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Teoría y Técnicas de la terapia Psicoanalítica de Adolescentes

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T E O R ~ A Y TECNICA DE LA 
TERAPIA PSICOANALITICA 
DE ADOLESCENTES 
Jos6 de jesús Gonzllez 
Javier Romcro 
Federico de TaMra 
Teoría y técnica de 10 terapia psicoa 
tica de adolescen tee analiza las base 
ricas del tratamiento paicoanditic 
adolescentes y explica las técnica~l 
nevarlo a cabo. Con fundamento en la 
teoría de la psicoterapia psicoanalitica, 
los autores contemplan los principales 
proMernas del adolescente y de manera 1 h i V E Y T h ~ l 0 BiOGRLF>CD 
prictica y sencilla describen, paso a paso, 
el proceso del tratamiento. 
En 'la primera parte del libro se describen 
cada una de las etapas de la adolescencia, 
sus diferentes estructuras y caracteristi- 
cas, y sus funciones psíquicas; también : 
se explican la psicología de! yo y el fun- i 
clonamiento defensivo. 
Eki la segunda se revisan, en orden cronoIó- 
gico, los aspectos principales del proceso 
psicoterapéutico: la manera de eshblecer 
\ 
* 
Teoria y técnica 
de la terapia 
psícoanalí~lca de 
ADOLESCENTES 
José de jesús Gonzilez NúAez 
Javier Romero Aguirre 
Federico de Tavira y Noriega 
Catalogad6n m Ia fuente 
Gonzák Núñez, José de Jesrls 
Teorra y t&cnica de la m pslcoanalítica de 
adolescentes. - 2a ed- - w c o : TdIIas, 1 989 
(rereimp, 1 998). 
190p.;23 m. 
&ih@!da: p. 180-1 85 
R K k Indkes 
ISBH 968-24-3151-4 
1. Terapla i. 2. PslccanálMs. 3- m c e n c l a , 
Psicologia de la. 1. R m -e, Javier, 
11. Tavira y HorYega, Sedem de tll. t. 
1 D- 616891 7 ' W t LC- RJ504.2'66.8 1544 1 
La presantación y dispwncldn m canywb de 
TEOR~A Y T€CM/W DC LA TEñhPIA PSKOAIIAL~TICA 
DE ADOLt5CEifTk5 
son propiedad del ediiw. ninguna parte de esta obra 
puede w r e w a o trasmlt/da, mediante ni@n 
o método, e/ectr&ico o m ~ á n l c o (Induyendo el fotoc@ado, 
b g r a b x h o cualquier sistema de r e c u m y aknacenamlento 
$e infwmaddn), s/n consent~rnrento por escnto del editor 
Wemzhos resenrados 
O 1986, Editorla/ Trllas, 5. A. &C. V., 
División AdminBtmtiva, Av. R b Chwubusce 585, 
Col. Pedro Maria Maya, C. P. 03340, Méxlco, D. F 
fe/. 6884233, FA>( 604 1364 
OMskin C m a I , Calz. de la Viga 1135, C. P. 09439 
!%&O, D. F. Te/. 6330995, M X 6330870 
Mjembro de la Cámam Maclwrnd de b 
/ndu~tria .Editotia/. Reg. núm. 158 
Pt imra edlddn, 1986 pssH 968-24-1 936-0) 
Segunda edEdónI 1989 (158N 968-24-3 152 -4) 
R e i m p r m , 1993 y 1995 
tercera reim~resión, iunio 1998 
Impreso en México + 
Prlnted in Mexico 
En México, como en la mayork de los paises latinoamericanos, el 
índice de poblaci0n adolescente es excesivamente elevado. La natu- 
raleza psicológica de Ia adolescencia, así como Ias características 
psiquicas individuales y la influencia que e1 medio ambiente ejerce 
sobre los individuos en esta etapa, provocan que una buena parte de 
dicha población requiera ayuda para resolver sus problemas psicológi- 
cos, lo cual explica el hecho de que un sinnúmero de personas se 
interesen por el estudio de las técnicas psicoterapéuticas adecuadas. 
Evidentemente, ea importante contar con esquemas e instrumentos 
que faditen el trabajo del psicoterapeuta, tanto por lo que toca a su 
realización, como por lo que respecta a una ademada labor de ayuda. 
La psicoterapia de1 adolescente no es una labor estric~mente 
diádica puesto que, con frecuencia, los padres están también intere- 
sados en conocer la evolución psíquica de sus hijos, Por obo lado, 
todos aquellos profesionales invoIucrados de una u otra foma en el 
trabajo constante con les adolescentes, tdes como educadores, pe- 
dagogos, trabajadores sociales, etc., requieren conocimientos apro- 
piados que nomen su intervención en el proceso cvoIutivo de 10s 
mismos. Ante estas necesidades, el presente libro se propone reunir 
la información teórica indispensable en el ejercicio profesional del 
psicoterapeuta especializado en este tipo de problemas, asi como la 
descripciiin de las tkn icas más relevantes utilizadas para su resalu- 
ción. Deseamos que su contenido sea de utilidad no sÓIo para el 
profesional, sino también para todos aquellos que sientan la necesi- 
dad de contar con un instnimtnto de trabajo que les permita estable- 
cer una mejor relación con el adolescente. 
Como profesores univenitdos, hemos constatado la necesidad 
antes descrita, Ia cual se agudiza ante la escasez b i b l i ~ g r ~ c a sobre 
el tema. Nuestra intención es, por tanto, brindar al lector esquemas 
lo mb descriptivos posible respecto de1 desarrollo psicológico del 
adolescente, así como, en caso necesario, de las terapias adecuadas. 
En la primera parte de1 Ebro se de~criben las particularidades 
de cada una de las etapaa de la adolescencia, y se presenta un pro- 
grama que ilustra la manera en que se organizan las diferentes estmc- 
turas y funciones psíquicas en cada una de tales etapas; se aportan 
también ideas que permiten conocer y levaluar las funciones yoicas 
que enfatizan la función defensiva. 
En la segunda parte se presentan, en orden cronol6gico,lo~ princi- 
pales aspectos temicos del proceso psicoteraptutico, la rnotivaciiin, el 
afecto, la alianza de trabajo, la recreacibn, la resistencia, la -de- 
rencia y la contratransferencia y, por dtirno, el final del tratamiento. 
De esta manera, deseamos proporcionar aI lector los elementos bkioos 
para la comprensión global de cada tema, asi como Iao fuentes biblio- 
gráficas que le permitan profundizar en la investigaci6n. 
Cap. 1. Caracterf- de las adolescentes 
&doIescencia, 15. Addeecencía temprana, 17. A d o k U a 
propiamente dicha, 19. Adolescencia tardía, 24. Poaadoleaicen- 
da, 31, 
Gp. 2. TcorÍa general de 1aa funcionen yoicas e iiidcadones teraphticslii S5 
Las funaones yoicaa, 35, Las f i m Q m del Y o y el procesa atta- 
litico, 45. Adolescmcia y funciones yoicaa, 55. 
C q . 8. Psicología de? yo ea la adolescencia 57 
Cap. 4. Funcionamlcnto defensivo en la adoicsccncia 63 
Concepto de defensa y de operadones defensivas, 63. Motivai 
que moviüzm las operaciones defaiaivas del Yo, 64. Los mem- 
nismos de defensa típicos, 69. 
El. primer contacto Delefbniao, 79. La interrupción por I l amh 
telefónicas durante el transcurso de la entrevista, 82. Reaocio- 
nea de transferencia a la intempción, 89. 
Antecedentea, 84. La primera en- 85. Los prepmdvoe 
p.ara la m&ta inicial, 90. La atar&, 93. Terminación de h 
primera entrevista, 94. 
*. 8. E1 conimto en Ia psicuterapk de los adolemmtes 97 
El lugar, 98. E1 h d o , 98. La duración de la sesibn, 99. La 
frccucncia de las sesiones, 99. El pago, 99. La duración del tra- 
tamiento, 100. La8 demedades del paciente, 10I, 
Cap. 9. L a m ~ m 103 
Cap. 10. El afecto en la psicoterapia de las idoles~entes 113 
Mgunoi aspecto5 del manejo de los afectos del &kmte m la 
psicoterapia, 120. 
Cap. 11. Laalianeadembajo 122 
Aprbdonca del paciente dolesoente a la AT, 124. Aportado- 
nes del pdcoterapeuta a la AT c m adolescentes, 124. Aporta- 
ciones de la dtuación psicotmapCudca a la AT con adolescentes. 
128. Manera en que se mbIece la alianza de trabajo c m pacien- 
t e s adolescentes, 128. Alianza na psicoterqiuticae, 130. Ma- 
nifestaciones d inica de la alianza de trabajo. 1 SO. Momento en 
que se m m h n a e1 eitablecimknto de una adecuada AT con el 
adolescente. 130. Sintomas de una alianza terapéutica dtcrada, 
13l. Interrupción de la psicoterapia, 13 1. La seudoalianza tera- 
péutica, 152, 
Cap. 12. La regreiihn en la pskotmapia de 10s adolescentes 133 
EL concepto de repesión y su importancia, 133. Regresión y si- 
tuaubm anali~ca, 134. La regrcsibn en t tmpia psicoanalidca 
de Ios adolesctnte~, 138. 
Cap. 13, La resistencia 140 
El concepto de wshtaicia, 140. Manifestauwiea dinicas de la 
reditencia, 141. Clasificaciiin de laa resistencias, 146. Rehten- 
cia y adole&cenck, 148, Técnimsparael analisis de lasrtsistenáas, 
149. Reglas temicas relativas al mtamienta de la resistencia, 
151. 
Cap. 14. La transferencia y la contratrandtrencia en la pdcoterapia 152 
La transferencia y la rxin-msferencia como unidadesfuncio- 
nales, 152. La transferencia dcaclc el p u t o de vista ppicoanaliti- 
CO, 154. la contratransferencia desde el punto de vista psicoa- 
nalltloo, 155. La transferencia en la psicotmapia de adolescentes, 
159. Con~ratransf erencia en el h-atamiento con adole8cen tes, 160. 
Cap* 15. El final de1 tratamiento 164 
Las metas en el proceso de termhadbn, 168. M o a para la 
tenninación del a&&, 174. Técnica de tcrmhaaón, 175. La 
función de los padres durante la fase de terminación, 178. 
Caracteristicas 
de Iss ad~lescentes 
Como objeto de estudio de la psicologia, el hombre puede ser visto 
como una unidad biopsicosacial u organicosocial integral. Lo mismo 
debe decirse del adolescente, que se vuelve una abstracción si no es 
considerado como un ser en desarrollo y como una unidad orgánica. 
De acuerdo con fo que expresó Erickson en 1959 acerca de la 
neurosis, el adolescente es una persona en desmollo psicosomático, 
psicosocial e interpersonal. Aunque en Ia actuaZidad no concebimos 
ninguna separación entre estos conceptos, mantenemos h suposición 
=mántica de que la mente es una *'cosa3' -parada del cuerpo, y de 
que la sociedad es una "cosa" externa a b persona, pero siempre en 
 tua acción con ella dentro de una unidad funcionaI. 
La adolescencia es im periodo de la vida que osda entre la niñez 
F k add tez y cuya duración e incluso existencia han sido discutidas y 
dcfmidm como epoca de crisis. 
Si bien es cierta que cada cambio de etapa en la vida es una época 
de &As, también es cierto que si un individuo determinado ha tenido 
rrn;i infancia poco problemática, tendrá una adolescencia menos pro- 
QemStica que los que han tenido mayores desajustes. Sin embarga, la 
z20Iescwcia es una epoca de la vida en la que la biología, Ia psico- 
T q ' a y la interacción social del indiGduo se ponen en crisis. 
Esta crisis, determinada por aspectos socioIógicos y culturales, 
más tiempo para alcanzar m meta, la genitalidad, que e1 mismo 
pmc.tso de maduración fisiológica (Benedek, 1979). En otras etapas, 
1 a k i s destaca o st especifica en algún aspecto, pero en Ia adolescen- 
ci la crisis se genedixa. La han llamado, por esto, etapa de "un 
-o nacimiento" (Hall, S., 1964). Son notabies 10s cambios bioló- 
Tos que aparecen en la adolescencia. Ea etapa se caracteriza por la 
= d m m i Ó n de funciones y la aparición de nuevas sensaciones psico- 
lógicas, como un concepto diferente de Ia amistad, y una distinta 
percepción de la sociedad. ¿Qué tan nuevas son? Eso dependerá de 
cada adolescente. 
Así pues, el adolescente, que ya no es un niño pero que todavía 
no es un adulto, y al cual se le exige que se comporte a veces como un 
niño y a veces como un adulto, tiene mucho trabajo biológico, mtra- 
psíquico y social que desarrollar. Quiere llegar a ser "alguien", pero 
nn sabe cómo, aun cuando dice saberlo. Necesita de la familia, dela 
escuela, de la sociedad, y si no se le brinda esta ayuda de manera dis- 
creta, desinteresada y efectiva, va a ser un adulto con dificultades en 
la vida, 
Este proceso de la existencia, obliga aI Yo a redizar una dificil 
labor de integración. En virtud de que se presenta un resurgimiento 
dc las energias psicosexudes, el Yo debe dominarlos primitivos con- 
flictos infmtiIes y unificaslos dentro de las funciones dt la personati- 
dad aduIta (Berredek, 19 7 9). 
Los fenómenos m& sobresalientes de esta edad son bien conoci- 
dos por todos, por lo que $610 se mencionan a manera de repaso en el 
capitulo concerniente d aspecto biológico. 
A continuación presentamos la secuencia noma1 de la maduración 
según Schoenfeild (1980). 
Cnadro 1.1. Secuencia nomal de la maduración en los varones. 
Edad VmPoción 
Euse Caracterijtkas sexuales pronaedih de Ia edad * 
. . -. - . - . -- 
De la niñez a la Los testiculos y el pene no 
preadoIescmQa han crecido desde la 
infancia; no hay vello 
púbico; e1 aumento de 
astamra es constante; 
no hay "estirones". 
Primera fase de Ia Comienza a aumentar el 12 a 13 l o a 15 
adolcsccncia tamaño de los testículos; 
crece t i escroto, cuya piel 
enrojece y se vuelve más 
áspera; crece e1 pene en 
longitud y circunferencia; 
no hay verdadero vello 
púbico. 
Fasemediadela Vcllopdbicapigmentado, 13a16 11a18 
adolescencia áspero y recto, en la base 
del pmc, gradualmente 
mds rizado y abundante; 
forma al principio un 
posteriormente se 
extiende hasta el ombligo; 
el vello a x k aparece 
despues de1 púbico; el pene 
y 1- t e s ~ c u l o s siguen 
creciendo; el escroto 
aumenta de tamaño, se 
hace pigmentado y rugoso; 
aceleración del aumento de 
estatura, con uir r n h o 
incremmto en la épwa en 
que aparece el veüo púbico; 
la aceIeración disminuye 
c-do el vello phbico ya 
ha crecido ; m a d d ó n de 
la próstah y las vesi& 
seminales; ey&ione 
eqontkeas o inducidas, 
aunque los espermatmoides 
son insuficientes en 
niimem y tienen 
inadecuada movilidad (estedidad 
adolescente); la voz 
comienza a camblx a 
medida que la laringe se 
dilata. 
Úitirnafasedela Apareceysedifundeelwflo 16a18 14a20 
adolescencia facial y corporal; el vello 
púbico y axilar se hace más 
denso; Ia voz se vuelve 
m& profunda; la 
eyaculacibn contiene un 
núrnmo adecuado de 
espermatozoides, aptos para 
la fertilización; disminuye 
el r i h o del aumento de 
estatura, se llega al 98% 
de la estatura madura a 
los 17 años 10 meses; 
entradas en la línea frontal 
de1 cabello. 
D e Ia Maduracibn, pleno desarrollo 18 a 20 16 a 2 1 
posadolescencia de las caracteristicas 
a la edad adulta sexuales primarias y 
secundarias; pueden 
continuar desarrollhdose 
los músculos y el hirsutismo. 
* Se consideró dentro de ia variaQ6n norma1 desde el primero al noveno dcciI, es decir, 
80% de Ios casos. (Schoenfeld, 1980.) 
12 
Cuadro 1.2. Secuencia norrnai de la maduración en las mujeres. 
Edud Vanacio'n 
Caractmf ticas sexuales promedio de iu edad* 
De la niñez a la 
preadolescencia 
Primera fase de la 
adolescencia 
Fase media de la 
adolescencia 
Última fase de la 
adolescencia 
No hay ve110 púbico; 
pecho plano; 
aumento de estatura 
conatante; no hay 
6' estiranes". 
DesarroUo de la cadera; 
pechos y pezones 
elevados en la fase de 
la "yema"; no hay 
verdadero vello púbico . 
Vello púbico pigmentado, 11 a 14 l o a 16 
áspero y recto, sobre 
todo en tomo de los 
labios, gradualmente 
se hace rizado y se 
extiende sobre el monte 
de Venus, se vuelve 
abundante y toma la 
forma de un trihgulo 
invertido ; vello axilar, 
que aparece después 
del púbico; marcado 
"estirón" en el crecimiento, 
con un máximo incremento 
en altura, unos 18 meses 
antes de la rnenarca; 10s 
labios se agrandan; la 
secreción vvagind se vuelve 
ácida; los pechos, la 
aureola y el pezón se elevan 
formando un "pecho 
primario". 
Ve110 axilar en moderada 14 a 16 13 a 18 
cantidad, vello pUbico 
plenamente desarrollado ; 
pechos llenos y con 
forma adulta; 
menstmación bien 
establecida; disminuye el 
ritmo de aumento de 
estatura que cesa a los 16 
años 3 meses. 
De la Continúa creciendo el 16 a 18 15 a 19 
posadoIescencisi vello axilar; pechos 
a fa edad adulta plenamente desarrollados. 
* Se considcr6 denmo de la variación normal del primero al noveno d e d , es decir, 80% 
de 10s asos. (Schocnfeld, 1980.) 
La adolescencia se caracteriza, en e1 aspecto biológico, por la ma- 
chraci6n de las gónadas o glándulas de secreción interna, las cuales se 
manifiestan, en el hombre, por la primera polución, y en la mujer, por 
la aparición de la rnenarquía. Así, la adoIescencia, época de tormen- 
tas hormondes, llevará al adolescente a tener grandes dudas acerca de 
cu sexualidad. Se desencadena& también las demás consecuencias 
de la maduración de las glhdulas sexuales, particularmente la apari- 
ción de los caracteres sexuales secundarios. Powe11(1975), citando a 
-%usubel ( 1954), presenta en forma esquemática los diferentes tipos 
de mnbios físicos y sus interrelaciones ocunidas durante Iapubertad. 
W m 1.3. El desarrolio físico y la imagen delYo f i'sico. 
Glándula pituitaria 
anterior 
espematmoides 
maduros 
Hormonas de la 
cmteza a&nd I 
I 
sexuales primarias t 
! 
Cambios en otras 
características 
I 
I 
Cambios en 
tamaño, peso, 
I 
I 
proporciones _1 
corporales 
y fuerza t 
14 CAP. l. CARACTER~STICAS DE LOS AüOLESCENTES 
En este interjuego de un organismo en constante cambio y en con- 
tacto permanente con e1 medio ambiente, se definirán los caracteres 
sexudcs terciarios que son, en su expresión manifiesta, aquellas acti- 
tudes corporaIes propias de cada sexo que implican un sustrato pico- 
16gico. 
Estas caractedsticas sexuales terciarias han sido poco investigadas 
debido a que no se Ies considera distintas de las secundarias. Sin m- 
bargo, Hellen Dtutsch ( 1944), basándose en Ia obs&ón psicoma- 
litica, expresa en su libro "Psicología de la mujer", que una tendencia 
especifica a la introversión y una profunda pasividad son cualidades 
características de la psique femenina, y que además son cícIicas. 
Debemos tomar en cuenta que esta afirmación dt KeUen Deutsch 
es producto de una época y de una cultura deteminada. En MExico, 
el frecuente "machismo " representa una cmctcristica terciaria fácil 
de observar, principalmente durante la adolescencia. 
En virtud de ciertos fenOrnenos, es muy importante considerar 
que d adolescente se lc debe impartir una adecuada educación sexud 
con fines psicoprriEiacticos. Atendiendci a un criterio de conceptua- 
Iizaci6n más estricto, podemos denominar pubertad a la serie de 
fenómenos biológicos que se inician con la maduración de Ias gónadas 
y terminan con el desanoIlo pleno de los caracteres sexuales secunda- 
rios, ya que el término adolescencia se usa con más propiedad desde 
el punto de vista psicalógico. Algunris autores están de acuerdo en 
que el inicio de Ia adolescencia es el mismo que d de Ia pubertad; sin 
embargo, otros consideran a Ia adolescencia como un fenómeno inde- 
pendiente de los procesos biológicos, aunque sin dejar de relacionarla 
con eUos. 
La adolescencia es una &poca de duración discutida. La duración 
de Ia adolescencia cstá determinada más bien por la cultura, par la 
raza, por el clima y por otros factores, individuales o familiares, por 
lo que, en algunos casos puede ser de los 11 a los 18 años, m otros 
dc los 12 a los 25 años, etc. 
Cabe recalcar tambiEn, que cs irnptisible hablar de una sola adoles- 
cencia. De hecho, existcn varias adolescencias. Para Blns (1962) no 
existen ctapas cronol6gicas cn la adolescencia, sino etapas evolutivas, 
y cada una es indispensable para la madurez de la siguiente. Se puede 
forzar la clasificación dc BIos y asignar una edad aproximada a cada 
etapa: Iatencia, de 7 a 9 anos; preadolescencia, de 9 a 11 años; ado- 
lescencia iemprana, de 12 a 15 años; adolescencia, de 16 a 18 años; 
adolescencia tardía, de 19 a 21 años; posadolescencia, de 21 a 24 
años. Para Pearsnn ( 1970) existen tres etapas: periodo prepuberal, 
de los 10 a los 13 años; periodo puberal, de los 13 a los 16 años; 
periodo pospuberai, de los E: 6 a los 19 años. 
PREADOLESCENCIA 15 
El Doctor Arnold Gessell(1980) txpresb: 
A los 10 año1 les gusta, no s610 escuchar historiw, sino relatar elIoi mL- 
mos *o que hayan visto, oído o leldo; a los 11 ~ o a , un caballo, un perro o 
cualquier otro animal, se vuelven deseos primordiales de 10s muchachos; a 
los 12 afioa, adoran los dobles sentidos; a Iw 13 años, se vuelven susceptibles 
a las moIestias proymtadas por sus hermanos menores; a los 14 años, cuanda 
les es dificil verse personalmente con otros muchachos, pasan muchas horas 
platicmdo por telefono; a los 15 aiias son c x b a m p ~ t c s , sobre todo en el 
vestir; a 1m 16 años, muestran una gran feücidad, aunque expresan que no es 
total. 
E s importante registrar estas diferentes etapas para darse cuenta 
de que en cada una de eUas se verifican diferentes procesos desde el 
punto de vista del desarrollo y de la evoIución interna del sujeto. A 
continuación nos referiremos a las diferentes etapas de la adolescen- 
cia, desde d punto de vista del desarrollo interno, para Iuego mostrar 
Ias caracteristicas del adolescente en cuanto a los aspectos observabIes 
y manifiestos desde el punto de vista externo. Describiremos las 
tareas especificas por resolver. 
PREADOLESCENCIA 
El aumento cuantitativo de Ia presion instintiva conduce a una 
acumulación de energía psíquica (catexis) indiscriminada de todas 
aquelIas metas libidlnales y agresivas de gratificación que han servi- 
do al niño durante los años tempranas de su vida. No puede distin,guir 
ni un nuevo objeto amoroso ni una nueva meta instintiva. Cuaiquicr 
experiencia puede convertirse cn un estírnulo sexual, inc l~so aquellos 
pensamientos, fantasías y actividades que están desprovistos de con- 
notaciones erhticas obvias. Ejcmplo: el estímuIo al cual el muchacho 
preadolescente reacciona ron una erección, no es necesariamente un 
estimulo erbtico, sino que b t a puede ser provocada por el miedo, el 
coraje o una excitaciíin general. 
La preadolescencia se caracteriza por un aumento cuantitativo en 
los impulsos. Esta situacián lleva a un resurgmiento de la pregmita- 
lidad (E'reud, 1977). El niño es m i s inaccesible, mis difícil de enseñar 
y controlar. 
la gratificacibn instintiva directa se encuentra a un Supcryo re- 
probatorio. El Yo recurre a Ia xepresién -proceso psíquico mediante 
el cual las percepciones e ideas dolorosas ara la conciencia pmanecen 
en el inconsciente, aunque sin perder su dinamismo-, a la fumación 
reac tiva -inversión del rasgo original; por ejemplo agresión - simpa- 
tía- y d dexplazamimtto -traslado del afccto de un objcto o idea a 
1 6 CAP. 1. CA RACTER~STICAS DE LOS ADOLESCENTES 
otro-. Esto le permite desarroUar capacidades e intereses que son 
aprobados por sus compañeroc de juego y adoptar muchas actitudes 
compematoi.las, conductas compulsivas y pensarnien tos obsesivos, 
para aliviar su angustia. En esta edad surgen intereses por coleccionar 
timbres postales, monedas, cajetillas de ceriIIos, distintivos, etc. 
Aparece la socialización de la d p a como instrumento para evitar 
el conflicto con el Superyo; se descarga la culpa en el grupo y, más 
especificamente, en el líder. Pueden aparecer como sintomas tran- 
sitonos los miedos, las fobias, los tia neniiosos. En esta etapa se 
presentan frecuentes dolores de cabeza y de est6mago; aparecen ma- 
nlas, como jugar con los cabellos, comerse las uñas, taparse los labios, 
tartamudear, taparse la boca, tocar constantemente todas las cosas, e 
incIusive, en algunos niños, chuparse el pulgar (Gessell, 1980). 
Los muchachos son hostiles ante sus compañeras, las atacan, tratan 
de evitadas y se vuelven presumidos y burlones. En realidad, inten- 
tan negar su angustia más que establecer una relación con das. La 
angustia de castracibn reaparece y los conduce a Ilwarse con compa- 
ñeros de1 mismo sexo, y experimentan una orientación genital a través 
de la catexis de s u s impuIsos pregenitales. 
Las muchachas se portan como "rnarimachas9*, 10 cual es una ma- 
nifestacibn del conflicto de la envidia a4 pene, que es el conflicto 
centrd de Ia joven preadolescente, y se dirigen en forma más directa 
hacia el sexo opuesto, 
El varón muestra un m e n t o difuso de la motilidad, se vuelve 
voraz, adopta actitudes sádicas, rediza actividades anales expresadas 
en placeres coprofiicos, usa un lenguaje obsceno, rechaza la limpie- 
za, siente fascinación por los olores, posee una gran habilidad por la 
producción onornatopéyica de ruidos y practica juegos fálicos exhibi- 
cionistas. Habitualmente protegen sus Eantaslas y expresan can gran 
facilidad los pensamientos sintónicos de grandiosidad y de indecencia 
del Yo. 
Los conflictos caracteristicos de los muchachos preadolescentes 
son e1 miedo y Ia envidia por Ia mujer. Su tendencia a identificarse 
con la madre f a c a lo alivia de la angustia de castración en rela- 
ción con ella. Recurren a ciertos ritos de iniciaci6n paraabandonar 
Ias gratificaciones pregenitales infantiles y superar su envidia por Ia 
mujer, 
EI muchacho debe renunciar totalmente a ws deseos de seguir 
siendo un niño dependiente del vínculo materno y debe completar 
la tarea de1 penodo edípico. El puede encontrar catisfacci6n cn el 
trabajo crtativo; aene que enfrentar Ios sentimientos de coraje, envi- 
dia, rivalidad, pero principalmente, Ia irnpotcncia y la destrucción 
agresiva. 
ADOLESCENCIA TEMPRANA 17 
En el hombre, la etapa de la preadolescencia se caracteriza por la 
angustia homosexual que contrarresta a la angustia de la castración. 
En el desarrollo femenino noma, la organización de los impulsos 
está dominada por la resistencia contra una fuena regresiva hacia la 
madre preedípica. 
ADOLESCENCIA TEMPRANA 
En esta etapa, tanto 10s muchachos como las muchachas, buscan 
con más intensidad objetos libidindes extrafamiliares. De esta manera 
se inicia la separación definitiva de las ligas objetales tempranas. 
Una de las caracteristicas de esta etapa es Ia falta de catexk en 10s 
objetos de m o r incestuosos, lo n ia l provoca que la libido flote Iibre- 
mente, buscando en dónde '4acumodarse". La falta de catexis se debe 
sobre todo, a la debiIidad del Superyo que, como es sabido, está 
formada principalmente por Ia intemdización de los padres al resal- 
verse el conflicto edipico, pero el adolescente se separa m esta etapa 
de ellos. Asi, su falta de catexis comprende tambiPn las representacio- 
nes del objeto y los valores mardes internaizados. Esta debilidad de1 
Superyo hace que el Yo se debilite porque ya no puede depender de 
Ia autoridad del Superyo. 
En esta edad, los valores morales y las normas de conducta han 
adquirido cierta independencia, se han hecho sintónicos con el Yo y 
operan parcialmente dentro del misma. A pesar de esta internaiza- 
ción, en la adolescencia temprana puede darse un rompimiento del 
autocontroI que desemboca en conductas ddictivas, m w chas veces 
relacionadas con la búsqueda de objetos de amor. Estas conductas 
también ofrecen un escape de la soledad, de1 aislamiento y de la de- 
presión que acompaiia a estos cambios catécticos. 
EI empobrecimiento del Yo provoca en e1 adolescente una sen- 
sación de vacío y de tormento interno. La intensidad con Ia que viva 
la separación de sus objetos tempmos estará deteminada no sólo 
por el aumento y la variación del ritmo de la tensión instintiva, sino 
fundamentalmente por la capacidad de1 Yo para defenderse de esta 
angustia instintiva, 
Za pkdida de interés de1 adolescente respecto n 10s objetos de 
amor familiares -falta de catexis hacia éstos- hace que sus amigos 
adquieran una enorme importancia, tanto para el muchacho como 
para la muchacha. La elección del objeto en esta etapa es, en esencia, 
narcisista. El individuo de esta edad ncccsita poseer objetos a los que 
pueda admirar y amar (idealizar). Al respecto, Freud menciona que 
esta expansión en la vida amorosa del individuo conduce a Ia forma- 
ción del ideal del Yo y, par lo tanto, se interndiza'una xdaciiin de 
objetos que, de otra manera podria conducir a una homosexudidad 
latente o manifiesta. E1 ideal del Yo, como formación psíquica dentro 
del Yo, no sólo remueve aI Superyo de la posición tan segura que 
había tenido hasta ahora, sino que también absorbe Ia libidonarcisista 
y homosexual. Cuando el ided del Yo no se forma, la tendencia 
sexual se presenta a manera de perversibn. Ser una vez m& el propio 
ideal del Yo, en reIaci6n a tendencias sexuales y asexuales, como en 
la niñez, es lo que haría felices a todas las personas. Pero la nueva 
distribución de Ia libido favorece la búsqueda de1 objeto heterosexual 
y sWe para mantener relaciones más estables. 
En Ea adolescencia temprana, las fantaslas masturbatorías.neutra- 
h a n la angustia de castración. Asimismo, se presenta una ruptura 
repentina en las relaciones objetales primarias. Esto se explica, en 
primer lugar, porque hay una erotización y una idedización de la 
amistad. Más tarde, al consumarse cl ided del Y o , hay una fnistm- 
ción, ya que el amigo idealizado se convierte en un sujeto 'homal'" 
mmda el ideal de1 Yo se establece independientemente del mundo 
externo. Parece que en la formación del ideal del Y o ocurre el mis- 
mo proceso que consolidó e1 Superyo en ia dedinacidn de1 periodo 
edípico: la identificación con el padre. Se estabIece la agencia con- 
troladora que es capaz de regular y mantener la autoestima (equilibrio 
narcisista). 
En Ia adolescencia temprana se presenta el amor hacia lo que re- 
presenta el ideal del Ya, pero en la adolescencia, propiamente dicha, 
aparece como recién adquirido el idead del .Yo, el cual influye en la 
elección del objeto heterosexual, y m la adolescencia tardía se re- 
suelve esta falta de unidad. 
Para el varón adolescente, los sentimientos de ternura hacia el 
padre constituyen un conflicto. La situación se resuelve ya sea en- 
trando en franca oposicibn con 151 o mediante una gratificación inhi- 
bida de metas, intereses compartidos y camaradería. La amistad en 
la adolescencia temprana de la muchacha, desempeña también un 
papel importante. La falta o pkdida de una amiga puede llevarla a 
la desesperación y aun, a l a dtpresi8n. En algunas muchachas se pre- 
sentan probIernas psicóticos al perder a una amiga y no encontrar una 
cornpensaci6n en la madre. 
Una forma típica de idealización es el "ftechazo". Los objetos 
escogidos pueden o no presentar similitudes con Ios padres. En el 
objeto de2 "flechazo" se presentaran cualidades masoquistas y pasi- 
vas que representan un estadio intermedio entre la posiciiin fdica de 
Ia preadolescencia y la progresión hacia la femineidad. ES, de hecho, 
el estadio intermedio bisexual, En esta etapa, Ia muchacha reprime 
ADOLESCENCIA PROPIAMENTE DICHA 19 
mmos su tendencia bisexual y muestra más fAcirmente su masculini- 
dad; el muchacho, en cambio, niega y se avergüenza de su femineidad. 
Ia muchacha se pregunta mis conscientemente: 2Soy un hombre o 
una mujer? A menudo cree que puede escoger cualquiera de Ias dos 
orientaciants. Experimenta una extraiia sensación de vaguedad en 
rdación con el tiempo y e1 espacio. La posición bisexual de la mu- 
&ac.ha en la adoIescencia temprana está relacionada íntimamente 
con el prabIema del narcisismo. La eleccibn del objeto narcisista prc- 
Canina, El pene ilusorio se mantiene como una realidad psíquica 
que protege a 1a muchacha de Ia vaciedad narcisista. La representación 
5'3zxual continúa existiendo hasta que la muchacha vacía en todo su 
suerpo aquella parte de la libido narcisista que ha estado ligada con 
L +en corporal bisexud. Entonces ella busca completarse, no en 
6 misma, sino en el amor heterosexual. 
la declinación de la tendencia bisexual marca Ia entrada en la. 
d l t x e n c i a . la heterosexudidad defensiva de la muchacha con una 
zc5md precoz m relación con el sexo tiene, por lo general, un efecto 
-tito, ya que favorece un desarrollo regresivo y puede lfevar 
drsiacjoncs en el desarroUo de la adolescencia. Las medidas de 
@dad en contra de esta precocidad sexual, se encontrarán m las 
=-des, las fantasías, los intereses intelectuales, las actividades 
e+, etc., y, muy especialmente, en Ia accesibilidad emocional. de 
IX ?&es, sobre todo de la madre o e1 sustituto materno. 
AQOLESCENCIA PROPIAMENTE DICHA 
Esta etapa culmina con la fonnaci6n de la identidad sexud. En 
SZE q a , los procesos predominantes son Ia renovacibn del cornpIe- 
c dt Edipo y sus conflictos, asi como la desconexión de los primeros 
r-w de amor; este liltimo proceso implica el abandono de 10s ob- 
-1s <e amor infantiles, esto es, la renuncia al objeto incestuoso y el 
~=zsbno dc Ias actitudes bisexudes y narcisistas, para hacer posible 
e t a c i ó n hacia el objeto heterosexual. Esto cs lo que caracteriza 
i - k m I l o psico1bgico de la adolescencia. - - 
L. @tulso sexual adecuado gana gradualmente ascendencia y 
& m a angustia conflictiva en el Yo. Los mecanismosdefensi- 
m 7 ahptativos pasan a primer plano; la vida emocional es más in- 
6 profunda y con mayores horizontes; los deseos edípicos 
a 13 oon3ictos resurgen; los conflictos internos a~canzan el m h o 
-70, y resulta imposible predecir el resultado final, 
ltalizan diversos cambios internos esencides para el avance 
e h beteroscxuaiidad. Este desanrallo comprende muchos proce- 
sos diferentes, y sólo con la realización de todos eiios se produce la 
maduración emocional. La aptitud para el m o r heterosexual ma- 
duro se deamolla con lentitud. Esta capacidad no depende de que 
e1 adolescente tenga o pueda tener relaciones sexuales, sino de los 
cambios catécticos relacionados con los objetos internos y con el pro- 
pia Yo. En efecto, el retiro de la catexis puesta en 10s padres, o en 
la representación de 10s objetos en eI Yo, produce un aumento de la 
energía catéctica en el mismo. 
La libido, retirada del padre internalizado, conduce a1 varón ado- 
lescente a una elección narcisista del objeto, basada cn el Yo ideal 
(nuevos intentos de resoIver los remanentes edípicos positivos o ne- 
gativos). En cambio, la mujer adolescente persevera en la actitud 
bisexual, conuna sobrevaIoraci0n de1 componente fatiro. A su tiempo, 
este componente fálico es concedido al amor heterosexual, ya quc de 
lo contraria se genera una detenciAn seria en el desarrollo de Ios im- 
pdsos, En ambos casos aumenta el narcisismo y origina una etapa 
narcisista, transitoria de la adolescencia propiamente dicha. 
E¡ retiro de las catexls del objeto hacia el Self provoca en el ado- 
Iescente un aumento del narcisismo, el cuaI produce, a su vez, una 
gran variedad de estadios en el Y o que son caracteristícos de la ado- 
lescencia propiamente tal. Si sobrevaiora el Se& aumenta la autoper- 
cepci6n a expensas de la percepción de la realidad; se desmolla una 
sensibilidad extraordiaria; se experimenta alejamiento de los objetos 
familiares durante la infancia, y se puede llegar hasta la pérdida del 
contacto con Ia realidad. Este empobrecimiento del Yo se debe tan- 
to a la represibn de los impuIsos instintivos como a la incapacidad 
para extender la Iibido de un objeto a los objetos infantiles de amor. 
Asimismo, se debe a la aceg tación de las emociones que provoca el 
proceso. Esta iiltima fuente puede también verse como una resistencia 
en contra de la regresión. 
Al descatectizar las representaciones o bietaIes se eliminan las ob- 
jetos como fuente de gratificación libidinal. En consecuencia, se 
observa un hambre de objeto que lo lleva a uniones e identificaciones 
superficiales y transitorias, lo cual impide que la libido se retraiga por 
completo d Self. El objeto real necesitado es el padre del mismo 
sexo, ya que antes de que pueda darse la posibilidad de1 amor hete- 
rosexuai tiene que realizarse Ia identificación, positiva o negativa, 
con éI. 
Sin embargo, esta etapa narcisista transitoria tiene también un 
valor positivo en el proceso de se~aracilin del adolescente. Se pasa de 
la sobrevdoración dc los padres a una infravaloración de éstos. Al 
misma tiempo se da una a~toesrima narcisista que lleva d individuo 
a Ia arrogancia y a la rebddia. Todo esto ocurre mientras el Yo des- 
ADOLESCENCIA PROP1AMEHTE DICHA 21 
arrolla la capacidad de asegurarse, sobre la base de una ~tcrición 
redista, esa cantidad de abastecimiento narcisista que es esencial 
para el mantenimiento de Ia autoestima. 
La etapa narcisista está, por tanto, al servicio del desarroiio pro- 
gresivo, excepto cuando se vuelve una operación defensiva que inhibe 
en vez de promover el proceso adolescente de separación. Este pro- 
ceso da a Ia etapa narcisista su caiidad positiva y progresiva. 
La angustia concomitante a esfe proceso lleva a iniciar obos pro- 
cesos regresivos restitutivos que van desde leves sentimientos de des- 
percodización hasta estados psicóticos, con alternativas como la 
vida de fantasía o la creatividad, la hipersensibilidad o la necesidad 
de llevar un diario. Todo esto con e1 fin de llenar el vacío emocional 
que experimenta cuando los nuevos impuIsos instintivos de la puber- 
tad no pueden estar por mis tiempo unidos a los antiguos objetos y 
arin no pueden unirse a otros nuevos. A1 descatectizar los objetos 
primarios, se utiliza Ia identificaciiin para preservar el darr:inio sobre 
las relaciones del obieto. 
Existe además ;n periodo de empobrecimiento del Yo entre el 
abandono de los objetos primarios y la sustitución por nuevos objetos 
amorosos. El control instintivo ha dejado de funcionar en la forma 
dependiente acostumbrada. La '"experiencia exaItada dd Yo" es otro 
de los fenómenos restitutivos; consiste en una gran percepciiin interna 
del Self. A esta categoría general de sentimiento de exaltacibn del 
Yo pertenecen los estados autoprovocados de esfuerzo, dolor y ago- 
tamiento, ~aracteristicos del adolescente. Por lo general son estados 
autoinducidos, parcidmente defensivos, Iibidinales, agresivas, adapta- 
tivos y txperimentales, y egosintónicos. Su findidad es proteger la 
integridad y Pa cohesión del Yo. Esto se logra promoviendo la vigi- 
lancia del Yo sobre la tensión instintiva. Estas tensiones instintivas 
son aliviadas en parte por descargas hacia eI exterior, mediante la 
expresión mo&. También son parcialmente descargadas hacia el 
interior, lo cual provoca problemas fisiaIógcas. 
De este modo, el adcilescente oscila entre la impulsividad y el 
control yoico mientras se desarrollan en él los principios inhibito- 
nos dc control que orientan hacia la redidad sus deseos, sus acciones, 
sus pensamientos y sus valores. Para ello, es indispensable que tales 
principios se hayan desligado de Iris objetos de amor y odio que los 
provocaron originalmente. 
En esta etapa narcisista transitoria, el Yo se convierte en el re- 
ceptor de la libido separada de las reprcscntaciones del objeto. Todas 
las funciones del Yo, no sólo el Self, se pueden catectisar en el pro- 
ceso, induciendo un scntido de omnipotencia y fallas en el juicio. La 
debilidad relativa dcI Yo en contra de las demandas del instinto se 
supera cuando éste cede en su aceptación de los impulsos, lo que 
ocurre de manera paralela a l aumento de recursos del Y o para canali- 
zar la descarga de Ios impulsos por una pauta altamente diferenciada 
y organizada. Sin embargo, esto no ocurre mientras no se logre la 
desconexi6n respecto a los primeros objetos de mor. El estableci- 
miento dt Ia organizacion adulta de los impulsos supone la renuncia a 
los objetos primarios y el encuentro con nuevos objetos. Ambos 
estados afectivos pueden describirse respectivamente como duelo y 
enamoramiento. 
La posición bisexual encuentra satisfaccihn en el amor hetero- 
sexual a través del fenomeno de resonancia (Weiss, 1950), el cuai 
consiste en conceder al compañero el componente del impulso ajeno 
al propio sexo. Por fo gmerd, el amor tierno precede tarnbibn a la 
experimentación heterosexual. En éI predominan Ios sentimientos de 
ternura y devocibn, así como la preocupación por preservar el objeto 
de amor y el desea de pertenecerse mutuamente en forma exclusiva. 
A pesar de ello, al principio, este amor tierno le resulta también 
amenazante aI adolescente, pues 10 vive como una nueva dependen- 
cia, como una sumisión o una rendición emocional. 
En su primera etapa, Ta hcterosexualidad se experimenta en parte 
como fantasía. La primera elección de objeto heterosexual sude estar 
determinada por dgún parecido físico o mental con el padre del sexo 
opuesto, o bien por fuertes diferencias con él. Los primeros amores 
no son relaciones maduras, sino intentos rudimentarios de desplaza- 
miento que logran su madurez con Ia resolución progresiva del com- 
plejo de Edipo. 
Las manifwiones dd compiejo de Edipo 
Las manifestaciones edípicas en la adolescencia están detemi- 
nadas por Ias vicisitudes especfficas que d complejo de Edipo ha 
sufrido durante la vida del individuo. Za marcada tendencia al nega- 
tivismo disminuye en proporcióndirecta d dominio de. la regresibn 
por parte del Yo gracias a las ayudas adaptativas o defensivas, sobre 
todo, y al movimiento progresivo de la libido hacia las relaciones de 
objeto heterosexuales, extraf amiliares y no ambivalentes. 
En el hombre, Ia ansiedad de castracicin cierra Ia fase edípica. La 
resolución del complejo de Edipo es más rígida y Ea represión de las 
ansias edipica~ es más severa. No hay soluciones ideales y quedan re- 
sicfrios de ansias edípicas positivas y negativas. Quedan tambien 
rernanencias de ansias femeninas. E1 individuo, para sobreponerse a 
los pequeños restos femeninos de su posición edípica negativa, gene- 
ADOLESCENCIA PROP1AMENTE DICHA 23 
&ente tiende a enfocar su atención hacia artificios sobrecompensa- 
torios de su masculinidad : grupos masculinos, p andilIas, iniciacibn 
en un código de virilidad. 
En la mujer, la ansiedad de castraci6n inicia la fase edípicer. La 
resolución del complejo de Edipo es menas ra'gida y menos severa; re- 
prime sus ansias edípicas sólo ligeramente, No existen sofuciones 
ideales y quedan remanentes de ansias edípicas positivas y negativas. 
Hay fantasías de naturaleza fálica. La resolución de los conflictos 
edipicos Ia prepara para el amor heterosexual, y el sometimiento del 
complejo de ma~culinidad produce en ella sentirnientoa maternales. 
La menarca se inicia y enfatiza la pohndad maculino- femenino. Se 
renuncia a las ansias masculinas y hay una identificacion con la ma- 
dre como prototipo reproductor. Si Ia adolescente no adopta tales 
actitudes, tendrá dificultad para aceptar sus deseos heterosexdes sin 
ansiedad y la matemidad corno una meta deseada. 
Identidad sexual 
Ia identidad sexual implica la existencia de cambios caticticos e 
identificativos; pero también, de presiones sociales que fonan Ia su- 
misión y que pueden producir un estado de confusibn interna. Desde 
el punto de vista clínico, la ruptura de las funcianes ydcas provoca 
los errores característicos del adolescente en el cumplimiento de las 
demandas normativas de su vida, 
Los estados de confusión representan un esfuerzo patogniimico 
por evadir 10s procesos internos de transformación en la adolescencia 
mediante un comportamiento que simule los logros comrespondiente.es 
a cada una de las etapas. Hay una tendmcia pasajera a preservar los 
priviIegios de la infancia y a g o z a a Ia vez de las prerrogativas de Ia 
madurez. 
El debilitamiento de! complejo de Edipo sigue un proceso lento 
que continúa hasta la adolescencia tardía; dicho complejo no desapa- 
rece por completo hasta que el joven adulto crea una nueva famiiia, 
con la cud espera dominar cualquier remanente edipico, 
Existen dos fuentes internas de peligro durante Ea adolescencia: 
a ) Ocurre un empobrecimiento del Yo que conduce a 10s estados 
anormales descritos, en conexión con dgunos esfuerzos fi- 
sicos encaminados a mantener tanto el contacto con la realidad 
como.fa continuidad en los sentimientos del Yo. 
b ) Se despierta una ansiedad i n h t i v a durantc el movimiento 
progresivo de la Iibido hacia la heterosexudidaci. 
Tales fuentes internas depei ip requieren de medidas preventivas, 
tanto autoplásticas como dapIásticas, contra un estado de pánico. Se 
ponen en juego los mecanismos defensivos típicos de esta fase. 
La formación del eardcter 
La ePecMOn de una defensa está de acuerdo con e1 afianzamiento 
progresivo del carácter. La formación del carácter, bajo circunstan- 
cias normales, en sus aspectos positivos o negativos -liberación y res- 
tricción del Yo- deri* su cdidad y su estructura de las actividades 
yoicas, las cuales, en generd, son al principio medidas defensivas que 
gradualmente adquieren una fijacibn adaptativam1 
El adolescente, durante el proceso de desarrollo de su pensamiento, 
recorre todas las etapas de1 enfrentamiento infantil a aquellos niveles 
que son nuevos para las operaciones formales: va de1 egocentrismo a i 
heterocentrismo. 
Adolescencia y creatividad 
La creatividad se ve favorecida por una intensa introspección, por 
el rehmiento libidinal del mundo nbjetal y por la fuerte necesidad 
de que se redicen las más urgentes transformaciones internas. La ca- 
texis del y la introspeccion dan una capacidad de con- 
centraclh y una de&caciÓn desconocidas hasta ese momento y que 
difícilmente se repetir& en etapas posteriores de la vida del individuo 
promedio. La actividad creadora o sublimada puede describirse así; 
es altamente autocentrada, es decir, narcisista; tiene las limitaciones 
de la expresión artistica y, en consecuencia, se orienta parcialmente 
hacia la realidad; funciona en el marco de una nueva existencia del 
Self, en contacto con eI medio ambiente, y esta, por tanto, parcid- 
mente relacionada con los objetos. 
En la declinaciiin de la adolescencia el individuo gana en capaci- 
dad propositiva, intepci6n social, predecibilidad, constancia emo- 
cional y estabilidad en su autoestima. Hay una mayor unificacibn 
1 Las defensas propiar de csta fase: cl inteIectualisrno, el ascetiirno, ha Cantasias. cl 
uniformisrno y el conform'wno, son estudiadas en el capítulo sobre el funcionamiento 
defensivo en la adolescencia. 
entre loa procesos afectivos y los volitivos. Otra característica es la 
definición de los asuntos realmente importantes de Ia vida del indivi- 
duo, los cuales no toIeran ni dilación ni cumpromiso. 
Es, antes que nada una fase de consolidaci6n m la que culminan 
los siguientes cambios: 
a ) un arreglo estable y altamente idiosincrático de funciones e 
intereses del Yo; 
b ) una extensión de la esfera del Yo Iibre de conflictos (autono- 
m ia secundaria') ; 
c ) una posición sexual irreversible (constancia de identidad) re- 
sumida como primacia genital; 
d ) una catcxis, relativamente constante, de representaciones del 
Yo, y 
e) 13 estabiIizaciOn de los aparatos mentales que de manera auto- 
mática sdva,guardan la identidad del mecanismo psíquico. 
Este prnccso relaciona a Ia estructura psíquica y al contenido. La 
primera establece la unificación del carácter del Yo, y e1 segundo, pre- 
serva la continuidad dentro del proveedor de medios. Cada compo- 
nente influye aI otro en términos de un sistema de retroacción. En 
la posadolesccncia se llega al equilibrio dentro de ciertos limites de 
constancia intrínseca. 
La tolerancia al crinflicto y a la ansiedad, asi coma la cantidad y 
la intensidad de Ios estímulos --internos y externos - necesarios para 
d funcionamiento alectivo, determinan las diferencias individudes. 
Parece, entonces, que Ios fenómenos residudes y 10s retrasos parcia- 
les son especificamente la causa de las variaciones individudes que 
surgen al final de la adolescencia. En términos de1 organismo psíqui- 
co y su funcionamiento, este proceso influye en la formación del 
carácter y de la personalidad. 
Una caracteristica del dcsarroIlo de Ia adolescencia tardía es la 
integración de un Yo que combina los retardos parciales con expre- 
siones de estabilidad como el trabajo, el amor y la afirmación de una 
ideologia. E1 individuo torna conciencia de s i mismo corno un ser 
social. 
Se trata de un momento de cambio decisivo y, en consecuencia, de 
una etapa de crisis que, con frecuencia, somete a esfuerzos determi- 
nantes la capacidad integrativa del individuci y provoca inadaptacihn, 
deformaciones yoicas, rnanicibras defensivas y una psicopa~ologia 
sew-era. Enkson (1956) se refiere a csta etapa como crisis de la ado- 
lescencia~ 
En esta etapa, el llamado principio operan te , Fictor dinimico que 
gobierna al proceso de consoIidación, se manifiesta claramente en 
cada etapa, a través de: 
a ) el aparato psíquico que sintetiza los procesos específicos de la 
fase adolescente, b s estabaiza, los vuelve irrwersibles y les da 
un potencd adaptativo ; 
b) la fuente de 10s residuos específicos de los periodos anteriores 
de desarrouo que han sobrevivido a la aansfomacibn de1 ado- 
lescente y que continúan existiendo en forma derivada, con- 
tribuye,por su parte, a la formacibn del carácter; 
c ) la fuente de la energia conduce a ciertas soluciones hacia un 
primer pIano y deja otras en un estado latente, dandok al pm- 
ceso de consolidación el valor de una definlcibn de la indivi- 
dualidad. 
Por influencia de1 medio ambiente, los efectos posteriores de 
un trauma inducen a situaciones sepetitivas. Su resolución se busca 
dentro de un sistema de interaccibn altamente específico. En con- 
secuencia, el individuo experimenta un comportamiento significativo 
y gatificante. 
caso de no lograrse la interaccibn, se presenta una nueva trans- 
formación parcial del adolescente por medio de la persistente distoni- 
cidad de su Yo en relación con sus propias actitudes. De cualquier 
modo, siempre se llevan a l a vida aduIta remanentes específicos no 
asimilados que, de hecho, manifiestan continuamente su influencia 
en la organización de Ia personaf idad mima. 
Los efectos de un trauma ticnm dos caras, una positiva y otra negativa. 
La primera ccinsisk en los intentos dc revivir el trauma, dc recordar la expe- 
sien-& olvidada o, mejor aún, de hacerla real y ren* Si la experiencia 
fue una relación afectiva temprana, es revivida por un contacto análogo 
con o* persona -fijaciOn dej trauma- y -compIsión a lo repbición- 
(Blos, 197 1). 
Tales efectos pueden ser asimilados por el llamado Yo normal y 
le trasmiten rasgos de carkter inmutable en foma de tendencia 
constante. Las reacciones negativas consisten en lo contrario: nada 
se puede recordar del trauma vivido. Estas reacciones pueden ser 
consideradas defensivas, pues su objetivo es evitar que se experimen- 
ten cierta impresiones. Por 10 demás, dicha tendencia puede llevar a 
inhibiciones y fobins. Todo esto contribuye también a la formación 
del mic ter (Freud, 1939). E1 aspecto positivo del trauma reside en 
eI hecho de que ejerce una fuerza implacable para lIcgar a un acuerdo 
con sus residuos nocivos a través de su reactivación constante en el 
medio ambiente, contribuyendo a la consolidación del c&cter y a la 
organizaci8n de la personalidad. Las fijaciones determinan la elección 
d e necesidades libidindes, identificaciones prevalentes y fantasias 
prekidas. El trauma residual propicia la fuerza compdciva a la repe- 
ticiOn que impulsa las experiencias no integradas a la vida mental para 
su eventual dominio e integracibn al Yo. La direcci6n quc tome este 
proceso, su hfasis preferente hacia la descarga de impulsos, h sub& 
mación, Ia defensa, la deformación del Yo, etc., son controladas en 
pan parte por eI Yo ideal y e1 Superyo. La forma que toma este 
proceso depende del medio ambiente, de Ias instituciones sociales, 
la tradición, Ias costumbres y 10s sistemas de valores. 
Desde luego, todo el proceso opera dentro de los límites que 
imponen los factores constituciondes, tales como las dotes fisicas 
y mentdes. 
Por tanto, 10s conflictos infantiies no son elminados al final de 
la adokscencia, sino que se restituyen especificamente, E- convier- 
ten en el Yo sintónico. Cualquier intento de dominio de2 Yo sinté- 
nico de un trauma residual, en muchos casos experimentado corno 
conflicto, incremena Ia autoestima. 
La autoestima es la expresión emocional de Ia autoevaIu&Ón y la corres- 
pondiente catexis libidinosa o agresiva de las autorrcpresentacione~..~ La 
autoestima no refleja necesariamente la tensión enke cl Superyo y el Yo. 
Uacobson, 1953.) 
Al final de Ia adolescencia se observa un proceso autoIimitativo y 
la dernarcacih de un espacio de vi& que permite rnovhientci sóIo 
dentro de un área psicoIógica restringida. 
Mas allá de la reorganizacibn dc impulsos, característica de la 
adolescencia, persisten remanentes edípicos que no fueron llevados 
por el camino del amor d objeto. El fin de l a adoIescmcia implica 
la transformación de estos residuos edípicos en modalidades yoicas. 
E1 trabajo desempeña un papel importante para Ia economía de Ea 
libido; relaciona ai individuo m& intimamente con la realidad. 
EI trabajo no ts menos vaiioso por la oportunidad que él mismo y las 
relaciones humanas conectadas con 63 proveen para una descarga considera- 
ble de los componentes de hpulsos iibidinales, narcisista%, agresivos y aun 
erbticos, como porque es indispensable pata la subsistencia y j d f i c a la 
existencia en una=icdad (Freud, 1990). 
La declaracion de Freud de que el heredero del complejo de Ed$o 
es el S v q o , podría parafraseme diciendo que "el heredero de la 
adolescencia es el ser". 
28 CAP. 1 , CARACTER~STICAS DE LOS ADOLESCENTES 
Una caractcrÍstica predominante de la adolescencia tardia es, no 
tanto la resoIuciÓn de los conflictos instintivos, sino lo incompleto de 
esta solución. Una "función restauradora dcE Yo" es caracterísrtica 
dc Ia adolescencia tardía, que se asemeja a su función durante el pe- 
riodo de latencia. Lo que fue un impedimento y un o b s t ~ d o para 
la maduración, se convierte precisamente en lo que da a la madurez 
su aspecto especial. La tarea de aceptación de la realidad nunca se 
completa; ningún ser humano está libre del esfuerzo de rtlacionax 
la realidad interna y In externa. Tal esfuerzo se ve aligerado por cier- 
tas actividades (artes, religión, etc.), Además está en continuidad di- 
recta con los juegos del niño que se "pierde" en el juego. 
La resoluciiin del proceso de cambio en Ia adolescencia tardia está 
llena de complicaciones quc someten a un esfueno excesivo la capa- 
cidad integrativa del individuo y que puede conducir a maniobras de 
postergacibn -adolescencia prolongada- o a adaptaciones neuróticas 
-adoIescencia incompleta -. No puede aseguram un resultado hasta 
que el periodo se estabiiiza. Es el tiempo en que Ios fracasos adapta- 
tivos toman su forma final y se presenta el colapso neurótico. 
Siempre que la deformación temprana del Po, consistente en una dis- 
tincibn incompleta entre el Yo y la realidad, ea la razón del fracaso de la 
adolescencia (sintesis yoica defectuosa) cl colapso neurótico aparece como 
el limite o como una enfermedad psicótica. En el batamiento de estos 
tapoi debc rcgrmarse a las fases pregenitalcs: a la dependencia oral y a la 
regresi6n oral y a las vicisitudes de la confianza bzbica (Erikson, 1950). 
El proceso dc ccinsolidaci0n se complica además por la necesidad 
que hay, en la adolescencia tardia, dc asignar a objetos de amor y 
odio en e1 mundo externo catexis agresivas y libidindes que original- 
mente se fundían en reprc~entaciones de ob,jeto. Estos arregIos del 
Yo sinthicn producen actitudes, sentimientos y prejuicios estables 
que, en circunstancias normaIes y benignas, son causantes de las pe- 
queñas inquinas, las pequefias quejas, los pequeños odios, etc., de las 
personas, las cuales san de van importancia para la econom ia psiqui- 
ca, El desarrollo del cxáctcr neurótico o la fomaci8n dc síntomas 
en la adolescencia tardía, representan un intento de "autocuración" 
después de haber fracasado en la resolución de fijacioncs infantiles 
articuladas en el nivel del complejo de Edipo. 
La vida amorosa dcl adolcsccnte tardío dmiuestra dinícamente 
la persistencia del complcjo de Edipn. Fwud (1910) caxacte~izb así 
esta situación: 
a ) la ncccsidad de una tcrccra persona ofendida; 
b) el amor a una prostituta; 
c ) una larga cadena de objetos; 
d) el rescate de la persona amada, y 
e ) la separaciiin entre la ternura y la sensualidad. 
Se puede añadir Ia exog~mia neurótica de Abraham. Sin lugar a 
dudas, Ia formación de una identidad sexual estable y reversible es de 
mayor importancia para la organización de Ios impulsos especificas 
de Ia adolescencia tardia. 
El proceso de consolidación de la adoIescencia tardia puede 
describirse como el establecimiento de compromisos abortivos im- 
practicables de una síntesis yoica, o como una serie de adaptaciones 
positivas y negativas a condiciones endopsiquicas y del medio am- 
biente. Los fracasos en el dominio de la realidad interna y externa 
pueden catalogane en dos categorías. Por un lado,aquellos que se 
deben a: 
a ) un aparato yoico defectuoso; 
b) una capacidad deteriorada para e1 estudio diferencial, o 
c ) una proclividad a la ansiedad traumática (pkico de la pérdida 
del Y o). 
Los casos que comprenden condiciones limítrofes ecquizofrénicas 
y psicóticas, pueden ser IIamados casos de adoIescencia mal lograda. 
Por otro lado, si los fracasos se deben a: 
a } perturbaciones entre los sistemas; 
b) bloqueos del aprendizaje diferencial {todo tipo de inhibicio- 
nes, o 
c ) deseos de evitar una ansiedad conflictiva (formacisn de sínto- 
mas). 
Podemos hablar entonces de adolescencia incompleta o de pertur- 
baciones neuró ticas. 
Ia seudomodernidad en 10s estándares sexuaIes es en gran parte 
responsable de. muchas complicaciones en el desarrollo de Ia feminei- 
dad. Este fenemeno social ignura que el impulso sexual femenino 
está mucho más intimamente apegado a 10s intereses yoicos y a los 
atributos de la personalidad que el del hombre: 
En el niño como opuesto a la niña, a1 final del conflicto entre el instinto 
y el mecanismo de defensa, el instinto sexual emerge, independientemente 
de sus sublimaciones (Deutsch, 1944). 
La niña reacciona a la diferencia sexual con un resentimiento bien 
reconocido que es una expresión del complejo de masculinidad. En 
un intento por formular las cualidades esenciales de la femineidad, 
Helen Deutsch (1 944) dice: 
La secuencia constituida por: 1. mayor propensión a la identificación, 
2. fantasr'as más fuertes, 3. subjetividad. 4. percepcion interna, y 5. intui- 
ción, nos lleva de vuelta al origen común de tedos estos rasgos: la pasividad 
femenina 
En e1 esfuerzo por asimlar las características magculinas que tie- 
nen su raíz en Ia fisiología y en la anatomía masculina, la joven ha 
adquirido una superficialidad de sentimientos y ha primitivizado su 
femineidad. Benedek (1956,6$, que investigó esta condición, afma: 
... la org;mizaciÓn de la personalidad de la mujer moderna, a travie de la in- 
tegración de aspiraciones y sistemas de valores mascutlfioa, adquiere un cs- 
tncto Superyo. En consecuencia, la mujer puede responda con reacciones 
de culpa a la regr ts ih bwlúgica de la maternidad. Muchaa mujeres no rse 
permiten ser pasivas; reprimen wrs neceiiidades de dependencia ... 
Si estas necesidades de dependencia no se vuelven parte integral 
de la pasividad femenina, Ia adolescente puede llegar a no desprender- 
se de la necesidad de dependencia respecto a su madre. En td caso, 
transferiri a las hambres su hostilidad defensiva hacia la madre. 
En estos casos, con gran frecuencia se rnezcIan compromisos en- 
tre fij jaciones edípicas positivas y negativas. 
Una falla en la resolución del proceso adoIescente que proviene 
de un origen diferente es la de la sexualidad de las funciones yoicas. 
Hay una integración aparentemente exitosa de selecciones vocaciona- 
Ies, y los intereses yoicos son invadidos secundariamente por instintos 
componentes, como la escopofitia y el exhibicionism a. 
Si estos instintos ya no son sublimados, agobia6 al Y o can exci- 
taciones sexuales y fantasjas inconscientes que producen una actividad 
yoica muy inestable y que finalmente conducirán a hinhibición. Esta 
situación ha sido estudiada especialmente en 10 que se refiere a la 
inestabilidad de las eIeccienes vocacionales de 10s jóvenes que pasan 
por la adolescencia tardía, y también en rdaci6n con las inhibiciones 
y las sintomas de los artistas. L a sexudización de las funciones yoieas 
debilita la objetividad, la comprebacibn de la redidad y la autocríti- 
ca; parte de la actividad basada en fa fantasia inconsciente se vuelve 
Yo distónica. 
La fantasfa Yo daótoica contribuirá a la pauta de Ir organización del 
Yo y sufrirá más modificaciones de desarro110 junto con él, mientras que la 
fantasia Y o distónica puede formar el núcleo de un siitcrna disociado y ,por 
tanto, potencialmente patbgeno. (Brierley, 195 1 .) 
La consolidaci0n de la personalidad, al final de Ia adolescencia, 
genera mayor estabilidad en los sentimientos y en Ia vida activa del 
joven adulto, Se sofidifica e1 carácter, es decir, ''prevalece una cierta 
constancia en las formas que escoge el Yo para resolver las tareas". 
(Fenichel, 1945, b.) 
La mayor estabilidad en el pensamiento y la acci6n sd desarrollan 
mediante e1 sacrificio de esa sensibiiidad introspectiva tan caracterís- 
tica del adokscente; el florecimiento de la imaginación creativa se 
opaca. Los deseos de aventuras, la fantasía desbordada y las inclina- 
ciones artísticas, dedinan graduaimente hasta que desaparecen por 
mmpIeto. El verdadero artista, por supuesto, es la excepción a esta 
regla. La mayor capacidad para el pensamiento absbacto, para Ia 
construcción de modelos y sistemas, y la compacta amalgama de 
pensamientos y acción dan forma a una personalidad más unificada 
y consistente. La aplicaci6n de la inteIigencia permite al individuo 
poner orden en el mundo que lo rodea. Pero con esto no debe pen- 
sarse que la objetividad adulta es en todo superior al pensamiento 
infantil. El niño, de hecho, al permitir contradicciones en las opera- 
ciones mentales, es capaz de hacer observaciones escotamizadas por 
e1 adulto POgico. La consolidación de la adoIescencia es un proceso 
de estrechamitnto, limitación y canalización, y nunca, de simples 
alternativas. No podemos por tanto, hablar de soluciones a tensiones 
y desequilibrios, sino más bien, de su organización de acuerdo con 
patrones y sistemas. 
Las interferencia3 con la estabilidad se deben más bien a situacio- 
nes de "demasiado poco o demasiado", es decir, a aspectos cuantita- 
tivos, que a situaciones de "esto o aquello", aspectos cualitativos. La 
representación menta1 al final de la adolescencia es una formación 
cualitativamente nueva y refleja, como un todo organizado, las diver- 
sas transformaciones especificas de esta fase. 
Después dc que han sido relativamente establecidas las tres antí- 
tesis básicas -sujeto-objeto, actividad-pasividad y placer- dolor - en 
h vida mentaI, aún sufrirán variaciones en cuanto a su manera de 
combinarse y su intensidad, dependiendo de 30s diferentes papeles 
que asuma el sujeto en la vida. El establecimiento de papeles, y la 
necesidad de gratificación que alcanzan éstos dentro de un campo 
circunscrito de interacción cntre el sujeto y e1 medio ambiente, son 
esenciales para los procesos mentales adaptativos. 
POSADOLESCENCIA 
La transición de Ia adolescencia a la edad adulta está marcada por 
una fase Intermedia, Ia posadolescenñn, que puede ser reclamada 
con desecho por ambas etapas, y enfocada desde los puntos de vista 
de cualquiera de las dos. Es una condición indispensable para e1 lo- 
gro de la madurez psicolCigica. El posadoIescente es, por tanto, un 
aduito joven. 
La estructura psíquica ha adquirido, al final de la adoIescencia 
tardía, una fijación en términos del desarrollo del Y o y de organización 
de impulsos, que permiten al posadolescente armonizar las partes 
componentes de la personalidad. Esta integraci0n ocurre gradualmen- 
te y se presenta, por 10 general, como una preparación coincidente 
con la eleccibn profesional, siempre que las circunstancias permitan 
al sujeto hacer esta elección. Dicha integración es pardela a Ia defi- 
nición del papel socid, al enamoramiento, al matrimonio, a la pater- 
nidad y a la maternidad. El papel manifiesto del joven adulto -tener 
un empleo, cshlQar una carrera, prepararse para el matrimonio y la 
paternidad- fácilmente empaña el estado incompleto de la fonna- 
ción de su personalidad. Este logro, desde luego, se consoIida sólo si 
las necesidades instintivas y los intereses yoicos, pese a su naturaleza 
contradictoria y a sus satisfacciones inestables, han Ilegado a estable- 
cer una armonrá entre s í . E1 cuadro se completa si el Yo tiene éxito 
cn su función sintética. 
El desarrollo dc la personalidad, por lo general no se detiene con 
la teminacihn de la adolescencia. La paternidad y la maternidadcontribuyen de manera específica a su continuaci8n. 
Corresponde ai posadolescente crear las vías específicas a bavés 
de las cuales estas tareas se realizan en el mundo exterior. La gratifi- 
cación de necesidades instintivas e intereses yoicos dispares caracte- 
riza a este periodo, durante el cual el individuo articula sus impulsos 
heterogéneos en la persecución dc componentes. Muchas áreas de 
intensa actividad son atacadas simultáneamente y con igual urgencia. 
Tal estado de cosas representa una condicion tipica: Ia experimenta- 
ción posadolescente. 
En este periodo se ejerce la moralidad, con un énfasis en Ia di+ 
dad persona3 e autoestima, más que en la independencia mperyoica 
y en la gratificación instintiva. El Yo idea1 ha tomado posesión de la 
funcihn reguladora de1 Superyo de diversas maneras, y se ha conver- 
tido en heredero de los padres idealizados de la infancia. L,a confian- 
za antes depositada en e1 padre ahora se centra en el Self. Se realiza 
iodo tipo de sacrificios con el fin de sostener el sentido de dignidad y 
autoestima. 
Cuando no se logra organizar un Sekf estable, o cuando este no 
ctinvierte cudquier conflicto en Yo sintónico, se detiene seriamente 
el desarro110 d d individuo y la evolución posadolescente sufrirá des- 
viaciones. 
rm- f d ~ U t TAa pFoy O 
PSli"OL0GM - I 
Bibhoteea ! POSADOLE5CENCIA 33 
r-*<.., ,,7*,4. k ! j 
El fracaso puede impedir la integración de esfuerzos diversos y 
contradictorios, de Ia misma manera en que puede terminar con la 
esperanza de mejorar e1 nivel de vida. 
Un blaquco característico es la fantasia de rescate. En lugar de 
vi+ p m redizar las tareas de la vida, el adolescente espera que las 
circunstancias de Ia vida le resucIvan Ia tarea de vivir. La fantasía de 
rescatc cstá intimamente relacionada con el romancc familiar y con 
10s sueños diurnos, característicos de la adolescencia, que con fre- 
cuencia son de gran importancia, además de ser persistentes y de ela- 
borados contenidos. La funci8n de estos sueños es el cumplimiento 
de los deseos y la corrección de la vida real. Toman dos direcciones, 
una erótica y oka ambiciosa; Ia primera comúnmente se oculta tras Ia 
segunda. Tales fantasias, muy intensas y disociadas en mayor o menor 
grado, son pensamientos intimos que suelen favorecer el desarrollo 
de perturbaciones ncurbticas; n i s avances pueden observarse durante 
la adolescencia ~ardíü. Si persisten, provocarán una crisis en la pos- 
adolescencia al permitir la supervivencia indefinida de las fantasias de 
rescate y gencrar muchas restricciones e inhibiciones yoicas. También 
puede considerarse que hacen de un trauma residual especifico una 
parte integral de la organización yoica. E1 fracaso no estriba en Ia 
falta de opciones vitales que crea, sino en que favorece la idea de que 
el cumplimiento de éstas provendrá de las circunstancias. 
El relajamiento de las ligas infantiles del objeto es una tarea de la 
adokscencia propiamente tal, pero al alcanzar, durante la pusado- 
Icscencia, un acuerdo con intcrcses y actitudes patentdes de1 Yo, 
se hace más deliberado y efectivo. El paso final en este proceso es 
la aceptación y la resistencia a las identificaciones. La libido de- 
sexualizada del objeto invertida en estas identificaciones, puede trans- 
formarse en Iibido yoica o narcisista, y ligarse a las suhilimaciones 
estabIes. 
En este periodo, el Yo revive, con frecuencia, elecciones de obje- 
to abandonadas aI nivel d e actitudes yoicas de inventiva y de com- 
binaciones fantásticas, en una inversión sorprendente respccto a los 
patrones precedentes, cs decir, quc la identificación y la contraidenti- 
ficaciiin con el objeto pokeden en relación con cualidades y aspectos 
del o b j c t ~ y no en relación con totalidades objetales del sujeto. 
E1 hombre ticne que reconciliarse con la imagta paterna y la mu- 
jer con Ia imagen materna, para alcanzar la madurez. Una fdla en 
es te punto dd dcsarrollci dará como resultado soluciones regresivas, 
deformaciones yoicas o un conflicto con la realidad. 
La solución incompleta del proceso de maduración puede acep- 
tarse durante un tiempo, pero es inaceptable cuando se presenta la 
paternidad en relación con un hijo del mismo sexo. 
34 cap. 1. C A R A ~ E R ~ S T I C A S DE LOS ADOLESCENTES 
La personalidad del nUio se moldea o diñtarsiona por el esfueno de imi- 
tar los ideales de sus padres, los cuales en su mayoría san e1 reflejo de los 
ideales de los abuelos det mismo scxo oones, 1913). 
L o s nexos sexuales infantiles tienen que ser definitivamente des- 
vinculados, antes de que se efectúe un acercamiento razonable del Self 
con 10s intereses y actitudes parentales del Yo. Junto con este pmce- 
so ocurre una aceptación o afimaci0n de las instituciones sociales y 
de la tradición cultural, en la que los aspectos componentes de la in- 
fluencia parental se vuelven, por asi decirlo, inmortaies. El aspecto 
negativo -que es la resistencia d rechazo de ciertas influencias pa- 
rentaies- se manifiesta como repudio y antagonismo hacia ciertas 
instituciones y tradiciones, siguiendo el mismo proceso de externa- 
lización del rendimiento impersonal que una vez fue parte de las 
relaciones objetales. 
Los aspectos integrativos del Yo se vuelven prominentes in esta 
etapa. 
Temía general 
de las fvncianes vaicas e 
indicaciones 
terap&uticas 
E1 conncirnientci de Ias funciones yoicas tiene una importancia 
dccisiva en el trabajo psicotmpéutico con adolescentes. ZJna adecua- 
da evaluación de las funciones yoicas en cada caso permite predecir si 
el paciente será capaz de responder o no al: tratamiento psicoandítico. 
A 1s luz de un adecuado conocimiento del funcionamiento yoico del 
paciente, sc llegar6 a una m& clara c o n e e p ~ z a c i i i n y a una mejor 
planeación del tratamiento. En el caso de pacientes adolescentes, este 
conocimiento nos permite reconocer, conservar c incrementar las 
funciones norrnaies de cada una de las etapas de la adolescencia, sin, 
acelerar e1 desarrollo de las funciones correspondientes a la etapa ' 
subsecuente. En otras palabras, el conocimiento del funcionamiento 
yoico del paciente permite ajustar de manera mis realista, las meras 
y las actividades terapéuticas. 
LAS FUMCiONES YOICAS 
Aiin no se ha elaborado una lista exhaustiva de las funciones yoi- 
cas que tenga.una aceptación general. Sin embargo, Freud (1940) 
determind las siguientes funciones: 
* AutapreservauOn. 
i Conciencia y manejo de los estimulos externos. 
m Concrnl de movimientos v o l u n t ~ i o ~ ~ 
>4prendizaje e influencia del mundo externo para beneficio 
propio. 
Búsqueda dcl placer. 
F,vitación del displilcer. - 
36 CAP. 2 . TEOR~A GENERAL DE LAS FUNCIONES YOICAS 
Consideración de las circunstancias externas para decidir cuán- 
do satisfacer los impulsos instintivas. 
TrasmisiOn de un inesperado aumento de displacer mediante 
una señal de angustia. 
Considerii también entre estas funciones los intentos del Yo por 
evitar los estímulos muy fuertes, así como la memoria y el esfuerzo 
por conciliar las demandas del Ello, las de1 Superyo y las de la realidad. 
Hartmann (1950) consideró que las funciones yoicas más impur- 
tantes son aqueqlas centradas en la relación con la rcalidad, tales como 
la organización y el control de la rnotilidad y de la percepcibn. Esta 
ÚItima reIaciona los estímulos externos con el Self. EI Yo sirve como 
una barrera protectora contra los esrimulos externos e internos; efec- 
túa Ia prueba de realidad y controla la acción y el pensamiento, los 
cuales implican y requieren la demora de la descarga. Estas activida- 
des, junto con la angustia como ayuda para anticipar el peligro, son 
parte de la tendencia del organismo a la internalización, 10 cual dismi- 
nuye su dependencia respecto de 10s estimuIos presentes y le permite 
funcionar con autonomía. Las funciones asociadas con Ia interndiza- 
ción también se pueden caracterizar como inhibitorias. Esta obra 
incluye también la función sintética-de coordinación e integración - 
a Ia cual, junto con la capacidad para diferenciar, se le llama función 
de organización. 
Anna Freud (1936) par su parte, consideró como funciones yoicas 
a la prueba de la realidad interna y externa, la memoria, la función 
sintética y el control de la rnotiiidad, y Bellak (1949) considcrb Ia 
prueba de realidad, la mediación entre los impulsos, la razón, las reglas 
sociales interndizadas, el medio ambiente externo, la tolerancia a la 
frustración y la capacidad de involucrarse en conductas perifericas 
para obtener pIaccr a Iargo plazo. Posteriormente, en 1955, agregó 
la motilidad y Ia percepción, la bmera contra la excesiva estimuIa- 
ción externa e interna que rediza la función de autoexclusiiin, la 
prueba de realidad que induce al ensayo de la acción y envía las seña- 
les de peligro, Ia cofiducta periférica relacionada con 'la 
el carácter, las defensas y 10s aspectos integrantes de1 Yo bajo las 
funciones de organización y autorre,gulaciÓn. Beres ( 1956) consider8 
Ia relación con la realidad, la regulación y el control de impulsos ins- 
tintivos, las relaciones de objeto, los procesos del pensamiento, así 
como Ias funciones defensivas, autiinomas y sintéticas de1 Yo. Esta 
lista de funciones yoicas fue tomada por BeTlak ( 1962) para elaborar 
el esquema de funciones y trastornos. Véase cuadro 2.1. 
AxIow y Brenner (1 964) determinason las siguientes funciones 
yoicas: conciencia, sentido de percepción y expresión del afecto, 
Cuadro 2.1. Esquema de algunos p p w s de funcionei del Y o y sus trastornos 
1.0.0 Relación con la t e a l i h d 
1.1.0 Adaptación alareaLidad 
1.1 -1 Diferenciación de figura 
y fondo 
1.1.3 Espontaneidad y CTC-ación; 
regresión al servicio del Yo 
1.2.0 Xnterpretacibn de Ia realidad 
1.2.1 Exactitud en la percepcibn 
1.2.2 Solidez de juicio 
1.2.3 Wentacih temporal, 
espacial, personal 
1.3.0 Sentido de realidad 
1.3.1 Buena debitación de Iaa 
fronteras del Yo 
1.9.2 Normalidad en el 
funcionamiento corriente 
. - - -. . - .. -. -- 
1.0.0 Trastomas en la relación 
con la redidad 
1.1 .O Trastornos m la capacidad 
di ndaptaeibn 
1.1.1 Conducta hapropida, c m 
* dificul tadei subjetivas u 
objetivas 
1.1.2 Ineapddad de comportarse 
satisfactoriamente en lo que 
se aparta de la rutina 
1.1.8 Falta de adaptación mil; 
rigidez 
1.2.1 Proyección, racionaiizaci0n, 
negaci6n y deformación de 
Ia realidad por alucinaciones 
o deliia 
1.3.0 Perhrkiones del sentido 
de reaIidad 
1.3.1 Sensaciones de extrañeza y 
falta de espontaneidad 
1.3.2 Excesivas sensaciones de ya 
vcto 
Cuadro 2.1 - ( C o n ~ Ó t a . ) 
1.5.6 Inmsirin del propio 
individuo como sujeto u 
objeto 
1 3 -7 Manifestacionei fisiolbgicai 
2.1 Capacidad de adoptar 
una conducta sustitutiva 
o desviada 
2.2 Tolerancia a Ia frustración 
(neutralización de Ia 
energía impulaiva) 
2.9 Tolerancia a la anaiedad 
2.4 Motilidad integrada 
2.5 Tolerancia a la 
incertidumbre 
3.1 Capacidad de formar 
relaciones de objeta 
satisf3ctorias 
3.2 Constancia de objeto 
2.0 Tmotwnos del control de 
10s Empulso~ 
2.1 Trastornos de Ir condtrcta, 
malw hibitoa (accesos de 
cólcra, mordrrse las unas, 
etc.) 
2.3 Excesiva impukividad 
2.4 Estados de tensión 
2.5 Excitación catatónica y 
man iac a 
2.6 Lentitud psicomotora de h 
catatonia y Ia depresión 
2.7 Falta (o kcompleta 
adquisición) de control de 
las funciones secretoms 
2 .S Manifestaciones fisioIÓgicas 
3.0 Trastornos en las relaciones 
de objeto 
3 . 1 Enfermedades psicot6xicas 
y deficiencia psiquica (en la 
primera infancia) 
3,3 Relaciones simbióticas 
4.0 Riicesoa: de pensamiento 
4.1 Reflexión selectiva 
4.2 Capacidad de evitar 
la contam inzicidn con 
materiales o impulsos 
inapropiados 
4.3 Buena memoria 
5.0 Funciones & ddaisa 
5.1 Rqresíóri (como barrera 
contra e9tímulos ex ternos 
e internos) 
5.3 Proyección 
5.4 Negación, retirada y 
otras defensas 
3 .S Hipercatexis del si mismo; 
am bivalencia, m o r de 
inc orporaciiin. 
iadom asoquiimo 
4.0 Trmtorno~ de los procegcn 
de pmsamiento 
4.1 El pensamiento es 
organizado y compelido por 
los impulsos 
4.2 PreocupaciÓn por impulsos 
instintivos 
4.4 Asoaacianes laxas y faitai 
de sentido 
4.5 Deformación de la realidad 
4.6 Falta de enmarcamiento 
en tiempo y lugar; 
antropommFmo, 
concre tisrno, sim bolismo. 
síncretismo, etc. 
4.7 Pensamiento mágico 
5.0 Traitornoi de im funciones 
de defensa 
5.1 Emergencia del proceso de 
pensamiento primario 
5.2 Sobrerreacci6n a los 
estímulos 
5.5 Experiencias de ya visto 
5 -4 Falta de cona01 de los 
impuisos 
Cuadro 2 .l. (CoprsirmaEGn.) 
Funciones del Yo Trastornos* 
6.2 Intención 
6.5 Inteligencia 
6.4 P-imto 
6.5 Lenguaje 
6.6 Productividad 
6.7 Desarrollo motor 
7.1 Unir, organizar, jugar y 
crear; capacidad del ego 
para formar gestalten 
7.2 Neutralización 
5.7 PerturbaciOn del c o n w 
emocional 
6.0 Trktornoi de lrrii funciones 
ant0eomm. 
6.1 Perturbaciones de estas 
funciones delego 
7.0 T-oi dc la función 
de síntesis 
T . 1 Tendencia a la disociaci6n 
7.2 Falta de tolerancia a 
modificaciones u traumas 
7.3 Incapacidad de "fiacidn" 
' de la enew'a psiquica 
pensamienfo, control de la acción motriz, memoria, lenguaje, meca- 
nismos de defensa en general, integracih y armonización, prueba 
de redidad, inhibición o suspensión de cuaIquiera de estas funciones 
y regresión a niveIes primitivos de funcionamiento. 
Finalmente, Bdak, HUTVich y Gediman ( 1973) incluyeron en su 
lista una señe de funciones a Ias que, además, añadieron aspectos que 
ayudan a cu evaluaciiin. A continuación presentarnos una síntesis de 
sus trabajos. 
a ) Distinción entre estímulos internos y externos. 
6 ) Exactitud de la e interpretación de hechos ekternos 
mediante Ia orientación de tiempo y espacio. 
c ) Exactitud de la percepción e intenpretaci6t-t de hechos internos. 
Conciencia refleja; conciencia respecto a Ia exactitud o las 
distorsioncs de la realidad interna 
2. Juicio 
a ) AnticipaciOn de las probables consecuencias de la conducta 
(por ejempIo prevención de peIigros, delitos legales, censura 
socid, desaprobación o inadecuación y daño físico). 
b ) Grado en que la conducta manifiesta ~efleja que el individuo 
es consciente de las consecuencias probables de ésta. Grada 
en que se repite Ia conducta que significa un juicio inadecuado, 
c ) Adecuacibn de la conducta o grado en que la persona es ca- 
paz de armonizarse emocionalmente con la realidad externa. 
3. Sentido de la realidad, del mundo y del Sekf 
a ) Grado de desrealización co~elativo y estado alterado de la 
conciencia. Grado en que se experimentan 10s hechos exter- 
nos como reales y como parte de un ambiente famifiar. 
b ) Grado de despersonalizaciiin y correIativos estados dterados 
de la conciencia. Grado en que el funcionamiento del cuerpo 
-o sus partes- y la propia conducta se experimentan como 
familiares, sin efectos perturbadores, y como pertenecientes 
d sujeto (o que emanan de él). 
c) Grado en que el sujeto ha desarrollado su individualidad, un 
sentimiento del Self, una conciencia corporal estable y la 
autoestima. 
d ) Grado en que las representaciones del Self del nijeto se dis- 
tinguen de las representaciones del objeto. O sea, grado en 
que las personas se caracterizan como entidades independien- 
tes y el sujeto distingue correctamente las cualidades repre- 
sentativas dc su Self dc las cualidades de otras personas. Dicho 
de otra manera, grado en que los limites de1 Yo, entre el Self 
y el mundo cxtemo, se encuentran claramente estabIecidos 
por el sujeto. 
4. Regulacicin y control de 
impulsos y de afectcitaa 
a) La expresión de1 impuIso comprende dcsde un mtitlg out pri- 
mitivo y psicopático, a través dc la actividad del carkter go- 
bernado por los impulsos, hasta un ac t i g out neurótico, esto 
es, a las formas relativamente indirectas de expresión conduc- 
tuai. La inadaptación dependerá de2 grado en que la concien-

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