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ENDOCARDITIS INFECCIOSA

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CECILIA TORRES R 
 
 
ENDOCARDITIS INFECCIOSA 
La endocarditis infecciosa es una enfermedad inflamatoria, exudativa y proliferativa que afecta la 
superficie endocárdica del corazón, involucra las válvulas cardíacas (nativas o protésicas) o un 
dispositivo cardíaco permanente. La incidencia se reporta de 3-10 casos por 100,000 
personas/año en países desarrollados y varía de acuerdo al grupo de edad, la región geográfica 
y la concentración de poblaciones en riesgo incluyendo personas con enfermedades cardiacas 
congénitas que afectan al aparato valvular principalmente, usuarios de drogas intravenosas, 
degeneración valvular en el adulto y usuarios de aparatos intracardiacos. Existe una mayor 
prevalencia en el sexo masculino, con una relación reportada desde 3:2 hasta 9:1. La edad de 
presentación se encuentra entre los 47 y los 69 años. Se han identificado algunos factores que 
incrementan la probabilidad de padecer EI, uno de los grupos de mayor riesgo es el de usuarios 
de sustancias tóxicas por vía intravenosa ya que representa del 65-80% de los casos. En relación 
con las distintas anormalidades cardiacas, se considera que un individuo se encuentra en alto 
riesgo cuando tiene válvulas protésicas, antecedente de endocarditis o cardiopatía congénita 
cianógena Hay riesgo moderado cuando existen defectos congénitos como conducto arterioso, 
defecto de tabique interventricular o atrial, coartación aórtica o válvula aórtica bicúspide, así como 
disfunción valvular adquirida. 
Una amplia variedad de microorganismos pueden ocasionar EI, entre los cuales predominan las 
bacterias, sobre todo los estafilococos y estreptococos. Existe variación regional, pero el 
Staphylococcus aureus (31%) es la principal causa de EI en la mayor parte del mundo, seguido 
de estreptococos del grupo viridans (17%) y especies de Enterococcus inclyendo E. faecalis y E. 
faecium. El grupo de microorganismos HACEK es relativamente rara en América. Los hongos 
como candida albicans, candida sp., histoplasma y Aspergillus sp provocan 10% de los casos. 
La infección del endocardio depende de la existencia de bacteremia en circunstancias que 
permitan la colonización de sus superficies internas o del endotelio vascular. El choque de flujos 
turbulentos de alta velocidad sobre las superficies endocárdicas favorece el daño endotelial, el 
cual se traduce en un estímulo trombogénico que desencadena un proceso inflamatorio, con la 
formación de vegetaciones que, posteriormente, se infectarán. Este proceso infeccioso puede 
persistir de manera local y dar lugar a ulceración, formación de abscesos o destrucción del 
aparato valvular. Las vegetaciones pueden fragmentarse y enviar émbolos sépticos que pueden 
alojarse en la circulación coronaria, cerebral, renal, extremidades y sistema esplácnico. Las 
macroembolias son características de la endocarditis por hongos. Al ocluir algún vaso, puede 
originar un infarto en el territorio tributario de dicha arteria y dar lugar a una endarteritis séptica, 
con su posible evolución a un aneurisma, el cual puede romperse, con evento hemorrágico mortal. 
El cuadro clínico se conforma por fiebre de predominio vespertino, puede haber sintomatología 
general inespecífica como astenia, adinamia, hiporexia y pérdida de peso. Los cambios en los 
ruidos cardiacos se hacen presente. Los signos inmunológicos y vasculares son las manchas de 
Roth a nivel oftalmológico, las manchas de Jenaway en las palmas de las manos o plantas de los 
pies y los nódulos de Osler. En la E.I de larga evolución aparece el hipocratismo pálido. 
El diagnóstico de EI se basa en los criterios de Duke, que considera los datos clínicos, la 
presencia de fiebre Q en ausencia de cultivos positivos, y su asociación con datos 
ecocardiográficos para no excluir casos probables de endocarditis infecciosa que no reúnen los 
criterios confirmatorios dentro de estas clasificaciones. De acuerdo con los criterios de Duke, 
podemos hablar de un caso definitivo, posible o rechazado. Un caso posible de endocarditis 
infecciosa debería definirse como la presencia de un criterio mayor y uno menor o tres menores, 
además de que la bacteremia por Staphylococcus aureus debería considerarse un criterio mayor 
aun si la infección es nosocomial o procedente de otro foco. 
Los estudios de apoyo diagnostico considera el laboratorio y técnicas por imagen: 
CECILIA TORRES R 
 
 
Hemocultivo: Son el estudio de microbiología más importante para el diagnóstico y tratamiento 
de la EI. En el proceso de búsqueda del microorganismo, se deben incluir métodos de cultivo 
aerobios y anaerobios tanto para organismos comunes de la enfermedad como para aquellos 
poco frecuentes, e incluso medios especiales para hongos. Si los hemocultivos son negativos 
después de las 48 horas de incubación y el cuadro clínico es sugestivo de endocarditis infecciosa, 
deben considerarse técnicas de cultivo especiales. 
Ecocardiografía: Es la piedra angular de las modalidades de imagen en el diagnóstico de la EI. 
Se debe realizar una ecocardiografía transtorácica (ETT) en todos los casos de sospecha de 
endocarditis. La ecocardiografía transesofágica (ETE) tiene un papel importante en el diagnóstico 
de EI cuando el ETT es negativo y en la caracterización de lesiones e identificación de 
complicaciones locales. Tres hallazgos ecocardiográficos son criterios importantes en el 
diagnóstico de endocarditis infecciosa: vegetación, absceso y dehiscencia de una válvula 
protésica. La sensibilidad de los rangos de ecocardiograma transtorácico es de 40 a 63%, y la del 
ecocardiograma transesofágico, 90 a 100%. 
La terapia antimicrobiana óptima implica el uso prolongado (> 4 semanas) de agentes 
bactericidas en un intento por erradicar la infección. La terapia antimicrobiana inicial a menudo 
es empírica y se basa en factores epidemiológicos y del paciente. 
 
• Endocarditis de válvula nativa. 
S.aureus, estreptococos del grupo viridans, 
especies de Enterococcus, organismos HACEK. 
• Endocarditis de válvula protésica 
Vancomicina IV 20 mg/kg dosis de carga y luego 
15 mg/kg cada 12 h. 
Cefepima IV 2 g cada 8 h 
• Endocarditis con cultivo negativo Vancomicina 
Coxiella burnetii, especies de Bartonella , especies IV Ceftriaxona IV Gentamicina 
de Brucella IV 3 mg/kg cada 24 h en 3 dosis divididas o 
doxiciclina 100 mg dos veces al día 
No hay ninguna indicación para el inicio de fármacos antitrombóticos (fármacos trombolíticos, 
anticoagulantes o antiagregantes) durante la fase activa de la EI. 
En la endocarditis fúngica, la anfotericina B en dosis máxima (1 mg/kg/día) con o sin 5- 
fluorocitosina es el esquema terapéutico utilizado. La dosis sugerida es de 3 a 5 mg/kg/d. Cuando 
no se puede realizar tratamiento quirúrgico, se aconseja administrar tratamiento antifúngico 
supresivo de por vida. 
Las indicaciones para la cirugía implican la presencia de disfunción valvular que causa 
insuficiencia cardíaca, bacteriemia persistente a pesar de la terapia antimicrobiana y EI con 
hongos u organismos resistentes a los medicamentos. Se desconoce el momento óptimo del 
manejo quirúrgico en la EI. Según la Sociedad Europea de Cardiología, el momento quirúrgico se 
es emergente (dentro de las 24 horas), urgente (dentro de unos pocos días) o electivo (después 
de 1 a 2 semanas de terapia con antibióticos) y recomienda evitar un retraso en el manejo 
quirúrgico de la EI en caso de compromiso hemodinámico, infección no controlada evidenciada 
por fiebre persistente o extensión perivalvular de la infección y prevención de embolia. 
 
 
BIBLIOGRAFIA 
Hubers, S. A., DeSimone, D. C., Gersh, B. J., & Anavekar, N. S. (2020). Infective Endocarditis: A 
Contemporary Review. Mayo Clinic proceedings, 95(5), 982–997. 
https://doi.org/10.1016/j.mayocp.2019.12.008 
Shmueli, H., Thomas, F., Flint, N., Setia, G., Janjic, A., & Siegel, R. J. (2020). Infective 
Endocarditis 2020: Challenges and Updates in Diagnosis and Treatment. Journal of the American 
Heart Association, 9(15), e017293.https://doi.org/10.1161/JAHA.120.017293

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