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DIGESTIVO RESUMEN

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FISIOLOGIA HUMANA
Tema: Fisiología de la aparato digestivo
Trabajo Práctico Nº16
 
 
 
Docente:
Dra. Esper Victoria
 
Alumnos:
- 	 Rego, Yamila
- 	Salmini, Morena
- 	Teme, María Ángeles
- 	Turina, Abril
- 	Villarroel, Matías
 
2020
CUESTIONARIO Y EJERCITACIÓN
 
1. Exposición, comentario y discusión de los trabajos analizados por los alumnos de acuerdo a las instrucciones dadas en el primer trabajo práctico.
 
2. Se propondrá a toda la comisión la siguiente situación:
 Pedro, de 27 años, sale de entrenar con sus amigos y al pasar por el parque siente el aroma de los carritos de choripan. Se pide un choripan grande, con verduras y aderezos, y para tomar fernet con coca. Tras tomar varios vasos, de camino a la casa, se frena a vomitar en un árbol. A la mañana siguiente se siente mejor, y va al baño a defecar tras los primeros mates de la mañana.
 	
· 5: ¿Qué funciones de excreción, eliminación, biotransformación están presentes? ¿Cómo funciona la emesis?
En el tronco encefálico poseemos un centro del vómito (formación reticular del bulbo raquídeo). La dilatación o irritación excesiva del tracto digestivo constituyen un estímulo muy potente para el vómito. La respuesta se produce gracias a que el nervio vago envía la información irritante hacia el centro del vómito en el tronco encefálico, el cual, por vía eferente: nervio frénico; pares V, VII, IX, X y XII, nervios espinales y fibras simpáticas de la parte inferior. Una vez que el centro del vómito ha recibido los estímulos suficientes y se ha iniciado el acto de vomitar, los primeros efectos son:
· Una inspiración profunda
· El ascenso del hueso hioides y de la laringe para mantener abierto el esfínter esofágico superior
· El cierre de la glotis para evitar el paso del vómito a los pulmones
· La elevación del paladar blando para cerrar la entrada posterior a las fosas nasales.
 A continuación, se producen una poderosa contracción descendente del diafragma y una contracción simultánea de los músculos de la pared abdominal, con objeto de comprimir el estómago entre el diafragma y los músculos abdominales y aumentar así mucho la presión intragástrica. Por último, el esfínter esofágico inferior se relaja por completo, lo cual permite la expulsión del contenido gástrico hacia arriba a través del esófago. Así pues, el acto del vómito es el resultado de la acción compresiva de los músculos del abdomen, asociada a la contracción simultánea de la pared gástrica y a la apertura brusca de los esfínteres esofágicos para la expulsión del contenido gástrico.
La parte de los alimentos ingeridos que no pueden ser digeridos o absorbidos y las sustancias tóxicas se almacenan en el colon. 
Esto se facilita gracias a que cuando el choripán consumido por Pedro llegó al estómago, gracias al reflejo gastroileal el ciego se relaja aumentando el paso del quimo por la válvula ileocecal. 
 En 6 hs dichos residuos recorren el primer tercio del colon, el segundo en 9hs y llegan al colon sigmoide en 12hs. El transporte se da gracias a los movimientos peristálticos (cuyo ritmo aumentan a lo largo del colon) y el mismo se enlentece gracias a los movimientos de segmentación, lo cual brinda el tiempo necesario para la reabsorción del 90% del agua, Na+ y otros minerales; obteniendo como resultado heces semisólidas con un contenido normal de 200 a 250 ml de líquido (el quimo poseía de 1000 a 2000 ml). 
Un tercer tipo de contracción, exclusiva del colon, “contracción de acción de masa” desplaza el material hacia el recto. 
A la mañana siguiente, gracias a la distensión de las paredes del colon Pedro sentirá deseo de defecar. Hará un esfuerzo contrayendo los músculos de la pared abdominal, el piso pélvico desciende (1 a 3 cm), se reduce el ángulo anorrectal y se relaja el esfínter externo (nervio pudendo); permitiendo la defecación. 
3. Discutir los factores que regulan la ingesta de alimentos utilizando como referencia la Figura 3 del presente capítulo.
	El hipotálamo aloja los centros del hambre y saciedad. 
· Los núcleos laterales del hipotálamo actúan como centro de alimentación
· Los núcleos ventromediales como centro de la saciedad, y a su vez, este centro al conferir sensación de placer nutricional inhibe el centro de la alimentación. 
· También, en la regulación de la ingesta de alimentos, participan los núcleos paraventriculares, dorsomediales y arqueados (estos poseen dos tipos de neuronas muy importantes en la regulación del apetito y consumo energético)
 
· Agentes humorales: 
Encontramos 2 grupos de de sustancias que regulan el apetito y la conducta alimentaria, estos son orexígenas (si estimulan el apetito) o anorexígeneas (si inhiben el apetito).
En los núcleos arqueados encontramos las neuronas POMC (proopiomelanocortina) que producen sustancias anorexígeneas, como la hormona estimulante a de los melanocitos (MSH) y las neuronas que producen las sustancias orexígenas neuropéptido Y (NPY). La activación de las neuronas POMC reduce la ingesta y aumenta el consumo energético, mientras que la de las neuronas NPY aumenta la ingesta y reduce el consumo energético. Estas neuronas constituyen, al parecer, los objetivos principales de diversas hormonas que regulan el apetito, entre ellas la leptina, la insulina, la grelina y la colecistocinina (CCK). El sistema melanocortínico del hipotálamo desempeña una función capital en la regulación de los depósitos energéticos del organismo; la señalización defectuosa de la vía melanocortínica se asocia a obesidad extrema, mientras que una señalización alta puede producir anorexia
· Regulación térmica del consumo de alimentos:
El frío tiende a alimentarse más, mientras que el calor reduce la ingesta calórica. Esto sucede gracias a la interacción de los centros reguladores de la temperatura y la alimentación dentro del hipotálamo
· Los factores ambientales, sociales y psicológicos:
La importancia de los factores ambientales se refleja en el aumento acelerado de la prevalencia de obesidad en la mayoría de los países industrializados, que ha coincidido con una abundancia de alimentos hiperenergéticos (en particular, alimentos grasos) y una vida sedentaria. Los factores psicológicos pueden contribuir a la obesidad de algunas personas. Así, las personas suelen engordar mucho durante o después de situaciones estresantes, como el fallecimiento de un progenitor, una enfermedad grave o incluso una depresión. Aparentemente, la alimentación sirve de vehículo para aliviar la tensión. 
· Regulación lipostática:
Depleción de ácidos grasos: El descenso o depleción de algunos de los productos de descomposición lipídica (ej. cetoácidos y algunos ácidos grasos) han dado pie a las teorías lipostática de regulación (también hay teorías para la glucosa y aminoácidos). Esta teoría establece que cuando disminuye la disponibilidad de lípidos, aumentan las “ganas de comer” con lo que, en última instancia, se restablecen las concentraciones sanguíneas del metabolito. 
Acumulación de ácidos grasos en los tejidos: el hipotálamo vigila el depósito energético a través de las acciones de la leptina, una hormona peptídica liberada desde los adipocitos. Si aumenta la cantidad de tejido adiposo (las señales traducen el exceso de energía depositada), los adipocitos sintetizan más leptina, que se libera a la sangre. Luego la leptina llega al encéfalo y se une con los receptores de leptina en el hipotálamo. La estimulación de estos receptores pone en marcha multitud de acciones que reducen el depósito de la grasa, como: 
· Menor producción por el hipotálamo de sustancias estimuladoras del apetito, como NPY
· Activación de las neuronas POMC con liberación de MSH y activación de los receptores de melanocortina
· Mayor producción por el hipotálamo de sustancias, como la hormona liberadora de corticotropina, que reducen la ingestión de alimentos
· Hiperactividad simpática (a través de las proyecciones neurales del hipotálamo hacia los centros vasomotores), que aumenta la tasa metabólica y el consumo energético
· Reducción de la secreción de insulina por lascélulas beta del páncreas, con lo que disminuye el depósito energético. 
En consecuencia, la leptina constituye un medio esencial por el que el tejido adiposo indica al cerebro que se ha depositado ya suficiente grasa y que debe dejar de tomar alimento. 
· Regulación termostática:
Durante la digestión y el metabolismo de los alimentos se produce calor, considerándose que este incremento térmico constituye una de las señales empleadas en la regulación del consumo a corto plazo, que reduce la ingesta de alimentos. Se ha comprobado la existencia de termoreceptores sensibles a los cambios térmicos en el hipotálamo y zonas periféricas de la piel. 
· Distensión del tubo digestivo:
Este fenómeno constituye una señal intrínseca para la terminación de la ingesta. Consiste en la presencia de receptores mecánicos en estómago e intestino delgado. Cuando el bolo alimenticio ingresa se activan los receptores de estiramiento o distensión lo cual genera un potencial de acción en el receptor que luego se transmite a través del nervio vago hacia el núcleo del tracto solitario (NTS), que a su vez hace relevos hacia el núcleo ventromedial (NVM) para generar la respuesta de saciedad.
· Receptores cefálicos: 
Estos receptores actúan en la fase cefálica de la alimentación en donde el olor, sabor, visión, pensamientos hábitos, estrés, ritmo circadiano, etc. provoca una respuesta en el sistema nervioso central modulando el hambre o la saciedad; estas señales se originan en la corteza cerebral, centros del apetito del hipotálamo o la amígdala (área del apetito del encéfalo) y llegan por los nervios vagos al estómago, por ejemplo, aumentando la secreción gástrica. Estas áreas a su vez desencadenan la masticación y la salivación (regulado a su vez por los núcleos salivatorios en bulbo y protuberancia, el área del apetito nos hará salivar más frente a comidas de nuestra preferencia y menos si la comida nos disgusta).
En esta etapa también entran en juego los procesos de masticación y salivación. 
· Regulación glucostática: 
Esta teoría se basa en que la sensación de hambre inicia cuando el nivel sanguíneo de glucosa desciende ligeramente. Este es del 12% (10-15 mg/dL) momentos previos al inicio de la sensación de hambre, mediada por el nervio vago y en respuesta a una señal central originada en las células glucosensibles del hipotálamo lateral y del núcleo ventromedial, que al detectar el descenso de la glucemia inician descargas con mayor frecuencia.
· Concentración hemática de aminoácidos:
Esta se denomina teoría aminostática, propone que algunas comidas ricas en proteínas tienen un efecto de saciedad en el organismo. Los aminoácidos son absorbidos y estimulan la liberación de insulina que ocasiona la sensación de saciedad. Dicha hormona se libera debido a que uno de sus efectos anabólicos es aumentar la captación de aminoácidos de proteínas y aumentar la síntesis proteica. 
4. A partir del siguiente enunciado y empleando la técnica de aprendizaje basado en la resolución de problemas, cada mesa responderá a los interrogantes que se plantean:
Paciente de 17 años que presenta alteraciones de su peso corporal, hipotensión arterial, bradicardia, hipotermia, atrofia mamaria, tumefacción de glándulas salivales, trastornos de la dentición. Abrasiones en el dorso de la mano, dilatación intestinal, disminución de la motilidad intestinal, amenorrea.
 
Estudios de laboratorio: hipokalemia, hiponatremia, hipoglucemia, anemia ferropénica, disminución de la concentración plasmática de hormonas tiroideas. Valores normales de TSH. Disminución del estradiol sérico.
 
1) ¿Qué trastornos de la alimentación son más frecuentes a la edad de esta paciente?
Los trastornos de la conducta alimentaria son un grupo de patologías psiquiátricas con repercusiones clínico-nutricionales producidas por alteraciones de la ingesta y mecanismos de purga o compensatorios cuando están presentes; afectan la salud física, psíquica y social del individuo. Los más frecuentes en adolescentes son:
Anorexia nerviosa: Es un trastorno crónico que se caracteriza conductualmente por una pérdida de peso autoprovocada, psicológicamente por alteraciones de la imagen personal y otras perceptuales, y biológicamente por alteraciones fisiológicas que resultan del agotamiento nutricional.
El síntoma principal de la anorexia nerviosa es la pérdida sustancial de peso corporal debido a una extrema y voluntaria restricción calórica. Otras anormalidades físicas que se presentan incluyen: amenorrea, dispepsia, vómito provocado o espontáneo, estreñimiento, intolerancia al frío, poliuria, disminución o ausencia de libido, edemas, lanugo, bradicardia, hipotensión, y otras.
Hay dos tipos:
· Restrictiva: Reducen la ingesta de alimentos o de líquidos.
· Purgativa: Comen poco y se purgan: ejercicio intenso, vómito, laxantes, entre otros. Es un paciente con características de bulimia, aunque desnutrido.
Bulimia nerviosa: Es un trastorno conductual que se caracteriza por episodios de sobrealimentación (atracones), por lo general seguidos de actos para “contrarrestar” la amenaza de aumento de peso autoprovocándose el vómito, con catárticos o abusando de diuréticos (purgamientos), ayuno o con una actividad física excesiva.
Las alteraciones físicas que se pueden presentar son: tumefacción de las glándulas salivales por vómitos, equimosis de los nudillos por su frotamiento contra los incisivos superiores durante la inducción del vómito, faringitis y erosiones dentales por el reflujo de ácido gástrico o hemorragias conjuntivales por el arqueo. La complicación metabólica más común es alcalosis metabólica hipoclorémica, hipocalémica, por pérdida de H+, Cl-, K+.
2) ¿Cómo se encontrará la masa ósea y por qué?
La masa ósea puede estar reducida por la deficiencia de estrógenos, que normalmente inhiben la actividad osteoclástica, estimulando el crecimiento de los huesos. Los estrógenos contribuyen a mantener un equilibrio entre la actividad osteoclástica y la osteoblástica, acción esencial para conservar la masa ósea en la mujer durante su vida reproductiva. 
3) Características de la menarca, pubertad y ciclos sexuales en pacientes con estos trastornos alimentarios.
Estos trastornos alimenticios suelen afectar varios ejes hormonales, y las manifestaciones clínicas que tienen dependen, fundamentalmente, de la edad en que se presentan.
 	En los trastornos alimenticios el eje que más se compromete es el hipotálamo-hipófisis-gonadal, donde se suele encontrar un hipogonadismo hipogonadotrófico; una afección en la cual los testículos en los hombres y los ovarios en las mujeres producen pocas o ninguna hormona sexual. Esta situación es producto de los bajos niveles de una hormona sintetizada en los adipocitos llamada leptina, que a nivel de hipotálamo acelera la pulsatilidad de GnRH, estimulando la liberación de LH y FSH. Como consecuencia del descenso en el nivel de la masa grasa, y por ende de leptina, hay una disminución de la pulsatilidad de la GnRH que se traduce en bajos niveles de LH y de FSH.
 	Por otro lado, durante la inanición se genera una inhibición en la liberación de hormona tiroidea, lo que ayuda a mantener un índice metabólico bajo en orden de mantener los depósitos de energía. La falta de hormonas tiroideas provoca a menudo menorragia y polimenorrea, es decir, una hemorragia menstrual excesiva y frecuente, respectivamente. Sin embargo, en determinados casos la ausencia de hormona tiroidea induce menstruaciones irregulares, y en ocasiones amenorrea.
	Además, al disminuir la ingesta del colesterol y descender la masa del tejido adiposo, no se pueden sintetizar las hormonas esteroideas, por lo que los ciclos sexuales, el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y el inicio de la pubertad se verán afectados.
 	Así es como, en las niñas que no han presentado desarrollo puberal, los trastornos alimenticios se pueden manifestar clínicamente como un retraso en el inicio de la pubertad. En aquellas que ya iniciaron desarrollo puberal, pero todavía no han llegadoa su menarquia, puede que se produzca una regresión puberal o un estancamiento en el desarrollo. En la paciente post-menárquica, la forma de presentación más habitual de los trastornos alimenticios es con amenorrea. Con la ganancia de peso y la consiguiente recuperación de la masa grasa existe la tendencia a la reaparición de los ciclos menstruales. En el caso de los hombres, los bajos niveles de testosterona pueden generar disminución de la potencia, de la líbido y de la fuerza muscular.
4) Los trastornos de alimentación son producidos por:
a.	Factores genéticos
b.	Neuroquímicos
c.	Psicológicos
d.	Socioculturales
e.	Todo lo anterior es correcto

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