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1 ENDOCARDITIS ENDOCARDITIS INFECCIOSA La endocarditis infecciosa (EI) es una infección microbiana del endocardio, en la mayoría de los casos de origen bacteriano. La lesión característica la constituyen las vegetaciones que suelen asentar en el endocardio valvular, aunque pueden también afectar a las cuerdas tendinosas, los músculos papilares o el endocardio mural. En nuestros días se reconocen cuatro tipos de EI: la que afecta a válvulas nativas, la que asienta sobre prótesis valvulares, la que acontece en los usuarios de drogas por vía parenteral (UDVP) y las endocarditis derechas en pacientes portadores de marcapasos y desfibriladores. Por otra parte, el microorganismo causante define la enfermedad (p. ej., endocarditis estreptocócica sobre válvula mitral nativa). La endocarditis suele afectar más a los varones que a las mujeres. ETIOLOGÍA Los estreptococos y estafilococos son responsables del 80% de los casos. Por lo general, la endocarditis es monomicrobiana, aunque en el 2% de los casos se aísla más de un microorganismo. Por otra parte, en menos del 10% de los casos la endocarditis cursa con hemocultivos negativos. Globalmente, S. aureus es el microorganismo más frecuente. 2 ENDOCARDITIS ENDOCARDITIS SOBRE VÁLVULA NATIVA Etiología En la mayoría de los casos, la infección se adquiere en la comunidad. Los estreptococos, especialmente del grupo viridans, causan el 30%-35% de las endocarditis. La incidencia de endocarditis estafilocócica ha aumentado y es responsable del 20%- 35% de los casos. S. aureus sensible a la meticilina causa más del 95% de los episodios. La endocarditis por estafilococos coagulasa negativo (ECN) sobre válvula nativa en la comunidad es poco frecuente. Patogenia En la patogenia de la endocarditis sobre una válvula nativa existen dos hechos fundamentales: ̵ El desarrollo de un trombo fibrinoplaquetario, generalmente como consecuencia de una lesión endotelial. ̵ La colonización del trombo, como consecuencia de una bacteriemia, que originará una vegetación séptica. 1° PASO: Aparición de un trombo fibrinoplaquetario adherido al endotelio valvular [endocarditis trombotica no bacteriana (ETNB)], originado por una lesión en el endotelio valvular que induce a la fibrina y las plaquetas a depositarse sobre la zona de endotelio erosionado. El daño endotelial se puede producir como consecuencia de fenómenos hemodinámicos originados por el flujo sanguíneo en pacientes con cardiopatías predisponentes o por el traumatismo directo del endotelio en la cirugía valvular o por el roce de un catéter o dispositivo similar. La ETNB también puede formarse cuando existen inmunocomplejos circulantes o estados de hipercoagulabilidad, con coagulopatía intravascular diseminada (CID) o sin ella, como ocurre en pacientes con determinadas neoplasias, enfermedades crónicas caquectizantes o del tejido conectivo (lupus eritematoso sistémico). En estos casos la ETNB recibe el nombre de endocarditis marasmática. Las vegetaciones son estériles y no producen destrucción valvular, pero pueden alcanzar un gran tamaño y, al desprenderse o fragmentarse, originar embolias sistémicas, que constituyen la principal manifestación clínica de esta entidad. 2°PASO: La posterior colonización bacteriana originará la enfermedad. Para que los gérmenes colonicen el trombo fibrinoplaquetario y se desarrolle una vegetación séptica es preciso que, en primer lugar, invadan el torrente circulatorio y, en segundo lugar, sean capaces de adherirse a él. Los estreptococos y S. aureus son los microorganismos que se adhieren con mayor facilidad a la superficie del trombo fibrinoplaquetario. La puerta de entrada de la bacteriemia suele ser un foco séptico (p. ej., infección urinaria, sepsis por catéter) en la endocarditis nosocomial o relacionada con los cuidados sanitarios o una maniobra cruenta que traumatice la 3 ENDOCARDITIS piel o las mucosas en la endocarditis comunitaria, ya que permite el paso a la sangre de los microorganismos que los colonizan, aunque en ocasiones la colonización es espontánea. La mucosa oral y de la orofaringe es la puerta de entrada de estreptococos viridans, el aparato genitourinario y el tracto digestivo del enterococo, Streptococcus bovis (actualmente denominado S. gallolyticus) y los bacilos gramnegativos y la piel de los estafilococos. El origen de la bacteriemia en los UDVP es variado; la piel de los drogadictos es el origen de las infecciones estafilocócicas, y la droga, el material de inyección o los disolventes contaminados que utilizan son el origen de las infecciones por enterococos, bacilos gramnegativos y hongos. Las cardiopatías mencionadas a continuación predisponen al desarrollo de endocarditis: Cardiopatía reumática. Actualmente se observa en el 25%-30% de los casos de endocarditis. Cardiopatías congénitas. En particular predisponen el conducto arterioso, la comunicación interventricular, la coartación aórtica, la tetralogía de Fallot, la estenosis pulmonar y la aorta bicúspide. En conjunto se identifican en el 4%-26% de los casos. Cardiopatías degenerativas. Predisponen la esclerosis y la calcificación de la válvula mitral o de las sigmoides aórticas. Prolapso de la válvula mitral. El riesgo de padecer una endocarditis es mayor cuando el prolapso origina insuficiencia valvular. Otras cardiopatías. La miocardiopatía hipertrófica obstructiva, el síndrome de Marfan y las valvulopatías de cualquier otra etiología son asimismo cardiopatías predisponentes. La existencia de un episodio previo de endocarditis, aunque no haya originado lesión valvular evidenciable, favorece la aparición de nuevos episodios de endocarditis, que se localizan en la misma válvula. En el 20%-40% de los pacientes con endocarditis no se encuentra una valvulopatía subyacente. Es probable que gérmenes virulentos como Staphylococcus aureus puedan implantarse en válvulas aparentemente normales. Por otra parte, los drogadictos tienen una elevada incidencia de endocarditis derecha en ausencia de cardiopatía subyacente. Probablemente, ello se debe a la lesión del endotelio tricúspide secundario a los adulterantes que se inyectan con la droga. ENDOCARDITIS SOBRE PRÓTESIS VALVULARES La endocarditis es una de las complicaciones más graves que puede sufrir un paciente portador de una prótesis valvular. Etiología y patogenia Existe una clara diferencia entre los gérmenes aislados en la endocarditis precoz (< 12 meses) y en la tardía (> 12 meses). En la endocarditis precoz predominan los ECN y, prácticamente de forma exclusiva por S. epidermidis, que en más del 60%-70% de los 4 ENDOCARDITIS casos es resistente a la meticilina. En la endocarditis tardía la distribución de microorganismos es similar a la observada sobre válvula nativa. La infección de una válvula protésica durante los 12 meses que siguen a su implantación (endocarditis protésica precoz) se produce generalmente por colonización de la prótesis valvular durante la intervención quirúrgica o en el postoperatorio inmediato. ̵ Durante la intervención quirúrgica, los gérmenes proceden de la piel del paciente o del personal médico o de la contaminación de la bomba de circulación extracorpórea (Staphylococcus epidermidis*, difteromorfos) y con menor frecuencia raramente del aire ambiental (Aspergillus spp.). ̵ En el postoperatorio, los microorganismos alcanzan la prótesis en el curso de una bacteriemia cuya puerta de entrada puede ser la infección de un catéter, de la herida quirúrgica, del pulmón o de la vía urinaria. ̵ A partir de los 12 meses, la patogenia de la endocarditis protésica tardía y los microorganismos responsables se parecen a los descritos en la infección de la válvula nativa; es decir, en estos casos la prótesisse contamina a partir de bacteriemias con puerta de entrada orofaríngea, genitourinaria o digestiva en la mayoría de los casos. *La infección de la prótesis por S. epidermidis (o cualquier estafilococo coagulasa negativo) sólo se puede erradicar con la exéresis de la prótesis, ya que este microorganismo produce una biopelícula (biofilm) que lo adhiere a la prótesis y lo protege de la acción de los antibióticos o de los polimorfonucleares. Diagnóstico diferencial EI precoz EI tardía El diagnóstico diferencial se plantea con cuadros sépticos secundarios a infección de la herida operatoria, de las vías de acceso vascular o de las sondas urinarias. -La ecocardiografía transesofágica es muy útil en estos casos, ya que permite demostrar la existencia de vegetaciones en un alto porcentaje de pacientes y asegurar así el diagnóstico de endocarditis. -Por otra parte, el tipo de microorganismo aislado en el hemocultivo también orienta el diagnóstico: si es un estafilococo, hay que pensar siempre en una endocarditis, mientras que si se trata de bacilos gramnegativos, se debe considerar siempre la sepsis como la primera posibilidad diagnóstica. Estas tienen un cuadro clínico superponible al de las endocarditis sobre válvula nativa, si bien la posibilidad de desinserción de la prótesis y la frecuente asociación con abscesos periprotésicos les confieren una gravedad mayor. 5 ENDOCARDITIS ENDOCARDITIS SOBRE MARCAPASOS Y DESFIBRILADORES Etiología En estos pacientes se observa raramente la aparición de endocarditis. La mayoría de las infecciones (85%) son estafilocócicas y en particular por ECN y S. aureus. Patogenia Estos sistemas están compuestos por un generador que se implanta en el tejido subcutáneo en la región infraclavicular, y unos cables que por vía venosa alcanzan las cavidades derechas del corazón. La infección de la bolsa del generador o de los cables se origina durante la intervención quirúrgica o en el postoperatorio inmediato por estafilococos, principalmente coagulasa negativos, que proceden de la piel del propio paciente y en menor medida del personal médico. La infección de la bolsa del generador también puede desarrollarse meses o años después de su implantación si aparecen úlceras cutáneas o fístulas por el decúbito que puede originar la propia presión del generador sobre la piel del paciente. El cable puede infectarse a través de la infección de la bolsa del generador o directamente en el período peri- o postoperatorio precoz (2 meses), ya que su implantación origina una lesión endotelial directa, con infección del cable o el endotelio erosionado circundante si existe una contaminación preoperatoria o una bacteriemia en el postoperatorio. La curación de esta infección exige administrar antibióticos y la exéresis de todo el sistema del marcapasos o desfibrilador (generador y cables intracavitarios). ENDOCARDITIS EN USUARIOS DE DROGAS POR VÍA PARENTERAL (UDVP) Etiología En España, S. aureus sensible a la meticilina (> 95%) es el microorganismo responsable de la mayoría de los episodios. Cuando la endocarditis es derecha, la incidencia de infección por S. aureus es superior al 90%. La endocarditis por P. aeruginosa o por Candida spp. se observa con poca frecuencia y es casi exclusiva de los UDVP. Estos pacientes no suelen tener una valvulopatía de base. Anatomía patológica Una vez que el trombo fibrinoplaquetario es colonizado por un microorganismo se constituye una vegetación séptica. Esta es la lesión característica de la EI: ̵ Se trata de un agregado fibrinoplaquetario, no vascularizado, en cuya matriz existen colonias de microorganismos y escasos leucocitos polimorfonucleares y hematíes. ̵ La concentración de gérmenes en su interior es muy elevada, de aproximadamente 108-1010 microorganismos por gramo de tejido. 6 ENDOCARDITIS ̵ Su forma y tamaño son variables. ̵ Por lo general se localizan en las válvulas izquierdas, aunque en los drogadictos predominan en la válvula tricúspide y se asientan en la superficie auricular de las válvulas auriculoventriculares (AV) o en la ventricular de las sigmoides. En el corazón, los microorganismos pueden invadir y destruir las válvulas nativas, las cuerdas tendinosas o los músculos papilares y extenderse hacia el anillo de implantación valvular, el miocardio o la raíz de la aorta para dar lugar a abscesos, fístulas, pericarditis o aneurismas del seno de Valsalva. Los abscesos originados en el anillo aórtico pueden afectar al tejido específico de conducción y provocar distintos grados de bloqueo AV. En los pacientes con prótesis valvulares la infección asienta en la línea de sutura y puede causar una dehiscencia de la prótesis y abscesos paraprotésicos. En los marcapasos o desfibriladores la infección asienta sobre el cable y en ocasiones se afecta la válvula tricúspide y el endotelio mural de la aurícula o el ventrículo derechos. Las manifestaciones extracardíacas son consecuencia de las embolias y la bacteriemia persistente. Las vegetaciones pueden fragmentarse o desprenderse y provocar embolias pulmonares o sistémicas según su localización; estas últimas afectan principalmente a las arterias cerebrales, renales, esplénicas, coronarias y grandes arterias periféricas. La bacteriemia puede originar diversas manifestaciones clínicas: ̵ Si el germen es virulento (p. ej., S. aureus, neumococo o estreptococos del grupo A), puede producir metástasis sépticas en cualquier localización, sobre todo en el bazo, los riñones, los huesos o las articulaciones y el sistema nervioso central. ̵ Si la infección está producida por gérmenes poco virulentos (como estreptococos del grupo viridans, S. epidermidis, Coxiella burnetii), la endocarditis puede evolucionar durante períodos prolongados de tiempo. En estos casos, la bacteriemia persistente origina un estímulo constante del sistema inmunitario y de la actividad del sistema mononuclear fagocítico. El resultado es la aparición de hipergammaglobulinemia policlonal, inmunocomplejos circulantes, factor reumatoide, crioglobulinas, anticuerpos antinucleares y otros autoanticuerpos, que desaparecen con el tratamiento. El depósito renal de inmunocomplejos circulantes puede producir glomerulonefritis focal o difusa. ̵ La participación del sistema mononuclear fagocítico en la eliminación de las bacterias circulantes origina hiperplasia de este con la consiguiente hepatoesplenomegalia y aparición de células mononucleares en sangre periférica. 7 ENDOCARDITIS Las lesiones cutaneomucosas características de la endocarditis (petequias, nódulos de Osler, manchas de Janeway, hemorragias en astilla), las manchas de Roth y muchas manifestaciones musculoesqueléticas tienen una patogenia inmunológica o por embolias sépticas. Los aneurismas micóticos se originan por embolias sépticas o por depósito de inmunocomplejos circulantes en los vasa vasorum que irrigan la pared arterial. Su necrosis y reblandecimiento originan estas dilataciones aneurismáticas, que pueden llegar a romperse. Por lo general, se localizan en las bifurcaciones arteriales, preferentemente en las ramas periféricas de la arteria cerebral media, aunque pueden afectar a cualquier arteria del organismo. CUADRO CLÍNICO La EI puede tener un curso agudo o subagudo y manifestarse por una amplia gama de síntomas y signos referidos a cualquier aparato o sistema del organismo. Los casos causados por microorganismos agresivos como los estafilococos suelen diagnosticarse rápidamente, ya que los pacientes presentan un cuadro agudo y séptico. Por el contrario, en las formas debidas a estreptococos u otros gérmenes poco virulentos el diagnóstico suele demorarse hasta una media de 4-5 semanas tras el inicio de lasintomatología, probablemente porque los síntomas iniciales son inespecíficos. DIAGNÓSTICO Exploraciones complementarias: Hemocultivo: Junto con el cuadro clínico, el hemocultivo constituye la base del diagnóstico. En la endocarditis la bacteriemia es continua y de poca magnitud. Con dos hemocultivos se aísla el agente etiológico en más del 90% de los casos. Se recomienda obtener al menos tres hemocultivos no simultáneos, y extraer como mínimo 10 mL de sangre por cultivo. La sangre se debe cultivar en medio aerobio y anaerobio y conservarse varias semanas para detectar la presencia de gérmenes de crecimiento lento. Existe aproximadamente un 10% de endocarditis con hemocultivo negativo. Estos casos se deben en su mayor parte a la administración previa de antibióticos (realizar hemocultivos en frascos con resinas), aunque en ocasiones corresponden a gérmenes de crecimiento lento e intracelular (Bartonella, Brucella, Chlamydophila, Coxiella burnetii, Legionella, Mycobacterium, Mycoplasma, Tropheryma whipplei), o a formas de infección no bacteriana como los hongos filamentosos (Aspergillus y Mucor). En todo caso de endocarditis con Hemocultivo negativo hay que practicar exámenes serológicos para descartar estas posibilidades etiológicas (p. ej., brucelosis, fiebre Q, legionelosis, bartonelosis, Chlamydophila) y estudios de biología molecular (PCR, 16S, 18S) del material obtenido por cirugía cardíaca o de las embolectomías. Ecocardiograma: La ecocardiografía proporciona un dato de gran valor diagnóstico al: 8 ENDOCARDITIS EI SOBRE VÁLVULA NATIVA EI EN VÁLVULA PROTÉSICA EI EN USUARIOS DE DROGAS POR VÍA PARENTERAL EI EN MARCAPASOS Y FIBRILADORES -Fiebre (síntoma inicial), precedida de astenia, anorexia, pérdida de peso y síntomas locomotores inespecíficos: lumbalgia, artromialgias o polialtralgias. -Soplo cardíaco de carácter regurgitante. -Síntomas cardiológicos menos frecuentes son la aparición de trastornos de conducción, pericarditis, o la posibilidad de infarto de miocardio por embolia coronaria a partir de las vegetaciones. -Signos cutáneos: petequias, hemorragias subungueales, panadizo de Osler (nódulo eritematoso y doloroso de aparición súbita en el pulpejo de un dedo), manchas de Janeway (maculopápulas ritematosas que aparecen en las palmas de las manos y las plantas de los pies y suelen verse en las endocarditis por S. aureus), manchas de -Fiebre. -Síndrome tóxico. -Posible embolia. -Signos de disfunción protésica. -Fiebre. -Manifestaciones respiratorias (dolor pleurítico, hemoptisis, disnea o tos secundarias a embolias pulmonares sépticas). -Otras veces los pueden presentar endocarditis que afecten a las válvulas izquierdas. En estos casos las endocarditis tienen un curso similar a la de los pacientes no adictos. -Fiebre o febrícula, por lo general poco aparente. -Fenómenos embólicos pulmonares que simulan una neumonía comunitaria. (por ello, el aislamiento de ECN en los hemocultivos no debe considerarse como contaminaciones). -No suelen existir soplos cardíacos. 9 ENDOCARDITIS - Demostrar la existencia de vegetaciones. Estas se observan en alrededor del 60% de los pacientes. *Si en el ecocardiograma transtorácico se observan imágenes claras de vegetaciones no es imprescindible proceder a la técnica transesofágica para establecer el diagnóstico. Sin embargo, si los datos del ecocardiograma transtorácico no son concluyentes o son negativos y la sospecha clínica es fuerte debe procederse a la práctica de un ecocardiograma transesofágico, ya que esta técnica tiene una mayor sensibilidad diagnóstica. Por otra parte, si el ecocardiograma transesofágico no muestra vegetaciones, el diagnóstico de endocarditis debe cuestionarse, ya que un ecocardiograma transesofágico negativo tiene un valor predictivo negativo muy elevado. El ecocardiograma transesofágico debe practicarse en todos los casos de sospecha de endocarditis sobre prótesis, ya que la técnica transtorácica es muy poco útil en este contexto. Es también la técnica de elección en el diagnóstico de vegetaciones en portadores de cables de marcapasos o desfibriladores. Por último, la ecocardiografía transesofágica es también la técnica más adecuada para el diagnóstico de los abscesos perivalvulares. - Valorar la gravedad de las lesiones valvulares, el funcionalismo de las prótesis en casos de endocarditis protésica y el estado de la función cardíaca. - Detecta la presencia de complicaciones sépticas como los abscesos perianulares o las fístulas entre cavidades. Por este motivo debe repetirse un ecocardiograma cuando en el transcurso de la enfermedad aparece o se sospecha alguna complicación como la persistencia del síndrome febril o la aparición de nuevos soplos o de signos de insuficiencia cardíaca. Un problema creciente lo constituye la bacteriemia estafilocócica nosocomial o relacionada con los cuidados sanitarios. Un ecocardiograma muy precoz puede ser Roth (lesiones con un núcleo ovalado pálido rodeadas de un halo eritematoso). -Esplenomegalia. -Embolias sistémicas. -Aneurismas micóticos (complicación temible e infrecuente) -Manifestaciones neurológicas posterior a complicaciones embólicas o aneurismáticas. -Afección renal, en forma de microhematuria. 10 ENDOCARDITIS negativo. Por ello se recomienda repetirlo a los 10-14 días si existe la sospecha de endocarditis. Otras técnicas de imagen: Recientemente, la TC y técnicas de medicina nuclear, en especial la PET/TC, han demostrado su utilidad en el diagnóstico de endocarditis sobre prótesis valvulares o dispositivos de electroestimulación cardíaca, para lo que el ecocardiograma tiene limitaciones. Análisis de laboratorio: Es frecuente: ̵ Anemia normocítica. ̵ VSG elevada. ̵ Leucocitosis con desviación a la izquierda. ̵ Microhematuria. ̵ En las formas subagudas o lentas puede haber hipergammaglobulinemia, factor reumatoide, disminución del complemento sérico e inmunocomplejos circulantes. ̵ La PCR puede ser una determinación muy útil en la endocarditis. Este reactante de fase aguda es una glucoproteína que se sintetiza en el hígado como respuesta a la IL-6 y aumenta en los procesos infecciosos agudos. La PCR se detecta a las 4-6 h, alcanza la concentración máxima a los 2-3 días y se normaliza a los 8-10 días de la resolución del proceso infeccioso. La PCR es mayor de 5 mg/dL en más del 85% de episodios, superior a 10 mg/dL en más del 50% de los casos. Una PCR normal va en contra del diagnóstico. Además, la PCR puede ser útil para monitorizar la respuesta al tratamiento antibiótico. ̵ La procalcitonina puede ser de mayor utilidad que la PCR para el diagnóstico de la EI. (>2,3 ng/mL) ECG: Las alteraciones electrocardiográficas son las propias de la cardiopatía de base, si esta existe. Durante el curso de la endocarditis debe vigilarse la aparición de trastornos de conducción que suelen reflejar la existencia de abscesos perianulares aórticos. En algunos casos pueden aparecer imágenes de infarto de miocardio secundario a embolias coronarias. Rx de tórax: Al igual que ocurre con el ECG, la presencia o la ausencia de cardiopatía de base definirá el tipo de silueta cardíaca. Durante la enfermedad debe vigilarse periódicamente la aparición de signos de insuficiencia cardíaca. En las endocarditis derechas en drogadictos o portadores de marcapasos o desfibriladores son frecuentes los infiltrados pulmonares bilaterales. Desde el punto de vista clínico no existe ningún hallazgo que permita establecer el diagnóstico con absoluta seguridad, por lo que este se establece sobre la base de la presenciade determinadas características clínicas, resultado de los hemocultivos y hallazgos del ecocardiograma y de las técnicas de imagen, especialmente el ecocardiograma. El diagnóstico definitivo de la endocarditis sólo puede establecerse con absoluta certeza por medio del examen histológico y microbiológico de las vegetaciones obtenidas en el acto quirúrgico o en la necropsia. 11 ENDOCARDITIS Se han descrito unos criterios diagnósticos que han sido ampliamente validados y reconocidos: Se consideran criterios mayores: - Presencia de bacteriemia continua para microorganismos habitualmente responsables de endocarditis. - Presencia de claras alteraciones ecocardiográficas (vegetaciones, abscesos o disfunciones protésicas). Criterios menores: - Fiebre. - Presencia de cardiopatía predisponente. - Drogadicción. - Fenómenos vasculares. - Fenómenos inmunológicos. - Algún dato microbiológico (sin cumplir requisitos de criterio mayor). El diagnóstico se considera definitivo cuando existen dos criterios mayores, un criterio mayor y tres menores o cinco criterios menores. El diagnóstico se considera posible cuando existe un criterio mayor y otro menor o tres criterios menores. Hay que pensar en EI no sólo ante cualquier cardiópata que presenta un síndrome febril, sino también en pacientes, con cardiopatía conocida o sin ella, que padecen accidentes embólicos, abscesos cerebrales, síntomas neurológicos, hematurias o glomerulonefritis asociados a fiebre inexplicada. ¿Cómo debe efectuarse la evaluación diagnóstica inicial cuando se sospecha esta entidad? 12 ENDOCARDITIS El diagnóstico diferencial de la enfermedad se plantea con todas las causas de síndrome febril prolongado, neoplasias, vasculitis, lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolipídico, fiebre reumática o mixoma auricular, enfermedades todas que comparten rasgos clínicos similares. PRONÓSTICO Antes de la era antibiótica la mortalidad de la endocarditis era prácticamente del 100% y la causa fundamental de muerte era la insuficiencia cardíaca. En nuestros días, la mortalidad global de la enfermedad se aproxima al 20%-25% y, además de la insuficiencia cardíaca, las causas más comunes de muerte son los accidentes vasculares cerebrales, las complicaciones sépticas y el postoperatorio de un recambio valvular practicado en la fase activa de la infección. TRATAMIENTO NORMAS GENERALES El tratamiento de la endocarditis se basa en la administración del antibiótico más adecuado, en las dosis necesarias y durante el tiempo suficiente para erradicar el germen responsable de las vegetaciones endocárdicas. Este tratamiento requiere, en algunos casos, complemento con la resección quirúrgica de las válvulas afectas. Los antibióticos han de ser bactericidas, ya que los bacteriostáticos pueden suprimir la bacteriemia, pero no erradicar la infección. Los antibióticos más utilizados son los b- lactámicos, que suelen emplearse asociados a aminoglucósidos (esta asociación es imprescindible para lograr un efecto bactericida ante microorganismos tolerantes a los b-lactámicos, como los enterococos y algunas cepas de estreptococos). Sin embargo, en los últimos años ha habido cuatro cambios importantes en el tratamiento antibiótico de la EI: 1) las indicaciones y el patrón de uso de los aminoglucósidos han cambiado. Ya no se recomiendan en endocarditis estafilocócica sobre válvula nativa, porque sus beneficios clínicos no se han demostrado y aumenta la toxicidad renal. Cuando se indican en otras endocarditis (p. ej., la enterocócica), deben administrarse en una sola dosis diaria con el fin de reducir la nefrotoxicidad; 2) la rifampicina sólo debe utilizarse en las endocarditis protésicas después de 3-5 días de tratamiento antibiótico eficaz, una vez se haya aclarado la bacteriemia. El motivo es doble: por un lado, con el fin de evitar la selección de variantes resistentes y, por otro, debido al efecto antagonista de las combinaciones de antibióticos con rifampicina contra las bacterias planctónicas. Por el contrario, existe sinergia contra las bacterias durmientes de las biocapas; 13 ENDOCARDITIS 3) la daptomicina se ha incorporado al tratamiento de la endocarditis estafilocócica y enterocócica. Cuando se administra, se debe dar en dosis altas (≥ 10 mg/kg una vez al día) y debe combinarse con un segundo antibiótico (b-lactámicos, fosfomicina) con el fin de aumentar su actividad y evitar el desarrollo de resistencias, y 4) la combinación de dos b-lactámicos (ampicilina y ceftriaxona) es eficaz y segura para el tratamiento de la endocarditis por E. faecalis, independientemente de si tiene o no alta resistencia a los aminoglucósidos. Los antibióticos han de utilizarse a dosis altas y por vía i.v. para conseguir un gradiente alto entre la concentración de antibiótico en el plasma y en el interior de la vegetación que asegure su penetración. Por último, el tratamiento debe ser prolongado (4-6 semanas en las formas más habituales) para evitar las recidivas y erradicar los posibles focos metastásicos. En ocasiones puede ser recomendable iniciar un tratamiento empírico, siempre tras la toma de al menos tres hemocultivos, pero antes de disponer de su resultado. Este tratamiento empírico está justificado cuando la sospecha diagnóstica es muy elevada (p. ej., cuadro clínico muy sugestivo e imágenes claras de vegetaciones en el ecocardiograma) y, sobre todo, cuando la forma de presentación es aguda, ya que en estos casos la aparición de complicaciones graves en las primeras horas o días no es infrecuente. Por tanto, se recomienda como tratamiento empírico: - Ampicilina + gentamicina: presentación subaguda. - Ampicilina + gentamicina + cloxacilina: presentación aguda de la endocarditis nativa o protésica tardía de origen comunitario. - Daptomicina + b-lactámico: en la endocarditis protésica precoz, nosocomial o relacionada con los cuidados sanitarios. Los criterios de buena respuesta al tratamiento antibiótico son la apirexia y la negativización de los hemocultivos. La persistencia del cuadro febril o la aparición de fiebre durante el tratamiento plantean varias posibilidades diagnósticas que deben descartarse en cada caso: - fiebre medicamentosa, - flebitis en relación con la vía de administración del antibiótico (catéter) y - absceso extracardíaco o intracardíaco o de embolias sépticas. Deben efectuarse hemocultivos de control a los 3 días de iniciarse el tratamiento antibiótico y a los 7 días si a los 3 días son positivos. La persistencia de hemocultivos positivos más de 7 días con un tratamiento antibiótico apropiado es un factor de mal pronóstico y estos pacientes deben ser considerados para cirugía cardíaca. Debe aprovecharse el ingreso hospitalario para efectuar la búsqueda y, en su caso, la erradicación de la puerta de entrada de la infección, como focos dentarios en casos de formas estreptocócicas o afección urológica o gastrointestinal. 14 ENDOCARDITIS Una vez finalizado el tratamiento antibiótico, deben efectuarse hemocultivos de control antes de asegurar la curación bacteriológica. Habitualmente se recomienda la práctica de hemocultivos a las 48 h de finalizado el tratamiento y posteriormente al mes. El tratamiento anticoagulante no está indicado en la endocarditis. De todas formas, si la cardiopatía de base lo hace necesario, como ocurre en los pacientes portadores de prótesis valvulares, el tratamiento debe mantenerse. En estos casos es prudente sustituir los dicumarínicos por heparina las primeras semanas de tratamiento, ya que durante este período el riesgo embólico es el más alto y si aparecen embolias cerebrales podrá suspenderse con más rapidez la anticoagulación. TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO: Una vez aislado el microorganismoy conocida su sensibilidad antibiótica debe adecuarse el tratamiento antibiótico. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO La intervención quirúrgica, asociada al tratamiento antibiótico, ha mejorado el pronóstico de determinadas formas de endocarditis. Entre un 30% y un 50% de los pacientes con endocarditis precisará un tratamiento quirúrgico en el curso de la infección; si es posible, se diferirá hasta que el cuadro séptico mejore tras unos días de tratamiento antibiótico. Sin embargo, existe un subgrupo de pacientes con alto riesgo evolutivo en quienes debe indicarse la intervención en plena fase activa de la enfermedad. Se consideran indicaciones de intervención en la fase activa de la infección las siguientes: • Endocarditis protésica precoz: (constituye una indicación casi absoluta para el tratamiento quirúrgico, y en la gran mayoría de los casos, con carácter de urgencia). • Insuficiencia cardíaca. • Abscesos o fístulas intracardíacas. • Infecciones por gérmenes difíciles de tratar. • Embolias. En general, el tratamiento quirúrgico consiste en retirar el material infectado e implantar una prótesis valvular. En los pacientes con gran destrucción del anillo aórtico la implantación de un homoinjerto es posiblemente la técnica quirúrgica de elección.
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