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Di r ecci ó n:Di r ecci ó n: Biblioteca Central Dr. Luis F. Leloir, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Intendente Güiraldes 2160 - C1428EGA - Tel. (++54 +11) 4789-9293 Co nta cto :Co nta cto : digital@bl.fcen.uba.ar Tesis de Posgrado Participación del estriado de la rataParticipación del estriado de la rata en los mecanismos de la analgesiaen los mecanismos de la analgesia endógenaendógena Belforte, Juan E. 2003 Tesis presentada para obtener el grado de Doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la Biblioteca Central Dr. Luis Federico Leloir, disponible en digital.bl.fcen.uba.ar. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente. This document is part of the doctoral theses collection of the Central Library Dr. Luis Federico Leloir, available in digital.bl.fcen.uba.ar. It should be used accompanied by the corresponding citation acknowledging the source. Cita tipo APA: Belforte, Juan E.. (2003). Participación del estriado de la rata en los mecanismos de la analgesia endógena. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3663_Belforte.pdf Cita tipo Chicago: Belforte, Juan E.. "Participación del estriado de la rata en los mecanismos de la analgesia endógena". Tesis de Doctor. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. 2003. http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3663_Belforte.pdf http://digital.bl.fcen.uba.ar http://digital.bl.fcen.uba.ar http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3663_Belforte.pdf http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3663_Belforte.pdf mailto:digital@bl.fcen.uba.ar Tesis Doctoral Participación del estriado de la rata en los mecanismos de la analgesia endógena Autor: Lic. Juan E. Belforte Director: Dr. Jorge H. Pazo Laboratorio de Neurofisiología, Departamento de Fisiología y Biofisica, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Exactas y Naturales 3 6 6 3 Buenos Aires, octubre de 2003 Para Ani Los resultados que se presentan en la sección l y II han sido parcialmente descriptos en la Tesis de Licenciatura titulada “MODULACIÓN DEL REFLEJO NOCICEPTIVO DE APERTURA BUCAL POR EL ESTRIADO DE LA RATA”, tesista: Juan E. Belforte y dirigida por el Dr. Jorge H. Pazo. AGRADECIMIENTOS........................................................................... .. RESUMENENCASTELLANO................................................................ .. RESUMENENINGLÉS......................................................................... .. INTRODUCCIÓN............................................................................... .. Los ganglios de la base Organización anatómica y neuroquímica 6 Aspectos fisiológicos de los ganglios de Ia base 9 Funciones motoras de los ganglios de la base 10 Funciones cognitivas de los ganglios de Ia base 11 Funciones autonómicas 13 Funciones sensoriales 14 Nocicepcióny dolor Generalidades 15 Tipos de Dolor 15 El dolor y su rol fisiológico 16 Los Nocioeptores 17 El Asia Dorsal 19 Vías Asoendentes 21 Sistemas de analgesia endógena 23 Participación de los ganglios de la base en lafisiología del dolor Evidencias neuroanatómicas 25 Evidendas electrofisiológicas 26 Evidencia funcional en humanos 27 Evidencias clinicas 28 Evidencia farmacológica y oomporiamental 29 OBJETIVOS............................... .. SECCIÓN 1 Introducción 32 Objetivos 34 Materiales y métodos Animales 34 Estimulación de la pulpa dental 35 Registro EMG del múscqu digástrioo 35 Medición del RAB 36 Transacción de la pulpa dental 37 Estadistica 37 Resultados 36 Conclusiones 40 SECCIÓN n Introducción 41 Objetivos 42 Materiales y métodos Animales 42 Estimulación eléctrica del estriado 42 Estimulación quimica del estriado43 Análisis de los datos 44 Estadistica 44 ONU'IDW 41 Histología 44 Resultados Efectos dela estimulacióneléctrica del minado 45 Efectos dela estimulaciónquimica del estriado 47 Conclusiones 50 SECCIÓN 111.... Introducción 52 Objetivos 53 Materiales y métodos Animdes 54 Registrodela adividad neuronal 54 Caraderízadón de Im neuronas del NEfc 54 Análisis de los da‘os 55 Estimulaciónestrías! 56 Diseño erqaerimentd 56 Histdogia 57 Estadistica 57 Resultados Caraderístims generales de las neurona nodoeptivasdel NEI'c 58 Respuesta neuronal ala estimulacióndela pulpa dental 59 Inhibiciónestriatd de la respuesta evoaada por el estímqu nocioeaivo 59 Características generales de las neuronas del núdeo motor del trigérnino 62 Efedo estridal sobre la actividadesporíanea y evocada en neuronas del MoTy NETc 64 Modulaciónestn'dal de aferencias no nooioeptivas 64 Conclusiones 65 CONCLUSIONESGENERALES............................................................... .. 67 BIBLIOGRAFÍA 69 AEHMEEIMIEIÏIIS A mijefe, por permitirme crecer en el laboratorio, por enseñarme, por el afecto que recibí todos estos años. A Gustavo, por sus ganas, sus consejos y su apoyo constante. A Luis, por mostrar su camino. A Bery (ini/le, por el empuje, las ganas, la responsabilidad y por dejar que enseñey aprenda con ellas. A l'ernana'o, Gregorio, Mariano, Kuei,por compartir conmigo comidasy papers... alegrías y frustraciones. y principalmente a todos ellospor e/ efectoque siempreme brindaron. Resumen Los ganglios de la base están constituidos por una serie de núcleos subcorticales bilaterales que forman un circuito altamente interconectado; poseen una estrecha relación anatómica y funcional con el tálamo y la corteza cerebral y han sido clásicamente involucrados en el control de la función motora. Los componentes principales de los ganglios de la base son el globo pálido, la sustancia negra, el núcleo subtalámico y el estriado. Este último es el principal núcleo de entrada de información a los ganglios de la base. Recibe aferencias glutamatérgicas excitatorias, topográficamente organizadas de prácticamente toda la corteza cerebral y varios núcleo talámicos. A su vez, la sustancia nigra pars compacta ejerce, mediante la proyección dopaminérgica nigroestriatal, un papel regulatorio sobre la actividad del estriado. Recientemente han surgido evidencias electrofisiológicas, comportamentales, bioquímicas y clinicas que sugieren la participación de los ganglios de la base en la nocicepción y específicamente en los mecanismos de modulación del dolor. Es asi que, con el objeto de ampliar los conocimientos referentes al rol funcional de los ganglios de la base en la neurofisiología del dolor, el objetivo de esta tesis doctoral fue el de estudiar la participación del estriado de la rata en el control de la nocicepción y los mecanismos de analgesia endógena. Para ello trabajamos sobre un modelo de dolor que caracterizamos y validamos: el reflejo de abertura bucal evocado por la estimulación nociceptiva de los incisivos inferiores en ratas anestesiadas. Empleando dicho modelo, pudimos demostrar que la activación tanto eléctrica como química (mediante microinyecciones intraestriatales de glutamato) de determinadas regiones del mismo resulta en una disminución significativa en la amplitud del reflejo. Por medio de registros extracelulares de neurona única (single unit) en los núcleos motor y sensorial del trigémino se pudo analizar el efecto inhibitorio del estriado sobre neuronas de la via del reflejo. De esta manera, demostrarnos que el efecto inhibitorio generado por la estimulación del estriado se debe a la modulación de las aferencias sensoriales y no a un efecto motor, como podría esperarse al tratar con los ganglios de la base. El análisis conjunto de los resultados expuestos en esta tesis nos lleva a considerar fuertemente la participación de los ganglios de la base en la modulación del dolor y en los mecanismos de analgesia endógena. De esta manera, losganglios de la base no solo estarían involucrados en la coordinación e integración de la función motora con aspectos motivacionales y afectivos; sino que además, podrían promover respuestas fisiológicas adaptativas consecuentes con el plan motor seleccionado. La activación de los mecanismos de analgesia endógena podría formar parte de este proceso. Modulation of NoxiousSensory lnputs by the Striatum in the Rat Abstract 'l'he basal ganglia consist of a number of highly interconnected nuclei that conform a closed cortico-basal ganglia-thalamo-cortical loop. The principal components of the basal ganglia are the striatum, the globus pallidus, the substantia nigra and the subthalamic nucleus. The most abundant inputs to the basal ganglia arise from the cortex in the form of topographically organized excitatory glutamatergic cortico-striatal projection. Dopamine, released from endings of neurons that are located in the substantia nigra pars compacta, modulates the activity of striatal cells and therefore of the whole circuit. The involvement of the basal ganglia in motor functions has been well studied. However, several lines of evidence have implicated the basal ganglia with autonomic, afl‘ective and cognitive function. In addition, recent electrophysiological, phannacological, behavioral and clinical experiments indicate that the basal ganglia also process noxious somatosensory information. The basal ganglia receive noxious somatosensory inputs from several sources such as the cerebral cortex, intralaminar nuclei of thalamus, raphé nuclei and amygdala. The noxious inputs produce activation or inhibition of a high proportion of the striatal, globus pallidus and substantia nigra neurons in anesthetized animals. Studies made in human volunteers have demonstrated that thermal painful stimulation of the hand increased the blood flow within the contralateral striatum. In addition, many patients with Parkinson diseases eomplain of pain dysfunetions not related to the motor disturbances. The objective of my doctoral thesis was to determine whether the striatum could be involved in the modulation of nociceptive inputs. We worked with 300-450 g Sprague-Dawley rats anesthetized with urethane 1.2 g/kg and s.c. local anesthetic, in which painful responses were evoked by electrical stimulation of the tooth pulp of lower incisors. The jaw opening reflex was measured as the peak to peak amplitude of the electromyographic response evoked in the digastric muscle by means of bipolar Stainless steel twisted electrodes. The head of the animals was fixed to a stereotaxic frame and difl‘erent regions of the striatum were electrical or chemical stimulated during the experiments. In addition, in a second set of experiments extracellular single unit activity was recorded by mean of glass microelectrodes (l-lOMQ), filled with 2% Pontamine Sky Blue in 2M NaCl. Spontaneous neural activity and evoked by dental nociceptive stimulation was recorded within the spinal trigemínal nucleus pars eaudalis and motor trigeminal nucleus and off-line quantified using post-stimulus time histograms. The striatum was stimulated with a mieroinjection of glutamate (82 nmol/0.5 pl). The present study demonstrates that unilateral electrical and chemical stimulation of some regions of the medial striatum (between bregma +0.] and +0.6 approximately) could inhibit the nociceptive reflex.. The activation of striatal neurons mainly inhibited the responses evoked by tooth pulp stimulation in second order neurons of the sensory trigeminal nucleus without affecting the motor response directly. In conclusion, our results provide evidence that the striatum is involved in the modulation and control of nociceptive inputs and suggest an involvement of the striatum in the regulation of endogenous analgesic systems. o LOS GANGLIOS DE LA BASE Organización anatómica y neuroquímica. IHÏIIIIIIIIEEIÚII Los ganglios de la base están constituidos por una serie de núcleos subcorticales bilaterales que forman un circuito altamente interconectado; poseen una estrecha relación anatómica y funcional con el tálamo y la corteza cerebral y han sido clásicamente involucrados en el control de la función motora En los humanos y primates, se consideran como integrantes de los ganglios de la base a los núcleos caudado, putamen (que en roedores constituyen una masa única llamada estriado figura 1), el globo pálido (segmento externo e interno), el núcleo subtalámico de Luys y la sustancia negra (pars compacta y reticulada). Desde, el punto de vista anátomo-fimcional, los ganglios de la base establecen un circuito de retroalimentación con la corteza cerebral, en donde la información cortical es procesada por los ganglios de la base y posteriormente reenviada y redireccionada a la corteza a través del tálamo (Graybiel, 1995; Wise y col., 1996; Mink, 1996, figura 2). El estriado es el principal núcleo de entrada de información a los ganglios de la base, mientras que el segmento interno del globo pálido (núcleo entopeduncular en roedores) y la sustancia negra pars reticulada constituyen los denominados núcleos de salida. La transferencia de información desde el estriado a los núcleos de salida se da a través de dos vías posibles, una mediada por la proyección directa de neuronas estriatales a los núcleos de salida (sustancia negra reticulada / entopeduncular) y otra indirecta mediada por conexiones entre el estriado, globo pálido externo (globo pálido en roedores), núcleo subtalámico y núcleos de salida (figura 2). Otra aferencia de gran importancia funcional para los ganglios de la base está inervaciónconstituida por la dopaminérgica proveniente de la sustancia negra compacta (Parent y GPv Ep NST SNr Figura 1 Corte sagital del cerebro de una rata. - A A l. glu I GABA GAB SNC SPI Din ¿W gluC'u glu l‘ I v i STN SNrIEP V 4 excitatoria gm ' l 4 inhibitoria sfisbggfitiucgalás Figura 2 Esquema simplificado del circuito de los ganglios de Ia base. Enc: encefalina, DA: dopamina, Din: dínorfina, GABA:ácido y-aminobutín’oo, glu: glutamato, GP globo pálido, SP: sustancia P, SNr sustancia negra reticulada introducción 7 Hazrati, 19953, b; Bolam y col, 2000). El estriado es la mayor de todas las estructuras de los ganglios de la base y debe su nombre a que se encuentra atravesado por fibras corticofugales que en cortes sagitales aparecen como estrías (figura l). A nivel histológico, el estriado está formado por diferentes tipos celulares distinguibles entre sí según la presencia de espinas dendríticas, el tamaño y forma de su soma. Aproximadamente el 95% de las neuronas de este núcleo presentan un soma ovoide de unos lS a 20 um de longitud con 4-7 dendritas que en sus extremos distales presentan un gran número de espinas (Kemp y Powell, 1971; Kitai y col., 1976; Dray, 1979). Estas neuronas reciben el nombre de neuronas espinosas medianas, utilizan GABA como neurotransmisor y constituyen las neuronas de proyección del estriado (Ribak y col, 1979; Oertel y Mugnaini, 1984). El 5% restante de las neuronas estriatales lo conforman diferentes tipos de intemeuronas. Como ya se mencionó, el estriado es el principal núcleo de entrada de información a los ganglios de la base, recibe aferencias de prácticamente toda la corteza cerebral, de los núcleos intralaminares del tálamo (central lateral, paracentral, centromediano y parafascicular), de la sustancia negra compacta, (vía dopaminérgica nigroestriatal), del núcleo pedúnculo-pontino, del núcleo del rafe dorsal, así como aferencias periféricas (Yasui y col., 1987; Lapper y Bolam, 1992; Bernard y col., 1992; Grunwerg y col., 1992; Shinonaga y col., 1992; Corvaja y col, 1993; Newman y col., 1996). Las aferencias corticales se originan principalmente en las cortezas sensitivo-motora, prefrontal, motora suplementaria y Visual. A su vez, el estriado proyecta principalmente sobre la sustancia negra reticulada y el globo pálido. Las aferencias talárnicas y lascorticales son excitatorias, siendo los neurotransmisores involucrados el glutamato y el aspartato (McGeer y McGeer, 1976; Divac y col., 1977; Fuller y col., 1987). Estas últimas son bilaterales, a predominio unilateral, y determinan tres territorios diferentes en el estriado, los cuales se transcriben a través de sus proyecciones, al resto de los ganglios de la base. Estos son los llamados territorios sensitivomotor, asociativo y límbico (Albin y col., 1989; Alexander y col., 1990, figura 3). El primero se origina en las cortezas motoras prefrontales y en las áreas sensoriales Figura 3 Esquema de la proyección cortico-estriatal de los tem'ton‘os línbico (LI),motor (MO)y asociativo (AS) al caudado (cd), putamen (pu), tubércqu olfaton'o (to) y núcleo accumbens (ac), parietales para terminar en el putamen y en la región dorsolateral del caudado (región dorsolateral del estriado). Está inlnxlucción 8 relacionado con las funciones motoras de los ganglios de la base. El territorio asociativo recibe aferencias a partir de las cortezas asociativas frontales, parietales y temporales, que se proyectan principalmente hacia el caudado y en menor proporción al putamen rostral. La información procesada en este subcircuito de los ganglios de la base estaría relacionada con procesos cognitivos y comportamentales. El territorio limbico está determinado por aferencias de la corteza limbica, del hipocampo y de la amígdala que aniban al estriado ventral (núcleo accumbens, la región inferior del estriado y el tubérculo olfatorio). Este circuito es considerado como la interfase limbico-motora, a través del cual el primero se puede expresar. De esta manera, la información cortical es reorganizada y procesada por los ganglios de la base a través de esta serie de subcircuitos en paralelo capaces de interactuar entre si para reingresar a la corteza a través del tálamo. El globo pálido es la estructura filogenéticamente más antigua de los ganglios de la base. Al igual que el estriado, está subdivido en dos: el globo pálido externo y el interno. Este último se encuentra inmerso en la cápsula intema en los no primates y en éstos recibe el nombre de entopeduncular, mientras que al globo pálido externo se lo denomina simplemente globo pálido (y de ahora en adelante). El globo pálido es un núcleo de interconexión dentro de los ganglios de la base, mientras que el globo pálido interno es el otro núcleo de salida, siendo fiJncionalmente equiparable a la sustancia negra reticulada ya que posee conexiones similares hacia el tálamo y otros núcleos del tronco encefálico (Yelnik, 2002). La sustancia negra se encuentra ubicada en el mesencéfalo ventral y se la subdivide en dos zonas citoarquitectónica y funcionalmente diferentes: la sustancia negra reticulada y la compacta. La primera es uno de los llamados núcleos de salida de los ganglios de la base y utiliza GABA como neurotransmisor. Proyecta hacia diferentes núcleos del tálamo (núcleos ventral lateral, ventral anterior, centro mediano), así como también hacia otros estructuras del tronco encetïtlico (colículo superior, formación reticulada, etc). Por su parte, la sustancia negra compacta proyecta fundamentalmente al estriado dando lugar a la vía nigroestriada, si bien ramas colaterales de estas neuronas alcanzan a] resto de los ganglios de la base. Las neuronas de la sustancia negra compacta forman parte de los sistemas dopaminérgicos ascendentes clasificados por Dahlstrom y Fluxe (Dahlstrom y Fuxe, 1964; Fluxe y col., 1974) como A8 (gmpo retrorubral), A9 (sustancia negra compacta) y A10 (área tegmental ventral). Las neuronas de este último sistema envian sus axones preferentemente al estriado ventral y la corteza prefrontal. La vía nigroestriada asciende por el haz prosencefálico medial; las fibras que la componen son finas, poseen varicosidades y se distribuyen ampliamente por el estriado (Smith y Kieval, 2000). Por medio de la microscopía electrónica se pudo establecer que las terminaciones dopaminérgicas forman contactos sinápticos simétricos con las espinas dendríticas de las neuronas estriatofugales sobres las cuales actúan (Bouyer y col, ¡984; Smith y Bolam, 1990). inlrmlucción 9 La clasificación de los receptores para dopamina comenzó a mediados de los 70 con los trabajos de Kebabian y col., en los cuales caracterizaron fannacológicamente dos tipos de receptores dopaminérgicos denominados Dl y D2 (Kebabian y Greengard, l97l', Kebabian y col, ¡972; Kebabian y Saavedra, 1976; Kebabian y Calne, 1979). Posteriormente, y con el advenimiento de las técnicas de biologia molecular, pudieron clonarse y caracterizarse 5 tipos de receptores diferentes, denominados Dl, D2, D3, D4 y D5 (Sokoloffy col., 1990; Van Tol y co|., l99l', Swarzenski y col., 1994). Todos ellos pertenecen a la familia de receptores acoplados a proteína G. Los Dl y D5 comparten caracteristicas moleculares, farmacológicas y funcionales y por lo tanto se los agrupa en la subfamilia del tipo D]. Algo similar ocurre con los receptores tipo D2, esta subfamilia incluye a los D2, D3 y D4 cuyo miembro prototípico es el D2 y de allí el nombre de la misma (Sealfon y Olanow, 2000). Los 5 tipos de receptores se encuentran presentes en los ganglios de la base si bien la distribución de los mismos no es homogénea, por ejemplo los receptores Dl y D2 se expresan en mayor cantidad en el estriado mientras que el D3 lo hace en el estriado ventral (Curran y Watson, Jr., 1995; Le Moine y Bloch, 1995). La importancia de la vía dopaminérgica en el fiJncionamiento de los ganglios de la base se manifiesta claramente a través de la enfermedad de parkinson. Esta es una enfermedad neurodegenerativa en la cual se observa una marcada disminución de los niveles de dopamina estriatal como consecuencia de la degeneración selectiva de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra compacta (Hirsch y col., 1992; Graybiel y col., 1994; Marsden y Obeso, 1994; Brooks, 1995; Wichmann y DeLong, 1996; Hirsch y col., 2000). Esto genera graves alteraciones funcionales en los ganglios de la base, que se manifiestan clínicamente por una triada constituida por hipoquinesia-bradiquinesia, rigidez y temblor de reposo, a los que se les agregan trastornos posturales. La aparición de este síndrome hipoquinético se observa cuando los niveles de dopamina estriatal ya han descendido un 80% aproximadamente. Si bien esta enfermedad cursa con alteraciones motoras, que resultan sumamente invalidantes para el paciente, como veremos más adelante, éstas no son las únicas manifestaciones de la patología. Aspectos fisiológicos de los ganglios de la base Los ganglios de la base han sido clásicamente relacionados con el control de la fimción motora (Parkinson, 1817; Wilson, 1912; Purdon-Martin y Alcock, 1934). Esto se debe en buena medida a que las principales patologías relacionadas con los ganglios de la base se manifiestan clínicamente a través de signos motores. Algunas de ellas se caracterizan por ausencia o lentitud en la realización de movimientos (por ejemplo el parkinsonismo), mientras que en otras, como la corea de Huntington o el hemibalismo, ocurre lo contrario y aparecen movimientos involuntarios descontrolados. Por otro lado, evidencias comportamentales obtenidas a partir de estudios en animales han relacionado a los ganglios de la base con funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje (Mitchell y Hall, 1988; Brown y Marsden, 1990; Kimura, 1995). A su vez, otros estudios han relacionado a los ganglios de la base con aspectos motivacionales y atencionales del comportamiento (Cools, 1986; Garcia-Rill, 1986; Berridge y Cromwell, ¡990), algo que también ha podido ser observado en pacientes con patologías de los ganglios de la base en los que se han descripto afasias y deficit atencionales (Morris y col., 1988; Owen y col., 1992). Por otro lado se ha involucrado a los ganglios de la base en el control del sistema nervioso autónomo (Quadri y col., 2000; Pazo yBelforte, 2002). Es asi que el estriado cumpliría funciones motoras, cognitivas, atencionales, autonómicas y recientemente se ha sugerido su relación con los mecanismos de analgesia endógena y la modulación del dolor. Funciones motoras de los ganglios de la base El aspecto fimcional de los ganglios de la base más estudiado y mejor comprendido es sin duda la participación de los mismos en la filnción motora. Se los ha vinculado con diferentes aspectos de esta actividad, desde la iniciación hasta el planeamiento de los movimientos. Ajustes posturales: han sido descriptas neuronas en el putamen y el globo pálido que se activan junto con la musculatura axial durante la realización de cualquier tipo de movimiento (Crutcher y DeLong, 1984a). Esto se ha considerado indicativo de su participación en los ajustes posturales que ocurren durante el movimiento, observaciones que se ven confirmadas en cierta medida por las alteraciones posturales que se observan en los enfermos de parkinson (DeLong, 1983; Wichmann y DeLong, 1993). Ejecución de movimientos: se los ha involucrado en la ejecución de los movimientos ya que mediante registros electrofisiológicos se ha observado que gran parte de las neuronas de los diferentes ¡miembrosde los ganglios de la base se activan durante el movimiento o en relación a éste (DeLong y col., 1983; Georgopoulos y col., 1983; Alexander y DeLong, 1985; Wichmann y col., 1994). Por ejemplo, mediante registros realizados en monos entrenados se evidenció que gran parte de las neuronas del putamen se activan junto con el movimiento de los miembros contralaterales (Crutcher y DeLong, l984b). Sin embargo, su intervención se limitan’aa codificar la dirección y/o el contexto en el que se realizan los mismos, ya que no codifican parámetros motores elementales como la fiierza o dirección que llevan. Por otra parte, se ha demostrado en estudios realizados en humanos mediante técnicas no invasivas tomografia de emisión de positrones (PET) que el caudado/putamen se activa con la realización de movimientos complejos (como tocarse la punta de los dedos de unos con otros siguiendo una secuencia preestablecida dificil) y no con patrones simples (presionar el pulgar contra el índice de manera repetida) (Brooks, 1995; Jahanshahi y col., 1995). Ejecución automática de planes motores: su colaboración en este tipo de actividad se dedujo a inlnxlucción l l partir de la deficiencia que tienen ciertos pacientes con lesiones en los ganglios de la base. Durante el aprendizaje de planes motores, por ejemplo conducir un automóvil, el individuo tiene su atención puesta en la ejecución de los mismos, una vez aprendidos, los realiza automáticamente sin centrar su atención en ellos. La lesión de los ganglios de la base lleva a que los pacientes dejen de realizar estos movimientos automáticamente, y deban ejecutarse como cuando se inició el aprendizaje, lentos e imprecisos (Dick y col., 1986). Movimientos simultáneos: las personas que padecen enfermedad de parkinson son incapaces de realizar movimientos simultáneos como pararse y al mismo tiempo dar la mano para saludar. Esto se atribuye a que el paciente no puede ensamblar adecuadamente las subrutinas motoras para ejecutar esos movimientos (Benecke y col., 1986; Marsden y Obeso, 1994). Planeamiento motor: esta sigue siendo la función más controvertida de los ganglios de la base, debido a que no ha sido posible demostrar experimentalmente que el putamen o el globo pálido se activen antes que otras áreas motoras. No obstante, existen pruebas de su participación. Los enfermos de Parkinson son incapaces de realizar movimientos balísticos (son aquéllos que el sistema nervioso central programa totalmente antes de realizarlos) o predictivos (como seguir un punto que se desplaza en una pantalla con el dedo), que son movimientos planeados de antemano. Estudios realizados en humanos mediante PET mostraron que el putamen y el globo pálido se activan conjuntamente con las cortezas motoras suplementaria y premotora, cuando se imagina un movimiento complejo (Roland y col., 1982; Seitz y Roland, 1992). De lo anterior se deduce que de alguna manera los ganglios de la base estarian involucrados en el planeamiento motor. A modo de resumen podemos decir que, si bien la participación de los ganglios de la base en la función motora no es cuestionada, los mecanismos por los cuales ejerce su influencia sobre el sistema motor son aún poco claros. Algunos autores sugieren que la participación de los ganglios de la base radica en la selección de estrategias motoras ante diferentes situaciones del entorno (Schultz y Romo, 19873, 1988, 1989; Mink, 1996) o en relación a la ejecución de planes motores aprendidos (Marsden, 1982), mientras que existen otras teon’as que jerarquizan la importancia de los ganglios de la base en el procesamiento de la información sensorial que finalmente alcanza las áreas corticales motoras (Lidsky y col, 1985; Schwarting y col., 1991; Kaji, 2001). Funciones cognitivas de los ganglios de la base Un examen detallado de algunas patologías de los ganglios de la base demuestran lo dificil que resulta establecer el límite entre la fiinción motora y la cognitiva cuando analizamos las estructuras encargadas de seleccionar e iniciar respuestas conductuales. Tal es así que las manifestaciones motoras propias de estos desórdenes desviaron la atención de los investigadores respecto a las funciones cognitivas de los ganglios de la base durante mucho tiempo. De esta manera, la intra/fricción 12 participación de los ganglios de la base en el aprendizaje y la memoria sólo comenzaron a ser estudiados recién entrada la segunda mitad del siglo XX (Kimura, 1995), a pesar que en enfermedades como la corea de Huntington el deterioro cognitivo es una caracteristica prominente (Okun, 2003). En esta patología, el signo característico es la presencia de movimientos coreicos (amplios, bruscos desordenados, rápidos) en la cara, cabeza, tronco y las extremidades. Asociados a éstos, se registran cambios en la personalidad, irritabilidad, depresión y disfimciones cognitivas, como pérdida de memoria. Esta es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la pérdida de las neuronas espinosas medianas que contienen GABA / encefalina, principalmente en el núcleo caudado (Hickey y Chesselet, 2003). Pero no es esta la única patología en la que se relaciona a los ganglios de la base con alteraciones cognitivas: en el síndrome de Gilles de Tourette se conjugan trastornos conductuales con motores (Mink, 2001). Este síndrome se caracteriza por la continua aparición de tics que afectan diversos segmentos corporales, alteraciones cognitivas y del comportamiento social (Graybiel y Canales, 2001). A diferencia de los coreicos, los tics son movimientos bruscos, estereotipados y repetitivos que afectan grupos restringidos de músculos y suelen ocun'ir en salvas. Ejemplos de ellos son el parpadeo, muecas faciales, olfateo, carraspeo y vocalización, y no son considerados movimientos involuntarios; de hecho, los pacientes refieren sentir cierta “urgencia interior” de realizarlos y aparecen como un “hábito” o una compulsión (Leckman y col., 200]). Ligado a este síndrome se encuentra el llamado trastorno obsesivo compulsivo 0 TOC. Las obsesiones son pensamientos intrusos que se repiten una y otra vez y que derivan en actos de carácter ritual (compulsiones) (Neel y col., 2002). Estos pacientes son conscientes de la falta de sentido de sus actos y pensamientos pero no pueden refrenarlos, dando lugar a la patología. La relación de estos síndromes con los ganglios de la base ha sido provista por estudios fiJncionales por imagen realizados en pacientes; e'stos mostraron alteraciones metabólicas en el núcleo caudado y regiones corticales relacionadas con el mismo, como la corteza prefrontal (Graybiel y Rauch, 2000). Otra evidencia de esta relación la proporciona el echo de que estos pacientes suelen mejor su cuadro cuandose les administran neurolépticos antagonistas para los receptores D2 dopaminérgicos (Stahl, 1988). La evidencia experimental parece apoyar la participación de los ganglios de la base en procesos cognitivos como la memoria y el aprendizaje, ya que las lesiones estriatales parciales, en ratas, pueden afectar el desempeño de los animales tratados en diversos modelos de aprendizaje (Divac y col., 1978; Mogenson y Nielsen, 1983). Resultados similares han sido obtenidos trabajando con monos lesionados en regiones restringidas del núcleo caudado, entrenados en tareas que evalúan la memoria espacial y la discriminación visual de objetos (Olmstead y col., 1976; Suvorov y Gulyakov, 1988). Por otro lado, el sistema dopaminérgico nigroestriatal ha sido inicialmente objeto de estudios intralucción l3 en los que se buscaba correlacionar la actividad neuronal del mismo con parámetros motores en animales normales o en modelos animales de la enfermedad de parkinson. Sin embargo estos estudios sólo mostraron una débil covariancia en la actividad de las neuronas de la sustancia negra compacta y los movimientos del brazo u ojos (DeLong y col, 1983; Romo y Schultz, 1990). Tampoco se obtuvieron resultados al analizar tareas de respuesta retardada o mnemotécnicas (Schultz y col., 1993). No obstante, se advirtió que estas neuronas respondían de manera característica a diferentes estímulos de recompensa o a eventos asociados a los mismos (Hollerman _v Schultz, 1998). De esta manera, las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra compacta no responden a cualquier estímulo sensorial, sino sólo a aquéllos que poseen un claro significado motivacional para el individuo, ya sea placentero o aversivo (Schultz y Romo, l987b). Es así que la actividad de las neuronas dopaminérgicas señala eventos ambientales predictivos potencialmente relevantes, que actúan como disparadores de acciones conductuales. Así resulta evidente que la función de los ganglios de la base es mucho más amplia y compleja que lo que se suponía hasta hace algún tiempo, puesto que no se encuentra restringida al control de la fimción motora sino que incluye aspectos cognitivos relevantes para la vida de los distintos organismos. Funciones autonómicas La función que desempeñan los ganglios de la base en el control del sistema nervioso autónomo, aun menos explorada que las anten'ores, muestra el extraordinario grado de integración que tiene lugar en los mismos (para revisiones consultar: Quadri y col., 2000; Chaudhuri, 2001; Pazo y Belforte, 2002). Es posible hallar evidencia de esta fiinción tanto en la clínica como en trabajos experimentales. Si bien la enfermedad de parkinson se diagnostica fimdamentalmente a partir de las manifestaciones motoras de la misma, los pacientes presentan una serie importante de alteraciones fimcionales no relacionadas con el trastorno motor, muchas de las cuales involucran al sistema nervioso autónomo. Es así que estos”pacientes suelen presentar alteraciones sensoriales (que serán analizadas en detalle más adelante), gastrointestinales (como disfagia, constipación y alteraciones en la salivación: Chaudhuri, 2001) en el control de la presión arterial (hipotensión ortostática y postprandial: Kallio y col, 2000; Goldstein, 2002), en la regulación de la temperatura corporal como la intolerancia al calor e hipotermia (Appenzeller y Goss, 1971; Djaldetti y col., 200]; Fischer y col., 2001) y alteraciones en la micción como poliuria (Sakakibara y col, 2001). Muchas de estas alteraciones han sido estudiadas en modelos animales buscando comprender la fisiología subyacente. A modo de ejemplo, la estimulación eléctrica o química de la sustancia negra compacta en ratas genera un aumento de la liberación estriatal de dopamina, proporcional en ciertos casos a un aumento de la tensión arterial que se presenta con taquicardia. Este efecto es bloqueado introducción ¡4 por la microinyección intraestn'atal de haloperidol, antagonista de los receptores dopaminérgicos tipo D2 (Lin y Yang, 1994). Resultados similares fueron obtenidos por Angyan (¡991), trabajando en gatos despiertos. Trabajos previos de nuestro laboratorio realizados en ratas demostraron que la activación de receptores dopaminérgicos del sistema nervioso central incrementaba el flujo de saliva. respuesta que era suprimida por una simpatectomía. (Pazo y co|., l98l, ¡982). Aun más, la lesión del estn'ado reduce la salivación inducida por L-dopa (precursor de la dopamina) de manera dependiente del tamaño de la lesión. Funciones sensoriales: Existen evidencias recientes que sugieren la participación de los ganglios de la base en la nocicepción y específicamente en los mecanismos de modulación del dolor. A continuación se analizarán las evidencias más importantes que relacionan a los ganglios de la base con la fisiología del dolor. o NOCICEPCIÓN Y DOLOR Generalidades La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (International Association for the Study of Pain) ha definido al dolor como la experiencia sensorial y emocional displacentera asociada con el daño, o potencial lesión de los tejidos, o bien referida en términos relativos al mismo: “Pain is an unpleasant sensory and emo/¡(mal experience associated with actual or potential tissue damage, or described in terms of such damage”. El dolor no sólo involucra componentes sensoriales discriminativos sino también emocionales y afectivos, es una experiencia multisensorial que puede llegar a desencadenar estados tales como la ansiedad y la depresión (Millan, 1999). La percepción del dolor, junto con la capacidad de responder al mismo, es esencial para la sobrevida del organismo. Melzack y Wall (1965) mostraron que un estímulo nocivo inesperado desencadenaba una reacción motora compleja que involucraba una respuesta de alerta, reflejo de flexión, reajustes posturales, vocalización, on'entación hacia la zona lesionada y otros comportamientos destinados a reducir la sensación dolorosa. Como cualquier otra modalidad sensorial, el dolor posee vías especializadas; la activación de las mismas genera una sensación dolorosa que recibe el nombre de nocicepción (Hunt y Mantyh, 2001). La integración central de la información nociceptiva con otros componentes sensoriales junto con componentes emocionales, afectivos y atencionales genera la percepción del dolor (Loeser y Melzack, 1999). Sin embargo, el dolor puede presentarse sin que medie ningún estímulo nociceptivo (es decir un estímulo adecuado para activar a neuronas sensoriales especializadas), como es el caso del dolor neurogénico, que refleja la lesión del tejido nervioso perifén'co o central (dolor central) (Millan, 1999). Tipos de Dolor Podemos distinguir dos sensaciones dolorosas, una de ellas es conocida como “pn'mer dolor” o dolor rápido, que es un dolor agudo, punzante, bien localizado, que comienza y desaparece rápida y abruptamente. Es el dolor que percibimos al pinchamos la piel (Lewis y Pochin, 1937). Por otro lado tenemos el dolor lento o “segundo dolor”, difilSO,que habitualmente se descn'be como quemante y que perdura más allá de la aplicación del estímulo (Sinclair y Stokes, 1964; Pn'ce, 1972). Estas dos sensaciones dolorosas son discriminativa y emocionalmente diferentes y pueden ser generadas a partir de un único estímulo con la intensidad adecuada (Mackenzie y col., 1975). Además, se ha demostrado que son el resultado de la activación de dos vías sensoriales diferentes, las que serán descriptas más adelante (Dallel y col., 1995; Loeser y Melzack, 1999). Por otra parte, habitualmente suele clasificarse al dolor desde el punto de vista clinico en agudo introducción l6 o crónico. Recientemente Loeser y Melzack (1999) han ampliado esta clasificación para incluir el llamado dolor transiente (fásico según Millan). Este último es el resultado de la sola activación de los nociceptores sin que medie daño tisular. Por el contrario, el dolor agudo se debe a la activación de los nociceptoresproducto de la lesión generada por el estímulo nocivo en los tejidos. En este caso, la respuesta de las aferencias sensoriales en la región lesionada se encuentra fiJertemente condicionada por factores locales debidos a reajustes del sistema autónomo e inmune (Stein, 1995) así como también resultan determinantes los sistemas centrales capaces de modular las aferencias sensoriales periféricas (Sandkuhler, 1996). Estos mecanismos favorecen, de diferente manera, la recuperación y reparación de los tejidos lesionados. En el caso del dolor crónico, como el que ocurre en la neuralgia postherpética o la fibromialgia, el disparador suele ser una lesión o una enfermedad, sin embargo el mismo se perpetua por factores diferentes a los que lo desencadenaron. Entre ellos se encuentran la sensibilización de las aferencias primarias, expresión ectópica de receptores, alteraciones fenotípicas de aferencias no-nociceptivas, patrones anormales de comunicación neuronal (por ejemplo transmisión efáptica) y reorganización sináptica a nivel medular (Millan, 1999). En estos casos, la lesión excede la capacidad de recuperación del organismo, ya sea porque la zona dañada es muy extensa, o bien porque el sistema nervioso en sí mismo ha sido afectado. El dolor crónico es acompañado en la mayoría de los casos por alteraciones emocionales y afectivas semejantes a las que se observan en pacientes con depresión: anhedonia e indiferencia suelen ser signos comunes. El dolor y su rol fisiológico El dolor desempeña un importante rol protector para el organismo. Esta función protectora es claramente evidente en lo que respecta a la piel, la cual se encuentra sumamente expuesta a estímulos potencialmente nocivos. Es así que la estimulación fisica de los nociceptores desencadena respuestas motoras como el reflejo de retirada, tendientes a alejar o disminuir la intensidad el agente dañino (Harris, 1996). En efecto, el dolor, o la amenaza de sufiirlo, puede en determinados casos desencadenar una respuesta comportamental compleja que incluye cambios autonómicos (aumento de la frecuencia cardíaca, presión arten'al y vasoconstn'cción periférica por acción del sistema nervioso autónomo simpático), atencionales (activación cortical), endócn'nos, posturales y que junto con antinocicepción transiente incrementan la eficacia de los comportamientos destinados a repeler al agente agresor o alejar al organismo de la potencial fuente de daño. Además, el dolor favorece la recuperación del tejido lesionado mediante la inducción de comportamientos paliativos, como el resguardo del miembro lesionado y la reducción del movimiento (Wall, 1979; Fanselow y Bolles, 1979). Sin embargo, el dolor crónico no parece desempeñar ninguna fiinción tendiente a promover una mejoría en la condición del individuo que lo sufre, sino todo lo contrario. De esta manera resulta dificil comprender cómo es que evolutivamente fiieron seleccionados los complejos mecanismos que inlrmlucción l 7 median el dolor crónico, siendo que éste resulta en muchos casos invalidante y lescivo. Es probable que el dolor crónico sea el resultado de una presión de selección insuficiente debido a las circunstancias en las cuales habitualmente se manifiesta, es decir en individuos de edad avannda o inestables. Tómese como ejemplo el dolor asociado con enfermedades degenerativas (artritis reumatoidea), desórdenes metabólicos (como en las últimas etapas de la diabetes ¡nsulino dependiente), lesiones severas (fractura de un miembro) o enfermedades terminales (cáncer). Los Nociceptores Sir Charles Shem'ngton fire el primero en proponer, a principios del siglo pasado, la existencia de neuronas sensoriales pn'man'as capaces de ser activadas por estímulos potencialmente dañinos para el organismo, a las que llamó nociceptores (Shern'ngton, 1906). La característica fiJndamental de los nociceptores es que responden a estímulos que, por su intensidad, son capaces de lesionar los tejidos, mientras que no se activan con estímulos de mediana o baja intensidad. Los nociceptores, al igual que el resto de las neuronas sensoriales primarias, se encuentran ubicados en los ganglios anexos de las raíces dorsales de la médula espinal y los ganglios de los nervios craneales, sus somas son pequeños - medianos y se tiñen intensamente con técnicas histológicas de rutina, poseen (al igual que las demás neuronas pn'man'as) un axón que se divide en T formando dos prolongaciones (de ahí el nombre de neuronas pseudomonopolares) y se los conoce bajo el nombre de neuronas B. Todos ellos poseen terminaciones libres, no encapsuladas. Las prolongaciones periféricas de los axones de las neuronas sensoriales han sido clasificados de acuerdo a su velocidad de conducción en: Aa, AB, A6 y C; los dos primeros corresponden a axones gruesos altamente mielinizados que se encuentran generalmente involucrados en la conducción de información no nociceptiva. Las fibras A8, finas y ligeramente mielinizadas y las tipo C, lentas y amielínicas constituyen el grupo de fibras nociceptivas y se asume que medían el “primer” y “segundo” dolor respectivamente (Konietzny y col., 198]; Ochoa y Torebjork, 1989). Los nociceptores cutáneos pueden clasificarse en tres grandes grupos de acuerdo a sus características funcionales (Birder y Perl, 1994). Los llamados mecanociceptores están constituidos por terminaciones libres de fibras A8 y son activados por estímulos mecánicos de alta intensidad (pinchazos, pellizcos, etc.) y constituyen la mayor parte de las fibras A8 (Julius y Basbaum, 2001). Sin embargo, existe un grupo no muy numeroso de fibras A6 que responde no sólo a estímulos mecánicos nocivos sino también a temperaturas extremas (menores a 10° C y mayores a 45°C), por lo que reciben el nombre de mecanotermonociceptores. Por otra parte encontramos alos nociceptores polimodales, que deben su nombre al amplio rango de estímulos capaces de activarlos. Así. estas terminaciones libres de fibras tipo C son estimuladas por estímulos mecánicos de alta intensidad, PÜÓÜUÓÓÜUCCUUUUU.'.""..."'."'U'UUUUUUUIUUUUUUU‘ introducción 18 temperaturas extremas y diferentes sustancias químicas (entre ellas encontramos a los protones y la capsaicina, el principio activo de los ajíes picantes). Todos ellos utilizan glutamato como neurotransmisor, diferenciándose fundamentalmente por el cotransmisor utilizado (sustancia P, neurokinina, péptido intestinal vasoactívo (VIP) y el péptido, relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) entre otros, Caterina y Julius, 1999; Hunt y Mantyh, 2001). Los nociceptores pueden en determinadas condiciones, sensibilizarse, es decir aumentan la intensidad de la respuesta ante un determinado estímulo, disminuye el umbral de activación llegando en algunos casos a descargar de manera espontánea. Este fenómeno se debe a la producción y liberación de mediadores químicos por los terminales de las propias neuronas sensoriales primarias, así como también por parte de células no neuronales en la región estimulada (por ejemplo fibroblastos, mastocitos, neutrófilos y plaquetas). Cuando sobreviene una lesión en los tejidos, se desencadena una respuesta inflamatoria local que se ve facilitada por la llamada inflamación neurogénica (Julius y Basbaum, 2001). Esta última se desencadena por la activación de los nociceptores que conducen la información nociceptiva no sólo hacia el sistema nervioso central, sino que también se propaga de manera antidrómica hacia otras ramas de la neurona. De esta manera, en las terminales periféricas de los nociceptores activados se produce la liberación de diferentes neurotransmisores (principalmente sustancia P y el péptido relacionado con el gen de la calcitonina). Éstos contribuyen a la reacción inflamatoria ya que provocan una vasodilatición con incremento de la permeabilidad capilar conjuntamente con la activación de células del sistema inmune. La lesión tisular libera al medio extracelular diferentes sustancias citoplasmáticas como ATP,K: H+, (Reeh y Steen, 1996), que poseen la propiedad de sensibilizar a los nociceptores de manera conjunta con diferentes componentes de la “sopa” inflamatoria (prostaglandinas, bradicinina, histamina, serotonina) (Chuang y col, 2001; Samad y col., 2001) figura 4). ó,” szac‘hu'decteciniem ¿ emananLos nociceptores viscerales, musculares NGF, AREI):ganglio anexo de la raizy articulares son similaresa los cutáneos, son Gap,“ mm gondehcalcioninav mayormente mecanociceptores constituidos - " " ‘ ‘ ’ por terminaciones libres de fibras A8 y tipo C. Daño Inervan las paredes de las vísceras huecas, las facias, la duramadre, el periostio articular, tendones y ligamentos. La principal diferencia . , . . ’ ' (2 radica en que solo se activan cuando han s1do Mew“es” a sensibilizados, de ahí el nombre de Figura 4 Representación esquemática del proceso de sensibilización periférica de los nociceptores. Mecanismodela inflamación neurogénica e hiperalgesia primaria. receptores silenciosos o dormidos. Esto explica, por ejemplo, por qué el peritoneo ÍIIII‘OdIlCCÍÓN l 9 puede estirarse sin que se perciba dolor alguno, y sin embargo cuando se encuentra inflamado, la más mínima distensión genera dolor. El Asta Dorsal La prolongación central de los nociceptores ingresa al sistema nervioso central por el cordón posterior de la médula espinal o a nivel del tronco del ence'falo por los pares craneales correspondientes. La via central para el procesamiento de la información nociceptiva comienza en el asta dorsal o posterior de la médula espinal y en el núcleo espinal del tn'gémino (estructura homóloga del tronco encefálico) (Willis y Westlund, l997). Las redes neuronales que conforman estas estructuras no son sólo responsables de transmitir la información hacia centros superiores sino que también participan en su procesamiento local, integrando y distribuyendo la información sensorial. Por ejemplo, la activación de los nociceptores cutáneos puede desencadenar el llamado reflejo de retirada, debido a la activación medular de las motoneuronas que controlan los músculos flexores correspondientes (Hunt y Mantyh, 2001). Ciertos patrones de estimulación pueden generar un incremento en la amplitud de los reflejos nociceptivos conjuntamente con la sensibilización de las neuronas de proyección, lo que mejora la transmisión de la información nociceptiva. En otros casos las entradas sensoriales poseen un efecto opuesto, inhibiendo la transmisión de la información nociceptiva. Este balance entre procesos excitatorios e inhibiton'os ha constituido la base para las dos teon'as más importantes y revolucionarias respecto al rol fimcional de la médula en lo que respecta al procesamiento de las aferencias sensoriales: la “teoría del control de entrada” (gate control theory of pain, Melzack y Wall, 1965) y la “teon'a del control inhibiton'o difuso” (difuse noxious inhibitory controls, Le Bars y col., 1979). La sustancia gn's de la médula espinal ha sido dividida en diez láminas en base a las características citoarquitectónicas de la misma (Rexed, 1952; Dubner y Bennett, 1983; Besson y Chaouch, 1987). Las láminas I (lámina marginal), II (sustancia gelatinosa), III y lV (núcleo propio) y V y VI (láminas profundas) conforman el asta dorsal, la cual recibe la mayor parte de las aferencias sensoriales. Las dos láminas más superficiales (I y II) junto con las más profimdas del asta dorsal (V y VI) se encuentran involucradas fiJndamentalmente en la recepción, procesamiento y transmisión de la información nociceptiva periférica. Cada lámina del asta dorsal presenta en el plano horizontal una organización somatotópica de las aferencias cutáneas. Éstas también se organizan en el plano antero posterior de acuerdo con la zona que inervan. De esta manera, las aferencias pn'man'as de las superficie corporal proyectan a regiones bien definidas del sistema nervioso central. Las fibras nociceptivas de tipo C proyectan principalmente a la lámina II, si bien la lámina I, y en menor medida la lámina V, también reciben aferencias de este tipo. Por su parte, las fibras nociceptivas A6 toman contacto con las láminas l y V de la médula espinal. Existe, además, un importante grado de ÍIIII‘OdIlCC/ÓII 20 convergencia sobre las neuronas del asta dorsal puesto que un buen número de ellas reciben aferencias nociceptivas cutáneas conjuntamente con viscerales. Esta convergencia provee una base anatómica para el fenómeno conocido como dolor referido. En contraste con las fibras nociceptivas, las fibras mielínicas gruesas, de tipo AB, que proveen aferencias no nociceptivas, poseen terminaciones muy ramificadas que se desarrollan en las láminas lll y lV y de manera menos marcada en las láminas V y Vl. Las neuronas del asta dorsal de la médula espinal pueden ser clasificadas en tres grandes grupos dependiendo de su respuesta ante estímulos nociceptivos e inocuos (Birder y Perl, 1994). Las llamadas neuronas nociceptivas específicas (NE, del inglés nociceptive specific) fiJeron descriptas por primer vez por Kolmodin y Skoglund (1960). Típicamente silenciosas, son activadas exclusivamente por estímulos de alta intensidad, nocivos, conducidos por fibras de tipo A8 y C. Se encuentran concentradas fundamentalmente en la lámina l, aunque pueden ser halladas en menor número en las láminas V y VI. Su capacidad para codificar la intensidad del estímulo es limitada. Por otro lado, encontramos las denominadas neuronas de rango expandido (RE, del inglés wide dynamic range) denominadas así por Mendell (1966) sobre las cuales convergen aferencias cutáneas, víscerales y musculares. Se localizan fundamentalmente en la lámina V y VI, aunque pueden identificarse neuronas de este tipo en la lámina I y II, con menor frecuencia. Su nombre hace referencia al hecho de que estas neuronas responden dinámicamente a estímulos con un amplio rango de intensidades, esto se manifiesta como un incremento en la frecuencia de descarga de estas neuronas frente a estímulos de intensidad creciente, que incluye desde estímulos inocuos hasta nocivos. Gracias a ello, constituyen el grupo más importante de neuronas del asta dorsal en lo que respecta a la codificación de la intensidad del estímulo. Son activadas por estímulos químicos, mecánicos y témticos a través de aferencias AB, A8 y C, siendo responsables, sobre todo las ubicadas en las láminas profundas, de la sensibilización mediada por aferencias tipo C, como se observa en el dolor crónico. El tercer y último grupo lo conforman las neuronas no nociceptivas también llamadas neuronas de bajo umbral (BU, del inglés low threshold neurons). Éstas codifican información proveniente de aferencias de tipo AB, son activadas por estímulos inocuos y se distribuyen a lo largo de las láminas III y IV fimdamentalmente (Schneider y Perl, 1994). De esta manera y a grandes rasgos podemos distinguir en el asta dorsal dos regiones que concentran las neuronas nociceptivas de segundo orden (láminas I —II neuronas nociceptivas específicas y V —VI neuronas de rango expandido) separadas por las láminas III y IV, caracterizadas por la presencia de las neuronas de bajo umbral. Sin embargo, esta división no es absoluta y se encuentra en revisión ya que recientemente han sido descn'ptas en la lámina l neuronas nociceptivas denominadas polimodales (debido a que pueden ser activadas por calor, frío y presión), así como también neuronas introducción 2] que reciben aferencias de una subpoblación de fibras de tipo C, sumamente lentas, activadas fundamentalmente por la liberación de histamina, y que mediarían la sensación de picazón (Craig, 2003). Esto indicaría que la codificación central de las aferencias periféricas sería más compleja de lo pensado. Vias Ascendentes Existen dos sistemas principales de transmisión de la información periférica que viajan por los cordones medulares, son los llamados sistema del cordón posterior o lemniscal y sistema del cordón anterolateral o extralemniscal, (parauna revisión consultar Willis y Westlund, 1997; Millan, 1999). El primero se conforma a partir de las fibras gruesas, altamente mielinizadas, que ingresan por la raíz posterior a la médula. Éstas dan colaterales que terminan en las láminas del asta posterior e intermedia y ascienden por el cordón posterior hacia los núcleos de relevo; y luego de decusarse, alcanzan el complejo ventrobasal del tálamo, cuyas neuronas proyectan a la corteza somatosensorial. Este sistema es el encargado de transmitir la información que permite la percepción de los estímulos vibratorios (palestesia), el tacto ligero o epicritico, la propiocepción. En lo que respecta al sistema del cordón anterolateral las fibras finas (aferencias de tipo A8 y C) que entran por la parte lateral de la raíz dorsal ingresan al fascículo de Lissauer, a través del cual ascienden uno o dos segmentos medulares para contactar con las neuronas de segundo orden del asta dorsal. Allí se originan las fibras que conformarán el cordón anterolateral que asciende contralateral, alcanzando diferentes estructuras superiores. Este sistema transmite fimdamentalmente información termoalgésica (dolor y temperatura), aunque parece ser responsable en buena medida de la percepción del tacto grueso y ciertas vibraciones de baja frecuencia (flutter). También se ha postulado que a través de este sistema llegarían las aferencias responsables de la percepción de cosquillas, pmrito, sensaciones táctiles sexuales y de fatiga muscular (Handwerker y col., 1991; Craig, 2002). La información nociceptiva asciende a través de seis vías principales (figura 5), la mayor parte de las cuales transcurren por el cordón anterolateral. Entre ellos, encontramos el haz espinotalámico, ligado a los aspectos sensorio discriminativos del dolor; el haz espinorreticular, que asciende bilateral para contactar la formación reticular del bulbo y protuberancia, de allí la información alcanza los núcleos intralaminares del tálamo; participaría en los componentes emocionales afectivos del dolor, regulando sistemas inhibitorios descendentes. Un rol similar tendría el haz espinomesencefálico, el cual inerva diversas estructuras mesencef'alicas como la sustancia gris periacueductal, la formación reticular mesencefálica y el colículo superior. La estimulación de determinadas regiones de la sustancia gris periacueductal y la formación reticular desencadenan comportamientos aversivos, de lucha o huida, orientación, vocalización y diversas respuestas autonómicas, lo cual indicaría la participación de esta vía en los aspectos afectivo-emocionales y en introducción 22 la generación de respuestas ante la percepción del dolor. Recientemente ha cobrado gran impulso el estudio de la vía espino-parabraguio-amigdalina y la espino-hipotalámica en lo referente al rol que desempeñan en la transmisión de la información nociceptiva al sistema límbico y la participación del mismo en los aspectos emocionales y homeostáticos del dolor (Gauriau y Bernard, 2002). Todos estos sistemas ascienden a través del cordón anterolateral mientras que los axones del último componente a mencionar, el haz espino-cervico-talámico, ascienden por el cordón posterior hasta Cl —C3 para contactar las neuronas del núcleo cervical superior y, luego de decusarse por la comisura blanca anterior, continuar la vía del sistema lemniscal. Sus funciones se superponen con las del cordón anterior aunque que no lleva información propioceptiva ni vibratoria y sí termoalgésica. No se ha demostrado su existencia en ratas. La sensibilidad termoalgésica de la región orofacial es transmitida por el nervio trigémino (V par craneal) y las vías centrales para la misma poseen una organización similar a la mencionada anteriormente y será descripta en detalle en la sección correspondiente). haz haz haz espinotalámico espinorreticular eSpinomesencefálico a cortezas a certezas asociativas l asociativas _ giro poseentral giro poscentral (co (corteza SI) rteza . colículoformaaón . reticulada supemr -fáiica sustancia gris periacueductal lateral núcleo ventro postero lateral PROTUBERANCIA -’ ápsula neuronas de interna Proyecmóna tálam BULBO MÉDULA ESPINAL Figura 5 Representación esquemática de las tres principales vias de entrada de la información nocieeptiva al sistema nervioso central a través de la médula espinal. infralucción 23 Sistemas de analgesia endógena Estos sistemas forman parte de la llamada inhibición distal que controla el flujo de las aferencias sensoriales, y son capaces de inhibir la llegada de la información nociceptiva a determinadas zonas del sistema nervioso central (Harris, 1996; Mason, 1999). Las observaciones de Reynolds (1969) demostraron que la estimulación eléctrica de la sustancia gris periacueductal en ratas producía analgesia. Esto confirmaba experimentalmente las observaciones empíricas acerca de la supresión del dolor en ciertas situaciones, por ejemplo, en soldados durante la batalla, en víctimas de accidentes y en deportistas durante competencias, que a menudo sienten poco o ningún dolor en el momento que se lesionan, percibiéndolo posteriormente. Los sistemas analgésicos endógenos pueden ser activados por diferentes estímulos tales como el estrés agudo, el ejercicio fisico, la actividad sexual y ciertas formas de acupuntura entre otros (Sandkuhler, 1996). Sin embargo, el más potente activador es el dolor mismo. Estos sistemas puede ser separados en dos grandes gmpos: aquéllos que utilizan como neurotransmisor o neuromodulador a los opioides endógenos, como las endorfinas, encefalinas y dinorfinas; y aquéllos que no los utilizan. Estos últimos ha sido menos estudiados y parecen estar involucrados en ciertas formas de estrés (Tiemey y col, 1991). El sistema analgésico opioide es activado por la morfina, uno de los más potentes analgésicos conocidos. Esta sustancia ejerce su acción actuando sobre receptores de los opioides endógenos, uniéndose a los de tipo u, que tienen como ligando natural a las encefalinas y la B-endorfina (Dirksen, 1990). La naloxona bloquea sus efectos ya que es un antagonista para los tres tipos de receptores para opioides (u, Ky y). Si bien la sustancia gris periacueductal es una de las principales estructuras involucradas en el fenómeno de la analgesia endógena (Behbehani, 1995), no es la única cuya estimulación produce analgesia (Dubner y Ren, 1999; Fields, 2000). La estimulación eléctrica y la microinyección, en sitios específicos del sistema nervioso central, de neurotransmisores excitatorios (glutamato), distintos agonistas del sistema opioide y otros agonistas y antagonistas selectivos, han permitido demostrar un efecto antinociceptivo mediado por ciertas estructuras. Entre ellas los núcleos del rafe dorsal, del rafe magno, los núcleos reticular gigantocelular y paragigantocelular, ciertos núcleos del hipotálamo (por ejemplo el núcleo arcuato), del tálamo (intralaminares, ventral posterior), el área septal, la sustancia gris periventricular, la corteza cerebral y otros (para revisión ver Kanjhan, 1995 y Willis y Westlund, 1997). Sin embargo, los conocimientos actuales sólo permiten delinear con. certeza el circuito descendente inhibitorio que mediaría la analgesia endógena de manera parcial (figura 6). Recientemente se han postulado la participación de los ganglios de la base en la modulación de la nocicepción y los mecanismos de analgésia endógena (Chudler y Dong, 1995). «0......0.00...COCO...II'IOIIIIUvivvvvvvvvvvvvvvvr introducción 24 sustanciagris MESENcÉFALO periacueductal n o c ic e pto r ' glutamato sutanma p otros neuropéptidos en falina núcleo del rafe magno r.kd/ . J ‘u _ \ \‘.sh;, ganglio de raíz dorsal MÉDULA ‘x ESPINAL \ ,Áeurona de proyeccron Figura 6 Esquema representativo del sistema de analgesia endógena descendente. Se ejemplificaademás, el circuitolocala nivel del asta dorsal en donde tienen lugar los procesos modulaton'os de las aferencias nociceptivas. La activación de la sustanciagris periacueductal junto con el núcleo ceruleus genera cambios a niveldel rafe magno y determina la liberaciónde encefalina y otros neuropéptidos en el asta dorsal de la médula espinal. En este proceso se encontraría involucrada no solo la noradrenalina sino también la serotonina. La encefalina ejerce su efecto actuando tanto a nivel pre como postsináptico, disminuyendo la amplitud de los potenciales excitaton'os postsinápticos y la duración del potencial de acción en el nociceptor respectivamente. ENC: enoefalina; NA‘ noradrenalina; Nc: nociceptor, 5-HT: serotonina. o PARTICIPACIÓN DE LOS GANGLIOS DE LA BASE EN LA FISIOLOGÍA DEL DOLOR A continuación se presentan las evidencias neuroanatómicas, electrofisiológicas, clínicas, comportamentales y farmacológicas que relacionan a los ganglios de la base con procesamiento de la información somatosensorial, la percepción del dolor y el control de los mecanismos de analgesia endógena. Evidencias neuroanatómicas Diversas estructuras del sistema nervioso central involucradas en el procesamiento de la información nociceptiva poseen una estrecha relación neuroanatómica con los ganglios de la base. Es así que una de las principales aferencias a los ganglios de la base está constituida por la proyección tálamo-estriatal que conecta los núcleos intralaminares del tálamo con el estriado (Sadikot y col., 1992; Deschenes y col., 1995, 1996). El 72% de las neuronas de los núcleos intralaminares (parafascicular, central lateral y paracentral) en el gato han sido clasificadas como nociceptivas (Dong y col., 1978). Estas neuronas se caracterizan por tener campos receptivos extensos, bilaterales, sin estar somatotópicamente organizadas, siendo en esos aspectos similares a las observadas en el estriado. Además, estudios realizados en ratas han mostrado que una gran proporción de neuronas en estos núcleos son activadas por estímulos dolorosos aplicados en la región orofacial (Chudler y col., 1993). Es así que se ha sugerido que esta vía podría estar involucrada en el control de los movimientos de la cabeza ante un estímulo nociceptivo, tales como orientación o posicionamiento durante el escape y la vocalización. El papel de la corteza cerebral en la sensibilidad dolorosa file puesto en duda hasta no hace mucho tiempo. Sin embargo, actualmente ha quedado firmemente aceptada su participación debido a evidencias obtenidas tanto en animales como en el hombre. En la corteza, las áreas SII y 7b, que proyectan al territorio asociativo del estriado, reciben importantes aferencias nociceptivas. Sus neuronas poseen campos receptivos periféricos grandes, contra y bilaterales, capaces de codificar la duración del estímulo y en algunos casos la intensidad del mismo. Se ha demostrado que ablaciones masivas y bilaterales de las cortezas frontal, parietal y temporal reducen el número de neuronas que responden a la estimulación del nervio ciático en el núcleo caudado de gatos (Pazo y col., 1992). Las relaciones anatómicas, electrofisiológicas y fiJncionales de estas zonas sugieren, su participación en procesos integrativos más que en fiJnciones discriminativas, por lo que se les atribuye un rol en el componente emocional-afectivo del dolor (Chudler y Dong, 1995). Existen otros núcleos capaces de transmitir la información nociceptiva a los ganglios de la base, entre ellos la amígdala, la corteza prefrontal, el colículo superior, la formación reticulada, la corteza del giro cíngulo, todos ellos conectados con los ganglios de la base, habiéndose demostrado su participación en los componentes afectivos del dolor (Yasui y col., 1987; Yamasaki y Krauthamer, 1990; Bernard y col., 1992; Lapper y Bolam, ¡992; Grunwerg y col., ¡992; Shinonaga y col, l992; Corvaja y col., 1993). Otro componente importante es el núcleo dorsal del rafe, el cual se encuentra involucrado en los mecanismos de analgesia endógena y envía proyecciones serotonine’rgicas a la sustancia negra, el estriado y el globo pálido (Wang y Nakai, 1994), pudiendo modular la actividad neuronal en esos núcleos. Tiene particular interés para este trabajo la existencia de una vía descripta para la información nociceptiva trigeminal independiente del tálamo. Yasui y colaboradores (¡987) demostraron la presencia de una proyección directa desde la lamina l del núcleo espinal del trigémino (subnúcleo caudal), núcleo relacionado con la recepción nociceptiva de la región oral, hasta el caudado y el putamen en gatos. Si bien el significado fiincional de esta vía se desconoce, su existencia indicaria que la información nociceptiva trigeminal puede acceder a los ganglios de la base mediante una vía directa y otra indirecta a través del tálamo como ya se mencionó. Además, los ganglios de la base, y en particular el estriado, se encuentran dentro de las estructuras con una concentración de opioides endógenos así como de sus receptores más altas del sistema nervioso central, tanto en humanos como en roedores (Herkenham y Pert, 1981; McGeer y McGeer, 1993; Angulo y McEwen, 1994). Dichos receptores serían fiJncionaIes y podn’an relacionar los ganglios de la base con los mecanismos de analgesia endógena (Thom-Gray y Levitt, 1983; Kurumaji y col., 1988; Hebert y col., 1990). A modo de resumen, podemos concluir que existe amplia evidencia neuroanatómica que demuestra que la información nociceptiva puede alcanzar los ganglios de la base a través de múltiples vías. Esta redundancia en cuanto aferencias aseguran'a la llegada de las entradas sensoriales nociceptivas a los ganglios de la base. Evidencias electrofisiológicas Mediante técnicas electrofisiológicas pueden estudiarse los efectos de la estimulación periférica sobre la actividad neuronal en los diferentes miembros de los ganglios de la base. De esta manera se identifican distintas poblaciones de neuronas en base a su capacidad de codificar la localización, duración e intensidad del estímulo sensorial. Numerosos estudios electrofisiológicos demostraron que gran parte de las neuronas de los ganglios de la base responden a estímulos nocivos eléctricos, químicos, mecánicos y térmicos, ya sea incrementando o disminuyendo su frecuencia de descarga (Yasui y col., 1987; Yamasaki y Krauthamer, 1990; Bernard y col., 1992; Lapper y Bolam, 1992; Grunwerg y col., 1992; Shinonaga y col, 1992; Corvaja y col, 1993). Por ejemplo, las neuronas de la sustancia negra reticulada pueden ser activadas por estímulos nociceptivos. Estas neuronas poseen campos receptivos grandes que muchas veces incluyen todo el cuerpo del animal (Barasí, 1979; Tsai, 1989; Gao y col., ¡990). Los campos receptivos extensos sugieren que estas neuronas no se encuentran involucradas en la localización espacial del estímulo. Es por eso que el papel de estas podría estar relacionado con la codificación de la intensidad del estímulo, ya que aumentan su frecuencia de descarga en relación a la intensidad del mismo (Gao y col., ¡990). Por otro lado, hay trabajos que demuestran la existencia, tanto en el globo pálido como en el estriado, de una gran cantidad de neuronas que pueden ser activadas por estímulos nocivos tanto eléctricos, como mecánicos o térmicos (Bernard y col., 1992; Chudler y col., ¡993, ¡998), si bien existen diferencias entre los distintos autores en cuanto al porcentaje de neuronas de cada tipo. A modo de ejemplo podemos citar el trabajo de Richards y Taylor (1982), con 44% neuronas estriatales clasificadas como nociceptivas frente al 97% observado por Chudler y colaboradores (1993), ambos trabajando en ratas anestesiadas. Estas diferencias se deben probablemente a las distintas técnicas de estimulación y muestreo utilizadas, así como también a los diferencias en el grado y el tipo de anestésico empleado. Bernard y colaboradores (1992) demostraron en ratas paralizadas que aproximadamente el 80% de las neuronas del globo pálido ventral respondían preferente o exclusivamente a estímulos nocivos mecánicos y/o térmicos, mientras que otros tipos de estímulosincluyendo inocuos, somatoestésicos, visuales y auditivos resultaban poco o nada efectivos. La mayoría de las neuronas estudiadas presentaban campos receptivos amplios incluyendo en muchos casos la mayor parte del cuerpo. La utilización de estímulos térmicos graduados permitió observar que estas neuronas eran capaces de codificar la intensidad del estímulo nocivo. Resultados similares fueron descriptos por Chudler y colaboradores (1993) con respecto a neuronas estriatales. En la mayoria de los trabajos no se observa una distribución somatotópica de las neuronas estudiadas. Sin embargo Richards y Taylor (1982) observaron en ratas que las neuronas con campos receptivos rostrales y caudales del cuerpo se ubican en la parte anterior y posterior del estriado respectivamente. La convergencia de entradas multisensoriales al estriado sugiere que este núcleo podn’a estar involucrado en la integración de diferentes modalidades sensoriales, coordinando una respuesta comportamental. De esta manera, podemos afirmar que la información nociceptiva no sólo alcanza los ganglios de la base, sino que además es funcionalmente relevante ya que la actividad neuronal de los diferentes componentes de los ganglios de la base puede ser modificada sustancialmente por estas entradas. Evidencia funcional en humanos La utilización de la tomografia de emisión de positrones (PET) para medir el flujo regional de sangre permite determinar en forma indirecta la actividad neuronal de manera no invasiva. En general, un aumento en la actividad neuronal lleva a un aumento en la demanda de oxígeno con el consiguiente incremento del flujo sanguíneo. Mediante esta técnica se demostró que diferentes núcleos corticales y subcorticales, entre los que se encuentra el estriado, incrementan su actividad preferentemente ante estímulos nocivos. La estimulación térmica dolorosa (46.4°C) de la mano en humanos voluntarios, resulta en un incremento significativo en el flujo sanguíneo en el putamen y globo pálido contralaterales comparada con una estimulación inocua (41.3°C) (Jones y col., 1991). Recientemente, en un estudio similar realizado en Finlandia se ha podido demostrar que la sensibilidad individual al dolor por enfriamiento y el nivel basal de analgesia endógena de individuos sanos correlacionaban con el número de receptores D2 disponibles en el caudado —putamen (Hagelberg y col., 2002). Si bien esta técnica y otras como la utilización de C14 deoxiglucosa, permiten obtener valiosa información, presentan algunas limitaciones ya que no pueden discriminar eventos sinápticos excitatorios de inhibitorios o discriminar entre actividad somática o de fibras. Evidencias clínicas Evidencias clínicas permiten relacionar a los ganglios de la base con alteraciones en la percepción del dolor. Aproximadamente el 40 % de los pacientes que padecen de enfermedad de parkinson (enfermedad neurodegenerativa en la que se encuentran alteraciones anátomo funcionales de los ganglios de la base) presentan alteraciones sensoriales, no atribuibles a las manifestaciones motoras de la patología (Snider y col., 1976; Koller, 1984; Sandyk y Snider, 1985; Goetz y col., 1986; Quinn y col., 1986; Goetz y col., 1987; Ford y col., 1996; Ford, 1998; Honey y col., 1999; Serratrice y Michel, 1999; Factor y col., 2000; Witjas y col., 2002). Entre ellas, las más frecuente es el dolor intermitente o crónico, en la mayor parte de los casos no localizado, si bien han sido descriptos casos en donde el dolor se encuentra limitado a la región oral (Ford y col., 1996). Sumado a esto, experimentos realizados en modelos animales de enfermedad de parkinson (ratas lesionadas unilateralmente con 6-hidroxidopamina 6-OHDA) muestran alteraciones asimétricas en la percepción de estímulos nocivos aplicadas unilateralmente (Saade y col., 1997). Por otro lado, el síndrome de la boca quemante (burning mouth sindrome) es un síndrome en el que se presenta un intenso dolor crónico de causa desconocida. Un estudio reciente de estos pacientes mediante PET indicaría que el dolor que manifiestan se debe a una disfunción en el sistema dopaminérgico nigroestriatal (Jaaskelainen y col., 2001) que no involucra el circuito motor, ya que estos pacientes no presentan ningún signo de disfimción motora. Este estudio sugiere que la vía nigroestriatal estaría involucrada en el procesamiento de la información nociceptiva. Evidencia farmacológica y comportamental Como ya vimos, la mayoría de las neuronas nociceptivas de los ganglios de la base poseen campos receptivos extensos y una cierta capacidad de codificar la intensidad del estímulo, por lo que se ha propuesto que intervendrían no sólo en la nocicepción, sino también en los mecanismos de control y modulación de la misma. Es asi que, desde hace algunos años se llegó a considerar a la sustancia negra reticulada como parte del sistema de analgesia endógena (Baumeister y col., ¡988). La estimulación eléctrica de la sustancia negra es capaz de inhibir significativamente la actividad espontánea y la evocada por estímulos nocivos en neuronas nociceptivas específicas del núcleo parafascicular en ratas anestesiadas (Li y col., 1992). También, experimentos realizados en gatos decerebrados a nivel precolicular, mostraron que la estimulación eléctrica de la sustancia negra era capaz de inhibir la respuesta evocada, en neuronas de la lámina V a nivel lumbar, por estímulos nociceptivos periféricos (Barnes y col., 1979). Esta inhibición es bloqueada por antagonistas dopaminérgicos y no por antagonistas serotoninérgicos inyectados por vía intravenosa. Se han realizado numerosos estudios en los cuales se examinaron los efectos comportamentales de la microinyección de opioides en diferentes miembros de los ganglios de la base (Chudler y Dong, 1995). La microinyección bilateral de morfina en el globo pálido ha mostrado tener un efecto analgésico dosis-dependiente, naloxona reversible, en estudios realizados con ratas ambulantes evaluado mediante el test de la plancha caliente (hot plate) (Anagnostakis y col., 1992). Además, la morfina microinyectada en el globo pálido posee un efecto locomotor dosis-dependiente, lo cual sugiere que la analgesia observada no estaría relacionada con un impedimento motor. Por otro lado, Baumeister y colaboradores (1990) han obtenido resultados similares trabajando con ratas implantadas crónicamente con cánulas en la sustancia negra. Han demostrado, en este modelo, que la microinyección bilateral de morfina o encefalina es capaz de producir efectos analgésicos. Estos fiJeron evaluados en base a respuestas motoras, test de la plancha caliente y reflejo flexor de la cola (tail flick), sin que se observaran alteraciones motoras tales como ataxia, aquinesia o catalepsia. Los resultados obtenidos mediante estudios similares con respecto al estriado son controversiales. Existen trabajos que muestran que la microinyección de morfina en el estriado es incapaz de elevar los umbrales para el dolor (para revisión ver Chudler y Dong, 1995). Estos resultados se oponen a lo observado por otros grupos; Juma y Heinz (1979) demostraron que la microinyección estriatal de morfina tenía un efecto antinociceptivo, al evaluar el reflejo flexor de la cola en ratas ambulantes, siendo este efecto bloqueado mediante la administración sistémica de naloxona. Además, la microinyección de etorfina en ciertas zonas del estriado produce analgesia sin catatonía (Thom-Gray y Levitt, 1983). En la actualidad, la participación de los ganglios de la base en el procesamiento de la información nociceptiva y en los mecanismos de analgesia endógena parece clara. Sin embargo, el introducción 30 papel de los mismos en estos procesos dista mucho de ser conocido. Como vimos, los estudios farmacológicos referentes al estriado, el pn'ncipal núcleo de entrada de los ganglios de la base, arrojan resultados contradictorios. Por otro lado, uno de los mayores inconvenientes en el estudio de los ganglios de la base
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