Logo Studenta

Errores de medicación y reducción de riesgos

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Errores de medicación y reducción de riesgos 
Los profesionales de enfermería son conscientes de la complejidad que implica la reducción de los riesgos y los errores de medicación en la práctica clínica. Aún así, tratan de garantizar la seguridad del paciente esforzándose por lograr un 100% de precisión en la administración de la medicación. Aunque estos profesionales le dan una gran importancia a la competencia y la precisión en la administración de los fármacos pueden cometer, por descuido, un error que suponga un riesgo de lesión para el paciente. Dañar al paciente es el mayor temor de cualquier profesional de enfermería. «No causar daño» es el principio ético de no maleficencia, mientras que el principio de beneficencia es la obligación de buscar acciones que sean beneficiosas para el paciente. Estos dos principios guían la práctica enfermera tanto en la teoría como en la práctica.
Conceptos clave
Los conceptos clave proporcionan un breve resumen de los aspectos más importantes de cada uno de los apartados correspondientes dentro del capítulo. Si alguno de estos puntos no está claro, acuda al apartado correspondiente para su revisión.
Un error de medicación puede deberse a interpretaciones erróneas, errores de cálculo, errores de administración, confusiones por la escritura manual o errores de comprensión de órdenes verbales o telefónicas. Independientemente de si el paciente sufre o no daño, se trata de un error de medicación.
Son muchos los factores que contribuyen a los errores de medicación, entre ellos, ignorar la regla de los cinco correctos, no seguir los protocolos del centro o no tener en cuenta las variables interpersonales, administrar medicamentos siguiendo órdenes verbales, no aclarar órdenes ilegibles o incompletas y trabajar en condiciones estresantes. Los pacientes también pueden contribuir a estos errores acudiendo a más de una farmacia, no informando a los profesionales sanitarios de todos los medicamentos que toman o no siguiendo sus instrucciones.
Los decretos de práctica enfermera definen la enfermería profesional, incluyendo la administración segura de la medicación. Los estándares de cuidado se rigen por los decretos de práctica enfermera y por la norma de la acción razonable y prudente.
Los errores de medicación afectan a la morbilidad, mortalidad y duración de la estancia hospitalaria del paciente. También pueden dañar la reputación de los profesionales de enfermería, las unidades hospitalarias, el personal del centro y el propio centro. No hay un índice aceptable de errores de medicación.
Causen o no un daño al paciente, los profesionales de enfermería tienen la responsabilidad ética y legal de registrar los errores de medicación en la historia clínica del paciente y de elaborar un informe de incidencia. La FDA y el NCC MERP son dos organismos que analizan los errores de medicación y proporcionan datos para ayudar a elaborar protocolos de prevención.
Los profesionales de enfermería pueden reducir el número de errores de medicación si siguen las cuatro fases del proceso de enfermería: valoración, planificación, aplicación y evaluación. La administración segura de la medicación requerirá un conocimiento actualizado de la farmacoterapia y de los errores habituales.
La educación del paciente incluye la entrega de folletos apropiados para su edad y animarle a elaborar una lista de todos los medicamentos, vitaminas y tratamientos fitoterápicos que toma y ponerla en conocimiento de los profesionales sanitarios.
Los centros disponen de departamentos de control de riesgo y de políticas y protocolos propios para minimizar la incidencia de errores de medicación. Los armarios de seguridad, automatizados e informatizados, para el almacenaje de la medicación constituyen un medio para el almacenamiento seguro de la medicación y el mantenimiento de un inventario de la medicación de la unidad.
La FDA (MedWatch), el Institute for Safe Medication Practices (ISMP) y la U.S. Pharmacopeia (MEDMARX) son tres organismos que analizan los errores de medicación y proporcionan sendas bases de datos sobre el tipo de errores, la incidencia de los mismos y el grado de daño para el profesional sanitario y/o los consumidores.
Definición de error de medicación
Según el National Coordinating Council for Medication Error Reporting and Prevention (NCC MERP), un error de medicación es «cualquier suceso que, pudiendo evitarse, lleva al uso inadecuado de la medicación o al daño del paciente cuando el profesional sanitario, el paciente o el usuario están al cargo de la medicación». El NCC MERP también ha clasificado los errores de medicación y ha desarrollado el índice de error de medicación, que clasifica estos errores en función de la gravedad del daño que pueden causar (figura 9.1).
En términos sencillos, un error de medicación es cualquier error que tiene lugar en el proceso de administración de la medicación, afecte o no al paciente. Estos errores pueden deberse a interpretaciones erróneas, errores de cálculo, errores de administración, confusiones por la escritura manual o errores de comprensión de órdenes verbales o telefónicas.
Fig. 9-1. Algoritmo del índice de clasificación de errores de medicación.
Factores que contribuyen a los errores de medicación
Para lograr una adecuada administración de la medicación debe haber una colaboración entre el profesional sanitario y el paciente, en la que serán fundamentales tanto la competencia del primero como el cumplimiento terapéutico del segundo. Esta doble responsabilidad proporciona una forma sencilla, pero útil, de clasificar los errores de medicación en función de si han sido resultado de un error del profesional sanitario o resultado de un error del paciente. Por supuesto, el propósito de este análisis y clasificación no es culpabilizar a ninguna de las partes sino prevenir futuros errores.
Entre los factores contribuyentes a los errores de medicación que pueden achacarse a los profesionales sanitarios se encuentran, entre otros, los siguientes:
· La omisión de una norma para la administración de fármacos. Entre los errores más habituales se encuentran la administración de una dosis incorrecta, la omisión de una dosis pautada y la administración de fármacos no prescritos.
· El incumplimiento del sistema de comprobación del centro. Tanto los farmacéuticos como los profesionales de enfermería deben colaborar en la comprobación de la exactitud y la indicación de las órdenes prescritas antes de administrar los fármacos a los pacientes.
· El olvido de las variables interpersonales, como la edad, la constitución corporal y la función renal o hepática. Los profesionales de enfermería deben revisar siempre los últimos datos de laboratorio y la gráfica del paciente antes de administrar la medicación, especialmente aquellos fármacos que disponen de un estrecho margen de seguridad.
· La administración de medicamentos basándose en órdenes verbales o telefónicas que pueden malinterpretarse o no registrarse. Los profesionales de enfermería deben recordar al médico que las órdenes farmacológicas han de escribirse antes de administrar el fármaco.
· La administración de medicamentos basándose en una prescripción incompleta o ilegible y, por tanto, sin tener la seguridad del fármaco, la dosis o el método de administración correcto. Las prescripciones incompletas deben aclararse con el profesional sanitario correspondiente antes de administrar la medicación.
El NCC MERP recomienda evitar el uso de ciertas abreviaturas en las órdenes escritas e incluir lo siguiente:
· Una breve anotación sobre el propósito (ej. para el dolor).
· Empleo del sistema métrico de medida excepto para los tratamientos que empleen unidades internacionales como la insulina o las vitaminas.
· Edad del paciente y, cuando sea apropiado, el peso.
· Nombre del fármaco, peso o concentración exactos y forma de presentación.
· Empleo de un cero en números decimales menores que uno (ej. 0,5 mg).
· Evitar las abreviaturas para los nombres de los fármacos (ej. MOM, HCTZ) y las indicaciones latinas de uso(NCC MERP, 2005).
La práctica profesional en condiciones estresantes. Algunos estudios han encontrado una relación entre el número de errores y el nivel de estrés de los profesionales de enfermería; otros estudios han concluido que el índice de errores de medicación puede aumentar cuando se asignan profesionales específicos a los pacientes más críticos.
Los pacientes, o sus cuidadores, también pueden contribuir a los errores de medicación al:
· Tomar fármacos prescritos por diferentes médicos sin informar a estos profesionales sobre el resto de los medicamentos que reciben.
· Conseguir los fármacos en más de una farmacia.
· No renovar sus recetas.
· Tomar la medicación de forma incorrecta.
· Tomar la medicación que les ha sobrado de una enfermedad anterior o que se prescribió por un motivo diferente.
Leyes de regulación de la práctica enfermera y normalización de los cuidados
Cada uno de los estados de EEUU cuenta con un decreto de práctica de enfermería pensado para proteger a la población mediante la definición del ámbito legal de esta práctica. Los consejos de dirección de enfermería y los examinadores estatales garantizan la aplicación de estos decretos. Esta legislación es importante ya que recoge la definición de enfermería profesional, en la que se incluye la administración segura de la medicación. El profesional de enfermería debe estar cualificado para administrar los medicamentos de la forma contemplada en el decreto de práctica enfermera correspondiente.
Tanto los profesionales como los estudiantes de enfermería deberían consultar el decreto correspondiente a su estado antes de comenzar a ejercer. Dado que estos decretos presentan diferencias interestatales y, con frecuencia, se introducen enmiendas, los profesionales de enfermería en ejercicio deben revisar periódicamente las modificaciones y actualizaciones del decreto que les corresponde.
Los estándares de cuidado son las habilidades y los conocimientos que deben demostrar los miembros de una profesión. En enfermería, estos estándares se rigen por los decretos de práctica enfermera y por la norma de la acción razonable y prudente. Esta norma define el estándar de cuidado como las acciones que un enfermero razonable y prudente con la preparación correspondiente desempeñaría en similares circunstancias. ¿Qué haría el profesional de enfermería si el médico pautara una dosis de morfina que considerase peligrosa? Si el profesional de enfermería administra la medicación y el paciente muere, ¿quién es el responsable? Si el profesional de enfermería no administra el medicamento y el paciente presenta dolor o una reacción adversa, ¿quién es el responsable? El principio básico debe ser proteger la vida y el bienestar del paciente. En caso de duda, el profesional de enfermería es procesado por la vía legal para determinar si actuó de conformidad con lo establecido en el decreto de práctica enfermera vigente en ese estado y si las acciones se corresponden con lo que un profesional razonable y prudente hubiera hecho ante un problema similar.
Los profesionales de enfermería que desempeñan su trabajo en centros clínicos deben conocer y seguir las políticas y los protocolos establecidos por la institución en materia de administración de medicamentos. Estas políticas y protocolos determinan los estándares de cuidado en ese hospital u organización particular y es importante que los profesionales de enfermería se ajusten a ellos.
Un error común consiste en no administrar el medicamento en el tiempo establecido; por ejemplo, la política del centro puede establecer un margen de 30 minutos antes y después de la hora prevista para la administración de medicamentos pautados cuatro veces al día. Los estándares de cuidado y la política del centro están diseñados para ayudar al profesional de enfermería a reducir los errores de medicación y mantener la seguridad del paciente.
Impacto de los errores de medicación
Los errores de medicación son la causa más común de morbilidad y muerte evitable en los hospitales. Cuando se comete un error de este tipo, las repercusiones pueden ser emocionalmente devastadoras para el enfermero y afectar a otros más allá del profesional y el paciente implicados. Así, un error de medicación puede prolongar la estancia hospitalaria del paciente, lo que aumenta el coste y el tiempo que el paciente está separado de su familia; el profesional de enfermería que ha cometido el error puede perder seguridad en sí mismo y sentir vergüenza; si una unidad determinada tiene un elevado índice de errores, dicha unidad puede ganarse una mala reputación dentro del centro; si los errores de medicación son graves o frecuentes y se difunden, la reputación del centro puede resentirse ya que se considerará poco seguro; incluso el personal administrativo puede verse perjudicado por errores de sus departamentos o del hospital como conjunto.
No hay un índice aceptable de errores de medicación. El objetivo de todo organismo sanitario debería ser mejorar los sistemas de administración de medicamentos para evitar el daño que estos errores pueden provocar en los pacientes. Deberían investigarse todos los errores, hayan o no afectado al paciente, con objeto de identificar los medios para mejorar el proceso de administración de medicación y evitar así errores futuros. La investigación debería llevarse a cabo sin sanciones para fomentar la notificación de errores por parte del personal, lo que ayudará a constituir una conciencia de seguridad dentro de la organización. Un error puede alertar a los profesionales de enfermería, y a los gestores, de la necesidad de elaborar una nueva política o protocolo para reducir o eliminar los errores de medicación.

Continuar navegando