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El Malestar en la Cultura

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EL MALESTAR EN LA CULTURA
Freud plantea que la insatisfacción del hombre por la cultura se debe a que esta controla los impulsos eróticos y agresivos, en mayor escala los impulsos agresivos ya que el hombre tiene una agresividad innata que podría desintegrar la sociedad. Entonces la cultura se encargará de controlar esta agresividad internalizándola bajo la forma de SUPER YO y dirigiéndola hacia el YO, el que entonces puede tornarse masoquista o autodestructivo.
CAPITULO I
Freud toma como tema principal a la felicidad ( fin de todo ser humano)
Plantea a la religión como mera ilusión.
Nos habla de un sentimiento “oceánico” de eternidad, infinitud y unión con el universo y que por ese simple hecho el hombre es religioso, más allá de que crea o no en tal credo (tal sentimiento es la base de toda religión). Freud no admite este sentimiento en sí mismo, pero intenta una explicación psicoanalítica-genética del mismo.
Analiza también la vida analítica, nos dice:
“En la vida anímica no puede sepultarse nada de lo que una vez se formó, todo se conserva de algún modo y puede ser traído a la luz de nuevo por circunstancias apropiadas.”
CAPITULO II
Freud nos vuelve a hablar de religión, donde se refiere a un “padre de gloriosa envergadura” (DIOS), en una entidad de SUPER YO. La religión hace creer al hombre que necesita un ser superior que lo guie, escuche sus necesidades, que le dé un premio o un castigo por su conducta. 
Todo esto es evidentemente infantil
Según Freud, el peso de la vida nos obliga a elegir 3 elecciones:
Distraernos en alguna actividad
Buscar satisfacciones sustantivas (arte)
Narcotizarnos
Entonces, la religión le da cierto sentido a nuestra vida.
El hombre busca: el placer y el displacer. (otras posibilidades: estoicismo, hedonismo)
Otra manera de evitar el sufrimiento es la SUBLIMACION
CAPITULO III
Freud nos menciona que son 3 las fuentes del sufrimiento humano:
El poder de la naturaleza
La caducidad de nuestro cuerpo
La insuficiencia para regular nuestras relaciones sociales
-Nos menciona también que la cultura es la suma de producciones que nos diferencian de los animales y que sirve para dos fines: regular al hombre de la naturaleza y regular sus mutuas relaciones sociales (formación del estado)
CAPITULO IV
Freud examina aquí los factores que dan inicio a la cultura y cuales determinaron su posterior derrotero.
Desde un principio el hombre comprendió que para sobrevivir debía organizarse con otros seres humanos. 
En el Totem y Tabú ya se había visto como de la familia primitiva se pasó a la alianza fraternal, donde las restricciones mutuas (tabú) permitieron la instauración del nuevo orden social, más poderoso que el individuo aislado. Esa restricción llevo a desviar el impulso sexual hacia otro fin, generándose una especie de amor hacia toda la humanidad pero que tampoco anuló totalmente la satisfacción sexual directa.
Ocurre un conflicto entre el amor y la cultura.
La familia defiende el amor y la comunidad mas amplia la cultura.
La cultura restringe la sexualidad, anulando su manifestación, ya que la cultura necesita energía para su propio consumo.
CAPITULO V
La cultura busca sustraer la energía del amor entre dos, para derivarla a lazos libidinales que unan a los miembros de la sociedad entre sí para fortalecerla (AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO).
Sin embargo, también existen tendencias agresivas hacia otros y además no se entiende porqué amar a otros cuando quizá no lo merecen.
Así la cultura restringirá la agresividad y no solo el amor sexual, lo cual permite entender por qué el hombre no encuentra su felicidad en las relaciones sociales. 
CAPITULO VI
En “Más allá del principio del placer habían quedado postulados dos instintos: de vida (EROS) y de agresión o muerte. Ambos no se encuentran aislados y pueden complementarse, como por ejemplo la agresión dirigida hacia afuera salva al sujeto de la autoagresión, o sea preserva su vida.
El LIBIDO es la energía del EROS, pero más que esta, es la tendencia agresiva el mayor obstáculo que se opone a la cultura. Las agresiones mutuas entre seres humanos hacen peligrar la misma sociedad y ésta no se mantiene unida solamente por necesidades de sobrevivencia, de aquí la necesidad de generar lazos libidinales entre los miembros.
CAPITULO VII
La sociedad canaliza también la agresividad dirigiéndola contra el propio sujeto y generando en él un SUPER YO, una conciencia moral que a su vez será la fuente del sentimiento de culpabilidad y la consiguiente necesidad de castigo.
La autoridad es internalizada y el SUPER YO tortura al YO “pecaminoso” generándole angustia. La conciencia moral actúa de forma severa cuando algo salió mal (entonces es cuando hacemos un examen de conciencia)
Se concluyen dos orígenes del sentimiento de culpabilidad: el miedo a la autoridad y el otro es el miedo al SUPER YO. Ambas instancias nos obligan a renunciar a nuestros instintos, con la diferencia que al SUPER YO no es posible eludirlo. 
Se crea una conciencia moral, la cual exige nuevas renuncias instintuales.
CAPITULO VIII
El precio pagado por el progreso de la cultura reside en la pérdida de felicidad por amento del sentimiento de culpabilidad (que en este contexto significaría la severidad del SUPER YO, percepción de esta culpabilidad por parte del YO y vigilancia).
La necesidad del castigo es una vuelta del masoquismo sobre el YO bajo la influencia del SUPER YO sádico.
Freud concluye que la génesis de los sentimientos de culpabilidad está en las tendencias agresivas. Al impedir la satisfacción erótica, volvemos la agresión hacia esa persona que prohíbe y esta agresión en canalizada hacia el SUPER YO, de donde emanan los sentimientos de culpabilidad. También existe un SUPER YO cultural que establece rígidos ideales.
El destino de la especie humana depende de hasta que punto la cultura podrá hacer frente a la agresividad humana, y aquí debería jugar un papel decisivo el EROS, la tendencia opuesta.

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