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RIESGOS PSICOSOCIALES TRABAJO

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A Ñ O 1 1 • N Ú M E R O 3 2 • A B R I L / J U N I O • 2 0 0 9
ISSN 0718-0306 versión impresa, ISSN 0718-2449 versión en línea, Cienc Trab. 2009 abr-jun; 11 (32)
Mirando 
Hacia Adentro | A36
Comprendiendo 
el Burnout | 37
Consecuencias del Trabajo
Emocional ¿Riesgos
Psicosociales o Salud
Laboral? | 85
Autoestima y 
Autoeficacia en 
los Chilenos | 111
C i e n c i a & T r a b a j o
Riesgos
Psicosociales
en el Trabajo
Ciencia & Trabajo | AÑO 10 | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | www.cienciaytrabajo.cl A27
Durante los últimos años la creciente globalización de la
economía, los nuevos mercados, los fuertes desarrollos tec-
nológicos de la era de la información y la comunicación, así
como los profundos cambios sociales, demográficos, políticos y
culturales, han ocasionado importantes
transformaciones en el mundo del tra-
bajo, sus organizaciones y sus contex-
tos comunitarios. Este nuevo escenario
de vertiginosos cambios del entorno
organizacional nos invita a reflexionar
sobre los desafíos que enfrentan las dis-
ciplinas que abordan, desde sus propias
perspectivas, estas complejidades, en
especial las ciencias sociales y, en par-
ticular, la sociopsicología del trabajo.
En este sentido, el estudio de los diver-
sos factores psicosociales presentes en
los contextos laborales requiere que nos aproximemos desde una
mirada positiva que trascienda los paradigmas más centrados en
los aspectos negativos.
Los factores psicosociales son las condiciones presentes en una
situación laboral directamente relacionadas con la organización
del trabajo, su contenido y con la realización de la tarea, que se
presentan con capacidad de afectar positiva o negativamente al
desarrollo del trabajo, y la salud física, psíquica y/o social del tra-
bajador. Cuando esos factores psicosociales son percibidos nega-
tivamente por los individuos se convierten en factores de riesgo,
y pueden producir estrés laboral que, potencialmente, pueden
causar daño psicológico, fisiológico o social en las personas. Este
fenómeno se ha incrementado en las últimas décadas hasta el
punto de constituir un problema laboral y social similar al de otro
tipo de riesgos, como los físicos, químicos o biológicos.
Desde hace ya varias décadas, múltiples actores sociales vienen
planteando –desde distintas consideraciones paradigmáticas– la
limitada capacidad de respuesta de los modelos de compor-
tamiento organizacional actuales, para no tan sólo comprender
debidamente este fenómeno, sino también intervenir en las orga-
nizaciones de forma eficaz. Esta imperiosa necesidad de formu-
lar y poner en práctica enfoques teóricos y metodológicos
acordes con las demandas de los nuevos tiempos que enfrentan
los trabajadores es nuestro gran desafío. 
Las transformaciones de la sociedad y sus instituciones laborales
emplazan, cada vez con más fuerza, el desarrollo de nuevas
estrategias, mecanismos, modelos teóricos y modalidades técni-
cas para una intervención profesional más efectiva en un diálo-
go permanente entre el hombre y su relación con el trabajo. 
Desde allí, es necesario considerar modelos futuros que centren
sus planteamientos de estudio en aquellos factores de resiliencia
que actúan muchas veces como fuerzas positivas, atenuando las
negativas que disminuyen y menoscaban lenta y progresiva-
mente el actuar integral de las personas y de las organizaciones.
Estas formas de intervención alternati-
vas, que se desvían frente al síntoma psi-
copatológico, descansan en el entorno
positivo del contexto organizacional,
donde el comportamiento tiene sentido y
significado bajo el prisma que acoge la
salud integral. Su acción se enmarca en
la prevención y en el fomento del bien-
estar psicológico percibido, que renueva
en los trabajadores la energía y el vigor
necesarios para realizar los mejores
esfuerzos en sus trabajos, resistiendo a la
fatiga y perseverando pese a la adversi-
dad. Es posible así desarrollar un involucramiento sostenido con
el trabajo a través de sólidos sentimientos de entusiasmo, que les
dan sentido y significado a sus acciones y tenaces creencias de
eficacia, que les ayudan a desempeñarse de forma óptima y a
superar con mayor facilidad los escollos que el entorno organi-
zacional les ofrece. Desde hace algunos años ha comenzado a
denominarse aquello como «Engagement», un constructo moti-
vacional positivo relacionado con el trabajo, que puede consid-
erarse como el conjunto de características intrínsecas de las per-
sonas que refuerzan la capacidad para enfrentar enérgicamente
los estresores laborales. 
En consonancia a lo anterior, este volumen refleja los sostenidos
esfuerzos de la Fundación Científica y Tecnológica –FUCYT– de
la Asociación Chilena de Seguridad por encontrar el debido equi-
librio entre el bienestar personal, el trabajo y la productividad de
las organizaciones, desde una perspectiva positiva e integral
enmarcada en el respeto al trabajador, la empresa, la comunidad
y el medio ambiente, donde se preste mayor atención a los esta-
dos positivos de la persona, a su buen ajuste y rendimiento en el
trabajo, y no sólo a sus disfunciones. 
El presente volumen se enmarca en las líneas de investigación
que acoge la calidad de vida laboral, y tiene como objetivo
reflexionar y adentrarse en los interrogantes, vacíos y debates
que estas importantes temáticas del trabajo arrastran en su
definición, y donde cada uno de los investigadores que partici-
pan en este trabajo intenta aportar a su real comprensión y
entendimiento. 
Esperamos que los presentes artículos sean de utilidad y, una vez
más, agradecemos a los autores por habernos confiado sus
importantes trabajos.
Editorial
Editorial | Ciencia & Trabajo
FACTORES PSICOSOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA POSITIVA
Michael Taub 
Editor Jefe
Victor Olivares
Editor Invitado
A28 www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | Ciencia & Trabajo
A
“C&T, Ciencia & Trabajo” es una publicación trimestral, propiedad de la Fundación Científica y Tecnológica Asociación Chilena de Seguridad.
Derechos Reservados. Todos los textos publicados están protegidos por derecho de autor, conforme a la ley No 17.336 de la República de Chile.
Se autoriza la publicación posterior o la reproducción total o parcial de los artículos, en formato impreso o electrónico, 
siempre y cuando se cite “C&T, Ciencia & Trabajo”, como fuente primaria de publicación.
Vicuña Mackenna 210, piso 6, Providencia - Chile.
Teléfono: (56-2) 685 3884 • Fax: (56-2) 685 2963 • e-mail: cyt@achs.cl • Internet: www.cienciaytrabajo.cl
Imprenta: Puerto Madero
Ciencia & Trabajo
Director: Gustavo Contreras T. 
Editor Jefe: Michael Taub S.
Editores Invitados: Víctor Olivares
Referencias e Indización: Katherinne Rivas C.
Corrector de Texto: Ramón Espinoza
Traducción: Eduardo Bayas F.
Diseño Gráfico: Corina García H.
Jefe Administración: Michael Taub S. 
Secretaria: Julieta Aguilar
Distribución: Mauricio Millares
CONSEJO EDITORIAL:
Dra. Luz Claudio
Mount Sinai School of Medicine, New York. USA.
Oscar Nieto, Saúl Ángel Vivas
Fundación Iberoamericana de Seguridad y Salud Ocupacional, Argentina.
Dr. Guillermo Acuña
Clínica las Condes, Chile.
Dr. Eduardo Algranti
FUNDACENTRO, Brasil.
PhD Shrikant Bangdiwala 
Escuela de Salud Pública, Universidad Carolina del Norte, USA.
PhD Marisol Concha
Asociación Chilena de Seguridad, Chile.
Dra. Catterina Ferreccio
Departamento de Salud Pública, Pontificia Universidad Católica, Chile.
PhD Francisco Cumsille
Escuela de Salud Pública, Universidad de Chile, Chile.
PhD Pedro R. Gil-Monte
Departamento de Psicología Social, Facultad de Psicología Universidad 
de Valencia, España.
PhD Thomas Goehl
Consulting for the US National Library of Medicine and the Fogarty
International Center.
PhD Arturo Juárez García
Facultad Psicología, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, UAEM.
PhDDana Loomis 
Escuela de Salud Pública, Universidad de Carolina del Norte, USA.
PhD Steven Markowitz 
Queens College, New York, USA.
Víctor Olivares F. 
Departamento de Psicología Social, Facultad de Psicología Universidad 
de Valencia, España.
PhD Claudio Silva 
Escuela de Salud Pública, Universidad de Chile, Chile.
PhD Kyle Steenland 
Escuela de Salud Pública, Universidad de Emory, USA.
Aldo Vera C. 
Escuela de Salud Pública, Facultad de Medicina Universidad de Chile.
Revista Ciencia & Trabajo se encuentra en las siguientes bases de datos:
LILACS (www.bireme.br) •Ulrich´s International Periodicals Directory
• Latindex (www.latindex.org)
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AÑO 11 • NÚMERO 32 • ABRIL / JUNIO • 2009
ISSN 0718-0306 vers ión impresa 
ISSN 0718-2449 versión en l ínea
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Trabajo en formato PDF, visite
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FE DE ERRATA
Cienc Trab. Ene-Mar; 11(31).
Dice:
Editores Invitados Dr. Horacio Tovalín A.
Mtra Susana Martínez A.
Mtra. Clara Hernández V.
Dr. Arturo Juárez
Debió decir:
Editores Invitados Dr. Arturo Juárez
Dr. Horacio Tovalín A.
Psic. Anabel Camacho A.
Ciencia & Trabajo | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | www.cienciaytrabajo.cl A29
Index | Ciencia & Trabajo
A27 Editorial
A29 Índice
A30 En este número
A31 Prefacio
Artículos de Difusión
A36 Sección Ehp
Mirando Hacia Adentro. Entendiendo el Rol de la
Ciencia y de los Reglamentos
Artículos Originales
37 Comprendiendo el Burnout
Maslach C
44 Acerca de la Validez del Constructo, Predictores y 
Consecuencias del Burnout en el Lugar de Trabajo
Shirom A
55 Exposición a la Tecnología de la Información y la 
Comunicación y su Relación con el Engagement
Salanova M, Llorens S
63 Prevalencia del Síndrome de Quemarse por el Trabajo
(Burnout) en una Muestra de Profesionales que Trabajan 
con Personas con Discapacidades en Chile
Olivares V, Vera A, Juárez A
72 Efectos de los Conflictos Interpersonales Sobre el 
Desarrollo del Síndrome de Quemarse por el Trabajo 
(Burnout) y su Influencia Sobre la Salud. Un Estudio 
Longitudinal en Enfermería
Grau E, Gil P, García J, Figueiredo H
80 Consecuencias Positivas y Negativas en el Trabajo: El Rol 
de las Expectativas Laborales en el Proceso de Desgaste 
Profesional
Moreno B, Itzel F, Rodríguez R, Villalpando J
85 Consecuencias del Trabajo Emocional en el Sector 
Turístico: ¿Riesgos Psicosociales o Salud Laboral?
Ramis C, Manassero M, García E
96 El Estrés Como Amenaza y Como Reto: Un Análisis de 
su Relación
Escamilla M, Rodríguez I, González G
102 Cambios en la Organización del Trabajo. Dirección 
Orientada a los Resultados y sus Implicaciones para los
Empleados
Bahamondes C, Wilde B, Hinrichs S, Schüpbach H
111 Autoestima y Autoeficacia de los Chilenos
Aguirre C, Vauro R
117 Factores Psicosociales en Pequeñas Empresas de 
Artesanía: Resultados de una Investigación-Acción-
Participativa para Mejorar las Condiciones de 
Seguridad e Higiene en el Trabajo
Anaya A
Índice Index
A27 Editorial
A29 Index
A30 In this Issue
A31 Preface
Diffusion Articles
A36 Ehp’s Section
Outside Looking In.
Understanding the Role of Science in Regulation
Original Articles
37 Understanding Burnout
Maslach C
44 On the Construct Validity, Predictors and Consequences 
of Burnout at Work
Shirom A
55 Exposure to Information and Communication Technology 
and its Relationship to Work Engagement
Salanova M, Llorens S
63 Burnout Prevalence in Professionals Working with 
Physically Impaired Chilean People
Olivares V, Vera A, Juárez A
72 Longitudinal Study of the Influence of Interpersonal 
Conflicts in Burnout and its Influence on Health 
Problems Among Nurses
Grau E, Gil P, García J, Figueiredo H
80 Positive and Negative Consequences in the Process of 
Burnout: the Role of Labor Expectations
Moreno B, Itzel F, Rodríguez R, Villalpando J
85 Consequences of Emotion Work in Touristic Services: 
Psychosocial Risks or Health?
Ramis C, M. Manassero A, García E
96 Stress as a Threat and as a Challenge: An Analysis of 
their Relationship
Escamilla M, Rodríguez I, González G
102 Changes in the Organisation of Work. Output-Oriented 
Control and the Implications for Employees
Bahamondes C, Wilde B, Hinrichs S, Schüpbach H
111 Self Esteem and Self Eficacy in Chileans
Aguirre C, Vauro R
117 Psychosocial Factors in Small Craft Enterprises: Results
of a Participatory Action Research for Improving
Safety and Hygienic Conditions at the Workplace
Anaya A
A30 www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | Ciencia & Trabajo
Mirando Hacia Adentro
No siempre el conocimiento científico es tomado en cuenta por los
políticos a la hora de legislar. Este interesante artículo revisa los
aspectos relacionados a las regulaciones y la ciencia.
Comprendiendo el Burnout
Esta investigación es una importante revisión analítica sobre el
burnout, donde se expone un interesante modelo de mediación del
fenómeno, con su esquema de seis áreas de ajuste persona-trabajo,
que proporciona una herramienta de diagnós-
tico importante para adaptar soluciones a los
problemas reales que este fenómeno conlleva.
Acerca de la Validez del Constructo,
Predictores y Consecuencias del Burnout 
en el Lugar de Trabajo
Esta investigación es un completo análisis
conceptual del fenómeno del burnout, donde se
analizan modelos, constructos similares, conse-
cuencias y predictores, para al finalizar entregar
importantes recomendaciones para las futuras
investigaciones.
Exposición a la Tecnología de la Información y la
Comunicación y su Relación con el Engagement
En el presente estudio se pone a prueba la hipótesis de que la valo-
ración positiva de la exposición juega un papel mediador en el
impacto de la exposición de la tecnología sobre el engagement en el
trabajo. Se discuten las limitaciones e implicaciones prácticas del
estudio. 
Prevalencia del “Síndrome de Quemarse por el Trabajo”
(burnout) en una Muestra de Profesionales que Trabajan con
Personas con Discapacidades en Chile
En este artículo se analiza la prevalencia del síndrome de quemarse
por el trabajo (burnout) en profesionales de atención a personas
con discapacidad física de Chile, siguiendo criterios de diferentes
países, y su posterior comparación.
Efectos de los Conflictos Interpersonales sobre el Desarrollo del
Síndrome de Quemarse por el Trabajo (burnout) y su Influencia
sobre la Salud. Un Estudio Longitudinal en Enfermería
Esta investigación analiza la influencia de los conflictos interper-
sonales en las organizaciones hospitalarias, sobre el Síndrome de
Quemarse por el Trabajo (SQT) (burnout) y sus efectos sobre la
salud.
Consecuencias Positivas y Negativas en el Trabajo: El Rol de las
Expectativas Laborales en el Proceso de Desgaste Profesional.
Este trabajo estudia la relación entre las expectativas laborales y
consecuencias tanto positivas como negativas en el trabajo. Se
demuestra la existencia de un peso diferencial de las expectativas
laborales en función de las variables estudiadas.
Consecuencias del Trabajo Emocional en el Sector Turístico:
¿Riesgos Psicosociales o Salud Laboral? 
En este trabajo se analizan las consecuencias del trabajo emocional en
el sector turístico. Se exponen los resultados de tres investigaciones
realizadas en este sector, A raíz de los diferentes análisis se desarro-
llan importantes conclusiones.
El Estrés como Amenaza y como Reto: Un Análisis 
de su Relación
Este estudio investiga el proceso de valoración del estrés para
explorar los patrones de las relaciones
existentes entre la valoración de los
potenciales estresores como amenaza y
como reto.
Cambios en la Organización del
Trabajo–Dirección Orientada a los
Resultados y sus Implicaciones para 
los Empleados.
Este estudio indaga que condiciones de
trabajo están relacionadas con problemas
psicosociales de los empleados en
sistemas con dirección orientada a los
resultados.
Autoestima y Autoeficacia de los Chilenos
Enesta investigación se analizan la
autoestima y autoeficacia en los
chilenos, contrastándolas con datos
demográficos, señalando posterior-
mente una serie de hipótesis sobre
los resultados obtenidos.
Factores Psicosociales en Pequeñas
Empresas de Artesanía: Resultados
de una Investigación-Acción-
Participativa para Mejorar las
Condiciones de Seguridad e
Higiene en el Trabajo
Trabajo mexicano que busca
comprender y mejorar las condi-
ciones de trabajo en pequeñas
empresas de muebles de artesanía
con el fin de mejorar la salud
ocupacional, la productividad del
negocio y su desarrollo sustentable.
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
ARTÍCULO DE DIFUSIÓN
En este Número
ARTÍCULOS ORIGINALES
Ciencia & Trabajo | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | www.cienciaytrabajo.cl A31
Globalización y riesgos laborales emergentes no son dos
hechos aislados, sino mutuamente intricados y dependientes.
Ambos son formas de esta Sociedad del riesgo (Beck 1986)
que amenazan al bienestar global, a la salud en general de los
ciudadanos y de los trabajadores en especial. 
Hasta hace unos meses, la globalización era un hecho de cara
y cruz, tenía sus lados negativos y sus positivos (Beck 2008).
Sus detractores leían sólo los negativos, sus defensores real-
zaban sus beneficios para el desarrollo y su impulso de la eco-
nomía y el desarrollo, aunque entrañara problemas. Hoy, con
la crisis económica mundial, la globalización sigue siendo un
contexto del que no se puede escapar, pero que sólo tiene una
cara, y ésa tiene mirada hosca de perro airado. Hoy, la globa-
lización sólo puede inquietarnos y angustiarnos. La crisis
general del desempleo global es la primera y principal conse-
cuencia negativa (Beck 1999). 
Formas de globalización han estado presentes desde siempre.
El comercio y su historia han tenido siempre como horizonte
de sus posibilidades un marco global de transacciones econó-
micas y de productos. Parece propio de la búsqueda del desa-
rrollo de las naciones y de los mundos materiales del progre-
so la extensión de los propios lindes geográficos, el comercio
y de formas derivadas de colonización (Fernández-Armesto
2002). Pero la globalización actual tiene un verdadero marco
mundial. Las materias primas provienen de unos países; la
manufacturación se hace en otros; la venta y el consumo en
otros –y un poco en todos– el capital de fondo que hace posi-
ble todo esto está por doquier y en ningún sitio. La aldea glo-
bal ha dejado de ser una metáfora para convertirse en una
realidad soportada por la informática, las nuevas tecnologías
y los nuevos desarrollos organizacionales.
El gran protagonista de la globalización –no se suele insistir
suficientemente en ello– es la aparición de un nuevo tipo de
empresa y de nuevos tipos de organizaciones que han marca-
do a nivel mundial el desarrollo industrial y la tecnología, la
acumulación de capitales financieros de enorme poder y su
ubicación por todo el orbe. Si ha aparecido un mercado glo-
bal y una economía única es porque el mundo se ha hecho
plano (Friedman 2006). Parece un dato contrastado que en la
economía mundial, el poder industrial se ha acortado y cen-
trado cada vez más en grandes empresas que imponen la mar-
cha del mercado en su sector, e incluso de la creación de esti-
los de vida sectoriales. Este hecho está inflado de consecuen-
cias: una de ellas, que aquí nos interesa, es el cambio corpo-
rativo. Manifestación de ello es el continuo trasiego de adqui-
siciones y fusiones que reorganizan interna y externamente a
las empresas. Las consecuencias parecen importantes.
Toffler (Toffler 1990) proponía hace ya años la empresa flexi-
ble como la empresa del futuro; era el objetivo crítico de cual-
quier empresa, su capacidad para retroalimentarse con los
datos de la realidad y los mercados, de las nuevas demandas
y de las nuevas tecnologías. El éxito y el desarrollo de las
empresas se fundamentaban en su capacidad de ser flexible
en sus métodos, productos, sistemas financieros y plantillas
de trabajo. Dicho así parece un objetivo deseable y con bene-
ficios generalizados para todos. Los hechos suelen ser más
complejos que su imagen inmediata. Las nuevas organizacio-
nes, la empresa flexible, suelen tener mayores márgenes de
desarrollo personal y profesional que la clásica, pero también
mayor carga de estrés. La sobrecarga de rol, y el conflicto y
la ambigüedad de rol suelen ser elementos inevitables de una
flexibilidad engañosa. 
La globalización ha impuesto otra realidad que tiene claras
contrapartidas: el tamaño de las corporaciones y empresas. La
actuación mundial, global, exige empresas y organizaciones
potentes con grandes capitales y enormes recursos tecnológi-
cos, capaces de responder a los diferentes retos que el merca-
do mundial pueda dictar. El tamaño de la economía que se
maneja y la competencia con otras empresas rivales de pode-
río similar generan problemas complejos de difícil solución y
con repercusiones importantes en la cultura organizacional y
la calidad de vida laboral. 
En primer lugar, la capitalización de las empresas. Gran parte
de las enormes sumas económicas requeridas por las empre-
sas pasa por la salida a bolsa de las empresas. Pero eso supo-
ne, casi siempre, una subordinación de la gestión empresarial
a los intereses accionariales. El accionista se convierte en el
primer protagonista de la empresa y sus intereses inmediatos
son el beneficio accionarial. La dirección de las empresas se
convierte así con frecuencia en una estrategia de ingeniería
financiera que tiene consecuencias para quienes trabajan en
ella. No se pueden simplificar los hechos, pero parece un dato
que la dirección de la empresa se centra más en los intereses
de los accionistas –que son quienes mantienen a los directi-
vos en sus puestos y les pagan– que en la calidad de vida de
sus trabajadores. Las consecuencias son varias; una de ellas,
importante, consiste en la disminución de los costes estructu-
rales innecesarios, con importantes repercusiones en la cali-
dad de vida laboral. 
Uno de los resultados habituales de este planteamiento, resul-
tado lógico en la óptica empresarial, ha sido el outsourcing o
subcontratación (Castillo 2008). Las empresas se han centra-
do cada vez más en sus objetivos prioritarios y en los aspec-
tos nucleares de su negocio. Gran parte de las actividades
ligadas al negocio, aunque sean necesarias, se subcontratan a
empresas de menor calibre y que, es importante, generalmen-
GLOBALIZACIÓN Y RIESGOS LABORALES EMERGENTES
Prefacio
Prefacio | Ciencia & Trabajo
A32 www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | Ciencia & Trabajo
Prefacio | Ciencia & Trabajo
te carecen de estrategias y capacidades para asegurar su nivel
y mantenimiento de negocio, por lo que actúan con políticas
irregulares de empleo y subempleo. La inseguridad laboral, la
incertidumbre en el propio trabajo, la incapacidad para poder
obtener y seguir un desarrollo profesional parecen conse-
cuencias inmediatas. Hay, además, otras que suelen acompa-
ñar, consistentes en el desarrollo de condiciones de trabajo
irregulares que propician la acumulación del riesgo y el
aumento de los accidentes (Benavides et al. 2006). Los datos
obtenidos en diferentes estudios y trabajos indican que la
siniestralidad está unida a la subcontratación. La subcontra-
tación parece repercutir por partida doble en la calidad de
vida laboral: en la calidad de empleo y en la calidad de con-
diciones de trabajo. Lógicamente este resultado tiene efectos
sobre el sistema de implicaciones del trabajador.
En segundo lugar, el protagonismo competitivo por los mer-
cados. Las empresas realmente mundiales son verdaderos cen-
tros de poder, de manejo de la economía a nivel mundial y a
veces por encima de los estados (Ziegler 2006), pero tienen
enfrente a empresas competidoras con recursos similares.
Aunque las políticas de enfrentamiento empresarial y corpo-
rativo sean de lo más diverso, lo habitual ha sido de nuevo su
resolución en el marco de la resolución financiera, la fusióno la compra acordada o beligerante, la oferta pública de
adquisición (OPA) amistosa u hostil. Las fusiones y adquisi-
ciones empresariales es un mundo complejo a la búsqueda del
dominio del mercado, de la supresión de la competencia y del
control de los sistemas de producción (Zozaya 2007). Las
alternativas y formas que pueden tomar –financiera, econó-
mica y socialmente– son múltiples, pero aunque los resulta-
dos a plazo medio y largo pueden ser disimilares, los perjudi-
cados más directos suelen ser los trabajadores, y en este caso
de cualquier nivel jerárquico. Fusiones y adquisiciones suelen
tener consecuencias amplias y profundas en el tamaño, con-
figuración y organización de las plantillas de trabajo. De
nuevo, la calidad de vida laboral sale habitualmente perjudi-
cada. Todos los estudios vienen a indicar que el desarrollo del
estrés laboral y de las enfermedades asociadas al estrés son
habituales en este contexto. Como en el caso anterior, la pri-
mera consecuencia de las reestructuraciones empresariales es,
otra vez, la calidad del empleo; la segunda, el diseño del tra-
bajo; la tercera, el aumento del estrés laboral. El diseño del
trabajo se hace más ambiguo e incierto, y la sobrecarga labo-
ral más alta por la habitual reducción de plantilla (Jiménez y
Sánchez 2006). 
Tal como los datos de todo el mundo están dando actualmen-
te, la primera consecuencia de la globalización es la calidad
del empleo y, en segundo lugar, la calidad del trabajo: ambos
son datos inmediatos que se presentan casi sin necesidad de
análisis. Pero hay un dato que parece escapar de la atención
de los analistas: hay otro tipo de riesgos laborales: los riesgos
psicosociales, en gran parte producto de la globalización.
No siempre se distingue adecuadamente factores y riesgos
psicosociales. Aunque se suele identificar unos y otros, son
elementos cualitativamente diferentes. Una de las primeras
definiciones de los factores psicosociales, frecuentemente
referida, es la que propone el Comité conjunto OIT/OMS en su
novena reunión (18-24 de septiembre de 1984) que la define
literalmente como “Interacciones entre el trabajo, su medio
ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su
organización por una parte, y, por la otra, las capacidades del
trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal
fuera del trabajo, todo lo cual a través de percepciones y
experiencias pueden influir en la salud y en el rendimiento y
la satisfacción en el trabajo” (p. 3) (OIT/OMS 1984). Aunque
la definición es amplia, el énfasis está en las condiciones de
vida derivadas de la organización. Hay un dato que es central
y consiste en que los factores psicosociales se relacionan con
la salud, pero tanto positiva como negativamente. La cultura
empresarial puede afectar tanto positiva como negativamen-
te a la salud de los trabajadores, lo mismo ocurre con un sis-
tema de liderazgo. 
Los riesgos laborales tienen un énfasis diferente pues se refie-
ren a la “la posibilidad de que un trabajador sufra un deter-
minado daño derivado del trabajo”. Un riesgo laboral se defi-
ne básicamente por la probabilidad de que produzca un daño
y la severidad del mismo. Si se asume que los riesgos psico-
sociales son riesgos estrictamente, de la misma forma que lo
pueden ser los de seguridad o higiene, hay que asumir enton-
ces que el riesgo psicosocial alude principalmente a la proba-
bilidad de un daño a la salud y a la severidad del mismo.
Parece pues entenderse que mientras los factores psicosocia-
les se refieren a la relación positiva o negativa con la salud,
los riesgos lo hacen sólo con la relación negativa. Factores y
riesgos psicosociales están ambos ligados con los factores
organizacionales, pero de forma diferente. 
Hay un dato que ha sido reiteradamente constatado, pero que
probablemente no se ha valorado suficientemente en sus con-
secuencias: el protagonismo y el dinamismo de las nuevas
formas de organización que los nuevos mercados imponen
(Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el trabajo
2002). El dinamismo, pero también la agitación, es una carac-
terística de la empresa actual, no sólo de las grandes sino
también de las pequeñas o de cualquier tamaño. El mercado
es proteico, continuamente cambiante, con cambios conti-
nuos en las materias primas, en los sistemas de financiación,
en la economía real de mercado, en la aparición de nuevos
productos, en las exigencias de los clientes y consumidores.
Las organizaciones no tienen más alternativa para sobrevivir
y mantenerse que ser igualmente cambiantes y polimorfas. Es
la organización de un sistema continuo de cambios inevita-
bles para subsistir en un sistema ultracompetitivo. 
El cambio, la incertidumbre de futuro, lo que caracteriza a las
organizaciones actuales es, casi al dictado, la misma defini-
ción que Selye hacía del estrés: la respuesta al cambio. El
“cambiante mundo del trabajo actual” es la primera y más
importante amenaza para el bienestar psicológico y la prime-
ra causa de estrés laboral crónico, difícil de evitar. En los mer-
Ciencia & Trabajo | AÑO 11 | NÚMERO 32 | ABRIL / JUNIO 2009 | www.cienciaytrabajo.cl A33
do a la aparición de formas de estrés postraumático laboral
(Tehrani 2004). En no pocos casos, la activación generalizada
del estrés se ha convertido en auténtico miedo físico.
Menos dramático, pero también ampliamente extendido, es el
riesgo psicosocial derivado de la sobrecarga emocional. En el
mercado de servicios, la relación clientelar marca una direc-
ción transaccional determinada principalmente por la compra
de servicios –que exige un servicio-producto– y, habitual-
mente, un sistema relacional. Los posibles desequilibrios son
múltiples. El trabajo emocional, conceptualizado por
Hochschild ( Hochschild 1983) como la necesidad de mostrar
sólo las emociones que facilitan la interacción comercial con
el cliente, es una de las formas que puede adoptar la sobre-
carga emocional. 
Una de las características habituales del trabajo actual es su
tendencia a absorber tiempos complementarios, a requerir dedi-
caciones temporales que nunca terminan. Con ello amenaza
continuamente al tiempo personal y familiar. La aparición de
leyes orgánicas en algunos estados y países indica que el pro-
blema ha adquirido relevancia política. La conciliación vida
laboral-vida familiar es hoy día uno de los riesgos propios del
trabajo actual (Geurts y Demerouti 2003). Gran parte del bie-
nestar y desarrollo personal proviene de este equilibrio que
permite la identidad individual y no sólo corporativa. Parte de
la calidad de vida laboral proviene de la calidad de vida perso-
nal; la conciliación es la fuente de recuperación más importan-
te de la tensión laboral (Sonnentag y Fritz 2007).
La globalización se ha producido como un efecto del desarro-
llo de la economía en un marco de recursos tecnológicos mul-
tiplicados. La desregulación de los mercados ha ayudado a
ello y ha producido desfases mundiales importantes a nivel
económico, de bienestar social, de seguridad y salud laboral.
No pocos riesgos laborales actuales parecen enraizarse en este
contexto; el mercado de servicios y los riesgos psicosociales
asociados tienen aquí gran parte de su fundamentación labo-
ral. La prevención e intervención de los riesgos psicosociales
no es actualmente una tarea secundaria sino prioritaria en la
acción por la salud de los trabajadores.
Prefacio | Ciencia & Trabajo
cados actuales de trabajo, los riesgos laborales no provienen
tanto de las condiciones materiales de trabajo, aunque conti-
núen haciendo estragos, como del estrés organizacional. Gran
parte del estrés laboral actual es organizacional, originado
por los cambios a los que hay que responder y por los cam-
bios que hay que provocar para anticipar problemas y solu-
ciones; por eso el estrés laboral actual tiene su origen en la
misma preocupación profesional. El modelo de activación
cognitiva del estrés (Ursin y Eriksen 2004) puede servir como
referencia a este marco. La consecuencia es importante pues
equivalecasi a identificar el trabajo actual con las formas
crónicas del estrés laboral. El estrés laboral sería la caracte-
rística identificativa del trabajo globalizado, sometido a la
confrontación y marcado por la incertidumbre. 
Hay otro aspecto, de enorme importancia, en el que tampoco
se repara frecuentemente. La globalización, para mantenerse,
necesita de un mercado de consumo masivo (Sempere 2009),
lo que lleva inevitablemente a la terciarización de la econo-
mía, a la creación de un mercado centrado en los servicios. Se
trata de convertir los productos en servicios y los mismos ser-
vicios en un producto. La terciarización de la economía no es
ajena a la creación de un mercado único y a la eclosión de un
tipo de riesgos laborales procedentes de la interacción, del
intercambio y la transacción laboral y asistencial. El nuevo
mercado de servicios tiene riesgos laborales propios, funda-
mentalmente de tipo psicosocial. En el mercado laboral pri-
mario y secundario, la materia prima y el producto eran los
objetivos finales; ahora, el cliente, su exigencia y satisfacción
son el objetivo último a conseguir.
Probablemente, el riesgo psicosocial más genérico, y más
importante actualmente, sea la violencia en el trabajo.
Aunque el problema ha estado presente de siempre, ha adqui-
rido una extensión, nocividad y formas de desarrollo ante-
riormente desconocidas (Chapelle y Di Martino 2006). Bien
como violencia externa –como violencia del cliente– o como
violencia interna; bien como violencia física o violencia en
las formas; incivismo; bien como violencia de género –acoso
o discriminación–, el problema se ha hecho agudo y ha lleva-
Bernardo Moreno-Jiménez
Eva Garrosa Hernández
Dpto. Ps. Biológica y de la Salud, Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Madrid
e-mail: bernardo.moreno@uam.es
Descriptores: ECONOMÍA, DESARROLLO ECONÓMICO, INTERNACIONA-
LIDAD, IMPACTO PSICOSOCIAL, RIESGOS LABORALES; SALUD LABO-
RAL, AGOTAMIENTO PROFESIONAL.
Descriptors: ECONOMY; ECONOMIC DEVELOPMENT; INTERNATIONALI-
TY; PSYCHOSOCIAL IMPACT; OCCUPATIONAL RISKS; OCCUPATIONAL
HEALTH; BURNOUT, PROFESSIONAL.
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P E R S P E C T I V E S
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ehp | Mirando Hacia Adentro
Cuando Rachel Carson emprendió latarea de definir la defensa de la saludambiental a principios de 1960, hizo
que el proceso gubernamental de control
pareciera simple y directo. “La mayor parte del
conocimiento necesario ahora está disponible,
pero no lo utilizamos”, escribió en su libro 
Silent Spring, de 1962. “Entrenamos ecologistas en
nuestras universidades e incluso los contratamos
en nuestras agencias gubernamentales, pero rara
vez requerimos sus consejos. Permitimos que la
lluvia química mortal caiga como si no hubiese
otra alternativa, mientras que de hecho hay
varias, y nuestro ingenio podría pronto descubrir
más si se le diera la oportunidad.”
Carson muy probablemente quedaría
deslumbrada por la frecuencia con que los
gobiernos de todos los colores han llamado a
científicos expertos para ayudar a poblar una
galaxia de reglamentos que se extiende desde la
más humilde de las municipalidades hasta la
economía global. No obstante, el nacimiento de
este nuevo mundo de prevención y protección no
ha sido ni ordenado ni consistente. La comu-
nidad científica genera volúmenes de datos sobre
los potenciales peligros para la salud humana,
pero el proceso de interpretación —que termina
en el desarrollo de políticas— es, por lo general,
moldeado fuertemente por intereses políticos,
económicos e, incluso, culturales, los que pueden
variar dramáticamente de un riesgo a otro, tanto
como de una jurisdicción a otra.
El resultado de cualquier deliberación
reglamentaria puede ser entonces inesperada y
absolutamente frustrante. Un agente dado puede
ser marcado como amenaza tóxica en un lugar
mientras es tolerado sin prejuicios en otro, incluso
si los arquitectos de cada política analizaron los
Mirando Hacia Adentro
D
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Entendiendo el Rol de la
Ciencia y de los Reglamentos
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Artículo de Difusión | ehp
mismos datos. Esta situación puede
complicar a muchos observadores que
creen que los hallazgos científicos defini-
tivos deberían generar respuestas igual-
mente definitivas.
Daniel Sarewitz recuerda sus primeros
días como Encargado de Ciencia en el
Congreso en 1989. “Las escamas cayeron
de mis ojos después de una semana de estar
[en Washington, DC]”, dice. “Cuando se
es científico que trabaja en la academia, lo
que se ve son científicos discutiendo sobre
problemas difíciles para tratar de llegar a la
verdad. Cuando estás en el congreso, te das
cuenta que lo que está realmente pasando
es que estos problemas son doblemente
complicados en términos de la ciencia y en
términos de valores. Es posible tener muchas
visiones científicas diferentes —inter-
pretación de datos, decisiones respecto a qué
datos utilizar, qué teorías usar— para
cualquier problema complicado. No es
extraño que esas decisiones terminen en
preferencias valóricas o preferencias políti-
cas”.
Hoy Sarewitz es director del Consorcio
para la Ciencia, Política & Resultados que,
en sus propias palabras, busca aumentar la
capacidad de las políticas públicas para unir
las investigaciones científicas a los resulta-
dos benéficos para la sociedad. Pero
Sarewitz dice queel consorcio enfrenta
resistencia en el traslado de estas perspecti-
vas al debate público abierto. La dificultad,
como él destacó en un artículo de la edi-
ción de octubre 2004 de Environmental
Science & Policy, se origina en el deseo tanto
de los defensores y como de los oponentes
de un reglamento dado, de invocar a la
ciencia para defender sus respectivas pos-
turas. Uno dirá que el conocimiento actual
obliga a hacer algo, mientras que el otro
apunta a incertidumbres en el mismo
conocimiento como justificación para
hacer menos, o quizás nada.
Un Caso de Interés
El ejemplo es el bisfenol A (BPA) que
ha sufrido hasta las más intrincadas
sutilezas del proceso de reglamentación.
Este compuesto orgánico es el componente
básico en la construcción de un número de
polímeros ampliamente usados, incluyendo
la cubierta protectora aplicada al interior de
latas de comida y el plástico usado para
formar contenedores de brebajes, tales
como mamaderas. Las agencias en
Norteamérica y Europa han considerado
regularmente los peligros potenciales para
la salud de este producto desde que entró al
uso comercial hace más de 50 años. 
Aunque varios estudios en animales
han originado preguntas acerca de peligros
específicos —tales como alteraciones del
balance hormonal en ratas— los legis-
ladores concluyeron que cualquier efecto
en los humanos es demasiado pequeño
para generar efectos mensurables. Sin
embargo, Canadá rompió con el consenso
internacional en el 2008, cuando declaró
al BPA tóxico bajo su Acta de Protección
del Ambiente Canadiense (CEPA), la que
regula actividades de dos departamentos
federales claves: Canadá Ambiente y
Canadá Salud. “Hemos concluido que el
desarrollo embrionario temprano es sensi-
ble a los efectos del bisfenol A”, declaró el
Ministro de Salud Tony Clement en su
anuncio formal de la decisión guberna-
mental. “Aunque nuestro conocimiento
científico nos dice que los niveles de
exposición para los recién nacidos e
infantes están bajo los niveles que causan
efectos, es mejor estar seguro que lamen-
tarse. Por tanto, si no aparece información
relevante, y bien fundada durante el perio-
do de consulta pública, es nuestra inten-
ción prohibir la importación, venta y avisos
de mamaderas de policarbonato”.
Mientras tanto, en el 2006, la Auto-
ridad Europea para la Seguridad en los
Alimentos (EFSA) –una agencia indepen-
diente de evaluación de riesgo de la
Comunidad Europea– condujo su propia
evaluación del BPA y concluyó que, para la
población general, la exposición al químico
está bajo la ingesta diaria tolerable (TDI), o
la mayor dosis que puede ser tolerada todos
los días sin efectos secundarios. Este TDI se
basó en los descubrimientos de diversos estu-
dios de toxicidad en ratas, que han generado
un NOAEL específico (Nivel de Efecto
Adverso No Observado, o la dosis más alta a
la cual no se observa el efecto adverso).
En julio del 2008, la EFSA reexaminó
la seguridad del BPA, concentrándose en
las posibles diferencias entre neonatos y
adultos (tanto en humanos como en ratas)
en la eliminación del BPA desde el cuerpo.
El panel científico del EFSA concluyó que
los neonatos son suficientemente capaces
E
s posible obtener muchos puntos de vista científicos —interpretaciones
de datos, elecciones sobre cuáles datos usar, qué teorías usar— para
un problema complejo específico. No sorprende que esas elecciones
terminen apuntando a preferencias de valores o de política.
—Daniel Sarewitz
Consorcio para la Ciencia, Políticas & Resultados
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de eliminar el BPA del cuerpo y que,
debido a las diferencias metabólicas, las
ratas están más expuestas al BPA que los
humanos. Poco antes de que Canadá
declarara el BPA tóxico, la EFSA hizo una
declaración pública señalando que la infor-
mación existente sobre el BPA no garanti-
zaba tal acción.
La Administración de Drogas y
Alimentos de EE.UU. (FDA), por su
parte, hizo una referencia específica a la
observación de la EFSA y a un informe
similar del Instituto Nacional Japonés de
Ciencia Industrial y Tecnología Avanzada,
sobre la seguridad del BPA. “Cada uno de
estos documentos consideró el posible
efecto de dosis bajas y concluyeron que en
la actualidad no existen riesgos para la salud
[humana] por el BPA en los niveles actuales
de exposición”, estableció una publicación
de la agencia en la primavera del año 2008.
La FDA declaró el BPA seguro en un borra-
dor de evaluación publicado el 15 de agos-
to del 2008, pero para octubre un sub-
comité de la comisión de ciencia de la FDA
publicó un informe desafiando las conclu-
siones de la agencia, señalando como inade-
cuado el margen de seguridad usado en la
evaluación. 
Steven Hentges, cuya visión como repre-
sentante del Consejo Americano de
Química se hizo parte del registro oficial de
la reunión del 31 de octubre, rechazó esta
caracterización. “Esta conclusión definitiva y
otras declaraciones similares en el informe
no parecen tener base sólida en análisis cien-
tíficos y, en particular, uno que sigue las
recomendaciones de su propio subcomité”,
dijo. 
¿Cuál es el Fondo?
El debate en torno al BPA puede pare-
cer bizarro a un padre que sólo quiere saber
si la mamadera es peligrosa para su hijo.
Para George Enei, director general del
Directorio de Ciencia y Evaluación de
Riesgo Ambiental de Canadá, el asunto
descansa en un contexto burocrático
mayor. “La mayor parte de las personas se
preguntan: ¿Cómo una sustancia puede ser
tóxica en Canadá, pero no en Estados
Unidos o viceversa?”, dice. “La respuesta
básica es que, mientras cada país está uti-
lizando los mismos métodos y protocolos
científicos, nuestra respectiva legislación es
diferente.”
Enei explica que mientras Estados
Unidos combina varios procedimientos de
evaluación y gestión ambiental, Canadá los
ha separado en tres etapas bajo el CEPA.
“Nosotros conducimos una evaluación de
riesgos que ensambla toda la ciencia
disponible para determinar si una sustancia
es dañina o tiene el potencial de dañar a los
humanos o al ambiente”, dice él. “Si la
respuesta es sí, la sustancia es añadida a la
lista de sustancias tóxicas. Una vez que está
en la lista, tenemos acceso a una variedad
de opciones bajo el CEPA para manejar los
riesgos que la evaluación ha identificado.
Esto incluye planes para prevenir la conta-
minación, leyes o, en casos extremos,
impedir que la sustancia sea usada o impor-
tada a Canadá.”
Enei destaca que Canadá lleva estos
esfuerzos más allá con su Plan de Manejo
de Químicos, que lidera la comunidad
internacional en una clasificación exhaus-
tiva de no menos de 23.000 químicos que
pueden representar algún tipo de amenaza
para la salud humana o el ambiente. Desde
el lanzamiento de esta iniciativa en el 2006,
los Estados Unidos y la Comunidad
Europea han desarrollado programas simi-
lares: el Programa de Evaluación y Manejo
de Químicos (ChAMP) de la Agencia de
Protección Ambiental (EPA) de EE.UU. y
el Sistema para el Registro, Evaluación y
Autorización de Sustancias Químicas
(REACH) de la Comisión Europea. Los
tres programas son igualmente ambiciosos
analizando decenas de miles de agentes
nuevos y antiguos. 
El BPA se ubicó entre los 200 com-
puestos identificados por el Plan de Manejo
de Químicos para ser incluidos en el “desafío
a la industria,” ya que ellos han sido identi-
ficados como posibles causantes de proble-
mas a la salud y/o al ambiente, y sus elabo-
radores estarán entre los primeros en ser
cuestionados acerca de cómo estas sustancias
fueron manipuladas. También, de acuerdo a
lo indicado por CEPA, los exámenes de
tamizado escudriñan la información científi-
ca y generan conclusiones basadas en evi-
dencia y medidas precautorias.
Bárbara McElgunn, oficial de políticas
de salud en la Asociación de Problemas del
Aprendizaje de Canadá, ha estado investi-
gando durante años la evidencia científica
en torno al BPA y la neurotoxicidad del
L
a mayor parte de las personas se pregunta: ¿Cómo unasustancia puede 
ser tóxica en Canadá, pero no en Estados Unidos o viceversa? La respuesta
básica es que, mientras cada país está utilizando los mismos métodos y 
protocolos científicos, nuestra respectiva legislación es diferente.
—George Enei
Directorio de Ciencia y Evaluación de Riesgo Ambiental de Canadá
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forma correcta y que no hay nuevas eviden-
cias científicas en contra de la seguridad de
la leche de vacas tratada con rbGH”.
Por su parte, Andrée considera este
intercambio desde una perspectiva dife-
rente. “Mi tendencia es mirar primero
hacia la política económica del problema”,
dice. Más específicamente, él reconoce
diferencias significativas entre las industrias
lecheras de cada país. La mayor corpo-
ración de productores centrada en EE.UU.
da la bienvenida el prospecto de obtener
más leche del mismo número de vacas,
dice. Los sentimientos tienden en sentido
contrario en Canadá, donde la mayoría de
esos productores operan como empresas
familiares. 
“Hay un sistema de gestión de insumos
que ayuda a mantener los tamaños de las
granjas razonablemente pequeños, lo que
les permite ser rentables”, explica Andrée,
añadiendo que estos productores serán más
proclives a hacer lobby ante el gobierno
canadiense para restringir el uso de rbST,
manteniendo así el nivel existente de pro-
ducción lechera dentro de un mercado pro-
tegido. Cualquier prohibición ganará
aprobación desde este grupo políticamente
organizado a la vez que permitirá al gobier-
no proclamarse campeón de la salud públi-
ca, a pesar de que la evidencia científica
señala que el peligro es muy pequeño o no
existente.
La urgencia de actuar crece una vez que
un peligro ha sido demostrado, incluso si la
naturaleza del peligro no es comprendido
por completo, dice Manolis Kogevinas, un
nante (rbST, también conocida como la
hormona de crecimiento bovina recombi-
nante (rbGH), una versión sintética de una
proteína producida en las glándulas pitui-
tarias del ganado que aumenta la produc-
ción de leche.
La FDA sancionó el uso de rbST en los
Estados Unidos en 1993, mientras que
Salud Canadá eventualmente lo prohibió
en 1999, a pesar de los descubrimientos de
un panel de expertos independiente que
señaló que no había “ninguna razón
biológicamente plausible para la preocu-
pación por la seguridad humana si el rbST
fuese aprobado para la venta en Canadá”,
La única duda señalada por el panel fue un
estudio de la toxicidad oral del rbST en
ratas que resultó en que uno de los ani-
males de prueba desarrolló una respuesta de
anticuerpo a pequeñas dosis.
En su Informe sobre la Revisión de la
Administración de Drogas y Alimentos sobre
la Seguridad de la Somatotrofina Bovina
Recombinante de 1999, la FDA escribió que
“tal respuesta era consistente con la pro-
ducida por un número de proteínas en la
comida y no es necesariamente una indi-
cación de absorción de rbGH intacta.
Como la rbGH produce efectos biológicos
significativos cuando es inyectada en ratas,
este estudio apoyó la incapacidad de la
rbGH de causar efectos biológicos signi-
ficativos luego de una administración oral
incluso en dosis 50 veces mayor que la
usada en inyección”. La FDA sugirió
después que “los revisores Canadienses no
interpretaron los resultados del estudio de
desarrollo. “Esta es la primera vez que
recuerdo que Canadá ha tomado el lideraz-
go sobre un químico en materias de legis-
lación”, dice ella, haciendo notar que con
demasiada frecuencia las políticas
reglamentarias han nacido tras decisiones
tomadas con anterioridad en Estados
Unidos.
Esto también puede haber pasado con
el BPA, agrega ella, pero el Plan de Manejo
de Químicos parece haber dado impulso 
al trabajo de Canadá en este terreno. Gene-
rando una agenda nueva que trasciende el
mandato de los departamentos existentes
de gobierno, este nuevo programa ha apor-
tado al menos un debate importante al
desarrollo.
“El punto de quiebre es la preocu-
pación política pública”, dice McElgunn.
“Cuando aparece la preocupación política
pública, entonces parece que los legis-
ladores pueden tomar acciones. Si no hay
preocupación pública y es sólo científica, es
un problema distinto, desafortunada-
mente.”
Complejidad e Intereses en
Competencia
Desde el punto de vista de Peter
Andrée, científico político de la Univer-
sidad de Carleton, en Ottawa, los actores
gubernamentales incorporarán otros fac-
tores externos a las evidencias científicas a
sus decisiones, a pesar de cuanto respeto
tengan hacia la ciencia pertinente. Así
explica él las discrepancias burocráticas
hacia la somatotropina bovina recombi-
E
l punto de quiebre es la preocupación política pública. Cuando aparece
la preocupación política pública, luego parece que los legisladores
pueden tomar acciones. Si no hay preocupación pública y es sólo 
científica, es un problema distinto, desafortunadamente.
—Bárbara McElgunn, 
Asociación de Problemas del Aprendizaje de Canadá
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epidemiólogo del Centro de Investigación
en Epidemiología Ambiental en Barcelona.
Ese ha sido el caso en Europa, donde el
impacto de la encefalopatía espongiforme
bovina (BSE) continúa resonando. Mientras
miles de animales fueron diagnosticados con
esta condición, los políticos se vieron inicial-
mente defendiendo la seguridad de la carne,
asegurando que la mejor ciencia de esos días
no encontraba repercusiones para la salud
humana. Luego, cuando nuevas investiga-
ciones revelaron que el BSE era causado por
una extraña clase de proteínas llamadas pri-
ones, muchos de estos mismos políticos
tuvieron que hacer un giro público muy ra-
dical, admitiendo que podría existir una
conexión con la salud humana. 
La experiencia con la BSE ha modelado
sin lugar a dudas la perspectiva europea
sobre la regulación de la salud ambiental,
dice Kogevinas. En particular, los legis-
ladores de la CE han adoptado una postura
crítica hacia alegatos asociados con el uso
de organismos genéticamente modificados
(GMOs) en alimentos y en procesamiento
farmacéutico. En 1998, esta situación ame-
nazó con quitar uno de los pilares económi-
cos de Suiza, donde a los votantes se les
ofreció la oportunidad de declarar ilegales
las investigaciones genéticas en plantas y
animales dentro del país. El rechazo de este
referendo fue un espaldarazo para gigantes
farmacéuticos establecidos en Suiza como
Novartis y Hoffman-La Roche, que depen-
den fuertemente de sus habilidades para
desarrollar este tipo de investigaciones. Si se
hubiese aprobado la prohibición, este tra-
bajo y la gente que lo desarrolla probable-
mente habrían migrado a algún otro lugar,
provocando un grave daño a la economía
suiza.
Pero esta decisión de 1998 no puso a
descansar este problema. En el 2005 otro
referendo instaló de forma exitosa una
moratoria de cinco años en el uso de pro-
ductos GMO en la agricultura Suiza.
Aunque esta decisión no afecta directa-
mente al trabajo en laboratorios, organiza-
ciones como la Asociación Suiza de
Biotecnología y la Asociación de Comercio
Suiza han dado a conocer su preocupación
acerca de cómo estas maniobras legislativas
restringirán la libertad de los investi-
gadores, promoviendo una percepción
internacional de su nación como una a la
cual no le agradan las actividades científi-
cas. 
Kogevinas reconoció que el alboroto
sobre los GMO no tiene equivalente en
Norteamérica. Él sugiere que esta distin-
ción refleja una diferencia más fundamen-
tal en el compromiso público, particular-
mente en la manera en que los proce-
dimientos administrativos son ejecutados.
“En Norteamérica se tiene un más estruc-
turado y transparente sistema para contac-
tar instituciones, organizaciones, comu-
nidades”, dice. “Tenemos menos de tradi-
ción en esto que en Europa”. De hecho,
nuevas reglas han abierto las reuniones del
comité de revisiones de la CE que antes
permitíanpoco o nada de acceso público. 
Todavía, dice Kogevinas, después de
mucho tiempo de haber sido excluidos de
tales procedimientos, muchos miembros de
la comunidad científica tienen poco interés
por contribuir al desarrollo de las políticas
públicas, excepto de la manera más técnica.
Esa renuencia puede jugar un papel impor-
tante en las estrategias de los creadores de
las políticas, como Kogevinas descubrió
cuando participó en las complejas delibera-
ciones españolas acerca de la aprobación de
incineradores de basura municipales,
fuente potencial de emisiones de dioxinas.
“El gobierno hace preguntas como si
ellas fuesen realmente científicas, cuando
en realidad son demandas políticas, y a
veces nosotros mismos mezclamos cosas y
tratamos de responder a estas preguntas,
usando criterios estrictamente científicos”,
explica. La pregunta real, dice, no es si las
emisiones de dioxinas deberían ser limi-
tadas a 0.1 ng/m3 o algún otro valor. En
cambio, dice él, “la pregunta es: ¿qué hace-
mos con todos los residuos? La pregunta es
si necesitamos un incinerador en particular
—o cualquier incinerador— como medio
para reducir el desperdicio”.
Relatos Precautorios
Distracciones similares surgen en discu-
siones en los EE.UU., si los participantes
están analizando los incineradores, células
madre, o GMO. Lo que normalmente
determina las conclusiones europeas, de
todos modos, es el compromiso de ajustarse
a un principio conocido como el principio
precautorio.
El principio precautorio —otra manera
de decir “mejor seguro que lamentar”— ha
E
l gobierno hace preguntas como si ellas fuesen realmente científicas,
cuando en realidad son demandas políticas, y a veces nosotros mismos
mezclamos cosas y tratamos de responder a estas preguntas, usando
criterios estrictamente científicos.
—Manolis Kogevinas
Centro para la Investigación en Epidemiología Ambiental
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estado abriéndose camino en las prácticas
reguladoras de los gobiernos desde 1930.
Para 1990, eventos importantes tales
como la Conferencia de la Tierra de Río
de Janeiro comenzaron a plasmar la idea
en lenguaje legal. En 1998, la Red de
Ciencia y Salud Ambiental organizó una
reunión internacional de científicos, filó-
sofos, abogados y activistas ambientales en
el Centro de Conferencias de la Johnson
Foundation Wingspread en Wisconsin,
produciendo esta definición concisa del
principio: “Cuando una actividad genera
preocupación por el daño que puede
causar al medio ambiente o la salud
humana, se deben adoptar medidas pre-
cautorias incluso si una relación de causa y
efecto no está establecida científicamente
por completo”.
Miembros de la Unión Europea
tomaron nota, y en dos años adoptaron una
declaración similar como fundamento para
la regulación ambiental de la CE. El resulta-
do ha impuesto el equivalente jurídico de
“culpable hasta que se demuestre la inocen-
cia” a cualquier fabricante que esté buscando
permiso para introducir un producto al mer-
cado, argumentando que la protección
pública a los daños potenciales es más
importante que los intereses comerciales.
Tal necesidad da cuenta de la distancia
administrativa que separa Europa de los
Estados Unidos, según John Bucher, direc-
tor asociado del Programa Nacional de
Toxicología (NTP), un programa multi-
agencias de toxicología y ensayos ubicado en
el Instituto Nacional de Ciencia de Salud
Ambiental. “El sistema de los EE. UU. ha
evolucionado alrededor de la suposición de
que el gobierno es responsable de proveer
información, o utilizar y actuar sobre infor-
mación proporcionada por la industria, que
sugiera que un químico en particular no
debería usarse en el comercio”, dice. En otras
palabras, la precaución no es impuesta sobre
los intereses comerciales como una suposi-
ción preconcebida; en cambio, los peligros y
riesgos son definidos por el gobierno caso a
caso.
Bucher sugiere que aunque las agencias
reguladoras evalúan los agentes de riesgos de
manera muy similar, ellas podrían prestar
más atención a los casos que aparecen de
mayor prominencia política o social.
Tampoco él y sus colegas pueden modificar
esta tendencia en la NTP, dado que carecen
del mandato de una agencia reguladora y no
pueden definir o evaluar el riesgo como parte
de sus observaciones. “Así que debemos
empujar las cosas en términos de si tenemos
preocupaciones sobre un nivel particular de
exposición humana que esté ocurriendo en la
población”, dice. “Sin embargo, nosotros sí
seleccionamos agentes para evaluación a
través de nuestros programas… que nosotros
consideramos requieren reglamentación por
la agencia.”
La aproximación precautoria utilizada
por los Estados Unidos ha sido detenida por
una pequeña cláusula agregada a una cuenta
de gastos del congreso en el 2001 —dos sen-
tencias sin nombre oficial, pero conocidas
alternativamente como el Acta de la Calidad
de la Información o el Acta de la Calidad de
los Datos. Ésta, aparentemente poco impor-
tante ley, se ha convertido en un argumento
para requerir que las agencias federales opti-
micen “la calidad, objetividad, utilidad e
integridad” de la información que apoye
actividades regulatorias.
Los críticos señalan que este requeri-
miento es una alternativa de escape que uti-
lizan las corporaciones para evitar la imple-
mentación de restricciones a sus productos.
Para Chris Money, autor del libro La Guerra
Republicana sobre la Ciencia editado el 2005,
esta estrategia ha representado “un proceso
complejo y sin precedentes mediante el cual
las agencias gubernamentales deben
enfrentar avalanchas de reclamos sobre la
información, los estudios e informes que
ellos entregan al público. Es el sueño hecho
realidad de los abusadores de la ciencia”.
Por otra parte, cuando la EPA consideró
el potencial de alteración endocrina del her-
bicida atrazina en el 2003, el Acta de la
Calidad de la Información fue invocada
para pedir que se aclararan los métodos
experimentales que estaban siendo usados
pues argumentaron que los efectos provoca-
dos por este agente habían sido observados
en ranas. “La publicación de un artículo de
investigación en una revista científica con
revisión por pares no significa que los resul-
tados han sido aceptados como válidos por
la comunidad científica y que deben ser
considerados confiables para fines
reglamentarios”, argumentan miembros del
Centro para la Efectividad de los
Reglamentos (CRE) en una carta publicada
en el número de enero del 2004 de EHP. 
C
uando una actividad genera preocupación por el daño que puede
causar al medio ambiente o a la salud humana, se deben adoptar
medidas precautorias incluso si una relación de causa y efecto no 
está establecida científicamente por completo.
—Declaración de Wingspread sobre el Principio de Precaución
Enero 1998
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ehp | Mirando Hacia Adentro
El CRE, un grupo autodefinido como
contralor de los reglamentos, aplaudió la
introducción de la legislación ya que la
consideró un freno contra el uso excesiva-
mente entusiasta de resultados de investi-
gación preliminares o incompletos.
Dicho eso, el principio precautorio no
está del todo ausente de los reglamentos de
EE.UU. En el 2000, la FDA envió un
artículo sobre su sistema nacional de
seguridad de los alimentos a la Organi-
zación para la Cooperación Económica y el
Desarrollo, que incluía un anexo ilustrando
el rol que la precaución juega en el sistema.
Este documento señaló varios factores de
ajuste que podían ser aplicados para dar
cuenta de subgrupos más sensibles dentro
de la población estudiada, extrapolación de
efectos crónicos desde estudios de poca
duración, extrapolación desde estudios en
animales a aplicaciones humanas y varia-
ciones dentro de una población humana,
como edad o sexo.
Es más, el aumento de la precaución
puede generar nuevos desafíos que los cien-
tíficos aún no saben cómo enfrentar. A
comienzosdel 2009, el Parlamento
Europeo estaba haciendo los últimos
ajustes a reglamentos que prohíben el uso
de químicos que forman parte de los pesti-
cidas más usados a nivel mundial. Richard
Tren, director de la organización sin fines
de lucro para la Lucha Contra la Malaria en
África, dice que la prohibición obligará a
muchas naciones en ese continente a aban-
donar el uso de esos pesticidas que están
efectiva y seguramente controlando graves
problemas de salud.
“Esto es una victoria para el lobby
ambientalista y una derrota para la ciencia
sólida”, escribió en la edición del 20 de
enero del 2009 del periódico de Vancouver
The Province. “Los reglamentos sensibles
deben evaluar los riesgos generados por los
químicos a los seres humanos y al ambiente
basados en evidencia científica sólida. Los
reglamentos no deben preocuparse sólo si el
pesticida es peligroso en el laboratorio. Es
más importante saber cómo es usado y qué
tan diluido está el ingrediente activo”.
Observadores como McElgunn tienen
otro punto de vista. “La dilución de los tó-
xicos no es una solución, más aun cuando
toda la ciencia y el NOAEL están
disponibles para los aspectos sensibles”,
dice. “Otros podrán argumentar que la evi-
dencia científica sólida debiera incluir tanto
pruebas para evaluar el efecto de bajas dosis
sobre el sistema endocrino y el desarrollo
neurológico temprano, como efectos acu-
mulativos de sustancias que tienen efectos
similares o que producen efectos parecidos”.
Por su parte, Rachel Carson no desesti-
ma el uso de productos químicos, sólo su
uso indiscriminado —y ella transfiere la
responsabilidad de discriminar a los legis-
ladores. Pero sopesar la evidencia científica
para desarrollar adecuadamente esa tarea
no es fácil. De acuerdo a Sarewitz, los legis-
ladores deben lidiar con la cruda realidad
de que no siempre existe una sola forma
segura de usar un compuesto químico,
razón por la cual es tan difícil identificar y
eliminar un tóxico. “Somos bastante sim-
plistas acerca de qué tan fácil es la tarea”,
dice, “tanto en términos de la cuestión de
identificar qué es lo que hacen las cosas, y
los costos y consecuencias de deshacerse de
ellas.”
Tim Lougheed
Artículo original en Environmental Health
Perspectives • VOLUMEN 117 | 
NÚMERO 3 | Marzo 2009 | pgs A104-A110.
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Comprendiendo el Burnout
UNDERSTANDING BURNOUT
Christina Maslach
PhD in Psychology. Professor and Vice Provost, University of California, Berkeley.
ABSTRACT
In recent years, “burnout” has become a popular way to describe the
personal agony of job stress. The evocative imagery of a flame being
reduced to ashes seems to resonate with people’s own experience of a
psychological erosion over time. The initial “fire” of enthusiasm,
dedication, and commitment to success has “burned out,” leaving behind
the smoldering embers of exhaustion, cynicism, and ineffectiveness. The
literary model for this phenomenon, as portrayed in A Burnt-out Case
(1961), is the spiritually tormented and disillusioned architect who quits
his job and withdraws into the African jungle. But much research over
the past 25 years has established that this phenomenon is not merely a
fictional one, and that it is not reserved for rare cases. Rather, burnout is
a fairly common and widespread job experience, which serves as an
indicator of a major disruption in people’s relationship with their work.
Descriptors: BURNOUT, PROFESSIONAL; OCCUPTATIONAL HEALTH;
WORKING ENVIRONMENT; WORKING CONDITIONS; RISK FACTORS;
OCCUPATIONAL RISKS.
¿QUÉ ES EL BURNOUT?
El burnout laboral es un síndrome psicológico que implica una
respuesta prolongada a estresores interpersonales crónicos en el
trabajo. Las tres dimensiones claves de esta respuesta son un
agotamiento extenuante, sentimiento de cinismo y desapego por
el trabajo, y una sensación de ineficacia y falta de logros. Esta
definición es una afirmación más amplia del modelo multidi-
mensional que ha sido predominante en el campo del burnout
(Maslach 1993). 
La dimensión del agotamiento representa el componente de estrés
individual básico del burnout. Se refiere a sentimientos de estar
sobreexigido y vacío de recursos emocionales y físicos. Los
trabajadores se sienten debilitados y agotados, sin ninguna
fuente de reposición. Carecen de suficiente energía para enfrentar
otro día u otro problema, y una queja común es “Estoy aplastado,
sobrecargado y con exceso de trabajo –simplemente es dema-
siado”. Las fuentes principales de este agotamiento son la sobre-
carga laboral y el conflicto personal en el trabajo.
La dimensión del cinismo representa el componente del contexto
interpersonal del burnout. Se refiere a una respuesta negativa,
insensible, o excesivamente apática a diversos aspectos del
trabajo. Normalmente se desarrolla en respuesta al exceso de
agotamiento emocional, en principio auto-protector –un amorti-
guador emocional de “preocupación”. Si la gente está trabajando
muy intensamente y haciendo demasiadas cosas, comenzará a
apartarse, a reducir lo que están haciendo. Pero el riesgo es que
el desapego puede derivar en la pérdida de idealismo y en la
deshumanización. Con el tiempo los trabajadores no están
simplemente creando formas de contención y reduciendo la
cantidad de trabajo, sino que también están desarrollando una
reacción negativa hacia la gente y el trabajo. A medida que se
desarrolla el cinismo, la gente cambia desde tratar de hacer su
mejor esfuerzo a hacer sólo el mínimo. Su desempeño en el
Correspondencia / Correspondence
Christina Maslach
Chancellor's Office
University of California, Berkeley.
200 California Hall.
Berkeley, California 94720 -1500, U.S.A.
maslach@berkeley.edu
Tel.: (510) 642-9594 - Fax: (510) 642-9483
Recibido: 1 de abril de 2009 / Aceptado: 4 de mayo de 2009
RESUMEN
En años recientes, “burnout” se ha convertido en una forma popular de
describir la agonía personal del estrés laboral. La imagen evocadora de
una llama que se está reduciendo a cenizas parece resonar con la propia
experiencia de la gente de una erosión psicológica con el paso del tiem-
po. El “fuego” inicial de entusiasmo, dedicación y compromiso con el
éxito se ha “quemado” (burned out), dejando detrás las brasas
humeantes del agotamiento, cinismo e ineficacia. El modelo literario de
este fenómeno, como se describe en A Burnt-out Case (1961), es el
arquitecto espiritualmente atormentado y desilusionado que abandona
su trabajo y se retira a la selva africana. Pero una abundante investi-
gación en los últimos 25 años ha establecido que este fenómeno no es
meramente ficticio, y que no está reservado para casos raros. Más bien,
el burnout es una experiencia de trabajo bastante común y extendida,
que sirve como un indicador de una alteración mayor en la relación de
la gente con su trabajo.
(Maslach C. 2009. Comprendiendo el Burnout. Cienc Trab. Abr-Jun; 11
(32): 37-43).
Descriptores: AGOTAMIENTO PROFESIONAL, SALUD LABORAL,
AMBIENTE DE TRABAJO, CONDICIONES DE TRABAJO, FACTORES DE
RIESGO, RIESGO LABORAL.
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Artículo de Revisión | Maslach Christina 
trabajo puede reducirse a “¿Cómo termino lo que estoy haciendo,
sigo recibiendo mi sueldo y salgo de aquí?”. Los trabajadores con
cinismo reducen la cantidad de tiempo que pasan en la oficina o
lugar de trabajo y la cantidad de energía que dedican a su
trabajo. Siguen desempeñándose, pero haciéndolo al mínimo, por
lo tanto la calidad de ese desempeño disminuye. 
La dimensión de la ineficacia representa el componente de auto-
evaluación del burnout. Se refiere a los sentimientos de incom-
petencia y carencia de logros y productividad en el trabajo. Este
sentido disminuido de autoeficacia es exacerbado por una
carencia de recursos de trabajo, así como por una falta de apoyo
social y de oportunidadespara desarrollarse profesionalmente. La
gente que experimenta esta dimensión del burnout se pregunta,
“¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy aquí? Quizás este es el
trabajo equivocado para mí”. Esta sensación de ineficacia puede
hacer que los trabajadores con burnout sientan que han cometido
un error al elegir su carrera y a menudo no les gusta el tipo de
persona en que ellos creen que se han convertido. De este modo,
llegan a tener una consideración negativa de ellos así como de
los demás.
A diferencia de las reacciones de estrés agudo, que se desarrollan
en respuesta a incidentes críticos específicos, el burnout es una
reacción a la contante acumulación de estresores ocupacionales
en curso. Con el burnout, el énfasis ha estado más en el proceso
de erosión psicológica, y los resultados psicológicos y sociales de
esta exposición crónica, más que simplemente en los físicos.
Debido a que el burnout es una respuesta prolongada a los estre-
sores interpersonales crónicos en el trabajo, tiende a ser bastante
estable con el tiempo. Diferentes factores en el lugar de trabajo
son predictores de las diferentes dimensiones del burnout, pero
las tres dimensiones deberían ser examinadas a fin de obtener
una buena idea de lo que está ocurriendo cuando los trabajadores
experimentan este fenómeno.
El burnout es un problema que surgió primero en trabajos de
cuidado y servicio humano, tales como cuidado de salud, salud
mental, servicios sociales, el sistema de justicia criminal, profe-
siones religiosas, orientación, y educación (Maslach 1982). Todas
estas ocupaciones comparten un punto central de proporcionar
ayuda y servicio a gente necesitada, en otras palabras, el aspecto
principal del trabajo es la relación entre el proveedor y el que
recibe. Este contexto interpersonal del trabajo significó que, desde
el principio, el burnout fuese estudiado no tanto como una
respuesta individual al estrés sino también, en términos transaccio-
nales, respecto a las relaciones existentes de un individuo en el
lugar de trabajo. Además, este contexto interpersonal centró la
atención en las emociones del individuo, y en los motivos y valores
que subyacen en su trabajo con los receptores. Las relaciones tera-
péuticas o de servicio que los cuidadores o proveedores desarrollan
con los receptores exigen un nivel permanente e intenso de
contacto personal y emocional. Aunque tales relaciones pueden ser
gratificantes y adaptativas, también pueden ser bastante estre-
santes. Dentro de tales ocupaciones, las normas prevalecientes se
circunscriben a ser desinteresado y poner primero las necesidades
de los otros; trabajar muchas horas y hacer lo que sea necesario
para ayudar a un cliente o paciente o alumno; hacer un esfuerzo
extra y dar todo de sí. Además, los ambientes organizacionales para
estos trabajos están conformados por diversos factores sociales
políticos y económicos (tales como financiamiento de reducciones
o restricciones de política) que derivan en ambientes de trabajo de
elevada exigencia y bajos recursos.
Recientemente, en la medida que otras profesiones se han vuelto
más orientadas al servicio personal del cliente, el fenómeno del
burnout se ha hecho cada vez más pertinente para estos trabajos
(Maslach y Leiter 1997). Se han efectuado nuevas investigaciones
con muestras de participantes en esta gama más amplia de
ocupaciones, pero el grueso de los resultados de la investigación
acerca del burnout se sigue basando en muestras de cuidado de
salud, educación y servicios humanos (Maslach et al. 1996;
Schaufeli y Enzmann 1998).
Aunque el burnout ha sido identificado principalmente como un
fenómeno en el mundo del trabajo, la importancia del contexto
social y las relaciones interpersonales para el burnout sugiere que
éste podría ser pertinente para otras áreas de la vida. En realidad,
varios autores han aplicado el concepto de burnout a la familia.
El burnout ha sido empleado para analizar la relación entre
padres e hijos (Procaccini y Kiefaber 1983), y la relación entre los
miembros de un matrimonio (Pines 1996). 
EL IMPACTO DEL BURNOUT EN EL TRABAJO
¿Por qué deberíamos preocuparnos del burnout laboral? No es poco
frecuente que los gerentes de las organizaciones le resten impor-
tancia al hecho que los empleados se sientan estresados y quemados
(burned out) (Maslach y Leiter 1997). La opinión general es que si
los trabajadores están teniendo un mal día, entonces ése es su
problema personal, no es una preocupación importante para la
organización. Sin embargo, los tipos de problemas identificados
tanto por los investigadores como los profesionales, sugieren que el
burnout debería en realidad ser considerado una preocupación
importante porque puede tener muchos costos, tanto para la orga-
nización como para el empleado. La investigación ha descubierto
que el estrés laboral es predictor de un menor rendimiento en el
trabajo, problemas con las relaciones de familia y mala salud, y
algunos estudios han demostrado hallazgos equivalentes en el
burnout laboral. 
De primordial interés para cualquier organización debería ser la
mala calidad del trabajo que un empleado que sufre el burnout
puede producir. Cuando los empleados cambian su desempeño,
estándares mínimos de trabajo y mínima calidad de producción en
vez de desempeñarse al máximo, cometen más errores, se ponen
menos minuciosos, y tienen menos creatividad para resolver
problemas. Por ejemplo, un estudio descubrió que las enfermeras
que experimentan niveles más elevados de burnout estaban propor-
cionando, según sus pacientes, un nivel más bajo de cuidado (Leiter
et al. 1998), mientras que otro estudio descubrió que los oficiales de
policía con burnout reportaban más uso de violencia en contra de
civiles (Kop et al. 1999). 
El burnout ha sido asociado con varias formas negativas de
respuestas al trabajo, incluyendo insatisfacción laboral, bajo
compromiso con la organización, absentismo, intención de dejar el
trabajo, y rotación de trabajo (Schaufeli y Enzmann 1998). Las
personas que están experimentando burnout pueden tener un
impacto negativo en sus colegas, ya sea ocasionando mayores
conflictos personales, o alterando las tareas del trabajo. De este
modo, el burnout puede ser “contagioso” y perpetuarse a través de
las interacciones informales en el trabajo. Cuando el burnout
alcanza la etapa de cinismo alto, puede derivar en un mayor ausen-
tismo y rotación. Los empleados que padecen burnout hacen el
mínimo, no se presentan con regularidad, dejan el trabajo
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temprano, y abandonan sus trabajos en mayor medida que los
empleados comprometidos. 
La relación de la salud personal con el estrés humano ha estado
siempre en el centro de la investigación del estrés. Éste siempre ha
mostrado un impacto negativo tanto en la salud física (especial-
mente problemas cardiovasculares), como en el bienestar psicoló-
gico. La dimensión del estrés individual del burnout es el agota-
miento, y, como uno pronosticaría, esa dimensión ha sido correla-
cionada con diversos síntomas físicos del estrés: dolores de cabeza,
desórdenes gastrointestinales, tensión muscular, hipertensión,
episodios de resfrío/gripe, y alteraciones del sueño (Leiter y Maslach
2000a). 
El burnout también ha sido vinculado con la depresión, y ha habido
mucho debate acerca del significado de esa vinculación (Maslach y
Leiter 2005). Una suposición común ha sido que el burnout causa
disfunción mental, es decir, precipita efectos negativos en términos
de salud mental, tal como depresión, ansiedad, y baja autoestima.
Un argumento alternativo es que el burnout no es precursor de la
depresión, pero es, en sí mismo, una forma de enfermedad mental.
La investigación más reciente sobre este tema indica que el burnout
es realmente distinguible de la depresión clínica, pero que parece
que se relaciona con los criterios de diagnóstico para la neurastenia
relacionada con el trabajo (Schaufeli

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