quieren trabajar con la universidad pública? ¿Porqué ha mermado la productividad académica en más de un 30% en el último año? Basta leer el comunicado de la Rectoría de la Universidad de Antioquia, del 28 de abril del Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 13 2005 "El decreto 1279 de 2002, por medio del cual se establece el régimen salarial y presta- cional de los docentes de las universidades estatales, ha sido cuestionado por las desme- joras que introdujo y, especialmente, por lo que afecta el salario de enganche. Sin embar- go, los rectores de las universidades públicas insisten ante el Ministerio de Educación en una modificación concertada de ese régimen, y ya el SUE con algunas universidades públi- cas, entre ellas la Universidad de Antioquia, y el Ministerio de Educación Nacional constitu- yeron una comisión encargada de proponer una reforma al régimen salarial de los docen- tes universitarios oficiales. Cree la Universi- dad que la participación de delegados de los docentes en esta comisión resulta plausible, y está dispuesta a impulsarla. Invita a la comu- nidad universitaria a hacer conocer sus co- mentarios y propuestas y remitirlas a la rectoría". Al respeto, el rector encargado de la Universi- dad Nacional, Ramón Fayad Nafah, en una entrevista al periódico Alma Mater (Nro. 533, p. 11) manifiesta que en relación con el decre- to 1279 y los demás decretos del salario de los profesores universitarios se han encontrado enormes dificultades, sobre todo en las áreas de ciencias humanas; en particular en artes, porque el decreto está concebido desde las ciencias naturales, donde se notan grandes vacíos; hay que reformarlo porque la produc- tividad académica casi se mide en términos de lo que sería un artículo científico en las ciencias naturales, donde se espera que haya una publicación en revista de amplia circula- ción de nivel internacional, difícil de cuantifi- car en la expresión artística; agregando quepara el caso artes, el número de pares en Col- ciencias no es suficiente para evaluar la pro- ductividad artística de los profesores y la ley impide que las universidades nombren sus propios pares. ¿Y finalmente qué pasa con la autonomía universitaria desde el currículo? El artículo 28 de la Ley 30/92 contempla la autonomía universitaria consagrada en la Constitución Política de Colombia y reconoce a las universidades el derecho a darse y modi- ficar sus estatutos; a designar sus autoridades académicas y administrativas; a crear, organ i- zar y desarrollar sus programas académicos; a definir y organizar sus labores formativas, aca- démicas, docentes, científicas y culturales; a otorgar los títulos correspondientes; a selec- cionar a sus profesores; a admitir a sus alumnos ya adoptar sus correspondientes re- gímenes; y a establecer, arbitrar y aplicar sus recursos para el cumplimiento de su misión social y de su función institucional. El decreto 2566/03 desconoce la autonomía de las universidades para darse sus propios currículos; como en la reglamentación del artículo 4 frente al cual, con la presión de los estamentos universitarios, la Ministra de Educación tuvo que proferir la Directiva No 19 del 24 de septiembre de 2004, en la que aclara que en ningún caso puede entenderse que el citado artículo autoriza al Ministerio para definir currículos o imponer planes de estudio. Así, "es la respectiva institución de educación superior la que propone el modelo pedagógico que guía los procesos de diseño, planeación y ejecución de los cursos y de los ambientes de trabajo académico". Pues bien; esperaremos el decreto presiden- cial que respalde la directiva de la ministra, para que tenga validez. Recordemos que el Decreto 2566 tiene 15 indicadores de calidad para obtener el registro calificado para iniciar un programa. Las instituciones de educación superior deberán demostrar el cumplimiento de condiciones mínimas y características es- pecíficas de calidad, como el nombramiento de profesores de planta, grupos de investiga- 14 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 ción, medios educativos, infraestructura, bienestar universitario y recursos financieros, los cuales no se cumplen en todas las univer- sidades estatales. Frente a Ja problemática anterior, se propone entonces la iniciación de clases, el restableci- miento de la normalidad académica y la bús- queda de alternativas de solución por medios pacíficos y de diálogo. Pero nos preguntamos quién será nuestro interlocutor, si tenemos un gobierno que no quiere escuchar a la comuni- dad universitaria (estudiantes, profesores, tra- bajadores y directivas). ¿Será entonces la solución un pliego nacional respetuoso, con una ministra que no quiere concertar soluciones con los estamentos uni- versitarios?, ¿o esperar al SUE (Sistema Universitario Estatal) donde están todos los rectores para que sean nuestros intermedia- nos, cuando el mismo exrector de la Universi- dad Nacional tuvo que presentar demanda?, o, por último, ¿esperar que los honorables jueces de la república en su inmensa sabidu- ría interpreten la ley cuando habla de financiación y autonomía de las universida- des públicas en un estado social de derecho? Requerimos de un Plan de Desarrollo Nacio- nal para todas las universidades estatales, pues así tengamos un Plan de Desarrollo para cada una de las universidades, en unas a tres o cin- co años y en otras a diez, la universidad pública no tiene un Plan, elaborado conjunta- mente con todas las universidades, acorde con las necesidades y particularidades de cada una de las regiones. Lo cual permitiría que no continuemos a merced de los políti- cos, gobiernos y ministros de turno. En otras palabras, un proyecto unificado de universi- dad pública. O Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 15 LECTIVA Gremial 7 / 7/ Lucha por tu PLIEGO DE SOLICITUDES DEL PROFESORADO. Una aspiración de concertación con las directivas Jorge Aristizábal Ossa* Vinculara los docentes de mayor preparación a los cursos básicos de las diferentes disciplinas y hacer cumplir las normas internas sobre la docencia mínima de todos los vinculados como tales por la institución. Esto para frenar la tendencia, también nacional, de priorizar los pos grados por encima de los pregrados disminuyendo notoriamente su calidad. Desde finales del mes de octubre del año anterior la Junta Directiva de la Asociación de Profesores, conjuntamente con el Ateneo —espacio ya institucional nuestro que congrega a la Junta y los representantes profesorales—se dio inicio a la tarea de definir los diferentes temas, que por ser obstáculos al desarrollo de los docentes o de la institución o aspiraciones legitimas de los docentes, pasarían a ser el pliego de solicitudes o de reivindicaciones justificadas. Este Pliego de Solicitudes oficialmente se presentó al señor Rector el pasado 3 de marzo, con copias a los consejos Académico y Superior. Las 32 solicitudes se agruparon en cinco grupos temáticos de acuerdo con los problemas o aspiraciones que abarcaban para su tratamiento y discusión con la administración universitaria. Ellos son: democracia universitaria (8), estabilidad de los docentes (9), salarios y reajustes (8), derecho de jubilación (3), y bienestar universitario (4). Democracia universitaria. Estos primeros ocho puntos del Pliego tienen como base ampliar la democracia en la Universidad, buscando una mayor participación de los docentes en el nombramiento de los administradores académicos, en la discusión y redacción de las reglamentaciones que definen la dedicación exclusiva y el año sabático; contribuir a definir el rumbo de nuestra Universidad en los próximos años en el Plan de Desarrollo, la reforma administrativa y la investigación; y mantener informado al profesorado de todos los proyectos y cambios que se vayan presentando e implementando. Estabilidad de los docentes. La problemática que aqueja a los diferentes grupos de docentes de la Universidad (tiempo completo, medio tiempo, ocasionales y vinculados 200 años) se recoge en * Secretario de Asoprtidea. Profesor de la Facultad de ln gen¡ ería- Medellín • Nos. 81- 9 • 2005 LECTIVA 19 este grupo proponiendo salidas viables para cada uno de ellos, Ocupa espacio central la situación de los docentes ocasionales, la cual fue tratada en un artículo de Alma Mater por nuestro presidente Juan Ignacio Sarmiento. Las soluciones propuestas recogen el sentir del grueso del profesorado y son viables y justas. Este problema, ya de magnitud nacional, me- rece que sea resuelto en forma autónoma por nuestra Universidad. Se pretende, asimismo vincular a los docentes de mayor preparación a los cursos básicos de las diferentes discipli- nas y hacer cumplir las normas internas sobre la docencia mínima de todos los vinculados como tales por la institución. Esto para frenar la tendencia, también nacional, de priorizar los posgrados por encima de los pregrados disminuyendo notoriamente su calidad. Salarios y reajustes. Los ocho puntos de este grupo buscan mejorar las condiciones salaria- les de todos los docentes universitarios, inde- pendientemente de su categoría -se incluyen los catedráticos y los docentes de las sedes regionales-, porque aún seguimos en desven- taja con los docentes de otras universidades públicas tanto del ámbito nacional como re- gional y local. Apoyos para compra de textos, material didáctico y estudio de los hijos son más que justos. El reajuste del valor hora cáte- dra y el reconocimiento de la atención a estu- diantes también los es. Y llevar a puntos salariales del Decreto 1279 los bajos incre- mentos salariales gubernamentales es más que justo. Derecho de jubilación. En sólo tres puntos se trata de mejorar la condición de los docentes en trámite de jubilación y de aquellos defini- dos como del Régimen de Transición de la Ley 100. Sabemos que la subrogación o el recono- cimiento que hace la Universidadsobre la di- ferencia no liquidada por el Instituto de Seguros Sociales en la pensión de jubilación termina, de acuerdo a la Resolución Rectora¡ 12094 del 4 de mayo de 1999, el próximo 30 de junio de este año 2005. Los docentes (tam- bién los empleados no docentes) protegidos por el régimen de transición que se jubilen después del 1 0 de julio quedan por fuera de este derecho, lo que significa una disminución real y efectiva del monto de su pensión, un 20% menor aproximadamente. Y sobre ellos se cierne la amenaza de la reforma pensional uribista en curso, que debe ser aprobada en la segunda vuelta antes de julio, que les quitaría la mesada catorce, un 8% adicional menos, y pagar retención en la fuente por su pensión mayor a dos salarios mínimos, entre el 3 y el 15% menos de acuerdo al monto de la pen- sión. No estamos con la racionalización labo- ral. Defendemos el derecho adquirido y entendemos que la pensión de jubilación debe seguir siendo un reconocimiento a aque- llos docentes que dedicaron gran parte o toda su vida laboral al progreso de la Universidad de Antioquia. Bienestar universitario. Contribuyen a mejo- rar el nivel de vida de los docentes y su grupo familiar las condiciones de salud ocupacio- nal: continuar con el Programa de Asistencia Social —PRASS— permitiendo nuevas afiliacio- nes y construir una sede social para todos los servidores de la Universidad. Son aspiracio- nes todas ellas legítimas. La Rectoría respondió oficialmente a la solici- tud expresada en su presentación de recibir a la Junta Directiva en pleno para sustentar con argumentos, leyes de la República y fallos de las Cortes, la justeza de nuestras peticiones. A nombre de la Junta Directiva actual, hago un llamado a todos los docentes del Alma Mater a apropiarse de este pliego de solicitudes, a estudiarlo y discutirlo, a movilizarse por él, para que autónomamente, directivas y profe- sores establezcamos las bases para unas mejo- res realizaciones de nuestro trabajo. Y si no ¿dónde está la pretendida autonomía acadé- mica, administrativa y financiera? o 20 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 ACERCA DE LA EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO PROFESORAL EN LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Lillian Cañas Rodríguez Luis Afino López Giraldo" Flor Angela Tobon Marulanda Es necesario afinar los instrumentos de evaluación con indicadores de calidad y pertinencia en el marco de/plan de desarrollo de la universidad, articulado al plan de desarrollo de la unidad académica; pues es claro que el plan de trabajo del profesor es el resultado de una concertación entre él y su jefe inmediato, coherente con dichos planes de desarrollo. Además, debe indagarse acerca de las habilidades y competencias de quien evalúa para determinar la calidad y pertinencia de los criterios de evaluación utilizados en tan complejo proceso, el cual debe ser realizado haciendo seguimiento de la calidad y el cumplimiento del mismo. Introducción La evaluación profesora¡ es un pilar fundamental en el desarrollo de la actividad universitaria y la normatividad vigente en la materia la considera prioritaria. Sin embargo, la importancia que se le concede desde lo administrativo suele contrastar con la ambigüedad de los procedimientos realizados en las diferentes facultades, escuelas e institutos para aplicarla. Dichos procedimientos asumen un matiz muy variado, en el que son pocas las unidades académicas de la universidad que han logrado precisar una metodología adecuada para desarrollar objetivamente los componentes de la evaluación. La falta de coherencia en los procedimientos aplicados para evaluar puede conducir más a generar un clima de desconcierto que al logro de los objetivos para los cuales fue propuesta la normatividad vigente. Este artículo busca aportar elementos críticos para iniciar un debate en la universidad pública en torno a la evaluación del desempeño profesoral, entendida como un proceso encaminado al continuo mejoramiento de las actividades profesorales. * Profesora de la Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia ** Profesor de la Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia. * Profesora de la Facultad de Química Farmacéutica, Universidad de Antioquía. Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 21 Asoprudea, tiene interés en indagar y analizar acerca de las implicaciones que generan los procesos de evaluación del desempeño profe- soral en diversos ámbitos de la vida universita- ria. La Asociación de Profesores, como un escenario de discusión, ha sido el lugar para la interacción de diversos actores universitarios y la puesta en común de inquietudes plantea- das en el tema de la evaluación, entendida ésta como un proceso que sin duda tiene hoy, características muy diferentes. El objetivo ge- neral propuesto por la Asociación es el de es- tablecer un diagnóstico del proceso evaluativo del desempeño profesora¡, en todas las depen- dencias de la Universidad de Antioquia, e in- dicar una política holística de mejoramiento a la administración central articulada a las dife- rentes unidades académicas. En la evaluación integral confluyen muchas fuerzas que generan serias dificultades para llevar un proceso difícil a la práctica, superan- do supuestos en donde se generan opiniones, ideas e interpretaciones de diferentes órdenes. En este sentido, el estudio propone presentar algunos hallazgos preliminares de un tema que amerita un análisis a profundidad que ge- nere propuestas para mejorar el proceso de evaluación del desempeño profesoral, a la luz de la normatividad existente, el cual se pre- senta actualmente con una dinámica confusa de significados e interpretaciones. Los aspec- tos más relevantes fueron objeto de análisis en cuatro ejes articuladores: la normatividad re- guladora, las instancias administrativas, los comités de evaluación y las diversas maneras de asumir la evaluación docente por parte de las unidades académicas. Asimismo, estable- cer un diagnóstico acerca de la evaluación del desempeño profesora¡ se constituye en el pun- to de partida para conocer la información real de dicha evaluación y su relación con el con- texto en que se halla inmersa. Además, nos plantea la posibilidad de continuar generando conocimiento en torno al tema, el cual es de interés para los diferentes estamentos univer- sitarios. Es de anotar que por tratarse de un estudio de corte cualitativo no estuvo orientado a partir de la formulación de hipótesis sino a partir de la enunciación de algunos interrogantes desti- nados a arrojar luz sobre la comprensión del tema a tratar. A través de dichos interrogantes se indagó acerca de la composición de los di- ferentes Comités de Evaluación, los procesos de evaluación de la experiencia calificada do- cente, la evaluación del desempeño destaca- do en docencia o extensión, las fuentes utilizadas en el proceso de evaluación y los mecanismos de información para la retroali- mentar el proceso. El proceso muestra poca objetividad en la apropiación de los mecanismos de evaluación y una escasa articulación en aspectos de do- cencia, investigación, extensión y administra- ción, en los que se pueden desempeñar los sujetos universitarios. Aspectos metodológicos 1. La Junta Directiva de Asoprudea nombró una Comisión de Asuntos Evaluativos, confor- mada por los profesores: John Jairo Arteaga —Ingeniería (coordinador)—, Carlos Mejía —Medicina—, María Angélica Arzuaga —Enfer- mería-, Flor Ángela Tobón —Química Farma- céutica—, Luz Estella Isaza —Educación—, Lilliam Cañas —Medicina—y Luis Alirio López —Medicina—, (asesor en el análisis cualitativo de la información recolectada). 2. Se diseña una entrevista, en la cual se for- mulan cinco preguntas a las diferentes unida- des académicas de la universidad, así: • ¿Cómo está compuesto el comité de eva- luación y cómo diseñan los instrumentos para las evaluaciones del desempeño pro- fesoral? 22 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 • ¿Cómo se hace la evaluacióndel desempe- ño por experiencia calificada y la evalua- ción por desempeño destacado en docen- cia o extensión? las diferentes unidades académicas revelan un intento por aplicar literalmente la normativi- dad general, especialmente el Acuerdo 0111. • ¿Cuáles son las fuentes válidas de informa- ción y cómo las obtienen? • ¿Cómo se hizo el retorno del proceso a los profesores? • ¿Para la evaluación del desempeño profe- soral durante el año 2003 se tenia normati- vidad interna en la dependencia? 3. Se envía por escrito una invitación a cada unidad académica para que participe en el estudio, donde se le solicita a la administra- ción de cada dependencia y mediante su co- mité de evaluación una respuesta por escrito con sustentación oral. En dicha invitación se anexa el cuestionario de la entrevista y luego se acuerda con cada dependencia una re- unión, en la cual se reciben las respuestas. De igual manera se les solicita anexar los instru- mentos pertinentes utilizados para efectuarel proceso de evaluación. 4. Con el propósito de ordenar y clasificar la información se construyen cinco matrices en donde se consignaron las respuestas obteni- das a cada una de las cinco preguntas y se ini- cia el proceso de análisis. 5. El análisis indaga, entre otros aspectos, acerca del proceso de evaluación que se está implementando para evaluar el desempeño profesoral, tanto de la experiencia calificada como de la evaluación del desempeño desta- cado en docencia o extensión. Resultados De una revisión crítica de la normatividad vi- gente en materia de evaluación se evidencia una ausencia de regulación interna para pres- cribir las directrices que deben seguir las dife- rentes unidades académicas. Los informes de La evaluación del desempeño destacado en docencia o extensión, no tiene unas directri- ces claras emanadas desde las instancias su- periores de la universidad hacia las diferentes unidades académicas, desconociendo el Arti- culo 18 del Decreto 1279 de 2002. Al pare- cer, en la mayoría de ellas el procedimiento se realiza partiendo de los mismos parámetros utilizados para realizar la evaluación de la ex- periencia calificada y no diferenciándolos. Además, no se evidencia una diferenciación en la evaluación de las actividades relaciona- das con la docencia y aquellas relacionadas con la extensión. Asimismo, no existen evi- dencias claras sobre la interpretación y la apli- cación de la norma, entendida como un pro- ceso permanente encausado a conocer y mejorar el nivel de desempeño de los profe- sores. La intención de la normatividad es entendible en lo que se respecta a la evaluación profeso- ra¡, pero se queda corta a la hora de definirla, son deficientes, y en ocasiones nulos, los ins- trumentos que cada Facultad, Escuela o Insti- tuto, tiene para su aplicación. En general, la norma concibe la evaluación de los profeso- res más desde el punto de vista cuantitativo que cualitativo. Se evidencia un vacío en la producción de la normatividad interna con respecto al proceso de evaluación profesoral, con excepción de dos unidades académicas. De este modo, las unidades que no producen normatividad inter- na, se basan en la aplicación literal de la nor- ma en los aspectos más relevantes, presentán- dose variaciones con respecto a la evaluación para la asignación de puntaje en el desempe- ño destacado en docencia o extensión. Ello, evidencia que la norma general se queda cor- ta, cuando se dedica tiempo a la elaboración - Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 23 de una normatividad interna para dar cuenta de las condiciones específicas de cada Facul- tad, Escuela o Instituto. do, el proceso de evaluación debe ser analiza- do en detalle para ser transformado, para no seguir reproduciendo indefinidamente sus fa- lencias. No existe un sistema unificado de evaluación de las actividades de los profesores debida- mente definido, articulado y con retroalimen- tación. En tal sentido, las directrices de evaluación profesora¡ no están centradas en evaluar y mejorar la rigurosidad académica. De esta forma, son las diferentes Facultades, Escuelas o Institutos las que finalmente deben asumir los procesos de evaluación profesora¡ desde una forma empírica, sin que medie un ejercicio de reflexión académica que redunde en el progreso del desempeño profesora¡ y por consiguiente en el mejoramiento de la respec- tiva unidad académica. Además, el proceso de evaluación es desarticulado de las instan- cias administrativas superiores. Resulta notable la gran autonomía por parte de las diferentes unidades académicas para reali- zar el proceso de evaluación, pero a su vez existe insuficiente coordinación entre las ins- tancias universitarias; con lo cual el interés se centra en evaluar el cumplimiento de los com- promisos del profesor y no en indagar acerca de la calidad de los mismos. De acuerdo con la dinámica de las acciones cotidianas universitarias, la normatividad de la evaluación profesora¡ ha sido continua- mente reinterpretada, asumida y llevada a la práctica de diversas formas, tanto por las dis- tintas unidades académicas como por sus co- mités de evaluación e incluso por los mismos docentes; con lo cual se pasa de estar ante un proceso concebido para optimizar el desem- peño profesora¡ a un instrumento que sólo re- sulta útil para sumar o restar puntos. Los resultados de la evaluación del desempe- ño profesoral se ponderan de acuerdo con cri- terios que no provienen claramente de principios de calidad académica. En tal senti- Conclusiones Existen grandes vacíos en cuanto a la calidad y el contenido de la información suministrada por parte de las diferentes unidades académi- cas. Ello generó muchas dificultades y suscitó interrogantes acerca de las razones por las cuales varias unidades académicas no dieron respuesta del proceso de evaluación profeso- ral, a pesar de las reiteradas solicitudes de Asoprudea a cada una de las direcciones ad- ministrativas. La falta de reglamentación y claridad en los delineamientos de la administración central de la universidad ha originado una diversidad de interpretaciones y aplicaciones en la ma- yoría de las dependencias, lo que puede expli- car el poco interés y escaso compromiso en el proceso de evaluación profesoral. También es notable que varias dependencias, no acatan lo reglamentado para el proceso evaluativo, por ejemplo, carecen de comité asesor y no evalúan a los profesores no vinculados. Las carencias detectadas deben ser entendidas más como un problema de la Universidad por falta de una estructura sistémica en el proceso de evaluación, que únicamente de la Facul- tad, Escuela o Instituto que lo presenta. Se tra- ta de un problema que tiene que ver en muy buena medida con la necesidad de generar una cultura de la evaluación al interior de la comunidad universitaria. Para establecer la normatividad, así como para la aplicación del proceso de evaluación M desempeño profesora¡ no hay democracia, porque los profesores son ignorados en la mayoría de las dependencias. Dicha normati- vidad es producida unilateralmente en el ám- 24 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 bito de las instancias administrativas universi- tarias. El proceso, así visto se hace más com- plejo y está afectado por relaciones de poder, constituyéndose en un escenario de tensiones en el que se manifiestan innumerables postu- ras sustentadas en concepciones diversas, des- de las cuales se estructuran las prácticas de las actividades profesorales. Pero, la que más lla- ma la atención es la que vislumbra, en gene- ral, una complacencia de los profesores hacia el proceso, dando lugar a la inquietud ¿será que no les preocupa?. Superar esa compleji- dad requiere la participación de un trabajo interdisciplinario continuo y sistémico. Se observa la tendencia, por parte de las dife- rentes unidades académicas, a centrarse casi exclusivamente en lo dispuesto en el Acuerdo Académico 0111 para generarnormatívidad interna. A pesar de que el mencionado Acuer- do hace referencia a los Artículos 80 y 88 del Estatuto Profesora¡, los mecanismos diseña- dos por las unidades académicas no recogen los principios orientadores consignados en el mismo, originandb deficiencia o carencia de instrumentos que permitan valorar los indica- dores del desempeño del profesor de manera objetiva. El proyecto de Acuerdo Académico del 10 de febrero de 2005, por medio del cual se regla- menta la evaluación del desempeño profeso- ra¡, carece de aportes nuevos que contribuyan al mejoramiento del proceso de la evaluación profesora¡ de una manera sistémica, articula- da y participativa. Por el contrario, se reduce a un diseño con un contenido simple y se cons- tituye en un resumen del acuerdo académico 0111 de 1997. Dado que la evaluación profesora¡ está conce- bida como "un proceso permanente encauza- do a conocer y mejorar el nivel de desempe- ño de los profesores", queda planteado el reto de afianzar, redefinir y perfeccionar los meca- nismos que se han venido implementando en las diferentes unidades académicas para desa- rrollarlo y retroalimentarlo. Ello no debe ser un compromiso aislado entre las unidades académicas, ni desarticulado con la normati- vidad emanada de instancias superiores. Finalmente, este análisis deja abierto yen pers- pectiva un espacio por construir. Para su cons- trucción se requiere del concurso de todas las instancias universitarias involucradas en el proceso de evaluación. Recomendaciones La aplicación de la norma debe ser un proce- so democrático en donde la información sea acesible a todos los actores interesados en el proceso; lo cual no se evidencia al interior de las Facultades, Escuelas o Institutos. Con ello se estaría avanzando en el fortalecimiento de un auténtico consenso universitario para lo- grarequilibrio entre los intereses de los profe- sores y los intereses institucionales. Se requiere cualificar el proceso de evalua- ción del desempeño profesoral y abolir la uti- 1 ización de parámetros subjetivos por parte de los evaluadores. La evaluación debe partir de una puesta en común de sus objetivos entre los diversos actores involucrados en el proce- so. Para esto se requiere avanzar en la cons- trucción de instrumentos de evaluación reflexivos por parte de las diferentes unidades académicas, que generen espacios críticos de análisis del desempeño profesoral. Es importante afinar los instrumentos de eva- luación con indicadores de calidad y pertinen- cia en el marco del plan de desarrollo de la universidad, articulado al plan de desarrollo de la unidad académica; pues es claro que el plan de trabajo del profesor es el resultado de una concertación entre él y su jefe inmediato, coherente con dichos planes de desarrollo. Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 25 Además, debe indagarse acerca de las habili- dades y competencias de quien evalúa para determinar la calidad y pertinencia de los cri- terios de evaluación utilizados en tan comple- jo proceso, el cual debe ser realizado haciendo seguimiento de la calidad y el cum- plimiento del mismo. Con respecto al proyecto de Acuerdo Acadé- mico que derogaría el Acuerdo Académico 0111, la recomendación planteada es que debe mantenerse en tos "Considerandos" la definición y los propósitos de la evaluación profesora¡, de acuerdo con los Artículos 80 y 81 del Estatuto Profesoral. De igual manera, deben presentarse explícitamente varias con- sideraciones importantes del Instructivo que acompaña el Acuerdo, por ejemplo lo referen- te a la explicación de las fuentes válidas de in- formación para la evaluación del desempeño profesoral. Si se contara con un acuerdo bien definido, sería innecesario anexar un instruc- tivo para comprenderlo y aplicarlo Se requiere elaborar un instrumento que reco- ja la opinión de los profesores y estudiantes con respecto al proceso de evaluación. Ello con el fin de comprender e involucrar sus pun- tos de vista, conocer sus expectativas y obte- ner sugerencias para construir una propuesta más adecuada y eficaz. o 26 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 vav / / / LECTIVA Documental N ASOPRUDEA II 1: LA UNIVERSIDAD NACIONAL EN EL SIGLO XXI Marco Palacios Rozo* Ante la realidad del desarrollo mundial de la educación continua y de los pos grados, estamos obligados a revalorar las condiciones en que se otorga el título de pregrado.Quizás estemos "enseñando demasiado", entregando un profesional que supera los requerimientos del mercado y quizás menos preparado para la elasticidad del mundo ocupacional de nuestros días. Uno de los temas más importantes de nuestros días es cómo podremos adaptarnos a los cambios en el mundo yen la sociedad, que, a su turno, exigen reformas en la enseñanza que impartimos, en la investigación que desarrollamos, en la extensión que prestamos. Para abordar el tema, es menester subrayar aspectos específicos de la Universidad Nacional que la hacen única, diferente al resto de universidades colombianas, con las cuales, por supuesto, comparte muchos atributos fundamentales, en especial con las públicas. Desde 1867, la UN ha sido un elemento esencial en la lucha por alcanzar la modernidad. Esa especificidad permite entender mejor su presente y, por ende, proyectar el futuro de una manera razonable. Lejos de cualquier grandilocuencia, es comprobable el rol que acredita a la Universidad Nacional en la propuesta y realización de la igualdad y el laicismo, valores modernos por antonomasia. Al contribuir más que cualquier institución al desarrollo de las profesiones en el siglo XIX y primera mitad del XX, la UN desarrolló dos elementos esenciales de la modernidad: Ja profundización de la división social del trabajo y el afianzamiento de la movilidad social por la vía de la meritocracia. Sin profesiones y sin clases medias no se concibe el mundo moderno. Sin libre examen y sin igualdad de oportunidades para la realización individual, tampoco. Ese fue un momento definitorio de la relación de esta Universidad con el país. El segundo momento se da hacia 1936 con la reforma universitaria y los trabajos emprendidos dos años más tarde, que dieron lugar a ese maravilloso conjunto que se llamó la Ciudad Blanca o la Ciudad Universitaria, ubicada entonces en los extramuros de Bogotá. La UN se planteó como una ciudad del conocimiento en la cual todas las disciplinas, profesiones y escuelas profesionales Rector de la Universidad Nacional de Colombia. Apartes de la propuesta rector¿¡ Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia", del 30 de septiembre de 2003. Tomado de www.unal.edu .cp Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 29 pudieran habitar armónicamente el mismo campo. Ese soporte material expresa profun- das convicciones y creencias en el papel de las ciencias, las artes y las humanidades al servi- cio de una Colombia que ingresaba, entre es- peranzada y atónita, al mundo de las relacio- nes sociales realmente modernas. Hay un tercer momento en que la UN es pio- nera en el país. En la década del sesenta se plasmó en la UN una reforma institucional. Asumía explícitamente que la Universidad debía ser un instrumento al servicio de la na- cionalidad, el crecimiento económico y la democracia representativa. Tal instrumento debía ser eficiente y «moderno». En pos de es- tos propósitos habrían de redefinirse los mo- delos institucionales y acometerse una vasta reorganización interna. Enunciemos sumariamente sus elementos: a) Integrarla Universidad, es decir, demoler las murallas corporativas de las viejas Facultades. La Universidad se reorganizó unitariamente para cumplirlas tres tareas de docencia, inves- tigación y servicios a la comunidad, desempe- ñadas en una estructura con base en los Depar- tamentos, relativamente autónomos, cuyo pa- pel principal sería prestar servicios de investigación y enseñanza. b) Fortalecer un sis- tema de reclutamiento,evaluación y promo- ción del profesorado, bajo el principio de que la función docente debería estar ligada a la investigación e idealmente debía desempeñar- se en la modalidad de tiempo completo o de- dicación exclusiva. Meta relativamente exi- tosa, si vemos que en 1968 Colombia y Chile tenían el porcentaje más alto de profesores universitarios de tiempo completo en América Latina: 36,7°I y 37, 5 01° respectivamente. Hoy, el 74% de ellos es de tiempo completo y dedi- cación exclusiva, en contraste con el 24% de todo el sistema universitario. c) La Uni- versidad debía hacer menos rígidos los currículos, inculcando el espíritu investigativo y mejorando los servicios culturales y bibliote- carios. Además debía desarrollar un sistema de bienestar estudiantil de amplia cobertura. Legalizada la reforma, fue posible entonces acceder a los fondos del recién creado Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para desa- rrollar una ambiciosa infraestructura física, incluidas las megacafeterías y residencias es- tudiantiles. Paradójicamente, esta infraestruc- tura creó una ecología que promovió lo que se deseaba suprimir: la agitación permanente, la sobrepolitización y la interrupción de la mar- cha académica. Mala imagen y realidad El complejo residencias-cafeterías reforzó las ideas de extraterritorialidad de los campos universitarios. La muralla mental, y a veces física, levantada entre la Universidad y las calles y zonas adyacentes, magnificó ideo- lógicamente la dinámica política antiestatal, verbigracia, la propaganda armada de la gue- rrilla. De allí los ambientes conspiradores, de rumor, sospecha, recelo, aptos para el funcio- namiento de las redes informales de poder (profesoral, sindical, estudiantil) y el descrédi- to en que entraron las jerarquías formales. En 1967, el Estado enfrentó los movimientos estudiantiles universitarios con la supresión por decreto presidencial de todos los meca- nismos de representación estudiantil. Medida que cristalizó en un modelo de pugnacidad abierta, del que todos los actores saldrían per- diendo: el Estado, el movimiento estudiantil organizado y la institucionalidad de la univer- sidad pública. Eliminar ese corto circuito fue el objetivo fun- damental de sucesivas administraciones recto- rales. Éste era el requisito para encontrar una solución, una vía a la normalización, reforma y modernización de la Universidad. - 30 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 La descarga de la pugnacidad fue exitosa a comienzos de la década del ochenta en la Universidad Industrial de Santander y, poco después, en la Universidad del Valle. A me- diados de la década llegaría a la UN. Aunque las universidades públicas no están claramen- te estratificadas, ni tienen un centro dominan- te, lo que ocurra en la UN, dado su liderazgo indiscutible, puede ayudar a acelerar o conso- lidar procesos en marcha. La reconstrucción de la autoridad interna en la UN y la clarificación de los nexos entre la ins- titución y el Estado, así como cambios en la subcultura juvenil de los años ochenta, permi- tieron el retorno de la vida académica regular. Desde la reapertura de la UN en abril de 1985 a la fecha (segundo semestre de 2003) en la sede de Bogotá se han cursado todos los se- mestres programados. Algo parecido ha ocu- rrido en las demás universidades públicas. La estabilidad envió una señal tranquilizadora a las clases sociales que habían desertado años atrás, como se aprecia en el crecimiento de la demanda por cupos y la aceptación ge- neralizada de incrementos graduales y razo- nables de derechos de matrícula y otros derechos académicos. Reforma inevitable En las últimas décadas, estamos sujetos a otro tipo de retos: la globalización, la revolu- ción científica y tecnológica y la aparición avasalladora de la sociedad de la informa- ción convergen en un hecho histórico de gran amplitud. Las universidades pierden crecientemente el monopolio del conoci- miento, que pasa en muchos lugares a las empresas y a otras instituciones especializa- das en investigación. Y ahora la sociedad pide cuentas a la universidad en cuanto prestadora del servicio educativo. Con este panorama, veamos cuáles son los problemas que debe abordar la Universidad Nacional. Simultáneamente con el plantea- miento, ofreceremos propuestas al debate. Dada la velocidad de los cambios, la Univer- sidad necesita mucha más flexibilidad admi- nistrativa y académica. ¿Cómo hacerlo? En la larga marcha hacia la flexibilidad, o sea hacia la capacidad institucional, pedagógica y cog- nitiva que demuestre la Universidad para asi- milar y adaptarse a los cambios incesantes. Desde un ángulo académico, están dados los síntomas de fatiga institucional: rigidez y obso- lescencia de los planes de estudio, alta dura- ción injustificada de los estudiantes en las carreras, altísimas tasas de «mortalidad» estu- diantil. Creemos que la respuesta a estos problemas lleva a la reforma académica. ¿Por dónde empezar? Pensamos en el sistema de créditos. Actualmente, en la UN se rigen por el sistema de créditos 18 doctorados, 80 especial izacio- nes, 34 especialidades y 88 maestrías. Esta- mos en mora de aplicar este sistema a la totalidad de los 98 programas de pregrado. Los créditos facultan al estudiante para que fije la ruta y el ritmo de su travesía universita- ria de acuerdo con sus necesidades particula- res, sus disponibilidades. El sistema permite migrar de una carrera a otra, de una institu- ción a otra, de una ciudad a otra y, en Europa y Norteamérica, de un país a otro. Por sí mis- mo, introduce no solo la simplificación, sino la flexibilización curricular, ya que habrá asig- naturas de carácter obligatorio. Otro síntoma grave en la marcha académica es la alta repetición de asignaturas, que reper- cute en la deserción y la permanencia del es- tudiante. Por eso es importante revisar el examen de admisión y estudiar la convenien- Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 31 cia de establecer de nuevo el específico, se- gún las áreas de conocimiento. Soportes El crecimiento vertiginoso de los conocimien- tos en todas las áreas, la fragmentación del conocimiento, el manejo de grandes volúme- nes de información, son presiones reales que obligan a replantear el tema de la docencia. La Universidad debe poner más atención para que los laboratorios y las bibliotecas, integra- dos en un sistema nacional, ofrezcan soportes adecuados y suficientes. La prioridad de esta rectoría es la ampliación de estas infraestruc- turas, de suerte que puedan mejorar la calidad y ampliar la cobertura de los servicios. Para apoyar los proyectos académicos que la actual administración se propone desarrollar, la infraestructura y el desarrollo de las teleco- municacionesy la informática jugarán un pa- pel decisivo. Además se harán inversiones en las comuni- caciones telefónicas, Internet y el portal web para fortalecer los métodos de la llamada uni- versidad virtual, mejorar los procesos admi- nistrativos y la cobertura geográfica, y reducir los costos, la complejidad y el riesgo. Empleo del tiempo en el día y en el año La propuesta más controvertida, aparente- mente la más difícil de establecer, y la que ofrecerá, sin duda alguna, mayores resisten- cias, es la de reducir el tiempo que actualmen- te emplean los estudiantes para obtener su primer titulo universitario. Y aquí debemos ser claros: estamos rezagados, porque el debate ya se dio en la mayoría de países y universida- des del mundo. El planteamiento parte de la premisa del cono- cimiento continuo a lo largo de la vida que implica una revaloración del significado so- cial y peso cognitivo del primer grado univer- sitario. Hoy no se puede ofrecer el ingeniero definitivo, el médico definitivo, o el abogado definitivo, como se pretendía hace medio si- glo. Todo grado universitario se otorga reco- nociendo implícitamente un matiz importante de insuficiencia. Todo conocimiento es insu- ficiente.Por eso, ante la realidad del desarrollo mun- dial de la educación continua y de los posgra- dos, estamos obligados a revalorar las condiciones en que se otorga el título de pregrado.Quizás estemos «enseñando dema- siado», entregando un profesional que supera los requerimientos del mercado y quizás me- nos preparado para la elasticidad del mundo ocupacional de nuestros días. Es indispensable pensaren ampliar el número de horas laborables de 7a.m. a 10p.m. y en Medellín desde las 6a.m., y pasar de un régi- men semestral a uno trimestral. Actualmente se hacen dos semestres de 16 semanas lectivas cada uno, para un total de 32 semanas. De las restantes 20 semanas, unas siete corresponden a las vacaciones. Las otras 13 no tienen un trabajo académico definido y sus resultados son difíciles de valorar. En un sistema trimestral se programarían tres períodos de 14 semanas, para un total de 42 semanas al año. De las 10 restantes, se toma- rían siete para vacaciones y exámenes de ad- misión. Las otras tres separarían los períodos académicos. Las ventajas para los estudiantes serian: disminución del tiempo de duración de la carrera; si se pierden materias, el atraso será de un trimestre y no de un semestre; el estudiante tiene un menor número de asigna- turas por período académico. En cada trimes- tre el estudiante tendrá mayor intensidad de trabajo en menor número de materias, lo que 32 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 significa también menos pruebas intermedias y finales por período. En cuanto a los profesores, proponemos que organicen su trabajo por trimestres, de tal manera que en un trimestre tengan «alta)) asig- nación de cursos (tres a cuatro cursos teóricos o prácticos para un total de 12 a 16 horas por semana), un trimestre con asignación ((media» (dos a tres cursos, para un total de ocho a 10 horas por semana) y un trimestre sin asigna- ción decursos, que dedique a intensificar sus actividades de investigación, pasantías, exten- sión, consultorí4 o capacitación, de acuerdo con sus interese$ y las necesidades de la uni- dad a la cual pertenezca. Eso aumentaría la productividad del trabajo académico, en la medida en que cada año ten- drá un mayor número de semanas de trabajo formal orientado a un aprendizaje activo, constructivo y significativo que invite a la cu- riosidad y al descubrimiento, al desarrollo de la capacidad de asombro. Que dote a los estu- diantes con una disciplina intelectual bien ci- mentada para el autoaprendizaje en las diversas circunstancias en que se encuentre. Salto a la universidad de posgrados La UN puede plantearse razonablemente ser la mejor universidad de pregrados del país y tener los mejores estudiantes, profesores y egresados. Para realizar la misión actual de la UN, habremos de pasar de una manera más resuelta a la universidad investigativa'sin abandonar los elementos de la universidad profesional. Hay condiciones para dar el salto. Más que ninguna otra institución, la UN ha desarrolla- do los principios de la multidisciplinariedad, pese a la rigidez administrativa, a la osifica- ción en Facultades, a la rutina de muchos de- partamentos y unidades básicas. La UN tiene especialistas de primer nivel en áreas estraté- gicas del conocimiento. Ha formado comuni- dades académicas maduras, que llevan a lo largo de los años proyectos de investigación de amplio alcance y gran aliento. Y tiene una enorme capacidad y potencial para desarrollar maestrías y doctorados. Las acciones orientadas a mejorar la investiga- ción en la Universidad a lo largo de tres déca- das echaron las bases sobre las que descansan actualmente los programas de posgrado, al tiempo que apoyan las lineas de profundiza- ción de los pregrados. La investigación requiere financiamiento. Este viene por la vía del tiempo que la Universidad concede a sus profesores calificados con vo- cación y compromiso, y hace parte de la ca- rrera docente, del plan de capacitación del profesorado, de la dedicación exclusiva. En ciertos casos, con recursos propios, o con préstamos, o como contrapartida a préstamos de distintos organismos. La UN debe concebirse a sí misma con esas fortalezas y posibilidades como el gran centro nacional de doctorados del país. No hay otro camino, si quiere continuar jalonando la edu- cación superior de Colombia. Hace diez años, en el informe de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, propusimos contemplar la necesidad que tenía el país de formar 36.000 doctores e ingenieros de alto nivel. Eso, teniendo en cuenta la población, el nivel de desarrollo educativo y las necesida- des de una apropiación endógena de la cien- cia y la tecnología. El gobierno nacional acogió las conclusiones de la Misión, que en lo fundamental continúan siendo válidas. En la sociedad del futuro, la calidad y la perti- nencia del conocimiento serán fundamenta- les. Existe una oportunidad real para que la Universidad Nacional sea la formadora de los Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 33 profesores universitarios del país. Profesores que deberán tener un bagaje de conocimien- tos, destrezas y hábitos académicos propios de quien ha pasado por un doctorado. La UN propone al Estado colombiano y al sis- tema universitario un contrato para que los recursos de financiamiento de los doctorados, habida cuenta de los altísimo costos de prose- guir doctorados en el exterior, se canalicen a esta casa de estudios. Cambiar la UN para el país, no para la UN Son inmensas las dificultades para embarcar- se en cambios sustanciales como estos, y no sobra añadir que no todo cambio, por innova- dor que sea, representa necesariamente una mejoría. De un modo más preciso y claro, la idea fue expuesta por un hombre del Renacimiento de esta manera: ((Nada hay más difícil de tomar en nuestras manos, que requiera más pericia para conducir o que sea más incierto en sus resultados, que el tomar el mando para intro- ducir un nuevo orden en la cosas». Como Rector, me alienta la plena certeza de que los cambios aquí esbozados desbordan el térmi- no de la actual gestión rectoral. Nuestra ambición se limita a dejar encaminada una reforma de la UN al servicio de la nación co- lombiana del siglo XXI. o 34 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LA REFORMA ACADÉMICA Y LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN EN LA UN UN Periódico* Un debate mejor informado, como corresponde a la cuna de la universidad en Colombia, es la propuesta de este ensayo, que intenta responder a los interrogantes ya las suspicacias que ha generado ¡a formulación de cambios en la dinámica académica de ¡a Universidad Nacional. Cambios, por demás, necesarios para la estructura y los retos de ¡a actual sociedad colombiana. Sorprende que algunos críticos de la reforma académica propuesta por la Rectoría hayan planteado que ésta sacrifica la calidad de la formación ofrecida por la Universidad Nacional de Colombia. De las distintas reformas que ha emprendido la Nacional, la actual es, tal vez, una de las que considera de manera más integral y explícita las distintas dimensiones del modelo educativo en función de la búsqueda de la excelencia. Cada aspecto tanto de dicho modelo como de la organización académica ha sido evaluado con respeto a la tradición y vocación de la Universidad, pero con especial cuidado a incorporar de manera crítica los conceptos que transforman hoy en día a las mejores universidades en todo el mundo. Por lo anterior, consideramos oportuno sintetizar la propuesta de reforma en aquellos aspectos que influyen en la calidad de la educación que ofrece la Nacional, y así contribuir a un debate mejor informado Quienes plantean la preocupación por un posible deterioro de la calidad, parten de una premisa: la Universidad Nacional es la mejor universidad del país —algunos dirían que es lo más parecido que tenemos a una universidad en Colombia—, y mencionan, entre otras evidencias, los resultados de los Exámenes de Calidad de la EducaciónSuperior (Ecaes) que acaban de divulgarse. No discutimos que, en general, la Nacional aventaja a las demás en muchos aspectos, pero para evitar la superficialidad de un juicio de esta naturaleza, habría que precisar: ¿Mejor que quién y en qué? ¿Qué tan buena es si se tiene en cuenta la calidad de sus recursos fundamentales: sus profesores y sus estudiantes? ¿Qué tan buena es considerando su potencial? ¿Qué tan buena es con respecto a lo que el país necesita de ella hoy? ¿Qué tan buena es con respecto a lo que el país necesitará en las próximas décadas? Inherente a los académicos ya sus organizaciones es que no parecen sentirse nunca lo suficiente- mente buenos. MAS aún, cuando tienen el reconocimiento como líderes, están obligados a pensar Editorial del No. 65, octubre 24 de 2004. Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 35 en cómo ser mejores, en interpretar los retos y las oportunidades que otros no podrían apro- vechar, en considerar en forma propositiva el futuro. En la Nacional hay un importante mar- gen de mejoramiento de la calidad y hacia él apuntan las propuestas de reforma de la ac- tual administración. Reestructuración del pregrado Un punto de partida ineludible de la reforma es la preocupación por la pertinencia de la for- mación ofrecida. Es difícil minimizar la im- portancia de los cambios sucedidos en las últimas décadas. El conocimiento y las organi- zaciones sociales que lo conservan, renuevan y diseminan han alcanzado altos niveles de complejidad y han incrementado su valor so- cial como consecuencia de su inserción en esquemas de reproducción material de las sociedades. Los ciclos de renovación de los cuerpos de conocimiento se han acortado y el mundo del trabajo demanda cada vez, en for- ma más clara, conocimientos de frontera y competencias generales y específicas que fa- vorezcan la flexibilidad. Con este trasfondo, desde hace varios años, diversos sectores de la UN han propuesto la reestructuración y actualización de los pro- gramas de pregrado. En la última década se avanzó un poco en la superación del enci- clopedismo que tiende a recargar de conteni- dos los planes curriculares y las asignaturas. Sin embargo, la lógica con la que se conci- ben los programas y se diseñan el currículo y los cursos, tiende a atiborrarlos nuevamente, sin una clara distinción entre lo principal y lo accesorio. La excesiva duración de los pro- gramas no responde necesariamente a una consideración sobre la calidad, sino a la lógi- ca de composición fragmentaria del currícu- lo, más en función del docente y el territorio que le pertenece, y no de acuerdo con un perfil de formación que consulte las tenden- cias del mundo del trabajo y de la vida acadé- mica, y comprenda el alcance inevitablemen- te parcial del pregrado. La reestructuración académica en curso pue- de implicar, como uno de sus resultados, no como punto de partida, el acortamiento dife- rencial de las carreras. La reducción en el nú- mero de asignaturas y sus contenidos resulta- ría de un cambio en la forma de concebir, di- señar y gestionar los programas curriculares: se superaría la concepción de éstos como co- lecciones de feudos profesorales para pasar a una gestión integrada en función de objetivos de formación, expresados en términos de competencias y contenidos nucleares. En aras de la simplicidad, puede decirse que las carre- ras actuales incluyen un posgrado pero sólo otorgan título de pregrado. El pregrado de hoy no puede tener un carácter terminal: es sólo la fase de fundamentación de un proceso continuo de formación avanzada, que debe prolongarse a lo largo de la vida. Parte de la reducción en la duración de las carreras se deberá a la racionalización del tra- bajo de grado, que hoy se prolonga indebida- mente por dos razones: falta de comprensión de los alcances del pregrado y ausencia de un plan sistemático deformación del espíritu in- vestigativo y de las competencias asociadas a él desde el primer semestre. Ahora, y según la propuesta, en algunas carre- ras como las de Ingeniería, el estudiante reci- birá dos títulos en lugar de uno, pues en el término de la duración actual de los progra- mas podrá obtener el título profesional y uno de especialización. Así mismo, desarrollará un aprendizaje más pertinente, más acorde con el mundo actual, más adecuado para fun- damentar un proceso continuo de formación, sin sacrificar la profundidad. Cuando un estudiante se gradúa como profe- sional, es probable que más del 500/o de lo 36 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 aprendido durante la carrera haya sido supera- do, gracias a la labor investigativa de las gran- des redes científicas y culturales en el mundo. Si la formación está anclada en contenidos, el estudiante estaría desarmado frente ese proce- so de renovación del conocimiento. La forma- ción por competencias, lejos de trivializar la educación o bajarle el perfil, da más solidez al profesional, pues en ella, aunque se siguen asimilando los contenidos disciplinarios fundamentales, se hace énfasis en el método, en las capacidades de análisis, síntesis, forma- lización y creación asociadas a esos conteni- dos. El principal resultado del proceso forma- tivo es una capacidad más compleja de apren- dizaje. Esta concepción es lejana a la idea de formar mano de obra flexible y barata, como algunos han planteado. Con la reforma se pretende que el egresado de la Nacional tenga una for- mación más universal e interdisciplinaria, pero que conserve el énfasis crítico que la ha caracterizado desde siempre. Lo que hace cri- tico al profesional no es el volumen de los contenidos que acumula, sino un ambiente de formación, una masa crítica de pensadores y científicos que le transmiten los valores de la cultura académica y una actitud de libre exa- men; el rigor en la argumentación, la capaci- dad de sintetizar información de diferente na- turaleza, de mirar la realidad desde diferentes puntos de vista: nada de eso es contrario a la formación por competencias. Eso es precisa- mente lo que busca la reforma. En la estructura propuesta para los progra- mas curriculares se introduce una fase inicial de formación general, común a los estudian- tes de un área del conocimiento. Se ha dicho que dicha fase sacrifica tiempo para el apren- dizaje especializado y se constituye, de he- cho, en un intento de remediar las deficien- cias del bachillerato. En realidad la introduc- ción de esta fase busca enriquecer el perfil de formación con una experiencia interdisci- plinaria, un contacto temprano con otras for- mas de abordar un mismo objeto de estudio, la comprensión de otros lenguajes, lo que será importante en la vida profesional; desa- rrollar habilidades de lectura, escritura, argu- mentación y formalización a un nivel más elevado. La idea de que los estudiantes ingresen a un área del conocimiento tiene dos objetivos íntimamente relacionados. Por un lado, que el estudiante haga una mejor elección de ca- rrera, por el otro, que la universidad pueda ser aún más selectiva de lo que ya es. Se trata de que la elección libre e ilustrada, después de explorar diferentes carreras de una misma área, mejore las posibilidades de éxito y re- duzca la deserción, en la medida en que aumente la motivación del estudiante, lo que es tan importante como su nivel acadé- mico. La reforma le concede importancia especial a la docencia. Sobre una tradición valiosa de respeto por la autonomía del docente y del estudiante se considera necesario estructurar un marco de docencia que garantice la cohe- rencia del proceso de aprendizaje, genere una tensión hacia los resultados del mismo y hacia su mejoramiento continuo. Este cambio en la docencia supone que los profesores trabajen en equipo, en forma coordinada, compartien- do las experiencias y visiones para que sus estudiantes, en medio de la diversidad de perspectivas, desarrollen un sólido conjunto de competencias específicas y asimilen los conocimientosfundamentales. Cambios en la organización para fortalecer la comunidad académica [a reforma académica de una universidad tan compleja como la Nacional es un proceso de largo plazo, que se apoya en unas condiciones Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 37 sociales y de organización. La renovación de los programas curriculares y el fortalecimiento de los doctorados y la investigación exigen una redefinición del papel de las facultades y los departamentos y un ajuste en la carrera docente. En lo que sigue expondremos en qué consiste ese nuevo papel de las unidades aca- démicas, y dejamos para otra ocasión el tema de la carrera docente. Los departamentos son esencialmente comu- nidades de profesores que desarrollan su pro- ducción académica dentro de una disciplina. Su papel es mantener el proceso de comunica- ción, vigilar los estándares de producción y divulgarla. El departamento debe mantener un cuerpo docente de alto nivel, motivado y productivo. Por su parte, la facultad se encarga de los estu- diantes y los programas curriculares. Desde una visión más amplia que la del departamen- to, define los programas curriculares y vela por la calidad de los cursos que se ofrecen. Igualmente, está atenta a los estudiantes, se preocupa porque su experiencia educativa sea valiosa y culmine con éxito. Esta separación de funciones entre los niveles de organización de la Facultad busca, por una parte, garantizar mejores condiciones para la articulación de una comunidad académica, y por otra parte, generar un esquema de interacción entre los docentes y una instancia externa al departamento, y que se especialice en mejorar la docencia, que sería el caso de una vicedecanatura de pregrado. Este esque- ma de especialización sería el primer paso hacia la separación de la gestión del pregrado y la del posgrado. Con lo expuesto hasta aquí, es claro que hay una visión nueva de la Universidad, de su or- ganización y de sus programas curriculares. Lo peor que podría pasarle a la Nacional es que archive el caso, con un parde juicios, a la hora de la verdad, superficiales y con escaso o ningún fundamento en el cuerpo de conoci- mientos que sobre la educación y las organi- zaciones del conocimiento existe hoy en día. Eso mostraría la menos académica de las acti- tudes: rechazar algo sin haberlo siquiera com- prendido. 38 LECTIVA Medellín • Nos. 8-9 • 2005 PORQUÉ OPONERSE A LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Jorge Enrique Robledo* El argumento de que los catedráticos que sustituirán a los profesores de tiempo completo serán muy especializado(s) y (de) alta reputación, como los embellece e- rector, no significa que ese cambio no lesionaría lo que hoy es una de las grandes fortalezas de la Nacional: que un alto porcentaje de sus profesores sean de tiempo completo y dedicación exclusiva. Porque ningún grado de calidad de los catedráticos puede sustituir bien las funciones que cumplen los profesores de tiempo completo y dedicación exclusiva como fundamento de las universidades de alto nivel, y más a la hora de investigar. La decisión del rector de la Universidad Nacional de Colombia, Marco Palacios Rozo, de .reorganizar y reorientar nuestras instituciones en consonancia con los desafíos del presente"', para "adaptarnos a los cambios del mundo de hoy"', transformaciones que en el otro documento básico de su propuesta se dice que son las de la llamada "globalización", debe interesarnos a todos los co l ombianos. Porque cada vez se entiende mejor la importancia del conocimiento en la prosperidad de las naciones, porque la Nacional es el principal centro de educación superior del país y porque sus decisiones suelen ejercer una gran influencia sobre las demás universidades públicas colombianas. Yen mi caso el derecho de opinar se convierte en un deber, en razón de que durante 26 años fui profesor de tiempo completo en su Sede de Manizales. El siguiente análisis, que no agota el tema ni toca todos los aspectos en debate, se dividirá en cuatro partes: 1. Los aspectos de la reforma que pueden compartirse, aunque les quepan reparos o advertencias. 2. La posición de los reformadores sobre el tipo de país que debe generar el proyecto globalizador, al que, según ellos, debe adecuarse la Universidad. 3. El problema financiero de la Nacional. 4. Las propuestas que de ninguna manera pueden aceptarse, porque conspiran contra * Tomado de www.moir.org.co/roblcdo.php . Fechado el 23 de febrero de 2005. 1 Palacios, Marco, Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional, Bogotá, 30 de septiembre de 2003. 2 Ibid. 3 villa, Leonardo. La reforma académica que requiere la Universidad Nacional de Colombia, Rectoría, Bogotá, 2004. Medellín • Nos. 8-9 • 2005 LECTIVA 39 la esencia misma de una institución de educación superior de alto nivel, y más tratándose de la Universidad Nacional de Colombia. 1. Lo que puede aceptarse con ciertas condi- ciones No debe generar resistencias que la Univer- sidad le dé una mayor importancia a la inves- tigación y las especializaciones y, en espe- cial, a los doctorados. Pero desde ya hay que advertir que es inaceptable que se ofrezcan programas mediocres para echarse al bolsillo unos pesos o que, en este yen todos los ca- sos, una idea correcta se use para impulsar otras que no lo son. Puede ser plausible trabajaren el desarrollo de las llamadas competencias básicas para Ja vida académica, tales como argumentación, escritura, lectura crítica, aprendizaje en equi- po'. Mas aquí el pero es muy grande, porque el énfasis en ellas se propone para sustituir la formación básica que deben recibir los estu- diantes. Aunque con la concepción ya se ha trabajado en la Nacional por décadas, es positivo que se refine la idea de estructurarla por facultades que articulen diversas disciplinas o profesio- nes que compartan regiones de la realidad, en las que los profesores se organicen principal- mente por departamentos (campos de conoci- miento) y los estudiantes por programas curri- culares o carreras. Tampoco debiera tener objeciones la existencia de institutos, proyec- tos y líneas de investigación. La tesis de que debe controlarse el tamaño y complejidad de los trabajos de grado de las carreras, así como su tiempo de realización, no tiene porqué usarse para afectar negativa- mente la iniciación de los estudiantes en la in- vestigación ni la calidad de los programas que se imparten. El empleo del sistema de créditos puede servir para medir el peso de cada asignatura en el tra- bajo del estudiante, lo que resulta útil de varias maneras. Pero los créditos también pueden tener el propósito condenable planteado en el TLC de facilitar la conversión de la educación superior en una mercancía destinada a ser controlada por las transnacionales del sector, cuya mayor presencia en el país, según los documentos de la reforma, hace parte de ten- dencias inevitables5. Y puede compartirse la idea de diferenciar entre gobierno académico y administración universitaria, de manera que en el trabajo del rector y los decanos gane importancia su de- dicación a los asuntos académicos. Pero al respecto hay que advertir que la administra- ción debe quedar sometida a los intereses y al poder colegiado de la academia y no al revés, riesgo que es mayor donde las concepciones neoliberales predominan, pues puede condu- cir al empleo de criterios vulgarmente geren- ciales y autoritarios que lesionen el derecho de agremiarse y las libertades de cátedra e in- vestigación. 2. Silencio explicable Mientras el documento firmado por Marco Palacios suaviza el origen de la reforma, el que redactó el asesor externo Leonardo Villa, "con base en los lineamientos" del rector, sí plantea con toda franqueza que de lo que se trata es de adecuar la Universidad Nacional de Colombia al mundo neoliberal, aunque, como es de esperarse, no emplea esta conno- 4 Villa, op. cit., p. 51. 5 ¡bid, p. 23.
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