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'informé historia argentina^' - Taiel Gonzalez

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Alumno: Gonzalez Taiel Nazareno. 
Asignatura: Historia Argentina. 
Instituto N15 de Campana. 
En este informe les hablaré del Pacto de San José de Flores, también conocido como Pacto de Unión Nacional, 
Pacto de Convenio de Unión o Pacto de Familia. 
Dicho pacto fue la resolución del Convenio de paz y unión entre la Confederación y el estado de Buenos Aires 
el 11 de noviembre de 1859. Su firma fue determinada luego de la batalla de cepeda en donde el vencedor 
resultó ser la confederación. 
Esto determino que Buenos Aires acepte ser parte de la confederación y se compromete a aceptar la 
Constitución de 1853.Todo esto sucedió luego de que una convención constituyente especial analizara las 
reformas propuestas por la provincia. Aún sin mencionar expresamente la eventual federalización de la Ciudad 
de Buenos Aires (lo cual ocurriría en 1880, separando definitivamente la Ciudad de Buenos Aires de la 
Provincia de Buenos Aires) que disponía la Constitución de 1853, el Pacto reconoció la integridad territorial 
de la provincia, aceptando que cualquier división de la misma debía ser consentida por la legislatura provincial. 
El Pacto de San José de Flores fue complementado pocos meses después por el Convenio Complementario 
del 6 de junio de 1860 y ejecutado el 25 de septiembre de dicho año, al realizarse la reforma constitucional 
de 1860, ratificada por Buenos Aires el 21 de octubre del mismo año. En 1861 una nueva guerra entre la 
Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, finalizó con la victoria de los porteños en la Batalla de 
Pavón del 17 de septiembre, causando el derrocamiento de las autoridades nacionales y la toma de facto del 
poder de la Confederación, por el hasta ese momento gobernador del Estado de Buenos Aires Bartolomé 
Mitre, reunificándose así ambos estados definitivamente. 
Antecedentes: 
Desde fines de 1852, la Argentina estuvo dividida en dos estados separados, sin más relación que la diplomacia 
y el comercio: la Confederación Argentina, formada por las trece provincias del interior, y el Estado de Buenos 
Aires, formado por la actual provincia de Buenos Aires. La división se había originado por la negativa de Buenos 
Aires a refrendar el Acuerdo de San Nicolás y a participar en la sanción de la Constitución Argentina de 1853. 
La división puso en serios aprietos a la Confederación, más que a Buenos Aires, ya que la principal fuente de 
impuestos, la Aduana de Buenos Aires, permaneció controlada por el gobierno porteño. Por otro lado, si bien 
nominalmente los países europeos y americanos reconocían solamente a la Confederación, sus diplomáticos 
preferían residir en Buenos Aires, ciudad mucho más grande y cómoda que la entonces pequeña capital de la 
Confederación, Paraná. 
El gobierno porteño contaba con algunos aliados en el interior, sobre todo el gobernador de la provincia de 
Santiago del Estero, Manuel Taboada, y poderosos partidos liberales en Salta, Corrientes, Tucumán y San 
Juan. Cuando los liberales de San Juan lograron apoderarse del gobierno provincial por medio del asesinato 
del caudillo federal Nazario Benavidez, estalló la guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de 
Buenos Aires. No duró mucho, y básicamente se limitó a la batalla de Cepeda, del 23 de octubre de 1859. 
 
 
El pacto: 
El día 9, López comenzó una serie de entrevistas casi sin descanso con los mediadores de ambos bandos. El 
11 de noviembre, finalmente, se firmó el Pacto y se canjearon los prisioneros de guerra. 
El texto final del Pacto era muy similar a la propuesta de Urquiza anterior a Cepeda, con algunas variantes. Las 
cláusulas más importantes fueron: 
• Buenos Aires se declaraba parte integrante de la Confederación Argentina. 
• El gobierno porteño convocaría una convención provincial, que revisaría la Constitución Nacional y 
podría proponer reformas a la misma. 
• En caso de que se propusieran reformas, éstas serían discutidas por una Convención Nacional 
Constituyente, a reunirse en Santa Fe, con la participación de todas las provincias. 
• El territorio de Buenos Aires no podría ser dividido sin el consentimiento de su Legislatura. Eso era 
particularmente importante debido a que la Constitución establecía que la capital de la Nación era la 
ciudad de Buenos Aires, y que debía ser federalizada. 
• Buenos Aires se abstendría en delante de mantener relaciones diplomáticas con otras naciones. 
• La provincia de Buenos Aires conservaba todas sus propiedades y edificios públicos, con excepción 
de la Aduana, que pasaba a ser propiedad de la Nación. Para compensar la pérdida de los impuestos 
aduaneros a las importaciones y exportaciones, la Nación le pagaría a la provincia el dinero necesario 
para mantener el presupuesto de la provincia en el mismo nivel que en 1859. 
• Se establecía un perpetuo olvido de todas las causas que había provocado la desunión; este incluía 
una amplia amnistía para los participantes en las disensiones pasadas. 
• El ejército nacional se retiraba de la provincia de Buenos Aires. 
Fue firmado por Juan Bautista Peña y Carlos Tejedor, como representantes del Estado de Buenos Aires, Tomás 
Guido, Daniel Aráoz y Juan Esteban Pedernera por la Confederación, y el general paraguayo Francisco Solano 
López, como mediador. 
• Fracaso y supervivencia del pacto: 
Pero con la sanción de las reformas de 1860 no se terminaron los problemas: Mitre y los porteños azuzaron 
las diferencias entre Derqui y su antecesor, que seguía siendo el comandante del ejército y había vuelto al 
gobierno de la provincia de Entre Ríos. Los liberales, aliados de Buenos Aires, lograron una serie de avances 
en las provincias del interior, obligando a Derqui a apoyarse cada vez más en Mitre y sus aliados. 
Dos crisis precipitaron el fracaso de la anunciada “unión nacional”:[1] por un lado, los liberales de San Juan 
asesinaron a su gobernador, José Antonio Virasoro; en respuesta, el general Juan Saá, nombrado interventor 
federal por Derqui, invadió la provincia y derrotó al nuevo gobernador Antonino Aberastain, que fue 
ejecutado. Por otro lado, el gobierno porteño, a pesar de lo pactado, eligió los diputados de la provincia según 
la ley provincial, y no según la nacional. Cuando el Congreso rechazó los diplomas de los diputados porteños, 
Mitre anunció que desconocía el Pacto de San José. Y desconoció la autoridad del presidente Derqui y su 
Congreso, además de negarse a entregarle la Aduana. 
Eso precipitó una segunda fase de la guerra civil, que comenzó con la victoria porteña en la batalla de Pavón. 
A continuación, el ejército porteño invadió las provincias federales del interior. Derqui renunció, y la 
Confederación quedó de hecho disuelta. 
Los gobiernos provinciales encargaron a Mitre normalizar las autoridades nacionales, y éste reunió un nuevo 
Congreso Nacional, en el que los federales fueron proscriptos en casi todas las provincias. Y poco después fue 
elegido presidente de la Nación, cargo que asumió en octubre de 1862. 
Pese a las presiones de los porteñistas más fanáticos, Mitre decidió reconocer el texto constitucional aprobado 
en 1860, y también todas las cláusulas del Pacto de San José de Flores. La República Argentina permaneció 
unida, aunque dominada de hecho por el gobierno porteño. En esas condiciones, tampoco tuvo inconveniente 
en nacionalizar la Aduana. 
Los federales fueron completamente derrotados a lo largo de una larga guerra civil. Y, tras varios alzamientos 
esporádicos, terminaron por ser definitivamente aplastados a mediados de la década de 1870. No obstante, 
las guerras civiles argentinas se reanudaron en varias oportunidades hasta 1880, dirimiéndose a través de 
ellas la preeminencia política de un partido liberal nacional, y la Federalización de la ciudad de Buenos Aires 
como capital de la Nación. 
Bibliografía usada para este informe. 
 
Scobie, James, La lucha por la Consolidación de la Nacionalidad Argentina, Ed. Hachette, Bs. As., 1965.Cresto, Juan José, El Pacto de San José de Flores: la unión nacional salvada, Revista Todo es Historia, nro. 150. 
Serrano, Mario A., La capitalización de Buenos Aires, Ed. Círculo Militar, Bs. As., 1995. 
Páez de la Torre, Carlos (h), El derrumbe de la Confederación. Memorial de la Patria, tomo XI, Ed. La Bastilla, 
Bs. As., 1984.

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