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Farmacoterapia con productos naturales

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Farmacoterapia con productos naturales
Las plantas han sido una valiosa fuente de agentes antineoplásicos. Estos productos naturales actúan evitando la división de las células cancerosas.
Se han aislado agentes con actividad antineoplásica a partir de una serie de plantas, incluyendo la vincapervinca (Vinca rosea), el tejo (Taxus baccata), la mandrágora y el arbusto Camptotheca acuminata. Aunque estructuralmente son muy distintos, los fármacos de este grupo pueden alterar la división celular; por eso a algunos de ellos se les llama inhibidores mitóticos.
Los alcaloides de la vinca, la vincristina y la vinblastina, son dos fármacos antiguos que derivan de más de 100 alcaloides aislados de la planta vincapervinca. Las propiedades medicinales de esta planta se describían en el folclore de distintas regiones del mundo mucho antes de que se descubriesen sus propiedades antineoplásicas. A pesar de derivar de la misma planta, la vincristina, la vinblastina y la semisintética vinorelbina presentan distintos efectos y perfiles de toxicidad. La vincristina es un componente habitual de los regímenes de tratamiento de las leucemias pediátricas, los linfomas y los tumores sólidos. El uso de la vinblastina ha disminuido por el desarrollo de agentes nuevos y más eficaces, pero se ha usado tradicionalmente para tratar la enfermedad de Hodgkin y los tumores testiculares.
Los taxanos, que incluyen el paclitaxel y el docetaxel, se aislaron originariamente a partir de la corteza del tejo, un árbol de hoja perenne que se encuentra en los bosques de todo el oeste de EEUU Se han aislado más de 19 tipos distintos de alcaloides taxanos del árbol, y se están estudiando algunos más en busca de alguna actividad antineoplásica potencial. Al igual que los alcaloides de la vinca, los taxanos son inhibidores mitóticos. El paclitaxel está aprobado para el cáncer metastático de ovario y de mama y para el sarcoma de Kaposi; sin embargo, el uso al margen de la ficha técnica incluye muchos otros cánceres. Se afirma que un producto semisintético del paclitaxel, el docetaxel, tiene las mayores propiedades antitumorales con menor toxicidad. La toxicidad sobre la médula ósea suele ser el factor que limita la dosis de los taxanos.
Los indios americanos describieron el uso de la mandrágora americana (Podophyllum peltatum) mucho antes de que los farmacólogos aislasen la podofilotoxina, el principal ingrediente activo de la planta. En botánica, el podofilino se ha usado como antídoto para las mordeduras de serpientes, como catártico y como tratamiento tópico para las verrugas.
El tenipósido y el etopósido son productos semisintéticos de la podofilotoxina. Estos agentes actúan inhibiendo la topoisomerasa I, una enzima que ayuda a reparar los daños en el ADN. Uniéndose en un complejo con la toposiomerasa y el ADN, estos antineoplásicos producen roturas en la cadena que se acumulan y que dañan permanentemente el ADN tumoral. El etopósido está aprobado para el carcinoma testicu lar refractario, el carcinoma microcítico pulmonar y el coriocarcinoma. El tenipósido está aprobado sólo para la leucemia aguda linfoblástica en niños. La toxicidad sobre la médula ósea es la principal reacción adversa limitante de la dosis.
Los inhibidores de la topoisomerasa I aislados más recientemente incluyen el topotecán y el irinotecán. Estos agentes se llaman camptotecinas porque se aislaron por primera vez de la Camptotheca acuminata, un árbol originario de China. Las camptotecinas se administran sólo intravenosamente, y sus indicaciones son limitadas. El topotecán está aprobado para el cáncer ovárico metastático y para el cáncer microcítico pulmonar tras el fracaso de la quimioterapia inicial. El irinotecán está indicado para el cáncer metastático de colon o recto. Como ocurre con otros muchos productos naturales citotóxicos, la depresión de la médula ósea es el efecto que limita la dosis de las camptotecinas.
Consideraciones de enfermería
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento con productos naturales antineoplásicos implica una monitorización cuidadosa de la enfermedad del paciente y proporcionarle información relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. Antes de empezar la quimioterapia, compruebe las constantes vitales basales, el HC y el estado de salud general del paciente, incluyendo la función renal y hepática, los aportes y las pérdidas y el peso corporal.
Como los extractos de productos naturales pueden producir reacciones alérgicas en individuos susceptibles, interrogue al paciente acerca de cualquier alergia a plantas o flores, incluyendo hierbas y alimentos, que pueden proporcionar pistas sobre una posible hipersensibilidad a estos fármacos. La hipersensibilidad secundaria a la infusión es una reacción adversa que puede tratarse con corticoesteroides. La vincristina puede producir broncoespasmo agudo y erupciones cutáneas. Pregunte a las pacientes si están embarazadas o amamantando, porque muchos de estos agentes están contraindicados en el embarazo y lactancia. La vincristina está contraindicada en pacientes con ictericia obstructiva y en los que padezcan formas desmielinizantes de la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth.
Estos fármacos producen muchos de los mismos efectos citotóxicos que otros antineoplásicos, como alopecia, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, depresión de la médula ósea y discrasias sanguíneas. Los productos antineoplásicos naturales deben usarse con precaución con muchas enfermedades coexistentes, como la epilepsia; la vincristina puede disminuir el umbral convulsivo. La vincristina también debe usarse con precaución en pacientes con leucopenia, enfermedad neuromuscular e hipertensión. Los productos naturales pueden producir debilidad muscular, neuropatía periférica (incluyendo neuralgias) e íleo paralítico. Insista en la necesidad de establecer un plan nutricional para evitar el estreñimiento, con una alta ingesta de líquidos y fibra. Los productos naturales antineoplásicos pueden alterar la presión arterial, provocando hipotensión o hipertensión. Observe a los pacientes en busca de síntomas como dolor de cabeza, mareo o síncope.
Estos fármacos pueden producir depresión severa; por ello, permanezca alerta ante la posibilidad de intento de suicidio.
Recomiende cuidados espirituales o emocionales como los de un sacerdote, un enfermero de salud mental o un trabajador social.
Educación del paciente
La educación del paciente en relación con los productos naturales antineoplásicos debería incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos basales como las constantes vitales, el HC, ECG y la existencia de patología renal o hepática subyacente, y los posibles efectos adversos. Incluya los siguientes puntos cuando instruya al paciente sobre los productos naturales antineoplásicos:
1. Informar inmediatamente si aparecen signos de reacción alérgica severa o de un posible ataque cardíaco, como falta de aire, engrosamiento de la lengua, notar que la garganta se cierra o dificultad para tragar o erupción cutánea.
1. Informar inmediatamente si aparecen convulsiones graves o riesgo de suicidio, como sentimiento de desesperación, planes de suicidio verbalizados o una tentativa de suicidio.
1. Informar inmediatamente si hay debilidad muscular; dificultad para caminar o hablar; alteraciones visuales; dolor de estómago, huesos o articulaciones; tumefacción, fundamentalmente en piernas o tobillos; sangrado rectal o cambios significativos en los hábitos intestinales.
1. No tomarse la temperatura por vía rectal y evitar el uso de supositorios de venta sin receta médica.
1. Evitar actividades que requieran resistencia física hasta que se conozcan los efectos del fármaco.
1. Pedir ayuda para caminar si la debilidad o el tambaleo se convierten en un problema.
1. Mantener unos buenos hábitos intestinales aumentando la ingesta de líquidos y fibra.
Farmacoterapia con hormonas y antagonistas hormonales
Las hormonas alteran significativamente el crecimiento de algunos tumores. El uso de las hormonas o de sus antagonistascomo agentes antineoplásicos es una estrategia utilizada para ralentizar el crecimiento de los tumores hormonodependientes. Como grupo, son los antineoplásicos menos tóxicos.
En la quimioterapia para el cáncer se usa una serie de hormonas como glucocorticoesteroides, progestágenos, estrógenos y andrógenos. Además se ha descubierto que varios antagonistas hormonales tienen actividad antitumoral. El mecanismo de la actividad antineoplásica de las hormonas se desconoce en gran parte. Sin embargo, es probable que estas propiedades antitumorales sean independientes de sus mecanismos hormonales normales porque las dosis usadas en la quimioterapia para el cáncer son mucho mayores que las que se presentan normalmente en el cuerpo.
En general, las hormonas y los antagonistas hormonales actúan bloqueando sustancias que son esenciales para el crecimiento tumoral. Ya que estos agentes no son citotóxicos, producen menos efectos adversos debilitantes que los que se ven con otros antineoplásicos. Sin embargo, pueden producir importantes efectos adversos cuando se administran a altas dosis durante períodos prolongados. Ya que raramente curan el cáncer cuando se administran como tratamiento único, estos agentes normalmente se utilizan con fines paliativos.
Glucocorticoesteroides
Los principales glucocorticoesteroides usados en quimioterapia son la dexametasona y la prednisona. Debido a la capacidad natural de los glucocorticoesteroides de deprimir la división celular de los linfocitos, estos agentes son valiosos sobre todo en el tratamiento de los linfomas, la enfermedad de Hodgkin y las leucemias. A veces se administran como adyuvantes a la quimioterapia para reducir las náuseas, la pérdida de peso y la inflamación tisular producida por otros antineoplásicos. Su uso prolongado puede causar síntomas de enfermedad de Cushing.
Hormonas gonadales
Las hormonas gonadales se utilizan para tratar tumores que contienen receptores hormonales específicos. Dos andrógenos, la fluoximesterona y la testolactona, se usan como tratamiento paliativo en el cáncer de mama avanzado en mujeres posmenopáusicas. Los estrógenos etinilestradiol y dietilestilbestrol (DES) se usan para tratar el cáncer de mama metastático y el cáncer de próstata. Los progestágenos medroxiprogesterona y megestrol se usan para tratar el cáncer de endometrio avanzado. La leuprorrelina y el recientemente aprobado abarelix son parecidos a la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), y se utilizan en el cáncer de próstata avanzado cuando otros tratamientos han fracasado. También es similar a la GnRH la histrelina, un fármaco aprobado en 2006. Aprobada para el cáncer de próstata avanzado, la histrelina es un implante que se inserta subcutáneamente en la parte interna del brazo y que libera la hormona durante 12 meses.
Antiestrógenos
Los antiestrógenos se usan para tratar tumores cuyo crecimiento depende de los estrógenos. El tamoxifeno, que es el fármaco de uso más extendido para el cáncer de mama, el toremifeno y el raloxifeno reciben el nombre de moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (MSRE). Estos fármacos bloquean los receptores de estrógenos en las células cancerosas de la mama, pero tienen un efecto estimulante de los estrógenos en algunos tejidos extramamarios. Los efectos progesterónicos tienen una repercusión positiva en la densidad mineral del hueso y mejora los perfiles lipídicos (aumenta la HDL y disminuye la LDL).
El grupo de antiestrógenos también incluye el anastrozol, el letrozol y el exemestano, que reciben el nombre de inhibidores de la aromatasa. Estos antiestrógenos bloquean la enzima aromatasa, que normalmente convierte el andrógeno suprarrenal en estradiol. Los inhibidores de la aromatasa pueden reducir las concentraciones plasmáticas de estrógenos hasta en un 95% y se usan en las mujeres posmenoáusicas con cáncer de mama avanzado cuya enfermedad ha progresado tras el tratamiento con tamoxifeno.
Antagonistas androgénicos
Los inhibidores hormonales también incluyen los antiandrógenos bicalutamida, nilutamida y flutamida. Estos agentes se prescriben en el cáncer de próstata avanzado, que depende enormemente de los andrógenos para su crecimiento.
Consideraciones de enfermería
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento con hormonas y antagonistas hormonales antitumorales implica una monitorización cuidadosa de la enfermedad del paciente y proporcionarle información relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. Ya que los antagonistas hormonales se administran para bloquear el crecimiento de los tumores hormonodependientes, descarte que haya embarazo o lactancia, ya que ambos están contraindicados con las hormonas antitumorales y los antagonistas hormonales. Antes de empezar la quimioterapia, compruebe las constantes vitales, el HC y el estado de salud general del paciente, incluyendo la función renal y hepática, los aportes y las pérdidas y el peso corporal.
Los tratamientos que usen hormonas distintas del tamoxifeno suelen ser paliativos más que curativos; es importante que tanto el paciente como la familia entiendan esta limitación antes de empezar la quimioterapia. Deben comprender que aunque el paciente parezca mejorar, es probable que el cáncer siga empeorando.
Uno de las efectos adversos más frecuentes y angustiosos del tratamiento con hormonas sexuales es el desarrollo de caracteres sexuales secundarios del género opuesto, como la ginecomastia en los hombres y el hirsutismo en las mujeres. La fertilidad en ocasiones se ve afectada. Comente estos efectos abiertamente con el paciente y ofrézcale apoyo y acciones simples que aumenten su autoestima. Estudien opciones de vestimenta para esconder la ginecomastia, o métodos para eliminar el vello facial, como ceras o depilatorios.
El uso de glucocorticoesteroides también puede aumentar el riesgo de enfermedades de transmisión sexual y otras infecciones, al deprimirse la respuesta inmunológica. El tratamiento con glucocorticoesteroides puede producir tumefacción, aumento de peso, redistribución de la grasa corporal (síndrome de Cushing) e hiperglucemia. Comenten las preocupaciones sobre la imagen corporal y estrategias nutricionales para aumentar la energía y limitar el aumento de peso. El aumento de peso sigue siendo una preocupación para un gran número de pacientes de cáncer, sobre todo en las etapas tempranas de la enfermedad. En algunos casos, los pacientes de cáncer que sufren caquexia pueden beneficiarse del aumento de peso inducido por los glucocorticoesteroides. Los glucocorticoesteroides deben administrarse con precaución en pacientes con diabetes mellitus. Consiga resultados de análisis de sangre, incluyendo la glucemia, las concentraciones hormonales y los electrólitos.
Educación del paciente
La educación del paciente en relación con el tratamiento hormonal para el cáncer debería incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos basales como las constantes vitales y la existencia de enfermedad cardíaca, renal o endocrina subyacente, así como los posibles efectos adversos de los fármacos. Incluya los siguientes puntos cuando instruya al paciente sobre los productos naturales antineoplásicos:
1. Informar inmediatamente si aparece fiebre, escalofríos, dolor de garganta, disnea y aumento de la fatiga, erupciones cutáneas; encías sangrantes, petequias y hematomas; sangre en orina o en las heces.
1. Evitar las multitudes o a cualquier persona que padezca una infección respiratoria.
1. Controlar las concentraciones de glucosa en suero con frecuencia, porque los tratamientos antidiabéticos pueden necesitar algún ajuste.
1. Realizar una buena higiene oral con un cepillo de dientes suave.
Farmacoterapia con los moduladores de la respuesta biológica, inmunoterapia y miscelánea de antineoplásicos
Los moduladores de la respuesta biológica enfocan el tratamiento del cáncer desde una perspectiva diferente de la de otros antineoplásicos. En lugar de ser citotóxicos para las células cancerosas, estimulan el propio sistema inmunitario del pacientepara luchar contra ellas.
Los moduladores de la respuesta biológica y la inmunoterapia son tratamientos que estimulan el sistema inmunitario del cuerpo para deshacerse de las células tumorales. Los inmunoestimulantes son menos tóxicos que la mayoría de los otros antineoplásicos. Los fármacos de esta subclase incluyen los siguientes:
1. Interferones: proteínas naturales producidas por las células T en respuesta a las infecciones virales y a otros estímulos biológicos. Los interferones se unen a receptores específicos de las membranas de las células cancerosas y suprimen la división celular, mejoran la actividad fagocítica de los macrófagos y promueven la actividad citotóxica de los linfocitos T. El interferón alfa-2a y el interferón alfa-2b están aprobados para tratar la leucemia de células peludas, la leucemia mieloide aguda, el sarcoma de Kaposi y la hepatitis B y C crónicas.
1. Interleucina-2: activa los linfocitos T citotóxicos y promueve otras acciones de la respuesta inmunitaria. Comercializada como aldesleucina, este fármaco sólo está indicado para el carcinoma de células renales metastático.
1. Anticuerpos monoclonales (AcM): ideados para atacar sólo un tipo específico de célula tumoral, al contrario que los inferferones y las interleucinas, que se consideran inmunoestimulantes generales. Una vez que el AcM se une a su célula diana, la célula cancerosa muere, o es marcada para ser destruida por otras células de la respuesta inmunitaria. Por ejemplo, el trastuzumab se une a proteínas específicas de las células cancerosas de mama (llamadas proteínas HER2) e induce la muerte celular. El alemtuzumab se une a una proteína conocida como CD52, que está presente en la superficie de los linfocitos B y T, de los monocitos y de otros leucocitos, y se usa para tratar la leucemia linfática crónica. El punto clave de los AcM es que las células tumorales deben tener el receptor proteico específico; si no fuera así, el AcM sería ineficaz. El cetuximab y el bevacizumab fueron aprobados en 2006 para tratar el cáncer colorrectal metastático.
Cuando se administran junto con otros antineoplásicos, los moduladores de la respuesta biológica ayudan a limitar los graves efectos inmunodepresores producidos por otros agentes.
Algunos fármacos antineoplásicos actúan por mecanismos distintos de los descritos previamente. Por ejemplo, la asparraginasa priva a las células cancerosas de la asparagina, un aminoácido esencial. Se usa para tratar la leucemia linfática aguda.
El mitotano, similar al insecticida DDT, envenena las células cancerosas formando uniones con las proteínas, y se usa para el cáncer adrenocortical avanzado. Dos de los nuevos antineoplásicos, el imatinib y el sorafenib, inhiben la enzima tirosina cinasa en las células tumorales.

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