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MICROBIOTA Y OBESIDAD

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TRABAJO FIN DE 
Influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad
Índice
1	Introducción y justificación.	1
1.1	Obesidad: definición y diagnóstico.	3
1.1.1	Epidemiología.	4
1.1.2	Etiopatogenia.	4
1.1.3	Comorbilidades asociadas.	5
1.1.4	Tratamiento.	5
1.2	Microbiota intestinal: conceptos clave.	7
1.2.1	Constitución de la MI.	8
1.2.2	Colonización y asentamiento de la MI.	9
1.2.3	Funciones de la MI.	10
1.2.4	Desequilibrio de la MI.	11
1.3	Asociación de la MI y el desarrollo de la Obesidad.	12
1.4	El papel de la alimentación en la composición de la MI.	14
1.4.1	Probióticos y prebióticos como factores moduladores de la disbiosis.	16
1.5	Principales estudios científicos sobre la posible influencia de la MI en el desarrollo de la obesidad.	16
2	Objetivos.	23
2.1	Ojetivo General.	23
2.2	Objetivos Específicos.	23
3	Metodología.	24
3.1	Tipo de estudio.	24
3.2	Estrategia de búsqueda.	24
3.3	Fuentes de información.	25
3.4	Tratamiento de las fuentes de información.	26
4	Resultados.	27
4.1	MI y su influencia en el desarrollo de la obesidad.	27
4.2	Probióticos como moduladores de la MI y su asociación con la obesidad.	31
5	Discusión.	37
6	Fortalezas y debilidades del presente TFG.	42
7	Conclusiones	43
8	Bibliografía	44
9	Anexos	49
Índice de figuras y tablas 
Figura 1. Influencia de la alimentación sobre la MI………………………………..Pág. 15
Tabla 1. Clasificación del estado nutricional según IMC…………………………...Pág. 4
Tabla 2. Microorganismos habitantes de la MI en el tracto digestivo………………Pág. 9
Tabla 3. Resultados obtenidos acerca de la MI y su influencia en el desarrollo de la obesidad…………………………………………………………………………...Pág. 27
Tabla 4. Resultados obtenidos acerca de la modulación de la MI a través de probióticos y prebióticos y su asociación con la obesidad…………………………...……...……Pág. 31
Lista de abreviaturas y siglas
AGCC: Ácidos Grasos de Cadena Corta.
AMPK: Proteína Kinasa.
ECNT: Enfermedades Crónicas No Transmisibles.
IMC: Índice de Masa Corporal.
IR: Insulinoresistencia.
LPL: Lipasa Lipoproteica.
MI: Microbiota Intestinal.
NCBI: Centro Nacional de Información en Biotecnología.
NIH: Instituto Nacional de Salud.
OMS: Organización Mundial de la Salud.
RCT: Randomized Controlled Trial.
SM: Síndrome Metabólico.
TFG: Trabajo Final de Grado.
UE: Unión Europea.
Resumen
La obesidad conforma una de las ECNT de mayor prevalencia a nivel mundial y la misma es considerada una epidemia. Su desarrollo se encuentra asociado con el exceso de peso y tejido adiposo, originado principalmente por la alimentación poco saludable y la inactividad física. Actualmente, existen múltiples tratamientos para evitar su progreso y consecuencias aparejadas, pero a pesar de ello, la cantidad de personas afectadas por obesidad sigue siendo elevada. En el último tiempo ha habido cambios en el patrón alimentario de nuestra región, en donde se han dejado atrás las características de la dieta mediterránea y se ha incrementado el consumo de alimentos ultraprocesados; esto, sumado a una mayor sensibilidad genética para la obesidad, tema que se encuentra actualmente en estudio, no podrían ser los únicos motivos asociados con las cifras actuales de obesidad. Es por ello, que al día de hoy existen investigaciones que asocian otros factores con el desarrollo de la obesidad, como la influencia de los microorganismos intestinales. 
El objetivo de este trabajo de fin de grado es estudiar la influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad.
Para ello se realizó una revisión bibliográfica de la literatura científica disponible de los últimos ocho años sobre la influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad, centrándonos exclusivamente en los estudios controlados aleatorizados, revisiones sistemáticas, meta análisis y revisiones bibliográficas similares al presente trabajo.
Según los estudios encontrados, la MI se relaciona directamente con el desarrollo de la obesidad, a través de diversos mecanismos de acción, tales como el desequilibrio en cuanto a la relación de bacterias Firmicutes/Bacterioidetes principalmente, mayor producción de endotoxinas asociadas, aumento de procesos inflamatorios, acumulación de tejido adiposo, IR, entre otros. Sin embargo, existen alimentos de carácter beneficioso para la MI, como los probióticos y prebióticos, que permiten su modulación y optimización de los parámetros asociados a la obesidad.
Palabras clave: microbiota intestinal, obesidad, alimentación, procesos inflamatorios, modulación, probióticos, prebióticos.
Introducción y justificación.
Según la Organización Mundial de la Salud (en adelante OMS) (1), las enfermedades crónicas no transmisibles (en adelante ECNT) son reconocidas como la causa de muerte con mayor prevalencia a nivel mundial. Entre ellas, se destacan la obesidad, la diabetes, algunos tipos de cáncer y síndrome metabólico, entre otros. El riesgo de desarrollar estas patologías se encuentra asociado con el exceso de peso, originado principalmente por la alimentación poco saludable y la inactividad física, es decir, que la obesidad y la acumulación de tejido adiposo en exceso es enmarcado como el factor desencadenante para el desarrollo de otros trastornos metabólicos (1). 
La obesidad actualmente es reconocida como la epidemia de este siglo. Según los datos de la OMS, para el año 2005 existían en el mundo 400 millones de personas con obesidad y el reporte del año 2015 contabilizó que las personas con obesidad eran 700 millones, sin incluir a los 2.300 millones de individuos con sobrepeso (1). Por otro lado, en el Congreso Europeo de Obesidad, la OMS advirtió que para el año 2030, Europa poseerá una de las tasas más altas a nivel mundial para obesidad, con una estimación cercana al 50% de la población con dicha patología. Asimismo, afirmaron que su costo para la salud pública será muy elevado, teniendo en cuenta que actualmente el mismo ronda el 6% para Europa (2). Del mismo modo, España se encuentra entre los cinco países con mayores tasas de obesidad de la Unión Europea (en adelante UE), lo que resulta una señal de alarma para nuestra población (3). 
Tal como afirman Nicolucci et al. (4), los pacientes con obesidad actualmente poseen mayor esperanza de vida en comparación con épocas anteriores, debido principalmente a las mejoras y avances en cuanto a tratamientos, entre los cuales se destacan el papel de una correcta nutrición, la realización de actividad física en forma regular y la educación alimentario-nutricional. Así es que, la disminución del peso corporal conforma una de las primeras medidas a llevar a cabo como parte de intervenciones nutricionales y alimentarias, en pos del mejoramiento del estado de salud de estos pacientes (5), pero a pesar de los tratamientos actuales, la cantidad de personas afectadas por obesidad y otras ECNT sigue siendo elevada y continúa en ascenso, motivo que ha puesto en duda la efectividad de las dietas y educación alimentaria-nutricional para su recomendación como único tratamiento (6). Ante este escenario, es fundamental mencionar, que en los últimos años ha habido una modificación muy importante en cuanto a la alimentación en nuestra región, observándose cambios sustanciales en el patrón alimentario, el cual ha dejado atrás las características de la dieta mediterránea, con el paulatino incremento del consumo de alimentos ultraprocesados, con mayor proporción de grasas saturadas, azúcares, sodio y densidad energética, lo cual ha impactado directamente sobre el peso de la población, con el inevitable aumento de las tasas de obesidad (2). Por otro lado, se cree que existe una mayor sensibilidad de los genes para el desarrollo de obesidad actualmente, pero de todos modos, la genética no podría ser la única causa del aumento tan importante que se ha dado a lo largo de los años para esta patología. Todo esto indica que existen otros elementos que también resultan de gran importancia en el desarrollo de esta afección (3) porque a pesar de los tratamientos actuales, la cantidad de personas afectadas porobesidad sigue siendo elevada y continúa incrementándose, motivo que ha puesto en duda la efectividad de las estrategias de intervención aplicadas hasta la actualidad, lo que ha dado lugar al estudio de otros elementos que se relacionan con esta patología y pueden estar involucrados en su desarrollo (7).
La obesidad es una afección de origen multicausal y se asocian con ella diversos factores, entre los cuales se destacan la genética, el medio ambiente y el comportamiento relacionado con los estilos de vida. Asimismo, existen investigaciones que manifiestan que los organismos residentes en los intestinos humanos, denominada microbiota intestinal (en adelante MI), posee características y funciones que podrían asociarse con la asimilación de nutrientes, el almacén energético y el desarrollo de la obesidad (3). Actualmente, se encuentra ampliamente en estudio la influencia de la MI en las personas y su asociación con el Índice de Masa Corporal (en adelante IMC), con el inicio y progreso de afecciones como la obesidad y la regulación del metabolismo y de actividades inmunitarias. Se cree que una microbiota en armonía colabora con el mantenimiento de una salud óptima de las personas y por el contrario, una microbiota inestable se relaciona con el desarrollo de afecciones del metabolismo (7). Se estima que la relación entre obesidad y MI radica en la correlación que existe entre ésta y los diferentes sistemas y aparatos del organismo, como el sistema inmunitario y las acciones inflamatorias asociadas con la obesidad y otros trastornos metabólicos. Por otro lado, también se sugiere que el exceso de tejido adiposo, principalmente en la región androide, conforma una manifestación del cuerpo a las transformaciones dadas en la MI, las cuales decantarían en un permanente estado de toxinas circulantes por el torrente sanguíneo, factor que facilitaría el aumento de adipocitos en el cuerpo (3).
La alta prevalencia y el continuo aumento de la obesidad a nivel mundial, así como otras afecciones del metabolismo y ECNT a causa de la misma, indica que estas patologías no pueden deberse exclusivamente a la genética y los estudios existentes sostienen que la MI conformaría otro factor ambiental que contribuye al desarrollo de la obesidad en las personas (3). Resulta fundamental determinar todos los elementos relacionados con el desarrollo de la obesidad en la actualidad, para poder diseñar intervenciones y estrategias que permitan la disminución de sus cifras y el desarrollo de otras afecciones relacionadas (2). Si bien, existen investigaciones con respecto a la MI y su asociación con la obesidad, los mecanismos o el papel concreto que cumpliría la misma no se encuentra del todo dilucidado y es por ello, sumado a la magnitud que actualmente presenta la obesidad en los sistemas de salud, que resultó apropiado, motivador y de gran utilidad para toda la comunidad educativa y de la salud analizar en el presente trabajo de fin de grado (en adelante TFG) la influencia que puede tener la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad.
A continuación se presenta un marco teórico con algunos conceptos claves relacionados al tema del presente trabajo:
Obesidad: definición y diagnóstico.
La obesidad es definida por la OMS (1) como un depósito anormal y en exceso de tejido graso, con consecuencias graves sobre la salud de quien lo padece. Otros autores, tales como Torresani y Somoza (8) definen a la obesidad como un aumento de la proporción adiposa corporal y que comúnmente se encuentra acompañado por incremento de peso, cuya dimensión y distribución condicionan la salud de la persona que la sufre.
La OMS (9) ha establecido como predictor del exceso de peso, el parámetro IMC, el cual tiene en cuenta la correlación existente entre el peso y talla de las personas de edad adulta. La fórmula para su cálculo es IMC= peso en Kg /talla en m2. En base a su resultado, podemos encuadrar al Sobrepeso con un IMC igual o mayor a 25 kg/m2 y a la Obesidad con IMC igual o mayor a 30 kg/m2, tal como puede observarse en la tabla 1.
Tabla 1. Clasificación del estado nutricional según IMC
Esta tabla muestra la relación del peso en kg y la talla en m2. Es un parámetro establecido por la OMS como predictor del estado de salud nutricional (9).
Epidemiología.
La tasa de obesidad a nivel mundial se encuentra en ascenso desde la década de los 80´ y actualmente conforma una de las ECNT con mayor prevalencia y la misma es considerada una epidemia (2), la cual afecta de igual modo a países desarrollados como en vías de desarrollo (10).
En el año 2016, alrededor de 650 millones de adultos padecían obesidad en el mundo (1) y las últimas divulgaciones de la OMS han dejado en claro en el Congreso de Obesidad de Praga, las cifras que se proyectan para esta patología hacia el año 2030 para la UE, las cuales serán muy elevadas de no tomarse medidas para detener su progreso, y asimismo se estima que el costo sanitario será insostenible para tratar a casi la mitad de la población que padecerá obesidad para ese entonces (11).
España posee actualmente una tasa de obesidad de 24% y al contabilizar las personas con sobrepeso, la tasa se eleva a 53%, posicionando a España en el quinto país de la UE con mayores cifras para obesidad y sobrepeso (12). Se estima que para el año 2030, España poseerá 30% de sus habitantes con obesidad y 70% de los mismos manifestarán sobrepeso (11).
Etiopatogenia.
La obesidad es una patología crónica, a la cual pueden asociarse múltiples causas, entre las cuales se destacan factores de la genética, del ambiente, conductuales y del estilo de vida de las personas. Se relacionan mayormente los factores genéticos en cuanto al inicio de la obesidad a edades tempranas, pero en el adulto se asocian los agentes ambientales y propios de los estilos de vida como los elementos modificables con mayor repercusión para el desarrollo de esta patología (4). Su inicio se encuentra ampliamente ligado a los estilos de vida poco saludables en cuanto a alimentación y actividad física principalmente, donde se evidencia un desequilibrio marcado entre la ingesta energética y el gasto calórico de las personas (2). Actualmente, las actividades cotidianas y el ritmo de vida de las poblaciones a nivel mundial han dado lugar al desplazamiento de los patrones de alimentación saludables, por otros estilos de alimentación, basados en el mayor consumo de alimentos industrializados, donde predominan los alimentos de rápida preparación, los cuales se caracterizan por poseer alta densidad energética, azúcares simples, grasas saturadas, grasas trans y sodio y por el contrario, muy pocos nutrientes. A su vez, el avance de las tecnologías, otorgan cada vez mayores comodidades, fomentando la inactividad física y el sedentarismo (13).
Comorbilidades asociadas.
El elevado tejido graso y las actividades inflamatorias son características comunes en la obesidad. Se ha evidenciado que la inflamación permanente resulta un elemento determinante en el inicio de afecciones metabólicas y se relacionan principalmente con la segregación de citocinas en los adipocitos, ente los cuales se destacan Interleucina-6, Factor de Necrosis Tumoral, entre otros y los mismos se asocian a su vez, con otras afecciones como insulinoresistencia (en adelante IR) y el desarrollo de otras ECNT, entre las cuales se destacan diabetes tipo II, hipertensión arterial, dislipemias, diferentes tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, entre otros (3). La coexistencia de dos o más de ellas, puede ocasionar un estado patológico denominado Síndrome Metabólico (en adelante SM). Generalmente la patología desencadenante de este cuadro es la obesidad, por lo que muchas veces puede revertirse con la normalización del peso corporal de la persona que lo padece (14).
La OMS ha manifestado que con la erradicación de la obesidad, podrían disminuirse aproximadamente 50% las tasas de diabetes tipo II, alrededor del 20% las enfermedades cardiovasculares, así como 30% la hipertensión, aunque más allá de sus beneficios,la obesidad continúa en ascenso en todo el mundo y en nuestra región (10).
Tratamiento.
El tratamiento a implementar va a depender del estado del paciente y del grado de obesidad que el mismo posea. Como principal tratamiento empleado para reducir el exceso de tejido graso en las personas con obesidad se encuentran los cambios conductuales asociados con los estilos de vida, a través de la adquisición de una alimentación saludable así como la realización regular de ejercicio físico (15). 
El tratamiento del paciente obeso inicia generalmente con cambios conductuales asociados con los estilos de vida, con la implementación de educación alimentario-nutricional, con el objetivo principal de una reducción de peso corporal inicial de 5-10%, con lo cual es posible observar evidentes mejoras en cuanto a las patologías y comorbilidades asociadas. Se estima como período de tiempo prudente para lograr este objetivo de descenso de peso entre cinco y seis meses de tratamiento, el cual generalmente incluye la combinación de modificación de hábitos alimentarios, vinculados con la reducción de ingesta de energía y la incorporación de actividad física regular, con el fin de lograr un déficit calórico significativo. La actividad física conforma un pilar básico en el tratamiento integral del paciente obeso (10).
La modificación conductual también representa un pilar fundamental en el tratamiento de la obesidad y muchas veces es necesario el apoyo psicológico o psiquiátrico, por hallarse en estos pacientes cuadros de ansiedad, depresión o angustia muy marcados (10).
A lo largo del tiempo se han empleado como estrategias para la disminución de peso, diferentes tipos de dietas reducidas, principalmente en hidratos de carbono y lípidos, debido a que este tipo de alimentación impacta beneficiosamente y por lo general, de manera “rápida” sobre la reducción de peso e IMC de las personas bajo tratamiento, así como también, disminuye peligros cardiovasculares, pero algunos autores plantean que la efectividad, seguridad y sostenimiento de este tipo de dietas en el largo plazo tiende a disminuir, por lo que no resultan recomendables para todo tipo de pacientes y conformarían una estrategia de eficacia y utilidad solo en algunos casos, los cuales deben ser estrictamente supervisados por profesionales competentes de la salud, debido a los riesgos que pueden existir en caso de implementarse las mismas sin el debido monitoreo y evaluación. Debido a ello, se han analizado y estudiado otras alternativas de alimentación que puedan sostenerse en el tiempo y que a la vez, logren resultados positivos en la regularización del peso corporal, IMC y otros parámetros de las personas con obesidad., como por ejemplo la dieta mediterránea, la cual se caracteriza principalmente por no ser altamente restrictiva como las dietas de moda y se encuentra conformada por alimentos de origen vegetal principalmente, con énfasis en el consumo de Ácidos Grasos Monoinsaturados, con la cual se han evidenciado resultados positivos en pacientes obesos (12).
Por otro lado, en casos donde la obesidad se encuentra avanzada y no resulte suficiente el tratamiento de cambio de hábitos y realización de actividad física, es factible iniciar tratamientos farmacológicos, a través de medicamentos que colaboren a la disminución de grasa corporal, por medio de diversos mecanismos, tales como: inhibición de la sensación de hambre o aumento de la saciedad, incremento del gasto calórico y la oxidación lipídica y disminución de la asimilación de nutrientes de la dieta. La administración de fármacos requiere un estricto control médico (15).
En casos de obesidad mórbida, en pacientes con IMC superior a 40 kg/m2, en donde existen otras enfermedades asociadas y hayan fracasado todos los tratamientos no quirúrgicos, se sugiere someter al paciente a tratamientos quirúrgicos, como técnicas de mal absorción y restrictivas, con el fin de lograr el objetivo de descenso de peso y grasa corporal (15).
En todos los tratamientos, es necesario un equipo interdiscplinario de trabajo, para realizar el seguimiento, evaluación y monitoreo acorde a cada paciente.
Microbiota intestinal: conceptos clave.
Se conoce como microbiota intestinal, microbioma o flora intestinal, al conjunto de microorganismos que habitan de manera armónica en el tracto digestivo de las personas. Se la caracteriza como equilibrada cuando ésta es variada y se encuentra en abundancia y prevalecen los organismos beneficiosos y aquellos que puedan ocasionar un riesgo para la salud se encuentran en proporciones controladas (16). El conjunto de microorganismos que la habitan es diverso. Se compone de géneros naturales que habitan el sistema gastrointestinal y de otros que varían y colonizan el área en forma temporal e incluyen bacilos fundamentalmente y también hongos, arqueas y virus (17,18) y sus cantidades rondan los 100 billones de bacterias, exactamente entre 500 y 1000 especies y entre ellas las más comunes son “Bacterioides, Bifidobacterium, Eubacterium, Clostridium, Lactobacillus, Fusobacterium y otras Gram positivos de actividad anaerobia” (19). 
A partir de la concepción, el feto se encuentra en estrecha relación con la microbiota materna (16). Su constitución y su actividad se encuentran sujetos a diferentes elementos involucrados desde el inicio de la vida hasta la adultez (17). Se halla involucrada en funciones fisiológicas fundamentales para el ser humano, como la nutrición, las defensas del organismo, entre otras, pero a pesar de ello, puede verse influenciada por diversos factores que pueden perturbar su funcionamiento normal, como por ejemplo la alimentación, la ingesta de medicamentos, la higiene, entre otros. Su desequilibrio es llamado “disbiosis” y puede ocasionar acciones inflamatorias en las diferentes células del organismo, actividad que se puede hallar en algunas afecciones como alergias, inflamaciones de colon e incluso trastornos metabólicos, tales como sobrepeso, obesidad y diabetes (16,17). La regulación de la flora intestinal mediante la alimentación es considerada una metodología de tratamiento y prevención de dichas afecciones. Es en este contexto, donde toman protagonismo los “probióticos y prebióticos”, los cuales han demostrado recomponer y mejorar la composición de la MI (20).
Constitución de la MI.
La estructura y constitución de la MI varía en función de la porción del tracto digestivo, siendo mayor su variedad y número de microorganismos a medida que se aproxima la región intestinal, tal como puede observarse en la tabla 2 (18) y a su vez depende de múltiples elementos, como edad, dieta, ambiente, etc. En la porción estomacal y duodenal se halla menor cantidad de bacterias, debido a que el pH ácido elimina gran parte de las mismas, sumado al movimiento permanente que existe en el área, el cual no permite el asentamiento de los organismos. Si bien, en las porciones de yeyuno e ileon, la proporción de microorganismos aumenta, es el intestino grueso la porción donde habitan mayor número y complejidad de bacterias (20). Existen agentes que promueven la proliferación bacteriana y son el pH neutro, bajas cantidades de ácidos biliares, residuos de la segregación del páncreas y el movimiento intestinal lento, el cual provee de nutrientes y los elementos necesarios para la reproducción de los microorganismos (18).
El sistema gastrointestinal se compone principalmente por cuatro tipos de bacterias: Firmicutes y Actinobacterias, las cuales pertenecen a la familia Gram Positivos y Bacterioidetes y Proteobacterias, las cuales son Gram Negativo. Si bien, también pueden hallarse hongos y arqueas, éstos solo pueden considerarse en 1% de la microbiota total intestinal del ser humano, siendo las bacterias los microorganismos que predominan la MI (20).
Las bacterias Firmicutes componen alrededor del 65-70% de la MI. Incluyen bacterias como Bacilli, Clostridia y Lactobacillus.
La especie Bacterioidetes conforman alrededor del 15% de la MI e incluyen bacterias Bacterioides.
Las Proteobacterias constituyenalrededor del 10% de la MI y contienen a las especies Escherichia y Enterobacterias, entre otras.
Y las Actinobacterias componen el 5% de la MI e incluyen las Bifidobacterias (20).
Tabla 2. Microorganismos habitantes de la MI en el tracto digestivo.
Esta tabla muestra los microorganismos predominantes de cada porción del aparato digestoabsortivo. (18).
Colonización y asentamiento de la MI.
La colonización de la microbiota inicialmente ocurre con el nacimiento de las personas y luego del mismo, la microbiota continúa su conformación. El niño recién nacido entra en contacto con múltiples organismos y la gestante constituye el principal agente con mayor influencia en la proliferación de la microbiota del niño y se encuentra influenciada por diversos factores, como forma de nacimiento (natural o procedimiento de cesárea), modelo de alimentación (lactancia materna o de fórmula), medio ambiente, entre otros (18).
Se ha evidenciado que un niño recién nacido por parto natural y que es alimentado con leche materna despliega una microbiota más capaz y eficiente frente a los agentes externos. La leche producida por las madres conforma una alternativa de alimento que se elabora exclusivamente según las necesidades del niño, para el sostenimiento óptimo de la salud del recién nacido y en ella se hallan los elementos necesarios para desarrollar los microorganismos beneficiosos (21). De esa manera, los niños que son alimentados con leche materna poseen menores probabilidades de desarrollar en el tiempo enfermedades infecciosas, alergias, patologías del aparato digestivo, así como afecciones inflamatorias, obesidad, diabetes y síndrome metabólico, acción protectora, que se sostiene es llevada a cabo por las bacterias benéficas de la MI. En contraste con los niños que son alimentados con leche de fórmula artificial, se pudo observar un establecimiento de microbiota diferenciado, con menor proporción de bacterias beneficiosas, en relación a los niños amamantados (21).
Posteriormente, la microbiota es influenciada por la introducción de la alimentación complementaria en el niño, en donde la misma comienza a enriquecerse y proliferar su variedad. Por otro lado, el sistema inmunológico comienza a distinguir las bacterias habitantes naturales de la MI y aquellas potencialmente perjudiciales para la salud. De ese modo, la microbiota comienza a perfilarse hacia una composición de adulto luego del primer año de vida y se semeja totalmente a la de un adulto luego de los dos años y medio. Después de alcanzar su maduración, ésta preserva sus características durante toda la vida, hasta la etapa de la senectud, donde la misma disminuye significativamente su funcionalidad (18).
Funciones de la MI.
Las funciones de la MI resultan fundamentales para el ser humano. Se encuentra relacionada con la conformación y la funcionalidad de todo el intestino, incrementa el área de asimilación de nutrientes, mejora los procesos de sustitución de las microvellosidades y el movimiento digestivo. Por otro lado, los organismos que conforman la microbiota poseen funciones enzimáticas, a través de las cuales actúan en los procesos de digestión, absorción de substancias, producción de micronutrientes, entre otros. Asimismo, modula funciones inmunitarias, promoviendo el desarrollo de las diferentes células del sistema inmunológico y colabora en la eliminación de elementos dañinos y ajenos al cuerpo humano, como células cancerosas, radicales libres, bacterias patógenas, entre otros (18).
García (19), por su parte, resume las funciones de la MI de la siguiente manera:
“Metabólica”: la microbiota metaboliza los sobrantes de la dieta que no pueden digerirse y provee de enzimas capaces de fermentar esos elementos. Esa actividad, además, facilita la recuperación de minerales y la elaboración de vitaminas.
“Protectora”: la microbiota obstaculiza el asentamiento de bacterias ajenas al organismo.
“Trófica”: se encuentra involucrada en la distinción y crecimiento de células epiteliales, las cuales conforman la primera barrera de defensa del organismo.
Además de sus funciones metabólicas, la microbiota interviene en la elaboración y funcionamiento de hormonas y neuropéptidos sintetizados por el sistema nervioso y tejido endócrino del endotelio gastrointestinal y otros órganos, como hígado, páncreas y adipocitos (3). Por todas estas funciones, indispensables para el organismo, es que autores e investigadores sostienen que la MI debe ser considerada y analizada como otro órgano fundamental del cuerpo humano, ya que la misma es de rápida renovación, cumple funciones metabólicas imprescindibles y es muy adaptable a diferentes situaciones (18).
Desequilibrio de la MI.
Se conoce como ´disbiosis´ a la pérdida de armonía en la MI, relacionado con la variedad de bacterias y su cantidad, lo que a su vez se encuentra vinculado con modificaciones en su funcionalidad. Son múltiples los factores que pueden afectar el equilibrio de la microbiota y entre ellos se encuentra el consumo de medicamentos y su frecuencia, así como el tipo de alimentación, principalmente (2). 
La alimentación con alto contenido de grasas, proteínas, glúcidos simples y bajo o nulo consumo de fibras ha demostrado influir negativamente en la composición de la MI, observándose menor porcentaje de microorganismos beneficiosos y mayor proliferación de organismos potencialmente peligrosos para la salud. Ese cambio constitucional de microorganismos que la componen se relaciona con el desarrollo de ECNT, como obesidad, diabetes, algunos tipos de cáncer, síndrome metabólico, etc (21). Exactamente, las dietas bajas en carbohidratos no digeribles modifican la producción de Ácidos grasos de cadena corta (en adelante AGCC), con evidente disminución de propionato y butirato principalmente, los cuales se asocian con menor activación de receptores G, sumado a la disminución de actividades beneficiosas en cuanto a inmunidad y metabolismo. Precisamente, los AGCC reducen su acción de barrera intestinal, elevando su permeabilidad y con ello, el contacto entre las células inmunitarias, el endotelio intestinal y la microbiota, con liberación de toxinas a la circulación plasmática. Esta mayor concentración de toxinas circulantes ocasiona un estado inflamatorio que decanta en IR y ello favorece el ingreso de macrófagos en los adipocitos, lo que puede ocasionar disfunción del tejido adiposo (2).
Se han descripto tratamientos nutricionales, con incremento en el consumo de fibra e incorporación de alimentos fuente de probióticos y prebióticos y se ha descubierto que podría ser una estrategia de intervención eficaz para la regeneración y proliferación de una microbiota saludable, con mayor heterogeneidad y cantidad de microorganismos y con un perfil protector ante ciertas afecciones (21).
Asociación de la MI y el desarrollo de la Obesidad.
Al día de hoy, se encuentra ampliamente en estudio el papel de la MI y su influencia en el inicio de diferentes afecciones metabólicas, entre las cuales se encuentran la obesidad y la diabetes, principalmente. En personas con obesidad se han hallado transformaciones importantes en la constitución y funcionalidad de la microbiota, por lo que actualmente es considerada un factor vital, que en conjunto con la información genética, el ambiente y el sistema inmunitario, se encontrarían involucrados en el control metabólico, actividades inflamatorias y equilibrio energético de las personas con trastornos metabólicos (18).
La MI en personas obesas, se encuentra asociada con disbiosis, en donde existe una transformación en la variedad de microorganismos, con aumento de Firmicutes, fundamentalmente y reducción de Bacterioidetes. Asimismo, la obesidad se ha asociado con una reducción importante de la bacteria Akkermansia muciniphila, la cual se asocia con actividades que disminuyen la inflamación intestinal y la producción de péptidos (3).
Por otro lado, las bacterias Bifidobacterium se relacionan con un estado nutricional normal y las bacterias Lactobacillus se caracterizan por hallarsetanto en personas de estado nutricional normal como obesos, pero se las ha hallado en proporciones reducidas en estos últimos (22).
Los principales elementos o mecanismos que relacionan la MI con la obesidad son:
Modificaciones en el equilibrio de los microorganismos que conforman la microbiota, con predominio de organismos fermentadores de hidratos de carbono no digeribles, lo que se cree que se asocia con mayor actividad digestiva de esta porción de alimentos, siendo más probable la asimilación de su energía en el organismo, cuando en condiciones normales, los hidratos de carbono no digeribles deberían ser eliminados por el aparato digestivo directamente. Es decir, que se desarrolla una microbiota preparada para conseguir mayor cantidad de energía 
Producción de metabolitos y ácidos biliares relacionados con actividades inflamatorias y reguladores del proceso de asimilación de hidratos de carbono y lípidos.
Aumento de la actividad “endocannabinoide”, relacionado al control de los mecanismos de hambre y saciedad.
Regulación de la actividad intestinal, debido a la producción de péptidos GLP-1, GLP2, YY, entre otros (18).
Elevada actividad lipogenética así como de la Lipasa Lipoproteica (en adelante LPL), lo cual facilita la asimilación de ácidos grasos en tejido muscular y adiposo. 
Los AGCC son sustratos que facilitan la producción colónica de colesterol y ácidos grasos mediadores de la gluconeogénesis hepática. (7).
La proteína kinasa (en adelante AMPK) es controlada por Leptina y Adiponectina, la actividad física y por bajas concentraciones de glucemia y O2. La microbiota inhibe las funciones de la AMPK y estimula la asimilación de ácidos grasos en colon, tejido graso y hepático (14).
Como se nombró anteriormente, las proporciones de microorganismos a lo largo del tubo digestivo varían según la porción del mismo. Asimismo, existe una fluctuación de permeabilidad del tejido epitelial: en la porción de duodeno, el epitelio es altamente permeable, lo que conduce a un gran intercambio de electrolitos y agua, lo cual contribuye a mantener el equilibrio luego de las comidas en el lumen y líquido plasmático. Por otro lado, también existe una oscilación inmunológica: la cantidad y dimensión de los folículos linfoideos y de Placas de Peyer, que adicionan células inmunes en la túnica mucosa, se incrementan desde la porción proximal del intestino hacia el colon. El equilibrio digestivo se encuentra enmarcado en estos componentes: permeabilidad del intestino, inmunidad del sistema y microbiota intestinal. Cualquiera sea el elemento que afecte alguna de estas unidades, influye sobre todo del sistema, perjudicando a todo el organismo. Diversas enfermedades digestivas (como colitis, diarreas, malabsorción, etc), inmunológicas (cuadros alérgicos, diabetes tipo I, etc), nerviosas (demencia, autismo, etc) y trastornos metabólicos, como obesidad, diabetes tipo II, entre otros, se encuentran relacionadas con alguna alteración asociada con la MI, la permeabilidad del intestino o la inmunidad del tracto digestivo (20).
Por otra parte, se ha encontrada aumentada la secreción de Leptina en pacientes obesos, lo cual se asocia con un gasto energético reducido e incremento de la sensación de apetito. A su vez, la Leptina aumentada podría elevar la producción de células inflamatorias, como las citocinas, lo que se relaciona con el estado inflamatorio usual en la obesidad (3).
El papel de la alimentación en la composición de la MI.
Uno de los factores más importantes e influyentes en la estructura y los cambios producidos en la MI es la dieta. La microflora se sustenta de la alimentación del huésped principalmente, ya que depende de los elementos disponibles en las células intestinales (2). El rol de la alimentación sobre la MI se encuentra asociado con el tipo de nutrientes incorporados, así como el tiempo de sostenimiento de la dieta. Los nutrientes relacionados principalmente con su influencia sobre la microbiota son hidratos de carbono, lípidos, proteínas y vitaminas, los cuales determinarán directamente la constitución en proporción y diversidad de la MI (7).
Se ha evidenciado que, el consumo de carbohidratos complejos no digeribles favorecen la proliferación de diferentes microorganismos, generando una microbiota heterogénea y abundante (2). Esos nutrientes se convierten en sustratos para el metabolismo de la microbiota, que posteriormente elaborará otros compuestos de utilidad para el organismo, como AGCC, los cuales presentan beneficios para el organismo (21): proveen energía y se encuentran involucrados en los procesos de gluconeogénesis y lipogénesis, son facilitadores de actividades antiinflamatorias y se hallan relacionados con el control de las hormonas reguladoras del hambre y la saciedad, entre otros (20). Asimismo, los AGCC segregados luego de la fermentación de polisacáridos no digeribles han sido relacionados con el desarrollo de trastornos metabólicos, por lo que su función concreta aún no se encuentra del todo esclarecida (7). La unión de los AGCC con los receptores correspondientes, provoca la segregación del péptido de la hormona YY en el intestino, la cual disminuye la velocidad del tránsito intestinal, promoviendo una asimilación aumentada de nutrientes en intestino delgado y con esto, se secreta mayor concentración de Leptina (7). Por estas razones, los AGCC podrían favorecer el agrandamiento de tejido graso corporal (8).
Por otra parte, el consumo elevado de carnes se relaciona con afecciones colorrectales, vinculados con los agentes tóxicos que se segregan debido a la fermentación en intestino grueso de proteínas no digeridas (7). También, se ha demostrado que el pH aumentado, debido a mayor segregación de jugos gástricos generados para la digestión proteica, afecta la heterogeneidad y el equilibrio de la MI, elevando la proliferación de los microorganismos en la parte alta del tubo digestivo (3). 
De la misma manera, se ha asociado el consumo de una dieta alta en grasas saturadas con el desarrollo de obesidad, en cuanto a la disminución significativa de Bibidofacterium, mayor proporción de toxinas circulantes por el torrente sanguíneo y una inflamación crónica (7). 
Estos mecanismos son asociados con una menor mucosidad protectora intestinal, lo que generaría mayor permeabilidad, favoreciendo el flujo y asentamiento de diferentes especies bacterianas en intestino, torrente sanguíneo y los distintos tejidos, generando un estado de inflamación general, con IR, intolerancia a la glucosa, aumento de tejido graso y desarrollo de obesidad (7).
Aunque se han realizado diversos estudios sobre la relación de la dieta y la MI, aún falta esclarecimiento sobre sus mecanismos de asociación, sin embargo se ha evidenciado el efecto de los probióticos y prebióticos como agentes de restablecimiento del fenotipo del intestino que resulta modificado por las dietas poco saludables (7).
Figura 1. Influencia de la alimentación sobre la MI. Representación gráfica de la relación existente entre la dieta y su influencia en el desarrollo de la obesidad (3).
Probióticos y prebióticos como factores moduladores de la disbiosis.
Se conoce como probióticos al conjunto de microorganismos vivos beneficiosos para la salud, al ser incorporados en proporciones adecuadas. Los géneros que habitualmente se utilizan para tal función son los Lactobacillus y Bifidobacterium (2). Los prebióticos, en cambio, corresponden a porciones de alimentos dietarios que no son digeribles, pero al ser fermentados en la porción intestinal del aparato digestivo, proporcionan beneficios para la MI. Generalmente, los prebióticos están conformados por polisacáridos y oligosacáridos no digeribles (7).
Actualmente se considera el consumo de probióticos y prebióticos como una estrategia segura y efectiva para la regulación de la MI. Exactamente, los probióticos actúan en el epitelio intestinal, disminuyendo las células inflamatorias. También, por efecto de los probióticos, los AGCC colaboran con el mantenimiento del equilibrio intestinal y consu función protectora (2). Se cree que los mecanismos con los cuales los probióticos benefician a la MI incluyen proliferación de péptidos antimicrobianos, mayor elaboración de AGCC, estimulación de gluconeogénesis a nivel intestinal y mantenimiento de la estructura del epitelio intestinal (3). 
Se puede concluir que la incorporación de probióticos y prebióticos como parte de la alimentación de personas obesas, puede contribuir a mejorar la composición de la MI y con ello, beneficiar al metabolismo en general, principalmente a organos como higado, intestinos y tejido adiposo, los cuales se encuentran estrechamente relacionados con la regulación del peso corporal y de ese modo, colaborar con la disminución del riesgo de desarrollar obesidad (2,3,7,20,21).
Principales estudios científicos sobre la posible influencia de la MI en el desarrollo de la obesidad.
La evidencia de los últimos años ha confirmado la existencia de una relación directa entre la MI y el desarrollo de la obesidad.
Según el Centro Nacional de Información en Biotecnología (NCBI), perteneciente al Instituto Nacional de Salud (NIH, USA), las primeras investigaciones acerca de la obesidad y la microbiota fueron realizadas en el año 1984 y debido al beneficio que la clarificación de este tema significa para toda la comunidad científica y de salud, es que las investigaciones en esta temática han aumentado significativamente hasta el día de hoy. En el año 2004, la investigación realizada por Backhed et al. (14) fue una de las primeras en reportar la influencia de la microbiota en el desarrollo de la obesidad, aunque su investigación se basó en pruebas llevadas a cabo en ratas. Exactamente, los investigadores introdujeron una porción de MI de ratas corrientes en ratas sin bacterias y hallaron un aumento de casi 50% de tejido adiposo en estas últimas, sin observarse una ingesta calórica elevada en el grupo que reportó tal incremento. A partir de esa publicación, comenzó a analizarse exhaustivamente la influencia de la microbiota en el desarrollo de la obesidad y sus mecanismos de acción. Posteriormente, en el año 2010, investigadores del Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington (USA), analizaron la microbiota en ratas obesas, las cuales reportaron mayor proporción de bacterias Firmicutes y 50% menos cantidad de Bacterioidetes y por el contrario, en las ratas de peso normal prevalecían las Bacterioidetes, aun siendo alimentadas de igual manera ambos grupos de ratas. Este hallazgo fue sorprendente para los científicos, por lo cual se replicó el análisis en voluntarios humanos de diferente estado nutricional basados en su IMC y se demostró nuevamente que las bacterias Firmicutes se encontraban aumentadas en personas con exceso de grasa y por el contrario, las especies Bacteroidetes se hallaron disminuidas en dichos participantes, pero en concentraciones aumentadas en las personas de peso normal. Asimismo, la microbiota de los voluntarios con obesidad demostró modificaciones en cuanto a su composición, luego de seguir una alimentación hipocalórica, la cual se asemejó a la microbiota de las personas con estado nutricional normal, basado en el predominio de Bacteroidetes sobre Firmicutes (23). Resultados similares fueron hallados por Ruiz et al. (24) quienes analizaron la influencia de la microbiota tanto en animales como en humanos y en ambos casos hallaron una variación en la relación de bacterias Firmicutes/Bacterioidetes en el objeto de estudio con obesidad. Las bacterias Firmicutes fueron las que predominaban en sujetos con exceso de tejido adiposo y la proporción entre ambas bacterias logró regularizarse cuando el individuo perdió peso, indistintamente de la dieta que siguió para lograrlo. Por este motivo, los autores concluyeron que la microbiota de ratas y humanos obesos se encuentra compuesta por genes asociados al almacén de energía corporal. Del mismo modo, personas de estado nutricional normal, que fueron intervenidas mediante una alimentación de características occidentales por ocho semanas, demostraron reducción de Bacterioidetes y elevada concentracón de Firmicutes (3). Por su parte, Ley et al. (13) también analizaron la composición de la MI en humanos de diferente estado nutricional. Exactamente hallaron que en personas con obesidad se reportaba un elevado porcentaje de bacterias Firmicutes en relación a las Bacteroidetes. En cuanto a la diversidad de especies, en personas con obesidad se observaron aumentadas las especies Bacteroides, Ruminococcus, Campylobacter y Staphylococcus, mientras que en participantes de peso normal, las especies predominantes fueron Lactobacillus, Bifidobacterium, Akkermansia y Faecalibacterium. Asimismo, en los sujetos obesos se evidenció que en relación a la composición de la microbiota, se puede observar mayor tejido adiposo, con desarrollo de dislipemias, IR y estados de inflamación crónica y se asoció esa patogenia con la fermentación de carbohidratos no digeribles por parte de la microbiota y la posterior producción de AGCC (13). Estos cambios en la microbiota pueden promover una reducción de la integridad de sus funciones principales, con un evidente deterioro de su túnica mucosa e incremento del estrés oxidativo (23).
También se estudió la influencia de la alimentación en la MI. Kong et al. (25) realizaron un estudio en donde analizaron personas con obesidad, las cuales fueron divididas en tres grupos y cada uno siguió una dieta particular. De ese modo, se observó notablemente que el grupo que se alimentó con alto consumo de azúcares refinados y baja ingesta de alimentos ricos en fibra presentó el patrón de inflamación de mayor gravedad, así como una MI de baja proliferación y variedad de especies, contrariamente al grupo que se alimentó con amplia variedad de alimentos ricos en fibra y baja ingesta de azúcares simples, el cual fue el que presentó una microbiota de mejores características, con proliferación y diferentes especies en forma abundante. Estos hallazgos demostraron que la alimentación se relaciona en forma directa con la salud de la microbiota y con los marcadores inflamatorios asociados con trastornos metabólicos, como la obesidad (25). De igual manera, se estudió la relación entre la microbiota y la alimentación, con una intervención realizada en individuos con sobrepeso y obesidad, quienes se alimentaron de forma opuesta. Así es que los participantes que se alimentaron con abundantes grasas y carbohidratos demostraron una relación de Firmicutes, Enterobacteriaceae y Bacterioidetes alterada, siendo las primeras más abundantes que las Bacterioidetes, mientras que en los participantes que siguieron una dieta con predominio de alimentos vegetales se halló una prevalencia de Bacterioidetes sobre las Firmicutes y Enterobacteriaceae, lo que dejó en claro la posibilidad de generar modificaciones de la microbiota a través de intervenciones alimentarias (23). En estudios de observación realizados en países con distintos patrones de alimentación, se halló que las dietas altas en fibra, promueven la proliferación de bacterias Bacterioidetes, en contraste con las dietas altas en grasas, proteínas y azúcares refinadas, en donde se observaron mayor número de bacterias Firmicutes (2). También se analizó la nutrición de un grupo de personas de espacios rurales que basaban su nutrición en alimentos ricos en fibra y bajos en grasa y presentaron una microbiota heterogénea y muy abundante, con predominio de microorganismos beneficiosos y contrariamente, se analizó la alimentación de personas de áreas industriales, en donde predominaron los alimentos ricos en proteínas y lípidos y de gran aporte calórico. Estos últimos presentaron una microbiota menos abundante y menos diversa (21). En cuanto a los carbohidratos, su influencia sobre la microbiota se relacionó principalmente con el tipo de glúcidos ingeridos y la cantidad de los mismos. Se demostró que aquellos participantes que consumieron carbohidratos en cantidades disminuidas, las Bifidobacterias y el subtipo Clostridium disminuyeronen forma significativa. También se ha asociado mayor proporción de bacterias Firmicutes en grupos de personas con dieta estilo occidental, es decir, con mayor consumo de proteínas animales y grasas saturadas. La asociación principal entre una dieta alta en grasas y el desarrollo de actividades inflamatorias, se estima en la disminución significativa de Bibidofacterium y mayor proporción de toxinas circulantes por el torrente sanguíneo (7). Otro estudio que analizó la relación dietaria con respecto a la salud de la microbiota fue realizado por Wit et al. (26), quienes investigaron la influencia de una dieta alta en grasas de origen vegetal. Observaron que los aceites modificaban la microbiota en forma diferente. Los participantes que consumieron aceite de palma demostraron una proliferación mayor de las bacterias Firmicutes, a diferencia de los participantes que consumieron aceites de girasol y oliva, quienes demostraron mayor proliferación de Bacterioidetes. Estos resultados evidenciaron que el consumo elevado de grasa saturada, promueve las actividades asociadas con el metabolismo de los lípidos en intestino delgado, lo cual se vincula con mayor concentración de lípidos como agentes de las modificaciones en la microbiota, lo que se halló asociado con un incremento de tejido adiposo, de peso corporal y de triglicéridos hepáticos, mientras que no se observó esta asociación en los participantes que consumieron aceites fuente de ácidos grasos insaturados (26). Otro estudio realizado, también evidenció que una dieta con elevado consumo de lípidos impacta directamente en la composición de la MI, disminuyendo ampliamente las Bacterioides y aumentando las Firmicutes y Proteobacterias, como así también promueve la elaboración de citosinas, favoreciendo una hiperinsulinemia y mayor producción y depósito de lípidos en hígado y tejido graso (7). Por lo tanto, los autores manifestaron que la MI es influenciada por la composición dietaria de las personas. Se ha hallado proliferación de bacterias patógenas cuando la dieta presenta exceso de grasas, glúcidos simples y proteínas. Ese desequilibrio bacteriano, se asocia con aumento de actividades inflamatorias, las cuales se encuentran involucradas en el desarrollo de ECNT como obesidad (16). 
Debido a la búsqueda de estrategias que colaboren con el mantenenimiento de la MI en óptimas condiciones para su funcionamiento normal, es que se ha estudiado el efecto de determinados alimentos en cuanto a la regulación de las características de la microbiota y su influencia en la obesidad, entre los cuales se hallan los alimentos fuente de probióticos y prebióticos. Herrero (2018) probó que la incorporación de probióticos en pacientes con obesidad, resultó positivo para la MI, en cuanto a la composición de sus bacterias y a la proliferación de las mismas, destacándose entre ellas las de carácter beneficioso (2). Por otro lado, en una revisión sistemática donde se analizaron 15 estudios que evaluaron los efectos de suplementación con probióticos en pacientes obesos, demostró que su incorporación en la dieta, produjo descensos de peso significativos en los participantes, así como su IMC. Del mismo modo, en otro estudio donde se analizaron 12 ensayos, se demostró que la inclusión de probióticos en los participantes con obesidad mostraron mejores resultados en cuanto a las concentraciones de lípidos plasmáticos (2). Asimismo, ha sido evidenciado que el consumo de probióticos se relaciona con una mayor proliferación de bacterias beneficiosas y reducción de bacterias perjudiciales o patógenas, con la consecuente disminución de endotoxinas, relacionadas estrechamente con el desarrollo de obesidad e IR. Igualmente, un análisis llevado a cabo en sujetos obesos, a los cuales se les administró leche fermentada con un género de Lactobacillus por un mes, demostraron menor hipertrofia e hiperplasia de las células adiposas, además de hallarse disminuida la segregación de Leptina (2). Otro estudio llevado a cabo, mediante la aplicación de un compuesto con diversos probióticos en participantes obesos demostró optimizar la acumulación de grasa hepática y la IR asociada con ese cuadro. De igual manera, los prebióticos han sido asociados con beneficios causados por los compuestos de su fermentación intestinal, lo cual genera AGCC y la promoción de la diferenciación celular en colon, con incremento de la elaboración de GLP-1, otorgando mayor sensación de plenitud y protección ante el exceso de tejido adiposo (27). En los estudios analizados en la investigacion de Suárez (7), se halló que los participantes que consumieron probióticos y prebióticos demostraron incremento de bacterias Gram Positivas en su MI, disminuyendo los lipopolisacáridos y la IR. También se evidenció disminución de los valores de triglicéridos sanguíneos, así como una reducción de peso significativa. Por otro lado, se demostraron menores concentraciones de citocinas en el grupo intervenido. En otro artículo analizado por el autor, en participantes obesos que fueron suplementados con probióticos, se halló una disminución significativa del porcentaje de masa grasa, adiposidad abdominal e IMC (7). Un meta análisis llevado a cabo, en donde se introdujeron alimentos fuente de probióticos en personas obesas, demostraron una reducción importante de peso corporal, IMC y porcentaje de masa grasa (21). Los autores aquí citados, coinciden en que es posible la regulación de la flora intestinal mediante la alimentación y es considerada una metodología de tratamiento y prevención eficaz ante afecciones inflamatorias, como la obesidad. Es en este contexto, donde toman protagonismo los alimentos fuente de probióticos y prebióticos, los cuales han demostrado conformar un recurso muy efectivo y seguro al momento de recomponer y mejorar la composición de la MI (21).
Esta evidencia sugiere que la alimentación posee un rol significativo en cuanto a la influencia sobre la composición de la MI en personas sanas y obesas, sin embargo, gran parte de los estudios existentes y hallados han basado sus investigaciones en las concentraciones y variedad de bacterias intestinales, más allá que en el tracto gastrointestinal existen otros microorganismos que conforman la microbiota. Sin embargo, a partir del año 2016, las investigaciones comenzaron a analizar algunos organismos nuevos asociados con la MI. Un reciente descubrimiento ha sido el rol de la bacteria Akkermansia muciniphila en la salud intestinal. Su papel aún se encuentra en estudio, pero se relaciona su proliferación en la microbiota con una mayor protección ante eventos inflamatorios (28), por lo que abre la posibilidad de nuevas investigaciones relacionadas con bacterias de nuevos géneros y su influencia en la MI y por ende, con la prevención y tratamiento de los diferentes trastornos asociados (23).
Asimismo, diversos autores referidos manifestaron que la constitución de la microbiota durante la edad infantil, es el patrón determinante que definirá la composición y respuesta de la microbiota durante toda la vida. La leche materna es el principal factor que nutrirá la flora intestinal del niño de bacterias beneficiosas y prebióticos, por lo cual aquellas personas que no reciben una adecuada lactancia materna, poseen elevadas probabilidades de desarrollar trastornos metabólicos en el futuro (24).
A modo de conclusión, los estudios citados asocian la obesidad con la disbiosis de la microbiota, lo que se encuentra vinculado con una alimentación con predominio de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares refinados, principalmente, lo que se asocia con menor proliferación y heterogeneidad bacteriana de la microbiota. Asimismo un bajo consumo de fibra y alimentos con carbohidratos no digeribles daña la función de barrera de la microbiota, con la consecuente multiplicación de endotoxinas, las cuales favorecen el aumento de los lipopolisacáridos, así como un cuadro de inflamación crónico, asociado con el progreso de la obesidad (10). Sin embargo, ante la alta prevalencia de esta patología,se ha evidenciado la existencia de alimentos que pueden servir como tratamiento, por su aparente efecto protector y reconstructivo de la MI. Los probióticos y prebióticos, además, han demostrado su efectividad en cuanto a la reducción de parámetros relacionados con la obesidad, como peso corporal, porcentaje de masa grasa e IMC, fundamentalmente (2).
Objetivos.
Ojetivo General.
El objetivo del presente trabajo es estudiar la influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad.
Objetivos Específicos.
Analizar como influye la alimentación en la microbiota intestinal y como se relaciona con la obesidad.
Identificar la existencia de otros factores que pueden influir en la microbiota intestinal en personas con obesidad.
Estudiar la influencia de los probióticos y prebióticos en la microbiota intestinal y sus efectos en la obesidad.
Metodología.
En este apartado se describió en forma detallada la metodología empleada para la recopilación de bibliografía necesaria y adecuada para la realización del presente trabajo. Se especificaron las bases de datos consultadas y los distintos buscadores utilizados, así como los criterios de inclusión y exclusión aplicados. También se puntualizaron los descriptores y palabras claves empleadas y los operadores lógicos booleanos incluidos en las pesquisas.
Tipo de estudio.
El estudio consiste en una revisión bibliográfica de la literatura científica disponible, fundamentalmente de los últimos ocho años (2012-2020) sobre la influencia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad, centrándonos en estudios controlados aleatorizados o Randomized Controlled Trial (RCT), revisiones sistemáticas y meta análisis, por el nivel de evidencia científica que este tipo de estudios proporcionan (29) y a su vez, se analizaron revisiones bibliográficas similares al presente trabajo, que permitieron contrastar los resultados hallados en este TFG.
Estrategia de búsqueda.
Para la realización de este trabajo, se llevó a cabo una extensa búsqueda en las siguientes bases de datos: PubMed, Scielo y Cochrane. También se consultaron páginas web de diferentes organismos oficiales y se tuvo en cuenta la fiabilidad de su origen. Además fue de gran utilidad el buscador convencional de Google Chrome, el cual ha servido de nexo en el hallazgo de documentos de consenso y también se utilizó la biblioteca virtual de la universidad.
Los criterios de inclusión utilizados fueron:
Fecha de publicación a partir del año 2012, en adelante.
Ensayos clínicos aleatorizados o RCT, meta análisis y revisiones sistemáticas.
Artículos “Free Full Text”.
Artículos en idiomas inglés y español.
Artículos que coincidieron con el tema de estudio del presente trabajo.
Artículos que relacionaron la microbiota intestinal y la obesidad.
Artículos en donde se analizó el tema de estudio en humanos.
Los criterios de exclusión utilizados fueron:
Fecha de publicación anterior al año 2012.
Artículos que no cumplieron la condición “Free Full Text”
Artículos en otros idiomas diferentes al inglés y español.
Artículos que no coincidieron con el tema de estudio de este trabajo.
Artículos que no relacionaron la microbiota intestinal y la obesidad.
Artículos en donde se analizó el tema de estudio en animales. 
Las palabras clave o descriptores empleadas para llevar a cabo la búsqueda bibliográfica fueron: “Gut Microbiota”; “Obesity”. Estos descriptores se combinaron mediante el operador booleano “AND”.
La búsqueda se limitó a estudios realizados en los últimos ocho años, exclusivamente en humanos mayores de edad de ambos sexos. Además, se realizó una búsqueda manual revisando la bibliografía de los artículos encontrados.
La estrategia de búsqueda se puede ver más detalladamente en el Anexo I.
Se elaboró un Diagrama de Flujo o Flow Chart para esquematizar el proceso de elección de los artículos seleccionados y de los excluidos, recogido en el Anexo II.
Fuentes de información.
La población que se tuvo en cuenta para la selección de artículos fueron adultos de ambos sexos, mayores de edad con obesidad.
Para la selección de dichos artículos se tuvo en cuenta que hayan sido estudios controlados aleatorizados o RCT, revisiones sistemáticas y meta análisis, por el nivel de evidencia científica que estos estudios proporcionan. También se tuvo en cuenta la relevancia de los mismos para el presente trabajo, así como la adecuación de la información allí descripta, la cual debió ajustarse a nuestros objetivos del trabajo.
La búsqueda inicial arrojó 51 artículos, a los que se le agregaron 4 artículos seleccionados de forma manual, obteniéndose un total de 55 registros. Al aplicar los criterios de inclusión y exclusión, se excluyeron un total de 34 fuentes. Finalmente quedaron 21 artículos para la realización de esta revisión bibliográfica.
Tratamiento de las fuentes de información.
Una vez que los artículos estuvieron seleccionados, se llevó a cabo el análisis y lectura profunda y crítica de cada uno, extrayendo de ese modo la información más relevante para la elaboración del presente proyecto, a través de la realización de una ficha resumen con la información más importante de cada artículo, con los siguientes datos: autor/es, año de publicación, revista o fuente, características de la investigación y resultados hallados, los cuales serán presentados en la sección de Resultados. Una vez extraída la información necesaria de cada artículo, se procedió a la redacción del presente trabajo.
Para el tratamiento de la información, resultó fundamental la utilización de diferentes programas como Microsoft Word, para llevar a cabo actividades asociadas con el procesamiento de los textos, Microsoft Excel, para la realización de fichas, en el procesamiento de los resultados e información obtenida en los estudios analizados y Traductor de Google, para el procesamiento de los textos y estudios hallados en inglés
Resultados.
MI y su influencia en el desarrollo de la obesidad.
Tabla 3. Resultados obtenidos acerca de la MI y su influencia en el desarrollo de la obesidad.
	Autor y año
	Características
	Medio
	Resultados principales
	Fava et al., 2012 
	88 adultos de ambos sexos obesos que siguieron una dieta baja en grasas y rica en CHO y fibra
	Inter. Jour. of obes
	Disminución de IMC
 Aumento de Bacterioidetes y Bifidobacterias 
	
	
	
	
	Million, et al., 2013
	263 individuos, incluidos: 134 obesos, 38 con sobrepeso, 76 magra y 15 bajo peso
	Jour. Int J Obes
	Elevada concentración de Firmicutes en participantes obesos y mayor proporción de Lactobacillus y Bacterioidetes en participantes de IMC normal
	
	
	
	
	Zhang et al., 2015
	38 adultos ambos sexos con obesidad
	Jour. EBioMedicine
	Reducción de peso e IMC.
 Disminución de bacterias potencialmente patógenas y aumento de Bifidobacterias.
	
	
	
	
	Fabian et al., 2017
	46 adultos de ambos sexos obesos, que siguieron una dieta hipocalórica durante 6 meses
	Jour. Microbiol Open. 
	Los participantes que redujeron su peso Aumento de Bacterioidetes y disminución de Fermecutes y aquellos participantes que no disminuyeron de peso la relación fue inversa.
	
	
	
	
	Davies et al., 2017
	81 adultos de ambos sexos con IMC aumentado, que siguieron dieta occidental VS. Saludable por 30 días.
	Jour. Microbiol Open. 
	Dieta occidental: mayor proporción de Firmicutes.
 Dieta saludable: mayor proporción de Bacterioidetes.
	
	
	
	
	Vuholm et al., 2017
	70 adultos de ambos sexos obesos que incorporaron una dieta rica en granos enteros durante 6 semanas
	The Jour. of Nutr.
	Reducción de peso, IMC y lípidos sanguíneos. Aumento de Bacterioidetes y Lactobacillus y disminución de bacterias patógenas.
	
	
	
	
	Kopf et al., 2018
	49 adultos de ambos sexos con IMC aumentado. La mitad siguió una dieta rica en granos enteros, frutas y vegetales y el otro grupo fue de control. Duración de 6 semanas.
	Jour. Nutr.
	Mayor proliferación de bacterias beneficiosas en el grupo de intervención, comparado con el grupo control. Disminución de peso e IMC
	
	
	
	
	Marungruang et al., 2018
	47adultos de ambos sexos con riesgo metabólico. Siguieron una dieta basada en alimentos altos en fibra por 8 semanas.
	Eur. Jour. Nutr.
	Mayor abundancia de Prevotella copri y Lactobacillus en el grupo intervenido.
	
	
	
	
Tabla 3 (continuación). Resultados obtenidos acerca de la MI y su influencia en el desarrollo de la obesidad.
	Autor y año
	Características del estudio
	Fuente
	Resultados principales
	Cândido et al., 2018
	3 estudios que analizaron los efectos de una alimentación rica en grasas en relación a una dieta equilibrada, baja en grasas, rica en carbohidratos complejos y fibra en 150 personas adultas de ambos sexos con IMC elevado.
	Inter. Jour. of food sci.nutr.
	Las dietas ricas en grasas demostraron producir disbiosis en los participantes, lo que se asoció con mayores cifras de obesidad y procesos inflamatorios. Las grasas saturadas se asocian con aumento de Firmicutes, mientras que las grasas insaturadas favorecen la proliferación de Bacterioidetes y asociación con la disminución de peso corporal.
	
	
	
	
	Roager et al., 2019.
	60 adultos de ambos sexos con riesgo metabólico. La intervención fue realizada a través de una dieta rica en fibra durante 8 semanas, con un grupo de intervención y un grupo control.
	Jour. GUT.
	No hubo cambios en relación a la sensibilidad a la insulina y la microbiota intestinal. Reducción del peso corporal y la inflamación orgánica.
	
	
	
	
Fava et al. (30) realizaron en el año 2012 un estudio RCT denominado “The Type and Quantity of Dietary Fat and Carbohydrate Alter Faecal Microbiome and Short-Chain Fatty Acid Excretion in a Metabolic Syndrome 'At-Risk' Population”, el cual trabajó con el objetivo de ´determinar la influencia de una dieta baja en grasas y altas en carbohidratos en la MI y marcadores bioquímicos´. En la intervención se trabajó con 88 adultos de ambos sexos con obesidad, los cuales siguieron una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos complejos y fibra durante 28 días. Resultados: los participantes demostraron una disminución de IMC de 10% y en su MI se evidenció un aumento de Bacterioidetes y Bifidobacterias, las cuales se relacionaron en forma directamente proporcional al descenso de peso de los participantes.
Million et al. (22) llevaron a cabo el estudio denominado “Correlation Between Body Mass Index and Gut Concentrations of Lactobacillus Reuteri, Bifidobacterium Animalis, Methanobrevibacter Smithii and Escherichia Coli”, en el año 2013, el cual trabajó con el siguiente objetivo: ´evaluar la correlación entre la concentración bacteriana de la MI y el IMC´. Este RCT trabajó con 263 individuos, de los cuales 134 eran obesos, 38 poseían sobrepeso, 76 personas tenían un IMC normal y 15 se encontraban ubicadas en el rango de bajo peso. Resultados: hallaron mayor concentración de bacterias Firmicutes en los participantes obesos y con sobrepeso, a diferencia de las personas de peso normal, quienes demostraron mayor concentración de Bacterioidetes y Lactobacillus. Es decir, que existe una correlación entre las proporciones de ciertas bacterias con el IMC.
En el año 2015, Zhang et al. (31) llevaron a cabo el estudio “Dietary Modulation of Gut Microbiota Contributes to Alleviation of Both Genetic and Simple Obesity in Adults”, en el cual el principal objetivo fue: ´estudiar los cambios en la MI luego de una dieta reducida en energía y rica en fibra´. En este RCT participaron 38 adultos de ambos sexos con obesidad, quienes siguieron una dieta de energía reducida y rica en fibra, basada en granos integrales durante 30 días. Resultados: se evidenció una disminución de bacterias potencialmente perjudiciales y aumento de Bifidobacterias, con disminución de peso e IMC.
Fabian et al. (32) en el año 2017 publicaron su investigación de nombre “Abstract P4-13-03: Changes in the gut microbiome of 2 weeks after initiating a structured weight loss intervention”, la cual perseguía el siguiente objetivo: ´estudiar los efectos de una dieta hipocalórica e hipograsa en la MI”. Este RCT trabajó con 46 adultos de ambos sexos con obesidad, los cuales siguieron por 6 meses, una dieta de 1200 kcal. Resultados: se halló un aumento de Bacteroidetes y disminución de Firmicutes en participantes cuya pérdida de peso fue > 10%, en cambio se halló disminución de Bacteroidetes y aumento de Firmicutes en participantes cuya pérdida de peso fue < 10%.
Davis et al.(33) en el año 2017 analizaron los cambios en la MI luego de la ingesta de una dieta occidentalizada en 81 adultos de ambos sexos con IMC aumentado, en su trabajo denominado “Gut Microbiome Diversity Influenced More by the Westernized Dietary Regime Than the Body Mass Index as Assessed Using Effect Size Statistic”, en el cual la mitad de los participantes se alimentaron con alto consumo de cereales refinados, carnes y bajo consumo de frutas, vegetales y granos enteros, y la otra mitad de los participantes se alimentaron en forma contraria, durante 30 días. Resultados: la relación Firmicutes/Bacterioidetes fue diferente en ambos grupos, observándose que en participantes que siguieron la dieta occidentalizada demostraron mayor proporción de Firmicutes, contrariamente al grupo que siguió la dieta saludable, quienes demostraron mayor proporción de Bacterioidetes. La dieta occidentalizada es un factor crítico para causar disbiosis en la MI de las personas.
Vuholm et al. (34) en el año 2017, llevó a cabo un RCT denominado “Whole-Grain Rye and Wheat Affect Some Markers of Gut Health Without Altering the Fecal Microbiota in Healthy Overweight Adults: A 6-Week Randomized Trial”, en el cual estudiaron los cambios en la MI y en marcadores metabólicos de 70 participantes obesos, luego de incorporar una dieta rica en granos enteros durante 6 semanas. Resultados: se demostró una disminución de bacterias patógenas y mayor colonización de bacterias benéficas (Bacterioidetes y Lactobacillus). También se observó disminución de IMC, peso corporal y lípidos sanguíneos.
Kopf et al. (35) llevaron a cabo en el año 2018 un RCT denominado “Role of Whole Grains Versus Fruits and Vegetables in Reducing Subclinical Inflammation and Promoting Gastrointestinal Health in Individuals Affected by Overweight and Obesity: A Randomized Controlled Trial”, el cual persiguió el siguiente objetivo: ´estudiar como influye la ingesta de granos enteros, frutas y vegetales en los marcadores inflamatorios y la microbiota intestinal´. Participaron 49 adultos de ambos sexos con IMC elevado, a los cuales se los dividió en dos grupos. Uno fue el grupo intervenido y el otro fue el grupo control. La intervención tuvo una duración de 6 semanas. Resultados: se evidenció un aumento significativo en la diversidad de las bacterias beneficiosas en el grupo que fue intervenido, en comparación con el grupo control. También se halló disminución de peso corporal y mejora de marcadores inflamatorios.
Marungruang et al. (36) estudiaron en el año 2018 la microbiota intestinal antes y después de una intervención dietética de 8 semanas con una alimentación con diversos alimentos ricos en fibra (avena, cebada, centeno, bayas). El RCT se llamó “Improvement in Cardiometabolic Risk Markers Following a Multifunctional Diet Is Associated With Gut Microbial Taxa in Healthy Overweight and Obese Subjects” y en él participaron 47 adultos de ambos sexos con riesgo metabólico. Se trabajó con dos grupos: uno que fue intervenido con ingesta de la dieta con inclusión de los alimentos descriptos y otro grupo de control. Resultados: no se observaron diferencias en cuanto a composición de la microbiota intestinal a niveles taxonómicos de phylum o género, mientras que si se observó mayor abundancia de Prevotella copri y Lactobacillus en el grupo intervenido.
Cândido et al. (37) realizaron una revisión sistemática en el año 2018, denominada “Impact of Dietary Fat on Gut Microbiota and Low-Grade Systemic Inflammation: Mechanisms and Clinical Implications on Obesity”, en donde se analizaron 3 estudios que estudiaron los efectos de una alimentación rica en grasas en relación a unadieta equilibrada, baja en grasas, rica en carbohidratos complejos y fibra en 150 personas adultas de ambos sexos con IMC elevado. Resultados: las dietas ricas en grasas demostraron producir disbiosis en los participantes, lo que se asoció con mayores cifras de obesidad y procesos inflamatorios. Las grasas saturadas se asocian con aumento de Firmicutes, mientras que las grasas insaturadas favorecen la proliferación de Bacterioidetes y asociación con la disminución de peso corporal.
Roager et al. (38) analizaron en el año 2019, a través del estudio “Whole Grain-Rich Diet Reduces Body Weight and Systemic Low-Grade Inflammation Without Inducing Major Changes of the Gut Microbiome: A Randomised Cross-Over Trial”, los efectos de una dieta integral sobre la microbiota intestinal y la sensibilidad a la insulina, así como otros marcadores de la salud metabólica en 60 adultos de ambos sexos con riesgo metabólico. La intevención fue realizada durante 8 semanas, con un grupo de intervención y un grupo control. Resultados: la dieta de granos integrales no alteró la sensibilidad a la insulina y la microbiota intestinal, pero redujo el peso corporal y la inflamación orgánica.
Probióticos como moduladores de la MI y su asociación con la obesidad.
Tabla 4. Resultados obtenidos acerca de la modulación de la MI a través de los probióticos y prebióticos y su asociación con la obesidad.
	Autor y año
	Características del estudio
	Fuente
	Resultados principales
	Rebello et al., 2015
	30 individuos con sobrepeso y obesidad mayores de edad. Se trabajó con 2 grupos de participantes: intervención y grupo control. La intervención tuvo una duración de 4 semanas.
	Jour. Obes. Compl.
	El grupo intervenido mejoró la tolerancia a la glucosa en sangre y aumentó la saciedad, pero no se hallaron diferencias significativas en cuanto a la sensibilidad a la insulina, marcadores fecales de la microbiota intestinal, hormonas de saciedad plasmática y concentraciones lipídicas en ambos grupos.
	
	
	
	
	Han et al., 2015
	La intervención incluyó la ingesta de 180 g/d de kimchi fermentado para analizar su impacto sobre los parámetros metabólicos y la obesidad luego de 8 semanas en 24 adultos de ambos sexos con obesidad.
	Jour. Food & function. 
	Disminución en la relación Firmicutes/Bacterioidetes con aumento Bacteroides y Prevotella. Disminución de peso corporal, IMC, masa grasa y circunferencia de cintura.
	
	
	
	
Tabla 4 (continuación). Resultados obtenidos acerca de la modulación de la MI a través de los probióticos y prebióticos y su asociación con la obesidad.
	Autor y año
	Características del estudio
	Fuente
	Resultados principales
	Lambert et al., 2016
	Inclusión de un compuesto probiótico para analizar sus efectos en la MI de 50 participantes obesos y sus cambios corporales durante 12 semanas.
	Jour. Clin. Nutr. 
	No se evidenciaron cambios significativos en la MI. Reducción de peso en los participantes intervenidos.
	
	
	
	
	Stenman et al., 2016
	225 participantes de IMC aumentado. Se trabajó con dos grupos: uno que fue intervenido con ingesta de probióticos con fibra y otro sin fibra, durante 6 meses.
	Jour. Ebio Med.
	Reducción de Firmicutes y aumento de Bacterioidetes
Normalización de la masa grasa corporal y circunferencia de la cintura en los participantes intervenidos.
	
	
	
	
	Nicolucci et al., 2017
	42 participantes con obesidad y sobrepeso. Se trabajó con dos grupos. Uno fue el intervenido por medio de la incorporación de inulina con oligofructosa y el otro grupo fue de control por 16 semanas.
	Jour. Gastr.
	Aumento de Bifidobacterium spp y disminución de Bacteroides vulgatus, con reducción de peso, IMC y masa grasa
	
	
	
	
	Seganfredo et al., 2017
	15 estudios de intervención donde estudiaron los efectos de la manipulación de la microbiota a través de un compuesto de probióticos en adultos de ambos sexos con síndrome metabólico.
	Jour. Obes
	Disminución de peso corporal.
Aumento de butirato y optimización de la barrera intestinal.
	
	
	
	
	Crovesy et al., 2017
	Revisión sistemática en donde se evaluaron trabajosos realizados con Lactobacillus y sus efectos sobre la pérdida de peso y la masa grasa en personas con sobrepeso y obesidad.
	Inter. Jour. of obes.
	Disminución de peso y masa grasa. Aumento de bacterias Bacterioidetes en personas con sobrepeso.
	
	
	
	
	Dror et al., 2017
	5 estudios que analizaron la toma de un suplemento de Lactobacillus durante 2 a 3 meses con 2,7 x 10¹⁰ UCF/d en participantes con obesidad.
	Jour. Microb. pathog.
	Reducción de peso significativa.
Mejor relación de bacterias Firmicutes/Bacterioidetes a medida que los participantes normalizaban su IMC.
	
	
	
	
	Pedret et al., 2018
	Efectos de un extracto de Ba8145 sobre la acumulación de grasa visceral abdominal en 129 personas de ambos sexos con obesidad y la composición de su MI.
	Inter. Jour. of Obes. 
	Aumento de las proporciones de Akkermansia spp., la cual se encuentra inversamente relacionada con el peso.
Disminución de IMC y grasa abdominal
	
	
	
	
Tabla 4 (continuación). Resultados obtenidos acerca de la modulación de la MI a través de los probióticos y prebióticos y su asociación con la obesidad.
	Autor y año
	Características del estudio
	Fuente
	Resultados principales
	Chambers et al., 2019
	12 pacientes adultos de ambos sexos con obesidad. Se trabajó con 2 grupos. El de intervención, al cual se le indicó un compuesto de 20 g de inulina y celulosa diarios y otro grupo control. La intervención tuvo una duración de 42 días.
	Jour. GUT.
	Mayor proliferación de bacterias beneficiosas (Lactobacillus y Bacterioidetes) y disminución de bacterias potencialmente patógenas.
	
	
	
	
	Depommier et al., 2019
	32 personas de ambos sexos con sobrepeso y obesidad. Se trabajó con 2 grupos de estudio. Uno, fue intervenido mediante la suplementación oral con la bacteria A. muciniphila por 3 meses y el otro grupo fue de control. 
	Jour. Not. Med.
	Mayor sensibilidad a la insulina, menor colesterol sanguíneo, así como menor peso corporal y también redujo marcadores sanguíneos relevantes para la disfunción hepática y la inflamación
	
	
	
	
Rebello et al. (39) en el año 2015, analizaron los efectos de un modulador de microbioma gastrointestinal con inulina, β-glucano, antocianinas de arándano y polifenoles de arándano en parámetros metabólicos, marcadores fecales de microbiota intestinal y saciedad en 30 individuos con sobrepeso y obesidad mayores de edad. El RCT se llamó “Gastrointestinal Microbiome Modulator Improves Glucose Tolerance in Overweight and Obese Subjects: A Randomized Controlled Pilot Trial”. Se trabajó con 2 grupos de participantes, de intervención y grupo control. La intervención tuvo una duración de 4 semanas. Resultados: el grupo intervenido mejoró la tolerancia a la glucosa en sangre y aumentó la saciedad, pero no se hallaron diferencias significativas en la sensibilidad a la insulina, ni los marcadores fecales de la microbiota intestinal, las hormonas de saciedad plasmática o las concentraciones de lípidos en suero entre los grupos.
Han et al. (40) realizaron un estudio de RCT en el año 2015, denominado “Rehmannia Glutinosa Reduced Waist Circumferences of Korean Obese Women Possibly Through Modulation of Gut Microbiota”, en el cual analizaron el impacto de kimichi sobre los parámetros metabólicos y la obesidad. La intervención incluyó la ingesta de 180 g/d de kimchi (plato tradicional coreano) fermentado para analizar su impacto sobre los parámetros metabólicos y la obesidad luego de 8 semanas en 24 adultos de ambos sexos con obesidad. Resultados: se evidenció una optimización en la relación Firmicutes/Bacterioidetes con aumento de Bacteroides y Prevotella, así como disminución de peso corporal, IMC, porcentaje de grasa corporal y circunferencia de cintura.
Lambert et al. (41) llevaron a cabo en el año 2016 el estudio “Consuming Yellow Pea Fiber Reduces Voluntary Energy Intake and Body Fat in Overweight/Obese Adults in a 12-week Randomized Controlled Trial”, en donde analizaron los efectos de un

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