1 3 Sistematización

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Ética: conceptos y problemas. Ricardo Maliandi 
Sentido de la tematización 
Se han dado diversas definiciones de “ética”. Un ejemplo es “La filosofía moral es una investigación filosófica, acerca de normas o valores, acerca de ideas de justo e injusto, de bien y mal, de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer” (Raphael, México, 1986). Sin embargo, todas las definiciones aluden a un concepto: reflexividad de la ética, la cual apunta a dos cosas:
a. A fundamentar las normas (o cuestionar presuntas fundamentaciones)
b. A aclarar lo mejor posible el sentido y uso de los términos propios del lenguaje propios del lenguaje moral. 
Así hacemos referencia a una tematización reflexiva que corresponde a dos niveles de reflexión: el de ética normativa y el de metaética. Para comprender esto se requiere plantear el concepto de “tematización” el cual se trata de convertir algo en tema. En este caso se trata del “asunto” sobre el que ha de tratar la ética. Puede hacerse mediante:
Explicitaciones: procedimientos que procuran dar lo explícito o tácito. En ética, la explicitación hace hablar al ethos y su forma específica es la “reconstrucción normativa” 
Problematizaciones: no son sólo los planteamientos de problemas, sino también el descubrimiento de ellos (aporías). En ética significa asumir las dificultades de comprensión de los elementos del ethos y de sus relaciones. Los problemas descubiertos requieren de la razón, el esfuerzo de la investigación y las teorizaciones. 
Investigaciones: hallar soluciones posibles a los problemas. Investigar significa “rastrear algo”. Equivale sobre todo a leer, lo esencial de lo insignificante. Se requiere de un entrenamiento adecuado, aprendizaje de técnicas, información bibliográfica actualizada, etc. La investigación filosófica es una manera de entrar en dialogo con los demás pensadores que a su vez elaboran su pensamiento a través de otras investigaciones. 
Teorizaciones: elaboración de respuestas teóricas (apoyadas en la investigación) a los problemas descubiertos. Rara vez se llega a una solución. Las teorías son un esfuerzo por ver mejor, una inspección ordenada que aun cuando no llegue a la solución, ha de proporcionar al menos una mitigación de la dificultad propia del problema. Las teorizaciones expresan una exigencia básica de la razón. 
Ordenaciones: los sistemas deben operar ordenados. El material debe ser clasificado para que sirva de apoyo a una teoría. El orden en los procedimientos es también una exigencia racional; las sistematizaciones constituyen momentos instrumentales, que encierran en sí mismos problemas muy específicos y la ética debe encargarse de estos problemas. 
Meditaciones: toda reflexión filosófica es una auténtica “meditación”. Se suele “meditar” a partir de una investigación. Es en la meditación genuina donde se produce el hallazgo de nuevas ideas. La lectura puede ir asociada al acto de pensar y por tanto a las meditaciones ya sea como detonante, exigencia o para su comprensión e interpretación, en fin, como medio para la autocrítica. Esto se debe gran parte a que todo pensamiento racional es esencialmente dialógico. Incluso la meditación solitaria que consiste en una meditación consigo mismo y gesta ideas que requieren ser discutidas con otros. 
Discusiones: Sócrates sostenía que para que el pensamiento de “luz” a ideas se requería de una especie de arte de obstetricia (mayéutica) basado en una secuencia de preguntas y respuestas que ponen en funcionamiento los mecanismos del pensar. Las preguntas “criticas” revelan al interlocutor su propia ignorancia acerca de un determinado tema. El dialogo, la discusión mediante argumentos (discurso) hace descubrir problemas, posibilita la “problematización” y obliga la teorización. Si la ética filosófica alcanza puede ser entendida como “mayéutica de la conciencia moral”, es claro que la “tematización del ethos” alcanza sus formas culminantes en el diálogo, o sea, en las discusiones o diputaciones. La ética contemporánea tiene que ver con la aplicación de la ética del discurso de pensadores como Jurgüen Habermas y Karl-Otto Appel.