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DIAGNÓSTICO SÉPTIMO

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COLEGIO NICOLÁS BUENAVENTURA 
INSTITUCIÓN EDUCATIVA DISTRITAL 
 
 
 
EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA GRADO SÉPTIMO 
DOCENTE: NATALY VIEIRA DIAZ 
 
 Lee con atención el siguiente cuento y contesta las preguntas 1 a 7. 
El príncipe malvado 
 
Érase una vez un príncipe perverso y arrogante, cuya única ambición consistía en conquistar todos los países de la Tierra y hacer que 
su nombre inspirase terror. Avanzaba a sangre y fuego; sus tropas pisoteaban los sembradíos en los campos e incendiaban las casas 
de los labriegos. Las llamas lamían las hojas de los árboles, y los frutos colgaban quemados de las ramas carbonizadas. Más de una 
madre se había ocultado con su hijito desnudo tras los muros humeantes; los soldados la buscaban, y al descubrir a la mujer y su 
pequeño daban rienda suelta a un gozo diabólico; ni los propios demonios hu- bieran procedido con tal perversidad. El príncipe, sin 
embargo, pensaba que las cosas marchaban como debían marchar. Su poder aumentaba de día en día, su nombre era temido por 
todos, y la suerte lo acompañaba en todas sus empresas. De las ciudades conquistadas se llevaba grandes tesoros, con lo que 
acumuló una cantidad de riquezas que no tenía igual en parte alguna. Mandó construir magníficos palacios, templos y galerías, y 
cuantos contemplaban toda aquella grandeza, exclamaban: «¡Qué príncipe más grande!». Pero no pensaban en la miseria que había 
llevado a otros pueblos, ni oían los suspiros y las lamentaciones que se elevaban de las ciudades calcinadas. 
El príncipe consideraba su oro, veía sus soberbios edificios y pensaba, como la multitud: «¡Qué gran príncipe soy! Pero aún quiero 
más, mucho más. Es necesario que no haya otro poder igual al mío, y no digo ya superior». Se lanzó a la guerra contra todos sus 
vecinos, y a todos los venció. Dispuso que los reyes derrotados fuesen atados a su carroza con cadenas de oro, andando detrás de ella a 
su paso por las calles. Y cuando se sentaba a la mesa, los obligaba a echarse a sus pies y a los de sus cortesanos, y a recoger las migajas 
que les arrojaba. 
Luego dispuso el príncipe que se erigiese su estatua en las plazas y en los palacios reales. Incluso pretendió tenerla en las iglesias, 
frente al altar del Señor. Pero los sacerdotes le dijeron: 
—Príncipe, eres grande, pero Dios es más grande que tú. No nos atrevemos. 
—¡Pues bien! —dijo el perverso príncipe—. Entonces venceré a Dios. 
Y en su soberbia y locura mandó construir un ingenioso barco, capaz de navegar por los aires. Exhibía todos los colores de la cola del 
pavo real y parecía tener mil ojos, pero cada ojo era un cañón. El príncipe, instalado en el centro de la nave, solo tenía que oprimir un 
botón, y mil balas salían disparadas; los cañones se cargaban por sí mismos. A proa fueron enganchadas centenares de poderosas águilas, 
y el barco emprendió el vuelo hacia el Sol. La Tierra iba quedando muy abajo. Primero se vio, con sus montañas y bosques, semejante 
a un campo arado, en que el verde destaca de las superficies removidas; luego pareció un mapa plano, y finalmente quedó envuelta en 
niebla y nubes. Las águilas ascendían continuamente. Entonces Dios envió a uno de sus innumerables ángeles. El perverso príncipe 
lo recibió con una lluvia de balas, que volvieron a caer como granizo al chocar con las radiantes alas del ángel. Una gota de sangre, 
una sola, brotó de aquellas blanquísimas alas, y la gota fue a caer en el barco en que navegaba el príncipe. Dejó en él un impacto de 
fuego, que pesó como mil quintales de plomo y precipitó la nave hacia la Tierra con velocidad vertiginosa. Se quebraron las 
resistentes alas de las águilas, el viento zumbaba en torno a la cabeza del príncipe, y las nubes —originadas por el humo de las 
ciudades asoladas— adqui- rieron figuras amenazadoras: cangrejos de millas de extensión, que alargaban hacia él sus robustas pinzas, 
peñascos que se desplomaban, y dragones que despedían fuego por las fauces. Medio muerto yacía él en el barco, el cual, finalmente, 
quedó suspendido sobre las ramas de los árboles del bosque. 
—¡Quiero vencer a Dios! —gritaba—. Lo he jurado, debe hacerse mi voluntad. 
Y durante siete años estuvieron construyendo en su reino naves capaces de surcar el aire y forjando rayos de durísimo acero, pues se 
proponía derribar la fortaleza del cielo. Reunió un inmenso ejército, formado por hombres de todas sus tierras. Era tan numeroso, que 
puestos los soldados en formación cerrada, ocupaban varias millas cuadradas. La tropa embarcó en los buques, y él se disponía a 
subir al suyo, cuando Dios envió un enjambre de mosquitos, uno solo, y nada numeroso. Los insectos rodearon al príncipe, le 
picaron en la cara y las manos. Él desenvainó la espada, pero no hacía sino agitarla en el aire hueco, sin acertar un solo mosquito. 
Ordenó entonces que tejiesen tapices de gran valor y lo envolviesen en ellos; de este modo no le alcanzaría la picadura de ningún 
mosquito; y se cumplió su orden. Pero un solo insecto quedó dentro de aquella envoltura, e, introduciéndose en la oreja del 
príncipe, le clavó el aguijón, produciéndole una sensación como de fuego. El veneno le penetró en el cerebro, y, como loco, se 
despojó de los tapices, rasgó sus vestiduras y se puso a bailar desnudo ante sus rudos y salvajes soldados, los cuales estallaron en 
burlas contra aquel insensato que había pretendido vencer a Dios y había sido vencido por un ínfimo mosquito. 
 
Hans Christian Andersen (1805-1875). 
 
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN DEL DISTRITO 
Resolución No. 110248 de Julio 31 de 2015 DANE 211769003152 NIT 830.064.259-6 
 
 
1. Completa el siguiente esquema. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2. ¿Cómo te imaginas al príncipe malvado? Escribe y dibuja su retrato. 
 
Príncipe malvado 
Ayudantes del 
antagonista 
 
Antagonista 
Ayudantes del 
protagonista 
 
Protagonista 
Deseo 
del protagonista 
llamas - soberbia - árbol - maldad - perversidad - locura - espada - galerías 
3. En el siguiente cuadro, escribe las pruebas que debe superar el protagonista para alcanzar su principal deseo y la forma 
como intenta superarlas. 
 
Pruebas Intentos de superarlas 
 
 
 
 
4. ¿Crees que el desenlace del cuento es ejemplarizante? Justifica tu respuesta. 
 
 
 
 
 
 
 
5. Escribe el sustantivo común que englobe los siguientes sustantivos propios. 
Evo Morales, Juan Manuel Santos, Barack Hussein Obama, Felipe Calderón. 
Tierra, Saturno, Marte, Venus. 
6. Clasifica algunos de los sustantivos que aparecen en el cuento de Andersen en el siguiente cuadro. 
 
 
Sustantivos concretos Sustantivos abstractos 
 
 
 
 
 
7. Escribe el sustantivo colectivo de los siguientes sustantivos individuales. 
 
Sustantivo individual Sustantivo colectivo 
Soldado 
 
Insecto 
 
Barco 
 
asonante - versos - oraciones - párrafos - consonante - estrofas 
Lee el siguiente poema y contesta las preguntas 8 a 10. 
 
 
Madre, madre, tú me besas, 
pero yo te beso más, 
y el enjambre de mis besos 
no te deja ni mirar... 
 
Si la abeja se entra al lirio, 
no se siente su aletear. 
Cuando escondes a tu hijito ni 
se le oye respirar... 
 
Yo te miro, yo te miro 
sin cansarme de mirar, y 
qué lindo niño veo 
a tus ojos asomar... 
 
Caricia 
 
 
 
El estanque copia todo lo 
que tú mirando estás; 
pero tú en las niñas tienes a 
tu hijo y nada más. 
 
Los ojitos que me diste me 
los tengo que gastar en 
seguirte por los valles, por 
el cielo y por el mar... 
 
Gabriela Mistral, En verso y prosa. Antología, 
Lima, Santillana Ediciones generales, 2010, p. 182. 
 
8. Completa el siguiente texto con algunas palabras del recuadro. 
 
 
El anterior poema está compuesto por cinco de cuatro , los cuales tienen una rima 
 , porque se basa en la repetición de vocales, a partir de la última vocal tónica del verso. 
 
9. Marca con una 7 la opción correcta. 
El anterior poema expresa: 
A. el inmenso amorque siente un hijo por su madre. 
B. la importancia del amor de una madre por su hijo. 
10. Marca con una 7 el grado de los siguientes adjetivos. 
 
 
C. la protección que una madre debe darle a su hijo. 
D. cómo un hijo le da besos y caricias a su madre. 
 
 Grado del adjetivo 
Adjetivo Positivo Comparativo Superlativo 
Ojitos lindos 
 
Mujer hermosísima 
 
Niño más hermoso 
 
Los malos hábitos 
 
El hombre superior 
 
El ínfimo daño 
 
Lee con atención los siguientes textos y contesta las preguntas 11 a 14. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
José Javier Alfaro. 
11. De los anteriores textos, tres no tienen título. ¿Qué título le pondrías a cada uno? 
 
 
 
 
 
12. Lee las siguientes afirmaciones y determina si son verdaderas, con una V o si son falsas, con una F. 
 
Los anteriores textos son composiciones poéticas. 
Los textos de Bashô son composiciones poéticas llamadas romance. 
El texto de José Javier Alfaro es un caligrama. 
El dinosaurio es un haiku. 
De los anteriores textos, tres son composiciones poéticas. 
Los textos de Bashô son haikus, porque tienen entre tres y cinco versos. 
Las composiciones de Bashô son haikus, porque cada una tiene tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente. 
La forma del texto de José Javier Alfaro lleva a la solución de un enigma. 
El dinosaurio es un microcuento. 
El dinosaurio es un poema breve que expresa los sentimientos de un yo poético. 
Los crisantemos 
se incorporan, etéreos, 
tras el chubasco. 
Matsuo Bashô (1644-1694). 
Luna de agosto. 
Hasta el portón irrumpe 
La marejada. 
Matsuo Bashô (1644-1694). 
El dinosaurio 
Cuando despertó, el dinosaurio 
todavía estaba allí. 
Augusto Monterroso. 
13. Imagina que el texto de Augusto Monterroso es el inicio de un cuento y escribe una breve continuación. 
 
 
 
 
14. Completa los siguientes campos semánticos y escribe, en el centro, el tema y la categoría gramatical que los relaciona. 
 
 
 
Lee el siguiente texto y contesta las preguntas 15 a 20. 
 
 
Al levantarse el telón, se va viendo un bosque, con cinco "árboles" en primer plano (abeto, roble, abedul, sauce y castaño). A un lado, el narrador y su 
hermanito, otro lugar: el dormitorio de su casa. El hermanito, acostado cómodamente, y su hermano, el narrador sentado en una silla, 
cogiéndole una mano y en actitud de contarle una historia.] 
 
Hermanito: ¡Anda! ¡Cuéntame una historia! ¡Por favor! Narrador: 
¡Cállate de una vez, Dani! ¡No tengo ganas! Hermanito: ¡Hala! ¡Por 
favor! ¡Solo esta! ¿Vale? ¿Vale, Carlos? Narrador: ¡Está bien! 
¡Prepárate! 
Hermanito: ¡Gracias, gracias! ¡Viva! ¡Una bonita, eh! 
Narrador: ¡Está bien! ¡Cállate ya! Empezamos... ¿Sabes por qué el abeto conserva sus hojas en invierno? 
Hermanito: ¡No! ¿Por qué? ¿Por qué? 
Narrador: Te lo voy a contar... ¡Atiende! Érase una vez un pajarillo que tenía un ala rota y no podía volar bien. Se había golpeado 
lejos de su casa contra un tronco al intentar huir de los disparos de un cazador... y volaba lo mejor que podía con su ala rota y se 
arrastraba lentamente hacia el bosque. 
 
[Aparece el pajarillo por un lateral.] 
 
Pajarillo: Tal vez los árboles del bosque me darán cobijo...Voy a preguntárselo. 
Narrador: El primer árbol que encontró era un roble. Como estábamos a comienzos del otoño, tenía muchas bellotas y muchas hojas: 
era muy frondoso. El pajarillo le dijo: 
Pajarillo: Señor roble: ¿podría usted alojarme entre sus hojas hasta la primavera? Yo no puedo volar bien con mi ala rota... 
Roble: Pero bueno, pajarraco; ¿tú crees que soy tonto? Tú lo que quieres es comerte todas mis bellotas. ¡Largo de aquí! 
¡Fuera! 
Narrador: El pobre pajarillo se fue, volando lo mejor que podía con su ala rota, hasta que llegó frente a un abedul muy elegante, 
con su hermoso vestido plateado. El pajarillo le preguntó humildemente: 
Pajarillo: Hermoso abedul: ¿me dejaría usted vivir entre sus ramas hasta que llegue la estación buena? Tengo esta ala rota y no puedo 
volar bien... 
Abedul: Pero, ¿cómo se te ocurre pedirme eso, pajarito? ¿No sabes que soy el marqués de la Plata, el abedul más precioso del bosque? 
¡Menuda facha tendría contigo ahí arriba! ¡Qué desastre! ¡Búscate otro arbolito! ¡Hay muchos por aquí! ¡Lárgate! 
Narrador: El pobre pajarillo se fue, volando y volando lo mejor que podía con su ala rota… Estaba algo desanimado. De pronto, 
aparecieron unos fantasmas muy juguetones. Se habían escapado de un castillo inglés y pasaban por el bosque, en busca de aventuras. 
Divisaron al pajarillo y se movieron a compasión. Y se acercaron a él... 
Gordo: ¿Qué te pasa, pajarillo? 
Pajarillo: Pues que no puedo volar bien con mi ala rota y los árboles del bosque no quieren cobijarme. 
Delgado: Nosotros te ayudaremos... Venga, chicos, vamos a ayudarle… 
Alto: ¿Cómo podríamos ayudarle? 
Bajo: ¿Le cantamos una canción? 
Los demás: ¡Bien! ¡Vale! ¡Eso, eso! 
Narrador: Y le cantaron esta canción, mientras bailaban alrededor 
 
[Suena la canción Gordon the Ghost!] 
Narrador: El pajarillo se sintió más animado. Y los fantasmas se despidieron: 
Gordo: ¿Qué? ¿Ya estás más animado? ¡Alégrate! 
Delgado: Bueno, ánimo, pajarillo. Tenemos que marcharnos al castillo antes de que se entere mamá. 
Alto y Bajo: Sí, vámonos. ¡Adiós, pajarillo!; sigue intentándolo... 
Todos: ¡Adiós! [Desaparecen por un lateral] 
Narrador: El pajarillo, más confortado, se dirigió detrás de un sauce llorón, que estaba cerca. 
Pajarillo: ¡Hola, señor Sauce! ¿Podría usted guarecerme entre sus ramas hasta que llegue la estación florida? Ya ve que estoy herido: no 
puedo volar bien con mi ala rota.... 
Sauce: ¡Lárgate, pajarillo! No acostumbro a recibir extraños en mi casa: no me dejan llorar tranquilamente, ¿sabes? Así que 
¡lárgate! 
Narrador: El pobre pajarillo se fue volando lo mejor que pudo con su ala rota. Y llegó a un castaño de copa redonda. Le preguntó 
humildemente: 
Pajarillo: Señor marqués del Castañar, ¿podría dejarme vivir entre sus hojas hasta la primavera? Tengo un ala rota y no puedo volar 
bien... 
Castaño: No alojo nunca a los forasteros, pajarillo. Lo siento. Lo único que puedo hacer es darte una castaña........................ ¡Vete! 
Narrador: El pobre pajarillo estaba desconsolado. No sabía a quién dirigirse. Siguió arrastrando su ala rota, buscando quién le acogiese.
 ......................... Entonces el abeto le vio pasar y le dijo: 
Abeto: Pero, ¡Chico! ¡Quédate conmigo! ¡No faltaría más. ............ ! Mira, ponte aquí, en esta rama frondosa: creo que es la más 
calientita. Puedes quedarte aquí todo el invierno. 
Pajarillo: Muchas gracias, señor abeto. 
Abeto: De nada. Así me harás compañía. 
Narrador: Pronto, el Príncipe del Hielo, hijo del Rey Invierno, preguntó a su padre: 
 
[Aparecen los dos] 
 
Príncipe del Hielo: ¿Puedo divertirme con cualquier árbol? ¿Puedo soplarles a todos? 
El Rey Invierno: Puedes soplar a los que quieras, hijo; pero el árbol que fue bueno con el pajarillo herido, debe conservar sus hojas. 
A ese, déjale tranquilo. 
El príncipe del Hielo: Bien, papá. 
Narrador: Y fue soplando y soplando a los árboles, que iban perdiendo sus hojas… Sin embargo, al abeto, que había alojado al pajarillo 
herido, tuvo que dejarlo en paz... y conservó sus hojas en invierno para siempre... 
Narrador: Bueno, menos mal que se ha dormido este pelmazo... 
 
[Y se retira lentamente, mientras cae el telón.] 
 
Adaptación de: Francisco García Purriños sobre una leyenda 
popular. 
acto - actores - director - monólogo - escenografía - libreto 
15. Completa el siguiente campo lexical con la palabra bosque. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16. Frente a las siguientes definiciones, escribe el concepto adecuado. Guíate por las palabras del recuadro. 
 
 
Recitado hecho por una sola persona como si pensara en voz alta: 
Texto creado por el autor de la obra, que contiene los diálogos de los actores: 
Persona que está a cargo del montaje dela obra y de la dirección de los actores: 
Ponen la obra en escena y representan a los personajes con sus movimientos, sus actos y sus palabras: Conjunto de 
objetos y decorados que apoyan la representación: 
Su inicio se anuncia con la subida del telón y su final, con la bajada del mismo: 
 
17. Subraya el verbo de las siguientes oraciones y analiza su tiempo, su persona y su número. 
 
Oraciones Tiempo Persona Número 
Así me harás compañía. 
 
El abeto le vio pasar. 
 
Nosotros te ayudaremos. 
 
Al abeto lo dejó tranquilo. 
 
 
bosque 
18. Escribe los siguientes enunciados dentro de la respectiva casilla, según sea sintagma nominal o sintagma verbal. 
Había alojado al pajarillo herido. Delgado. 
Dijo, puedes soplar a los que quieras. El 
castaño. 
No puedo volar con mi ala rota. 
 
Sintagma nominal Sintagma verbal 
 
 
 
 
 
 
19. En la siguiente sopa de letras, identifica ocho adverbios y clasifícalos en la tabla. 
 
 
F F A O Q I J O X A Q O H E T 
B R V C N Y Y X I B D T V A Y 
Z G O C N S C X H C Y S T O L 
P L Ñ S H J B L A B Q O H J S 
Ñ E T N E M A L I U Q N A R T 
F Ñ Ñ Q A Y X E Q X F V R N B 
 R G I Q K N E Q O H S W N K 
G Q E T N E M A T N E L S F S 
G K B N J Ñ J S W X U F D Z J 
Q K X G T Q H Y P R O N T O L 
Z S R T P E Y Ñ W A C B K I L 
S X S O Z N E I M O C I G V E 
S D Ñ Q E R T N E Z L V S O S 
C J V H W S B E I S U E O V B 
L K Y V E P H E B G E K D P X 
 
Adverbios de lugar Adverbios de tiempo Adverbios de modo

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