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T E O R ~ A Y TECNICA DE LA TERAPIA PSICOANALITICA DE ADOLESCENTES Jos6 de jesús Gonzllez Javier Romcro Federico de TaMra Teoría y técnica de 10 terapia psicoa tica de adolescen tee analiza las base ricas del tratamiento paicoanditic adolescentes y explica las técnica~l nevarlo a cabo. Con fundamento en la teoría de la psicoterapia psicoanalitica, los autores contemplan los principales proMernas del adolescente y de manera 1 h i V E Y T h ~ l 0 BiOGRLF>CD prictica y sencilla describen, paso a paso, el proceso del tratamiento. En 'la primera parte del libro se describen cada una de las etapas de la adolescencia, sus diferentes estructuras y caracteristi- cas, y sus funciones psíquicas; también : se explican la psicología de! yo y el fun- i clonamiento defensivo. Eki la segunda se revisan, en orden cronoIó- gico, los aspectos principales del proceso psicoterapéutico: la manera de eshblecer \ * Teoria y técnica de la terapia psícoanalí~lca de ADOLESCENTES José de jesús Gonzilez NúAez Javier Romero Aguirre Federico de Tavira y Noriega Catalogad6n m Ia fuente Gonzák Núñez, José de Jesrls Teorra y t&cnica de la m pslcoanalítica de adolescentes. - 2a ed- - w c o : TdIIas, 1 989 (rereimp, 1 998). 190p.;23 m. &ih@!da: p. 180-1 85 R K k Indkes ISBH 968-24-3151-4 1. Terapla i. 2. PslccanálMs. 3- m c e n c l a , Psicologia de la. 1. R m -e, Javier, 11. Tavira y HorYega, Sedem de tll. t. 1 D- 616891 7 ' W t LC- RJ504.2'66.8 1544 1 La presantación y dispwncldn m canywb de TEOR~A Y T€CM/W DC LA TEñhPIA PSKOAIIAL~TICA DE ADOLt5CEifTk5 son propiedad del ediiw. ninguna parte de esta obra puede w r e w a o trasmlt/da, mediante ni@n o método, e/ectr&ico o m ~ á n l c o (Induyendo el fotoc@ado, b g r a b x h o cualquier sistema de r e c u m y aknacenamlento $e infwmaddn), s/n consent~rnrento por escnto del editor Wemzhos resenrados O 1986, Editorla/ Trllas, 5. A. &C. V., División AdminBtmtiva, Av. R b Chwubusce 585, Col. Pedro Maria Maya, C. P. 03340, Méxlco, D. F fe/. 6884233, FA>( 604 1364 OMskin C m a I , Calz. de la Viga 1135, C. P. 09439 !%&O, D. F. Te/. 6330995, M X 6330870 Mjembro de la Cámam Maclwrnd de b /ndu~tria .Editotia/. Reg. núm. 158 Pt imra edlddn, 1986 pssH 968-24-1 936-0) Segunda edEdónI 1989 (158N 968-24-3 152 -4) R e i m p r m , 1993 y 1995 tercera reim~resión, iunio 1998 Impreso en México + Prlnted in Mexico En México, como en la mayork de los paises latinoamericanos, el índice de poblaci0n adolescente es excesivamente elevado. La natu- raleza psicológica de Ia adolescencia, así como Ias características psiquicas individuales y la influencia que e1 medio ambiente ejerce sobre los individuos en esta etapa, provocan que una buena parte de dicha población requiera ayuda para resolver sus problemas psicológi- cos, lo cual explica el hecho de que un sinnúmero de personas se interesen por el estudio de las técnicas psicoterapéuticas adecuadas. Evidentemente, ea importante contar con esquemas e instrumentos que faditen el trabajo del psicoterapeuta, tanto por lo que toca a su realización, como por lo que respecta a una ademada labor de ayuda. La psicoterapia de1 adolescente no es una labor estric~mente diádica puesto que, con frecuencia, los padres están también intere- sados en conocer la evolución psíquica de sus hijos, Por obo lado, todos aquellos profesionales invoIucrados de una u otra foma en el trabajo constante con les adolescentes, tdes como educadores, pe- dagogos, trabajadores sociales, etc., requieren conocimientos apro- piados que nomen su intervención en el proceso cvoIutivo de 10s mismos. Ante estas necesidades, el presente libro se propone reunir la información teórica indispensable en el ejercicio profesional del psicoterapeuta especializado en este tipo de problemas, asi como la descripciiin de las tkn icas más relevantes utilizadas para su resalu- ción. Deseamos que su contenido sea de utilidad no sÓIo para el profesional, sino también para todos aquellos que sientan la necesi- dad de contar con un instnimtnto de trabajo que les permita estable- cer una mejor relación con el adolescente. Como profesores univenitdos, hemos constatado la necesidad antes descrita, Ia cual se agudiza ante la escasez b i b l i ~ g r ~ c a sobre el tema. Nuestra intención es, por tanto, brindar al lector esquemas lo mb descriptivos posible respecto de1 desarrollo psicológico del adolescente, así como, en caso necesario, de las terapias adecuadas. En la primera parte de1 Ebro se de~criben las particularidades de cada una de las etapaa de la adolescencia, y se presenta un pro- grama que ilustra la manera en que se organizan las diferentes estmc- turas y funciones psíquicas en cada una de tales etapas; se aportan también ideas que permiten conocer y levaluar las funciones yoicas que enfatizan la función defensiva. En la segunda parte se presentan, en orden cronol6gico,lo~ princi- pales aspectos temicos del proceso psicoteraptutico, la rnotivaciiin, el afecto, la alianza de trabajo, la recreacibn, la resistencia, la -de- rencia y la contratransferencia y, por dtirno, el final del tratamiento. De esta manera, deseamos proporcionar aI lector los elementos bkioos para la comprensión global de cada tema, asi como Iao fuentes biblio- gráficas que le permitan profundizar en la investigaci6n. Cap. 1. Caracterf- de las adolescentes &doIescencia, 15. Addeecencía temprana, 17. A d o k U a propiamente dicha, 19. Adolescencia tardía, 24. Poaadoleaicen- da, 31, Gp. 2. TcorÍa general de 1aa funcionen yoicas e iiidcadones teraphticslii S5 Las funaones yoicaa, 35, Las f i m Q m del Y o y el procesa atta- litico, 45. Adolescmcia y funciones yoicaa, 55. C q . 8. Psicología de? yo ea la adolescencia 57 Cap. 4. Funcionamlcnto defensivo en la adoicsccncia 63 Concepto de defensa y de operadones defensivas, 63. Motivai que moviüzm las operaciones defaiaivas del Yo, 64. Los mem- nismos de defensa típicos, 69. El. primer contacto Delefbniao, 79. La interrupción por I l amh telefónicas durante el transcurso de la entrevista, 82. Reaocio- nea de transferencia a la intempción, 89. Antecedentea, 84. La primera en- 85. Los prepmdvoe p.ara la m&ta inicial, 90. La atar&, 93. Terminación de h primera entrevista, 94. *. 8. E1 conimto en Ia psicuterapk de los adolemmtes 97 El lugar, 98. E1 h d o , 98. La duración de la sesibn, 99. La frccucncia de las sesiones, 99. El pago, 99. La duración del tra- tamiento, 100. La8 demedades del paciente, 10I, Cap. 9. L a m ~ m 103 Cap. 10. El afecto en la psicoterapia de las idoles~entes 113 Mgunoi aspecto5 del manejo de los afectos del &kmte m la psicoterapia, 120. Cap. 11. Laalianeadembajo 122 Aprbdonca del paciente dolesoente a la AT, 124. Aportado- nes del pdcoterapeuta a la AT c m adolescentes, 124. Aporta- ciones de la dtuación psicotmapCudca a la AT con adolescentes. 128. Manera en que se mbIece la alianza de trabajo c m pacien- t e s adolescentes, 128. Alianza na psicoterqiuticae, 130. Ma- nifestaciones d inica de la alianza de trabajo. 1 SO. Momento en que se m m h n a e1 eitablecimknto de una adecuada AT con el adolescente. 130. Sintomas de una alianza terapéutica dtcrada, 13l. Interrupción de la psicoterapia, 13 1. La seudoalianza tera- péutica, 152, Cap. 12. La regreiihn en la pskotmapia de 10s adolescentes 133 EL concepto de repesión y su importancia, 133. Regresión y si- tuaubm anali~ca, 134. La regrcsibn en t tmpia psicoanalidca de Ios adolesctnte~, 138. Cap. 13, La resistencia 140 El concepto de wshtaicia, 140. Manifestauwiea dinicas de la reditencia, 141. Clasificaciiin de laa resistencias, 146. Rehten- cia y adole&cenck, 148, Técnimsparael analisis de lasrtsistenáas, 149. Reglas temicas relativas al mtamienta de la resistencia, 151. Cap. 14. La transferencia y la contratrandtrencia en la pdcoterapia 152 La transferencia y la rxin-msferencia como unidadesfuncio- nales, 152. La transferencia dcaclc el p u t o de vista ppicoanaliti- CO, 154. la contratransferencia desde el punto de vista psicoa- nalltloo, 155. La transferencia en la psicotmapia de adolescentes, 159. Con~ratransf erencia en el h-atamiento con adole8cen tes, 160. Cap* 15. El final de1 tratamiento 164 Las metas en el proceso de termhadbn, 168. M o a para la tenninación del a&&, 174. Técnica de tcrmhaaón, 175. La función de los padres durante la fase de terminación, 178. Caracteristicas de Iss ad~lescentes Como objeto de estudio de la psicologia, el hombre puede ser visto como una unidad biopsicosacial u organicosocial integral. Lo mismo debe decirse del adolescente, que se vuelve una abstracción si no es considerado como un ser en desarrollo y como una unidad orgánica. De acuerdo con fo que expresó Erickson en 1959 acerca de la neurosis, el adolescente es una persona en desmollo psicosomático, psicosocial e interpersonal. Aunque en Ia actuaZidad no concebimos ninguna separación entre estos conceptos, mantenemos h suposición =mántica de que la mente es una *'cosa3' -parada del cuerpo, y de que la sociedad es una "cosa" externa a b persona, pero siempre en tua acción con ella dentro de una unidad funcionaI. La adolescencia es im periodo de la vida que osda entre la niñez F k add tez y cuya duración e incluso existencia han sido discutidas y dcfmidm como epoca de crisis. Si bien es cierta que cada cambio de etapa en la vida es una época de &As, también es cierto que si un individuo determinado ha tenido rrn;i infancia poco problemática, tendrá una adolescencia menos pro- QemStica que los que han tenido mayores desajustes. Sin embarga, la z20Iescwcia es una epoca de la vida en la que la biología, Ia psico- T q ' a y la interacción social del indiGduo se ponen en crisis. Esta crisis, determinada por aspectos socioIógicos y culturales, más tiempo para alcanzar m meta, la genitalidad, que e1 mismo pmc.tso de maduración fisiológica (Benedek, 1979). En otras etapas, 1 a k i s destaca o st especifica en algún aspecto, pero en Ia adolescen- ci la crisis se genedixa. La han llamado, por esto, etapa de "un -o nacimiento" (Hall, S., 1964). Son notabies 10s cambios bioló- Tos que aparecen en la adolescencia. Ea etapa se caracteriza por la = d m m i Ó n de funciones y la aparición de nuevas sensaciones psico- lógicas, como un concepto diferente de Ia amistad, y una distinta percepción de la sociedad. ¿Qué tan nuevas son? Eso dependerá de cada adolescente. Así pues, el adolescente, que ya no es un niño pero que todavía no es un adulto, y al cual se le exige que se comporte a veces como un niño y a veces como un adulto, tiene mucho trabajo biológico, mtra- psíquico y social que desarrollar. Quiere llegar a ser "alguien", pero nn sabe cómo, aun cuando dice saberlo. Necesita de la familia, dela escuela, de la sociedad, y si no se le brinda esta ayuda de manera dis- creta, desinteresada y efectiva, va a ser un adulto con dificultades en la vida, Este proceso de la existencia, obliga aI Yo a redizar una dificil labor de integración. En virtud de que se presenta un resurgimiento dc las energias psicosexudes, el Yo debe dominarlos primitivos con- flictos infmtiIes y unificaslos dentro de las funciones dt la personati- dad aduIta (Berredek, 19 7 9). Los fenómenos m& sobresalientes de esta edad son bien conoci- dos por todos, por lo que $610 se mencionan a manera de repaso en el capitulo concerniente d aspecto biológico. A continuación presentamos la secuencia noma1 de la maduración según Schoenfeild (1980). Cnadro 1.1. Secuencia nomal de la maduración en los varones. Edad VmPoción Euse Caracterijtkas sexuales pronaedih de Ia edad * . . -. - . - . -- De la niñez a la Los testiculos y el pene no preadoIescmQa han crecido desde la infancia; no hay vello púbico; e1 aumento de astamra es constante; no hay "estirones". Primera fase de Ia Comienza a aumentar el 12 a 13 l o a 15 adolcsccncia tamaño de los testículos; crece t i escroto, cuya piel enrojece y se vuelve más áspera; crece e1 pene en longitud y circunferencia; no hay verdadero vello púbico. Fasemediadela Vcllopdbicapigmentado, 13a16 11a18 adolescencia áspero y recto, en la base del pmc, gradualmente mds rizado y abundante; forma al principio un posteriormente se extiende hasta el ombligo; el vello a x k aparece despues de1 púbico; el pene y 1- t e s ~ c u l o s siguen creciendo; el escroto aumenta de tamaño, se hace pigmentado y rugoso; aceleración del aumento de estatura, con uir r n h o incremmto en la épwa en que aparece el veüo púbico; la aceIeración disminuye c-do el vello phbico ya ha crecido ; m a d d ó n de la próstah y las vesi& seminales; ey&ione eqontkeas o inducidas, aunque los espermatmoides son insuficientes en niimem y tienen inadecuada movilidad (estedidad adolescente); la voz comienza a camblx a medida que la laringe se dilata. Úitirnafasedela Apareceysedifundeelwflo 16a18 14a20 adolescencia facial y corporal; el vello púbico y axilar se hace más denso; Ia voz se vuelve m& profunda; la eyaculacibn contiene un núrnmo adecuado de espermatozoides, aptos para la fertilización; disminuye el r i h o del aumento de estatura, se llega al 98% de la estatura madura a los 17 años 10 meses; entradas en la línea frontal de1 cabello. D e Ia Maduracibn, pleno desarrollo 18 a 20 16 a 2 1 posadolescencia de las caracteristicas a la edad adulta sexuales primarias y secundarias; pueden continuar desarrollhdose los músculos y el hirsutismo. * Se consideró dentro de ia variaQ6n norma1 desde el primero al noveno dcciI, es decir, 80% de Ios casos. (Schoenfeld, 1980.) 12 Cuadro 1.2. Secuencia norrnai de la maduración en las mujeres. Edud Vanacio'n Caractmf ticas sexuales promedio de iu edad* De la niñez a la preadolescencia Primera fase de la adolescencia Fase media de la adolescencia Última fase de la adolescencia No hay ve110 púbico; pecho plano; aumento de estatura conatante; no hay 6' estiranes". DesarroUo de la cadera; pechos y pezones elevados en la fase de la "yema"; no hay verdadero vello púbico . Vello púbico pigmentado, 11 a 14 l o a 16 áspero y recto, sobre todo en tomo de los labios, gradualmente se hace rizado y se extiende sobre el monte de Venus, se vuelve abundante y toma la forma de un trihgulo invertido ; vello axilar, que aparece después del púbico; marcado "estirón" en el crecimiento, con un máximo incremento en altura, unos 18 meses antes de la rnenarca; 10s labios se agrandan; la secreción vvagind se vuelve ácida; los pechos, la aureola y el pezón se elevan formando un "pecho primario". Ve110 axilar en moderada 14 a 16 13 a 18 cantidad, vello pUbico plenamente desarrollado ; pechos llenos y con forma adulta; menstmación bien establecida; disminuye el ritmo de aumento de estatura que cesa a los 16 años 3 meses. De la Continúa creciendo el 16 a 18 15 a 19 posadoIescencisi vello axilar; pechos a fa edad adulta plenamente desarrollados. * Se considcr6 denmo de la variación normal del primero al noveno d e d , es decir, 80% de 10s asos. (Schocnfeld, 1980.) La adolescencia se caracteriza, en e1 aspecto biológico, por la ma- chraci6n de las gónadas o glándulas de secreción interna, las cuales se manifiestan, en el hombre, por la primera polución, y en la mujer, por la aparición de la rnenarquía. Así, la adoIescencia, época de tormen- tas hormondes, llevará al adolescente a tener grandes dudas acerca de cu sexualidad. Se desencadena& también las demás consecuencias de la maduración de las glhdulas sexuales, particularmente la apari- ción de los caracteres sexuales secundarios. Powe11(1975), citando a -%usubel ( 1954), presenta en forma esquemática los diferentes tipos de mnbios físicos y sus interrelaciones ocunidas durante Iapubertad. W m 1.3. El desarrolio físico y la imagen delYo f i'sico. Glándula pituitaria anterior espematmoides maduros Hormonas de la cmteza a&nd I I sexuales primarias t ! Cambios en otras características I I Cambios en tamaño, peso, I I proporciones _1 corporales y fuerza t 14 CAP. l. CARACTER~STICAS DE LOS AüOLESCENTES En este interjuego de un organismo en constante cambio y en con- tacto permanente con e1 medio ambiente, se definirán los caracteres sexudcs terciarios que son, en su expresión manifiesta, aquellas acti- tudes corporaIes propias de cada sexo que implican un sustrato pico- 16gico. Estas caractedsticas sexuales terciarias han sido poco investigadas debido a que no se Ies considera distintas de las secundarias. Sin m- bargo, Hellen Dtutsch ( 1944), basándose en Ia obs&ón psicoma- litica, expresa en su libro "Psicología de la mujer", que una tendencia especifica a la introversión y una profunda pasividad son cualidades características de la psique femenina, y que además son cícIicas. Debemos tomar en cuenta que esta afirmación dt KeUen Deutsch es producto de una época y de una cultura deteminada. En MExico, el frecuente "machismo " representa una cmctcristica terciaria fácil de observar, principalmente durante la adolescencia. En virtud de ciertos fenOrnenos, es muy importante considerar que d adolescente se lc debe impartir una adecuada educación sexud con fines psicoprriEiacticos. Atendiendci a un criterio de conceptua- Iizaci6n más estricto, podemos denominar pubertad a la serie de fenómenos biológicos que se inician con la maduración de Ias gónadas y terminan con el desanoIlo pleno de los caracteres sexuales secunda- rios, ya que el término adolescencia se usa con más propiedad desde el punto de vista psicalógico. Algunris autores están de acuerdo en que el inicio de Ia adolescencia es el mismo que d de Ia pubertad; sin embargo, otros consideran a Ia adolescencia como un fenómeno inde- pendiente de los procesos biológicos, aunque sin dejar de relacionarla con eUos. La adolescencia es una &poca de duración discutida. La duración de Ia adolescencia cstá determinada más bien por la cultura, par la raza, por el clima y por otros factores, individuales o familiares, por lo que, en algunos casos puede ser de los 11 a los 18 años, m otros dc los 12 a los 25 años, etc. Cabe recalcar tambiEn, que cs irnptisible hablar de una sola adoles- cencia. De hecho, existcn varias adolescencias. Para Blns (1962) no existen ctapas cronol6gicas cn la adolescencia, sino etapas evolutivas, y cada una es indispensable para la madurez de la siguiente. Se puede forzar la clasificación dc BIos y asignar una edad aproximada a cada etapa: Iatencia, de 7 a 9 anos; preadolescencia, de 9 a 11 años; ado- lescencia iemprana, de 12 a 15 años; adolescencia, de 16 a 18 años; adolescencia tardía, de 19 a 21 años; posadolescencia, de 21 a 24 años. Para Pearsnn ( 1970) existen tres etapas: periodo prepuberal, de los 10 a los 13 años; periodo puberal, de los 13 a los 16 años; periodo pospuberai, de los E: 6 a los 19 años. PREADOLESCENCIA 15 El Doctor Arnold Gessell(1980) txpresb: A los 10 año1 les gusta, no s610 escuchar historiw, sino relatar elIoi mL- mos *o que hayan visto, oído o leldo; a los 11 ~ o a , un caballo, un perro o cualquier otro animal, se vuelven deseos primordiales de 10s muchachos; a los 12 afioa, adoran los dobles sentidos; a Iw 13 años, se vuelven susceptibles a las moIestias proymtadas por sus hermanos menores; a los 14 años, cuanda les es dificil verse personalmente con otros muchachos, pasan muchas horas platicmdo por telefono; a los 15 aiias son c x b a m p ~ t c s , sobre todo en el vestir; a 1m 16 años, muestran una gran feücidad, aunque expresan que no es total. E s importante registrar estas diferentes etapas para darse cuenta de que en cada una de eUas se verifican diferentes procesos desde el punto de vista del desarrollo y de la evoIución interna del sujeto. A continuación nos referiremos a las diferentes etapas de la adolescen- cia, desde d punto de vista del desarrollo interno, para Iuego mostrar Ias caracteristicas del adolescente en cuanto a los aspectos observabIes y manifiestos desde el punto de vista externo. Describiremos las tareas especificas por resolver. PREADOLESCENCIA El aumento cuantitativo de Ia presion instintiva conduce a una acumulación de energía psíquica (catexis) indiscriminada de todas aquelIas metas libidlnales y agresivas de gratificación que han servi- do al niño durante los años tempranas de su vida. No puede distin,guir ni un nuevo objeto amoroso ni una nueva meta instintiva. Cuaiquicr experiencia puede convertirse cn un estírnulo sexual, inc l~so aquellos pensamientos, fantasías y actividades que están desprovistos de con- notaciones erhticas obvias. Ejcmplo: el estímuIo al cual el muchacho preadolescente reacciona ron una erección, no es necesariamente un estimulo erbtico, sino que b t a puede ser provocada por el miedo, el coraje o una excitaciíin general. La preadolescencia se caracteriza por un aumento cuantitativo en los impulsos. Esta situacián lleva a un resurgmiento de la pregmita- lidad (E'reud, 1977). El niño es m i s inaccesible, mis difícil de enseñar y controlar. la gratificacibn instintiva directa se encuentra a un Supcryo re- probatorio. El Yo recurre a Ia xepresién -proceso psíquico mediante el cual las percepciones e ideas dolorosas ara la conciencia pmanecen en el inconsciente, aunque sin perder su dinamismo-, a la fumación reac tiva -inversión del rasgo original; por ejemplo agresión - simpa- tía- y d dexplazamimtto -traslado del afccto de un objcto o idea a 1 6 CAP. 1. CA RACTER~STICAS DE LOS ADOLESCENTES otro-. Esto le permite desarroUar capacidades e intereses que son aprobados por sus compañeroc de juego y adoptar muchas actitudes compematoi.las, conductas compulsivas y pensarnien tos obsesivos, para aliviar su angustia. En esta edad surgen intereses por coleccionar timbres postales, monedas, cajetillas de ceriIIos, distintivos, etc. Aparece la socialización de la d p a como instrumento para evitar el conflicto con el Superyo; se descarga la culpa en el grupo y, más especificamente, en el líder. Pueden aparecer como sintomas tran- sitonos los miedos, las fobias, los tia neniiosos. En esta etapa se presentan frecuentes dolores de cabeza y de est6mago; aparecen ma- nlas, como jugar con los cabellos, comerse las uñas, taparse los labios, tartamudear, taparse la boca, tocar constantemente todas las cosas, e incIusive, en algunos niños, chuparse el pulgar (Gessell, 1980). Los muchachos son hostiles ante sus compañeras, las atacan, tratan de evitadas y se vuelven presumidos y burlones. En realidad, inten- tan negar su angustia más que establecer una relación con das. La angustia de castracibn reaparece y los conduce a Ilwarse con compa- ñeros de1 mismo sexo, y experimentan una orientación genital a través de la catexis de s u s impuIsos pregenitales. Las muchachas se portan como "rnarimachas9*, 10 cual es una ma- nifestacibn del conflicto de la envidia a4 pene, que es el conflicto centrd de Ia joven preadolescente, y se dirigen en forma más directa hacia el sexo opuesto, El varón muestra un m e n t o difuso de la motilidad, se vuelve voraz, adopta actitudes sádicas, rediza actividades anales expresadas en placeres coprofiicos, usa un lenguaje obsceno, rechaza la limpie- za, siente fascinación por los olores, posee una gran habilidad por la producción onornatopéyica de ruidos y practica juegos fálicos exhibi- cionistas. Habitualmente protegen sus Eantaslas y expresan can gran facilidad los pensamientos sintónicos de grandiosidad y de indecencia del Yo. Los conflictos caracteristicos de los muchachos preadolescentes son e1 miedo y Ia envidia por Ia mujer. Su tendencia a identificarse con la madre f a c a lo alivia de la angustia de castración en rela- ción con ella. Recurren a ciertos ritos de iniciaci6n paraabandonar Ias gratificaciones pregenitales infantiles y superar su envidia por Ia mujer, EI muchacho debe renunciar totalmente a ws deseos de seguir siendo un niño dependiente del vínculo materno y debe completar la tarea de1 penodo edípico. El puede encontrar catisfacci6n cn el trabajo crtativo; aene que enfrentar Ios sentimientos de coraje, envi- dia, rivalidad, pero principalmente, Ia irnpotcncia y la destrucción agresiva. ADOLESCENCIA TEMPRANA 17 En el hombre, la etapa de la preadolescencia se caracteriza por la angustia homosexual que contrarresta a la angustia de la castración. En el desarrollo femenino noma, la organización de los impulsos está dominada por la resistencia contra una fuena regresiva hacia la madre preedípica. ADOLESCENCIA TEMPRANA En esta etapa, tanto 10s muchachos como las muchachas, buscan con más intensidad objetos libidindes extrafamiliares. De esta manera se inicia la separación definitiva de las ligas objetales tempranas. Una de las caracteristicas de esta etapa es Ia falta de catexk en 10s objetos de m o r incestuosos, lo n ia l provoca que la libido flote Iibre- mente, buscando en dónde '4acumodarse". La falta de catexis se debe sobre todo, a la debiIidad del Superyo que, como es sabido, está formada principalmente por Ia intemdización de los padres al resal- verse el conflicto edipico, pero el adolescente se separa m esta etapa de ellos. Asi, su falta de catexis comprende tambiPn las representacio- nes del objeto y los valores mardes internaizados. Esta debilidad de1 Superyo hace que el Yo se debilite porque ya no puede depender de Ia autoridad del Superyo. En esta edad, los valores morales y las normas de conducta han adquirido cierta independencia, se han hecho sintónicos con el Yo y operan parcialmente dentro del misma. A pesar de esta internaiza- ción, en la adolescencia temprana puede darse un rompimiento del autocontroI que desemboca en conductas ddictivas, m w chas veces relacionadas con la búsqueda de objetos de amor. Estas conductas también ofrecen un escape de la soledad, de1 aislamiento y de la de- presión que acompaiia a estos cambios catécticos. EI empobrecimiento del Yo provoca en e1 adolescente una sen- sación de vacío y de tormento interno. La intensidad con Ia que viva la separación de sus objetos tempmos estará deteminada no sólo por el aumento y la variación del ritmo de la tensión instintiva, sino fundamentalmente por la capacidad de1 Yo para defenderse de esta angustia instintiva, Za pkdida de interés de1 adolescente respecto n 10s objetos de amor familiares -falta de catexis hacia éstos- hace que sus amigos adquieran una enorme importancia, tanto para el muchacho como para la muchacha. La elección del objeto en esta etapa es, en esencia, narcisista. El individuo de esta edad ncccsita poseer objetos a los que pueda admirar y amar (idealizar). Al respecto, Freud menciona que esta expansión en la vida amorosa del individuo conduce a Ia forma- ción del ideal del Yo y, par lo tanto, se interndiza'una xdaciiin de objetos que, de otra manera podria conducir a una homosexudidad latente o manifiesta. E1 ideal del Yo, como formación psíquica dentro del Yo, no sólo remueve aI Superyo de la posición tan segura que había tenido hasta ahora, sino que también absorbe Ia libidonarcisista y homosexual. Cuando el ided del Yo no se forma, la tendencia sexual se presenta a manera de perversibn. Ser una vez m& el propio ideal del Yo, en reIaci6n a tendencias sexuales y asexuales, como en la niñez, es lo que haría felices a todas las personas. Pero la nueva distribución de Ia libido favorece la búsqueda de1 objeto heterosexual y sWe para mantener relaciones más estables. En Ea adolescencia temprana, las fantaslas masturbatorías.neutra- h a n la angustia de castración. Asimismo, se presenta una ruptura repentina en las relaciones objetales primarias. Esto se explica, en primer lugar, porque hay una erotización y una idedización de la amistad. Más tarde, al consumarse cl ided del Y o , hay una fnistm- ción, ya que el amigo idealizado se convierte en un sujeto 'homal'" mmda el ideal de1 Yo se establece independientemente del mundo externo. Parece que en la formación del ideal del Y o ocurre el mis- mo proceso que consolidó e1 Superyo en ia dedinacidn de1 periodo edípico: la identificación con el padre. Se estabIece la agencia con- troladora que es capaz de regular y mantener la autoestima (equilibrio narcisista). En Ia adolescencia temprana se presenta el amor hacia lo que re- presenta el ideal del Ya, pero en la adolescencia, propiamente dicha, aparece como recién adquirido el idead del .Yo, el cual influye en la elección del objeto heterosexual, y m la adolescencia tardía se re- suelve esta falta de unidad. Para el varón adolescente, los sentimientos de ternura hacia el padre constituyen un conflicto. La situación se resuelve ya sea en- trando en franca oposicibn con 151 o mediante una gratificación inhi- bida de metas, intereses compartidos y camaradería. La amistad en la adolescencia temprana de la muchacha, desempeña también un papel importante. La falta o pkdida de una amiga puede llevarla a la desesperación y aun, a l a dtpresi8n. En algunas muchachas se pre- sentan probIernas psicóticos al perder a una amiga y no encontrar una cornpensaci6n en la madre. Una forma típica de idealización es el "ftechazo". Los objetos escogidos pueden o no presentar similitudes con Ios padres. En el objeto de2 "flechazo" se presentaran cualidades masoquistas y pasi- vas que representan un estadio intermedio entre la posiciiin fdica de Ia preadolescencia y la progresión hacia la femineidad. ES, de hecho, el estadio intermedio bisexual, En esta etapa, Ia muchacha reprime ADOLESCENCIA PROPIAMENTE DICHA 19 mmos su tendencia bisexual y muestra más fAcirmente su masculini- dad; el muchacho, en cambio, niega y se avergüenza de su femineidad. Ia muchacha se pregunta mis conscientemente: 2Soy un hombre o una mujer? A menudo cree que puede escoger cualquiera de Ias dos orientaciants. Experimenta una extraiia sensación de vaguedad en rdación con el tiempo y e1 espacio. La posición bisexual de la mu- &ac.ha en la adoIescencia temprana está relacionada íntimamente con el prabIema del narcisismo. La eleccibn del objeto narcisista prc- Canina, El pene ilusorio se mantiene como una realidad psíquica que protege a 1a muchacha de Ia vaciedad narcisista. La representación 5'3zxual continúa existiendo hasta que la muchacha vacía en todo su suerpo aquella parte de la libido narcisista que ha estado ligada con L +en corporal bisexud. Entonces ella busca completarse, no en 6 misma, sino en el amor heterosexual. la declinación de la tendencia bisexual marca Ia entrada en la. d l t x e n c i a . la heterosexudidad defensiva de la muchacha con una zc5md precoz m relación con el sexo tiene, por lo general, un efecto -tito, ya que favorece un desarrollo regresivo y puede lfevar drsiacjoncs en el desarroUo de la adolescencia. Las medidas de @dad en contra de esta precocidad sexual, se encontrarán m las =-des, las fantasías, los intereses intelectuales, las actividades e+, etc., y, muy especialmente, en Ia accesibilidad emocional. de IX ?&es, sobre todo de la madre o e1 sustituto materno. AQOLESCENCIA PROPIAMENTE DICHA Esta etapa culmina con la fonnaci6n de la identidad sexud. En SZE q a , los procesos predominantes son Ia renovacibn del cornpIe- c dt Edipo y sus conflictos, asi como la desconexión de los primeros r-w de amor; este liltimo proceso implica el abandono de 10s ob- -1s <e amor infantiles, esto es, la renuncia al objeto incestuoso y el ~=zsbno dc Ias actitudes bisexudes y narcisistas, para hacer posible e t a c i ó n hacia el objeto heterosexual. Esto cs lo que caracteriza i - k m I l o psico1bgico de la adolescencia. - - L. @tulso sexual adecuado gana gradualmente ascendencia y & m a angustia conflictiva en el Yo. Los mecanismosdefensi- m 7 ahptativos pasan a primer plano; la vida emocional es más in- 6 profunda y con mayores horizontes; los deseos edípicos a 13 oon3ictos resurgen; los conflictos internos a~canzan el m h o -70, y resulta imposible predecir el resultado final, ltalizan diversos cambios internos esencides para el avance e h beteroscxuaiidad. Este desanrallo comprende muchos proce- sos diferentes, y sólo con la realización de todos eiios se produce la maduración emocional. La aptitud para el m o r heterosexual ma- duro se deamolla con lentitud. Esta capacidad no depende de que e1 adolescente tenga o pueda tener relaciones sexuales, sino de los cambios catécticos relacionados con los objetos internos y con el pro- pia Yo. En efecto, el retiro de la catexis puesta en 10s padres, o en la representación de 10s objetos en eI Yo, produce un aumento de la energía catéctica en el mismo. La libido, retirada del padre internalizado, conduce a1 varón ado- lescente a una elección narcisista del objeto, basada cn el Yo ideal (nuevos intentos de resoIver los remanentes edípicos positivos o ne- gativos). En cambio, la mujer adolescente persevera en la actitud bisexual, conuna sobrevaIoraci0n de1 componente fatiro. A su tiempo, este componente fálico es concedido al amor heterosexual, ya quc de lo contraria se genera una detenciAn seria en el desarrollo de Ios im- pdsos, En ambos casos aumenta el narcisismo y origina una etapa narcisista, transitoria de la adolescencia propiamente dicha. E¡ retiro de las catexls del objeto hacia el Self provoca en el ado- Iescente un aumento del narcisismo, el cuaI produce, a su vez, una gran variedad de estadios en el Y o que son caracteristícos de la ado- lescencia propiamente tal. Si sobrevaiora el Se& aumenta la autoper- cepci6n a expensas de la percepción de la realidad; se desmolla una sensibilidad extraordiaria; se experimenta alejamiento de los objetos familiares durante la infancia, y se puede llegar hasta la pérdida del contacto con Ia realidad. Este empobrecimiento del Yo se debe tan- to a la represibn de los impuIsos instintivos como a la incapacidad para extender la Iibido de un objeto a los objetos infantiles de amor. Asimismo, se debe a la aceg tación de las emociones que provoca el proceso. Esta iiltima fuente puede también verse como una resistencia en contra de la regresión. Al descatectizar las representaciones o bietaIes se eliminan las ob- jetos como fuente de gratificación libidinal. En consecuencia, se observa un hambre de objeto que lo lleva a uniones e identificaciones superficiales y transitorias, lo cual impide que la libido se retraiga por completo d Self. El objeto real necesitado es el padre del mismo sexo, ya que antes de que pueda darse la posibilidad de1 amor hete- rosexuai tiene que realizarse Ia identificación, positiva o negativa, con éI. Sin embargo, esta etapa narcisista transitoria tiene también un valor positivo en el proceso de se~aracilin del adolescente. Se pasa de la sobrevdoración dc los padres a una infravaloración de éstos. Al misma tiempo se da una a~toesrima narcisista que lleva d individuo a Ia arrogancia y a la rebddia. Todo esto ocurre mientras el Yo des- ADOLESCENCIA PROP1AMEHTE DICHA 21 arrolla la capacidad de asegurarse, sobre la base de una ~tcrición redista, esa cantidad de abastecimiento narcisista que es esencial para el mantenimiento de Ia autoestima. La etapa narcisista está, por tanto, al servicio del desarroiio pro- gresivo, excepto cuando se vuelve una operación defensiva que inhibe en vez de promover el proceso adolescente de separación. Este pro- ceso da a Ia etapa narcisista su caiidad positiva y progresiva. La angustia concomitante a esfe proceso lleva a iniciar obos pro- cesos regresivos restitutivos que van desde leves sentimientos de des- percodización hasta estados psicóticos, con alternativas como la vida de fantasía o la creatividad, la hipersensibilidad o la necesidad de llevar un diario. Todo esto con e1 fin de llenar el vacío emocional que experimenta cuando los nuevos impuIsos instintivos de la puber- tad no pueden estar por mis tiempo unidos a los antiguos objetos y arin no pueden unirse a otros nuevos. A1 descatectizar los objetos primarios, se utiliza Ia identificaciiin para preservar el darr:inio sobre las relaciones del obieto. Existe además ;n periodo de empobrecimiento del Yo entre el abandono de los objetos primarios y la sustitución por nuevos objetos amorosos. El control instintivo ha dejado de funcionar en la forma dependiente acostumbrada. La '"experiencia exaItada dd Yo" es otro de los fenómenos restitutivos; consiste en una gran percepciiin interna del Self. A esta categoría general de sentimiento de exaltacibn del Yo pertenecen los estados autoprovocados de esfuerzo, dolor y ago- tamiento, ~aracteristicos del adolescente. Por lo general son estados autoinducidos, parcidmente defensivos, Iibidinales, agresivas, adapta- tivos y txperimentales, y egosintónicos. Su findidad es proteger la integridad y Pa cohesión del Yo. Esto se logra promoviendo la vigi- lancia del Yo sobre la tensión instintiva. Estas tensiones instintivas son aliviadas en parte por descargas hacia eI exterior, mediante la expresión mo&. También son parcialmente descargadas hacia el interior, lo cual provoca problemas fisiaIógcas. De este modo, el adcilescente oscila entre la impulsividad y el control yoico mientras se desarrollan en él los principios inhibito- nos dc control que orientan hacia la redidad sus deseos, sus acciones, sus pensamientos y sus valores. Para ello, es indispensable que tales principios se hayan desligado de Iris objetos de amor y odio que los provocaron originalmente. En esta etapa narcisista transitoria, el Yo se convierte en el re- ceptor de la libido separada de las reprcscntaciones del objeto. Todas las funciones del Yo, no sólo el Self, se pueden catectisar en el pro- ceso, induciendo un scntido de omnipotencia y fallas en el juicio. La debilidad relativa dcI Yo en contra de las demandas del instinto se supera cuando éste cede en su aceptación de los impulsos, lo que ocurre de manera paralela a l aumento de recursos del Y o para canali- zar la descarga de Ios impulsos por una pauta altamente diferenciada y organizada. Sin embargo, esto no ocurre mientras no se logre la desconexi6n respecto a los primeros objetos de mor. El estableci- miento dt Ia organizacion adulta de los impulsos supone la renuncia a los objetos primarios y el encuentro con nuevos objetos. Ambos estados afectivos pueden describirse respectivamente como duelo y enamoramiento. La posición bisexual encuentra satisfaccihn en el amor hetero- sexual a través del fenomeno de resonancia (Weiss, 1950), el cuai consiste en conceder al compañero el componente del impulso ajeno al propio sexo. Por fo gmerd, el amor tierno precede tarnbibn a la experimentación heterosexual. En éI predominan Ios sentimientos de ternura y devocibn, así como la preocupación por preservar el objeto de amor y el desea de pertenecerse mutuamente en forma exclusiva. A pesar de ello, al principio, este amor tierno le resulta también amenazante aI adolescente, pues 10 vive como una nueva dependen- cia, como una sumisión o una rendición emocional. En su primera etapa, Ta hcterosexualidad se experimenta en parte como fantasía. La primera elección de objeto heterosexual sude estar determinada por dgún parecido físico o mental con el padre del sexo opuesto, o bien por fuertes diferencias con él. Los primeros amores no son relaciones maduras, sino intentos rudimentarios de desplaza- miento que logran su madurez con Ia resolución progresiva del com- plejo de Edipo. Las manifwiones dd compiejo de Edipo Las manifestaciones edípicas en la adolescencia están detemi- nadas por Ias vicisitudes especfficas que d complejo de Edipo ha sufrido durante la vida del individuo. Za marcada tendencia al nega- tivismo disminuye en proporcióndirecta d dominio de. la regresibn por parte del Yo gracias a las ayudas adaptativas o defensivas, sobre todo, y al movimiento progresivo de la libido hacia las relaciones de objeto heterosexuales, extraf amiliares y no ambivalentes. En el hombre, Ia ansiedad de castracicin cierra Ia fase edípica. La resolución del complejo de Edipo es más rígida y Ea represión de las ansias edipica~ es más severa. No hay soluciones ideales y quedan re- sicfrios de ansias edípicas positivas y negativas. Quedan tambien rernanencias de ansias femeninas. E1 individuo, para sobreponerse a los pequeños restos femeninos de su posición edípica negativa, gene- ADOLESCENCIA PROP1AMENTE DICHA 23 &ente tiende a enfocar su atención hacia artificios sobrecompensa- torios de su masculinidad : grupos masculinos, p andilIas, iniciacibn en un código de virilidad. En la mujer, la ansiedad de castraci6n inicia la fase edípicer. La resolución del complejo de Edipo es menas ra'gida y menos severa; re- prime sus ansias edípicas sólo ligeramente, No existen sofuciones ideales y quedan remanentes de ansias edípicas positivas y negativas. Hay fantasías de naturaleza fálica. La resolución de los conflictos edipicos Ia prepara para el amor heterosexual, y el sometimiento del complejo de ma~culinidad produce en ella sentirnientoa maternales. La menarca se inicia y enfatiza la pohndad maculino- femenino. Se renuncia a las ansias masculinas y hay una identificacion con la ma- dre como prototipo reproductor. Si Ia adolescente no adopta tales actitudes, tendrá dificultad para aceptar sus deseos heterosexdes sin ansiedad y la matemidad corno una meta deseada. Identidad sexual Ia identidad sexual implica la existencia de cambios caticticos e identificativos; pero también, de presiones sociales que fonan Ia su- misión y que pueden producir un estado de confusibn interna. Desde el punto de vista clínico, la ruptura de las funcianes ydcas provoca los errores característicos del adolescente en el cumplimiento de las demandas normativas de su vida, Los estados de confusión representan un esfuerzo patogniimico por evadir 10s procesos internos de transformación en la adolescencia mediante un comportamiento que simule los logros comrespondiente.es a cada una de las etapas. Hay una tendmcia pasajera a preservar los priviIegios de la infancia y a g o z a a Ia vez de las prerrogativas de Ia madurez. El debilitamiento de! complejo de Edipo sigue un proceso lento que continúa hasta la adolescencia tardía; dicho complejo no desapa- rece por completo hasta que el joven adulto crea una nueva famiiia, con la cud espera dominar cualquier remanente edipico, Existen dos fuentes internas de peligro durante Ea adolescencia: a ) Ocurre un empobrecimiento del Yo que conduce a 10s estados anormales descritos, en conexión con dgunos esfuerzos fi- sicos encaminados a mantener tanto el contacto con la realidad como.fa continuidad en los sentimientos del Yo. b ) Se despierta una ansiedad i n h t i v a durantc el movimiento progresivo de la Iibido hacia la heterosexudidaci. Tales fuentes internas depei ip requieren de medidas preventivas, tanto autoplásticas como dapIásticas, contra un estado de pánico. Se ponen en juego los mecanismos defensivos típicos de esta fase. La formación del eardcter La ePecMOn de una defensa está de acuerdo con e1 afianzamiento progresivo del carácter. La formación del carácter, bajo circunstan- cias normales, en sus aspectos positivos o negativos -liberación y res- tricción del Yo- deri* su cdidad y su estructura de las actividades yoicas, las cuales, en generd, son al principio medidas defensivas que gradualmente adquieren una fijacibn adaptativam1 El adolescente, durante el proceso de desarrollo de su pensamiento, recorre todas las etapas de1 enfrentamiento infantil a aquellos niveles que son nuevos para las operaciones formales: va de1 egocentrismo a i heterocentrismo. Adolescencia y creatividad La creatividad se ve favorecida por una intensa introspección, por el rehmiento libidinal del mundo nbjetal y por la fuerte necesidad de que se redicen las más urgentes transformaciones internas. La ca- texis del y la introspeccion dan una capacidad de con- centraclh y una de&caciÓn desconocidas hasta ese momento y que difícilmente se repetir& en etapas posteriores de la vida del individuo promedio. La actividad creadora o sublimada puede describirse así; es altamente autocentrada, es decir, narcisista; tiene las limitaciones de la expresión artistica y, en consecuencia, se orienta parcialmente hacia la realidad; funciona en el marco de una nueva existencia del Self, en contacto con eI medio ambiente, y esta, por tanto, parcid- mente relacionada con los objetos. En la declinaciiin de la adolescencia el individuo gana en capaci- dad propositiva, intepci6n social, predecibilidad, constancia emo- cional y estabilidad en su autoestima. Hay una mayor unificacibn 1 Las defensas propiar de csta fase: cl inteIectualisrno, el ascetiirno, ha Cantasias. cl uniformisrno y el conform'wno, son estudiadas en el capítulo sobre el funcionamiento defensivo en la adolescencia. entre loa procesos afectivos y los volitivos. Otra característica es la definición de los asuntos realmente importantes de Ia vida del indivi- duo, los cuales no toIeran ni dilación ni cumpromiso. Es, antes que nada una fase de consolidaci6n m la que culminan los siguientes cambios: a ) un arreglo estable y altamente idiosincrático de funciones e intereses del Yo; b ) una extensión de la esfera del Yo Iibre de conflictos (autono- m ia secundaria') ; c ) una posición sexual irreversible (constancia de identidad) re- sumida como primacia genital; d ) una catcxis, relativamente constante, de representaciones del Yo, y e) 13 estabiIizaciOn de los aparatos mentales que de manera auto- mática sdva,guardan la identidad del mecanismo psíquico. Este prnccso relaciona a Ia estructura psíquica y al contenido. La primera establece la unificación del carácter del Yo, y e1 segundo, pre- serva la continuidad dentro del proveedor de medios. Cada compo- nente influye aI otro en términos de un sistema de retroacción. En la posadolesccncia se llega al equilibrio dentro de ciertos limites de constancia intrínseca. La tolerancia al crinflicto y a la ansiedad, asi coma la cantidad y la intensidad de Ios estímulos --internos y externos - necesarios para d funcionamiento alectivo, determinan las diferencias individudes. Parece, entonces, que Ios fenómenos residudes y 10s retrasos parcia- les son especificamente la causa de las variaciones individudes que surgen al final de la adolescencia. En términos de1 organismo psíqui- co y su funcionamiento, este proceso influye en la formación del carácter y de la personalidad. Una caracteristica del dcsarroIlo de Ia adolescencia tardía es la integración de un Yo que combina los retardos parciales con expre- siones de estabilidad como el trabajo, el amor y la afirmación de una ideologia. E1 individuo torna conciencia de s i mismo corno un ser social. Se trata de un momento de cambio decisivo y, en consecuencia, de una etapa de crisis que, con frecuencia, somete a esfuerzos determi- nantes la capacidad integrativa del individuci y provoca inadaptacihn, deformaciones yoicas, rnanicibras defensivas y una psicopa~ologia sew-era. Enkson (1956) se refiere a csta etapa como crisis de la ado- lescencia~ En esta etapa, el llamado principio operan te , Fictor dinimico que gobierna al proceso de consoIidación, se manifiesta claramente en cada etapa, a través de: a ) el aparato psíquico que sintetiza los procesos específicos de la fase adolescente, b s estabaiza, los vuelve irrwersibles y les da un potencd adaptativo ; b) la fuente de 10s residuos específicos de los periodos anteriores de desarrouo que han sobrevivido a la aansfomacibn de1 ado- lescente y que continúan existiendo en forma derivada, con- tribuye,por su parte, a la formacibn del carácter; c ) la fuente de la energia conduce a ciertas soluciones hacia un primer pIano y deja otras en un estado latente, dandok al pm- ceso de consolidación el valor de una definlcibn de la indivi- dualidad. Por influencia de1 medio ambiente, los efectos posteriores de un trauma inducen a situaciones sepetitivas. Su resolución se busca dentro de un sistema de interaccibn altamente específico. En con- secuencia, el individuo experimenta un comportamiento significativo y gatificante. caso de no lograrse la interaccibn, se presenta una nueva trans- formación parcial del adolescente por medio de la persistente distoni- cidad de su Yo en relación con sus propias actitudes. De cualquier modo, siempre se llevan a l a vida aduIta remanentes específicos no asimilados que, de hecho, manifiestan continuamente su influencia en la organización de Ia personaf idad mima. Los efectos de un trauma ticnm dos caras, una positiva y otra negativa. La primera ccinsisk en los intentos dc revivir el trauma, dc recordar la expe- sien-& olvidada o, mejor aún, de hacerla real y ren* Si la experiencia fue una relación afectiva temprana, es revivida por un contacto análogo con o* persona -fijaciOn dej trauma- y -compIsión a lo repbición- (Blos, 197 1). Tales efectos pueden ser asimilados por el llamado Yo normal y le trasmiten rasgos de carkter inmutable en foma de tendencia constante. Las reacciones negativas consisten en lo contrario: nada se puede recordar del trauma vivido. Estas reacciones pueden ser consideradas defensivas, pues su objetivo es evitar que se experimen- ten cierta impresiones. Por 10 demás, dicha tendencia puede llevar a inhibiciones y fobins. Todo esto contribuye también a la formación del mic ter (Freud, 1939). E1 aspecto positivo del trauma reside en eI hecho de que ejerce una fuerza implacable para lIcgar a un acuerdo con sus residuos nocivos a través de su reactivación constante en el medio ambiente, contribuyendo a la consolidación del c&cter y a la organizaci8n de la personalidad. Las fijaciones determinan la elección d e necesidades libidindes, identificaciones prevalentes y fantasias prekidas. El trauma residual propicia la fuerza compdciva a la repe- ticiOn que impulsa las experiencias no integradas a la vida mental para su eventual dominio e integracibn al Yo. La direcci6n quc tome este proceso, su hfasis preferente hacia la descarga de impulsos, h sub& mación, Ia defensa, la deformación del Yo, etc., son controladas en pan parte por eI Yo ideal y e1 Superyo. La forma que toma este proceso depende del medio ambiente, de Ias instituciones sociales, la tradición, Ias costumbres y 10s sistemas de valores. Desde luego, todo el proceso opera dentro de los límites que imponen los factores constituciondes, tales como las dotes fisicas y mentdes. Por tanto, 10s conflictos infantiies no son elminados al final de la adokscencia, sino que se restituyen especificamente, E- convier- ten en el Yo sintónico. Cualquier intento de dominio de2 Yo sinté- nico de un trauma residual, en muchos casos experimentado corno conflicto, incremena Ia autoestima. La autoestima es la expresión emocional de Ia autoevaIu&Ón y la corres- pondiente catexis libidinosa o agresiva de las autorrcpresentacione~..~ La autoestima no refleja necesariamente la tensión enke cl Superyo y el Yo. Uacobson, 1953.) Al final de Ia adolescencia se observa un proceso autoIimitativo y la dernarcacih de un espacio de vi& que permite rnovhientci sóIo dentro de un área psicoIógica restringida. Mas allá de la reorganizacibn dc impulsos, característica de la adolescencia, persisten remanentes edípicos que no fueron llevados por el camino del amor d objeto. El fin de l a adoIescmcia implica la transformación de estos residuos edípicos en modalidades yoicas. E1 trabajo desempeña un papel importante para Ia economía de Ea libido; relaciona ai individuo m& intimamente con la realidad. EI trabajo no ts menos vaiioso por la oportunidad que él mismo y las relaciones humanas conectadas con 63 proveen para una descarga considera- ble de los componentes de hpulsos iibidinales, narcisista%, agresivos y aun erbticos, como porque es indispensable pata la subsistencia y j d f i c a la existencia en una=icdad (Freud, 1990). La declaracion de Freud de que el heredero del complejo de Ed$o es el S v q o , podría parafraseme diciendo que "el heredero de la adolescencia es el ser". 28 CAP. 1 , CARACTER~STICAS DE LOS ADOLESCENTES Una caractcrÍstica predominante de la adolescencia tardia es, no tanto la resoIuciÓn de los conflictos instintivos, sino lo incompleto de esta solución. Una "función restauradora dcE Yo" es caracterísrtica dc Ia adolescencia tardía, que se asemeja a su función durante el pe- riodo de latencia. Lo que fue un impedimento y un o b s t ~ d o para la maduración, se convierte precisamente en lo que da a la madurez su aspecto especial. La tarea de aceptación de la realidad nunca se completa; ningún ser humano está libre del esfuerzo de rtlacionax la realidad interna y In externa. Tal esfuerzo se ve aligerado por cier- tas actividades (artes, religión, etc.), Además está en continuidad di- recta con los juegos del niño que se "pierde" en el juego. La resoluciiin del proceso de cambio en Ia adolescencia tardia está llena de complicaciones quc someten a un esfueno excesivo la capa- cidad integrativa del individuo y que puede conducir a maniobras de postergacibn -adolescencia prolongada- o a adaptaciones neuróticas -adoIescencia incompleta -. No puede aseguram un resultado hasta que el periodo se estabiiiza. Es el tiempo en que Ios fracasos adapta- tivos toman su forma final y se presenta el colapso neurótico. Siempre que la deformación temprana del Po, consistente en una dis- tincibn incompleta entre el Yo y la realidad, ea la razón del fracaso de la adolescencia (sintesis yoica defectuosa) cl colapso neurótico aparece como el limite o como una enfermedad psicótica. En el batamiento de estos tapoi debc rcgrmarse a las fases pregenitalcs: a la dependencia oral y a la regresi6n oral y a las vicisitudes de la confianza bzbica (Erikson, 1950). El proceso dc ccinsolidaci0n se complica además por la necesidad que hay, en la adolescencia tardia, dc asignar a objetos de amor y odio en e1 mundo externo catexis agresivas y libidindes que original- mente se fundían en reprc~entaciones de ob,jeto. Estos arregIos del Yo sinthicn producen actitudes, sentimientos y prejuicios estables que, en circunstancias normaIes y benignas, son causantes de las pe- queñas inquinas, las pequefias quejas, los pequeños odios, etc., de las personas, las cuales san de van importancia para la econom ia psiqui- ca, El desarrollo del cxáctcr neurótico o la fomaci8n dc síntomas en la adolescencia tardía, representan un intento de "autocuración" después de haber fracasado en la resolución de fijacioncs infantiles articuladas en el nivel del complejo de Edipo. La vida amorosa dcl adolcsccnte tardío dmiuestra dinícamente la persistencia del complcjo de Edipn. Fwud (1910) caxacte~izb así esta situación: a ) la ncccsidad de una tcrccra persona ofendida; b) el amor a una prostituta; c ) una larga cadena de objetos; d) el rescate de la persona amada, y e ) la separaciiin entre la ternura y la sensualidad. Se puede añadir Ia exog~mia neurótica de Abraham. Sin lugar a dudas, Ia formación de una identidad sexual estable y reversible es de mayor importancia para la organización de Ios impulsos especificas de Ia adolescencia tardia. El proceso de consolidación de la adoIescencia tardia puede describirse como el establecimiento de compromisos abortivos im- practicables de una síntesis yoica, o como una serie de adaptaciones positivas y negativas a condiciones endopsiquicas y del medio am- biente. Los fracasos en el dominio de la realidad interna y externa pueden catalogane en dos categorías. Por un lado,aquellos que se deben a: a ) un aparato yoico defectuoso; b) una capacidad deteriorada para e1 estudio diferencial, o c ) una proclividad a la ansiedad traumática (pkico de la pérdida del Y o). Los casos que comprenden condiciones limítrofes ecquizofrénicas y psicóticas, pueden ser IIamados casos de adoIescencia mal lograda. Por otro lado, si los fracasos se deben a: a } perturbaciones entre los sistemas; b) bloqueos del aprendizaje diferencial {todo tipo de inhibicio- nes, o c ) deseos de evitar una ansiedad conflictiva (formacisn de sínto- mas). Podemos hablar entonces de adolescencia incompleta o de pertur- baciones neuró ticas. Ia seudomodernidad en 10s estándares sexuaIes es en gran parte responsable de. muchas complicaciones en el desarrollo de Ia feminei- dad. Este fenemeno social ignura que el impulso sexual femenino está mucho más intimamente apegado a 10s intereses yoicos y a los atributos de la personalidad que el del hombre: En el niño como opuesto a la niña, a1 final del conflicto entre el instinto y el mecanismo de defensa, el instinto sexual emerge, independientemente de sus sublimaciones (Deutsch, 1944). La niña reacciona a la diferencia sexual con un resentimiento bien reconocido que es una expresión del complejo de masculinidad. En un intento por formular las cualidades esenciales de la femineidad, Helen Deutsch (1 944) dice: La secuencia constituida por: 1. mayor propensión a la identificación, 2. fantasr'as más fuertes, 3. subjetividad. 4. percepcion interna, y 5. intui- ción, nos lleva de vuelta al origen común de tedos estos rasgos: la pasividad femenina En e1 esfuerzo por asimlar las características magculinas que tie- nen su raíz en Ia fisiología y en la anatomía masculina, la joven ha adquirido una superficialidad de sentimientos y ha primitivizado su femineidad. Benedek (1956,6$, que investigó esta condición, afma: ... la org;mizaciÓn de la personalidad de la mujer moderna, a travie de la in- tegración de aspiraciones y sistemas de valores mascutlfioa, adquiere un cs- tncto Superyo. En consecuencia, la mujer puede responda con reacciones de culpa a la regr ts ih bwlúgica de la maternidad. Muchaa mujeres no rse permiten ser pasivas; reprimen wrs neceiiidades de dependencia ... Si estas necesidades de dependencia no se vuelven parte integral de la pasividad femenina, Ia adolescente puede llegar a no desprender- se de la necesidad de dependencia respecto a su madre. En td caso, transferiri a las hambres su hostilidad defensiva hacia la madre. En estos casos, con gran frecuencia se rnezcIan compromisos en- tre fij jaciones edípicas positivas y negativas. Una falla en la resolución del proceso adoIescente que proviene de un origen diferente es la de la sexualidad de las funciones yoicas. Hay una integración aparentemente exitosa de selecciones vocaciona- Ies, y los intereses yoicos son invadidos secundariamente por instintos componentes, como la escopofitia y el exhibicionism a. Si estos instintos ya no son sublimados, agobia6 al Y o can exci- taciones sexuales y fantasjas inconscientes que producen una actividad yoica muy inestable y que finalmente conducirán a hinhibición. Esta situación ha sido estudiada especialmente en 10 que se refiere a la inestabilidad de las eIeccienes vocacionales de 10s jóvenes que pasan por la adolescencia tardía, y también en rdaci6n con las inhibiciones y las sintomas de los artistas. L a sexudización de las funciones yoieas debilita la objetividad, la comprebacibn de la redidad y la autocríti- ca; parte de la actividad basada en fa fantasia inconsciente se vuelve Yo distónica. La fantasfa Yo daótoica contribuirá a la pauta de Ir organización del Yo y sufrirá más modificaciones de desarro110 junto con él, mientras que la fantasia Y o distónica puede formar el núcleo de un siitcrna disociado y ,por tanto, potencialmente patbgeno. (Brierley, 195 1 .) La consolidaci0n de la personalidad, al final de Ia adolescencia, genera mayor estabilidad en los sentimientos y en Ia vida activa del joven adulto, Se sofidifica e1 carácter, es decir, ''prevalece una cierta constancia en las formas que escoge el Yo para resolver las tareas". (Fenichel, 1945, b.) La mayor estabilidad en el pensamiento y la acci6n sd desarrollan mediante e1 sacrificio de esa sensibiiidad introspectiva tan caracterís- tica del adokscente; el florecimiento de la imaginación creativa se opaca. Los deseos de aventuras, la fantasía desbordada y las inclina- ciones artísticas, dedinan graduaimente hasta que desaparecen por mmpIeto. El verdadero artista, por supuesto, es la excepción a esta regla. La mayor capacidad para el pensamiento absbacto, para Ia construcción de modelos y sistemas, y la compacta amalgama de pensamientos y acción dan forma a una personalidad más unificada y consistente. La aplicaci6n de la inteIigencia permite al individuo poner orden en el mundo que lo rodea. Pero con esto no debe pen- sarse que la objetividad adulta es en todo superior al pensamiento infantil. El niño, de hecho, al permitir contradicciones en las opera- ciones mentales, es capaz de hacer observaciones escotamizadas por e1 adulto POgico. La consolidación de la adoIescencia es un proceso de estrechamitnto, limitación y canalización, y nunca, de simples alternativas. No podemos por tanto, hablar de soluciones a tensiones y desequilibrios, sino más bien, de su organización de acuerdo con patrones y sistemas. Las interferencia3 con la estabilidad se deben más bien a situacio- nes de "demasiado poco o demasiado", es decir, a aspectos cuantita- tivos, que a situaciones de "esto o aquello", aspectos cualitativos. La representación menta1 al final de la adolescencia es una formación cualitativamente nueva y refleja, como un todo organizado, las diver- sas transformaciones especificas de esta fase. Después dc que han sido relativamente establecidas las tres antí- tesis básicas -sujeto-objeto, actividad-pasividad y placer- dolor - en h vida mentaI, aún sufrirán variaciones en cuanto a su manera de combinarse y su intensidad, dependiendo de 30s diferentes papeles que asuma el sujeto en la vida. El establecimiento de papeles, y la necesidad de gratificación que alcanzan éstos dentro de un campo circunscrito de interacción cntre el sujeto y e1 medio ambiente, son esenciales para los procesos mentales adaptativos. POSADOLESCENCIA La transición de Ia adolescencia a la edad adulta está marcada por una fase Intermedia, Ia posadolescenñn, que puede ser reclamada con desecho por ambas etapas, y enfocada desde los puntos de vista de cualquiera de las dos. Es una condición indispensable para e1 lo- gro de la madurez psicolCigica. El posadoIescente es, por tanto, un aduito joven. La estructura psíquica ha adquirido, al final de la adoIescencia tardía, una fijación en términos del desarrollo del Y o y de organización de impulsos, que permiten al posadolescente armonizar las partes componentes de la personalidad. Esta integraci0n ocurre gradualmen- te y se presenta, por 10 general, como una preparación coincidente con la eleccibn profesional, siempre que las circunstancias permitan al sujeto hacer esta elección. Dicha integración es pardela a Ia defi- nición del papel socid, al enamoramiento, al matrimonio, a la pater- nidad y a la maternidad. El papel manifiesto del joven adulto -tener un empleo, cshlQar una carrera, prepararse para el matrimonio y la paternidad- fácilmente empaña el estado incompleto de la fonna- ción de su personalidad. Este logro, desde luego, se consoIida sólo si las necesidades instintivas y los intereses yoicos, pese a su naturaleza contradictoria y a sus satisfacciones inestables, han Ilegado a estable- cer una armonrá entre s í . E1 cuadro se completa si el Yo tiene éxito cn su función sintética. El desarrollo dc la personalidad, por lo general no se detiene con la teminacihn de la adolescencia. La paternidad y la maternidadcontribuyen de manera específica a su continuaci8n. Corresponde ai posadolescente crear las vías específicas a bavés de las cuales estas tareas se realizan en el mundo exterior. La gratifi- cación de necesidades instintivas e intereses yoicos dispares caracte- riza a este periodo, durante el cual el individuo articula sus impulsos heterogéneos en la persecución dc componentes. Muchas áreas de intensa actividad son atacadas simultáneamente y con igual urgencia. Tal estado de cosas representa una condicion tipica: Ia experimenta- ción posadolescente. En este periodo se ejerce la moralidad, con un énfasis en Ia di+ dad persona3 e autoestima, más que en la independencia mperyoica y en la gratificación instintiva. El Yo idea1 ha tomado posesión de la funcihn reguladora de1 Superyo de diversas maneras, y se ha conver- tido en heredero de los padres idealizados de la infancia. L,a confian- za antes depositada en e1 padre ahora se centra en el Self. Se realiza iodo tipo de sacrificios con el fin de sostener el sentido de dignidad y autoestima. Cuando no se logra organizar un Sekf estable, o cuando este no ctinvierte cudquier conflicto en Yo sintónico, se detiene seriamente el desarro110 d d individuo y la evolución posadolescente sufrirá des- viaciones. rm- f d ~ U t TAa pFoy O PSli"OL0GM - I Bibhoteea ! POSADOLE5CENCIA 33 r-*<.., ,,7*,4. k ! j El fracaso puede impedir la integración de esfuerzos diversos y contradictorios, de Ia misma manera en que puede terminar con la esperanza de mejorar e1 nivel de vida. Un blaquco característico es la fantasia de rescate. En lugar de vi+ p m redizar las tareas de la vida, el adolescente espera que las circunstancias de Ia vida le resucIvan Ia tarea de vivir. La fantasía de rescatc cstá intimamente relacionada con el romancc familiar y con 10s sueños diurnos, característicos de la adolescencia, que con fre- cuencia son de gran importancia, además de ser persistentes y de ela- borados contenidos. La funci8n de estos sueños es el cumplimiento de los deseos y la corrección de la vida real. Toman dos direcciones, una erótica y oka ambiciosa; Ia primera comúnmente se oculta tras Ia segunda. Tales fantasias, muy intensas y disociadas en mayor o menor grado, son pensamientos intimos que suelen favorecer el desarrollo de perturbaciones ncurbticas; n i s avances pueden observarse durante la adolescencia ~ardíü. Si persisten, provocarán una crisis en la pos- adolescencia al permitir la supervivencia indefinida de las fantasias de rescate y gencrar muchas restricciones e inhibiciones yoicas. También puede considerarse que hacen de un trauma residual especifico una parte integral de la organización yoica. E1 fracaso no estriba en Ia falta de opciones vitales que crea, sino en que favorece la idea de que el cumplimiento de éstas provendrá de las circunstancias. El relajamiento de las ligas infantiles del objeto es una tarea de la adokscencia propiamente tal, pero al alcanzar, durante la pusado- Icscencia, un acuerdo con intcrcses y actitudes patentdes de1 Yo, se hace más deliberado y efectivo. El paso final en este proceso es la aceptación y la resistencia a las identificaciones. La libido de- sexualizada del objeto invertida en estas identificaciones, puede trans- formarse en Iibido yoica o narcisista, y ligarse a las suhilimaciones estabIes. En este periodo, el Yo revive, con frecuencia, elecciones de obje- to abandonadas aI nivel d e actitudes yoicas de inventiva y de com- binaciones fantásticas, en una inversión sorprendente respccto a los patrones precedentes, cs decir, quc la identificación y la contraidenti- ficaciiin con el objeto pokeden en relación con cualidades y aspectos del o b j c t ~ y no en relación con totalidades objetales del sujeto. E1 hombre ticne que reconciliarse con la imagta paterna y la mu- jer con Ia imagen materna, para alcanzar la madurez. Una fdla en es te punto dd dcsarrollci dará como resultado soluciones regresivas, deformaciones yoicas o un conflicto con la realidad. La solución incompleta del proceso de maduración puede acep- tarse durante un tiempo, pero es inaceptable cuando se presenta la paternidad en relación con un hijo del mismo sexo. 34 cap. 1. C A R A ~ E R ~ S T I C A S DE LOS ADOLESCENTES La personalidad del nUio se moldea o diñtarsiona por el esfueno de imi- tar los ideales de sus padres, los cuales en su mayoría san e1 reflejo de los ideales de los abuelos det mismo scxo oones, 1913). L o s nexos sexuales infantiles tienen que ser definitivamente des- vinculados, antes de que se efectúe un acercamiento razonable del Self con 10s intereses y actitudes parentales del Yo. Junto con este pmce- so ocurre una aceptación o afimaci0n de las instituciones sociales y de la tradición cultural, en la que los aspectos componentes de la in- fluencia parental se vuelven, por asi decirlo, inmortaies. El aspecto negativo -que es la resistencia d rechazo de ciertas influencias pa- rentaies- se manifiesta como repudio y antagonismo hacia ciertas instituciones y tradiciones, siguiendo el mismo proceso de externa- lización del rendimiento impersonal que una vez fue parte de las relaciones objetales. Los aspectos integrativos del Yo se vuelven prominentes in esta etapa. Temía general de las fvncianes vaicas e indicaciones terap&uticas E1 conncirnientci de Ias funciones yoicas tiene una importancia dccisiva en el trabajo psicotmpéutico con adolescentes. ZJna adecua- da evaluación de las funciones yoicas en cada caso permite predecir si el paciente será capaz de responder o no al: tratamiento psicoandítico. A 1s luz de un adecuado conocimiento del funcionamiento yoico del paciente, sc llegar6 a una m& clara c o n e e p ~ z a c i i i n y a una mejor planeación del tratamiento. En el caso de pacientes adolescentes, este conocimiento nos permite reconocer, conservar c incrementar las funciones norrnaies de cada una de las etapas de la adolescencia, sin, acelerar e1 desarrollo de las funciones correspondientes a la etapa ' subsecuente. En otras palabras, el conocimiento del funcionamiento yoico del paciente permite ajustar de manera mis realista, las meras y las actividades terapéuticas. LAS FUMCiONES YOICAS Aiin no se ha elaborado una lista exhaustiva de las funciones yoi- cas que tenga.una aceptación general. Sin embargo, Freud (1940) determind las siguientes funciones: * AutapreservauOn. i Conciencia y manejo de los estimulos externos. m Concrnl de movimientos v o l u n t ~ i o ~ ~ >4prendizaje e influencia del mundo externo para beneficio propio. Búsqueda dcl placer. F,vitación del displilcer. - 36 CAP. 2 . TEOR~A GENERAL DE LAS FUNCIONES YOICAS Consideración de las circunstancias externas para decidir cuán- do satisfacer los impulsos instintivas. TrasmisiOn de un inesperado aumento de displacer mediante una señal de angustia. Considerii también entre estas funciones los intentos del Yo por evitar los estímulos muy fuertes, así como la memoria y el esfuerzo por conciliar las demandas del Ello, las de1 Superyo y las de la realidad. Hartmann (1950) consideró que las funciones yoicas más impur- tantes son aqueqlas centradas en la relación con la rcalidad, tales como la organización y el control de la rnotilidad y de la percepcibn. Esta ÚItima reIaciona los estímulos externos con el Self. EI Yo sirve como una barrera protectora contra los esrimulos externos e internos; efec- túa Ia prueba de realidad y controla la acción y el pensamiento, los cuales implican y requieren la demora de la descarga. Estas activida- des, junto con la angustia como ayuda para anticipar el peligro, son parte de la tendencia del organismo a la internalización, 10 cual dismi- nuye su dependencia respecto de 10s estimuIos presentes y le permite funcionar con autonomía. Las funciones asociadas con Ia interndiza- ción también se pueden caracterizar como inhibitorias. Esta obra incluye también la función sintética-de coordinación e integración - a Ia cual, junto con la capacidad para diferenciar, se le llama función de organización. Anna Freud (1936) par su parte, consideró como funciones yoicas a la prueba de la realidad interna y externa, la memoria, la función sintética y el control de la rnotiiidad, y Bellak (1949) considcrb Ia prueba de realidad, la mediación entre los impulsos, la razón, las reglas sociales interndizadas, el medio ambiente externo, la tolerancia a la frustración y la capacidad de involucrarse en conductas perifericas para obtener pIaccr a Iargo plazo. Posteriormente, en 1955, agregó la motilidad y Ia percepción, la bmera contra la excesiva estimuIa- ción externa e interna que rediza la función de autoexclusiiin, la prueba de realidad que induce al ensayo de la acción y envía las seña- les de peligro, Ia cofiducta periférica relacionada con 'la el carácter, las defensas y 10s aspectos integrantes de1 Yo bajo las funciones de organización y autorre,gulaciÓn. Beres ( 1956) consider8 Ia relación con la realidad, la regulación y el control de impulsos ins- tintivos, las relaciones de objeto, los procesos del pensamiento, así como Ias funciones defensivas, autiinomas y sintéticas de1 Yo. Esta lista de funciones yoicas fue tomada por BeTlak ( 1962) para elaborar el esquema de funciones y trastornos. Véase cuadro 2.1. AxIow y Brenner (1 964) determinason las siguientes funciones yoicas: conciencia, sentido de percepción y expresión del afecto, Cuadro 2.1. Esquema de algunos p p w s de funcionei del Y o y sus trastornos 1.0.0 Relación con la t e a l i h d 1.1.0 Adaptación alareaLidad 1.1 -1 Diferenciación de figura y fondo 1.1.3 Espontaneidad y CTC-ación; regresión al servicio del Yo 1.2.0 Xnterpretacibn de Ia realidad 1.2.1 Exactitud en la percepcibn 1.2.2 Solidez de juicio 1.2.3 Wentacih temporal, espacial, personal 1.3.0 Sentido de realidad 1.3.1 Buena debitación de Iaa fronteras del Yo 1.9.2 Normalidad en el funcionamiento corriente . - - -. . - .. -. -- 1.0.0 Trastomas en la relación con la redidad 1.1 .O Trastornos m la capacidad di ndaptaeibn 1.1.1 Conducta hapropida, c m * dificul tadei subjetivas u objetivas 1.1.2 Ineapddad de comportarse satisfactoriamente en lo que se aparta de la rutina 1.1.8 Falta de adaptación mil; rigidez 1.2.1 Proyección, racionaiizaci0n, negaci6n y deformación de Ia realidad por alucinaciones o deliia 1.3.0 Perhrkiones del sentido de reaIidad 1.3.1 Sensaciones de extrañeza y falta de espontaneidad 1.3.2 Excesivas sensaciones de ya vcto Cuadro 2.1 - ( C o n ~ Ó t a . ) 1.5.6 Inmsirin del propio individuo como sujeto u objeto 1 3 -7 Manifestacionei fisiolbgicai 2.1 Capacidad de adoptar una conducta sustitutiva o desviada 2.2 Tolerancia a Ia frustración (neutralización de Ia energía impulaiva) 2.9 Tolerancia a la anaiedad 2.4 Motilidad integrada 2.5 Tolerancia a la incertidumbre 3.1 Capacidad de formar relaciones de objeta satisf3ctorias 3.2 Constancia de objeto 2.0 Tmotwnos del control de 10s Empulso~ 2.1 Trastornos de Ir condtrcta, malw hibitoa (accesos de cólcra, mordrrse las unas, etc.) 2.3 Excesiva impukividad 2.4 Estados de tensión 2.5 Excitación catatónica y man iac a 2.6 Lentitud psicomotora de h catatonia y Ia depresión 2.7 Falta (o kcompleta adquisición) de control de las funciones secretoms 2 .S Manifestaciones fisioIÓgicas 3.0 Trastornos en las relaciones de objeto 3 . 1 Enfermedades psicot6xicas y deficiencia psiquica (en la primera infancia) 3,3 Relaciones simbióticas 4.0 Riicesoa: de pensamiento 4.1 Reflexión selectiva 4.2 Capacidad de evitar la contam inzicidn con materiales o impulsos inapropiados 4.3 Buena memoria 5.0 Funciones & ddaisa 5.1 Rqresíóri (como barrera contra e9tímulos ex ternos e internos) 5.3 Proyección 5.4 Negación, retirada y otras defensas 3 .S Hipercatexis del si mismo; am bivalencia, m o r de inc orporaciiin. iadom asoquiimo 4.0 Trmtorno~ de los procegcn de pmsamiento 4.1 El pensamiento es organizado y compelido por los impulsos 4.2 PreocupaciÓn por impulsos instintivos 4.4 Asoaacianes laxas y faitai de sentido 4.5 Deformación de la realidad 4.6 Falta de enmarcamiento en tiempo y lugar; antropommFmo, concre tisrno, sim bolismo. síncretismo, etc. 4.7 Pensamiento mágico 5.0 Traitornoi de im funciones de defensa 5.1 Emergencia del proceso de pensamiento primario 5.2 Sobrerreacci6n a los estímulos 5.5 Experiencias de ya visto 5 -4 Falta de cona01 de los impuisos Cuadro 2 .l. (CoprsirmaEGn.) Funciones del Yo Trastornos* 6.2 Intención 6.5 Inteligencia 6.4 P-imto 6.5 Lenguaje 6.6 Productividad 6.7 Desarrollo motor 7.1 Unir, organizar, jugar y crear; capacidad del ego para formar gestalten 7.2 Neutralización 5.7 PerturbaciOn del c o n w emocional 6.0 Trktornoi de lrrii funciones ant0eomm. 6.1 Perturbaciones de estas funciones delego 7.0 T-oi dc la función de síntesis T . 1 Tendencia a la disociaci6n 7.2 Falta de tolerancia a modificaciones u traumas 7.3 Incapacidad de "fiacidn" ' de la enew'a psiquica pensamienfo, control de la acción motriz, memoria, lenguaje, meca- nismos de defensa en general, integracih y armonización, prueba de redidad, inhibición o suspensión de cuaIquiera de estas funciones y regresión a niveIes primitivos de funcionamiento. Finalmente, Bdak, HUTVich y Gediman ( 1973) incluyeron en su lista una señe de funciones a Ias que, además, añadieron aspectos que ayudan a cu evaluaciiin. A continuación presentarnos una síntesis de sus trabajos. a ) Distinción entre estímulos internos y externos. 6 ) Exactitud de la e interpretación de hechos ekternos mediante Ia orientación de tiempo y espacio. c ) Exactitud de la percepción e intenpretaci6t-t de hechos internos. Conciencia refleja; conciencia respecto a Ia exactitud o las distorsioncs de la realidad interna 2. Juicio a ) AnticipaciOn de las probables consecuencias de la conducta (por ejempIo prevención de peIigros, delitos legales, censura socid, desaprobación o inadecuación y daño físico). b ) Grado en que la conducta manifiesta ~efleja que el individuo es consciente de las consecuencias probables de ésta. Grada en que se repite Ia conducta que significa un juicio inadecuado, c ) Adecuacibn de la conducta o grado en que la persona es ca- paz de armonizarse emocionalmente con la realidad externa. 3. Sentido de la realidad, del mundo y del Sekf a ) Grado de desrealización co~elativo y estado alterado de la conciencia. Grado en que se experimentan 10s hechos exter- nos como reales y como parte de un ambiente famifiar. b ) Grado de despersonalizaciiin y correIativos estados dterados de la conciencia. Grado en que el funcionamiento del cuerpo -o sus partes- y la propia conducta se experimentan como familiares, sin efectos perturbadores, y como pertenecientes d sujeto (o que emanan de él). c) Grado en que el sujeto ha desarrollado su individualidad, un sentimiento del Self, una conciencia corporal estable y la autoestima. d ) Grado en que las representaciones del Self del nijeto se dis- tinguen de las representaciones del objeto. O sea, grado en que las personas se caracterizan como entidades independien- tes y el sujeto distingue correctamente las cualidades repre- sentativas dc su Self dc las cualidades de otras personas. Dicho de otra manera, grado en que los limites de1 Yo, entre el Self y el mundo cxtemo, se encuentran claramente estabIecidos por el sujeto. 4. Regulacicin y control de impulsos y de afectcitaa a) La expresión de1 impuIso comprende dcsde un mtitlg out pri- mitivo y psicopático, a través dc la actividad del carkter go- bernado por los impulsos, hasta un ac t i g out neurótico, esto es, a las formas relativamente indirectas de expresión conduc- tuai. La inadaptación dependerá de2 grado en que la concien-
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