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Competencias y Sustentabilidad 
Autor: Lic. Florencia Ana Bortolotto 
 
 
Introducción 
 
Con el inicio del nuevo milenio, surgieron diversos cambios en la relación 
individuo- medio ambiente como así también en el mundo laboral. Las 
problemáticas relacionadas con el agua, los residuos, el deterioro del medio 
ambiente al igual que la lucha por los derechos humanos, la igualdad entre 
sexos, la falta de empleo, la pobreza, el acceso a la salud, la urbanización y 
cambios climáticos, son algunos de los asuntos que impactan en todos los 
países y deben ser contemplados tanto a nivel político, económico y social. 
El concepto de “sustentabilidad” aporta respuestas muy valiosas a dichas 
problemáticas y ha captado la atención de diversas disciplinas como 
sociólogos, antropólogos, biólogos, psicólogos, ingenieros, arquitectos, 
urbanistas, entre otros. Es un término complejo, ya que reúne diversos valores 
como la equidad, los derechos humanos, la dignidad, la preocupación por la 
ecología, la participación social y la diversidad. Es un concepto global que 
implica un pensamiento sistémico. 
 
 La ONU, define al desarrollo sustentable como "aquel que satisface las 
necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las generaciones 
futuras para satisfacer sus propias necesidades"(ONU 1987). 
Las estrategias para el desarrollo sustentable se enfocan en promover las 
relaciones armoniosas de los seres humanos entre sí y entre la humanidad y la 
naturaleza; por lo tanto, llevar a cabo un desarrollo sustentable requiere: 
• Un sistema político democrático que garantice a sus ciudadanos participación 
y toma de decisiones. 
• Un sistema económico que garantice que todos tengan igualdad de 
oportunidades y puedan satisfacer sus necesidades de manera equitativa, que 
cree excedentes y conocimiento técnico de manera continua. 
• Un sistema tecnológico que desarrolle nuevas soluciones a los problemas que 
nos aquejan. 
• Un sistema de producción que cuide el medio ambiente. 
• Un sistema internacional con modelos duraderos de comercio y finanzas. 
 
Se puede inferir entonces, que la sustentabilidad es cuestión de “buena 
voluntad”, sobre todo de los gobiernos, que en varias ocasiones, deciden 
ignorar que se vive en un mundo donde los sistemas económicos y políticos 
van en contra de este principio. Lo que cuenta, es la coherencia entre las 
políticas de sustentabilidad, sus objetivos y el comportamiento de los gobiernos 
sumado a la eficacia con que se corrigen sus desviaciones. En este sentido, el 
desarrollo sustentable es un proceso de adaptación, un camino que estamos 
comenzando a recorrer y como todo hábito, va a requerir por parte de los 
ciudadanos, que se informen (educación) y que se esfuercen en la generación 
de nuevos comportamientos. 
La “educación para la sustentabilidad” está en marcha hace varios años, 
abordando diversos métodos pedagógicos, trabajando en la validación de los 
conocimientos e integrando los mismos en las instituciones educativas 
(UNESCO 2005). Actualmente, los programas de educación ambiental se rigen 
por principios como: “el pensamiento sistémico”, “interdisciplinariedad” y la 
“toma de decisión participativa”. Dichos programas trabajan sobre la toma de 
conciencia, la generación de cambios en las prácticas y actitudes de las 
personas hacia el entorno, volviendo de esta manera el “desafío 
sustentable” una “realidad”. 
 
 
 
 
El comportamiento sustentable 
 
Tanto la globalización, como el desarrollo sustentable, marcan el rumbo de las 
sociedades actuales e impactan en nuestra calidad de vida. El deterioro 
ecológico va en aumento y sus consecuencias son evidentes, es por ello que 
proliferan las investigaciones centradas en los comportamientos 
proambientales y ecológicos. 
En el ambiente donde vivimos, los recursos son limitados, se agotan. Tanto en 
la familia como en las sociedades debemos tener valores de reciprocidad: lo 
que recibimos, lo tenemos que restituir; entonces la pregunta que nos hacemos 
es: ¿qué deberíamos hacer las personas para restituir al ambiente?, una 
respuesta posible sería: a través de conductas pro- sustentables (conductas 
pro- ecológicas y pro- sociales): 
Las conductas pro-ecológicas, están orientadas a restituir los recursos 
naturales, algunos ejemplos son: plantar árboles, reciclar productos 
desechados, rotación de cultivos, composta, etc. 
 Las conductas pro- sociales, implican ayudar a nuestros semejantes, a los que 
más necesitan, brindando no sólo recursos materiales, sino afecto, 
comprensión, siendo inclusivos y aceptando la diversidad. 
Castro (2001) define al “comportamiento proambiental” como las acciones que 
realiza un sujeto, ya sea de manera individual o colectiva, a favor de los 
recursos naturales, dirigida a obtener una mejor calidad del medio ambiente, lo 
que implica una intención previa a realizarlos. La “intención conductual”, es 
definida, como la disposición a realizar cierta clase de acción relevante para la 
actitud (Fishbein y Ajzen, 1975), y la misma es considerada como un factor 
previo a la “conducta proambiental”. Aunque una persona tenga una intención 
en consonancia con el ambiente, no siempre se comporta de acuerdo a esa 
disposición. El desarrollo y mantenimiento de las conductas proambientales, 
está fuertemente influido por los lugares donde éstas son llevadas a cabo, en el 
marco de un proceso interactivo entre variables contextuales y actitudinales 
que determinará la acción a seguir (Corraliza y Berenguer, 2000). A su vez, las 
investigaciones de Taylor y Todd (1997), indican que la presión social percibida 
(norma), resulta ser poco significativa o nula sobre la intención a actuar. En 
este escenario, resulta fundamental, el trabajo sobre la conexión entre la 
intención y la conducta efectiva; dicho enlace podría realizarse trabajando 
sobre la planificación de la conducta: planes que indiquen cómo, cuándo y 
dónde se va a desarrollar la conducta deseada. Otra conclusión a la que se ha 
arribado en varias investigaciones, es la tendencia a tener mayormente 
comportamientos proambientales de manera individual (reciclado de basura, 
cuidado del agua, etc.), antes que grupales (pertenecer a grupos ecológicos, 
donar dinero a favor de estas causas, etc.). 
 
Los comportamientos pro-sustentables reflejan valores, actitudes y la 
capacidad de resolver problemas de índole ambiental, por lo tanto, es de suma 
importancia estar motivados y no sólo “saber hacer”, sino “querer hacer”. En 
base a esto, nos preguntamos ¿cuáles serían los comportamientos que atentan 
contra el medio ambiente?; debemos tener en cuenta que las personas 
tenemos inclinaciones tanto egoístas como altruistas por naturaleza, en 
principio vamos a intentar satisfacer nuestras necesidades para luego poder 
cuidar al otro. El problema surge cuando las personas intentan satisfacerse en 
detrimento de otros, de los privilegios y libertades del prójimo, usando más 
recursos de los que necesita, malgastándolos. Hoy en día, la ideología 
capitalista, que nos impulsa al consumismo desmedido, no tiene reglas, y ello 
produce una gran inequidad a nivel mundial. Debemos entonces poner el 
acento en el altruismo, que es parte nuestra y se puede educar. Nuestra 
manera de pensar al mundo, sus recursos y nuestros comportamientos, 
conforman un sistema que debe estar en equilibrio. Sólo de esta manera 
podremos obtener beneficios a mediano y largo plazo. 
 
Psicología ambiental y sustentabilidad 
 
Desde el interior de la psicología, a partir de los años sesenta, surge un 
movimiento profesional y científico, llamado Psicología Ambiental, dicha rama 
de la psicología trata temas relacionados al comportamiento humano y su 
relación con diversos problemas y sucesos ambientales. Esta disciplina aborda 
el estudio de los factores psicológicos, como actitudes, competencias, 
motivaciones, conocimientosy la manera en la cual dichas variables impactan 
en la interacción individuo-medio ambiente. El abordaje es interdisciplinario, 
dada la complejidad de los problemas ambientales y del desarrollo del 
comportamiento proambiental. 
El generador de desequilibrios ambientales es el ser humano y para entender 
qué mueve al hombre a comportarse de manera destructora o protectora con el 
medio ambiente, es necesario recurrir a las ciencias sociales y del 
comportamiento (Vlek, 2000). 
La Psicología ambiental tiene diversas vertientes; estudia la conciencia 
ambiental, el diseño de ambientes de trabajo saludables (ecológicamente 
balanceados), la ergonomía, la salud ocupacional, entre otros temas. 
Un ejemplo del trabajo interdisciplinario refiere a que en algunos países de 
Europa se está trabajando en la toma de conciencia en relación al cambio del 
diseño del espacio urbano, es por ello que aumenta el control por parte de 
algunos municipios de la cantidad de automóviles que circulan (generando no 
sólo contaminación sino la desigualdad en la utilización del espacio por el 
estacionamiento). A raíz de esta situación se han desarrollado leyes orientadas 
a regular la cantidad de vehículos que pueden circular y permanecer 
estacionados. No sólo se realizan campañas de difusión para la toma de 
conciencia, sino que se regula el cumplimiento de la ordenanza mediante 
multas. 
La psicología ambiental aporta un marco para comprender y explicar nuestro 
bienestar y las decisiones que debemos tomar de manera responsable en 
relación a nuestro medio ambiente. 
En esta búsqueda de bienestar ambiental y social, se trabaja sobre 
comportamientos individuales y colectivos. Los seres humanos debemos 
trabajar en la creación de nuevos hábitos, como así también en la generación 
de políticas públicas que nos regulen en la utilización de los recursos naturales 
aumentando al mismo tiempo nuestra calidad de vida. Otro ejemplo de ello 
sería no sólo impulsar el hábito individual de la utilización de la bicicleta para 
llegar a nuestro lugar de trabajo, sino la creación, por parte de los municipios 
de ciclo vías, que aporten más seguridad en el trayecto. Mejorar la calidad de 
vida al mismo tiempo que se mejora el medio ambiente, es el objetivo final. 
Es fundamental el nexo entre psicología positiva y medio ambiente ya que es 
evidente, el poder que ejercen los ambientes en la inducción de estados 
emocionales positivos, generándose sin cesar, la interdependencia entre 
elementos, situaciones y tiempos. Muchas veces, no se le da la importancia 
necesaria a la influencia del medio ambiente en los estados de ánimo, se 
realiza un reduccionismo tendiente a aislar al medio para estudiar al sujeto, 
pero esto no funciona, ya que personas y ambiente están en permanente 
interacción como un sistema que se retroalimenta de manera continua. 
 
Sustentabilidad, organizaciones y competencias 
 
La sustentabilidad también ha comenzado a tener peso como condición de 
supervivencia de las organizaciones; para ello, la ideología o cultura 
organizacional, es crucial. Las actitudes positivas, responsables, los valores y 
la calidad humana, son factores que inciden en las organizaciones que desean 
comprometerse con la responsabilidad social. Todo ello genera una interacción 
positiva con el entorno económico, político, ambiental y social, en el marco de 
un mundo globalizado con necesidades de sustentabilidad. En relación a la 
cultura, son los directivos de las organizaciones, quienes deberán impulsar el 
cambio de la misma, en pos del medio ambiente, a través de políticas 
orientadas al cuidado del mismo. 
 Si bien resulta utópico pensar que todos los líderes estarán verdaderamente 
comprometidos con estas causas, nos parece importante mencionar que toda 
organización que lleve adelante estos valores, deberá contemplar en los 
procesos de selección de líderes, ciertas competencias coherentes con la 
cultura sustentable de la empresa. El impacto se apreciará esencialmente en 
la visión, misión, valores, cultura y cambio organizacional. También es crucial 
que en los procesos de selección de personal se tengan en cuenta, las 
competencias que se alinean con el modelo de sustentabilidad. El modelo de 
selección de personal, basado en competencias, para escoger mandos medios 
y gerenciales, deberá tener en cuenta los criterios de sustentabilidad y largo 
plazo. 
Un perfil de competencias, es un modelo que define la búsqueda de candidatos 
para cubrir posiciones en una organización; guiando los procesos de recursos 
humanos (reclutamiento, selección, capacitación y desarrollo). Las 
competencias se forman integrando: habilidades, actitudes, conocimientos y se 
desarrollan a través de la práctica continua y capacitación. Entonces, no sólo 
debemos tener en cuenta los criterios de sustentabilidad a la hora de 
seleccionar candidatos, sino también a la hora de desarrollar planes de carrera 
y capacitar al personal. 
Un estudio realizado por la Universidad de Tarapacá, propone la formación de 
“competencias sustentables” para futuros profesionales de las carreras de 
Ingeniería, este modelo podría aplicarse también dentro de diversos tipos de 
organizaciones. La formación de este programa, consiste en realizar un 
“Sistema” que incluya pocas competencias, que las mismas se refuercen las 
unas a las otras y que puedan retroalimentarse, dando lugar al surgimiento de 
nuevas habilidades. El modelo está compuesto por las siguientes 
“competencias sustentables”: 
- Competencias técnicas: Diseñar, desarrollar y evaluar diversos 
proyectos acordes a su especialidad. Generación de sistemas, 
implementación proyectos, optimización de recursos, etc. 
 
- Autoaprendizaje: Desarrollar las capacidades que su tarea y proyectos 
demanden de manera continua. Capacidad para mantenerse 
actualizado. 
 
- Ética profesional: Capacidad para detectar y solucionar conflictos de 
ética profesional. 
 
- Comunicación: Capacidad para entrar en contacto con otras personas, 
brindar información clara y saber escuchar. Tener habilidad para 
negociar, informar y persuadir. 
 
- Trabajo en equipo: Elaborar de manera responsable y conjunta un 
trabajo, poder complementarse con otros para llegar a un objetivo en 
común. 
 
- Innovación: Generar nuevas maneras de realizar un trabajo, aportando 
ideas nuevas y creatividad. 
 
- Emprendimiento: Tener iniciativa para la realización de proyectos de 
carácter social, cultural y económico. Implica la capacidad de liderar 
proyectos, tomar decisiones y asumir diversos niveles de riesgos. 
 
Dichas competencias serían útiles y válidas para ser desarrolladas en 
capacitaciones en todos los ámbitos organizacionales; incluso sería 
fundamental incorporar la evaluación de dichas competencias en la selección 
de puestos de liderazgo de organizaciones que lleven a cabo políticas 
sustentables. Para evaluarlas, podemos utilizar diversos métodos como ser: 
las entrevistas por competencias y técnicas situacionales como los assessment 
center y juegos de roles. 
Los autores plantean que todas las competencias arriba mencionadas, están 
apoyadas sobre la competencia técnica, pero que a su vez todas se 
retroalimentan a lo largo de la vida profesional. Los proyectos, que implican 
nuevos desafíos en cuanto a la ciencia y técnica, innovación, comunicación, 
gestión de proyectos, liderazgo, trabajo en equipos interdisciplinarios, 
funcionan como escenarios para el desarrollo de las competencias antes 
citadas, ya que, al aplicarlas, se van construyendo. Es por ello que se piensa 
en la necesidad de trabajar los planes de estudio de la carrera de Ingeniería 
con el fin de realizar talleres semestrales o anuales que permitan el desarrollo 
de dichas competencias; los mismos integran varios saberes técnicos y a su 
vez estimulan a los alumnos a tomar decisiones éticas, comunicarse de manera 
efectiva, negociar,para llegar a acuerdos, buscar respuestas novedosas y 
creativas frente a los problemas que se les plantean, trabajar en equipo y 
emprender. A su vez, es fundamental que los alumnos reciban formación en 
temas tales como: comunicación, trabajo en equipo y temas éticos. Es 
fundamental que puedan trabajar en conjunto con otras instituciones, personas, 
equipamientos y que puedan llevar un registro de sus vivencias en estas 
experiencias tan enriquecedoras. Desde este enfoque educativo, no solamente 
se están formando futuros profesionales, sino personas más humanas. 
Por otra parte, cabe destacar que, en la discusión internacional sobre la 
educación para la sustentabilidad, uno de los puntos más relevantes es la 
Década de la Educación para la Sustentabilidad de las Naciones Unidas 
(DEDS). La DEDS no sólo enfatiza la necesidad de una educación sustentable, 
sino que también, indica que en las escuelas se deben proporcionar 
habilidades de aprendizaje para conocer, para vivir en comunidad, para hacer y 
para ser (Delors 1998, González 2004a). Además, considera que los 
programas educativos existentes deberán reformularse (Delors 1998, Lozano 
2003). Es decir, desde la educación para los niños hasta la educación superior, 
deberá ser reformulada desde la mirada de la sustentabilidad. La iniciativa de la 
educación para la sustentabilidad tiene un carácter ambicioso y complejo, pero 
no es imposible, dependerá de nuestros gobiernos y la capacidad de cada 
persona de apropiarse de los conocimientos e ir moldeando su comportamiento 
proambiental en pos de un mundo mejor. 
 
Desarrollo sustentable en las empresas 
 
La situación actual indica que la contaminación del suelo, aire y agua, la 
desforestación y los problemas ambientales son en gran parte causado por la 
irresponsabilidad de muchos empresarios que solamente buscan el rédito 
económico. Frente a esta situación, muchas empresas están cambiando su 
forma de relacionarse con el medio ambiente, implementando políticas de 
“desarrollo sustentable”. Según Liliana Lotero (Magister en desarrollo 
sustentable), las condiciones que deben cumplir las empresas para contribuir al 
desarrollo sustentable son las siguientes: 
1- Que manejen información y desarrollen la toma de conciencia, respecto 
del impacto ambiental que tiene la organización. 
2- Deben ocuparse de incentivar las buenas relaciones entre todos los 
actores que forman parte de la organización (trabajadores, líderes, 
gerentes, proveedores, clientes) con el fin de generar un buen clima 
laboral. 
3- Deben ocuparse de implementar buenas prácticas ambientales, con 
normas claras y establecidas. 
4- Será necesario que utilicen tecnologías que cuiden el medio ambiente. 
 
A su vez menciona tres dimensiones del desarrollo sustentable: 
 
1- La dimensión económica: Refiere a los beneficios económicos que 
genera la empresa. 
2- La dimensión ambiental: Hace referencia a que toda actividad que 
genere contaminación debe estar controlada y regulada (como por 
ejemplo: el ahorro de agua y energía, el reciclado de materiales y el 
buen aprovechamiento de los recursos naturales). 
3- La dimensión social: que alude a que la organización debe promover 
de manera continua un buen clima laboral, las buenas relaciones 
dentro de la organización, actuar respetando la diversidad, la equidad 
de género, la seguridad, luchando por el respeto de los derechos 
humanos dentro de la organización. 
Los beneficios que podemos observar en relación a estas prácticas son los 
siguientes: 
- Hoy en día, los consumidores van teniendo cada vez más conciencia de 
estas tres dimensiones y eligen consumir productos de empresas que 
sean pro- sustentables. Todas estas prácticas mejoran la imagen y la 
reputación de la empresa favoreciendo las ventas, el negocio y muchas 
veces reciben mayor apoyo político. 
- La reutilización de recursos permite mayores ganancias y menos gastos 
para las empresas, disminuyendo el nivel de contaminación. 
- La responsabilidad no recae solamente sobre los líderes, sino sobre 
todos los empleados de la empresa, los consumidores y proveedores. 
Todos podemos elegir cómo hacer las cosas y qué consumir. Es un acto 
de voluntad. 
- Cambiar las prácticas, en general, no aumenta el costo de producción. 
Siempre es mayor el beneficio. 
- Han proliferado las políticas que premian a las empresas que generan 
menor cantidad de desechos y eliminación de gases contaminantes. 
Esto ayuda a la toma de conciencia respecto del impacto ambiental que 
tiene la organización. 
 
 
Conclusiones 
 
La educación para la sustentabilidad, tanto en establecimientos educativos 
como en las organizaciones, debe permitir que las personas comprendan la 
complejidad de la situación ambiental global y proponga alternativas de 
intervención (acciones concretas), relacionadas ejercicio profesional ante el 
gran desafío de la aplicación de los principios de la sustentabilidad. Deberemos 
desarrollar paulatinamente una actitud crítica, participativa y responsable hacia 
nuestro entorno, ya que se asume que el deterioro ambiental es multi causal. 
Su análisis y solución deben ser tratados en forma multidisciplinaria y 
multimétodos. Diversas prácticas lúdicas, artísticas, de debate, de capacitación, 
pueden ir dando forma a los procesos de aprendizaje. 
Desde nuestro rol, como psicólogos laborales, podremos colaborar en muchos 
procesos dentro de las organizaciones, para ir incorporando la sustentabilidad 
como una práctica: podemos elaborar perfiles orientados a las prácticas 
sustentables, seleccionar personal que posea estas competencias, capacitar a 
los empleados dentro de las organizaciones en habilidades prosociales y en 
comportamientos sustentables, entendiendo que somos capaces de aprender 
comportamientos nuevos y muy valiosos para nuestro entorno, trabajar sobre la 
cultura organizacional y la motivación. Es grande el desafío, pero no imposible, 
implica un gran compromiso y un “hacer” continuo, orientado a dejar un buen 
lugar para vivir a nuestras futuras generaciones. 
 
Para finalizar, consideramos que, para generar comportamientos sustentables, 
debemos trabajar en todos los niveles posibles: Político, cultural, social y 
educativo; debemos informarnos, tomar conciencia, dejar ciertos 
comportamientos atrás e ir construyendo nuevos hábitos que permitan el 
cuidado de nuestro medio ambiente y del prójimo. 
 
 
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- “Ser sustentable: Lucas Campodónico” at TEDxMendoza (Publicado el 
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http://www.redalyc.org/articulo.oa
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